Resumen:

En que el equipo hace preguntas al dúo freak y Yachi es una mánager excelente.

Notas:

Como siempre, gracias por el apoyo y los mensajes hilarantes/dulces/brutalmente mal escritos. Aprecio cada uno de ellos.

Si hallan algo raro en el texto (palabras pegadas, etc) por favor avísenme, porque mi mouse anda con maña.


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Capítulo 10: Corrector

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—¿Qué? —dijo Tanaka, resoplando una risilla—. ¿Te molestó?

Shouyou se enfureció.

—No.

—Deberíamos ir a practicar —dijo Daichi—. La mitad del equipa ya está en el gimnasio...

—Puede ser un mal momento —respondió Sugawara posando una mano sobre su hombro—. Adelántate.

Daichi asintió y se fue. Shouyou se preguntó por qué se veía tan tranquilo y poco sorprendido, hasta que recordó a Kageyama diciéndole que de seguro Daichi ya sabía. Miró a Kageyama, preocupado de cómo interpretó la situación, si quería matarle ahora que había soltado la verdad.

Kageyama se veía como verde, imposible de matar a nadie aun cuando quisiera hacerlo. Miraba fijo al piso mientras la mayoría de los presentes en el cuarto lo miraban a él y Hinata. Omitiendo a Daichi y Sugawara, había cinco testigos de su confesión: Tanaka y Nishinoya, pestañeando perplejos en su dirección a la espera de que se tratase de una broma; Asahi, quien evitaba hacer contacto visual; y Tsukishima y Yamaguchi, quienes (sorprendentemente) estaban en completo silencio.

Bueno, todos estaban en completo silencio.

—¿Qué? —dijo Sugawara, un asomo de sonrisa en su voz—. ¿Ninguno se dio cuenta?

Shouyou lo miró, aliviado por el tono divertido en su voz y la forma en que hacía parecer que era culpa del equipo no notar algo tan obvio.

—¿Eeeh? —logró articular Nishinoya, tomando a Shouyou por los hombros—. Shouyou, ¿te gustan los chicos?

—¡S-sí! ¡¿Algún problema?!

—¡Pero te he visto mirar niñas!

—¡También me gustan!

—Hmm —siguió Nishinoya, soltándolo. Daba la sensación de que resolvía un complejo problema de matemáticas—. Pero eres hombre... así que, si puedes elegir cualquiera, un hombre sería más fácil de entender. Hm, tiene sentido.

—No creo que funcione así —dijo Tsukishima fríamente—. Y no todos son tan inútiles con las chicas como t-

Nishinoya corrió en su dirección y Tsukishima dio un salto atrás. La risa de Sugawara cortó un poco la tensión, pero Tanaka aun seguía paseando la mirada de Kageyama a Shouyou y viceversa.

—¿Desde hace cuánto? —preguntó muy seriamente. Tenía arrugas en el ceño—. Si llevan un tiempo saliendo, ¿cuánto?

—¿Tres semanas? —sugirió Shouyou.

Las arrugas desaparecieron siendo sustituidas por el alivio.

—Oh, entonces está bien.

Shouyou pestañeó.

—¿Sí?

—Seh, porque si hubiese cambiado algo en la cancha a estas alturas lo habría notado, ya van tres semanas. Pero tampoco ha pasado tanto como para que sea raro que no nos dijeran.

Kageyama comenzaba a recuperar sus colores.

—¿No te importa? —preguntó, con voz realmente sorprendida.

Tanaka le palmeó la espalda.

—¡Nah! ¡Más chicas para mí! —Su amplia sonrisa sugería que eso era algo bueno de verdad—. Particularmente en las nacionales.

Shouyou rió.

—¡Sí! ¡Las nacionales!

—¿Entonces ya estamos todos bien? —preguntó Sugawara mirando alrededor. Asahi y Yamaguchi seguían sin decir nada, aunque Asahi parecía mayoritariamente apenado de quedar atrapado en una situación tensa y Yamaguchi, por su lado, parecía no estar interesado o estar esperando la opinión de Tsukishima al respecto.

Que Tsukishima... no parecía tener. Tenía una expresión neutra mientras guardaba su uniforme en el casillero y, al voltear, Shouyou se preguntó si esperaba a que se quedaran a solas para empezar con las bromas gays.

—Sí —dijo, su tono aburrido dándole crédito a la afirmación—. ¿Ya nos podemos ir?

—Mm —afirmó Sugawara—, tengamos una buena práctica.

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La tuvieron, por cierto, aun cuando todos los testigos de lo ocurrido en la sala (obviando a Tanaka y Nishinoya) estuvieron un poco más precavidos. Shouyou hizo como que no notó las miradas furtivas de Asahi, aunque le preocupaba saber qué había tras ellas. ¿Preocupación? ¿Desagrado? Deseó poder preguntar y ya, pero aun no le decían a todos... ni siquiera había pretendido decirle a nadie. ¿Kageyama estaría molesto con él por eso?

Aunque se sentía raro no contarle al equipo. Especialmente dado que lo hacía feliz. No quiso que pareciera que le avergonzaba estar con Kageyama y detestaba la idea de que Kageyama estuviese avergonzado de estar con él.

También odiaba la idea de que alguna chica hubiese podido dejar esa marca que, para empezar, fue lo que causó la declaración. No quería ni pensar en cómo sería o se vería eso. Pensar en Kageyama mirando a otra persona de la forma que lo miraba a él le revolvió el estómago.

Kageyama es mío, pensó, y una ola de calor recorrió su cuerpo. De seguro era un pensamiento estúpido (no podía agarrar a Kageyama y obligarlo a quedarse) pero no podía reprimir el raro sentimiento de posesión que despertó en él cuando el equipo comenzó a preguntarle a Kageyama sobre chicas.

—Okay, ¡hora de limpiar! —gritó Daichi al final de la práctica, cuando todos estaban a punto de caerse—. Por favor quédense un rato más: tengo el itinerario del viernes y el sábado y necesito que lo revisemos juntos.

Hubo una aclamación, tras la cual:

—¿Donde nos quedamos es bonito?

—Nope —respondió Daichi animado—. Tarifa normal. Quieren hoteles bonitos, hagan que sus padres donen a la escuela.

Alguien se quejó y Shouyou se vio tentado a acompañarle. De haberse quedado en un hotel tal vez hubiese compartido cuarto con Kageyama, los dos solos. La idea encendió sus mejillas. Si había algo que lo hacía desear ser adulto era eso: pensar en que, si no tuviese dieciséis y no estuviera en secundaria, podría hacer un montón de cosas que ahora no podía: a saber, convencer a Kageyama de hacer cosas. Sabía que no imaginaba las ganas de Kageyama; cuando se besaban en las mañanas sus besos tenían fuerza, a veces raspaban. A veces marcaban, pensó Shouyou y se estremeció. De verdad no había querido hacerlo, aun cuando sintió su temperatura desvariar satisfactoriamente cuando vio la marca durante la práctica. Ver rastros de sí mismo en la piel de Kageyama le hacía cosas raras y se hacía más y más difícil autoconvencerse de que no era un pervertido. ¿O a lo mejor lo que sentía era normal?

Terminaron de sacar la red y limpiar el piso y Shouyou se unió al resto del equipo en el extremo occidental del gimnasio. Daichi sostenía unas fotocopias y hablaba en voz baja con Sugawara.

—Bien —dijo, y Shouyou no supo si a ellos o a Sugawara. Volteó a mirarlos mientras Sugawara repartía las fotocopias que antes sostuviera Daichi—. No tendremos práctica el viernes, así que espero que todos vayan a casa y reúnan todo lo que necesitan antes de subirnos al bus a las cinco. Si no tienen tiempo, los dejaré guardar sus cosas en la sala del club. A las cinco en punto, recuerden. La casa en que nos quedaremos está cerca del gimnasio (a unos cinco minutos a pie) y comeremos allí esa noche y la mañana siguiente. La dirección está en el papel por si sus padres la necesitan. ¿Qué más?

—¿Cómo vamos a dormir? —preguntó Tanaka, al borde de los saltos—. ¿En un cuarto grande otra vez?

—Sip. Será mejor que los que ronquen se despejen la nariz antes de ir a la cama.

—Dice la locomotora —murmuró Tsukishima, y Shouyou vio a Sugawara esconder su sonrisa. Daichi era el que más roncaba del grupo aunque insistía en que no. Shouyou esperaba que su vicecapitán lo convenciera de lo contrario.

Ahem —cortó Daichi—. Como decía, intenten no roncar. Es importante que durmamos lo suficiente. Esto no será fácil, debemos dar el máximo.

Los miró a todos y pareció centrarse en Kageyama. Asintió, quizá por qué, y siguió.

—Lo que nos lleva al siguiente tema, del que algunos de ustedes saben por lo que pasó hace un rato. No quiero que ningún rumor afecte nuestro trabajo en equipo. No cambia nada para nosotros, pero Kageyama y Hinata están en un tipo de relación amorosa ahora, lo han estado un tiempo ya, y dado que ahora es público quiero decirles que sea lo que sea que sientan al respecto, no es algo que respecte a las actividades del club. No los ha cambiado a ellos en la cancha y no espero que los cambie a ustedes. Si lo hace, tendrán que responderme a mí.

Shouyou sintió el estómago raro y revuelto. Sintió a sus compañeros darle miradas a él y a Kageyama, sus ojos llenos de dudas. Kageyama se ruborizaba y mantenía la vista baja, hasta que Tanaka de un palmetazo en la espalda lo enderezó, lo que pareció disipar la tensión en el aire. Sus compañeros sonrieron y sus músculos se destensaron. Shouyou vio a Kageyama tragar.

—¿Está claro? —preguntó Daichi y hubo unos «sí» en respuesta, golpes en la espalda y asentimientos incómodos—. ¡Bien! Creo que eso es todo, a menos que... ¿Suga?

—Noup, no olvidaste nada —La sonrisa de Sugawara era brillante—. Espero que tengamos un increíble fin de semana.

—¡Nacionales! —gritó Nishinoya, lo que llevó a Tanaka a agarrarlo y levantarlo, lo que a su vez consiguió más gritos de «Nacionales» hasta que Daichi los regañó.

—La mirada fija al frente —dijo—. El entrenador Ukai me pidió que se los dijera.

—¿Dónde está?

—Metiéndose en sus propios asuntos, tal como ustedes deberían hacer —respondió Daichi, pero sus ojos brillaban.

—¿Está arreglando algo para nosotros? —preguntó Nishinoya—. ¡¿Una sorpresa?!

—No sería una sorpresa si les contamos —dijo Sugawara, lo que funcionó igual que: es una sorpresa. Shouyou sintió la excitación quemando en su estómago.

—Cómo sea, eso es todo por hoy —acabó Daichi—. Hoy también descansen harto antes de nuestra última práctica. Los quiero en su mejor estado de batalla para los partidos oficiales.

Hubo un grito de aprobación claro ante eso, tras el cual el grupo se dispersó. Shouyou vio a Yachi a un costado del gimnasio, balanceándose en la punta de sus pies mientras intentaba ver entre el grupo de jugadores. Shouyou agarró a Kageyama y lo empujó en su dirección.

—¿Qué? —preguntó este. Se escuchaba exhausto y Shouyou dudaba que fuese por la práctica. ¿Tanto así le molestó el chupón y la revelación al equipo?

Obvio que sí. Una ola de culpa lo recorrió al empujarlo hacia Yachi.

—Les tengo el corrector —dijo ella—. Ah, Kageyama-kun, ¿quieres ayuda para usarlo? Puedo mostrarte.

Kageyama volvía a ruborizarse y bajó la mirada.

—Con que me muestres estará bien, creo.

Shouyou le dio un empujoncillo, deseando poder hacer que dejara de verse tan pisoteado.

—Ey, podría ser divertido. ¡Cómo maquillaje de disfraz!

Kageyama solo suspiró, lo que era una mala señal. Shouyou esperaba que le tomara el cabello.

—Aquí —dijo Yachi, encabezando el camino fuera del gimnasio—. Vamos a usar el baño de niñas porque nadie del equipo estará ahí. Voy a verificar.

Los dejó fuera del edificio y Shouyou volvió a centrar su vista en Kageyama.

—¿No te molestó ese anuncio al final? —preguntó—. Yo... no sabía que Daichi lo contaría.

—Me preguntó a mí —aclaró Kageyama—, si estaba de acuerdo con que él lo dijera. Dije que sí.

—¡Oh! —Shouyou se quedó con la boca abierta y lo sabía, así que intentó cerrarla—. No sabía.

Quiso agregar una disculpa, por soltarle la declaración a la gente sin preguntarle, pero justo en ese instante Yachi reapareció y los hizo entrar. El baño era igual al de niños, solo que este no tenía urinales. Había en espejo grande y continuado de lado contrario a los lavamanos y una luz fea y fluorescente sobre él. El chupón en el cuello de Kageyama se veía aun peor aquí: más grande y más morando.

—Vale —comenzó Yachi—. Entonces, tengo dos cosas aquí: un corrector de base verde, porque quita el color rojo, con un corrector que es como de tu tono de piel y polvos compactos. Te los daré todos para que puedas usarlos por tu cuenta si... —se encogió un poco con la mirada intensa de Kageyama, desvió la mirada— si quieres...

—Cuánto... —comenzó Kageyama, apagándose. Apuntó la marca en su cuello.

Yachi evitó sus ojos.

—Ah, ¿cuánto duran? Pues, uh, se van borrando en el curso de dos semanas... según leí...

Shouyou se estremeció con la mirada de Kageyama.

—De verdad no fue a propósito—balbuceó, preocupado de que esta vez de verdad se hubiese pasado. Estaba acostumbrado a que Kageyama se enojara con él, pero no a que lo estuviera por un motivo legítimo y sin relación con el vóley, así que pensar que la había jodido en grande lo asustó.

Kageyama suspiró y volteó hacia Yachi.

—¿Me muestras?

Ella lo hizo, secándole el sudor del cuello antes de abrir el maquillaje. Iba explicando lo que hacía a cada paso, con instrucciones claras, aun cuando paraba seguido para decir que no era una experta. Shouyou miró con atención, tal vez podía ayudarlo a hacer esto al menos durante el viaje, para disculparse por ser la causa de la marca.

La expresión totalmente mortificada de Kageyama lo contuvo de hacer bromas sobre los polvos compactos cuando Yachi daba los toques finales, tras lo cual ella guardó las cosas en un bolso pequeño y se lo tendió a Kageyama.

—Gracias —dijo él y ella rió nerviosa.

—Para qué son las mánagers, ¿no? Estoy segura que Kiyoko-san hubiese sido mucho mejor...

—¡Imposible! —dijo Shouyou—. Me hubiese sentido muchísimo más intimidado de haberle pedido ayuda a ella. Eres la mejor, Yachi-san.

Ella hundió la cabeza.

—Me alegra haber sido de ayuda.

Salieron todos juntos del baño de niñas y Yachi se despidió con un gesto de mano cuando ellos subieron a la sala del club, encontrándose con compañeros que ya iban de salida. El asunto del corrector debió tomar más tiempo del que Shouyou creyó, porque para cuando llegaron a la sala los únicos que quedaban eran Tsukishima y Yamaguchi hablando en voz baja. Su conversación se detuvo cuando Shouyou y Kageyama entraron.

El silencio desgastó la paciencia de Shouyou... y la acabó.

—¿Bien? —dijo, poniendo las manos en sus caderas. Ya estaba harto de tener que adivinar que estaba pensando la gente: quería respuestas—. ¿Vas a decir algo?

—¿Qué? —preguntó Tsukishima, con esa voz de eres-peor-que-la-mugre-en-mis-zapatos.

—No sé... siempre te ríes de nosotros, así que...

—Ew —siguió Tsukishima—. Me río de ustedes porque son unos idiotas unicelulares. No soy intolerante.

—¿Into... qué?

—Y tenías que ir y probarlo —soltó Tsukishima en un suspiro—. Aprende a usar los diccionarios, ¿sí? Online o en papel, da igual.

Por un breve instante Shouyou creyó que el tema quedaría ahí y no le explicaría, pero entonces Tsukishima siguió.

—Es alguien que odia a la gente por razones estúpidas, como su raza o preferencia sexual. Yo, por otro lado, tengo buenos motivos para odiarlos individualmente. Así que no sean groseros.

Yamaguchi se tragó la risa.

—Oh —respondió Shouyou. Alzó la vista hacia Tsukishima, que de verdad parecía estar viéndolo igual que siempre, y sintió una pequeña ola de alivio—. Oh, entonces está bien.

—Gracias por tu permiso. Ahora, ¿podrías moverte?

Shouyou se quitó de la puerta y quedó a solas con Kageyama. Se sentía un poco tonto por haberse preparado para una pelea y haber quedado ahí, parado, pero también sentía un burbujeó de cariño en sus entrañas.

Tsukishima no era tan malo. Era bueno, en su propia horrible forma.

—Eso fue raro —dijo.

Kageyama se detuvo con la chaqueta a medio poner.

—Seh. Medio creí que sería peor.

Shouyou movió sus pies y miró a Kageyama.

—¿Y no estás enojado conmigo?

—Yo... —comenzó Kageyama y Shouyou esperó... pero en el siguiente momento Kageyama pareció colapsar, sujetándose a sí mismo al caer sentado, para luego colocar su cabeza entre sus rodillas. Gimió—. No mires.

—Um —respondió Shouyou sin hacerle caso—. ¿Por qué?

Kageyama volvió a gemir en respuesta y recién ahí Shouyou se dio cuenta que esa postura no era del todo voluntaria.

—Espera, ¿estás enfermo? ¿Necesitas una enferma? Oh, dios, si te mueres...

—¡No me estoy muriendo, idiota!

Es lo que dices, pero no hay nada de fuerza tras ello.

—Entonces, si te desmayas, ¿qué hago? ¿Por si acaso?

—Tirarte por el balcón y dejarme en paz.

—No quieres eso en verdad —gruñó Shouyou.

—No, no quiero.

Bien, era bueno oírlo, dejando de lado el hecho que la voz de Kageyama era bastante patética, apenas un susurro. Shouyou corrió a sacar agua de su bolso y sostuvo la botella entre las piernas dobladas de Kageyama.

—¿Toma? ¿Tal vez?

Sacudió la cabeza débilmente.

—Vomitaría.

—Vale —respondió Shouyou, tapando la botella y recostándose junto a su incapacitado novio—. Supongo que no me di cuenta de qué tan preocupado te tenía esto. No del todo.

—No, yo tampoco.

—¡Pero todos lo tomaron súper bien! O sea, no todos... —recordó a aquellos que se habían quedado callados o parecían incómodos. No que significase un rechazo, claro, si él descubriese que dos de sus compañeros están en una relación, posiblemente también estaría demasiado impactado como para hablar.

—Sip.

—¿Quieres que me calle?

—No.

—¿Hay algo más que te preocupe? Como, no confiar en mí o... en la cancha...

—Tal vez...

—¿Sí? —Shouyou se apoyó en los codos para alzarse. El rostro de Kageyama estaba escondido tras su brazo, pero su voz fue clara.

—Funcionan los dos para ti, ¿no? ¿Chicos y chicas?

—Mm. Sip. Supongo que no supe de lo de los chicos hasta hace poco, claro. ¿No es igual para ti?

Apenas una sacudida de su mayormente oculta cabeza. Shouyou esperó alguna otra pregunta o una explicación de aquella, pero no venía. Arrugó la cara y se acostó otra vez contra el tatami, intentando pensar.

—¿Te preocupa que quiera una novia?

Hubo un breve sonido de asentimiento.

—Es estúpido.

—¿Por qué?

—¡No sé! Es como... es como si me gustase otro deporte además del vóley. Que podría querer jugar de vez en cuando. Elegí el vóley así que, ¿qué importa? No necesito un deporte distinto.

—Te podrías aburrir.

Shouyou consideró aquel increíble sentimiento que llenaba su pecho cuando remataba las alzadas de Kageyama, la euforia tras marcar un punto. Pensó en estar en la cancha con Kageyama, conscientes el uno del otro, sus cuerpos moviéndose sincronizados mientras los equipos contrarios se quejaban de sus rápidos. Pensó en las manos de Kageyama deslizándose desde su cuello hasta su pelo, sus respiraciones inestables... y entonces tuvo que dejar de pensar de golpe.

—No pasará —afirmó.

—Todos dicen eso antes de que pase, idiota.

Shouyou alzó la vista. Kageyama se escuchaba mejor y apenas había levantado la cabeza para mirarlo. Shouyou sonrió.

—¿Qué? —gruñó Kageyama.

La sonrisa se ensanchó.

—Me alegra que estés mejor.

—No estoy... —se cortó—. Sí, supongo que sí.

Shouyou se sentó, acercándose lo suficiente para acariciar con su rostro el de Kageyama.

—De verdad lo siento, sabes. Es solo que me cargó escucharlos decir que estabas con alguien más.

—Tú no... ¡no digas cosas vergonzosas como esa! —Kageyama tapó la mitad inferior de su rostro con una mano, apartando la vista—. Teníamos que decirles en algún momento, después de todo.

—Ey, ¿te diste cuenta?

—¿Eh?

Shouyou se recargo contra él, suspirando.

—Estamos solos.

Evito la mano que salió disparada a agarrar su cabeza, pero el golpe de cuerpo completo que le cayó encima fue inesperado. Se cayó, con el peso de todo Kageyama aprisionándolo, y espero por las cosquillas (o un beso si tenía suerte), pero todo lo que el otro hizo fue sostener sus muñecas y apoyar su cabeza contra su pecho.

—Pesado —se quejó Shouyou, sintiendo el pecho apretado. No era del todo por el peso.

—Flacucho —rebatió Kageyama.

Shouyou suspiró. Estaban solos, pero Sugawara o Daichi subirían pronto para cerrar. Se preguntó donde estaban, cuánto faltaba para que este momento acabara. Sabía que no podía durar para siempre, debía cambiarse para poder irse a casa y saciar el hambre que apretaba su estómago, pero una parte de él no quería que se levantara. Aun con el peso de Kageyama aplastándolo era agradable estar recostados aquí, juntos, sintiendo cómo la tensión se iba, dándose cuenta de cuánta tensión había acumulado.

La expectativa de los partidos oficiales del sábado se le vino encima, un muro diferente al de Dateko pero igual de intimidante.

—Ey —dijo—. ¿Estás nervioso por el sábado?

Si perdían un partido, estaban fuera.

—Sep. ¿Tú no?

—Sip.

—Pero vamos a ganar.

Shouyou soltó una exhalación, intentando hacer que el peso de Kageyama lo estabilizara. Ayudó, posiblemente.

—Sí —respondió, deseando más allá del deseo que fuese cierto.

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Notas de la traductora:

¡Hola a todos! Me demoré en sacar este capítulo ¡pero lo logré! Tenía medio capítulo listo antes de irme a la playa hace unas semanas y luego de volver tuve que centrarme en otros proyectos, así que recién hace unos días pude terminar de traducirlo y hoy lo revisé. ¡Voilá!

Les traigo dos buenas noticias:

La primera, ¡acabé la universidad! Yei~ así que estoy en modo relajo y felicidad y mucho haikyuu en estos momentos. Y esto nos lleva a la segunda noticia, ¡se vienen actualizaciones regulares al fin! Ahora sí que sí me pongo las pilas porque tendré unos cuantos días libres las próximas semanas. Así que, ¡hey, hey, hey! ¡se viene, se viene! ^^

Muchas gracias por sus mensajitos: sí, me arreglaron mi notebook, por suerte, así que vuelvo a tener disponibles mis cuentas sin riesgo. 3 Ahora responderé todo y a contar de hoy responderé apenas los reciba, luego se me juntan y la verdad a veces se me pasan algunos. ¡Cariños a todos y todas!

Saku*

2016.03.16

PD: Para los que siguen el manga, SÍ, SIGO AMANDO A LOS BÚHOS Y EL RESULTO DE ESE PARTIDO ME TUVO GRITANDO DURANTE HORAS. En serio, sé que es casi alta traición haber estado así de feliz, PERO ES QUE BOKUTO. ¿Qué piensan de las culebras-víboras-venenosas? Digo, de Nohebi. Quiero saber las opiniones del fandom al respecto, yo ya les tiré mi retaila de improperios tras el último capítulo. Como la mujer fina que sigue a Nekoma que soy. :) Daishou, por cierto, me tiene en un estado de amor-odio continuo. En fin, ¡BESOS!