Hace seis meses ya que regresé a Konoha, sabía que era mala idea volver, no siento afecto por esta aldea a pesar de las palabras de Itachi, estoy aquí por él, cumpliendo su última voluntad. Pero me fastidia las miradas y cuchicheos de la gente cuando paso, o cuando escucho sus platicas sin que me noten, en eso soy bueno puedo caminar entre las sombras sin ser percibido, después de todo soy un excelente ninja, el mejor de esta aldea.
Mis compañeros generacionales, son los únicos que no me miran con miedo, las chicas son molestas siguen queriendo que las mire con otros ojos, cuando no me interesan ni para pasar una noche.
Y voy camino a ver a Tsunade, otra misión más seguramente absurda y fastidiosa, debo admitir que prefería que la mayoría hubiese sido con Sakura y Naruto, eran menos molestos, a comparación que el perro y el Hyuga. Parecían aun tener repulsión hacia mi, pero a mí no me importa nada ni nadie.
Al llegar a la oficina me encontré a mis excompañeros de equipo, y con una Hyuga, Tsunade comenzó a describirnos la misión que consistía en ir a recuperar unas antiguas reliquias valiosas del país del Te.
Esa misma tarde nos dispusimos a partir, no sin antes tener que lidiar con las molestas atenciones de Sakura. Avanzamos rápido, la Hyuga para mi suerte no era del todo una molestia, aunque era bastante molesto su tono de voz casi imperceptible y parecía apenarle todo, sobre todo cuando el dobe se le acercaba o se dirigía a ella.
Pero por primera vez no me sentí acosado por la mirada de una mujer, me sorprendió así que me encontré observándola yo... ¿Enserio le gusta el dobe? No pude evitar sonreir de lado cuando lo descubrí mientras descansábamos, habíamos decidido dormir un rato para antes del amanecer ponernos en marcha, resultó ser una buena cocinera, pude darme cuenta que su forma de ser no era más que regida por la segura estricta educación por ser primogénita de una familia tan imponente como lo es la familia Hyuga, sin dudas ella era muy tímida, ¡Que fastidio!
Al amanecer nos encontramos a unos buenos ninjas en el camino, pude eliminar fácilmente a los que me atacaron y tuve que ir a la ayuda de Sakura, como siempre una molestia, dedique una mirada rápida hacia Naruto, para corroborar que se encontrara bien, y después escuche un gritito de la Hyuga y pude ver cómo vencía a su ultimo contrincante, ¡Vaya! No era tan torpe me limite a pensar, nos pusimos en camino y pude escuchar una ligera platica sin importancia entre Sakura y ella, ya que como siempre el dobe se creía el líder y encabezaba al equipo.
Al llegar la hora del descanso pude ver como el dobe volvía a insistir a Sakura para que le concediera una cita, ella capto mi mirada y sin reparo acepto, pude dibujar una sonrisa sabía a la perfección el juego de Sakura, quería ponerme celoso, ¿nunca comprendería que ella para no me atraía en lo absoluto? Ladee mi cabeza desviando mi mirada de la escena que le montaba Naruto, y observe a la Hyuga con la mirada gacha y sin dudas algunas afectada. Unos minutos después se incorporó y camino hacia el río cercano que se escuchaba, no pude evitarlo y la seguí.
Conforme mis pasos se acercaron hacia donde se encontraba, percibí un leve sollozo, por primera vez el llanto de una persona me conmovió, más sin embargo le dije:
-¡Qué patética luces!
-Sa...Sasuke kun...
-Por eso Konoha no tiene buenas Kunoichis... sentimentales.
-Eto- Dijo tratando de ocultar sus lagrimas.
-¿Por qué lloras? –Le pregunté aún sabiendo el motivo.
-Nada- Dijo mientras se alejaba, sentí como mi furia subió y la hale del brazo, vi como su cara se lleno de miedo al sentir mi arrebatado arranque y le dije tratando de disimular mi rabia.
-Deberías hacer algo por ti, quizás dejarías de ser tan invisible. –Sus ojos se abrieron aún más y desaparecí.
Siempre me fastidiaron las chicas mojigatas y ella era todo eso, dejo que su familia le metiera toda esa mierda de chica bien educada y ¿qué había acerca de lo que ella deseaba? Aunque bueno tampoco me agradaban las chicas que venían hacía mi esperando atraparme, en realidad esas eran aún más odiosas, solo usaba a algunas cuantas de mi agrado para calmar mis necesidades de hombre.
Regresamos a Konoha sin complicaciones, nunca había querido más volver ahí ya que me era imposible dejar de seguir los movimientos de la Hyuga, por lo general lucía cabizbaja, me estaba volviendo loco, ya quería dejarla atrás.
Dos días después escuche los gritos del teme filtrarse por las paredes de la mansión Uchiha.
-¡Sasuke! Vamos al festival. –Tome mis cosas y me dirigí a la puerta, esta tarde no tenía ninguna intención, de pelar con él, además tenía ganas de embriagarme y perderme de toda mi soledad.
Mientras nos acercábamos al mercado, nos encontramos con las molestas de Sakura e Ino, así que en cuanto pude me metí a un establecimiento y empecé a tomar hasta sentirme mareado empezaba a emborracharme, decidí entonces que era tiempo de irme a casa, mientras caminaba por un callejón vi una apetecible silueta, me acerqué y entonces mi cabeza no lo creyo y me limite a observar que era lo que veía, ví a Sakura del brazo del dobe, ella no lucía muy alegre e inclusive miraba hacia todas partes, él por su parte como siempre tratándose de ella, solo se desvivía por darle detalles, sonreí y entonces la tome del hombro volteándola bruscamente.
-Hinata, deja ya de seguirlo- Dije con cierto tipo de voz que mostraba solo molestia, entonces pude ver sus mejillas mojadas, había estado llorando, realmente lucía tierna, pero patética, y en ese momento volví a sentir rabia, porque ella, era de las que sobresaltaba no el físico, el genio o de quien era hijo; no, ella veía a la persona... había sentido envidia de que los demás vivieran felices, pero jamás del cariño de una chica, ese dobe tan idiota, tan bruto, ¿por qué siempre tenía lo mejor?
