VERDE ESMERALDA

Por. JulietaG.28


Disclaimer: Nada me pertenece. Todos los personajes de Harry Potter son propiedad de JK Rowling. Ésta historia es solo por entretener.


James Potter siempre amó el verde. Lo amaba porque Lily Evans poseía un par de ojos verdes esmeralda, brillantes como las joyas y dulces como la esperanza. Sus ojos eran en realidad, la principal razón del porqué de su amor, puesto que algo en aquella mirada lo había hechizado por completo.

Sin necesidad de palabras, aquellos ojos bastaban para poderse expresar, porque se requería sólo de una breve mirada para saber lo que Lily pensaba o diría. Porque sus ojos brillaban de cierta forma cuando se enfadaba; porque pestañeaban apresuradamente si se encontraba confundida o porque se abrían desmesuradamente cuando pillaba a los Merodeadores haciendo de las suyas. Y siempre — siempre — James era consciente de la manera tan peculiar en que Lily Evans lo miraba a él.

Con las cejas muy juntas, sin batir las pestañas y ese brillo singular que él podía jurar amar. Ese destello que ella llamaba odio, pero que James dulcemente llamaba amor. En más de una ocasión, era a raíz de aquel brillo que la hacía encabritar, porque cuanto más enfadada estuviera, más sencillo sería admirar aquel potente destello. Al final — y sólo después de docenas de ruegos y de mil maneras distintas para mandar a alguien al cuerno — James lo consiguió.

Lily Evans aceptó que aquel brillo realmente era amor. Amor que con el tiempo, él fue capaz de apreciar sin hacerla enfadar; amor que relucía cuando se acercaba hasta ella y la tomaba de la mano. Cuando ella sonreía y lo hacía sólo para él. Cuando Lily lo mirada segundos antes de besarla y poco después de haber desarreglado su ya de por sí indomable cabello negro.

James siempre había notado aquel brillo dulzón, y con mayor frecuencia cuando comenzó a vivir momento incomparables tras reparar en aquellos hermosos ojos del color de su amor. Cuando Lily se sonrojaba por las palabras hermosas que él susurraba a su oído, cuando sus ojos avellana la recorrían por completo un momento antes de fundirse en uno o cuando sus lágrimas desbordaron tras su siempre original propuesta de matrimonio. Sin dudarlo, cuando ambos contemplaron con ojos bien abiertos al par de esmeraldas que poseía el fruto de su amor.

En toda su vida, sólo existiría un pequeño momento en que James odiara realmente advertir aquel brillo especial. Con los segundos contados en el reloj, con el cuerpo semi girado en dirección a la puerta.

James Potter siempre amó el verde esmeralda, porque era el verde de los ojos de Lily. Porque era el verde que lo había enamorado y el que le recordaba cada hermoso momento que había vivido a su lado. No obstante, en esos momentos, el rayo verde que se dirigía hacia él no era en lo más mínimo parecido al esmeralda de la mirada de Evans.

Porque en definitiva, aquel no era el verde que James Potter amaba. Aquel era un verde, que anunciaba el final.


Travesura realizada