TÚ ERES EL SINSAJO

(PARTE II)


Mantenemos cierta distancia de pocos metros para seguridad de ambos. Peeta no quiere lastimarme, porque eso lo destruiría irremediablemente y mi vida me importa muy poco, pero el tener la certeza de que mi perdida lo dejaría destrozado, me hace desistir, de poner mi vida en riesgo.

-¿Quieres hablar de eso? –Quería reparar alguna de las cosas que le hice a Peeta injustamente desde su regreso tras el secuestro. Haymitch tenía razón, me sentí humillada y prefería huir en vez de ayudarlo. Rompí mi promesa de protegerlo.

Él negó con la cabeza.

-Son muchas cosas, Katniss. Me odio a mi mismo por todo lo que he hecho, por herirte, por matar a Mitchell, se que fue un accidente, pero yo lo empuje, porque él intentaba protegerte.

-Peeta, no eres tú el que ataca. El Capitolio te hizo eso, Snow quería destruirme y tú tuviste la mala suerte de estar en el medio. Sabía que nada me haría más daño que eso.

-Tal vez… Pero es mi cuerpo, es mi mente. Y creo que ya ni eso me pertenece. Pierdo el control y no sé qué real de lo que no lo es.

-Pregunta, entonces. Todas las dudas que tengas.

-Tú me sedaste para ir por mi medicina ¿Real o no real?

-Real. No podía soportar la idea que te murieras y esa era mi única oportunidad de salvarte.

-Fue por el show ¿Real o no real?

Siento el impulso de quedarme callada y no soltar ni una palabra, pero las palabras de Haymitch recordándome que lo había abandonado cuando tiempo antes prometí prometido protegerlo, y la advertencia que recordara la promesa, me hizo darme cuenta de que debía tratarlo bien y dejarlo de tratar como si fuera culpable de algo. Estaba dirigiendo mi odio hacia mi misma hacia él.

-No real. –Me mira pidiendo explicación. –Lo hice por… mí. –Es la verdad. No lo quise reconocer hasta mucho después. –No… no podía renunciar a ti.

-En el Vasallaje tú estabas dispuesta a morir por mí ¿real o no real?

-Real.

-No sabias nada del plan de rescate ¿real o no real?

-Real, ni siquiera sabía que existía el Distrito Trece, no pensé que hubiera gente allí.

-Haymitch sabía y nos mintió ¿real o no real?

-Real. –Digo con cierto resentimiento. Porque nunca le perdonare a Haymitch ocultarnos información tan importante, que tal vez hasta podría haber evitado el secuestro de Peeta, y nuestros aliados podrían haberle quitado el rastreador sin que Peeta se resistiera y escapara y no hubiera estado a manos del Capitolio. –Si hubiéramos sabido todo hubiera sido diferente.

-Sin duda. Para iniciar, no te hubieras prestado a ser el Sinsajo de saberlo antes. Prim me dijo que lo hiciste por mí ¿real o no real?

-Real. Si accedía me aseguraba tu regreso, el de Annie y Johanna.

-¿Cómo?

-Fue… una condición que impuse. El rescate de ustedes y la inmunidad. Tú sobretodo hubieras sido juzgado como traidor por lo que dijiste en las entrevistas. Fuiste obligado ¿Real o no real?

-Real. –Contestó en tono tranquilo pero triste. –Antes de la primera entrevista, Snow hablo conmigo y me dijo que tú estabas viva. Había pasado días terribles porque te creí muerta. Yo simplemente no lo aceptaba y sentí que te había fallado. –Por primera vez se derraman lágrimas de sus ojos y yo siento el impulso de ir hacia él y consolarlo, pero me preocupa como su mente pueda reaccionar, así que me quedo en mi lugar mirándolo con preocupación pero atenta a su relato, porque por muy masoquista que sea, quiero saber lo que le hicieron. –Cuando me dijo que estabas viva en el Distrito Trece, casi no lo creí, pensé que estaba jugando conmigo. Me mostró las ultimas imagines de ti y de mí alternativamente, ambos buscándonos mutuamente y luego la flecha que lanzaste contra el campo de fuerza, y todo explotando, yo desmayándome cuando el fuego se expandió y tú aun viva. No había señales de que hubieras muerto. No sabía cómo sentirme, por un lado quería creer, pero una parte de mí, tampoco confiaba en Snow. Él me dijo que tú, te convertiste en el símbolo de la rebelión, y que pagarías por eso muy caro. Me amenazo, me dijo que si quería que una vez que él volviera a tener el control total sobre Panem, tú aún estabas viva, te matarían, a no ser que yo lograra calmar a las masas. Acepté, porque quería protegerte, tenía la vana esperanza de que eso fuera posible, si todo lo que me contó era verdad. Pedí un alto al fuego, pero fue por ti. Y para las siguientes… no era yo completamente. Entre la primera y segunda entrevista, ya supe que tenían a Annie y Johanna como rehenes, podía escuchar sus gritos, Katniss a través de los conductos y las finas paredes. Era su manera de torturarnos a los tres, para mantenernos más horrorizados. Johanna estaba en una celda contigua a la mía, Annie al lado de la suya. Lavinia y Darius… estaban en una que se encontraba al lado de la mía, a veces me llevaban hasta la de ellos y me obligaban a presenciar los interrogatorios y la tortura.

-Peeta… -Murmuro apenada y al borde de las lágrimas, por lo que tuvo que tuvo que pasar él y porque también pensar en Annie me recordaba que Finnick acababa de morir por mí, pero estando en un espacio tan reducido no tenia donde escapar o ocultarme, además no podía dejar a Peeta solo. -¿Qué sucedió entre la primera y segunda entrevista? –Pregunté, porque la curiosidad me mataba, en la primera estaba evidentemente dolido por perderme, pero en las otras se sumaba la tortura hacia él y eso resultó evidente para mí, pero nunca imagine que lo que le hicieron lo destruyera tanto.

-Me torturaron, me golpearon a golpes y latigazos con las cadenas de metal, me amenazaban con quemarme en una hoguera como, diciendo que sería divertido, teniendo en cuenta que estaba enamorado de una Chica en Llamas, tengo algunas quemaduras y cortes que no están a la vista. Me quitaron la pierna artificial, y me mantenían la mayor parte del tiempo aprisionado y atado a una camilla por mis extremidades cuando no estaba atado, dormía en el suelo con solo una almohada y manta muy fina que ni siquiera mantenía el calor. Al no tener mi pierna artificial, no podía moverme demasiado. Y por supuesto no nos alimentaban bien a ninguno de los tres. Me había mantenido hasta entonces, no sabía nada de los rebeldes, no podían sacarme información, pero igual me preguntaban cosas, cuando no tenía una respuesta, me torturaban, pero jamás hable, solo trataba de convencerme que si tú estabas a salvo, nada mas importaba. A veces cuando se iban, lloraba del dolor y la tristeza. Mi único consuelo era que tú estabas en un lugar más seguro que él mío y eso conseguía calmarme lo suficiente para pasar una noche más, sabiendo que a mañana siguiente empezaría nuevamente el infierno. Todo empeoro cuando un par de días antes de la segunda entrevista empezaron a aplicarme el veneno y mostrarme imágenes de ti muriendo de miles de maneras posibles. Eso me quebró por completo, sabía que no era real al principio, pero aún así me afectaba. –Respira agitadamente. –Apenas comía lo suficiente para no morir de inanición y solo porque me obligaban. Luego de la segunda entrevista, las cosas fueron de mal en peor, había momentos en los que no sabía quién era, por momentos te odiaba, por otros te amaba, otras veces deseaba morir, no sabía si eras un muto o la niña de dos trenzas con voz hermosa de la que me enamore, si eras inocente o una asesina. Introdujeron y alteraron mis recuerdos de tal manera, que acabe haciendo cosas terribles. Me cambiaron, Katniss. Tenía mis momentos de lucidez, claro, pero todo era brillante y confuso y no sabía que creer. Y todavía me sucede, pero ahora puedo separar recuerdos falsos de los verdaderos, te lo dije ¿real o no real?

-Real.

-Sufriste durante mi ausencia ¿real o no real?

-Real. El saber que te tenía Snow me desesperaba, y verte en la entrevistas lo empeoro todo. En la última, ya no eras tú, pero no sabía lo que te habían hecho, y cuando creí que te había recuperado, resulto que no… -No sé que decir, tal vez estoy a punto de quebrarme nuevamente.

-Lo siento. Creo que es la primera que te lo digo. Siento haberte lastimado, yo no quiero hacerlo, no quise nunca lastimarte, ni decirte muto y todo que te dije. Sé que fue muy cruel.

Y ahí está el viejo Peeta, con los ojos llenos de lágrimas saliendo a la superficie. Sonreiría, sino fuera porque su dolor es un reflejo del mío, que apenas logro expresar.

-Yo también lo siento. –Él levanta su vista hacia mí con curiosidad, no suelo ser de las que se disculpan, no porque no lo siento, sino que me avergüenza reconocerlo. Pero se lo debo a Peeta, tal vez sea a la única persona a la que realmente le debo miles de disculpas. Por comportarme como una idiota con él desde el principio desde los primeros juegos, por hacerlo sufrir tanto, por desconfiar de él, por darme cuanta demasiado tarde de lo que él significa para mí, porque él me ama o me amaba y le rompí el corazón miles de veces, porque yo debía ocupar el lugar de él, en el mejor de los casos me hubieran matado y Peeta no tendría que haber sufrido tanto a mano de esos malditos, a los que estaba segura que mataría, si tan solo supiera quienes colaboraron para destruir a mi Chico del Pan. Peeta tal vez sea posiblemente la única persona en el mundo que realmente me interesa tanto o más que mi hermana y merece una recompensa por todo lo que le toco pasar por mi causa. Morir los dos en la primer arena hubiera sido menos cruel, que todo lo que pasamos posteriormente, porque ahora mismo no estaba segura de querer vivir luego del fin de la rebelión, no luego de todo lo ocurrido, no si perdía a Peeta nuevamente para siempre. La venganza me mantenía en pie, Snow pagaría por lo que le había hecho a Peeta, me aseguraría de ello.


CONTINUA EN LA PARTE III...