Qué tal gente, yo soy Kitten, y ésta es mi primera historia en el fandom en español (?), que yo haya hecho sola. Tal vez algunos de vosotros me conozcan por la historia cooescrita con Xu, "50 sombras de Kirigaya", la cuál también les recomiendo = ̄ω ̄= Bueno. Ésta historia, como ya lo dice en el summary, está hecha específicamente con la finalidad de subir los ánimos de Sakura-san, porque como todos nosotros, ella quedó traumatizada con el último capítulo que sacó de su historia. También es un regalo de cumpleaños adelantado para ella, que cumple la semana que viene (?) ¡Feliz casi-cumpleaños, Sakura-san, ésta historia va dedicada a ti! (Si no te hubieras traumatizado, ésta probablemente estaría escrita en el fandom de inglés) ^ω^ Y también aprovecho de mandarle saludos especiales a las chicas del grupo que probablemente todavía estaban esperando el día en el que yo publicara algo en español (?)

Bueno, he aquí el Disclaimer: Les juro que si SAO y sus personajes me pertenecieran, todo sería más bello (?) O por lo menos habría mucho más KiriSuna del que hay, y la luna de miel no hubiera sido saltada. Espero que lo disfruten:


Update: Gracias Noir-sensei que yo no me había dado cuenta. Porque es que desde que recuerdo, solo he conocido a una niña de tres años, así que no tengo mucha experiencia previa de haber tratado con niños de esa edad. Por eso arreglé un poco su manera de hablar y todo lo demás para ajustarla al menos un poquito más a su edad, que también cambié a 4 (?)


Esa joven pertenecía a una familia adinerada de clase alta. Ella siempre fue criada con lo mejor que el dinero de sus padres podía ofrecerle, y aprendiendo modales apropiados para una dama de su clase. Se le enseñaron un par de idiomas, también cómo tocar el piano, el violín y la flauta, y muchas otras habilidades útiles. Sus padres creían que le habían dado la mejor crianza que le pudieron haber ofrecido, pero la verdad era que Asuna desde joven había envidiado a las otras jóvenes de la escuelas de damas a las que ella asistía en su juventud. Ninguna de ellas tenía que aprender cosas en contra de su voluntad, todas tenían permiso de salir con sus amistades de vez en cuando, sus madres les dejaban siquiera tener amigas —y amigos— en el primer lugar sin juzgarlos por su clase, familia o estatus social, no tenían la obligación de casarse con alguno de sus pretendientes, y tenían la completa libertad de elegir la carrera que cursarían para mantenerse a si mismas y a su futura familia. Mientras tanto, ellas no le hablaban en lo absoluto por miedo a ser juzgadas, o simplemente por pensar que ella actuaría de una manera egoísta y malcriada, cómo una princesita rica estereotípica.

Su nombre era Yuuki Asuna, contaba con 19 años de edad y era un joven de belleza envidiable por todas aquellas damas que notaban las miradas de todos (o la mayoría), los hombres sobre ella. Su cabello era de una bella tonalidad de marrón claro, rozando el naranja, y con un suave brillo rojizo. Sus ojos eran de un hermoso y brillante color avellana que tenía delicados destellos ambarinos que resaltaban a la luz, y tenía una tez blanca y delicada. Ella era la única en toda su familia que tuviera tal apariencia, puesto a que el resto de su familia poseía un característico color castaño de cabello, y ojos de un marrón oscuro, parecido al color del chocolate. Esto causó que ella fuera ligeramente ajena a su familia, algunos incluso pensando que ella podría ser adoptada, rumor que fue tachado, puesto a que ella heredó algunas características faciales comunes de su madre, y una actitud amigable muy similar a la que su padre poseía.

Ella siempre había sido un poco tímida en su juventud, escondiéndose detrás de su padre, dudando hasta para hablar antes de que se le dirigiera la palabra, y para presentarse a sí misma a sus primos y otros familiares. Y aunque esa característica había disminuido significablemente con el tiempo, aún no desaparecía por completo, dándole una actitud callada a la joven adulta. Ella realmente poseía una personalidad única, pues aunque fuera casi estóica y calmada en el exterior (y algunas veces hasta fría y cortante), ella también tenía una personalidad explosiva cuándo provocada, y un lado dulce y tierno escondido detrás de esos. Asuna también era muy gentil con la gente a su alrededor, causándole una fama de persona simpática frente a sus compañeros de clase en la universidad, cosa que no logró en sus anteriores cursos de clase.

Ese mismo año, Asuna se había mudado a un pequeño apartamento en Setagaya, llevándose consigo sólo sus cosas y unos muebles que sus padres compraron para la casa. Ella también se había encontrado un trabajo de medio tiempo como asistente en una guardería cercana, mientras finalizaba sus estudios, materia en la cual la muchacha también era muy aplicada. De vez en cuándo sus padres le llamaban, pues aunque se hubiera mudado fuera, ella todavía caía bajo la jurisdicción de Kyouko y Shouzou, sus padres, quienes también le aportaban un poco de dinero a su cuenta bancaria de manera mensual.

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21/06/2026 (21 de junio de 2026)

Apartamento de la Joven Yuuki

08:00 am

Un sonido suave pero insistente se escuchaba alrededor de la casa. Este penetrante sonido, al rebotar en las paredes del pequeño cuarto de la muchacha, le despertó. La chica abrió sus ojos lentamente a la penumbra que cubría su cuarto. Estiró sus brazos ligeramente y bostezó, simultáneamente levantándose de la cama. Rápidamente se cambió a algo más apropiado, peinó su cabello en una coleta, y se lavó los dientes. Luego, caminó hasta la puerta, de dónde el sonido parecía provenir, específicamente del timbre. Observó hacia afuera a través de la mirilla de la puerta, para encontrarse com la silueta de una mujer adulta de cortos y lisos cabellos castaños.

De manera aburrida Asuna quitó el seguro y le abrió la puerta a su invitada inesperada.

–Buenos días, Madre– Dijo ella, absteniéndose de bostezar frente a la mujer mayor.

–Igualmente, Asuna– Le respondió Kyouko, entrando en el apartamento.

–Por favor toma asiento, iré a preparar un poco de té. Mientras tanto, si puedo preguntar, ¿A qué se debe ésta visita tan sorpresiva?–

–Verás, querida, tu padre, tu hermano y yo tenemos un viaje de negocios pautado para comenzar éste fin de semana, y para terminar a finales del verano– Explicó Kyouko, sentándose estilizadamente sobre un sillón rojo. Asuna se emocionó ligeramente ante la idea de no tener a sus padres cerca por el verano —aunque extrañaría a Kouichirou—, pero cómo siempre, ella sospechaba que existían motivos ocultos.

–Ya veo, ¿A dónde será dicho viaje de negocios?

–A Kyoto. Nos quedaremos por unas cinco semanas, dos semanas en Osaka, y el resto en Hokkaido. Hay mucho que hacer la verdad.

–Que bueno. ¿Hay algo en lo que me necesites?– "porque no me visitarías sólo para decirme ésto. De seguro quieres que haga algo" aunque no lograron salir, las palabras quedaron flotando en el aire, creando una situación tensa para la muchacha, pero esos pensamientos fueron interrumpidos por la respuesta de Kyouko.

–Si, efectivamente necesito que hagas algo para mí. Verás, querida Asuna, cómo tu bien ya sabes, he tratado de encontrarte el pretendiente perfecto desde un par de meses antes de que cumplieras los 16, pero a todos ellos los rechazaste. Así que quiero que te comuniques con tu pretendiente más reciente, Yuuya y fraternizen un poco, vayan en citas y cosas así, para así poder ver si se puede formar de manera apropiada el-.–

–No, Madre, ya te lo he dicho incontables veces. Yo me quiero casar con alguien al que ame, y que me ame de vuelta. No pienso casarme con alguien solo por negocios. No es discutible.

–Muy bien, muy bien, pero, ¿acaso ya tienes a alguien en mente?– La pregunta tomó por desprevenida a la joven Yuuki, casi logrando que soltara la delgada bandeja plateado dónde cargaba el té. –B-bueno, todavía no t-tengo a alguien en específico en mente...

–Más razón todavía para conocer mejor a Yuuya. Es un buen hombre, y va a heredar el banco de su familia. Me parece el candidato perfecto para matrimonio– Dijo Kyouko, mientras Asuna acomodaba los utensilios y tazas sobre la mesita de café.

–Ya dije que no, Madre. Puede que aún no tenga a alguien, pero eso no significa que de una vaya a aceptar el primer pretendiente que se me aparezca. Especialmente si ése ya habla como si estuvieramos comprometidos. No gracias. Pienso esperar hasta que llegue la persona indicada.–Respondió Asuna, revolviendo el té lentamente.

–"La persona indicada", ¿eh? Si estás tan confiada de que esa persona aparecerá, hagamos un pequeño trato. Te daré hasta el final del viaje de negocios para encontrar a ese "hombre indicado" del que hablas tanto. Si encuentras para entonces un hombre a tu medida, que te ame con todo su corazón y que te haga "feliz", entonces tendrás mi permiso para casarte con el cuándo quieras. Pero, si no lo encuentras, te casarás con Yuuya, comenzando a fraternizar con el nada más yo regrese del viaje– Dijo Kyouko de manera decidida.

–Trato hecho–Dijo Asuna, bebiendo de su té.

–Ve preparando el vestido de novia que te compré. No hay manera de que encuentres el hombre de tus estándares en tan poco tiempo– Respondió Kyouko, bebiendo de su taza.

–No lo creo, Madre. Iré mejor borrando el número de teléfono de Yuuya de mi agenda.

–Bueno, si no me retiro ahora, llegaré tarde a la universidad. No quiero dejar a mi clase esperando– Respondió Kyouko, levantándose.– Me retiraré ahora. Adiós, Asuna. Te veo al final del verano para ver tus resultados.

–Hasta luego, Madre.

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Un par de horas después...

10:27 am.

–Debo de estar loca, no, debo de ser una idiota. ¡No hay manera de encontrar el hombre perfecto de la noche a la mañana! ¿Ahora que hago? Si fallo en la tarea, tendré que casarme con Yuuya-kun, y le daré la victoria y la razón a mi Madre. Pero no encuentro la manera de ganar en este trato que desde un principio fue injusto...– Dijo Asuna frustrada mientras empacaba su comida –Y si sigo así de espaciada, llegaré tarde a la guardería, ugh.

Asuna se cambió una vez más, ésta vez a ropa de salir, y recogió su bolso. No importaba cuán preocupada estaba, si llegaba a la guardería tarde, su jefa la iba a matar.

Cerró su apartamento con seguro, y se subió al primer taxi que encontró. Y una vez que llegó a su destino, se alegró de no haber seguido pensando en el trato que hizo con su madre en la mañana, pues ya cuatro de los niños estaban allí, y aparentemente, su jefe tampoco había llegado todavía, lo que significaba que estaba justo a tiempo. Asuna se dispuso a caminar hacía la guardería, pero fue interrumpida por una profunda y agradable voz.

–U-umm...Disculpe, ¿es ésta la guardería "Destellos"?– Preguntó, haciendo que Asuna diera una vuelta. El muchacho que estaba frente a ella era apuesto, tenía que admitirlo. Su tez blanca ligeramente bronceada, de un agradable color trigueño, creaba un bello contraste con su cabello de un tono negro medianoche, y ojos grises con un brillo parecido al de un ónice, que parecían atravesar su alma y atraparla. Parecía un poco perdido, así que Asuna decidió ayudarle.

–Si, señor. ¿Es acaso ésta la primera vez que viene por aquí?–

–S-si, ¿Tan obvio es?– Preguntó el, avergonzado. –Un poco– Río – Mi nombre es Yuuki Asuna. Mucho gusto– Dijo, extendiendo su mano hacia el muchacho que no parecía ser mucho mayor que ella.

–K-Kirigaya Kazuto– Dijo el, tomando la mano de la muchacha y dándole un apretón amistoso.

–Y bien, ¿Es que viene aquí a buscar trabajo?

–N-no, vengo a inscribir a una niña...– Dijo, señalando a una pequeña niña pelinegra que se escondía detrás de su pierna.

–¿Una niña? Bueno, si ese es el caso, venga por aquí. –O-okey. Ven, ella nos llevará dentro– La niña pelinegra asintió, observando cuidadosamente a la muchacha en frente de ellos.

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Unos minutos después...

–A ver, ¿Es la niña familiar de usted? Si ese es el caso, ¿Quién es su representante?– Preguntó una señora de cabello marrón claro, la dueña de la guardería.

–Si, es mi hija. Soy yo su representante– Respondió el pelinegro tranquilamente, mientras Yui se recostaba desde su asiento, las piernas de su padre.

–Okey, ¿cuál es tu nombre, cariño?– Preguntó, esta vez dirigiéndose a la pequeña– ¿Puedes decirme?

–Y-Yui– Respondió la niña, visiblemente nerviosa.

–...Kirigaya Yui...– Repitió la mujer, escribiendolo en la hoja.–¿Qué edad tienes?

En lugar de responder, la niña extendió su mano, y extendió todos los dedos de ésta, menos el pulgar.

–Ya veo. Yo soy Shinozaki Rinko. Mucho gusto, cariño. Si tu quieres, me puedes llamar "Rinko-sensei", o al menos es cómo los otros niños me llaman.

–¿Rinko...-sensei?

–Si, así es. Ahora que ya casi terminamos aquí, una pequeña pregunta para usted, Kazuto-san, ¿Quiere dejarla a nuestro cuidado de inmediato, o comenzar mañana?

–La verdad es que esperaba dejarla aquí mañana, pero ahora que tengo la oportunidad, me sería muy útil si ella puede comenzar hoy. Me vendría bien dejarla aquí en vez de en la casa de mi madre– Respondió Kazuto.

–Perfecto. Confíe en que su hija está en muy buenas manos– Le respondió sonriéndole –Le presentaré a mis asistentes. ¡Rika! ¡Asuna-chan!

–¿Pasó algo mamá? –Preguntó Rika, cuyo cabello era del mismo color que el de su madre, y tenía ojos de un tono rosado oscuro, y pecas. (?)

–¿Necesita algo, Shinozaki-san?

–Veréis, ésta es una niña que comenzará a venir a la guardería desde hoy. Se llama Kirigaya Yui-chan– Dijo, señalando a la niña mencionada –Y este es Kirigaya Kazuto-san, el padre de la niña– Dijo, esta vez señalando al muchacho que era ligeramente más alto que ella.

–Mucho gusto, yo soy Shinozaki Rika. Soy su hija– Señaló a Rinko –Y ésta es mi mejor amiga, Yuuki Asuna, que también trabaja aquí.

–Mucho Gusto– Dijo la mencionada, haciendo una pequeña reverencia frente a los presentes –Espero que nos llevemos bien, ¡Kazuto-san, Yui-chan!– Dijo, sonriendo de una manera destellante, algo que el nunca en su vida entera había visto antes. Ese momento, Kazuto pudo haber jurado que su corazón se detuvo, aunque sólo hubiera sido por unos pocos segundos, y eso no lo olvidaría jamás


Kirigaya Kazuto era un joven de verdad impresionante. Era apuesto, y muy inteligente, con un gusto especial por las máquinas, en específico las computadoras. Aunque había sido criado en un hogar de clase media, ayudó a su madre y hermana a pagar y mantener su hogar tradicional, y aún lo hacía, aunque se hubiera mudado a un apartamento para la crianza apropiada de su pequeña consentida, Yui.

Desde muy joven, Kazuto fue antisocial, y se refugiaba en los videojuegos para escapar de su realidad. Comportamiento que disminuyó, pero aún dejó raíces, en otras palabras, el gusto e interés por los VRMMOs. La verdad, era que Kazuto había sido adoptado cuando era sólo un bebe, puesto a que sus padres murieron en un horrible incidente. Haciendo que la responsabilidad de su crianza cayera sobre su madre adoptiva, Kirigaya Midori, que en realidad era su tía, y un año después, nació Suguha, la hija biológica de sus tíos. El nunca llegó a conocer a sus padres, y el único momento que compartió con ellos fue el de su nacimiento. Pero el nunca tuvo tiempo de lamentarse mucho, o arrepentirse, porque unos años después, en un accidente de avión durante uno de sus viajes, su tío, Kirigaya Minetaka, lamentablemente cayó en un coma. Así fue como el tuvo que dejar su vida apartado del mundo, y empezar a trabajar para ayudar a mantener a su pequeña familia. Y cuándo el tenía tan sólo 15, Yui llegó inesperadamente a su ya de por sí agitada vida. Y la pequeña, que en ese entonces era tan solo una bebé, en ausencia de una madre, y viendo cómo el la cuidaba con tanto cariño y empeño, se apegó a el como una segunda sombra, e incluso le imitaba algunas veces.

En tanto a su personalidad, Kazuto siempre ponía a los demás antes que sí mismo en sus prioridades, lo que lo había llevado a conocer a varias personas que con el tiempo se volvieron amigos irreemplazables. También solía cargar con sus problemas por sí mismo, y también ayudar a otros a cargar y solucionar los suyos. Para ser una persona un tanto solitaria, terminó siendo muy popular entre las damas y querido por sus compañeros de clase en la universidad, su mejor amigo siendo su compañero de habitación, Tsuboi Ryoutarou, que era tan sólo un par de años mayor que el. En su grupo de amigos cercanos, la mayoría eran bellas jóvenes, cosa por la cuál Ryoutarou y otro de sus amigos, Agil, siempre lo molestaban. Aunque realmente no lo necesitaba el mismo, el estaba en la repentina necesidad de casarse, para poder darle una buena familia a su hija, y para evitar perder su custodia.

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Ese mismo día.

17:15

Kazuto estaba caminando de vuelta a la guardería. Había finalizado ya todas sus asignaciones de clase, y por lo tanto lo dejaron retirarse temprano, así que decidió ir a buscar a su pequeña Yui más temprano. Y por más que se lo hubiera propuesto, no había logrado sacar de su cabeza a la sonrisa radiante de aquella joven que trabajaba allí... ¿Asuna era su nombre? Pues ella era en sí una mujer hermosa, pero al sonreír de tal manera tan especial, no, sincera, le conmovió, pues era algo que nunca había visto en alguna otra mujer antes, y lo mejor, ella parecía cercana a su edad, tal vez incluso de su exacta misma edad.

Los pensamientos que invadían su mente eran tan distrayentes, que no se dió de cuenta de que había llegado, sino hasta que la joven Yuuki Asuna estuvo frente a el, un delantal blanco sobre su ropa, y su cabello suelto con un par de trenzas desde ambos lados uniéndose en la parte de atrás, a diferencia de esa mañana, que había estado recogido de manera ordenada en una coleta alta. Ella estaba barriendo el patio mientras los niños tomaban sus siestas. Parecía ser el momento más calmado del día, cosa que Kazuto agradeció.

–Buenas tardes.

–A-ah. Kazuto-san. Está aquí temprano– Dijo la joven, que obviamente había estado absorta en sus pensamientos hasta entonces también.

–Si, salí temprano y decidí venir a recoger a Yui antes que todo.

–Qué bien. Estoy segura de que Yui-chan estará feliz. Pero, pensándolo mejor, debería esperar por lo menos un momento. Ya qué, después de jugar tanto, cayó rendida cómo todos los demás niños– Al mencionar esto, ella soltó una risita, sonido que Kazuto pensó, era una de las melodías más hermosas que había escuchado.

–Ya veo, entonces, ¿debería regresar más tarde?

–No hace falta. Acompañame, le serviré un poco de té mientras espera. Estoy en mi descanso, podemos hablar un rato. Si usted lo desea, claro.

–Sería un placer– Soltó antes de pensarlo, acción que hizo que las mejillas de la muchacha enrojecieran ligeramente, tiñéndose de un color rosa.

–B-bueno, entonces acompañeme por acá– Dijo, adentrándose en la guardería, y entrando en una habitación de tamaño mediano, alrededor del tamaño de una sala de estar en una casa promedio –este es normalmente el sitio dónde toman lugar las reuniones de padres, pero ahora mismo es el mejor sitio dónde podemos conversar sin despertar a los niños.– Dijo ella, tomando una mesa pequeña, y colocando dos sillas a ambos lados.

–O-oh. Ya veo.

–Por favor tome asiento mientras traigo un poco de té –Dijo, saliendo de la habitación. Kazuto se sentó en una de las sillas, y esperó un par de minutos, hasta que Asuna regresó con una bandeja, la cual vació de artículos sobre la mesa, y comenzó a rellenar ambas tazas con una tetera humeante, que botaba un líquido transparentoso de un color verde pastel.

Una vez todo estuvo servido, la muchacha guardó la bandeja y se sentó en frente de Kazuto. El par se quedó silencioso por un momento, mientras bebían de su té. A pesar de la apariencia del momento, esa vez se trataba de un silencio tenso, uno que fue interrumpido por la melodiosa voz de Asuna.

–¿Sabe, Kazuto-san? Yui-chan es muy bien portada. No arma berrinches ni se niega a comer parte de su almuerzo.

–Ya veo. Gracias a Dios. Creo que fui muy afortunado de tener una niña cómo ella.

–Si, muchos niños son el completo opuesto a ella. Me alegro de que sea una niña tan calmada. El único problema que encuentro es que parece ser que no está muy acostumbrada a socializar con otros niños...

–Tiene sentido. Ésta es la primera vez que ella se queda sola con un grupo de completos desconocidos, al contrario que el resto de su vida, cuándo se quedaba en casa de su abuela, o de su tía.

–Pero a los chicos les agradó mucho. Espero que se lleven bien– Dijo ella, soltando una pequeña sonrisa.

–Yo también– Respondió el.

–¿Papi?– preguntó una suave y aguda voz desde la puerta de la habitación. Por el tono cansado, y el pequeño bostezo que soltó inmediatamente después, se notaba que había estado durmiendo hasta ese momento.

–Ah, Yui. Vine a buscarte, pero estabas tan profundamente dormida que no quise interrumpir tu siesta.

–Bueno, será mejor que vayas a cambiarte, Yui-chan. Estoy segura de que tu ropa estaba junto a ti– En ese momento, Yui se dio de cuenta de que estaba usando sólo su pijama, y corrió a cambiarse.

Una vez regresó, enseguida agarró la mano de Kazuto. Así, despidiendose de Asuna, el par se fue agarrado de la mano.

–¡Papi! ¡Vamos a casa!

–Okey, Okey. ¿Qué te parece si vamos por unos helados de camino allá? – Preguntó Kazuto, ya sabiendo la respuesta.

–¡Si! ¡Helado!

–Te lo mereces, tu maestra me dijo que te portaste muy bien.

–¿Rinko-sensei?– Yui miró a su padre con interés, mientras inclinaba su cabeza hacía la derecha.

–No, una de sus asistentes. Yuuki Asuna-san.

–¡Ah! Auna-nee-chan.– Dijo ella, sonriendo

–Tal parece que ya le has agarrado cariño, ¿eh?– Dijo el, con intención de molestar a la niña. Para su mala suerte, Yui no le entendió.

Yui asintió. –Ella es muy buena conmigo. Hoy nos contó una historia.– Dijo la niña de manera emocionada, pero ligeramente torpe, tropezandose ligeramente entre sus palabras.

–¿Enserio? ¿Qué historia?– Preguntó Kazuto con genuino interés.

–Era sobre una princesa y un mercenario.

–¿Qué tal si dejamos esa historia para más tarde y vamos por el-. –Sus palabras fueron interrumpidas por el sonido de su teléfono. –Disculpa, tal parece que hay una emergencia en mi trabajo– mintió, leyendo el mensaje que estaba en su teléfono–Ven, terminemos de comprar tu helado y vamos a dejarte en casa de tía Sugu.

–Oh– Dijo la niña, ligeramente decepcionada.

–No te preocupes. No parece ser nada grave. Creo que terminaré rápido para ir a recogerte lo antes posible.

–Oki– Sonrió –Yo te espero– Dijo Yui, subiendo las escaleras hacia la casa de su tía. —Adiós.

–Adiós – Kazuto se alejó de la casa, y llamó al teléfono que le había enviado un mensaje antes.

–¿Qué quieres?– Preguntó enfadado.

–Auch. Que frío eres...

–No vengas con tus acto de niña buena. Explícate y ya.

–Bueno, bueno– Dijo la voz, ésta vez en un tono dulcemente venenoso –Sólo quería recordarte que te quedan 3 meses para decidir. Si para Octubre no aceptas mi trato, no creas que me mantendré de brazos cruzados de nuevo. No cuentes con que tu niña seguirá contigo si te niegas.

–Ya te dije. No pienso casarme contigo. Además, lo haga o no, aún así presentarás los papeles ante la corte.

–Cierto, cierto. Pero la diferencia, es que si los presento después de casarnos, la niña no se tendrá que separar de ti.

Kazuto sudó frío. –¿Por qué haces todo esto?

–Porque te amo. Ahora, tengo que irme. Adiós Kazu.

Sin decir más, Kazuto colgó, y se dejó caer en una banca cercana, y dejó a su preocupación tomar control. Lo que no esperaba, era que alguien más hubiera presenciado toda la escena.

–¿K-Kazuto-san...? Esa voz. Esa manera de hablar. Ese tono.

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.

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Era Asuna.


Bueno, lo dejaré hasta aquí. Espero que hayan disfrutado este capítulo que escribí con mi corazón, y que por favor dejen un review. ¡Sus reviews alimentan a mí musa! Muchas reviews + Musa = Musa feliz + yop = Más capítulos para ustedes v':

Bueno, si Sakura-san está leyendo esto, pues, espero que no se note lo desesperada que estoy por escribir esto ;-; Ya tengo toda la idea, y espero que te guste.

Dejen un review con sus inquietudes/dudas/opiniones/críticas constructivas. Pueden también añadir ésta historia a sus alertas, o a sus favoritos (a mi también me pueden añadir ;u;), para recibir alertas cuándo esta historia sea aactualizada, lo que espero que pase antes de la próxima semana. Bueno, sin nada más que agregar, Kitten se despide ;)

Bye Bye!

-Kitten