Antes de empezar, quiero contarles que soy fan de las distopías estilo "Farenheit 451" o "1984", así que me basé en ese tipo de historias para escribir este fanfic. Claro que mi aproximación no se compara con semejantes obras maestras *se hinca y alaba los legendarios libros*, pues es algo mucho más ligero y sin tanta estructura, pero quiero pensar que para mis fines, es algo aceptable. Este primer capítulo quedó más extenso de lo que esperaba, pero sirve para plantear lo que va a suceder en adelante en la historia.

Llevo planeando este fic por dos o tres meses así que tengo una idea bastante clara de a dónde quiero llegar, sólo falta definir bien el cómo. Por eso les pido humildemente que le den una oportunidad.

Comentarios, saludos y demás, al final del capítulo como siempre.

Lo dedico especialmente a quienes han leído Silver Embrace y Handle (me) With Care :) gracias por todo su apoyo y sus palabras de aliento. No saben lo mucho que me han inspirado para continuar escribiendo estos fics.

Pareja: BunnyxJack

Advertencias: Universo Alternativo, quizás palabras altisonantes en algunos capítulos, situaciones subidas de tono en el futuro (jujuju), Human!Bunny.

Disc. RotG ni The Guardians me pertenecen. Yo escribo esta historia sin fines de lucro, solo para entretenimiento mío y de quien lea.

Los invito de todo corazón a leer…

Before it's too late

Capítulo 1: El reclutamiento

Ese día comenzó como cualquier otro para Jackson Overland; su alarma sonó a las 6:45, como todos los días, él se levantó rápidamente de su cama y se dirigió a la cápsula de limpieza para su desinfección matinal.

Se puso su uniforme obligatorio –pantalones gris oscuro, camisa de manga larga celeste, cabello desastroso aunque no quisiera y broche distintivo de su unidad bien acomodado sobre su pecho. Se aseguró de llevar en su cartera todos los documentos reglamentarios y salió de su departamento a paso firme y resuelto.

Se asomó a la calle y aguardó unos segundos antes de continuar con su marcha. El toque de queda había finalizado un par de horas antes de que él se pusiera de pie; los primeros obreros y trabajadores ya habían salido a realizar sus ocupaciones diarias. Aun así la calle se veía bastante desierta.

Caminó hasta la esquina que le correspondía y el tren llegó por él casi en el momento exacto; 7:18 de la mañana con lamentables 7 segundos de retraso. El encargado del vagón en que iba le ofreció unas disculpas frías y ensayadas y él no contestó. Se sentó y se colocó en los oídos las unidades de sonido y sacó el dispositivo de control del bolsillo de sus pantalones. Seleccionó una lista de reproducción con música tranquila y se concentró en disfrutar las vistas de la tranquila mañana que se extendía por la ventana.

A lo lejos la Gran Fábrica despedía de sus enormes chimeneas un humo denso y oscuro. Estaban trabajando más que nunca.

Jack apartó la vista, dispuesto a desentenderse y a hacer como que no pasaba nada, al menos mientras le fuera posible, igual que todas las demás personas que iban en ese vagón y probablemente del mismo modo que todas las personas que iban en los otros vagones del tren.

Se detuvo en la penúltima parada y bajó con gran velocidad. En sus oídos resonaban unas notas que parecían imitar el sonido de las gotas de lluvia contra la ventana y a ese mismo ritmo llevaba sus propios pasos. De pronto le pareció estar rodeado por un silencio inquietante, que si se quitaba las unidades de sonido le reventaría los oídos por la presión del vacío.

Cuando llegó a su destino, comprendió la inquietud que había sentido desde que sus pies habían tocado el suelo esa mañana.

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-¿Nombre completo?

-Jackson Overland.

-Número de registro.

-10-52-011

El sujeto más alto, vestido de un blanco casi enceguecedor, lo recorrió con una especie de laser despedido de un dispositivo que traía en su mano derecha. De la cabeza a los pies, Jack soportó la inspección mientras el otro sujeto, vestido de gris pálido, asentía lentamente sin apartar su vista de la tableta que llevaba en sus manos.

-Identidad confirmada. Ciudadano registrado en Occident End. Estructura albina de nacimiento, sin antecedentes de conducta conflictiva, educación superior recién concluida, situado en el área de Educación y Cuidado Infantil, sin pareja asignada, 21 años.

Jack soportó la descripción de su persona como lo había hecho en varias ocasiones antes. Desde la puerta de entrada del Centro de Educación Básica, sus compañeros lo miraban, más que con preocupación, con curiosidad. Si hubiera podido Jack se hubiera volteado hacia ellos y les habría hecho una seña bastante obscena. Odiaba ser tratado así, como un entretenimiento. Aunque esta vez era diferente y lo sabía. Aquellos hombres no habían venido a sacarle sangre para determinar las causas de su "peculiar" caso de albinismo, como había ocurrido en otras ocasiones. No, aquello era muy distinto.

-Suba a la camioneta, por favor. Desde ahora queda relevado de su puesto. La Computadora lo ha asignado a una nueva ubicación.

Jack sabía lo que esto significaba.

Entregó su distintivo y subió al vehículo sin abrir la boca ni vacilar ni un momento.

Entró en la camioneta y ocupó su lugar dentro de la caja de metal que carecía por completo de ventanas al exterior. En total estaban ocupados ya 8 de los 12 asientos disponibles, y la mayoría de los presentes compartían algunas características con él; todos varones, jóvenes y con evidentes ganas de estar en cualquier otro lado.

Jack tomó asiento y volvió a concentrarse en la música que había instalado en sus oídos. Lo que fuera para no vivir ese momento que ya detestaba con toda su alma.

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Cuando la camioneta estuvo ya llena se dirigieron a lo que Jack adivinó sería su última parada. En cuanto el movimiento cesó, les indicaron que podían descender del vehículo y se abrió una puerta trasera que no los llevó al exterior sino a la entrada de un largo pasillo.

Parecía estar recién hecho, quizás montado únicamente con ese propósito. Jack y los demás muchachos caminaron a través de él hasta el final, donde había aún otra puerta.

A través de ésta, llegaron a una habitación blanca e inmaculada, donde había aún otras 12 sillas en las que se les ordenó sentarse en silencio.

Uno por uno, los fueron llamando con su número de registro. Jack no tardó en darse cuenta de que los llamaban en orden ascendente. Cuando llegó su turno, habían pasado más de 10 minutos de que el muchacho anterior había pasado por esa puerta. Ninguno había vuelto a salir.

Jack se sorprendió al cruzar el umbral que parecía tan misterioso y terrorífico; del otro lado de las puertas solo había una especie de oficina llena de gente que iba y venía entre distintos módulos de información y trámites. Algunos jóvenes como él estaban llenando documentación o hablando con los diferentes encargados. Se dirigió rápidamente al módulo en cuya pantalla superior aparecía su nombre.

-¿Jackson Overland?-preguntó una mujer con cara de no haber salido al exterior en años, y Jack apenas atinó a asentir cuando ella tomó su mano y pinchó su dedo fuertemente para tomar una pequeña muestra de sangre.

-Se le asignó a la unidad GC. Aquí tiene su uniforme, su credencial y su carta de asignación. Su transporte lo espera en la puerta 3. Bienvenido al ejército.

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Al salir por la puerta que la mujer le indicó, Jack se encontró con otras unidades de transporte parecidas a la camioneta que los había llevado antes. Una de ellas decía "Unidad GC" en la parte superior, así que se aproximó a ella. Afuera había otro de esos sujetos vestidos de gris con una pantalla electrónica en sus manos.

-Carta de asignación- pidió como los demás sin siquiera voltearlo a ver.

Jack extendió la carta hacia él. El sujeto la tomó y la leyó.

-¿Jackson Overland?

Jack asintió.

-Pase. El viaje durará 8 horas.

Jack contuvo el aire mientras subía al vehículo y se sentaba. Los asientos estaban colocados en dos hileras, una delante de la otra, y de nuevo no tenían ventanas. Entre cada asiento había una separación; podría decirse que eran más bien varios cubículos individuales. Entró al primero que vio desocupado y una puerta se cerró frente a él, lo cual agradeció pues no quería ir todo el camino viéndole la cara al sujeto de enfrente.

Volvió a ponerse sus dispositivos de audio. Cerró los ojos y durmió.

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Despertó y volvió a quedarse dormido varias veces en ese periodo de tiempo. A veces trataba de concentrarse en la música y mantenerse despierto, pero lo cierto era que lo que menos deseaba era ponerse a pensar –concientizarse, procesar el hecho, reflexionar, - en que se estaba dirigiendo a un cambio brusco que él no deseaba en su vida y que simplemente estaba ocurriendo sin que él pudiera hacer nada para cambiarlo. Ya no había vuelta atrás y estaba consciente de ello, sencillamente porque hasta ese momento nada en su vida había sido decidido por él después de todo, pero éste cambio era hacia un destino que nadie deseaba a menos que fuera realmente fanático del régimen.

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Cuando llegaron a su destino, Jack se dio cuenta por el movimiento brusco que hizo su puerta al abrirse, ya que él llevaba un par de horas dormido de la manera más profunda.

Él y el resto de los chicos bajaron en una línea ordenada. Cuando puso un pie afuera del vehículo comprobó que no tenía la menor idea de dónde estaban. Aquello era un desierto; y en medio de ese desierto estaba ese edificio gigantesco que hacía de Cuartel General de la unidad GC. Las camionetas habían llegado por una carretera que se perdía en el horizonte. Ya iba a atardecer.

Jack apenas tuvo tiempo de procesar lo poco que sus ojos alcanzaron a ver, pues fue apurado a empujones por uno de los encargados, que se molestó bastante cuando lo vio detener la fila. Jack se integró rápidamente y se concentró en no llamar más la atención.

Los llevaron ante un largo pasillo y finalmente se detuvieron frente a una puerta.

-Aquí están los baños, las regaderas y los vestidores. En aquél otro pasillo – dijo el que los guiaba, señalando al ala que se abría a la derecha-, están las habitaciones de los superiores, no pueden ir hacia allá a menos que se trate de una verdadera emergencia. Sigan por aquí.

Lo siguieron y les fue señalando las diferentes habitaciones hasta llegar a lo que Jack adivinó sería el último extremo de aquella edificación.

-Aquí duermen ustedes, los nuevos.

Jack se asomó al interior.

En total había 20 literas, con cupo para un total de 40 personas.

-Cada lugar está marcado con su número de registro. Pónganse su uniforme y dejen sobre la cama cualquier objeto de uso personal, se realizará una inspección para verificar qué pueden conservar y qué no. Más tarde vendrá la teniente a hablar con ustedes. Tienen media hora libre.

Con esto, el sujeto se relajó un poco y salió de la habitación. Mirándolo un momento, Jack adivinó que quizás no era mucho mayor que él.

Cuando fueron dejados solos, los muchachos comenzaron a moverse incómodamente entre las literas, buscando su sitio asignado. Jack encontró que le correspondía la cama de arriba de una de las literas, y aunque no le parecía una situación muy cómoda procedió a hacer lo que le habían dicho. El muchacho al que le correspondía la cama de abajo se acercó por el otro lado de la litera y comenzó a arreglar sus cosas sin mediar una palabra con él.

Jack no volteó a verlo, y como el resto de los muchachos presentes, se comenzó a desvestir para ponerse su uniforme, que era de un color azul apagado.

Dobló cuidadosamente su ropa y la puso sobre el colchón de su cama. Aprovechando que el otro muchacho no le estaba poniendo atención, sacó del bolsillo de su pantalón la fotografía de su familia y la escondió cuidadosamente en la funda de su almohada.

Luego se subió de un salto y esperó sentado, sin saber realmente en qué ocupar los minutos que le quedaban libres, que a juzgar por un reloj que había en la pared se le antojaron eternos.

El muchacho de abajo también puso en orden su ropa y las cosas que traía con él. Al parecer esa misma mañana él se dirigía a la escuela, o eso asumió Jack ya que traía una mochila que tuvo que dejar sobre la cama. Miró de reojo cómo se sentaba inquietamente a esperar y se encontró sintiendo cierta piedad por él. Él mismo no era demasiado mayor, pero al menos ya llevaba algún tiempo separado de su familia. Éste muchacho sin duda aún tenía la idea de volver a casa esa noche.

Transcurrieron algunos minutos, y entonces, por la puerta apareció otro que al parecer también era algo mayor que ellos.

-¡Atención! ¡Firmes!

Jack bajó de la cama de un salto y al igual que los demás, atendiendo casi al puro instinto, se quedó de pie con la espalda recta y sacando el pecho, casi sin respirar.

Por la puerta apareció una silueta mucho menos agresiva de lo que él hubiera esperado, pero no por eso menos imponente.

-Bienvenidos a la unidad GC. Soy la teniente Toothiana y les diré las reglas de este lugar. Mientras las sigan estarán bien, y si rompen alguna, tendrán problemas. Así de simple.

La voz de la mujer era fuerte y templada. Era sorprendentemente femenina y bonita, pero su expresión y su manera de hablar hacían ver que en realidad no había lugar para tonterías cuando se trataba con ella. Jack esperó a que siguiera hablando.

-La cama que se les ha asignado la usarán mientras permanezcan en el entrenamiento básico. Cuando sean promovidos serán enviados a las habitaciones de los miembros más avanzados. Nunca usen una que no sea la suya-, tenía en su mano una pantalla electrónica donde Jack adivinó que debía llevar escritas las instrucciones. De vez en cuando bajaba la mirada como para asegurarse de lo que iba a decir a continuación, pero no parecía que tuviera duda alguna-. Al fondo de esta habitación encontrarán sus casilleros. Cada uno tiene uno asignado igual que las camas y en el interior encontrarán sus uniformes. También encontrarán un horario junto con indicaciones precisas de qué uniforme usar y a qué lugar dirigirse, así que no hay excusa para llegar tarde a ninguna actividad. Deberán acatar las órdenes de sus superiores sin retrasos, en orden y con la mayor efectividad que les sea posible. Procuren no perder el tiempo ni faltar a sus actividades o serán castigados. Durante el día sonarán varias alarmas de acuerdo al horario. Dentro de un rato sonará la de la cena, luego vendrá la de la hora de dormir, y por la mañana para despertar.

Los chicos permanecían sin moverse ni un centímetro, tal era la tensión que había en el lugar. Jack comenzó a fruncir el ceño. Si las cosas seguían así, conociéndose a sí mismo, no pasaría mucho tiempo antes de meterse en problemas.

-A continuación se procederá a realizar una inspección de las cosas que han traído con ustedes, si más tarde encontramos algo que no haya sido aprobado durante la inspección el responsable recibirá un castigo ejemplar. Los comandantes no podrán acompañarnos esta noche pero el entrenamiento comenzará mañana temprano, así que les recomiendo que no pierdan el tiempo luego de la cena y vengan a dormir a la brevedad.

Luego bajó un poco la mirada y la voz.

-Háganse a la idea de que esta es su vida desde ahora. Bienvenidos al ejército, no tengo más que decir.

Le hizo una seña a alguien que estaba afuera de la habitación y a continuación entró una figura más: un hombre bajito, gordito y rubio entró contoneándose a la habitación, seguido de otros cuatro soldados del nivel avanzado.

-Teniente Sanderson- lo presentó uno de ellos, y los chicos hicieron el saludo reglamentario, para sorpresa de la unidad de principiantes, ya que el hombrecillo definitivamente no encajaba en la imagen mental que hubieran tenido de un teniente. Pero pensándolo bien, ¿quién sí? Ni siquiera la teniente Toothiana, al parecer.

El Teniente Sanderson hizo una seña a los cuatro muchachos que iban con él, y éstos se dispersaron entre las literas para comenzar la inspección. Cuando llegó el turno a Jack, éste ya estaba listo para cualquier problema, pero nada sucedió; obviamente la funda de la almohada no generaba ningún interés, y las cosas que llevaba con él no llamaban la atención de nadie. Confiscaron sus ropas de civil, pero le dejaron conservar sus dispositivos de audio.

Finalmente la inspección concluyó y no le sorprendió ver a su alrededor muchos que se resistieron a entregar sus cosas de algún valor sentimental, sobre todo su compañero de litera. Debían saber que no había nada qué hacer. Le dio la impresión por un ínfimo segundo que ni para los tenientes había sido aquella una situación fácil, pero no tuvo mucho tiempo para pensarlo.

-Tienen unos diez minutos antes de la hora de la cena. Descansen.

A las últimas palabras de la teniente los jóvenes se relajaron un poco y cada quien se sentó o se recostó en su cama. Jack prefirió dirigirse al casillero que le correspondía y verificar su contenido.

Se aproximó al lugar y buscó con la mirada hasta encontrar el suyo. Había instrucciones de cómo fijar una contraseña en la pantalla que hacía de verificador, además de requerir su huella digital. Jack colocó su dedo pulgar sobre el lector y casi en seguida se abrió la puerta.

En el interior había, efectivamente, varios uniformes, además de objetos de uso diario, y en el lado interior de la puerta, otra pantalla con los horarios de cada actividad, con la fecha, la hora y el día.

Jack comprobó que faltaban unos pocos minutos para que comenzara la cena, así que accedió a un mapa electrónico, miró a su alrededor y trató de ubicarse y finalmente se hizo una idea de donde debía encontrarse el comedor. Estaba dispuesto a saber todo lo posible de ese lugar lo más pronto posible…por si acaso.

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Una vez que la alarma sonó, los jóvenes salieron del dormitorio a paso inseguro, incluyendo a Jack, que era de los pocos que se habían interesado en enterarse de antemano a dónde debían dirigirse.

Finalmente como movidos por una gran fuerza exterior, llegaron formando una sola masa a las enormes puertas dobles que se abrieron delante de ellos.

La estancia era muy grande, y parecía estar a medio construir; como en el resto de la construcción, despedía un olor a ladrillos y cemento fresco, pero estaba llena de mesas con espacio para varias personas que confirmaban que aquel espacio se podía usar. De fondo se escuchaban las conversaciones caóticas y un sonido parecido a una melodía que nadie estaba escuchando realmente.

Jack miró a su alrededor un momento antes de dirigirse a la barra donde servían los alimentos.

Tomó una bandeja y se formó en la fila. Debió pasar unos diez minutos antes de que le sirvieran su comida; un puré sospechoso, una sopa grisácea, varios trozos de carne apenas suficientemente cocidos para comerse y un vaso de agua endulzada. Buscó un lugar donde sentarse pero encontró el sitio atestado; además de sus compañeros, había otros soldados que evidentemente estaban en niveles más avanzados que ellos. Aquello era casi literalmente un mar de gente.

-Hey… niño….tú, el de pelo blanco.

Jack se dio la vuelta hacia el lugar de donde provenía la voz. La teniente Toothiana estaba sentada sola en una mesa, y le miraba con una sonrisa. Jack se sintió encoger.

-Vamos, no seas tímido. ¿No tienes donde sentarte? Ven aquí.

Jack respiró profundo y se decidió; caminó hacia ella tratando de pretender lo más posible que todo estaba bien. Toothiana le señaló un espacio a lado de ella y él se sentó, pero se quedó inmóvil, sin decidirse a tocar su comida.

-Deberías comerlo antes de que se enfríe, sabe aún peor.

Jack asintió y comenzó. Sus movimientos, mecánicos y demasiado planeados, hicieron que ella bajara su cuchara al plato y volteara a verlo.

-Oye…tranquilo, no pienso golpearte o algo así, ¿qué te pasa?

-Perdone, es que estoy algo incómodo, es todo. No….no esperaba que fuera tan amable.

La teniente sonrió, evidentemente complacida.

-En realidad lo soy. A veces hay que mantener una pose ruda, pero eso no quiere decir que sea mala persona. Si fui muy dura o algo, lo lamento.

-¡No, no! Está bien pero…

-Bueno, tranquilo entonces. ¿Cómo te llamas?

Jack dudó un momento, pero luego pudo levantar su mirada hacia ella finalmente.

-Jackson Overland. La mayoría de la gente me llama Jack.

Toothiana sonrió.

-Perfecto, te llamaré Jack entonces. Lamento no poder darte la libertad de que me llames por mi nombre, pero no es necesario que me hables de "usted" si prefieres no hacerlo. Me llamo Toothiana, mucho gusto, mis amigos me llaman Tooth.

Justo en ese momento, llegó el otro teniente y tomó asiento frente ellos. Con una gran sonrisa, estiró su mano hacia Jack por encima de la mesa. Jack estrechó su mano y sintió al hombrecillo sacudir el saludo vigorosamente sin que la sonrisa abandonara sus labios.

-Él es el teniente Sanderson, le encanta conocer a los nuevos. Sandy, éste muchacho se llama Jackson Overland, pero podemos llamarlo Jack, ¿qué te parece?

Sanderson asintió de nuevo y finalmente comenzó a comer. Toothiana y Jack hicieron lo propio.

-Y… te acaban de reclutar hoy, ¿no?... me imagino que no te lo esperabas…- comentó ella casualmente entre bocado y bocado. Jack asintió.

-No puedo decir que fue demasiado sorpresivo, pero de todas maneras no esperaba que fuera un proceso tan precipitado. No ha pasado ni un día y siento que ha sido una eternidad.

Para Jack fue fácil conversar con Toothiana y mantenerse jovial en compañía de ella y de Sanderson. Ellos le dieron la sensación de que podía hablarles de prácticamente cualquier cosa, extrañamente, quizás por su aspecto que no combinaba con la imagen mental que tenía de un par de fuertes y valientes soldados, a menos claro que se pusieran estrictos como Toothiana lo había sido antes.

-Entiendo. Muchos tuvimos esa sensación en algún momento. Y…no te voy a mentir, Jack. De verdad es un proceso muy duro. Es un cambio completo a todo lo que seguramente esperabas que fuera tu vida.

Ella se quedó pensativa un momento, en que Jack no contestó nada. Luego de unos segundos, sacudió la cabeza y volvió a sonreírle.

-Pero uno se acostumbra. Dentro de un par de semanas estarás tan inmerso en las actividades que quizás ni siquiera extrañes aquella vida.

Jack se encogió de hombros, pues eso no lo sabría hasta que lo experimentara por sí mismo.

-Puedes creerme, somos una de las mejores unidades del ejército, nuestros soldados suelen ser los más eficientes y los que mejor responden a la autoridad, y eso es en parte gracias a que ninguno de nosotros es un tirano, ni siquiera North, ¿No es cierto, Sandy?

Sanderson asintió, pero Jack se dirigió a Toothiana.

-¿North?

-Es el nombre del comandante de una de las subunidades. El otro comandante se llama Bunnymund.

-¿Quieres decir que aún nos dividirán en dos partes?

Toothiana asintió y procedió a explicarle.

El ejército se componía, además de sectores dedicados a otras áreas como la medicina y el rescate, de unidades dispersas por toda la nación que estaban más enfocadas en la guerra en sí. Casi todas ellas estaba a su vez subdividida, por ejemplo la GC estaba dividida en dos subunidades conocidas como GC-m y GC-p.

-GC-m es la subunidad de misión. Se dedican a operaciones encubiertas, protección de civiles, colocación de bombas, francotiradores, armas de largo alcance. GC-p es la unidad de protección; ellos cuidan a la subunidad de misión cuando están haciendo otras actividades, y cuando es necesario van al frente a pelear. Es como si una fuera el cerebro y la otra la fuerza.

Jack asintió, sorprendido.

-North está encargado de la GC-P y Bunnymund de la GC-M. Durante la mayor parte del tiempo entrenan a todos los soldados juntos, pero de vez en cuando los separan y cada quien se entrena por su cuenta en aspectos específicos. También entrenan separando a los nuevos y los avanzados.

Toothiana guardó silencio finalmente y observó a Jack con atención. Éste se había quedado pensando en lo que ella le acababa de explicar.

-Me sorprende, de hecho…- comentó ella, sacándolo de sus reflexiones- …parece que tú estás en la GC-P. Entrenarás con North. Es muy extraño.

-¿Cómo lo sabes? ¿Por qué es tan extraño?

-En tu uniforme, en tu brazo- explicó ella entonces, apuntando a la manga de su camisa, más o menos a la altura de su codo- tienes esta línea de color azul. Ese color lo llevan todos los que pertenecen a esa unidad. Los que pertenecen a la unidad de Bunnymund tienen una línea verde.

Jack miró su brazo y comprobó la existencia de dicha línea, bordada a la tela del uniforme, que no había notado antes pero ahora que volteaba a ver a sus compañeros, todos tenían esa línea bordada en el brazo izquierdo, algunos verde, otros azul.

-…Y es extraño- procedió Toothiana-, porque no tienes la estructura corporal que esperaría de alguien perteneciente a la unidad de Protección. Ellos suelen ser los más grandes y fuertes, ya que sus actividades son más de fuerza. Tu pareces más delgado y flexible, y en la subunidad de Misión eso es lo ideal porque se necesita a quienes puedan moverse rápido y escabullirse, y si llegan a pelear recurren más a su ingenio que a su fuerza.

Jack sintió un nudo en el estómago. ¿Cómo iba él a entrenar con un grupo de chicos estructuralmente más fuertes?

-Debió ser un error. Creo que debería reportarlo.

-Pero la Computadora…

-La Computadora nunca se equivoca…- interrumpió Tooth con cierta nota de sarcasmo en su voz, como si hubiera escuchado la frase cientos de veces y estuviera harta de ella (el cual probablemente era el caso)-, te tengo noticias Jack, errar es humano, ¿y sabes quienes programaron esa computadora?

Jack no pudo responder al principio, pero tuvo que buscar rápidamente una respuesta ante la mirada que Toothiana le daba.

-¿H-humanos?

Tooth asintió con una media sonrisa. Jack se quedó pensativo y revolvió un poco su sopa antes de seguir comiendo, algo cohibido por lo que ella acababa de sugerir.

Como todas las personas de su país, Jack estaba habituado a esa sola creencia básica. La Computadora se encargaba de evaluar sus cualidades físicas, intelectuales y emocionales desde el nacimiento para asignarlos a las diferentes actividades en que serían útiles o para las que serían más aptos. Esto les facilitaba la vida; aquellos que podían aprovechar la educación, eran educados; aquellos que serían buenos para oficios, eran entrenados desde niños para llevarlos a cabo. Aquellos que podían llevar una carrera profesional eran mandados a la universidad, aquellos que eran más dados al arte eran llevados a aprender a hacer lo que mejor se les daba. El que podía cantar, cantaba, el que podía pintar, pintaba. Aquellos que eran lo suficientemente fuertes física y emocionalmente eran mandados al ejército –de ahí que fuera un gran honor aunque ellos no pudieran notarlo aún.

Quienes fueran aptos para tener una familia que diera buenos hijos al país eran emparejados con un ideal encontrado por uno de los tantos algoritmos; la pareja designada sería quien diera a los hijos más sanos, bellos e inteligentes posibles. Y aquellos desechos que no fueran aptos para nada útil a la sociedad eran mandados a la Gran Fábrica, donde eran entrenados como animales para trabajar para el mantenimiento de la sociedad a la que no iban a adaptarse. Esto último no se lo enseñaban a uno en la educación básica ni en la avanzada, pero era un secreto a voces.

Por lógica, la Computadora tendría que haber asignado a una unidad acorde a sus características, que no había sido el caso. Pero pensar en un error era algo terrible.

-Bueno, puede ocurrir que simplemente seas apto para muchas cosas- continuó Tooth, ajena a la conversación que Jack acababa de mantener consigo mismo-, Sandy por ejemplo, es un gran chef, y ya ha averiado el sistema un par de veces; es pintor, músico, bueno para las matemáticas y un gran estratega; fue por eso que llegó a Teniente. Pero tardaron en asignarlo al ejército porque era excepcional en otras áreas y simplemente confundía a la computadora.

Hablando de Sanderson, éste ya había ido a la cocina, evidentemente a regañar a los cocineros por la baja calidad de la cena de esa noche, podían verlos pedir disculpas desde ahí puesto que la puerta que daba a la cocina estaba abierta y en un perfecto ángulo hacia ellos.

-…North y Bunnymund no se quedan atrás-, continuó sin dejar de ver el espectáculo de cocineros avergonzados frente a un furioso Sanderson-. North es muy fuerte, pero eso no quiere decir que no tenga cerebro; él ha dirigido algunas de las misiones más exitosas de la unidad. Y Bunny es prácticamente un genio, pero también es excepcionalmente fuerte; en una batalla cuerpo a cuerpo puede arreglárselas para vencer a North con facilidad.

-¿Y qué hay de ti? ¿En qué unidad estuviste?

-Yo estuve en una Unidad de Concentración de mujeres. Nos entrenan de una manera un poco diferente que a los hombres por nuestra composición corporal, pero también conformamos las áreas de Misión y Protección. Estuve en ambas- sonrió con orgullo-, y cuando fui ascendida a Teniente fui enviada como apoyo a otras unidades de ambos lados del ejército. Hace cinco años terminé aquí, me hice amiga de los demás y me las arreglé para quedarme permanentemente.

Jack estaba más que impresionado con todo lo que ella le decía, pero no pudo hacer más preguntas porque la alarma volvió a sonar.

-Es hora de dormir- anunció ella, poniéndose de pie- deja tus platos ahí, los recogerán los de limpieza. Descansa y no te preocupes, North es un buen tipo, si cree que no te adaptas él mismo te mandará a entrenar con Bunny. Haz tu mejor esfuerzo.

Dicho esto, ella salió por una puerta lateral que Jack adivinó conducía al pasillo donde estaba su habitación y la de los otros superiores. Los soldados, entre ellos sus compañeros, salieron por la misma puerta por la que habían entrado aproximadamente una hora antes y cada grupo se dirigió a su lugar correspondiente. El grupo de los nuevos aún parecía tener dificultades para habituarse.

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En los casilleros había ropa de dormir de un material un poco más suave, pero del mismo color que el uniforme azul apagado que traía en ese momento. Como la mayoría de sus compañeros no parecía tener problema en cambiarse de ropa ahí mismo, los imitó y se dirigió a los baños para lavarse rápidamente los dientes y volver para dormir.

Las luces se apagaron por completo unos diez minutos después, pero Jack no podía dormir por la inquietud. Tanteó el interior de la funda de su almohada y acarició con sus dedos pálidos los bordes de aquella fotografía. La sacó un momento y en la penumbra trató de reconocer el rostro de sus padres y el de su hermana. Solo distinguió las siluetas, pero aquello fue suficiente por el momento. La volvió a guardar y se dispuso a dormir.

Casi caía por completo en la inconsciencia cuando un sonido apagado llamó su atención. Al principio le parecía bastante lejano y hubiera jurado que habían sido ideas suyas por estar a punto de quedarse dormido, pero lo volvió a escuchar, y continuó escuchándolo hasta que estuvo seguro de que no era producto de su imaginación sino algo que estaba pasando en ese preciso momento, muy cerca de él, de hecho.

Se incorporó, y cuidándose de no hacer ruido, se deslizó por la cama y se colgó de la orilla del colchón de modo que quedó cabeza abajo, asomado a la cama de abajo, donde se encontró con un ovillo de sábanas que recordaban vagamente a una figura humana. El ovillo temblaba y se estremecía tratando de calmar los sollozos que dejaba salir.

Jack comenzó a bajar lentamente de la cama, hasta que sus pies descalzos tocaron el suelo. Se sentó a la orilla de la cama inferior y puso su mano donde calculaba que debía estar el hombro de su compañero.

-Oye…- murmuró mientras lo agitaba un poco-…amigo, ¿estás bien?

Percibió que el muchacho movía la cabeza negativamente, tratando infructuosamente silenciar su llanto.

-Escucha…entiendo que te sientas mal pero debes tratar de calmarte… es duro, lo sé, pero mejorará, ya verás.

El joven se deshizo de las mantas y asomó para observar a quien le hablaba. Jack trató de sonreírle cuando al fin se atrevió a mirarlo pero supo que eso no era lo que necesitaba. Lo observó limpiarse las lágrimas y decidió no armar ningún escándalo al respecto.

-¿Cómo te llamas?- preguntó tratando de parecer tranquilo.

-James…James Benett. Me llaman Jamie. ¿Y tú, cómo te llamas?

-Jackson Overland. Me llaman Jack. ¿Qué edad tienes?

-18. Cumplí años en abril.

Apenas mayor de edad. Jack tomó mucho aire. La guerra debía ir muy mal si no solo reclutaban gente por la fuerza sino que también se llevaban a los más jóvenes así. No era que el fuera mucho mayor pero al menos tenía algo de experiencia viviendo por su cuenta. Jamie era prácticamente un niño.

-Vi que traías tu mochila. Ibas a la escuela, ¿no es cierto?

Jamie asintió. Jack pensó un momento en lo que podría decirle.

-Piénsalo entonces como si estuvieras en la escuela, eventualmente te dejarán salir para hacer algo. Aún tienes un par de años para ver a tu familia cuando tengas tiempo libre. Has visto que los soldados a veces pueden ir a la ciudad, no creo que nos tengan escondidos aquí toda la vida.

-¿T…tú crees?

-Claro que sí. Sólo…hay que tratar de hacerlo bien mientras estemos aquí, ¿no crees? Cuando menos esperes, vendrá la oportunidad que necesitas. Ten paciencia, todo saldrá bien. ¿Quieres que seamos amigos?

Los ojos de Jamie, brillantes por las lágrimas, estaban fijos en los de Jack. Asintió vivamente y para Jack fue más que obvio que algo así era lo que el chico necesitaba.

-Bien, entonces trata de dormir. Mañana todo estará mejor, estoy seguro.

-Está…está bien.

-Buenas noches.

-Buenas noches.

Jack esperó junto a la cama hasta que Jamie se quedó dormido.

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Lo único que Jack no le mencionó a Jamie fue que probablemente no pasaría mucho antes de que los separaran para el entrenamiento. Dando una ojeada a su alrededor antes de que todos se fueran a dormir y apagaran las luces, se percató de que era fácil distinguir por su estructura física más o menos quienes estarían en qué grupo. Jamie encajaba perfectamente en la subunidad de misión; era, al igual que él, delgado y con apariencia ágil. Había un chico en la litera de la izquierda que era bastante más alto y corpulento que ambos; seguramente sería compañero de Jack en la subunidad de protección.

Solo pensar en este pequeñísimo detalle le daba temor. No estaba seguro de ser capaz de seguir el ritmo del entrenamiento; ni siquiera estaba seguro de ser apto físicamente para las exigencias que se imaginaba que debía tener regularmente el ejército, mucho menos en una división de gente que seguramente serían más fuertes que él.

Pero debía intentar, al menos hasta que se le ocurriera algo mejor.

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Por la mañana cuando la alarma lo despertó le dio la sensación de que alguien le daba un golpe en la cabeza y lo tiraba de la cama; tan violento era el sonido considerando que iba saliendo de un sueño profundo y tranquilo.

Se bajó de la litera, cuidándose de no tropezarse con sus propios pies pues aún estaba algo aturdido por el sueño.

Caminó hacia el casillero y revisó el horario. Primero irían a desayunar y luego tendrían su primera desinfección del día. A ellos, los nuevos, les tocaba el último turno para utilizar las regaderas, pues los avanzados y los intermedios iban antes. De modo que entre el desayuno y la desinfección tenían unos quince minutos libres esperando su turno.

Jack esperó a Jamie y caminaron juntos hacia el comedor. A Jack le pareció que Jamie estaba un poco más tranquilo que la noche anterior, y por lo que le contaba, dedujo que había dormido bien.

Cuando llegaron al comedor, fueron por sus bandejas de comida y luego se sentaron en una mesa vacía, uno frente al otro.

-Espera un segundo – sonrió Jack después de dejar su comida sobre la mesa- iré a saludar a la teniente.

Jamie, un poco sorprendido, asintió.

Jack se acercó a la mesa y tal como esperaba encontró a la teniente sentada en el mismo lugar que el día anterior, solo que no estaban ahí solo ella y el teniente Sanderson.

A lado de ella estaba sentado un hombre grande, que a pesar de lucir algo viejo tenía una manera de expresarse y moverse de lo más jovial. Parecía fuerte, y mientras conversaba, su risa se levantaba por encima de todos los ruidos del comedor. Tenía la piel blanca y permanentemente sonrosada, unas mejillas prominentes y unos ojos azules y amables que a Jack le recordaron lejanamente a los de su padre, pero esto solo lo pensó un poco más tarde ese día, cuando pudo verlo un poco más de cerca.

Frente a ellos, a lado de Sanderson, había otro hombre. Era casi tan grande como el otro, pero parecía más delgado y tenía una postura mucho más rígida. Además, era moreno, y ya que tenía las mangas dobladas hasta los codos Jack notó que en sus brazos se vislumbraban unos extraños tatuajes. Como lo estaba viendo de espaldas, al menos en ese momento, no pudo percibir más de él.

No tardó en deducir que aquellos eran los comandantes, y más importante aún, gracias a las descripciones que le había dado Toothiana el día anterior se hizo una idea rápida de quién era quién.

Se acercó a la mesa sin demasiada inquietud esta vez, pues los tenientes habían resultado ser muy agradables el día anterior, y como lo hubiera esperado, Toothiana fue tan amable como antes.

-Buenos días Jack- le sonrió-, qué oportuno que llegaras. Te presento a North y a Bunnymund.

El sujeto grande y sonrosado junto a ella volteó a verlo y le extendió la mano para saludarlo.

-¿Así que tú eres Jack, eh? Mucho gusto, soy el comandante North- estrechó su mano y la sacudió vivamente, lastimándolo un poco con su increíble fuerza-, al parecer tú trabajarás conmigo, Tooth me decía que pareces un chico prometedor.

-Ah…no lo sé, yo…

-Vamos, no seas modesto- North le señaló una silla-. Siéntate con nosotros. Bunny, preséntate amigo, no seas huraño.

El otro hombre volteó a verlo también. Lo observó fijamente por unos segundos. A Jack le sorprendió la severidad de su rostro, tan contrastante con las expresiones gentiles de sus compañeros. Sus facciones eran rectas y fuertes, nada amables, a diferencia de las de North. Y sus ojos verdes tenían una agudeza y una pesadez que casi lo hacen retroceder.

-North, sabes lo que pienso de esto-, repuso el hombre de repente, con una voz dura, volteando a ver al otro sin siquiera insinuar que había notado a Jack-, no creas que estoy contento.

-Sabíamos que podía pasar, Bunny, así que cálmate- interfirió Toothiana, visiblemente inquieta por la reacción del comandante. Luego volteó a ver a Jack, como tratando de suavizar un poco lo que ocurría-, no te preocupes, se pone de mal humor cuando llegan los nuevos porque hay que comenzar el entrenamiento desde cero con ellos. Estoy segura de que no pasará mucho antes de que se pongan al corriente con los otros.

Jack se quedó callado sin saber cómo reaccionar. Luego miró a Sanderson, que le devolvió la mirada, una pequeña sonrisa y un encogimiento de hombros, como diciéndole que esto era bastante habitual y que hacía mucho que él había dejado de preocuparse.

-Sólo vine a agradecerle por ser tan amable conmigo ayer-, dijo finalmente, dirigiéndose a Toothiana y determinado a no hablar más con ninguno de los otros-, estaba pasando por un mal momento pero ya me siento mejor.

-Estás en el ejército niño, hazte a la idea.

-¡Bunny!

-Sabes que es verdad, Toothiana.

-Ustedes dos, cálmense- les interrumpió North finalmente- Jack, será mejor que desayunes algo, el entrenamiento comienza hoy. ¿Tienes donde sentarte?

-Sí, un amigo y yo estamos de aquél lado- contestó, señalando con la cabeza en dirección a donde estaba Jamie- lo veo más tarde, comandante.

Le hizo una señal de despedida con la mano a Tooth y a Sandy y como Bunnymund lo ignoraba también lo ignoró.

-¡Bunny, eres un idiota!- dijo Tooth una vez que Jack se hubo retirado- ¿qué rayos planeas hacer? ¡Lo estás arruinando todo con tu comportamiento estúpido!

Bunnymund volteó a verla aún con el ceño fruncido y habló entre dientes, tercamente, como un niño enojado.

-Esto no es como lo tenía planeado, Tooth. No lo puedo aceptar, así de simple.

-Pero todos los nuevos recibirán el entrenamiento, las cosas saldrán bien…

-Eso no cambiará nada- interrumpió él sin dejarle terminar de hablar. Luego suspiró-, supongo que no hay alternativa. Pero no pienso seguir discutiéndolo contigo.

Bunny se levantó de la mesa y se retiró. Tooth lo observó y luego miró a North.

-No lo entiendo, North. ¿Qué le está pasando? Arruinará todo si se porta así con los muchachos. Y Jack comenzaba a caerme bien…

North se encogió de hombros.

-Las circunstancias no son nada buenas, Toothie. Dale unos días, ya se sentirá mejor.

Sandy sonrió, levantó un poco las cejas y le dio un sorbo a su café.

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Jack llegó a la mesa y se sentó frente a Jamie, que había empezado ya a desayunar. Lo miraba con cierta sorpresa en su rostro, pero Jack no se dio por enterado, al menos no hasta que Jamie se animó a preguntar.

-¿Está todo bien?

Jack levantó la vista y asintió de manera ausente.

-Sólo fui a agradecerle a la teniente que fuera tan amable conmigo ayer. Pero supongo que ser nuevo me hace menos valioso así que preferí retirarme rápido.

-¿Ella te dijo algo?

Jack negó con la cabeza y comenzó a picar su comida con el tenedor; unos huevos, algo de tocino y pan, un vaso de jugo "fresco" que, como la noche anterior, no le daban demasiada confianza.

-No fue ella.

Jamie volteó hacia la mesa y observó a los dos hombres que no había tenido oportunidad de conocer aún. Luego volvió a ver a Jack.

-¿Ellos son los comandantes?

-Sí. Cada uno entrenará a una unidad diferente, al menos hasta donde sé.

-¿Nos van a dividir?

Jack asintió. Se preguntó por un momento si debía haberle dicho eso a Jamie, pues lo hizo quedarse pensativo e inquieto.

-Pero no creo que sea tan malo… al menos los tenientes son agradables, así que no deberías preocuparte antes de tiempo- trató de sonreír y comenzó a comer sin querer seguir hablando del tema.

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Después de la desinfección llegó la hora de verse con los comandantes.

Tal como Jack esperaba, apenas salieron al campo de entrenamiento fueron avisados por Toothiana y Sanderson de la división por sub-unidades, y al observar la línea verde en su manga, Jamie comprobó que no iba a ver a Jack cuando les tocara entrenar por separado. Jack trató de no hacer un gran alboroto al respecto y de mantener a su joven amigo viendo el lado positivo. Aún eran compañeros de litera y habría muchas ocasiones en que podían entrenar juntos, además, por las tardes y las noches tenían algo de tiempo de esparcimiento que podían aprovechar. Jamie asintió, no muy convencido, justo antes de que los dos hombres que todos estaban esperando salieran de las instalaciones y se presentaran ante ellos.

Tal como Jack esperaba, ambos sujetos habían mantenido sus expresiones del desayuno hasta ese momento: North parecía amable y tranquilo, mientras Bunnymund tenía una expresión llena de altivez y molestia.

Se pusieron de pie frente a los muchachos alineados, ya divididos en dos grupos y esperando órdenes.

-Buenos días, muchachos,- comenzó North con aire gentil pero al mismo tiempo con firmeza-, creo que ya les explicaron cómo van a ser las cosas. Ustedes fueron elegidos cuidadosamente de acuerdo a sus capacidades para formar parte de un grupo o del otro, así que comenzarán el entrenamiento que les corresponde. La fase de principiante toma alrededor de un año, pero si demuestran capacidad pueden ser ascendidos al nivel intermedio en menos tiempo. No siempre entrenaremos con ustedes porque también debemos supervisar a sus compañeros de niveles más avanzados, pero les daremos prioridad por ser quienes más necesitan de nosotros en este momento.

Jack miró a sus compañeros de grupo. Tal como esperaba, casi todos eran más altos que él, y en general tenían aspecto de gigantes bonachones, justo como North. En cambio, los compañeros de Jamie eran delgados y de expresión grave y determinada, aunque todos en ese momento se veían casi tan nerviosos como Jamie, quizás porque habían intuido que su entrenamiento lo llevarían a cabo con el comandante que guardaba silencio y los miraba de uno en uno con ojo crítico.

-Por ser el primer día- continuó North-, hoy nos dedicaremos a hacerles unas cuantas pruebas para determinar sus fortalezas y debilidades, y así poder trazar un plan de entrenamiento para los siguientes meses. Deben saber además que probablemente en poco tiempo los llevaremos a pequeñas misiones para que comiencen a probar un poco de lo que es estar en el frente.

Los muchachos comenzaron a murmurar entre ellos, pero North los llamó al orden en seguida.

-Debemos empezar ya. ¿Tienes algo qué decir, Bunnymund?

El comandante rodó un poco sus ojos, como si la pregunta lo fastidiara, pero accedió.

-Sólo tengo que decir que esperamos de ustedes nada menos que lo mejor. A los que fallen, ya saben dónde pueden terminar.

Mientras los jóvenes se miraban unos a otros presas del pánico, North se dio una palmada en la frente lo más discretamente que pudo. Claro, empezar el día con amenazas, gran idea.

Al fin, ambos grupos partieron a diferentes direcciones del campo de entrenamiento.

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Jack no lo pasó tan mal como había esperado en un principio. North era muy amable y fácil de abordar, y aunque se mostraba bastante serio y severo en las pruebas no dijo una sola palabra para humillarlos o empequeñecerlos en ningún momento. Al contrario, si alguien tenía un resultado malo en alguna prueba le aseguraba que la próxima vez lo haría mejor, o hacía algún comentario equivalente.

Jack fracasó en las pruebas que implicaban fuerza y resistencia, y esto dejó a North un poco pensativo. Por otro lado, superó al resto de sus compañeros, como era de esperarse, en las pruebas que implicaban agilidad y velocidad.

Una vez que las pruebas concluyeron North les indicó que siguieran ejercitándose mientras él revisaba que todos los datos recopilados en la sesión quedaran guardados en el sistema. Fue a sentarse junto a una reja de alambre que separaba el campo en dos partes; del otro lado la unidad de Bunnymund también concluía sus pruebas.

Jack aceptó varios retos de sus compañeros para probar su velocidad; los venció a todos y cada uno. North levantaba la vista de la computadora y reía.

Una vez que los muchachos de la otra unidad terminaron sus pruebas, comenzaron a jugar basketball. Lo que llamó la atención de Jack fue que el comandante, que todo este tiempo había sido tan altivo y despreciativo hacia ellos, ahora estaba jugando como si nada, hasta riéndose con sus pupilos.

-¡Hey Bunny!

Bunnymund le pasó la pelota a uno de los chicos y volteó a ver a North.

-¿Qué pasa?

-Quizás Jack quiera jugar con ustedes. Me sorprendió, es muy ágil y veloz. Quizás más que muchos de los que están en tu unidad.

Había un dejo de provocación en la voz de North. Bunnymund no se dio por aludido, hizo una sonrisa burlona y negó con la cabeza.

-¿Ese debilucho? No lo creo amigo.

-Lo reto a una carrera, comandante.

Bunnymund no volteó, pero se quedó quieto una vez que sus oídos captaron aquella voz que había pronunciado con burla su rango. Finalmente volteó. Todos los jóvenes miraban con espanto a Jack. Hasta North parecía no dar crédito a lo que acababa de pasar.

-Jack… retira lo que acabas de decir.

-No. Es más, que sea una apuesta. A menos que el comandante sea un cobarde no veo qué tenga de malo.

Tenía todo de malo, y Jack lo sabía. Simplemente no había podido negarse a su impulso.

-Jack…

-Espera, North, deja que continúe- dijo Bunnymund finalmente, volteando hacia él-. Creo que me estaba retando ¿a una carrera, dijiste? Y con una apuesta además.

-Sí.

-Escucho.

Jack respiró profundo cuando Bunny rodeó la reja y se detuvo frente a él. Sus compañeros retrocedieron. Jack apretó los puños y trató de fingir una dureza de carácter que no tenía.

-Bien. Si gano, yo y mis compañeros tendremos uso preferencial de las áreas comunes por una semana.

Bunnymund pareció dudar un momento. Finalmente, asintió.

-De acuerdo, pero si pierdes pagarás la apuesta por tu cuenta, te lo advierto- se sujetó la barbilla con la mano y fingió pensarlo por unos segundos antes de mirarlo a los ojos, riendo casi cruelmente-, por una semana… tendrás que hacerte cargo de la limpieza del comedor después de la cena. Tú solo.

Jack se mordió los labios. Todos los miraban con los ojos muy abiertos, incluido North. El silencio era sepulcral.

-Hecho- contestó finalmente y se estrecharon las manos con firmeza.

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Sobra decir que Jack perdió la carrera estrepitosamente. Ni siquiera llegó a la meta, pues la velocidad de Bunny lo confundió. Al principio iba corriendo casi al parejo que él, pero de pronto aceleró tan fuerte que lo asustó.

Se tropezó con sus propios pies y casi literalmente mordió el polvo. Al levantar la vista, sólo pudo ver su espalda y cómo al llegar a la meta volteó a verlo con una molesta mezcla de altivez y decepción.

Jack se puso de pie y caminó hacia donde estaban todos, adolorido y bastante avergonzado. Sus compañeros lo recibieron con palmadas de ánimo en la espalda, pero Jack estaba aturdido, enojado y demasiado turbado como para que le ayudara en algo su compasión.

-Bien, espero que te sirva de lección, copo de nieve. Estamos a niveles muy diferentes, no estás en posición de enfrentarme.

-¡Vete a la mierda!

-¡¿Qué dijiste, idiota?!

North tuvo que sujetar a Bunny de los brazos mientras Jamie sujetaba a Jack. Se miraban con tanto odio que asustaban a todos los presentes. Pareciera que hubieran sido enemigos toda la vida y que apenas en ese momento tuvieran tiempo de ventilar sus diferencias.

-¡Bunny, basta, no te pongas al nivel de Jack, estás actuando como un niño!

-¡North, tú lo escuchaste!

-Sí, pero lo que dijo no justifica que reacciones así. Y tú, Jack, esperaba que fueras menos problemático que esto. Tienes excelentes referencias, ninguna falta a la autoridad ni antecedente de desobediencia, así que ¿qué es esto?

Jack retrocedió. Jamie lo soltó.

-Pensaba decirle a tus compañeros que te ayudaran, pero he cambiado de parecer. Como castigo, cumplirás la apuesta que hiciste con Bunny, palabra por palabra. ¿Comprendes?

Jack bajó la cabeza y asintió. Tenía una buena explicación para todo pero nada de lo que podía decir resultaba válido en ese instante.

-Cumpliré, no se preocupe, comandante.

Con esto, los jóvenes comenzaron a caminar a las regaderas. North y Bunny fueron en dirección a sus habitaciones.

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Esa noche, después de la cena, Bunny se quedó un momento en el comedor. No pudo evitar sonreír cuando vio que Jack comenzaba a limpiar las mesas afanosamente. El lugar era un maldito desastre.

Cuando el joven recluta levantó la vista hacia el comandante, se miraron un momento en silencio, con el mismo odio de antes. Finalmente Bunnymund se puso de pie y dejó el lugar. Jack terminó de limpiar dos horas después. Cayó en su cama como una piedra.

Continuará…

Me encanta hacerlos pelear, ¿se nota?

Espero que quieran leer el próximo capítulo una vez que esté listo. Lo publicaré tan pronto como pueda.

Quería agradecer especialmente a Yan Yan por los reviews que me dejó en los otros fics. Lamento no haberte contestado antes, pero como no tienes cuenta no es tan fácil. En caso de que leas esto, quería hacerte saber que todo lo que me escribiste fue muy especial para mí. Jamás terminaré de agradecértelo.

Nelson, como siempre, gracias por seguirme apoyando y dejarme mensajes, me hace feliz saber que te gusta lo que escribo y recibir constantemente tu apoyo. Espero que te encuentres bien, y espero seguir sabiendo de ti, te mando muchos besos.

A los que tienen cuenta, si no les he contestado, contestaré pronto por MP, lo prometo TT-TT: Paloma san, Victoria Snow, yusefan halackti fanny alejo, SoFiLeXa, natsume pichu, ShirayGaunt, Mina y MidSD.

Si olvidé a alguien, perdón. Muchas gracias por haber leído mi fic anterior, y si de casualidad llegan a leer este, muchas gracias también.

En fin, díganme qué les ha parecido y si tienen dudas, confío en poderlas aclarar en lo sucesivo.

Besos!

Aoshika October