Saludos fandom Rizzles, me costó mucho animarme a subir ésta historia (Estaba subiéndola en mi otra cuenta en inglés) Pero por alguna razón me daba miedo publicarla en español jeje.
Esta historia tendrá mucho drama. Asi que si no les gusta sufrir me odiarán, Pero tendrá muchos momentos Rizzles muy lindos, que compensarán lo amargo del capitulo. Asi que si se animan los invito a que la lean. Sin más por ahora los dejo con la historia.
Capitulo 1
Jane descendió del vehículo y abrió la puerta trasera. La pequeña castaña de coletas rizadas estaba entretenida con un libro de animales en su sillita de seguridad. La había ataviado con un delicado vestido blanco con flores moradas que Angela le había comprado. Sin que la niña si quiera la mirara desabrochó el cinturón y la tomó en brazos. No era habitual en ella llevarla a la comisaría, pero aquel viernes saldría con Maura de paseo. Angela tenía un compromiso y Tommy estaba trabajando. No le quedó más remedio que llevarla unos momentos hasta que la forense se desocupara.
Al ingresar a la estación el guardia en la entrada le sonrió al ver a Jane con la pequeña Sofía en sus brazos.
-Buenas tardes detective Rizzoli. - saludó el hombre tocando levemente su gorro.
-Buenas tardes – saludó ella con una sonrisa pasando su tarjeta de ingreso.
-Buenas tardes preciosa. - saludó el hombre. La pequeña levantó la mirada con una sonrisa y arrugó levemente la nariz. -
-Saluda hija. - dijo Jane en tono suave.
-Buenas tardes oficial. - El hombre sonrió y las dos ingresaron para tomar al ascensor. - ¿A donde vamos? - Preguntó aun abrazando su librito.
-Primero vamos a ver a tío Frankie y al nono Korsak – la niña asintió sin decir nada más.
En el camino varios compañeros se detuvieron a saludarla. Después de todo era extraño aún el ver a la detective en su rol de madre. Algunas veces ni siquiera ella era capaz de creerlo. Cuando ingresaron al sector de homicidios Jane dejó a la niña en el suelo quien buscó rápidamente con la mirada por el lugar.
-¡Nono!- gritó emocionada corriendo hacia el sargento -
-¡Mi princesa hermosa! - dijo él extendiendo sus brazos para alzarla - ¿Cómo está la pequeña más linda de todo el universo? - Sofía saltó a el aferrándose a su cuello para besarlo en la mejilla. - aaww ¡Pero que saludo más rico!- dijo dejándose querer por la pequeña.
-Hola Korsak. - saludó Jane
-¿A qué se debe ésta encantadora sorpresa? -
-No tenía con quien dejarla.- respondió un tanto apenada. Korsak miró a la niña y ella le sonrió ampliamente mostrandole todos sus dientes.
-Yo puedo quedarme con ella si tienes algo que hacer. - La detective negó con una sonrisa.
-Gracias, pero hoy toca a Maura sacarla de paseo. -
-¿A donde está? - preguntó ansiosa la niña.
-Ahora viene – dijo Jane sacando su celular para marcar a la Doctora quien contestó directamente ¿Ya están aquí?- ¡Si! - respondió ella y colgó.
Minutos después las puertas del elevador se abrieron y Maura las buscó con la mirada. Sonrió al ver a la pequeña en brazos de Korsak y aún más cuando ella volteó y al verla se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Mami Maura!- Sofía saltó y corrió hacia ella que la esperaba con los brazos abiertos.
-Hola amor mío.- dijo alzándola para depositar muchos besos en su pequeño rostro. - ¿Estás lista? - la niña asintió.
-¿A donde vamos? -
-Hoy iremos al museo infantil de arte contemporáneo.- la niña abrió la boca emocionada y Jane no pudo evitar sonreír al verlas. -
-Oh por Dios estás convirtiéndola en una nerd como tú. - dijo entre risas. Sofía la miró con el ceño fruncido.
-No tiene nada de malo ser intelectual ¿Cierto mami? - Maura aguantó la risa y asintió.
-Muy cierto. Debes estar orgullosa de tener un cerebro brillante. -
-Lo sé. - respondió la pequeña.
-Tu no eres mi hija – dijo en tono de broma caminando hacia ellas. - Las acompaño hasta afuera. -
Korsak las vio desaparecer tras la puerta sin poder evitar en pensar que si alguna de las dos adultas se atreviera por fín a hablar con la otra formarían una muy bonita pareja. Porque de hecho, ya eran una familia.
Las tres caminaron hacia el auto de Maura que tenía instalado de forma permanente la silla de seguridad en el asiento trasero.
-Buenas Rizzoli – saludó una oficial antes de llegar al mercedes de la doctora – Hola doc -
-Buenas tardes – saludaron al unísono. -
-¿Paseo familiar? - Las mujeres se miraron y Jane negó con la cabeza.
-No, sólo ellas dos. El deber me llama. -
No era como si el deber de Maura no la llamara. Pero desde que Sofi nació había cedido un par de casos al Dr. Pike para poder tener más tiempo libre. No era una decisión que le agradara demasiado, pero quería estar para la pequeña y poder hacer con ella muchas cosas que le hubiera gustado hacer con su madre. Era algo que como Jefe del departamento de medicina forense del estado de Massachusetts podía darse el lujo de hacer. Muchas veces el tiempo de Jane se acortaba y ella se encargaba de la niña, o en su defecto Angela, cuando las dos estaban en el medio de algún caso extenso.
-Que preciosidad de niña, cada día más hermosa – comentó la mujer - Que belleza de ojos – dijo al observar detenidamente que la pequeña tenía el ojo izquierdo color miel y el ojo derecho color verde avellana -
-Es por la heterocromía – comentó la niña dejando a la mujer con la boca abierta sin comprender. -
-¿Disculpa? -
-Se llama heterocromía – repitió de forma lenta para que comprendiera. Jane sonrió apenada y Maura orgullosa. -
-Es una anomalía de los ojos en la que los iris son de diferente color, también puede llegar a afectar a la piel o el cabello, pero el caso más común es en los ojos, en el caso de Sofia se trata de una heterocromía total – aclaró Maura al ver la cara de confusión de la mujer. -
-Ah – fue lo único que supo decir. - Bueno, un gusto verlas. - Con gesto raro y un tanto incomoda se alejó de ellas. Jane se volteó a mirarlas intentando no reír demasiado.
-Les encanta asustar a la gente de ese modo ¿Cierto? - Las dos se rieron en complicidad admitiendo que lo disfrutaban. - ¿Estas segura que no es hija tuya? - preguntó la detective mientras abría la puerta trasera.
-Por supuesto que estoy segura Jane. Eso sería imposible. - la detective puso los ojos en blanco.
-Stop. - dijo volviéndose a ella antes de que continuara hablando.- No lo digo en serio ¿Ok? - Maura asintió con una ligera sonrisa. Jane tomó a la niña y la colocó en su sillita. - Portate bien ¿Si?- Sofi asintió y recibió con una sonrisa el beso de su madre en la nariz. Al cerrar la puerta se dirigió a Maura que la miraba llena de ternura. A pesar de que compartía el día a día con su mejor amiga aún su corazon se llenaba de emocion al verla con su hija. - Cualquier cosa me llamas. - Maura asintió con una sonrisa. -Cuidala – susurró aunque sabía que no era necesario decirselo. Sofía era la luz de los ojos de Maura, desde mucho antes de nacer se había convertido en el centro de su mundo.
-Con mi vida – respondió la forense dando la vuelta para subirse al asiento del conductor. Jane asintió y las vio alejarse. Luego de un leve suspiro juntó fuerzas y volvió a su trabajo.
Horas más tarde Sofía y Maura caminaban de la mano por el patio del centro comercial. La doctora portaba en su mano libre unas cuantas bolsas de distintas tiendas, todas infantiles. Era algo ya cotidiano para las dos el ir de compras los fines de semana. La salida al museo había sido estimulante, a Sofía le gustaba mucho el arte y tenía una curiosidad innata, buena memoria y un CI sobresaliente para una pequeña de su edad. No podía evitar el verla y recordarse a si misma de pequeña, cuando todo a su alrededor le resultaba fascinante y sólo quería saber más y más sobre cualquier cosa. Sofi era así, ella era la hija que siempre había deseado tener. Cuando Jane estaba con cinco meses de embarazo ella y Angela la convencieron de que se cambiara a vivir con Maura, así no estaría sola y tendría a su madre y su mejor amiga a puertas de distancia. Y desde entonces vivían juntas, Maura había adaptado la habitación que ocupaba como oficina como cuarto para la niña, ella misma lo había decorado.
Tiempo después, a pesar de que Jane ya quería volver a vivir sola, no tuvo corazón para separar a Maura de Sofia y viceversa. La detective sabía cuanto Maura había deseado ser madre y no había podido. Su hija había llenado ese hueco en su vida y tanto una como la otra disfrutaban del vinculo que habían creado. Por supuesto nada había sido facil. Jane estaba acostumbrada a su independencia y muchas veces la doctora llevaba su sobreprotección a niveles estresantes. Más aún porque la salud de Sofía había sido fragil desde su nacimiento. A pesar de llevar una vida normal sin complicaciones, Maura se había obsesionado con cuidarla más de lo que debía.
-Mami- dijo la niña señalando unos colgantes en un aparador – mira que bonitos –
Y eso era lo único que necesitaba decir. Y Sofía lo sabía. Sólo bastaba con señalar algo para que Maura se lo diera. Su parte racional le decía que consentir demasiado a los niños podía ser contraproducente, pero también le decía que ella era una niña lista, independiente, creativa y segura de si misma. No había nada de malo en darle todo lo que pudiera para hacerla feliz.
Entraron a la tienda y Maura soltó su mano para dejarla ser. La vio perderse entre montones de cortinas y adornos para su cuarto. Toqueteó todo lo que tuvo a mano hasta que se decidió a elegir lo que quería llevarse.
Momentos más tarde salieron de allí con otra colección de bolsas.
-Sofía – la llamó al verla esconderse entre unos estantes – No es seguro no parecen ser muy estables. Ven – la niña sonrió dando pequeños saltitos hacia ella obedeciendo sin hacerlo en realidad. - Sofi – insistió en un tono más grave al ver que se demoraba a drede, pero la pequeña se desvió de la linea recta que la conducía hacia ella y se alejó un poco. - Ven aquí pequeña diablilla – rió acercándose a ella para tomarla por la cintura y alzarla. - Sabes que es difícil para mi tomarte con tantas cosas. - La niña rió a carcajadas divertida de la situación. - Ya es hora de irnos. Nos hemos demorado demasiado - Luego de hacerle unas cosquillas en la barriguita volvió a dejarla en el suelo y se aferró a su mano.
Al llegar al estacionamiento Maura abrió la cajuela y puso las bolsas dentro sin soltar la mano de la niña. Luego la subió y la aseguró a su silla.
-¿Que quieres escuchar de camino a casa? - preguntó mientras se ponía el cinturón de seguridad mirándola por el espejo retrovisor. - Recuerda que hoy es viernes, día de los maestros. - La niña la miró pensativa. -¿Recuerdas alguno? -
-Mmm... - Sofia miró por la ventanilla intentando concentrarse, no recordaba muy bien los nombres de los que su madre llamaba "Grandes maestros" eran los de la música que le ponían para dormir. Intentaba recordar uno que no fuera Vivaldi, Mozart o Beethoven, que eran sus favoritos y Maura lo sabía. Pero le gustaba sorprenderla y hacerla sentir orgullosa - ¿Shumer? -
-¿Schubert? - la corrigió dulcemente. Sofi asintió y Maura buscó la música antes de poner el vehículo en marcha. Una vez en camino la doctora comenzó su clase final del día sobre la vida y las obras más importantes del compositor de turno.
-Ya deberían haber llegado – dijo Jane mordiéndose las uñas nerviosa.
-Tranquila hija, sabes que estando con Maura es lo mismo que si estuviera contigo. - Jane sonrió. Lo sabía. Confiaba plenamente en ella. Pero su instinto le decía que algo no andaba bien. - ¿La has llamado?
-Unas 30 veces – respondió moviendo las piernas. - Pero se ha apagado el teléfono. No lo sé ma, iré a buscarlas. Maura nunca se retrasa.-
-Lo sé. - dijo Angela acercándose a su hija. - Tranquila. Seguro se entretuvieron en algo.
-Ma, tu sabes lo estricta que es Maura con la hora de dormir de Sofi, nunca la acuesta después de las ocho. Son las ocho veinte. - Angela estaba nerviosa, sabía que su hija tenía razón. Pero no quería preocuparla más. Hubo unos instantes de silencio antes de que el teléfono de Jane apenas alcanzara a sonar. - Rizzoli. - La expresión de Jane fue cambiando lentamente a una de completo pánico. Su rostro se tornó blanco. No alcanzó a decir nada. Tomó las llaves y salió a toda velocidad de la casa sin decir una palabra.
Cuando llegó al lugar estacionó donde pudo sin fijarse y bajó a toda velocidad en busca de Frankie.
-Jane.- dijo tomando a su hermana por los antebrazos - Calma
-¿Calma? ¿Donde está Sofía? ¿Dónde está Maura? - su voz temblaba al igual que sus piernas. Lo único que podía ver desde ese angulo era la parte trasera del auto. - Déjame pasar. -
-Jane, no. - intentó detenerla pero no pudo. La detective traspasó la barrera y sus piernas le fallaron dejándola caer en el suelo al ver los dos autos destrozados. Se llevó una mano temblorosa a la boca. Frankie corrió a su lado sin saber muy bien como decirlo. - Janie...
-¿Cómo están? - preguntó con un dejo de voz temiendo la respuesta. Frankie tragó en seco.
-No están. - las dos palabras escaparon tímidamente de sus labios y resonaron en la mente de la detective. -
-¿No estan? ¿Cómo que no están?- su voz recuperó levemente la fuerza. Él apretó los labios y continuó su explicación.-
-No ha sido un accidente. Embistieron el vehículo de Maura adrede. Alguien ha planeado ésto. Las han secuestrado. - El corazón de Jane se detuvo y sintió el mundo abrirse a sus pies. Las dos personas que más amaba habían desaparecido.
Esto es todo por hoy. Si les gustó dejen review así me motivan a actualizar seguido y seguir escribiendo. Nos leemos pronto.