Hola, hola chicas y chicos! Desde hace un tiempo me pidieron un tercer capítulo para Stripper Boss, y bueno lamento la demora en escribir esta tercer capítulo pero estoy en el último año de mi carrera, lo que implica mi tesis, prácticas y trabajos, es decir nada de tiempo libre u.u. Pero bueno bien dicen que más vale tarde que nunca y aquí está recien saidito del horno ;) Este capítulo va dedicado a una personita especial, mi bella y querida Florchi ;), este es un pequeño regalo de navidad que espero disfrutes.

Capítulo 3

EPOV

— ¿Esa tampoco es de tu agrado?— le pregunto a mi asistente personal, sentada a mi lado.

—Falda muy corta, señor Cullen— me guiña un ojo y comienza a acariciar su prominente vientre ocupado por el producto de nuestro amor.

—Bella, necesitamos que el puesto quede cubierto antes de la semana de Navidad y así como sigues no encontraremos a nadie.

—Lo que sucede señor Cullen es que a usted cualquier Doña Tetas Grandes Falda Corta lo convence y le parece pertinente para el puesto, pero para eso me tiene a mí, para mantener a las lagartonas fuera de su alcance ¿O acaso es tanto su cansancio de este bulto enorme que tiene a su lado que necesita deleitar su pupila para no morir en el intento?— y el lado divertido de mi amada esposa se esfumó repentinamente.

¡Vaya con las hormonas! Había aprendido a lidiar con ellas los últimos meses. Mi amada, embarazada y hormonal esposa. Claro que las hormonas trajeron algo más que bueno a nuestra relación. El sexo. Fascinante, apasionado y lleno de amor. Amaba hacerle el amor a mi esposa; cada rincón de nuestra casa, de esta oficina y uno que otro lugar no tan convencionales habían sido testigos de ello. El último mes y medio había sido una jodida tortura debido a la abstinencia en que nos encontrábamos, pero valía la pena, lo que fuera por nuestro chícharo. Bella odiaba que llamara así a nuestro bebé.

— ¡Edward!— el golpe de la libreta de Bella en mi brazo me saca de mis pensamientos.

—No vayas por ahí pequeña.

—Ya no soy tan pequeña— me dijo con un puchero.

Seguía siendo la mujer más condenadamente sensual y sexy que había visto. Soy un cabrón con suerte, con mucha suerte. Tomo la mano que ha estirado para golpearme y comienzo a besar cada uno de sus nudillos.

—Hay más por abrazar— le dije aún besando sus nudillos.

Al ver que no respondía volteo a verla y veo que por su rostro comenzaban a caer lágrimas.

—Bella ¿Qué sucede pequeña?

—Me acabas de llamar gorda

¿Qué?

—Pero cariño, jamás he dicho eso. Que me corten la lengua si llego a insinuar algo por el estilo.

— ¡Lo acabas de decir!— aparta su mano de entre las mías.

Suspiro, debería de acostumbrarme a la explosión de sus hormonas pero vaya que son impredecibles.

—Ven acá— vuelvo a tomar su mano y tiro suavemente de ella hasta que logro ponerla de pie, para posteriormente sentarla en mis piernas—. Esta pancita me fascina— digo colocando una de mis manos en su vientre, dando pequeñas caricias a nuestro bebé—. Y no estás gorda, llevas dentro de ti creciendo el regalo más grande de la vida. Cuando digo que hay más para abrazar me refiero a dos cosas. Uno, amo abrazarte y jamás tendré suficiente de ti. Dos, no sólo te abrazo a ti sino que también a nuestro hermoso bebé— siento una patadita como si me estuviera dando la razón— ¿Lo ves?

—Perdón es sólo que mis sentimientos son como una olla exprés— sorbe su nariz.

—Con todo y hormonas eres toda mía y sumamente adorable— comienzo a besar su cuello.

—Te estoy aplastando.

—Para nada, tu peso es reconfortante.

—Me suena a una mentira piadosa.

—Si no estuvieras de ocho meses de embarazo te llevaría hasta mi escritorio, te doblaría sobre él y te follaría hasta hacerte entrar en razón— tomo su mentón y beso sus dulces labios — Pero todavía puedo llevarte a ese sillón y dejar que me montes si insistes tanto.

Siento el estremecimiento que la recorre.

—Bueno pero déjame levantarme, tus piernas deben de estar dormidas con mis once kilos extra.

—Por mí no hay ningún problemas, es más, podríamos continuar con las entrevistas de esta manera, tú sentada en mis piernas.

—Claro y que después no puedas caminar porque te las he dejado destrozadas.

—Bella— le llamo la atención— Me harás enfadar— le advierto.

—Lo siento.

—Es más— aparto una de mis manos que todavía tengo sobre su vientre abultado y presiono el botón del interfono— Carmen, has pasar a la siguiente.

—¡Edward!— dice Bella.

—Te lo dije, a ver si con esto te convences que tu hermoso vientre no es ningún problema para mí y al contrario estoy sumamente orgulloso porque yo ayudé en la creación— le guiñé un ojo.

—Pero Edward ¿Qué va a decir?

—Me viene valiendo un reverendo cacahuate lo que pueda pensar. Quiero que vea que soy un cabrón con suerte— comienza a reír.

—Sigues con lo mismo.

—Porque lo soy cariño, juro que lo soy.

—La que tiene suerte soy yo. Tengo a mi stripper personal, que es mi jefe y además mi flamante y sexy esposo— toma las solapas de mi saco y aprieta sus labios con los míos.

—Me encantaría continuar con esto pero hay una candidata que no debe tardar en entrar.

A los cuantos segundos tocan la puerta y Bella hace el ademán de levantarse pero lo evito. La quiero sentada en mis piernas, así puedo sentir cuando mi bebé se mueve dentro de la pancita de su madre. En cuanto pone un pie dentro de mi oficina sé que tampoco se quedará. Otra Doña Tetas Grandes Falda Corta como la llamaría Bella y menos con ese escote. Miro a Bella y en automático sé que ni siquiera la dejará sentarse.

—Lo siento señorita…— comienza a decir, toma el folder en la mesa para leer su apellido— Denali pero el trabajo ya está ocupado.

—¿En serio? Podría ser reconsiderado— saca más su busto.

¡Dios, su voz es demasiado chillona y ella demasiado vulgar! Bendita sea Bella por librarme de esta mujer.

—Imposible, hemos encontrado lo que necesitamos— comento mientras acaricio el vientre de Bella cuando siento patear a mi chícharo.

—De acuerdo, de todas formas tiene mi número para lo que se ofrezca señor Cullen— siento a Bella moverse incómoda de mis piernas.

—Oh no, créame mi marido no puede necesitar nada de usted. Tome de una vez sus papeles y retírese.

—Ya escucho a mi esposa, tomé sus cosas y retírese.

La chica se levanta enojada pero nos hace caso, toma sus cosas y sale de la oficina.

—Adiós a otra Doña Tetas Grandes Falda Corta— refunfuña Bella.

— ¿Sabes lo caliente que me pone verte celosa y defender lo que es tuyo?

—No comiences algo que no vas a terminar— dice— Tenemos consulta con Zafrina para que me revise dentro de una hora y ya deberíamos ir saliendo.

Se levanta a mi pesar de mis piernas y arregla su hermoso blusón de embarazada para después ir a dejar todos los folder de las solicitudes al escritorio.

— ¿Entonces qué sucederá con mi nueva y temporal asistente?

Toma un gran respiro de resignación.

—Me doy por vencida, todas son unas zorras calientes que sólo vienen en busca de tirarse al jefe.

Rio a carcajadas.

—No te rías.

—No lo haré.

—Aceptaré la propuesta de Ángela, le pediré que suba a suplirme a tiempo completo por los siguientes seis meses, después se quedará a ayudarme hasta que nuestro bebé cumpla un año y así no te quedarás completamente desatendido mientras cuido al bebé.

—Me parece perfecto pequeña— me levanto y le doy un cálido beso— ¡Joder, cómo te amo!

—Tanto como yo a ti— dice.

—Mucho más— corrijo— mil veces más.

—No lo creo, porque el amor que en este momento siento por ti es por dos— levanta dos de sus finos y preciosos dedos.

Vuelvo a reír a carcajadas.

—Todo es tan bueno cuando estás tú.

—Deja de alabarme, eso no quitará mi enojo por estar coqueteando con todas esas señoritas candidatas a sentarse en tu regazo.

—¿Qué haré con esos celos?— el embarazo había despertado los celos de mi pequeña—. No puedo mirar a otra cuando tú estás presente, además a la única a la que me gusta sentar en mi regazo a que tome nota de mis pedidos es a ti.

—Más te vale— entrecerró sus ojos—. Te tengo vigilado señor Cullen.

—Anda que se nos hace tarde y no sería la primera vez que llegamos tarde con Zafrina.

De sólo recordar que dentro de poco tendré a mi bebé entre mis brazos mi sonrisa boba aparece en mi rostro. He soñado con ese pedacito mío y de Bella por fin con nosotros, lo mucho que lo amaríamos y que viene a multiplicar nuestra felicidad.

—Puedo preguntar en qué estás pensando— pregunta Bella.

—En nuestro chícharo— le contesto y su nariz se arruga instantáneamente al escuchar cómo nombro a nuestro bebé.

Abro la puerta del carro para ayudar a Bella a subirse y acomodarse mientras Sam mete nuestras cosas en la cajuela.

—Al consultorio de Zafrina— le aviso.

—Entendido señor.

En cuanto me coloco al lado de Bella ella recarga su cabeza en mi hombro. Está agotada, la noche anterior nuestro bebé anduvo inquieto y no pudo dormir, por más que toqué su nana para que el bebé se calmara como suele suceder, en esta ocasión no lo hizo.

—Duerme en lo que llegamos al consultorio— la rodeo con mi brazo y marco pequeñas caricias en sus brazos mientras deposito un beso en su cabeza y me empapo de su dulce aroma a fresas.

—Si me duermo ahora no habrá nada que pueda despertarme— dice en medio de un bostezo—. Además quiero mi almohada— dice con un puchero.

Esa almohada se ha convertido en su mejor amiga desde el sexto mes de embarazo. Sin ella no puede dormir.

—Bien, futuros papás veamos cómo va todo— dice Zafrina mientras levanta la bata de Bella para untarle el gel. Bella se estremece al sentir el frío contacto del gel y yo tomo su mano para reconfortarla— ¿Cómo te has sentido?

—Cansada principalmente— contesta—. El bebé se mueve demasiado, creo que ya no tiene espacio suficiente ahí adentro.

Recorre todo el estomago de Bella lentamente.

—Sí, el bebé es un poco más grande para el tiempo de gestación que lleva— hace un pequeño gesto que provoca que mi corazón casi se detenga— De acuerdo, colócate tu ropa nuevamente y los espero en el consultorio.

Ayudo a Bella a bajarse y a colocarse nuevamente la ropa y zapatos, al final le doy un pequeño beso en la punta de su nariz y tomo su mano para ir en busca de Zafrina.

—Me temo…— comienza a decir en cuanto nos sentamos frente a su escritorio.

—¿Qué?— pregunto ansioso.

—No creo que el bebé llegue a los nueve meses, efectivamente el espacio que tiene es poco y es por eso que se ha estado moviendo más de lo normal en los últimos días, porque necesita acomodarse— hace una pausa—. No es un crecimiento que deba ser de preocupación, podemos dar por descartado que se trate de una macrosomía, asimismo el crecimiento del bebé no se debe a una diabetes por parte de la madre como sucede en algunos casos, probablemente sea cuestión de genética.

—Entonces qué hacemos— no podía estar del todo tranquilo aún con su explicación—. Ninguno de los dos corre ningún peligro ¿cierto?

Bella toma mi mano, estaba sudando, la situación comenzaba a asustarla.

—Tranquila pequeña— le susurro, su mirada comienza a reflejar pánico— Tú y nuestro bebé estarán bien, ¿no es así Zafrina?

—Esto debe quedarles claro— se reclina sobre su escritorio—. Es cierto que su bebé se encuentra en talla por encima de lo esperado pero no es de alarmarse, como les he dicho el crecimiento por diabetes de Bella es descartado puesto que sus niveles de glucosa son normales y el tamaño del bebé no es tan excesivo para ser catalogado como una macrosomía. Sin embargo, se debe de estar al pendiente puesto que dudo que el bebé llegue a la fecha programada, es decir, al cuatro de enero.

—Entonces…

—Entonces mi querido Edward, debes estar al doble de pendiente de Bella— se gira para mirar a Bella—. Cualquier contracción que presentes por mínima que sea debes avisar a Edward y venir al hospital inmediatamente. Su bebé nos la está jugando bien, puesto que no hay nada que pueda ayudarnos a predecir cuándo decidirá llegar a ustedes.

—Pero el parto sigue siendo prematuro— señala Bella con voz temblorosa y Zafrina hace un gesto para nada de mi agrado.

—Así es, aquí hay dos cosas— nos mira a ambos—. Primero, Bella sé que has planeado tener a tu bebé por parto normal pero debes de empezar a considerar la cesárea, eres muy estrecha y eso podría dificultar el parto por el tamaño del bebé.

Vaya que Bella era estrecha, yo más que nadie lo sabía y amaba su angostura, sonrío para mis adentros. De acuerdo, me reprendo a mí mismo, no es el momento para pensar en lo bien que se sienten las paredes de Bella apretando mi polla ¡Basta, Edward!

—Pero acabas de decir que el bebé no es tan grande— dice Bella.

—Así es, pero valdría la pena considerarlo, siempre hay que estar prevenidos.

— ¿Y lo segundo?

—Es cierto que un parto prematuro aún a los ocho meses sigue siendo cosa de cuidado, pero quiero que te tranquilices Bella, el hospital estará totalmente preparado para cualquier inconveniente que surja, sin embargo y afortunadamente, tu embarazo ha ido de maravilla, ha sido muy estable por lo que no creo que haya problema alguno.

Noto a Bella algo alterada desde que salimos de la consulta de Zafrina, sé que le preocupa nuestro bebé, pero debo tranquilizarla porque su ansiedad dificultaría más el momento del parto.

—¡Hey pequeña tranquila, estará todo bien!

—¿Lo prometes?— pregunta temerosa.

—Haré hasta lo imposible para que estén bien. No concibo mi vida sin ustedes— la rodeo desde atrás y acaricio su vientre y al instante recibo una patadita—. Ya ha pasado semana y media desde la consulta con Zafrina y no ha habido ningún problema, quizás nuestro bebé si quiera llegar a los nueve meses— beso su mejilla.

—Quizás— dice dubitativa.

—Eres tan hermosa— le digo cuando me coloco enfrente de ella y la veo con su vestido de color rosa y sus balerinas. Mi mirada sube a la exuberancia de su escote.

— ¡Hey que miras!— me da un manotazo en mi pecho, mis manos vuelan alrededor de ella y la pego a mí, por lo menos todo lo que su vientre abultado me permite.

—Debes de ser la mujer embarazada más sensual, sexy y hermosa de todo el planeta— me inclino más de lo normal para besar sus dulces labios. Sin sus acostumbrados tacones es más pequeña. Mi pequeña.

Ella comienza a reír y no tengo ni idea de porqué.

— ¿Qué sucede señora Cullen, qué le resulta tan gracioso?

— ¿Quién iba a decir que llegarías a amar a aquello que se pusiera entre nosotros?— señala su barriga.

Rio con ella

—Oh no tengas duda de que amo a esta pelotita— acaricio su pancita— Y lo hago porque no se interpone entre nosotros, nos complementa. El espacio está hecho para nuestro bebé. Sólo así es que puedo dejar que haya tanto espacio entre nosotros— vuelvo a inclinarme para besarla, esta vez Bella enreda sus dedos en mi cabello y tira de él ¡Vaya con las hormonas!

—Se nos hace tarde— murmuro entre sus labios.

Me separo de ella y en su rostro hay un puchero, sé que ella desea continuar con el beso y yo también pero mis padres nos esperan para la cena de Navidad y de acuerdo a las recomendaciones de Zafrina tenemos que abstenernos.

Está por bajar las escaleras pero lo evito tomándola en mis brazos.

— ¡Edward, bájame!— me pide entre risas.

—Oh no pequeña, no me arriesgaré a que tropieces en las escaleras.

—Exageras— tuerce los ojos.

—Nada de eso señora Cullen. Mi deber es protegerla siempre.

—Comienzo a creer que utilizas eso de pretexto para meterme mano.

Rio a carcajadas.

—No necesito un pretexto para eso— le guiño un ojo— Tomo lo que es mío donde quiero.

—Si es que me dejo— me reta.

—No me lo evitarías aunque quisieras, que si mi memoria no me falla te muestras muy cooperativa.

—Eso es poco galante de su parte señor Cullen.

—Sólo señalo lo que es un hecho— la dejo en el piso una vez terminamos de bajar las escaleras.

—Me encanta cuando te pones en modo posesivo romántico.

—Y yo amo cada una de sus facetas señora Cullen— miro el reloj de la pares—. Y me encantaría que continuáramos con este maravilloso intercambio de palabras pero ya son las siete.

—¡Bella!— corre Alice al encuentro de su mejor amiga.

—Ali— corresponde feliz al abrazo de mi hermana. Sus vientres chocan; el pequeño vientre de cinco meses de Alice y el vientre de ocho meses y medio de mi Bella.

—¿Qué estuvieron haciendo que tardaron tanto?— la voz de Emmett interrumpió su abrazo. Detrás de él sale Rosalie de la cocina con la pequeña Emily en sus brazos.

—Tengo que manejar con cuidado, llevo a mis tesoros a bordo— contesto.

—No quiero pensar qué será cuando ya esté en tus brazos.

—Burbuja de cristal— es la respuesta de Bella.

—Si sigues por ahí créeme que lo haré.

— ¿Ustedes qué dicen, primero los regalos o la cena?— dice Alice dando saltitos.

— ¡Dios, mujer para un poco!— se acerca a ella su novio Jasper— Quieres que mi corazón se pare.

—Regalos primero me parece una buena idea— señala Rosalie.

—Opino lo mismo— secunda Bella— ¿Puedes ir por los regalos?— me pregunta Bella.

—Ya regreso— deposito un beso en su frente y ella me regala la más hermosa de las sonrisas.

Camino hacia el auto y bajo todos los regalos.

Dejo los regalos debajo del árbol a la espera de que sean abiertos. Saco la pequeña bolsa de terciopelo de mi bolsillo del pantalón y lo dejo entre las ramas del árbol de navidad para que no se extraviara.

Conversamos un rato sobre algunas anécdotas de los últimos días y de los preparativos para la cena de la noche.

— ¡Ha llegado la hora de abrir los regalos!— grita Alice sacándonos a todos de nuestras conversaciones— Yo los reparto— comienza a moverse rápidamente.

Vaya que el embarazo le estaba dando mucha energía.

—Veamos este es para…— lee la tarjeta— es para mamá.

Había entregado todos los regalos pero faltaba la bolsita de terciopelo, mi regalo, bueno mío no, para Bella.

— ¡Esperen!—grita— Me ha faltado uno para entregar.

Bella voltea a verme, sabe que ese regalo es para ella.

—Toma Bella, es de parte de mi hermanito— le entrega la bolsito de terciopelo y antes de que lo abra se para en puntitas con esfuerzo y sé sus intenciones por lo que me inclino para que pueda besar mi mejilla.

Mete su pequeña mano en la bolsita de terciopelo y saca la cadenita de platino con el dije. Extiende la cadena y mira el dije de luna con un bebé sobre la luna y la palabra "Mamá" grabado en la luna.

—Dale vuelta— le digo.

Me mira y ya hay lágrimas en sus ojos.

—Para la más dulce de las madres— lee.

—Ese es el regalo de nuestro bebé y éste— dije metiendo la mano en mi otro bolsillo— Éste es mío.

Le di la otra bolsita de terciopelo, ésta era de color negro. Ella la abre y saca el brazalete de platino igualmente con amatistas incrustadas. Dio la vuelta.

—Tú y nuestro bebé son los mejores regalos de la vida— vuelve a leer— Mil gracias— se lanza a mis brazos aún con lágrimas en los ojos.

—Te amo— le dije— Gracias por brindarme tanta dicha cada día.

—Bueno, bueno, nos harán llorar a todos— dice mi madre limpiándose una lágrima.

—Pasemos al comedor para la cena— dice mi papá.

Tomo la mano de Bella y ambos nos dirigimos al comedor.

—Eres el más grandioso de los hombre— me susurra— Te amo.

Nos detenemos y le doy un beso a mi hermosa y embarazada esposa.

—Anda vamos— me dice.

Comienzan a servir la cena pero veo a Bella algo incómoda.

—¿Te sucede algo?— le pregunto.

—No, sólo una patadita un poco más fuerte de lo normal.

—¿Segura?

—Que sí cariño, no exageres.

—Bella no exagero, recuerda las palabras de Zafrina— le digo algo irritado por su despreocupación.

—Las recuerdo, pero si nuestro bebé ha aguantado esta semana, no creo que justamente en Noche Buena vaya a querer salir de mami— la sigo mirando serio—. Anda come.

—Por favor si es cualquier cosa avísame.

—Lo haré Don Preocupon.

La cena continúa con pláticas por aquí y por allá. Comienzan a compartirse ya los planes para la fiesta de año nuevo en cada pareja; esa fecha la pasamos en pareja y Noche Buena con toda la familia.

Rosalie y Emmett comienzan a despedirse pues irán a visitar a los padres de Rosalie. Alice y Jasper pasarán toda la Noche Buena con nosotros puesto que los padres de Jasper se encuentras en Londres con la hermana de éste.

— ¡Feliz Navidad a todos!— grita Emmett antes de salir.

— ¡Wow, wow!— dice Bella y tira de la manga de mi saco.

— ¿Qué sucede pequeña?— me inclino hacia ella.

—Creo que es hora que vayas por el carro.

— ¿Te sientes mal?

— ¡Creo que nuestro bebé tiene planes de nacer esta noche!— aprieta más la manga de mi saco— ¡Aghhh!

— ¡Cariño!

Todos comienzan a moverse histéricamente por el comedor, todos menos Carlisle que se coloca al lado de Bella.

— ¡Edward!— grita— ¡Joder, esto duele!— sus ojos se abren de par en par y me pregunto qué le está pasando, además de lo obvio.

—Bella ¿Qué sucede?

— ¡Idiota acabo de romper fuente y tú no te das cuenta!

— ¡Joder!— me muevo alrededor de Bella.

— ¡Edward!— escucho la voz de mi hermana.

— ¡Joder, joder! ¿Qué hago?

— ¡Edward!— tironea de mí Alice, no respondo. Toma mis brazos se coloca frente a mí y me da un par de cachetadas— ¡Concéntrate, Bella te necesita!

—Bella, sí Bella— me acerco a ella y veo que su cara es el reflejo de un inmenso dolor— Vamos cariño, tenemos que ir al hospital.

Carlisle me ayuda a cargarla mientras Jasper nos sostiene tanto la puerta de la entrada como la de su camioneta donde llevaríamos a Bella.

—Respira cariño— trato de seguir los ejercicios de Bella en las clases de preparación para el parto.

— ¡Cállate!— me grita y aprieta mi mano.

—De acuerdo, de acuerdo— sólo contesto.

—No mejor, si háblame.

—Vamos pequeña, aguanta, aguanta.

— ¡No, no, mejor cállate!

Alice suelta risitas en el asiento de copiloto.

— ¡Aghhh! ¡Joder, en tu vida vuelves a tocarme Edward!— aprieta más mi mano— ¡No aguanto!

— ¡Jasper rápido!— le grito.

—Voy lo más rápido que puedo— contesta.

— ¡Pues no vas lo suficientemente rápido!— le grita Bella— ¡No puedo, no llegaré Edward!

— ¡¿Qué?!— le digo.

Jala mi camisa y me acerca a su rostro.

— ¡Lo siento fuera!— grita— ¡Joder, me está partiendo en dos!— su cara se ha puesto roja, más roja de lo normal.

—Bella ya casi llegamos, por favor aguanta— le imploro.

— ¡¿Qué parte de que tu hijo quiere nace justo aquí y ahora no entiendes?!— vuelve a jalar de mi camisa.

—Ok, ok tranquila. Alice llama a la doctora Zafrina y dile dónde estamos, toma— le tiendo mi teléfono— Jasper para la camioneta.

—De acuerdo— se detiene a un lado de la calle.

—Bella, pequeña, tendremos a nuestro bebé aquí. Zafrina ya viene en camino— bajo de la camioneta y voy del lado de Bella—De acuerdo.

Alzo el vestido hasta su cintura, doblo sus piernas y las abro para mirar en qué estado se encuentra.

— ¡Dios!— murmuro.

— ¿Qué sucede?— la respiración de Bella es agitada y se remueve.

—Pequeña necesito estés tranquila, definitivamente nuestro bebé ya viene.

—Viene para acá— me dice Alice.

—Alice ve y colócate al lado de Bella.

—Sí— corre hasta el lado de Bella.

— ¡Edward! ¿Qué está sucediendo?— se escucha la voz de Esme.

—Estoy por tener a mi bebé entre mis brazos.

— ¡¿Qué?!

—Mamá creo que mejor ayudas a Edward— le dice Alice.

—Sí, de acuerdo— se coloca detrás de mí— ¡Bien, ya puedo ver la cabecita!

— ¡Aghhh! ¡¿Está saliendo una sandía o qué?! ¡No vuelves a tocarme Edward, lo juro!

—Tranquila pequeña— tomo un gran respiro— Pujarás a la de tres.

Cuento hasta tres y ella puja lo más fuerte que puede. La cabeza se asoma un poco más.

—Nuevamente Bella.

Vuelvo a contar y esta vez puja más fuerte.

—Ya casi amor, ya casi lo tenemos con nosotros.

— ¡Aghh!— puja con el doble de fuerza y eso logra que la cabeza salga por completo.

—Eso es pequeña, eso es. Ya está aquí— no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas al ver al pequeño Tony en mis brazos— Aquí está Tony cariño.

Jasper me extiende su saco y envuelvo al bebé con él.

— ¡Dámelo, dámelo, quiero verlo!— exige Bella.

Le doy un beso al bebé y éste comienza a llorar.

—Ya bebé, ya, calma aquí estoy. Soy tu papá Tony, bienvenido pequeño.

Alice ayuda a Bella a sentarse y le entrego a nuestro bebé.

—Mi pequeño pateador— le dice con todo el amor en su voz— Soy mami cariño y le da un beso en la frente y el bebé continúa llorando.

En ese momento se ven las luces de una ambulancia y Zafrina llegando en su camioneta.

— ¿Cómo están?— pregunta.

—Creo que bien

—Revisa a mi bebé por favor Zafrina, revísalo— le pide Bella.

—Tranquila, viene el neonatólogo conmigo— se acerca otro médico.

—Soy Matt, permítanme revisar a su hijo— Bella le da a nuestro hijo y nuestras miradas lo siguen.

—Ahora déjame a mí revisar a Bella— dice Zafrina.

Me aparto de Bella e inmediatamente los brazos de mi madre me rodean, se encuentra con lágrimas en los ojos.

—Es hermoso Edward ¡Felicidades!

—Gracias mamá,

Las felicitaciones continúan en lo que Zafrina revisaba al bebé.

— ¿Cómo está?

—Un poco débil pero estable, hay que llevarla al hospital— sólo asiento.

Los camilleros van por Bella y la llevan en la ambulancia al hospital, nuestro hijo va con ella mientras nosotros vamos en la camioneta de Jasper.

Saco mi teléfono del bolsillo y llamo a Carmen.

—Edward— me contesta.

—Lamento la intromisión en esta noche pero— no puedo ni hablar de la emoción ¡Ya soy padre, tengo a mi pequeño a mi lado!

— ¿Sí?

—Sé que estás de vacaciones y es Navidad ya— digo al mirar mi reloj y marca las dos y media de la madrugada— pero necesito que en cuanto puedas mandes a pedir el ramo más grande de rosas lilas y un globo de cigüeña.

— ¿Acaso…?

—Sí Carmen, mi hijo ya nació.

— ¿Y cómo está, y Bella?

—Ambos están bien— las lagrimas de nuevo estaban en mis ojos.

—Muchas felicidades, a ambos por esta dicha.

—Muchas gracias Carmen.

—No se preocupe, me encargaré de todo.

—Gracias— y cuelgo.

Regreso al cuarto donde ya está Bella, a nuestro pequeño siguen aplicándole las pruebas necesarias para confirmar que todo está bien.

—Quiero verlo, por favor— me pide Bella.

—Ya lo traerán, tranquila pequeña— beso su frente.

—Es tan hermoso.

—Igual que su madre.

—Acuéstate conmigo— me pide y se hace a un lado.

—Puedo lastimarte.

—Por favor— implica.

—De acuerdo.

A la hora nos traen al bebé dormido y lo dejan en su cunero al lado de Bella. No nos cansamos de verlo, tiene su cabello chocolate igual que ella y por lo que alcancé a ver sus ojos eran azules como los de mi padre.

—Gracias por darme la mayor dicha— la beso por encima de su oreja— Te amo.

—Como yo a ti— sonreímos los dos como bobos al escuchar a nuestro hijo moverse.

Un mes y medio después…

— ¿Preparada para esta noche?— le pregunto.

La rodeo desde atrás mientras está inclinada en la cuna de Tony

— ¿Para qué?

—Quiero hacer más bebés

Ella comienza a reír.

—Hacemos bebés muy bellos— le digo como argumento— Y ya pasaron los cuarenta días, así que ya puedo hacerte el amor y devorar tu cuerpo centímetro a centímetro.

—A ti te gusta verme toda hinchada y gorda.

—Me gusta tener más Bella para abrazar, además te tengo preparada una sorpresa.

— ¿Ah sí?— se gira y queda frente a mí y comienza a acariciar mi pecho.

—Sí

— ¿Y qué es?

—Si te digo ya no es sorpresa

— ¡Anda, dime!— pasa sus brazos por mi cuello.

Me acerco a su oído y comienzo a besar su cuello de arriba abajo y siento como su cuerpo se estremece.

— ¿Qué te parece un striptease?

Ella suelta una carcajada y salimos de la habitación de Tony para dejarlo dormir. Así ha sido mi vida en los casi tres años de matrimonio que llevo con Bella. Claro que con sus altas y bajas, pero jodidamente feliz y todo es gracias a ella. La luz de mis días desde el primer día que entró a mi oficina.

¿Y bueno qué les ha parecido, les ha gustado o no les ha gustado? Díganme lo que opinan de este nuevo capítulo.

Es todo por el momento... PERO... no puedo despedirme de ustedes sin desearles a todos UNA FELIZ NAVIDAD Y EXCELENTE AÑO NUEVO... Disfruten de estas fechas con su familia, amigos, en fin con todos sus seres queridos.

ATT. Dai ;)