Hola de Nuevo a todas ustedes –se agacha para que los cuchillos no le atraviesen el cráneo- sé que me odian... No espero menos, pero antes de que lean este capítulo me gustaría que me entendieran... Aunque sé que es difícil, solo les digo que pase un mal momento y sé que no es excusa, pero prometo que no volverá a pasar, por ahora solo les pido que si de repente todo en la historia comienza a ser un desorden fatal y parece que se torna deprimente, o dramático de golpe, me lo digan.

Créanme lo necesito, sería de gran ayuda.

Las quiero muchísimo a todas las que leyeron, comentaron y tomaron en cuenta esta historia.

Cuídense mucho

Capítulo 2: Boom Gift

"Regalo Sorpresa"

― ¿Cómo se supone que llego esa criatura a la mitad el Bosque Prohibido?― la profunda voz resonó dentro de la oficina y todos se detuvieron.―Estoy esperando una explicación, Señor Malfoy... Señorita Granger...su mirada se alternó entre ambos premios anuales y ninguno se atrevió a decir palabra, por el contrario, tras ellos, Astoria había comenzado a hablar.

―Profesora yo tuve la culpa―Hermione la miro atónita y estaba a punto de interrumpirla, cuando McGonagall le hizo el favor.

― ¿Usted Señorita Greengass? ¿Acaso usted trajo a un Colacuerno Húngaro a visitar Hogwarts?― el tono disimuladamente sarcástico de la Directora solo sirvió para despertar la serpiente dentro de la menor de los Greengass, que de inmediato se acercó a la directora.

―Yo no traje a nadie a conocer Hogwarts, Directora McGonagall, pero si me dejara explicarle como ocurrió todo, tal vez usted acabe de en...

Un par de chispazos se oyeron detrás interrumpiendo a la Slytherin, un chico salía de las llamas verde esmeralda, seguido de cerca por otro.

Ambos tosían y sacudieron sus túnicas azules, antes de levantar la vista.

― ¡Hermione!― se acercaron a la chica con preocupación y sin captar en las otras personas presentes, comenzaron a atosigarla a preguntas.

― ¿Qué haces aquí?

― ¿Te paso algo?

― ¿Estas herida?

― ¿Te a...?

McGonagall se aclaró la garganta y de inmediato los dos chicos del Trío Dorado se dieron cuenta de que tenían compañía.

― ¡Ginny, Luna!―exclamo Harry y de alguna extraña manera, Ginny resopló.

―Si, aquí hemos estado siempre ―soltó con un sarcasmo que su hermano y su exnovio parecieron no notar.

― ¿Qué les hiciste, Malfoy?―dijo Ron sacando su varita y apuntando al chico, que parecía una estatua, como si Ron no existiera, ignorando la mueca rabiosa que este le dedicaba.

― ¡Ron!―le llamo Hermione y lo jaló de la túnica.―El n-no me hizo nada―le dijo con las mejillas rojas de vergüenza; su mente brillante al fin parecía estar controlada.

― ¡Basta...!―todos quedaron en un silencio sepulcral, y la directora prosiguió―Me gustaría que ustedes dos me explicarán que hacen aquí.

―Venimos del Ministerio―Harry tomo aire y continuo― Encontraron esto entre los restos del bosque... y creo que le interesará saber que es―el azabache había sacado un pequeño cofre mientras hablaba y lo había colocado sobre el escritorio.

Dentro de él, estaba la cadena plateada, con las dos mitades de la esfera de Aferes.

Draco ahora sí que parecía mármol, estaba más pálido de lo normal.

― ¿Y que se supone que es, Potter?―pregunto la animaga exprimiendo las ultimas gotas de su paciencia.

―Es una de las 28 esferas de Aferes―los ojos de la Directora se abrieron con sorpresa y de inmediato atrajo el cofre hacia ella, con cuidado observo las partes, sin tocarlas y dejo que ambos chicos siguieran hablando.

–Cada antigua familia de sangre pura poseía una de estas esfera―comenzó Ron, aun con la varita en la mano―Eran los Grandes 28... Mi bis abuelo destruyó la que mi familia poseía, con suerte, su patronus era un león y no hubo ningún peligro cuando paso... Salvo... que perdió una mano...

Harry miro a su mejor amigo con seriedad y este dejo de parlotear.

―Debe saber profesora McGonagall que en esta sala, solo dos de nosotros pertenece a una familia de los "Grandes veintiocho"...―Harry bufó―Uno es Ron... y el otro, es Malfoy.

Por segunda vez en el día, todas las miradas se dirigieron al chico, este parecía inmutable y solo dejo viajar sus ojos grises hasta McGonagall.

― ¿Es eso verdad, Señor Malfoy?―pregunta ella.

―Sí, profesora―afirmo de manera neutra.

― ¡No puedes mentir, Mal...!― Ron se detuvo― ¿Qué dijiste?

Los Slytherin rodaron los ojos, mientras Ginny tosía disimulando una risa.

― ¿Y usted lanzo su esfera al bosque prohibido?―siguió la profesora, ignorando el altercado.

—No, profesora... Fue Granger―su tono no había cambiado nada, pero dentro de él, su deseo de venganza se regocijaba en su punto máximo.

― ¡Eso es mentira, Malfoy!―dijo Harry indignado.

―Numero 1, Querido Potter, tu no estuviste aquí y número 2, porque no se lo preguntas a tu amiguita―los fríos ojos acero brillaron y Harry miro a Hermione, sorprendido.

― ¿No lo hiciste, verdad?—pregunto Ron suplicante.

―No... Yo, no sabía que...― la chica intento explicarse, pero tantas miradas sobre ella acabaron con sus nervios,

―Tú lo hiciste―dijo Ginny lo suficientemente fuerte como para que McGonagall...y todos, la oyeran.

― ¡Pero el me hechizo primero!― se defendió Hermione, sin saber que su acusación se derrumbaría en un instante.

―No fue el, fui yo Granger―Los ojos miel de la chica amenazaron con salirse de sus órbitas, mientras la de cabello cobrizo continuaba hablando.―Ni siquiera sabía que estabas ahí, estaba jugando con mi varita y sin querer se me escapo un hechizo... ―Astoria tomó aire y continuo―Iba a pedirte disculpas, cuando me lanzaste a diez metros de ti y me partirse la cabeza en una roca―termino, con las mejillas rojas. Tras ella, sus compañeros de casa la miraban complacidos, aunque Pansy parecía seguir de un enfermizo color blanco.

―No puedo creerlo―dijo McGonagall con ingrata sorpresa― ¿Usted, Señorita Granger? ¿Acaso no pudo escuchar a la Señorita Greengass antes de he hechizarla? ¿Qué no pudo tener un poco de juicio?― la directora parecía querer continuar, cuando vio que por el rabillo del ojo como los cuidadores luchaban contra la bestia, que acababa de despertarse.

Inmediatamente se puso de pie y miro al grupo frente a ella, 5 Slytherin's, Una Revenclaw y dos Gryffindor's,

Demasiadas personas.

―Granger, Malfoy, Lovegood, Nott quédese aquí... Los demás pueden irse...― todos se giraron hacia las puertas, cuando la directora continuo― Greengass le recomiendo ir a ver a Madame Pomfrey y lleve a Parkinson con usted, no se ve muy bien... ¡Los demás a sus salas comunes, mañana sabrán cuál es su castigo!

-¿NOS CASTIGARA A TODOS?― dijo Blaise escandalizado.

―Sí, Señor Zabini, porque le recuerdo que ustedes también siguieron con la pelea, y que si no lo hubieran hecho, la mitad del bosque prohibido no estuviera incendiado en este momento,

Nadie más intervino, solo comenzaron a salir en silencio y sin cruzar palabra. Pansy, Astoria y Ginny tomaron el camino hacia arriba; las dos primeras a la enfermería, un par de pisos arriba. Y la pelirroja a la Torre de Gryffindor, en el último piso.

Por otro lado, Blaise realizaba un silencioso recorrido hacia su sala común, sin hacer ni un solo gesto, pero con una preocupación inmensa por lo que les esperaba.

OoOoO

McGonagall volvió a su escritorio y se apoyó en el antes de levantar la vista hacia el reducido grupo.

―Está bien―dijo suavemente, y de alguna manera u otra todos los presentes pensaron que el desastre podría estar de todo, menos bien,― Primero, Malfoy sería muy útil que usted cerrara esa esfera y metiera ese dragón dentro antes de que nos mate a todos,

―Como usted diga, directora—murmuro con ironía el Slytherin, camino lentamente hacia el escritorio y tomo ambas partes de la esfera, la unió y ya unida la coloco sobre la mesa, saco su varita y apunto a su mano.

Vocare Sanguinem—un fino rayo rojo salió de su varita y atravesó su mano como una navaja, varias gotas de sangre golpearon la esfera y un brillo plateado pareció consumirlas cuanto tocaban el material, las rajaduras comenzaban a desaparecerse y fuera la criatura comenzaba a volverse transparente, hasta perderse en una neblina brumosa.

La Esfera se habia cerrado, en silencio Draco realizo el contrahechizo y cerro la herida, sin dejar ni un solo rastro de esta.

— ¿Qué clase de invocación maligna ha sido esa?—exclamo Ron con horror.

— No ha sido una invocación maligna, Weasley, solo que es esa la forma de cerrar la esfera—le respondió Theo, antes de que Draco saliera con alguna respuesta que terminara por mandarlos derechito a la mitad del Océano Indico.

Delante la directora aun miraba por el ventanal pensando seriamente en enviar un patronus al equipo de Aurores y Cuidadores que se frotaba los ojos copiosamente creyendo haberse vuelto locos.

Mientras tanto, los adolescentes dentro parecían cada quien ocupado en sus pensamientos. El trío de oro se miraba en silencio, los dos Slytherin's observaban como los directores en los cuadros fingían dormir y Luna había comenzado a pasear por el despacho observando las cosas que habían en las paredes y estantes.

Alguien carraspeo, llamando la atención de todos, incluida la directora, lo extraño era que no había nadie más en el despacho.

―Es un gusto volver a verlos―todos los presentes sintieron como sus estómagos se encogían, en una sensación de lo más desagradable.

―P-Profesor D-Dumbledore―saludo la actual Directora ligeramente pálida.

―Querida Minerva, oí a los demás cuadros hablar sobre el lamentable hecho de esta tarde...

Hecho que supongo implica a estos jovencitos―nadie respondió nada, el anciano solo rio desde su cuadro y a su lado se oyó un ruido.

Harry frunció el ceño, Snape estaba fingiendo estar dormido.

―Tomaré eso como un si, pero ahora creo que muchos de nosotros queremos escuchar una explicación... ―Hermione y Draco tomaron aire a la par, pero antes de que comenzaran a hablar, McGonagall les interrumpió.

―Me gustaría que fueran el Señor Nott y la Señorita Lovegood los que nos contarán lo que sucedió—dijo fríamente, Dumbledore sonrió con interés y se acomodó en su sillón en cuanto

Luna comenzó a hablar.

OoOoO

Habia pasado cerca de media hora cuando el Slytherin y la Revenclaw acabaron de narrar lo que había pasado, McGonagall parecía haberse quedado sin labios y sus cejas estaban casi una sobre otra.

― ¿Sabe usted Señorita Granger, que la Señorita Parkinson posiblemente tenga una neumonía que la retire de clase un par de semanas?―Ron disimulo una risa sin éxito y la directora lo miro imperceptiblemente― ¿Sabe usted, que pude haber matado a Astoria Greengass, que por cierto tiene la misma edad que su hermana Señor Weasley? ¡¿Sabe qué diablos hubiera pasado si él señor Malfoy hubiera decidido soltarla al fondo del lago?!

Hermione miraba el suelo, dentro de ella se mezclaban miles de sentimientos, tristeza, vergüenza, frustración, culpa... Todo lo que habia intentado evitar a toda costa siendo más joven, pero solo se daba cuenta en ese momento de que se habia guardado la mayoría de esos malos sentimientos al punto que habia explotado al mínimo roce.

Ahora la voz de todos le llegaba como un suave murmullo en sus oídos, quería salir corriendo y encerrarse en la torre de Premios Anuales y gritar todo lo que pudiera, sola... Como lo había hecho siempre.

Quería olvidarse por un segundo de lo que había hecho y fingir que había sido un mal sueño, pero todo era tan real que dolía darse cuenta de ello.

Suspiro cuando todos comenzaron a salir de la sala, ante las últimas palabras de McGonagall, les citaba mañana a las 8:30 am en el Gran Comedor.

Eso fue todo, o en ese momento lo fue.

OoOoO

Solo se despidió de Theo antes de comenzar a caminar rumbo a la Sala de Premios Anuales, tomo el camino más rápido que encontró, iba mirando al frente, pero sin ver nada en realidad.

Su mente parecía vagar lo suficientemente lejos de ese lugar y quizá fue por eso que al llegar al cuadro ni siquiera se fijó en si alguien más venia o si había alguien viéndole, simplemente dijo la contraseña y la entrada apareció.

― ¡Espera, Malfoy!―se detuvo un instante al oír la voz tras él y con rapidez, detuvo el cuadro.

Hermione estaba sin aliento, con el pelo aún más enmarañado de lo normal y las mejillas rojas.

Sin embargo, su mente era consiente de todo a su alrededor.

Comenzó a caminar más lento y cuando se dio cuenta de que Malfoy aun sostenía el cuadro para que pasase abrió ligeramente los labios.

Nunca lo admitirá en voz alta, pero Draco Malfoy parecía desprender elegancia en ese tipo de gestos, sus modales parecían ser de alguna manera parte de el y ese le sorprendía, en especial luego de lo que había sucedido ese día.

―Granger, sé que me encuentras muy atractivo, pero sería mejor que admiradas mi belleza dentro de la sala común―Hermione rodó los ojos, la elegancia a Malfoy le duraba cinco segundos, y con ella solo eran dos.

―Quiero que sepas Malfoy que lo único atractivo que en encuentro en ti, es el espacio vacío que dejas al irte―el chico sonrió de lado al ver como Granger bufaba airada al entrar a la sala.

―Oh, vamos inmunda sangre sucia... ¿No crees que me merezco una disculpa?―dijo en un tono burlón y altivo, que hizo que las mejillas de la chica enrojecieran de ira.

―Lo siento, Malfoy...―comenzó dulcemente―. ¡Pero lo único que tú mereces es irte al infierno!

Hermione espero dos segundos para la respuesta del rubio, pero esta no llego como ella lo esperaba. Sintió que el la empujaba contra el cuadro que se había cerrado hace un momento y el pomo se incrustada en su espalda.

―Ten cuidado con lo que dices, Granger―le susurró el chico, Hermione sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal, como lo había hecho antes de que cayeran al lago esa tarde. Pero en ese momento era más consiente de cómo se sentía.

Era tan extraño.

―Aléjate, hurón sin cerebro―dijo empujándole, el chico volvió a sonreír sarcásticamente, y la castaña sintió que él sabía algo que ella no.

―Come tú digas, pequeña impura—él le dio la espalda y comenzó a caminar, pero antes de tomar le pasillo de la izquierda hacia su habitación, giro sobre sus talones y dijo:

―Y por cierto, sabelotodo... Feliz Cumpleaños―saco algo de su bolsillo y lo lanzo hacia el sofá, luego giro por el pasillo y desapareció, dejando a Hermione con los ojos desorbitados.

Por un momento la chica dudo en tomar la pequeña caja forrada en papel brillante y plateado, pero finalmente su curiosidad tomo el control y desenvolvió el paquete en un segundo, era una cajita de terciopelo negro, intento abrirla, pero antes de que pudiera esta comenzó a duplicar su tamaño, hasta que ella tuvo que tomarla con ambas manos.

En ese momento, Hermione levanto el broche plateado y abrió la caja,

Desde el pasillo Draco estaba oculto tras el muro de piedra y cuanto vio a Hermione abrir la caja, tomo la cámara mágica de uno de sus bolsillos.

Se oyó algo parecido a un chasquido y Hermione solo pudo ver como unas extrañas cosas de colores se le pegaban a la cara y la ropa.

Una nota en pergamino cayó frente a ella, solo con unas cuantas palabras sobre ella.

"Mírate en un espejo"

La ojimiel sintió que el alma se le caía a los pies y en ese momento corrió a su habitación y en cuento se encontró con si misma frente al vidrio un grito de horror escapo de sus labios.

― ¡Tú no tendrás descendencia, Malfoy!

La joven Gryffindor hecho a correr hacia el pasillo izquierdo cuando cinco flashes seguidos la cegaron, dejándola inmóvil...

Segundos después o único que se oyó fue un portazo y como Draco Malfoy parecía no poder respirar de la risa.

OoOoO

Apenas a las cinco de la mañana del día siguiente, la castaña entro a la Sala Común de Gryffindor y subió sigilosamente hasta la habitación de chicas de séptimo, cerro la puerta suavemente y dio dos pasos dentro.

Muy por el contrario de lo que cualquiera hubiera hecho siendo domingo, ella hizo todo el ruido que pudo, hasta que Ginny despertó y luego de verla se froto los ojos tres o cuatro veces.

Delante suyo una imagen extraña parecía no desaparecer, había una persona con una melena amarillo patito con lo que parecían ser puntos verde lima y un lazo rosa para bebe. Que traía un vestidito hasta las rodillas con pequeños dibujos de leones en un rojo brillante, con un fondo violeta, además, de unas pantimedias azul chillón con dibujitos de ratones en naranja fluorescente y unos zapatos de dormir de conejitos rosas que se veían sencillamente ridículos.

Y eso sin contar con el maquillaje de niña de cinco años...

Y las mangas de exagerados bobos fucsia...

Y que era...

― ¡Demonios! ¡¿HERMIONE?!

La pelirroja salto de la cama y sus ojos se desorbitaron.

― ¡¿Qué te ha sucedió...?!

― ¡Silencio, Ginny!―grito en susurros la... ex-castaña.

La menor de los Weasley respiro hondo y repitió su pregunta.

― ¿Qué te paso? ¿Abriste uno de los regalos de Fred y George?

―Me lo dio Malfoy―dijo adquiriendo un tono rojo que no favorecía a su nuevo maquillaje.

― ¿Y lo abriste...? Espera... ¿MALFOY? ¿Él sabía que era tu cumpleaños?

—Eso no es importante ahora―dijo desesperada la leona y antes de que su amiga respondiera, continuo―No puedo quitarme esto... Y no iré a ver a McGonagall así...

―Se parecen mucho a las Bombas de Regalo... George las invento y la probó con Percy el mes pasado... estuvo encerrado en su habitación unas horas―dijo muy lentamente.

― ¿Cuántas?―pregunto Hermione a punto de tener un ataque de pánico.

― ¿Doce...?―dijo la pelirroja dudosamente.

OoOoO

Las palabras estallan y se repiten en su cabeza...

Él es un Malfoy, ni bueno ni malo, ni culpable ni inocente...

No es lo suficiente para ninguno de los dos.

Los ojos de su padre, la indiferencia, le golpean como látigos... Se siente como un niño

Gritos, desesperación, su madre corre y el solo la sigue, debe detenerse...debe despertar...

Lo necesita"

Salto de la cama como si le hubiera caído un cubo de agua helada en la cabeza y se pasó las manos por el rostro, no quería pensar en lo que habia soñado, así que en silencio dirigió su mirada a su muñeca, el reloj mágico brillaba en la penumbra y al verlo la adrenalina estalló en las venas del rubio.

8:25 am

Corrió las cortinas y mientras se duchaba se comenzó a lavarse los dientes, en cinco minutos estaba fuera anudando sus zapatos con una mano y abotonando su camisa con la otra, mientras buscaba su insignia de premio anual entre las cosas de su escritorio.

Cinco minutos más y se colocaba el cabello mojado hacia atrás frente a espejo, para después correr como alma que lleva al diablo, dos minutos más y se encontraba en las puertas del Gran Comedor, con el porte de siempre y un gesto inmutable.

Nadie en sus cinco sentidos, podría imaginar que Draco Malfoy había tenido pesadillas y menos que se hubiera despertado hace doce minutos, era ciertamente impensable.

En el Gran Comedor, las cuatro mesas habían sido apiladas a los costados y había varias sillas al centro del lugar, pero eran demasiadas para los ocho estudiantes que tendrían que cumplir el castigo,

En los asientos estaban sentados Theo, Blaise, Astoria, Pansy y Luna, no había ni rastro de las dos Gryffindor, pero si de McGonagall que acababa de entrar seguida de un tumulto de alumnos de séptimo año, todos en realidad,

Tomaron asiento en una ola de murmullos, pero aun así sobraban cuatro sillas, y la directora frunció el ceño ante esto.

―Señor Malfoy, ¿Qué le ha sucedido a la Señorita Granger?

―Con todo el respeto que se merece profesora, No soy la niñera de Granger―en su cabeza el rubio tenia un ataque de risa al recordar la imagen de la chica, imagen que tenía celosamente guardada en el fondo de su baúl, baúl que podía comerle las mano a quien intentara abrirlo sin los hechizos de desbloqueo.

La directora resopló, furiosa y sin prestar atención a las miradas curiosas, camino hacia las puertas del comedor y salió.

― ¿Qué crees que hagan todos ellos aquí?―pregunto Blaise en un susurró.

―No tengo idea, Blaise... Pero supongo que algo se le ocurrió a Mcgonagall―le dijo Theo en voz muy baja.

Pasaron varios minutos en los que los murmullos iban y venían por toda la sala, hasta que la profesora entro en el lugar, con las dos chicos tras ella, Hermione con la túnica tapándole desde el cuello hasta los talones, con el rostro enrojecido y el cabello castaño, pero con mechones amarillos y verdes que había intentado ocultar de todas las maneras existentes.

Ambas se sentaron en dos sillas vacías de la primera fila, Hermione junto a Ginny, y esta junto a Draco, una mirada homicida fue dirigida a este, que se giro a verlas con petulancia.

― ¿Te gusto el regalo, Granger?...Los hermanos de la comadreja me lo vendieron por un módico precio de 5 galeones...

―Serás imbécil―gruño Ginny apunto de abofetearlo.

Sin embargo, una mirada de advertencia dirigida por la animaga desde la tarima, basto para que mirara al frente, mordiéndose las mejillas.

―Buen Día a todos... la razón por la que están aquí es muy simple, debo informarles que a partir de ahora todos ustedes comenzaran con un proyecto sugerido por el Profesor Dumbledore, que a pesar de permanecer en su cuadro, les envía su cordial saludo y muchísima suerte.

Una ola de murmuraciones se alzó y se apagó rápidamente, la profesora continuó.

—Primero que nada quiero que sepan que este proyecto ha sido cuidadosamente planeado y se pondrá en práctica debido a que los lamentables hechos del día de ayer me demuestran que ni siquiera la guerra ha podido acabar con algunas rivalidades.

Su mirada se dirigió a los estudiantes de la primera fila, y estos temblaron, si esto había sido idea de Dumbledore solo podrían esperar algo doloroso, ridículo o humillante...o algo doloroso, ridículo y humillante.

―Sin embargo, antes me gustaría informarles que habrá dos reintegraciones a séptimo año, debido al pedido de estos dos estudiantes, que me han informado muy amablemente que volverán a formar parte del programa estudiantil... ―varias personas contuvieron la respiración, y de repente dos personas salieron de la puerta del fondo de la sala.

Todos parecían haber recibido un Petrificus, que se quitó en un segundo en el cual se alzaron miles de voces al mismo tiempo, sillas moviéndose y gritos por todos lados,

― ¡A SUS LUGARES!― se hizo el silencio en la sala, todos volvieron a sentarse, dejando ver a los dos estudiantes nuevos –o no tan nuevos- del curso.

― ¿Qué se supone que paso con la Academia de Aurores?―pregunto Hermione a sus dos amigos, que se habían entado totalmente rojos en sus sillas.

—No estamos preparados para ello―dijo Ron, todos los que lo oyeron rodaron los ojos.

―No dijiste eso en vacaciones, Ron―susurró Luna riendo entre dientes.

Harry tosió y comenzó a hablar, intentado defender a su amigo.― Nos dimos cuente de que todos sabían más cosas que nosotros,

―Eres mal mentiroso, Potter―dijo Blaise metiéndose en la conversación.

―Lo que sucede es que no pueden vivir sin Granger más de dos horas sin asarse las neuronas―murmuro Draco lo suficiente alto para que lo oyeran en toda la fila.

Muy por el contrario de lo que Hermione hubiera esperado, sus mejores amigos no respondieron, simplemente enrojecieron aún más, ella sonrió un poco arrogantemente.

Ósea que Malfoy había dado en el clavo.

La voz de la Directora interrumpió la charla, y todos volvieron a mirar al frente.

—...es así como con la colaboración de todos los maestros daremos comienzo al proyecto de "Educación Familiar", este consistirá en que todos ustedes, estudiantes de séptimo año quedaran formados en equipos...

Se alzaron preguntas y reclamos, que se apagaron ante la amenazadora mirada que dirigió la directora.

―Sus dudas serán respondidas luego, con respecto a los equipos, están formados... A continuación leerse a lista, quiero que cada grupo se dirija en silencio hasta aquí y tome una de estas hojas...― se detuvo y tomo unos pergaminos de sobre la mesa de profesores―:..Cada una contiene un maña distinto, este les llevara a la que será su casa por los siguientes meses, la contraseña se encuentra en la esquina inferior derecha... ¿Alguna pregunta?―todos en la sala estaban ligeramente shockeados, de manera que nadie atino a preguntar nada.

―Entonces, empecemos...–McGonagall tomo una lista y comenzó a leer―

Hanna Abbott, Dean Thomas, Padma Patil, Neville Longbotton... pasen al frente

Los cuatro chicos se dirigieron al lado derecho y se miraron entre ellos con alivio.

McGonagall llamo a dos chicos de Slytherin, una Huffelpuff y una Revenclaw―Segundo grupo a mi izquierda― la directora continuó llamando a los equipos, algunos se miraba con recelo, otros con amabilidad... Pero la lista pareció acabar y los diez adolescentes de la primera fila se quedaron sentados.

―Ultimo equipo conformado por: Astoria Greengass, Blaise Zabini, Draco Malfoy, Ginny Weasley, Harry Potter, Hermione Granger, Luna Lovegood, Pansy Parkinson, Ron Weasley y Theodore Nott.

―Pero todos los equipos son de cuatro―dijo Hermione atónita.

―Si Señorita Granger, pero ustedes son diez, así que el profesor Dumbledore me dio la gran idea de que este proyecto lo podían trabajaran en convivencia todos ustedes. Sin objeciones.

—La ha poseído Umbridge—susurro Ron horrorizado, pero todos lo mataron con la mirada, no habia sido Umbridge... Solo habia sido Dumbledore y sus, para nada, fantásticas torturas ideas

―Ahora que todos los equipos están formados, tendrán una semana para conocerse, para aprender a convivir como una familia, se mudaran hoy mismo, ya que las pertenencias de cada uno ya se encuentran en sus nuevas casas, por ahora pueden irse y quiero que en una semana están aquí de nuevo...—la animaga parecía no tener nada más que decir, cuando un dato le llego a la cabeza y se giró hacia los estudiante— Oh y cabe informarles, que la evaluación de este proyecto afectara directamente las calificaciones en sus EXTASIS.

Y si antes de lo dicho, algún estudiante no quería desaparecer de la faz de la tierra... en ese momento lo hacía, desde lo más profundo de su alma.