Sona se sentía deprimida. Cuando se unió a la liga, tenía claro que quería aprovechar al máximo las capacidades de su etwahl, como había bautizado su madre adoptiva a su arpa. Estaba dispuesta a luchar por la casa Buvelle, y por su patria adoptiva, Demacia. Pero ahora, después de tanto tiempo en los campos de justicia, echaba de menos algo. Echaba de menos tocar para el disfrute de los demás.

Aunque podía usar el poder de su arpa para atacar, normalmente se centraba en dar apoyo a sus compañeros. Curarles, darles un aumento de velocidad, y quizás usaba su ataque más potente para inmovilizar a sus rivales con su música. No disfrutaba de la lucha como la mayoría de sus compañeros de la liga y sus rivales. Aunque cumplía con su deber siempre que salían a la Grieta del Invocador. Y rara vez se encontraba en una situación en la que no le quedara más remedio que atacar ella, dado que siempre debía quedarse tras las líneas para apoyar a sus compañeros en el frente de la lucha.

La vida en la liga no le disgustaba. Pero realmente echaba de menos poder volver a tocar para un público que disfrutase su música, en vez de tan solo para manipular sus emociones. Pero dado su actual ritmo de vida, no veía la posibilidad de dar con el tiempo o el dinero para preparar un concierto ella sola. Hasta que un inesperado anuncio se dio en las oficinas de la liga.

La liga permitía que se solicitase la ayuda de un campeón en otros lugares a tráves de un sistema de trabajos y recompensas. Como ocurrió con el famoso ataque de aquel dragón que Pantheon y Braum fueron enviados a detener. Había anuncios colgados en las paredes todos los días. Desde carteles de se busca, a simple tareas de asistencia humanitaria para aquellos con un corazón más blando. Pero ese día había un caso inusual en una de las paredes.

"Pentakill. Buscamos nuevo miembro para nuestro grupo. Interesados diríjanse a..."

Un cartel bastante escueto. Aunque viendo en la imagen quienes eran los miembros, tampoco era de extrañar la brevedad y brusquedad del mensaje. Todos habitantes de las Islas de las Sombras... ah, y Olaf. Olaf aparentemente era el batería. Uno imaginaria que un berserker como él poco sabría del autocontrol y disciplina necesarios para tocar un instrumento. Aunque viendo que era Heavy Metal, y que según amigos suyos demacianos y jonios como Xin Zhao, portar un arma requiere cierto sentido del ritmo a la hora de derribar enemigos, tampoco era tan raro al final. El bajista era Yorick. Debía ser el originario de ese archipiélago que menos problemas daba. Nunca se metía con nadie, ni molestaba a nadie. Aunque desde aquella vez que se acercó a un invocador anciano para tomarle medidas, y que a la semana siguiente muriera de un paro cardíaco, justo el día que Yorick avisó a su familia de que tenía el ataúd preparado, ha hecho que la gente prefiera evitarlo. Karthus era tomado por todos como un maquinador, como Swain o LeBlanc. La liga siempre le vigilaba por que sospechaban que tramaba algo. Pero por ahora, no parecía haber hecho nada sospechoso. Solo quedaba Mordekaiser.

El ser de agonía pura. Un hombre misterioso siendo las únicas pistas que se tienen de él las ruinas de los pueblos por los que ha pasado. Apareció prácticamente de la nada para unirse a la liga sin explicar sus motivos. Por su aspecto y su preparación, muchos especulan que más que un guerrero más de las Islas de las Sombras como Hecarim, sea un general. ¿De que ejército? Eso es lo que más preocupa.

Normalmente, la gente de las Islas de las Sombras, suele batallar al lado de campeones de Noxus e incluso del vacío. Por lo que generalmente, no tienen mucho contacto o aprecio por los campeones de Demacia y Jonia. Pero ella nunca había tenido la casualidad de ser escogida para luchar contra ellos en ninguna invocación. Quizás en su caso tendría una oportunidad de permitirle unirse.

Espera. ¿Realmente estaba pensando en unirse? Bueno, es cierto, estaba casi desesperada por poder volver a aprovechar su arte para algo que no sea una batalla. Pero verse envuelta con ese tipo de gente podría traerle consecuencias, tanto a su salud, como a su reputación frente a sus camaradas demacianos y jonios. Aunque por otro lado, ¿no sé suponía que el instituto de la guerra debía ser el punto de unión entre las culturas de las distintas ciudades-estado de Valoran? ¿No era ese el propósito de sus fundadores? ¿Evitar la guerra y unir a los pueblos? Realmente ella podría intentar dar un paso adelante en las relaciones entre las Islas de las Sombras y Demacia con ello.

Estaba buscando escusas para si misma para hacerlo. Tan impaciente estaba de poder volver a tocar delante de una multitud que no huyera, o intentara atacarla. Esta era el tipo de "malas compañías" sobre las que su madre adoptiva le avisaba. Pero ella quería intentarlo de todas formas.


-No va a venir nadie.

En un viejo almacén propiedad del Instituto de la guerra, se hallaban reunidos los miembros de Pentakill. Habían conseguido que les prestaran el lugar para practicar. Bueno, más que prestar, fue hacer la petición, y obtener un "por favor, no devoréis mi alma" de respuesta.

-Os lo sigo diciendo, no va a venir nadie.-repetía Mordekaiser.

-Y yo te digo que no podemos rendirnos antes de intentarlo.-le respondió Karthus.

-Repiteme otra vez porque hemos recurrido a esto.-volvió a decirle, mientras miraba a Olaf inconsciente en un cubo lleno de cervezas y hielo.

-Porque si queremos segar almas suficientes para poder expandir de nuevo las Islas de las Sombras, necesitamos mucha gente concentrada en un mismo sitio. ¿Y que mejor que un concierto para ello?

-No, no, no... Eso lo entendí la primera vez, no hace falta que me lo repitas. A lo que me refiero es porque hemos tenido que recurrir a este plan de todos los demás.

-Porque si nos ponemos a salir y a entrar del cementerio para reunir los materiales a altas horas de la madrugada, la liga va a notar algo. Mientras que si hacemos esto, les parecerá raro, pero pasarán de nosotros.

-Que triste que nos veamos reducido a esto...-dijo el ser de agonía pura, mientras volvía a mirar al durmiente Olaf.-Sigo diciendo que ya tenemos lo que necesitamos con él.

-Mira, te lo dije la primera vez: necesitamos una persona que aparente normalidad para que hable por nosotros a la hora de hacer los contratos. Y puede que él tenga aspecto humano y sea buen batería, pero teniendo en cuenta que su concepto de negociación es moler a palos al otro hasta que haga lo que quiera, no nos sirve.

Mordekaiser quedó en silencio unos segundos.

-Pues así es la mayoría de las veces que he aceptado un trabajo por la liga. Ahora entiendo porque nunca me volvían a llamar.

Karthus suspiró. A veces se le olvidaba que él era el único que había experimentado una vida normal antes de ser un habitante de las Islas de las Sombras.

-Tíos.-dijo Yorick acercándose a ellos.-Ha venido una candidata.

-¡Ja! ¿Qué te dije?-le dijo Karthus a Mordekaiser con voz triunfante.

Él simplemente miró hacía otro lado.

-Bueno, ¿a que esperas? Hazla pasar.-le dijo cruzado de brazos y confiado.

-Es que... no creo que se ajuste a nuestro estilo.

-¿A que te refieres?


Sona esperaba sentada con su arpa sobre sus rodillas en un sofá. Miraba a los lados admirando... el decrépito estado del lugar. Bueno, de todas formas no podría esperarse un bonito jardín, ¿no?

Tras la rendija de la puerta la observaba Karthus. Cerró suavemente para que no lo notara, y se dio la vuelta para hablar con sus compañeros.

-Ella no se ajusta para nada a nuestro estilo.-dijo rotundamente.

-Pero podría servirnos igualmente.-dijo Mordekaiser.

-No, no creo que lo haga. ¿Tú la has escuchado tocar? Hace que la gente llore de emoción, y al volver a casa le digan a sus parejas cuanto las aman. ¿Tú crees que la música que nosotros tocamos sirva para eso?

-Mira, para empezar, no me gusta nada este plan. Así que o aceptas mi sugerencias al respecto, o sentirás el auténtico significado literal del Heavy Metal en tus carnes. Segundo, puede que no sea su estilo, pero sin duda tiene más talento que todos nosotros juntos, así que no podemos echarla sin más. Y tercero y más importante.

Cogió a Karthus por los hombros.

-¿Te das cuenta de la cantidad de gente que atraeríamos simplemente poniendo su nombre en el cartel de los conciertos? En una sola noche, podríamos hacernos con todas las almas necesarias para el hechizo. Lleva tanto tiempo retirada de la música, que la noticia de su vuelta no escaparía a ningún rincón.

Yorick, Karthus y Olaf, que ya se había despertado, le miraban extrañados.

-¿Qué?-dijo él alzando una ceja bajo el casco.

-¿Cómo sabes todo eso?-le dijo el esqueleto.

-Bueno... empecé a informarme sobre este mundo en cuanto llegué.

-Tío, ¿no sabes nada sobre maneras, pero sí sabes todo de la historia de una artista que dejó lo suyo hace tiempo?-le dijo Yorick.

-Me he informado de todos los miembros de la liga.

-¿Qué es eso de las almas?-dijo Olaf.

Los otros tres se giraron para mirarlo.

-Habéis dicho algo de segar almas ahora. ¿Qué es?

-Ah, claro. Un momento.

Karthus chasqueó los dedos, y una llama verde voló hasta la frente del vikingo.

-... ¿De que estábamos hablando ahora?

-Bueno, esta vez lo haremos a tu manera. Pero que conste que esta vez será responsabilidad tuya mantenerla vigilada para que no se entere de nada. No creo que mantenerla borracha vaya a funcionar.-dijo mirando al todavía desorientado Olaf.-Y siendo su magia natural tan poderosa, no creo que pueda atacarla con un hechizo de amnesia reciente tan fácilmente.

-Umf, está bien. No creo que sea tan difícil mantener callada a una muda.-dijo el amo del metal mirando a la puerta de la habitación donde se encontraba Sona.


Sona se quedó observando al pintoresco grupo en frente suyo. Terroríficos era poco para describirlos. Su aspecto resultaba más chocante en persona. Aunque solo la mitad de lo que dicen de las Islas de las Sombras fuera cierto, estar en la misma habitación que ellos a solas ya era motivo de alerta. Ahora más que nunca se alegraba de tener su arpa con ella. Pero recordaba a lo que venía, y no podía echarse atrás ahora.

-Así que Sona. No esperábamos a alguien como tú para el puesto. ¿Porque motivo has acudido a nosotros?-le dijo Karthus.

-¿En serio quieres que te conteste directamente?-le dijo Mordekaiser.

-Bueno, es lo que se hace en una entrevista, ¿no?-le respondió extrañado.

Luego miró a Yorick, que le hacía un gesto sujetándose la garganta y negando.

-Ah, claro.-dijo él algo avergonzado.

Tras aquello Sona quiso reír, pero evidentemente solo le salió una sonrisa que se tapó con la mano, pero que no pudo evitar que ellos notaran. Aquello le ayudó a relajarse un poco. No parecían tan temibles, después de todo los rumores.

-Bueno, expresándolo mejor que mi compañero, es que no cree que tu estilo musical se ajuste al nuestro. Al menos por lo que sabemos de ti. Así que si pudieras hacernos una demostración.-le dijo Mordekaiser con tono pausado, pero con ganas de dejar caer su guitarra hacha encima de ella si le salía algo lo más diminutamente alegre o conmovedor.

Ahora mismo llevaban sus atuendos de siempre, no los del grupo. Pero si tenían los instrumentos a mano. Y viendo la guitarra de Mordekaiser... La mitad de las veces una guitarra con hacha es decoración inofensiva. Pero esta podría utilizarse perfectamente en un combate de la liga en sustitución de su maza.

Sona entendía el porque de su duda. Ella tampoco había practicado nada de eso desde hace años. La verdad, en los primeros meses a que se fuera a vivir con Lady Buvelle y aprendía a conocer su instrumento, su música podría catalogarse dentro de ese género. Las emociones que la guiaban al hacerlo eran bastante oscuras debido a sus años de soledad en el internado en Jonia. No le eran recuerdos gratos, pero podría separarse de ellos mientras se concentrase en tocar.

Simplemente se levantó haciendo un gesto con la cabeza, extendió a etwalh frente a ella mientras preparaba sus manos, echo un vistazo a los miembros de Pentakill, que la miraban con curiosidad, ensanchó los pulmones y exhaló, para empezar con su melodía.

Comenzó suavemente, para luego comenzar a encandilar a los presentes con su arte.

En el exterior del almacén, podían escucharse algunas notas fuertes, que hacían saltar la gravilla del camino como si tuviera vida propia*. Después de tres minutos, todo quedó en silencio repentino. Sona abrió los ojos, y miró a sus espectadores. Estaban confundidos y sorprendidos, pero nada en sus rostros delataba si les habiá gustado o no.

En ese momento escucharon caer la guitarra de Mordekaiser al suelo, dejando una brecha apreciable en el suelo. Entonces comenzó a aplaudir lentamente, o lo que sea que se hace cuando chocas tus manos llevando guantes metálicos, para luego comenzar a hacerlo más rápido y con más fuerza de inmediato. Sona simplemente sonrió, e hizo una reverencia, tal como hacen los artistas de música clásica al terminar. Al menos a él lo había convencido.

El amo del metal comenzó a aplaudir más despacio cuando notó como lo miraban sus compañeros, para mirar hacía otro lado cruzando los brazos algo avergonzado.

-¿Qué pasa? Es muy buena.

-No, si ha sido excelente, pero no creo que entre del todo en la categoría de género metal.-dijo Karthus.

-¿Es que no sabes lo que es el metal sinfónico?-le dijo su compañero.

-Metal sinfó... Oye, si eres tan fan del metal y sabes tanto, ¿porque estabas tan reticente a lo del grupo?

-¿Pretendes que me explique ante ti?-dijo con tono siniestro, mientras se volvía a llevar su afilada guitarra al hombro.

Sona se extrañó ante el comentario de Karthus. ¿Si están montando un grupo, no significa que a todos les gusta esa música?

-Bueno, da igual. ¿Te importa darnos tu dirección y ya te avisaremos cuando hayamos tomado una decisión sobre aceptarte o no? Vamos a tener que deliberar el asunto.-le dijo Karthus.

-No hay nada que pensar. Es perfecta.-dijo Mordekaiser imperativamente.

-¿Te importaría no hacer esto con ella delante?-le respondió chocando los dientes, mientras unas llamas verdes crecían en sus ojos.

-¿Me vas a hacer callar a mi, mientas cuestionas mis decisiones?-dijo Mordekaiser mientra partículas de hierro comenzaban a flotar en el aire.

-Señorita, ¿quiere que le muestre el lugar donde ensayamos?-dijo Yorick queriendo sacarla de ahí antes de que la cosa se pusiera igual que siempre.

Sona no vio porque negarse, y cuando salían detrás de Olaf mientras Yorick la empujaba un poco, miraba hacía atrás al vocalista y al guitarrista del grupo discutir.

Olaf cerró la puerta tras ellos y se puso a sujetarla, mientras salia un resplandor verde por debajo del marco, y esquirlas de metal medio atravesaban la madera. Sona señaló hacía atrás como diciéndole a Yorick si debían hacer algo.

-No, tranquila, estamos acostumbrados por aquí a esto. No llegará muy lejos, créame.-dijo, a pesar de que seguían apartándose de la pequeña habitación lo más posible.-Cuando se relajen ya le explicarán los detalles de como funciona esto.


*Si queréis escuchar la canción que tocaba Sona, buscad "Pentakill - Orb of Winter".

La cosa, no sé mucho de música y menos de metal. Quería hacer una historia de romance entre Sona y Mordekaiser, pero siendo Pentakill su único punto de conexión no puedo empezar por otro sitio. Así que agradecería mucho si algún metalero me ayudara y me informara sobre alugnas cosas respecto a este género musical. Total, solo voy a utilizar al grupo durante los primeros capítulos.