Disclaimmer: Los personajes de la siguiente historia pertenecen a Clamp, si no fuese así, Sak y Shao serían novios desde el primer capítulo. La historia es de mi propiedad.
Summary: Porque él tenía una palabra de la Z a la A para describirla.
Capítulo dedicado a: Evyleen Ianlev y Valsmile… por el solo hecho de que me gusta torturarlas xD
Z de zombie
Caminé entre las personas que se encontraban en el lugar hasta llegar a mi objetivo: la barra de bebidas. Con rapidez pedí mi trago y con poca paciencia lo esperé; sentía la garganta seca por el calor del lugar y el humo que se respiraba en el ambiente, y esas y cualquier otra excusa eran buenas para beber una cerveza helada.
No recordaba exactamente como había sido que Eriol había terminado por convencerme para asistir a la fiesta de Halloween que organizaba su novia Daidouji, pero allí me encontraba, bebiendo y observando los ridículos disfraces que los invitados habían escogido; algunos eran demasiado sobrios; otros tantos dejaban realmente poco a la imaginación.
Había varios conocidos, compañeros de salón y otras tantas caras que en realidad jamás había visto en mi vida; el lugar estaba repleto. Una ya conocida cabellera castaña se hizo notar por entre los demás, dándome a entender que la pesada de Kinomoto también había asistido a la fiesta, lo cual era lógico siendo ésta mejor amiga de Daidouji; ambas eran como uña y mugre.
Sus ojos verdes me encontraron en el lugar como si de un imán se trataran. El día anterior la había despachado como tantas otras veces lo había hecho cuando ella se acercaba a mí, por lo que supuse que su ceño se frunciría y me mandaría a volar con un simple gesto. Lejos de hacerlo, sonrió, pero tampoco se acercó a donde yo estaba como solía hacerlo siempre que me encontraba en algún sitio; simplemente volteó y aunque no quisiera admitirlo, eso me dejó más que sorprendido. Sakura Kinomoto era muy impredecible y una chica realmente extraña a mi parecer.
Y eso me intrigaba. Y me perturbaba por partes iguales.
Esa noche llevaba el clásico disfraz de bruja, uno que seguramente había confeccionado su mejor amiga, fácil de saber notando el aire inocente que cargaba con el. De haberlo conseguido en alguna tienda de disfraces, seguramente se vería como el noventa por ciento de las chicas en ese lugar; igual que una ramera.
Todos estaban disfrazados, incluso Eriol, que no era muy adepto a ese tipo de cosas, se había vestido como un mago de lo más extraño. Yo, en cambio, había preferido ahorrarme ese trabajo, vistiendo como normalmente lo haría; en verdad este tipo de fiestas jamás se me habían dado del todo bien.
El resto de la noche pasó tranquila, sin ningún tipo de contratiempos. Por mi parte pasé la mayor parte del tiempo en la improvisada barra, bebiendo y riendo a costas de los demás en el lugar. Si bien podría haber aceptado bailar con alguna de las tantas chicas que esa noche se me habían insinuado, preferí negar sus peticiones; el bailar no se me daba de lo más bien, y hacer el ridículo no estaba entre mis prioridades.
Por un momento, y luego de hacer una inspección rápida por el lugar, me extrañó no ver a nadie conocido. Ni Eriol, ni Daidouji, ni siquiera Kinomoto estaba cerca y eso me pareció algo de lo más inusual, aunque pronto quedó olvidado en algún rincón de mi mente cuando mis pulmones reclamaron un poco de tóxico humo. Y fui lo suficientemente considerado como para moverme de mi sitio para ir a fumar afuera, aún y viendo como otros tantos lo hacían dentro de la enorme casa.
El aire otoñal me golpeó de pronto cuando abrí la gran puerta de vidrio corrediza. Faltaba cada vez menos para que el invierno llegara y eso me molestaba en lo más hondo de mi ser; si realmente extrañaba algo, eso era la hermosa temperatura que había en Hong Kong. En momentos como ese me preguntaba qué clase de energía sobrenatural había guiado a mi madre para que se le ocurriese vivir en un pueblo perdido en el mundo, como lo era Tomoeda. Tomoeda y sus fríos e insufribles inviernos.
Con el cigarro ya encendido, inspiré sintiendo como el humo entraba en mí, invadiéndome una sensación de placer que solo lograba fumando. Me sumergí en mis pensamientos, olvidando la música, las personas, los ridículos disfraces, el invierno, todo. La soledad y la tranquilidad se sentían bien.
Pronto, el silencio de esa oscura y estrellada noche fue opacado por un grito que me sacó de forma bruta de mi mente y que logró alterarme.
Nunca me creí una persona benevolente, de esas que estaban dispuestas a ayudar a todo el mundo… no quería imaginarme ni verme a mí mismo como el príncipe azul de las películas cursis que siempre rescata a su damisela. Sin embargo, algo dentro de mí se removió al oír el estridente y obvio grito de mujer, haciendo que me dirigiese al lugar de donde, suponía yo, había provenido.
Un tanto más lejos de la edificación y dejando atrás la enorme piscina, un pequeño bosquecillo se formaba, en el cual me adentré. A varios pasos pude vislumbrar a una persona hecha un ovillo en el suelo, temblando por el sollozo casi inaudible que emitía. La poca luz que los árboles permitían que pasara me impidió ver quién era.
—Oye —llamé manteniendo distancia—, ¿qué es lo que ocu-?
Las palabras quedaron atragantadas cuando la persona en cuestión levantó la cabeza de entre los brazos, dejando ver unos ojos verdes inundados de lágrimas, demasiado expresivos para mi gusto.
—¿Li? —preguntó temblorosa.
No alcancé a decir nada, cuando, de una forma demasiado rápida, Kinomoto se había abrazado a mí para sollozar un tanto más fuerte contra mi camisa, que ya empezaba a sentir húmeda. Nunca la había visto así, ni siquiera cuando la había rechazado tantas veces; Kinomoto era una niña estúpidamente alegre. Y sin quererlo evitarlo, unas ganas inmensas de golpear al culpable de que llorara de esa forma me nacieron desde el fondo del alma.
—¿Qué ha pasado, Kinomoto? —pregunté mientras, un tanto incómodo, le devolvía el abrazo, o al menos eso intentaba.
—Yo… ellos —no podía alcanzar a decir una sola palabra cuando un hipo típico del llanto interrumpía sus frases.
—Tranquilízate —ordené tomándola por los hombros—, me desesperas aún más cuando intentas hablar llorando.
Lejos de ofenderse, asintió, alejándose un poco de mí lo cual agradecí enormemente; nunca se me había dado bien el consolar a las personas, mucho menos a las mujeres, y la cercanía de Kinomoto ya empezaba a inquietarme.
Le tomó cerca de cinco minutos de respiraciones pausadas para tranquilizarse y así comenzar a hablar con un tono de voz un poco más normal y entendible.
—Sabes, siempre he sido una miedosa —dijo, lo cual no me pareció nada extraño—: detesto los fantasmas, las momias y cualquier cosa que pueda ser terrorífica.
—Al grano, Kinomoto —suspiró frustrada.
—Es Halloween, y es normal en esta noche contar historias, hacer bromas, apuestas y ese tipo de cosas, y yo creí… bueno —agregó mientras jugaba con sus dedos nerviosa—, creí que podría demostrar que no me asustaría tan fácilmente.
—¿Demostrar?
—Ellos me retaron a venir completamente sola a este lugar, permanecer cinco minutos y luego volver —explicó—. Era una tontería hacerlo, supuse que me sería fácil… pero luego escuché unos ruidos, ¡y lo juro Li! —exclamó de pronto con pánico en sus ojos—, ¡juro que vi un zombie caminando por allá!
Sin poderlo evitar mucho tiempo, reí a carcajada limpia al oír la idiotez que me decía. ¿Cómo era posible que Kinomoto se asustara tan fácilmente, y encima con la presencia de un ser que claramente no existía? Debía reconocerlo, esa niña lograba divertirme como nadie.
—¡Oye! —golpeó mi hombro con rudeza—, ¡no te burles de mí!
—¿Por eso fue el grito y todo el llanto? —su silencio respondió a mi pregunta—. ¡Vamos, Kinomoto! Debes admitir que es gracioso. Te asustas fácilmente; el ruido que seguro oíste debió haber sido por algún animalejo.
—¡Te digo que fue un zombie! Ningún animal haría el ruido que yo oí.
Replicar no pude, ya que automáticamente después de sus palabras, comenzó a moverse un arbusto a espaldas de Kinomoto, seguido de un par de sonidos que, a mi parecer, sonaron completamente falsos. Sin embargo la castaña temblaba entre mis brazos nuevamente, tomándome por sorpresa y haciéndome enrojecer. Agradecía que fuera de noche.
—¿Quién anda ahí? —pregunté serio, sabiendo de ante mano que aquello se trataría de una broma pesada.
Los ruidos terminaron; segundos después pude reconocer a Yamasaki saliendo de entre los árboles, disfrazado de zombie, por lo que supuse que él había sido la persona a la cual la castaña había visto minutos antes.
—Hola, Li —saludó como si nada—, ¿Sakura? —preguntó mirando al bulto temblando entre mis brazos—, ¿Sakura, te encuentras bien?
—Por supuesto que no se encuentra bien, idiota —corté—. Ustedes sabían que ella era miedosa y sin embargo le jugaron una broma así.
—Oye, oye, oye —quiso tranquilizar colocando sus manos frente suyo de forma defensiva—. Si quieres golpear a alguien, golpea a Eriol, él ha sido el cerebro detrás de todo esto.
Por un momento mi mente quedó carburando ante las palabras de Yamasaki. Me resultaba imposible creer que mi amigo fuese el culpable de esto, más aún sabiendo que su novia, Daidouji, era la sombra de Kinomoto y velaba por su bienestar a todo momento. Pronto supuse que ella no sabría nada de lo que ocurría.
Definitivamente esa noche Eriol se llevaría una paliza, después de todo, cualquier era una buena excusa para dársela.
Me desvié de mis pensamientos cuando sentí que mi camisa ya no era jalada con tanta fuerza; Kinomoto ya no temblaba… y podía jurar que la había sentido sonreír.
N/A: Buenos días, tardes, noches… y de esta forma da inicio la segunda parte, ¡viva!
Para quienes no lo sepan, esta historia cuenta como una "segunda temporada" de "De la A a la Z", por lo que si no la leyeron, les recomendaría que lo hicieran, para que así puedan entender el funcionamiento del fic.
Para los que ya sabían con antelación sobre esto… ¡al fin he comenzado a publicar! Debo admitir que me ha costado horrores meterme en el personaje de Shaoran; estaba como negada (?) Por eso me tardé tanto u.u, pero llegado un punto ya supe cómo enfrentar los problemas (?)
¿Qué tal les pareció? Espero que les haya gustado, Shaoran es un bipolar demasiado adorable *-*
El título "zombie" lo escogí ya que era una forma adecuada de englobar en una sola palabra todas las cosas a las cuales Sakura le teme… y también por la aparición de Yamasaki-zombie xD que gracias a él pudimos presenciar lo que fue quizás el primer acercamiento tan íntimo entre los castaños *-*
Y bueno… el hecho de que sea "De la Z a la A" y no al revés, es porque Shaoran es único y quiere hacer todo a su manera (?)
La mala noticia es la siguiente… no dedicaré más los capítulos, o al menos no de la forma en que lo hacía antes. ¿Por qué? Ocurrió que había ciertas lectoras que únicamente comentaban con sus "apuestas", mientras que otras tantas comentaban sobre el capítulo y como un "extra" daban sus opciones sobre el posible título del capítulo siguiente. Muchas veces, estas primeras lectoras lograban adivinar, y las demás no, lo cual se me solía tornar injusto, ya que estas últimas eran las que más me apoyaban, me aconsejaban, opinaban sobre el capítulo y demás, y sentía que ellas eran las que verdaderamente merecían la dedicación.
Por consiguiente ya no habrá adivinanzas ni nada de eso… si ustedes quieren seguir intentando adivinar por mero orgullo (?) son libres de hacerlo. Y si llegase a dedicar ciertos capítulos, los dedicaré a aquellas personas que crea que se merecen ese importantísimo derecho (?) xD
En fin, ¡muchas gracias por leer si es que te tomaste el trabajo! En verdad espero que lo hayan disfrutado, y sí es así, que me lo hagan saber. Ya saben, cualquier consulta me pueden encontrar por aquí, o a través de Facebook (link en mi perfil) donde siempre habrá un espacio para charlas y risas.
¡Cuídense mis bellas lectoras!
Besos sabor a sandias,
LadySuzume-Chan.