Mi Camino es Junto a Ti
Por: ChibiFjola

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CAPÍTULO 7

Sus Verdaderas Intenciones

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No puedo pensar bien ¿Qué puedo hacer? Las palabras, los rostros, las señales, las direcciones… ¡Todo se entremezcla! ¿Qué me pasa? La confusión predomina en mí.

Estoy perdida.
Y lo peor es que también lo he perdido todo.
Lo que tuve una vez, lo que más apreciaba en mi vida…
Me he vuelto en un alma errante sin un sendero que seguir.

Sin embargo, no pienso desfallecer ahora. Aún si no hay nada por lo que luchar ¡Quiero intentar! Sólo una vez más, antes de perder mi alma…

Quiero salvarte.

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Universo Naruto»]

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En la torre Hokage a altas horas de la noche cuando el edificio suele estar desolado y fuera de uso, siendo nada más patrullado por ninjas que hacen guardia durante ese turno nocturno. Había una oficina con la luz encendida y era exclusivamente la de Godaime-sama.

— ¡Ash! —Espetó con cierta exasperación Tsunade, echando todo el peso de su cuerpo en el respaldar de la silla que rechino un poco.

— Lady Tsunade, ya es tarde. ¿Por qué no descansa? Ya ha adelantado bastante del papeleo… —Mencionaba la acompañante de la rubia, su fiel asistente Shizune Katou quien estaba preocupada por su maestra. — De seguro mañana conseguirá…

— ¿Mañana Shizune? Será hoy —La corto Senju mientras que miraba fastidiada unos pergaminos antiguos en su escritorio. — ¿Cómo? ¿Cómo puede ser posible que exista más de un mundo?

— Bueno… sólo fue una suposición de Nara…

— ¿Suposición, dices? —Bufó como si reprimiera una carcajada divertida e irónica. — ¡Dejo de serlo cuando vi esas fotos en ese relicario!

Katou cerró un ojo y se encogió de hombros ante el grito que vocifero su superior como también temerosa de su carácter.

— Para colmo no llegamos prácticamente a nada en la reunión gracias, en parte, a esa Hinata. Esa chiquilla rebelde se largó de allí, ignorando mis órdenes sólo porque por mucho que matáramos neuronas pensando no conseguíamos modos de dar con una solución o incluso de una explicación razonable de lo que exactamente ocurría.

— Bueno… pero mi lady, hay que comprenderla ¿No? Debe estar muy asustada y desesperada al estar en un lugar donde prácticamente desconoce…

— ¡Me importa un cuerno si lo está! —Azotó sus manos contra el escritorio, haciendo un ruido ensordecedor e intimidante. — Viniendo de otro mundo o no, yo continuo siendo su superior. Su comportamiento fue una gran falta de respeto que no merece justificación y hablando de eso, ya verá lo que le tengo preparado hoy.

Ver la sonrisa sardónica de la rubia, le hizo entender a la pelinegra que definitivamente a Hinata le esperaría un duro día. No obstante, lo que le llamó la atención a Shizune fue una chispa que le era perceptible gracias a todos los años que ha estado junto con su maestra y aprendió a conocerla muy bien.

— La extraña ¿Verdad?

Tsunade salió de sus pensamientos para enfocar su atención en su estudiante y ver que le dedicaba una sonrisa comprensiva le hizo fruncir el ceño duramente.

— ¿Qué demonios…?

— Yo también la extraño —Interrumpió Katou, sabiendo que si dejaba que su lady hablará le iba a dar unos buenos sermones apunte de gritos. — Pero descuide, seguro conseguiremos una solución. Lo sé, confió en usted —Se dio media vuelta, dirigiéndose hacia la puerta. — Iré por unos bocadillos y café para continuar con el papeleo…

— No es necesario.

— ¿Eh? ¿Por qué?

Senju se levanto de su asiento y se encamino hacia la puerta donde estaba la pelinegra absorta en su sorpresa.

— ¿Y por qué más? Me voy a mi casa —Obligó que Shizune prácticamente saliera de la oficina ya que continuaba atónita. — A veces haces unas preguntas de lo más ridículas… —Cuestionó rolando los ojos con aburrimiento. — Y quita esa cara, Shizune.

Sin querer decir algo más, Tsunade empezó a caminar en medio de los pasillos apenas iluminados y prontamente siendo seguida por su alumna quien ya había reaccionado…

Siendo sustituida su expresión pasmada por una gran sonrisa que expresaba complacencia.

— Y también quita esa, eh.

Shizune rió suavemente al escuchar la orden de su Hokage y tan solo pudo decir, conteniendo su gozo:

— Sí, lady Tsunade.

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En un apartamento sencillo pero manteniendo sutilmente el toque femenino en la decoración, estaba Hinata Hyūga en el sector de la sala, sentada en el sillón con una taza humeante de té con leche y miel. La primogénita del cabecilla del clan Hyūga ha residido desde hace dos semanas y media en un domicilio lejos de su estirpe ¿Por qué motivo? Simplemente porque quiere ¿Acaso necesitaba otra razón…? Además, de seguro nadie extraña su presencia en el complejo.

Y actualmente lo prefería así en estos momentos, porque si su padre o algún otro miembro vienen a imponerle ordenes o reclamarle con la escasa paciencia que tiene. Definitivamente alguien no iba a salir bien parado de esa situación y… no sería ella, de eso podía estar segura.

También que ya tiene suficiente de las ordenes que recibe de la Godaime quien le ha impuesto más castigos que a todos los shinobis de Konoha en un año. Increíble pero cierto, ha superado su antiguo record de sanciones por la Hokage y eso, en parte, es porque la Senju de esté universo es tan o igual de explosiva como ella.

Incluso Shizune, Sakura y el propio Men… Naruto, admiten que nunca han visto a Tsunade tan histérica desde que Jiraiya la expió en las aguas termales en sus años de juventud. Según ellos, ni siquiera Naruto ha podido sacarla de sus casillas hasta ese extremo. Y no sólo era ella la que sufría la pesadez de la Godaime (que la tenía bien merecida, claro, ya que era quien la mosqueaba en primer lugar) sino prontamente todos los demás, entre esos (encabezando la lista de los desafortunados) esta Katou ya al borde de volverse sorda por los gritos malhumorados de la sannin.

Ahora que finalmente se liberó de cada una de las sanciones (cada vez peor que la anterior) de Tsunade al haber cumplido con cada una de ellas, se mantenía sumisa y recia de hacerla enfadar… de nuevo. ¡Cielos, ya estaba exhausta! No físicamente sino de oler y ensuciarse de mugre sospechosa.

Suspiró pesadamente, hundiéndose en su asiento. Manteniendo su vista en el contenido de la taza. La realidad, es que en esos momentos se sentía frustrada e indignada. Ya han transcurrido once días desde esa reunión en el complejo Uchiha (o lo que quedaba de él) y ni asomo de una solución a su problema.

Todos los que están al tanto de su identidad han estado buscando (a su modo) respuestas como en el caso de Shikamura que ha desempolvado los almacenes secretos del clan Nara, investigando haber si consigue algún pergamino que contenga datos que explique su situación actual. Lo mismo ha hecho Naruto, Katou, Sakura y Tsunade que en su tiempo libre han rebuscado en los archivos más antiguos que se almacenan en la Torre Hokage.

— ¡Aff…!

Agradecía el esfuerzo de todos ellos, enserio. Pero…

¿Por qué siempre tiene que esperar de un tercero para poder solucionar sus dificultades? ¿Tan poco apta era?

«Eres débil»

Las palabras de su padre siendo invocadas en su mente fueron como un martilleo en sus oídos. Si continuaba así… con el transcurrir de los días en este mundo, su expectativa de optimismo y perseverancia se iría al caño. Quedando a cambio una demencia que se acumula silenciosamente, esperando por denotar como una bomba.

— Madre, nii-san… —Sus perlados ojos se ensombrecieron, manifestándose en su mente los recuerdos de Tsukiko y Neji Hyūga. — ¿Qué debo hacer?

Hecho la cabeza hacia atrás, cayendo el peso sobre el respaldar del sofá. — ¿Ya no los volveré a ver…? —Los rostros de miembros del clan Uchiha se materializaron en su mente, especialmente los más allegados a ella, provocando que un escozor despertara en sus ojos… así que los cerró fuertemente, aplacando a duras penas las traviesas lágrimas que luchaban por derramarse de sus lagrimales.

¿Voy a estar perdida por siempre…?

Frunció el ceño con amargura y sin contenerse, golpeo el reposabrazos con su mano formada un puño.

Frustrada e impotente.

Esas eran los términos que actualmente la describían mejor que nunca. Se sentía inútil, un parásito que no puede conseguir nada por sí misma, por mucho que se esfuerce… ¡Nunca obtendrá un resultado productivo!

Diablos, nada ha cambiado. Pensó con angustia, dejo la taza en la pequeña mesa ya que si continuaba sosteniéndola entre sus manos lo rompería al ejercer presión en su agarre o la arrojaría contra una superficie dura (la mesa, el suelo, la pared… ¡Contra lo que sea!).

Los interminables entrenamientos, las noches en desvelo, el despreció de mi clan o de cualquier otro, las heridas sangrantes provocada por cada batalla perdida o ganada…

¡Nada ha funcionado! Continuó siendo la niña débil que tan sólo se lamenta y es indulgente, permitiendo que la pisoteen.

¡Mi razón de querer ser fuerte…!

Se inclinó hacia adelante, escondiendo su rostro en su regazo y sintiendo prontamente la suavidad de su cabellera que caía sobre sus hombros hasta que encontraron donde descansar mientras que se abrazaba a sí misma, clavando sus uñas a los costados de su cuerpo.

Era para limpiar mi propia vergüenza, yo…

— ¡Maldición! —Masculló entre dientes.

¡¿Qué he hecho durante todos estos años?!

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Universo Menma»]

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Debía admitir que estaba un poco nerviosa, nunca, jamás, creyó que tendría una interacción tan directa con Itachi Uchiha. Es decir, de niña recuerda haberlo visto en las reuniones políticas de los clanes pero… más que intercambiar un par de palabras genéricas propias de un trato meramente político (¿Ejemplo? El saludo y la despedida). Jamás ¡Enserio!

Y ahora el quién la iba ayudar a liberarse de esta loca parodia de mundo, sería el Uchiha que una vez fue innombrable por ser el causante de la masacre a sangre fría de su propia familia y también que le cambio la vida a su hermano menor quien vivió en una siniestra mentira.

Si se preguntan si estoy en buenas manos…

«…te ayudare Hinata»

Aunque ustedes no lo crean, se atrevía a decir que sí. No, no, no la vean como si fuera una chiflada pero… ¡Vamos! Es la única persona que coincide con ella que todos actúan extraño ¿Acaso necesito otra razón –lógica– para aceptar la ayuda del Uchiha?

En fin, por el momento, estaba en su departamento hecha un manojo de nervios porque desde la primera vez que se vieron (Entiéndase que irrumpió en su apartamento, sacándole un susto del tipo que casi te hace orinar los calzones), se volverían a reunir pero justamente en el lugar donde usualmente ella suele entrenar su puño gentil en el lago. Y tan sólo saber que a unas cuantas horas se encontrarían la hacía sentir perturbada, no sólo porque estamos hablando de un shinobi fuerte que a su temprana edad se volvió en una leyenda sino que sentía que estuviera metiéndose en la boca del lobo.

Itachi Uchiha era un completo desconocido para ella y definitivamente lo que más la inquietaba es que no sabía que esperarse de él (Esperemos que no asesine a mi clan también). Además, aún no le había preguntado ¿Por qué estaba tan dispuesto a ayudarla…? (y no es que se queje, realmente agradece el apoyo).

«…no eres, al menos la que yo conozco, la Hinata de aquí»

Ah, es verdad. Pensó en el momento que las palabras del pelinegro se materializaron en su mente. ¿La que él conoce?, Se cuestionó en sus pensamientos confundida. ¿Significa que "la Hinata" de este mundo…? .Negó con la cabeza, apartando una repentina idea que le pareció absurda pero después de repasar todo lo que ha vivido en ese mundo…

Su idea no pareció tan ilógica.

¿Acaso… aquí ella era amiga de Uchiha Itachi?

Bueno con lo poco que recuerda del azabache en su niñez, sabía que era una persona amable y educada. Siempre mostraba afecto y devoción hacia su hermano menor quien permanecía a su lado…

Inesperadamente sus ojos perlados se ensombrecieron al materializarse una escena de los hermanos Uchiha en aquella época que eran felices, ambos jugando en una parte alejada de los adultos que hablaban sobre política y demás cosas que en ese entonces no son de interés para unos niños. Aún recuerda que el simple hecho de observarlos jugando desde lejos, le despertaba varias sensaciones que viajaban entre la alegría (al contagiarse de verlos tan sonrientes) y la melancolía (porque se acordaba que una vez fue así con Neji, al menos antes de que él la odiara por la muerte de Hizashi)…

Pero ahora tan sólo el inmortalizar ese instante en el tiempo le despertaba una sensación amarga en la boca del estomago porque automáticamente su traicionera mente hacía que materializara a un sombrío Uchiha Sasuke, demostrándole involuntariamente porque ese lazo fraternal entre ambos hermanos se destruyo.

— Será mejor que salga… —Se dijo a si misma al ver que en el refrigerador no había muchos suministros. Se coloco su sudadera y salió del departamento.

Era bueno el silencio que existía en el apartamento pero a veces el mutismo podía hacerte pensar en cosas que preferiblemente son mejor olvidar. Y entre esas cosas no quería pensar en la triste historia del clan Uchiha, suficiente tenía con las penas que cargaba en su vida para afligirse aún más por un tercero.

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Universo Naruto»]

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En una casa de estilo oriental y tradicional, en la sala que tenía vista hacia el jardín trasero; estaban dos infantes, una niña y un niño, que en silencio observaban la lluvia pero de los dos uno no se hallaba muy feliz…

¡Mhmn!

La pequeña viró su rostro hacia el niño de cabello y ojos azabaches quien tenía el ceño fruncido, mirando molesto la lluvia. — ¿Qué pasa?

¿No es obvio? Justo cuando ya decidíamos que jugar ¡Llueve! —Señaló el nublado cielo con fastidio e incluso hasta con saña.

Pero podemos jugar otra cosa… —Sugirió ella con su tono de voz sumiso, reprimiéndose de no soltar una risita al ver actuar tan infantil a su compañero de juego. Ya que si lo hacía, entonces el malhumor del azabache lo recibiría ella y solamente ella.

¿Cómo qué? —Rezongó. — No tenemos mucho que hacer adentro…

La nena miró el interior de la casa, asintiendo suavemente mientras que se sumergía en sus pensamientos. La cuestión es que sus zonas de juego estaban limitadas debido que se hallaban en una casa ajena, no podían merodear libremente por ahí porque no era la mansión principal de los Uchiha sino el hogar del hermano menor del cabecilla del clan: Tekka Uchiha, quien por el momento estaba junto a su esposa a cargo de cuidar a sus dos sobrinos mientras que Fugaku y Mikoto andan fuera de la aldea cumpliendo una misión.

Al menos ella agradecía que pudiera venir a la región Uchiha, visitando a los hijos del jefe del clan durante su ausencia sin problema alguno ya que ella, desafortunadamente, no pertenecía allí…

Ya encontraremos algo, Sasuke-ku…

Ella guardo silencio al recibir la dura mirada azabache que vislumbraba claro fastidio y ella sabía muy bien porque, había dicho su nombre con un honorífico lo cual encrespaba los nervios de él que no le gustaba las formalidades, así sea las más insignificantes. En especial si esas formalidades venían de ella ¿Pero qué podía hacer? Prácticamente desde la cuna le han inculcado la etiqueta.

Lo siento —Mencionó cabizbaja, escuchando de fondo un bufido de él.

Y ya deja de decir lo siento por todo, es molesto —Recibió una disculpa de la nena, provocando que su ceño fruncido se acentuara aún más. — Tan sólo di mi nombre a secas, sin títulos ni nada, sólo mi nombre.

Sí… —Hubo silencio que domino entre ellos más no era incomodo. — Ehmn… etto… —Balbuceó pensativa, ya que estaba a punto de llamarlo por su nombre con el "kun". — ¿Y qué hacemos ahora?

No lo sé, aburrirnos…

No en mi guardia —Intervino un hombre con características propias de un Uchiha, siendo Tekka que ingresaba a la sala hasta acercarse donde los niños y se sentó en el suelo junto con ellos.

Tío… ¿Y mi hermano?

Tu hermano vendrá más tarde, lo necesitaban a él y a Shisui en una reunión con el Hokage —Le explicó, revolviendo la cabellera de su sobrino. — Pero descuida, yo tomare su lugar para jugar con ustedes.

¿Cómo? ¿Uruchi-san…?

Bueno, es verdad. Uruchi no le gusta que corran en la casa porque se pueden lastimar o romper algo —Razonó resignado Tekka, contagiándole su estado a los menores que se desanimaron. — Pero acabo de recordar algo, es sobre una historia…

¿Qué historia? —Cuestionaron ambos niños, mirando al Uchiha adulto con ojos curiosos.

Es una leyenda, ya saben del clan. De seguro Fugaku o Itachi ya se lo habrán contado —Mencionó fingiendo desinterés en el tema, despertando todavía más la curiosidad en su sobrino que rápidamente exigió que les contara. — Muy bien, lo haré pero acérquense. Es un secreto y no deben de contárselo a nadie.

No lo haremos pero ¿Por qué? —Preguntó confundido Sasuke, después de todo si era una historia del clan Uchiha ¿Por qué mantenerlo en…? Entonces él dirigió su mirada hacia la niña, resaltando en ella esas dos perlas que tiene por ojos. La realidad nuevamente les recordaba duramente que ellos eran distintos y que su simple amistad generaba mucha polémica en la sociedad…

Y al cruzarse sus miradas tan opuestas, entendieron que ambos pensaban en lo mismo. Ella se levanto, excusándose de que iría donde Uruchi para ayudarla en la cocina. Él quiso detenerla, tomarla de los hombros y gritarle lo que pensaba pero… alguien más la detuvo. Situando una mano sobre la pequeña cabecita azulada que, según él, tiene un corte de peinado en forma de hongo.

Te vas a perder la historia Hinata.

E-Ehmn… está bien, yo… —Mantenía su cabeza gacha, escondiendo su mirada bajo su flequillo. — Y-Yo… ¡Aaah!

Súbitamente sintió como la manaza de Teyaki abandonaba su cabeza para repentinamente sentir como un brazo rodeaba su cintura y la jalaba hacía atrás hasta que termino por caer en algo moderadamente duro. Cuando abrió los ojos debido que los cerró al temer sentir el duro impacto del suelo en su retaguardia, se halló que estaba sentada sobre el regazo de Tekka y Sasuke mirando desconcertado la situación al igual que ella…

Y por su personalidad retraída, no pudo contenerse de ruborizarse y ponerse nerviosa. Estando propensa a desmayarse en cualquier momento…

No huyas —Le dijo Teyaki con tranquilidad y una sonrisa de medio lado, provocando que sus palabras la hicieran sentir descubierta ¿Tan obvia era sus intenciones?— ¡Mira que me costó escoger una buena historia para entretenerlos, eh! —Le rezongó repentinamente para desconcierto de ambos niños.

Lo sabía, ella sabía que Teyaki intentaba romper el hielo. La incómoda barrera que ha existido desde que ella, como una Hyūga, ha empezado a interactuar con los Uchiha. Un simple trato que ya no puede ser descrito efímero y superficial.

¿E-Está bien…? —Dijo débilmente, casi en un susurro mientras que un nudo se formaba en su garganta. Manteniéndose cabizbaja porque si cruzaba su opalina mirada, así sea por un instante, con alguno de los dos pares oscuros… las lágrimas escaparían de su control y lloraría. — ¿…qué yo e-escuche? Después de t-todo… —Estrujo sus pequeñas manos con fuerza. —…Yo… y-yo no…

¡Hinata siempre será Hinata! —Interrumpió Teriyaki con una afable sonrisa de medio lado, acariciándole la cabeza a la nena que alzó la mirada para verlo sorprendida. — No pienses en eso.

La peliazul sonrió, asintiendo. Agradecida por sus palabras al sentirse reanimada. Y no era la única, también Sasuke sonreía aliviado de que ella volvía a ser la misma de siempre.

¡Muy bien, ahora escuchen…! —Llamó el azabache mayor, teniendo la atención de los niños sobre él. — La historia inicia así…

— ¡EH, HINATA! —

Abrió los ojos súbitamente, sentía el cuerpo pesado y la confusión predominaba en ella. Lentamente sus sentidos se fueron despertando, escuchando pronto que alguien tocaba la puerta. Bufó débilmente al comprender que en medio de su pesar, se había quedado dormida en el sillón y ahora las pagaba con creces… Sentía todo el cuerpo adolorido al haber dormido sentada.

Cuando finalmente se sintió dueña de su cuerpo, se levanto de su asiento para encaminarse a abrir la puerta y encontrar la persona que menos se esperaba…

— ¿Men…?

— ¡Naruto, Hinata-chan, aquí soy Naruto! ¡Dattebayo! —Chilló infantilmente el rubiales.

— Eso iba a decir yo —Se excusó cabezonamente. — ¿Pero a qué se debe tu visita? —No sabía cómo era el "Menma" de este universo, pero en su mundo Menma Uzumaki jamás se había llegado (y solo) a su departamento para expresamente ir a visitarla. — ¡¿Acaso ya…?!

— No, Hinata-chan. Aún no hemos encontrado nada —La interrumpió, ya sospechando lo que iba a preguntarle. — Lo siento —Se sintió culpable al verla decaída y como esa sombra en sus perlados ojos se acentuaban aún más.

Sin importar si era la Hinata o no de otro mundo para él continuaba siendo Hinata Hyūga. Una persona que desde que capturó su atención le agradó y allí dio inicio a su amistad, volviéndose en una gran amiga incondicional. Aún se sentía en deuda con ella, ya han sido tres veces desde que lo ha salvado a él(1)… ¡Y ahora cuando ella necesita ayuda ni siquiera sabe por dónde empezar!

— ¡Vamos, Hinata-chan!

— ¿Eh? —Espetó desconcertada al repentinamente sentir como su muñeca fue tomada por una mano grande, fuerte y callosa pero que brindaba una gran calidez que era embriagadora. — ¿A dónde…?

— Te invitare a comer al Ichiraku ¡Espero que tengas apetito! —Le dijo, jalándola un poco para incitarle a que salga del apartamento.

— Pero… —Decía, sumergiéndose en sus pensamientos mientras que se sostenía con su otra mano del marco de la puerta al ser jalada por él.

— Hinata-chan, no es bueno estar solo en un apartamento. Mucho tiempo… —Decía algo meditabundo al haberse perdido en varios recuerdos de cuan solitario y abrumador ha sido su vida entre las cuatros paredes de su propia casa. Incluso ahora, prefería andar en la calle rodeado de personas que en su silencioso departamento. — Simplemente no es genial, lo digo por experiencia propia —Indicó, saliendo de sus pensamientos y recuperando su enérgica personalidad. — ¡Anda, yo invito y de una ya te recomiendo escoger el especial!

Él no sabía por los momentos como ayudarla pero al menos se encargaría de animarla y apoyarla en todo lo posible.

La deslumbrante sonrisa de Naruto y su actitud hiperactiva fue como un incentivo que lentamente se volvió en una sensación liberadora para ella. No pudo contenerse de sonreír, un gesto que expresaba diversión y una indescriptible melancolía. Porque una vez más, la luz del rubiales la envolvía y le daba la fuerza que necesitaba para avanzar…

— Tienes razón, será mejor que salga… —Contestó, liberándose del agarre de él para adentrarse un momento a su departamento a buscar su sudadera lavanda. — ¿Y cuál es el especial, eh…?

Uzumaki sonrió, sintiendo que de alguna manera la sombra que se mantenía en esos perlados ojos había disminuido. Un poco pero era un avance y eso le era suficiente, porque le indicaba que iba por el camino correcto para ayudarla.

Estaba determinado que lo haría y le devolvería con creces todo lo bueno que ha hecho Hinata por él.

— ¡Pues…!

Saliendo del edificio se escuchaba la voz del futuro Hokage naranja, mencionando un sinfín de tipos de ramen mientras que ella con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios lo escuchaba. Aunque ella no participara activamente en la conversación, curiosamente era una dinámica que parecía funcionar entre ellos y era perfectamente armoniosa. Así lo fue y así será siempre…

Porque Hinata siempre será Hinata.

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En el puesto Ichiraku, ya había pasado una hora. Ella continuaba degustando su primer plato de ramen y en el caso de Naruto ya iba por el sexto plato ¿Lo más increíble? Que a pesar de tener la boca llena, él podía hablar sin problema alguno. Definitivamente ya tenía práctica.

Tal vez para algunos les sea desagradable ese comportamiento tan poco sofisticado en el ojiazul, pero aquellos que si se habían atrevido a conocerlo mejor… ese tipo de acciones en realidad es muy cautivadora e incluso confortable. Si no le creen, tan sólo había que ver como Teuchi y Ayame o hasta ella misma se nos dibujaba una regocijante sonrisa con tan sólo escuchar a Uzumaki hablando tan animado como siempre.

Aunque el momento agradable tenía ciertas bajas y eso era porque Teuchi o Ayame no paraban de mirarla a ella como si se tratara de un bicho raro. ¿Qué carajo tenía en la cara para que la vean así…? Y no sólo eran ellos dos que actuaban extraños, muchos habitantes de Konoha se le quedaban viendo igual de extrañados. Todavía recuerda como una anciana se tropezó con un grupo de personas, cayendo al suelo como si fueran unas piezas de domino que fueron aglomeradas en una fila.

— Oye… —Dijo por lo bajo pero de igual modo capto la atención de Naruto que guardo silencio, mirándola expectante. — ¿Cómo era yo…? Es decir, ¿Cómo es la Hinata de aquí?

Él pareció pensarlo arduamente. — Pues… para serte sincero, al principio me parecías medio rarita —Automáticamente su comentario le despertó el impulso de quererlo mandar a volar de un golpe al estar mosqueada. No obstante, no lo hizo porque alguien que no recibía sus acostumbrados arranques de fuerza bruta era Uzumaki ¿Por qué? Bueno su amor por él era mucho más fuerte ¿Necesitaba alguna otra explicación?

— Pero con el tiempo empecé a conocerte. Al principio eras muy callada, educada y algo distraída, en realidad me confundías mucho con tu modo de actuar… —Mencionó, al mismo tiempo que se le llegaba varios recuerdos de una Hinata Hyūga de doce y trece años. — Y también me asustabas porque de la nada te ponías rojas y luego como si nada te desmayabas, hasta un día me disteis un cabezazo mientras que lo hacías ¡Si que me dolió! ¡Dattebayo!

Dejó los palillos en el plato, agradeciendo rápidamente por la comida para después forzar aún más su cerebro para sumergirse en sus memorias. Interminables escenarios de Hinata se le venían a la mente, aunque algunos eran un tanto borrosos por ser tan rebuscados…

— Pero también resultasteis ser alguien genial, muy amable y una gran oyente. Eres la segunda persona que sin importar qué, aun ahora, siempre está dispuesta a oírme ¡Como Iruka-sensei! Nunca te cansas o demuestras aburrimiento como los demás de mis pláticas y me escuchas atentamente —Decía animado, totalmente recreado al haber recordado varias salidas triviales con Hinata y ella tan sólo le dedicaba una gran sonrisa mientras que lo escuchaba como si lo que dijera fuera lo más importante del mundo. Ella, aparte de su maestro Iruka, jamás lo ignoró.

— Después que regrese a Konoha, a pesar de que pasaron dos años. Continuabas siendo la misma Hinata que conocía pero con algo más… Uhmn… —Se cruzó de brazos y frunció el ceño de una manera tan exagerada que se veía gracioso. — Mhn… Bueno, no sé cómo decirlo pero sólo diré que… ¡Eres aún más genial de lo que ya eras! —Dijo sin saber con exactitud como describir todas las cosas asombrosas que ella hizo e incluso lo sorprendieron más de una vez a él.

Luego de toda su dura meditación, Naruto volteo a verla para encontrarla que lo miraba fijamente con una expresión que no pudo descifrar.

La ojiperla tan sólo volvió a centrar su mirada en su propio plato a medio terminar, sin verlo en realidad y repentinamente soltó un resoplido que se volvió en carcajadas, sonoras y resueltamente despreocupadas. Uzumaki le siguió por un rato el hilo, también riéndose pero después guardo silencio para preguntarle muy confundido:

— Hinata-chan… ¿Y de qué nos estamos riendo? ¿Qué es lo gracioso? —Observó como ella apoyó su codo en el mesón y su mano cubría sus ojos mientras que permanecía esa sonrisa un tanto soberbia. — ¿Hinata-chan?

— Tan sólo de lo irónico que es la vida y de lo hilarante que puede ser —Contestó con una gran sonrisa, arrogante y sardónica pero expresaba claramente diversión. Obviamente él no comprendió sus palabras…

Así que prefirió dejarlo así y pidió su séptimo plato, engulléndolo. Convenciéndose de que si Hinata se veía feliz, no había razón de que preocuparse.

En cuanto a la Hyūga, ella permanecía metida en sus pensamientos y de un momento a otro su sonrisa soberbia se borró de sus labios. La realidad es que le perturbaba que exista la posibilidad de que aquí, su otro yo, actué justamente de la forma que ella desprecia…

¿Acaso en esta vida ella jamás cambio? ¿Continuó siendo la niña buena, sumisa, introvertida e indulgente? Si es así… ¡¿Qué rayos le sucedió?! Según lo que le han contado Tsunade, Shizune, Sakura y Naruto llegó también en este mundo al rango Jonin. Así que se volvió fuerte ¿Entonces por qué está sensación de disconformidad…? Hay algo que no cuadra en esta vida comparada con la suya…

«¡Hinata siempre será Hinata!»

¿Eh?, espetó desconcertada entre sus pensamientos ¿Por qué está recordando las palabras del Tío Tekka…?. Ahora que lo pienso, a pesar de mi actual personalidad. La Hinata que me describió Men… Naruto, era prácticamente yo pero en el pasado. ¿Eso no significará…? .Sacudió la cabeza suavemente apartando una repentina sospecha que se le estaba viniendo a la mente al inmortalizar las palabras que una vez le dijo Tekka Uchiha. No, no es posible. Además, ¿Por qué últimamente el pasado vuelve a mí…?(2)

«Cómo ustedes ya han escuchado, el Santuario Nakano tuvo que cerrar desde la desaparición de sus residentes. Y aún continúa siendo un misterio sobre lo que ocurrió en el templo antes de las inexplicables desapariciones…»

En su mente se materializo los recuerdos de aquel día lluvioso, estando Tekka junto con Sasuke y ella de niños mientras que escuchaba una historia sobre el clan Uchiha. Fue un cuento muy breve pero interesante hasta que Itachi regresó de sus asuntos shinobis y justamente en ese instante tanto Sasuke como ella, se percataron que ya había escampado. Saliendo a jugar todos juntos o al menos los tres, ya que el tío Tekka los observaba desde lejos con una imperceptible sonrisa.

Con el transcurrir del tiempo tanto Sasuke como ella, consideraron todas las historias fantásticas de Tekka Uchiha como simples cuentos que no iba más allá de ser ficticios. Y obviamente ellos perdieron el interés pero se entretenían al ver como uno de los honrados miembros de la policía de Konoha, colocaba tanto empeño y pasión al contarlas.

— ¿Desapariciones…? —Entrecerró los ojos al venírsele más fragmentos de otros recuerdos, algunos eran de Fugaku y otros eran de Itachi.

— ¿Huh? ¿Pasa algo…?

«¿Sabes Hinata? Cuando tengas problemas con algún Uchiha. Tan sólo medita un poco…» La imagen de un Itachi de doce años y ella de siete años, caminando por las calles del complejo Uchiha en medio de un atardecer se le vino a la mente.

«No hay que saber de todo siempre y esperó no volverlos a ver a los alrededores…» Fugaku sermoneando a Sasuke y a ella mientras que se dirigían a la mansión principal del clan Uchiha.

— Al estrecho del barrio…

— ¿Hinata-chan…? ¡WAH! —Se sobresaltó un poco al ver como la peliazul imprevistamente se levanto de su asiento.

— Gracias por la comida pero tengo que irme.

— ¿Qué? ¡Espera! —Le pagó rápidamente a Teuchi por la comida y se despidió a medias ya que la kunoichi no estaba dispuesto a esperarlo. — ¡¿Por qué tan de repente?! —Logró alcanzarla, y tomar su muñeca. Reteniéndola. — Hinata-chan, dímelo. Si hay algo que puedo hacer para ayudarte ¡Puedes contar conmigo! ¡Dattebayo!

— Lo sé —Le contestó con sinceridad y una media sonrisa se dibujo en sus labios, un gesto soberbio pero afable. No quería que Uzumaki malinterpretara sus acciones, porque ella confiaba plenamente en él. Es más, podría poner su vida en sus manos al saber que él no la dejaría morir. Sin embargo, ahora estaba algo impaciente y más que nunca quería llegar al destino que tenía trazado en su mente.

— Creo tener algo —Confesó, sus ojos perlados resplandecían con fulgor. Una chispa que manifestaba determinación y se mantenía ahora recia a desvanecerse. — Para recuperar… nuestras vidas, la mía y de la otra Hinata.

— ¡¿Pues qué estamos esperando?! —Le cuestionó igual o más animado que ella, lo que le faltaba es que el shinobi naranja brincara en un sólo pie. — ¡Andando!

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((«».«»))

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En los recintos Uchiha, había un sepulcral silencio que solamente era roto ocasionalmente por la mansión principal donde habitaba el último sobreviviente del clan junto a sus fieles lacayos. Últimamente su líder estaba más distante y distraído de lo normal, entonces en uno de los tantos intentos de seducción de Karin (y también con el "desinteresado" propósito de "reanimarlo") intervino deliberadamente Suigetsu. Frustrando todo y como primera reacción de la pelirroja fue abalanzarse sobre el cínico albino para molerlo a golpes.

Alejado del escándalo y entre los corredores del exterior de la casa que tenía como paisaje los jardines de la mansión, estaba Jyugo ya acostumbrado a las disputas de sus dos compañeros así que los ignoraba…

Sin embargo, eso no lo podía hacer cuando se trataba del joven Uchiha que le ha tomado cierto aprecio y respeto, por eso disimuladamente enfocaba su mirada naranja de un tono escarlata hacia él; analizándolo en silencio en busca de respuestas y soluciones. También que ha convivido lo suficiente con el azabache para saber que su comportamiento no era común en él…

En medio de la disputa, Karin se detuvo en propinarle otro puñetazo a Suigetsu que tenía una apariencia bastante magullada y ella parecía pensativa mientras que fruncía el ceño de un modo tan grotesco que incluso se veía cómico. Por supuesto, ella no fue la única porque las fracciones faciales de Sasuke se endurecieron aún más…

Y aquello que generó que ambos se mostraran ceñudo, apareció súbitamente abriendo la puerta de entrada al mismo tiempo que vociferaba un grito risueño:

— ¡TEME…!

— Dobe.

Pero ambos miembros Taka no les fastidiaba (del todo) la presencia de Naruto sino su acompañante que en estas últimas semanas ha generado respectivamente una perturbación en sus mentes (más de la que tienen).

— Después escucho tu alegría por verme, ahora necesito que vengas…

— ¿Qué hace está aquí?

Está, tiene nombre —Intervino Hinata con su presencia tan prepotente, sin dejarse amedrentar por el despectivo comentario. — Pero supongo que debo entender que en esa cabeza de remolacha tuya es tan dura que te vuelve en una retardada sin remedio. Así que perdono tu falta.

— ¡Tú…! —Guardó silencio al escuchar cerca suyo como se desternillaba cínicamente el shinobi albino. — ¡¿Y tú de qué te ríes, maldita piraña?! —Le pateó.

El ojivioleta rezongo entre dientes contra la pelirroja, ya dando inicio a otra pelea entre ellos pero Uchiha le ordenó que se callara ¿Por qué diablos lo mandaban siempre a callar a él y solamente a él? Una disputa es de dos.

— Sasuke debes venir al templo Nakano con nosotros.

El azabache miró fríamente a la peliazul que ni se sintió afectada, más bien le sostenía la mirada con indiferencia e incluso aburrimiento. Obviamente, la atmosfera se volvió pesada y densa causando que los demás estén tensos.

— Hinata-chan tiene una posible idea de cómo conseguir respuestas a lo que le ocurrió y parece estar en ese santuario…

— No me interesa y allá no hay nada que le concierna a un Hyūga, ahora lárguense.

Automáticamente el rubiales se molesto, así que se aproximo al ojinegro no dispuesto a recibir una negativa y si moliéndole a golpes lo convencería ¡Pues lo haría con gusto!

— ¡Oye…!

— Sasuke ¿Sabes por qué los que custodiaban el templo desaparecieron? —Preguntó la ojiperla que ante la negativa del moreno no se altero como Uzumaki, más bien se mantuvo serena.

— ¿Y eso qué…?

— ¿Sabes o no? —Interrumpió Hinata a propósito porque sabía que él le contestaría toscamente pero no lo que le estaba preguntando.

Por otro lado, Karin no soportaba la manera como esa cegatona trataba tan insolente al Uchiha y le iba a dar un parado a esa mujer. Sacarla si era necesario de las greñas pero Jugo la detuvo al poner una mano sobre su hombro, algo muy poco usual en él que suele mantenerse indiferente a todo a su alrededor a excepción de asuntos serios que involucren el bienestar de Sasuke…

— No, aparte de lo que registraron del caso.

— Como también, ya sabes que el templo era usado para las reuniones secretas del clan y también un depósito subterráneo —Algunos se extrañaron al principio que ella estuviera al tanto de eso pero después recordaron que desde la cuarta guerra shinobi, el asunto dejo de ser confidencial. — Bien, ¿Y qué pensarías si te dijera que los Uchiha habían descubierto algo tan peligroso que les costó la vida los que la custodiaban?

— Tienes mi atención Hyūga —Enfocando su mirada en ella. — Di lo que sabes y porque esa información está bajo tú poder.

Los perlados ojos resplandecieron en satisfacción al ver que justamente lo que había predicho se había cumplido. Y es que sin importar si está en otro mundo al suyo o no, Sasuke siempre sería Sasuke…

Eres tan predecible .Pensó la peliazul con cierta melancolía.

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Universo Menma»]

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Ya estaba oscureciendo, había hecho dos viajes al apartamento para abastecer las despensas y el refrigerador. Incluso se compró unas prendas de vestir a su gusto (En otras palabras: extremadamente holgadas), entre otras cosas. Sin embargo, el agradable momento termino para ella porque dentro de un par de horas se encontrará con Itachi Uchiha en un sector específico del boscaje que rodea la aldea.

Los nervios que se habían apaciguado durante las compras, volvieron mientras que se dirigía al lugar de encuentro ¿Y si él no viene a decirle palabras alentadoras? ¿Entonces vivirá por la eternidad en está retorcida dimensión alterna?

No, no, la negatividad no está permitida .Se animaba mentalmente ¡Ni siquiera a escuchado lo que tiene que decirle Uchiha ¿Y ya está perdiendo las esperanzas?! Confianza en sí mismo, confianza en sí mismo, confianza en sí mismo…

— Vaya, vaya, pero miren lo que trajo la noche…

Ella roló los ojos con pesadez para luego ver resentida el cielo nocturno.

Quería confianza, no un patán.

No dispuesta a tolerarlo, continuó con su camino. Ignorándolo deliberadamente… o al menos eso quisiera si él no la estuviera siguiendo, caminando despreocupado con las manos metida en los bolsillos del pantalón que conformaba el uniforme ninja de Konoha.

— ¿Se le ofrece algo? —Deteniéndose para verlo de reojo, admirando la sonrisa soberbia de medio lado pero un tanto juguetona de Uchiha Sasuke…

Por alguna razón sintió escalofríos de ver ese lado del azabache y al mismo tiempo un mal presentimiento. Porque no era ciega para sospechar que él tramaba algo, sólo había que ver ese travieso destello que vislumbraba en sus ojos ónix. ¿Lo peor? Que ver a un Sasuke sonriente y despreocupado era más aterrador que uno con sed de sangre.

— ¿Por qué, me ofrecerás algo?

Ella podía ser ingenua pero no idiota, la pregunta que hizo venía con doble sentido.

— Deje de seguirme —Reclamó la Hyūga después de un rato cuando retomo su marcha y Uchiha le pisaba literalmente los talones.

— No lo hago.

Finalmente Hinata se cansó al ver que por mucho que tomara distintas direcciones él continuaba detrás de su persona ¡Rayos, ya habían camino media aldea y nada! ¿Y Uchiha decía que no la seguía? ¡Ja, si cómo no!, así que uso sus habilidades ninjas desplazándose por los tejados de las edificaciones.

¿Y cuál fue su sorpresa…?

— Una noche muy buena para salir ¿No lo crees?

Uchiha estaba a su lado mirando el cielo nocturno tan relajado, ignorando su obvia alteración al estar consciente de su imprevista (y molesta) presencia. Desvió su marcha, yendo en otra dirección y como ninja especialista en el rastreo. Uso sus conocimientos de exploración para perder su rastro y así ser indetectable, a ver si con eso se quita de encima al azabache.

¡Al fin~! .Pensó aliviada y exhausta, apoyándose de un árbol. Su último movimiento que le dio el triunfo fue adentrarse al espeso boscaje de Konoha. El problema es que estuvo dos horas y media en ese "juego" absurdo.

— ¿Cansada?

Hinata se irguió alterada, pegando la espalda contra el tronco del árbol como si quisiera fundirse con él… ¿Y cómo no? Si enfrente tenía al moreno que se veía bien entretenido con su sorpresiva reacción, la sonrisa sardónica lo delataba.

— ¡No h-hagas eso! —Le reclamó agitada, calmándose del susto que le saco. — ¿Y por qué… me sigues?

Él se carcajeo. — Oh, esto sí que es interesante. Cuando te enojas o avergüenzas dejas de usar las formalidades… —Le mencionó, avergonzándola porque la kunoichi hasta ahora se percata de ese detalle en su persona. — En cuanto a lo otro… —Se aproximo a ella quien se inquieto ante su inesperada cercanía, retrocediendo pero el árbol le frustraba la huida. — No te dejare dormir esta noche… —Entre sus dedos sujetó el pequeño mentón femenino.

Hinata se clonó en un tomate maduro de pies a cabeza, causándole gracia a Uchiha aunque no apreciaba mucho la expresión de espanto que se dibujaba en ella…

— ¡Pffft…! —Espetó repentinamente él, en medio de la densa e inquietante atmosfera que había entre ellos. — En verdad,… jamás me canso de esto.

— ¿Eh? ¿Qu…? —Guardo silencio al sentir como él soltaba su mentón suavemente para llevarlo sobre su cabeza donde la acaricio gentilmente. No era un gesto despectivo ni socarrón, era…

— Por fin llegas…

Ambos morenos se sobresaltaron al escuchar una tercera voz y cuando giraron a ver quién era se encontraron con Itachi con su misma careta indiferente más su capa de Akatsuki y el sharigan activado.

— Itachi.

— Tonto hermano menor ¿Qué haces aquí?—Desvió furtivamente su mirada hacia la ojiperla que se sintió acusada por lo cual negó enérgicamente más no se explico bien al atorársele las palabras en la garganta. — Esta es una reunión que no te concierne…

— ¿Y quién lo dice? —Le rezongó jactancioso. — Estoy ayudando como el apoyo de Hinata ¿Verdad? —La miró a ella que se mostró inquieta e incluso hasta perturbada.

¡Por Kami-sama! Esto era tan bizarro, Sasuke sonriéndole y tratándola con familiaridad le era aterrador. Sin agregar que le despierta unas tremendas ganas de huir de allí como si el mismísimo Jūbi(3) la persiguiera.

— Me atrevería a decir que ella no necesita de dicho apoyo.

— ¿Y qué te asegura tan repentina conjetura, hermano?

— Sólo basta con verla.

Ambos Uchiha enfocaron su atención en ella que se sintió aún más diminuta con esas penetrantes y fijas miradas.

— D-Disculpe la tardanza… Uchiha-san —Hizo una torpe reverencia y con toda la valentía que reunió, alzó la mirada para encarar ese par de ojos tan intimidantes. — ¿Podríamos e-empezar…?

Pero los hermanos continuaban en su observación, analizándola silenciosamente. Se encogió de hombros y se tanteo suavemente el rostro para preguntar vacilante:

— ¿A-Acaso tengo algo…?

— No —Contestó raudo Itachi. — Sígueme —Hizo el ademan de caminar pero luego de avanzar un par de pasos se detuvo en seco, tan imprevisto fue sus movimientos que Hinata perdió por unos segundos el equilibrio, estando a punto de besar el suelo si no fuera por sus reflejos como kunoichi…

…O al menos eso quisiera decir ella.

Sasuke que caminaba a su lado había situado una mano en su cintura, acercándola a su persona. Cuando Hyūga salió de su desconcierto que la fuerte y gran mano sobre su figura más el calor que emitía el cuerpo masculino a su lado, era real; prontamente elimino con ese contacto que le puso la piel de gallina, dando un empujón al joven moreno que no fue un gesto brusco pero tan poco delicado. Respirando ella agitadamente a dos metros de distancia de él, manteniéndose a la defensiva como si se tratase de un gatito asustadizo al hallarse arrinconado enfrente de un depredador.

— Con que apoyo, eh —Le susurró por lo bajo Itachi a su hermano que intentaba mantenerse condescendiente ante el repentino arrebato de la ojiperla.

— Cállate —Le rezongó en un murmullo. No queriendo demostrar de más cuan afectado se sentía con la repentina acción de la peliazul.

El miembro de Akatsuki suspiró abnegado, aunque su rostro no demostraba ninguna emoción. — Hinata a mí me da igual el asunto pero… ¿No te importa si mi tonto hermano menor está?

— E-Eh… yo… —Su mirada iba y venía de Itachi a Sasuke hasta que finalmente recayó en el más joven de los dos morenos…

«Cuando me llegue a enamorar…»

— No… c-creo que no —Contestó cabizbaja, ruborizándose.

Ambos hermanos intercambiaron miradas extrañados para luego seguir con su camino, seguido desde lejos por la ojiperla que parecía meditabunda y con un permanente sonrojo.

¿Por qué recordé eso ahora? .Se cuestionó en sus pensamientos la kunoichi, vislumbrándose confusión en sus ojos. Yo… eso y aquello…, .Se decía perdiéndose en sus remembranzas, meditando contrariada mientras que alzaba una mano…

— Ey, Hyūga…

La aludida alzó la mirada para cruzarse con otra de color ónix.

— ¿Te pasa algo en la cabeza?

Finalmente reacciono, negando azorada y quitando su mano de su cabeza. — ¡N-No…es nada! Como sea ¿Por qué me llamaba Uchiha-kun…? —Guardo silencio al ver por unos segundos que la sonrisa ladina de Sasuke desaparecía y una sombra lúgubre se proyectaba a la altura de sus ojos que perdían vida. — ¿Dije algo…m-malo?

— Oh, nada, no me pongas atención —Refuto divertido él, recuperando su actitud soberbia y seductora. — Sólo estoy aquí de apoyo.

— Hablen menos y caminen más.

— Sí, sí, ya te oímos hermano —Contestó fastidiado para luego enfocar su mirada como el carbón sobre ella, dibujándose instantáneamente una sonrisa ladina en sus labios. — ¿Vamos? —Extendió un brazo en la dirección donde se había ido Itachi, dándole paso a ella caballerosamente.

Sin poder decir nada y con la cara ardiéndole, cabizbaja retomo torpemente su marcha. Siendo prontamente seguida de cerca por el azabache con las manos metidas en los bolsillos del pantalón y sin perder esa altiva pero juguetona sonrisa.

Nuevamente se invocó en su mente el recuerdo de ella cuando era niña junto a su querida madre. Lloraba desconsoladamente sobre el regazó de su madre después de un duro entrenamiento con su padre, teniendo varias heridas superficiales sobre su pequeño cuerpecito pero eso no le dolía tanto como la frialdad de su querido padre quien siempre intentaba complacer. Sin embargo, en medio de su llanto y las alentadoras palabras de su progenitora que parecían no surtir efecto en ella; Tsukiko Hyūga decidió usar otro método para consolar a su hija y fue acariciando su cabecita, revolviendo entre sus finos dedos la corta cabellera azulada.

Mamá… Pensó con una débil sonrisa nostálgica, llena de amor. Un gesto que se atrevió expresar abiertamente al saber que nadie la observaba. «En verdad,… jamás me canso de esto» Su sonrisa se borró al venírsele a la mente el rostro de un Sasuke Uchiha adulto en su versión (aterradora) de Casanova…

Para luego volver a perderse en su anterior recuerdo con su querida madre a la que después de su cariñoso y silencioso gesto… entonces ella entre las lágrimas que escapaban de su control, sonrió feliz mientras que abrazaba con fuerza a su madre y decía:

«Cuando me llegue a enamorar… será de una persona que acaricie mi cabeza tan gentilmente cómo mamá»

Empuño sus manos con fuerza, sacudiendo su cabeza azorada apartando ese recuerdo que se entremezclaba con la vez que Sasuke le acaricio la cabeza tan gentilmente.

Como sea… eso y aquello… son cosas muy distintas.

Concluyó en sus pensamientos Hinata porque… un simple recuerdo y unas palabras inocentes que dijo en su niñez no significan nada con el reciente gesto que recibió departe del joven Uchiha… ¿Verdad?

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Universo Naruto»]

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¿Había cometido un error? Ella podía verlo, en breves fragmentos, el Sasuke que conocía… ¿O es qué ella sólo ve lo que quiere creer? ¿Tan cegada estaba? ¿Esté Sasuke Uchiha era distinto al de su mundo? Ambos eran unos idiotas (De eso estaba segura ni por venir de universos distintos se salvaban de la estupidez) y aún así… había algo que faltaba, algo distinto, pero no sabía qué.

En este mundo… ¿También había perdido a Sasuke?

— ¡Eres un maldito!

Hinata reaccionó al escuchar el grito iracundo de Naruto, alzó la mirada para ver que un aura hostil emergía de los shinobis más fuertes de Konoha. Naruto ante la negativa del moreno no pudo contenerse en arremeter contra esté que no se intimido, ahora mirándose desafiantes y con el rubiales agarrándole de la camisa con fuerza.

— Bien, finalmente lo has captado —Se mofó.

Naruto gruñó en respuesta del comentario sardónico. — ¡Aún después de todo lo que has vistos y lo que te ha dicho Hinata-chan…! ¡¿Te rehúsas ayudar?!

— Sí ¿Algún problema con eso? —Contestó fríamente y por unos segundos centro su oscura mirada en la peliazul. — Después de todo esa Hyūga no tiene nada que ver conmigo.

Uzumaki realmente estaba molesto con la terquedad de su bastardo amigo pero el modo tan despectivo con que se dirigió a Hinata, también su amiga, lo encolerizó y no iba permitir semejante trato. Así que iba alzar su puño para impactarlo contra el rostro del Uchiha pero…

No esperó que alguien lo detuviera y cuando dirigió molesto su mirada hacía el entrometido dueño de aquella mano que sostenía su brazo, su expresión iracunda cambio a sorpresa al encontrarse a Hinata que se veía impávida.

— Déjalo.

Abrió desmesuradamente sus ojos al igual que los compañeros de Sasuke. — ¡Pero Hinata-chan él…! —La ojiperla cabeceó en negativa, manteniéndose inmutable. Y el ojiazul no tuvo más opción que liberar de su agarre al azabache.

— Si eso fue todo, ya lárguense.

Naruto se volteó al pelinegro sumamente molesto e iba a reclamar si no fuera porque Hinata tomó la palabra con esa expresión tan estoica e indiferente a la cual no se acostumbraba todavía.

— Vivir pacíficamente es algo fantástico pero… —Su tono de voz se volvió fría y despectiva, enfrentando desafiante la intimidante mirada del Uchiha. —…Abandonar a quienes se esfuerzan por esa razón, eso me repugna.

— ¿Y eso qué?

— Itachi… era un pacifista pero cuando hacía algo, él realmente lo hacía.

Definitivamente Sasuke tenía escrito en la cara "Matar" y sólo apuntaba ese mensaje a Hinata. Todos podían apreciar claramente el instinto homicida del azabache, por eso los demás shinobis estaban alerta con el mínimo movimiento que ejerciera Uchiha o si no habría fragmentos de la ojiperla regados por toda la mansión (A Karin le daba igual).

— Llega al maldito punto, Hyūga —Empuñaba con fuerza sus manos y su pecho se hinchaba frenético de la rabia que sentía. — ¿Qué quieres decir? ¿Qué mi hermano es mejor que yo?

Ella no sería la primera que lo compara con su hermano y aunque hoy en día eso le tiene sin cuidado, no toleraría que hablara confianzudamente de…

— No —Contestó para el desconcierto de todos y su fría expresión se volvió nostálgica pero sin perder la firmeza en su voz. — Eres mejor que él e Itachi lo sabía, siempre… decía que tú serías capaz de cambiar a los Uchiha hasta el punto de eliminar la maldición del clan que lo han condenado desde generaciones atrás…

Bueno, eso definitivamente tomó a todos los oyentes desprevenidos que estaban al tanto de la Maldición del Odio. Una maldición en el que el mismo Sasuke fue víctima.

— Y yo creo en sus palabras —Sus ojos perlados eran penetrantes y con un brillo solemne en el que demostraba su franqueza. — Pero eres tan testarudo… que ni siquiera lo puedes ver.

Sin más que decir, Hinata se fue de allí… dejando al último Uchiha sin siquiera darle chance de que manifestara su opinión sobre su "confesión" (Si así se podía llamarle). Prontamente Uzumaki la siguió, sin poder creer aún que de todas las personas que enfrentarían a su bastardo amigo y lo dejarían en su lugar sin palabras… sería Hyūga Hinata. Si alguien alguna vez se lo fuera mencionado, jamás lo creería si no lo hubiera visto con sus propios ojos.

— ¡Hinata-chan…!

Cuando salió de la residencia Uchiha, Naruto a lo lejos pudo ver a la kunoichi que rápidamente la alcanzó. ¿Qué podía decir en un momento como este? Finalmente tenían una posible pista de hallar una solución al problema y ahora… porque a Sasuke le salió lo cabrón (como siempre), están estancados. Volviendo al punto de partida…

— Está bien, no te tienes que sentir responsable.

Él alzó su mirada para cruzarse con los ojos perlados de su amiga que se hallaban pasibles y hasta resignados. Provocando que ver esa débil sonrisa en ella, tuviera el urgido impulso de regresar a la residencia Uchiha y darle una buena tunda a Sasuke. No obstante, lo que ignoraba el futuro Hokage naranja es que la mayor de las inquietudes de la ojiperla en ese momento no era de que el azabache se fuera rehusado ayudarlos sino el propio Sasuke.

— En realidad… ya lo veía venir.

— ¿Eh? ¿De verdad?

Hinata asintió distraídamente. — No conozco al Uchiha Sasuke de aquí, pero creo…

Ladeo la cabeza un poco para ver el rostro de su amiga ya que estaba cabizbaja. — ¿Pero crees qué? —Preguntó al ver que ella no completaba la oración, sumergiéndose en algún pensamiento que él ignoraba.

Que él esta así porque está confundido. Completo en sus pensamientos y sin tener la clara intención de decirle lo que sospechaba a Uzumaki, aún si era su ídolo y gran amor, dijo con una pícara sonrisa:

—…Que eso no tiene porque impedirnos a cumplir con nuestra misión ¿Verdad?

Uzumaki miró sorprendido como la expresión de la kunoichi cambió rápidamente, reflejando ahora en su mirada perlada un brillo ladino junto con una sonrisa soberbia. Él se contagio de la malicia de su amiga, sonriendo zorrunamente al captar sus palabras y se dedicaron una mirada silenciosamente cómplice.

— ¡Tú lo has dicho, Hinata-chan! ¡Dettabayo!

A continuación dieron uso de sus habilidades ninjas y se fueron de allí.

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FIN DEL CAPÍTULO 7.


****Aclaraciones del Capítulo:

(1) ya han sido tres veces desde que lo ha salvado a él. Según tengo entendido de las fuentes de información que busque, Hinata ha salvado tres veces a Naruto de modos muy únicos ¿Cuáles son esas? Son:

[!] La primera fue antes del Examen Chunnin, ya que Naruto estaba deprimido de que no sabía si fuera capaz de ganarle a Neji, en ello Hinata lo reconfortó con sus palabras de aliento alentándolo de que él es un "Gran fracasado orgulloso" ya que hasta un fracasado puede cambiar su destino.

[!] La segunda fue en la invasión de Pain, ya que no sólo lo salvó sino que confesó a Naruto su amor y ya que cayó derrotada fue la detonante del contraataque de Naruto-Kurama. (Aunque a mi opinión personal eso fue un intento de suicidio innecesario)

[!] Y la más importante es en la Cuarta Guerra Mundial Shinobi, ya que por unos segundos y por primera vez Naruto estuvo a punto de caer en la desesperación y al lado oscuro con el ofrecimiento de Obito de escapar de este mundo podrido y del dolor por la muerte de Neji junto con la de otros camaradas, pero fue ella quien con sus palabras alentaron a Naruto para seguir peleando y juntos de la mano se preparan para enfrentar al Diez colas.

(2) ¿Por qué últimamente el pasado vuelve a mí…?. No sé si logré darme a entender aquí pero por si acaso, aclaró. Lo que Hinata se refería al pensar en esta frase fue que últimamente recuerdos que usualmente prefiere olvidar o mantener enterrados en sus memorias debido a los sentimientos de incomodidad que despierta en ella; deliberadamente los evoca ya sea en sus sueños o ante una situación que se los recuerda.

Ahora si se preguntan ¿Qué quiere exactamente olvidar Hinata y por qué? O cualquier otra cosa que se pregunten profundizando el asunto de ella… No lo puedo decir, más adelante se revelará.

(3) Jūbi. Es la "Bestia de Diez Colas". Siendo el ente máximo de chakra y la Bestia con Cola original que fue sellada dentro del Sabio de los Seis Caminos (Hagoromo Ōtsutsuki) en el manga/anime NARUTO.


NOTA DE CHIBIFJOLA: ¡Volví...! Bueno retomando otra vez la rutina, actualice. El dilema que en las vacaciones no adelante ni un poquito del fic (soy culpable), tengo el capítulo 8 medio incompleto así que tal vez me retarde un poco para la siguiente actualización. Además que intento avanzar el otro proyecto SasuHina que tengo breves bloqueos en un par de segmentos finales para escribir el 5ºCapítulo y FINALMENETE terminarlo pero que va la inspiración no me lo hace fácil.

Sin más que decir, no les desgasto más la vista xD. Y me despido queridos lectores como siempre agradeceré a TODOS que se dan un tiempito para leer mi fic pero sobretodo se anuncian por medio de sus comentarios o agregando en follow o como sus favoritos ¡GRACIAS Y MIL GRACIAS! Hacen que el tiempo que me tomo para escribir la historia valga la pena ;). También porque me indican que lo estoy haciedo bien como escritora y los estoy entreteniendos.

¡Bye-bye! Nos leemos en el siguiente capítulo y les mando un gran abrazo virtual.