Los personajes son de Masashi Kishimoto, la historia es lo único que me pertenece y hago esto sin fines de lucro.


Ámame otra vez


Capítulo IV
Verdad


—Hola, cariño, ¿puedo entrar? — pronunció suavemente.

La pelirrosa la vio asentir con ligereza.

La observó con detenimiento, las lágrimas brotaban a pesar de sus intentos por retenerlas, sus ojos y el contorno de ellos estaban irritados notándose por el presente tono carmín, sus pestañas estaban empañadas y sus parpadeos eran lentos, como si le pesaran. Su respiración trataba de estabilizarse, como queriendo ganar un poco de compostura frente a ella.

La veía y dolía.

Dolía mucho.

Se preguntaba cómo es que alguien tan bueno como ella tuviera que pasar por ese tipo de experiencias en su vida. Ella no merecía eso, y la vida era tan injusta por hacerla sufrir de las peores formas posibles. ¿Por qué ella? ¿Cuándo sería suficiente? ¿Y qué podría hacer para aligerar su carga?

Caminó hacia la cama para quedar frente a ella y con cautela tomó asiento, la tomó de su mano queriéndole transmitir contacto humano y el mensaje de que no estaba sola, le sonrió con ternura y unas finas lágrimas descendieron de sus orbes.

—Hinata, quiero que sepas que no estás sola, que, aunque sientas que el mundo se vuelva sobre ti, yo no lo haré, así que por favor confía en mí, yo no te dejaré caer. — le costó pronunciar aquello por el estúpido nudo presente en su garganta, pero tenía que ser fuerte.

—Eres muy dulce, gracias… de verdad. — la vio hacer una pausa para sorber su nariz y limpiar las lágrimas de sus mejillas. —Yo no sé cómo agradecerte por todo.

—Tú ya has hecho por mí más de lo que crees.

Y una débil sonrisa se formó en su rostro.

—¿Sabes?, lo menos que mereces de mi parte en este momento es una explicación…

—No estoy aquí para presionarte, estoy aquí para apoyarte, si sientes que estás lista puedes sacarlo de tu sistema, pero si no, lo entiendo. Sólo no quiero que pases por esto tú sola.

—Es difícil, yo… tan sólo pensar en todo lo que pasó anoche hace que mi pecho duela y no puedo evitar llorar. — De nuevo sus ojos se humedecían. —Es increíble cómo recibo bofetadas de la vida una y otra vez.

La ojijade se limitó a observarla con tristeza.

—Ayer, todo iba como un simple día rutinario, Naruto llegó del trabajo algo pensativo, pero pensé que simplemente era cansancio. — agradeció con la mirada el pañuelo que su amiga le tendió. —A la hora de la cena me confesó todo, estaba actuando muy distante hasta que tomó la iniciativa de hablar sobre lo que pasaba.

Sakura escuchaba con atención y muchos pensamientos cruzaban por su mente.

—Él me dijo que no soportaba más esta mentira, que lamentaba haberme hecho creer que era correspondida y que él no merecía a una chica tan buena como yo. — respiró profundo para poder proseguir. —Él aceptó que desde hace un año y medio hay alguien más, Sakura.

Y eso fue como un balde de agua fría en la pelirrosa. ¿Qué demonios pasaba con Naruto?

Sabía que su amigo era un imbécil, pero esto había traspasado los límites de estupidez y crueldad. Él nunca había herido a alguien más a tal punto, ¿con qué propósito lastimaba a Hinata así?

La peliazul cubrió su cara con las palmas de sus manos mientras aquellas gotas que simbolizaban su dolor emergían sin cesar. Sus respiraciones eran profundas pero difíciles y débiles sollozos lograban manifestarse.

—Yo fui muy feliz cuando él quiso comenzar a salir conmigo, cuando me pidió matrimonio, pero ¿Acaso siempre fingió? ¿Me tenía lástima? ¿Qué quería comprobar?

—Yo no logro entender por qué te ha hecho esto.

—Me hubiera gustado que fuera sincero conmigo, te juro que me siento estúpida queriendo justificarlo, pero también pensamientos horribles me torturan. ¿Qué habrá pensado?, tal vez algo como: Alarguemos su felicidad todo lo posible, porque será lo único que disfrutará en toda su vida. Fue tan egoísta de su parte suponer que no amaré a otro hombre más que a él.

—Hinata, tranquila…

—Me odio tanto porque siento que es verdad. ¿Qué tan bajo es mi autoestima?, quiero pensar que mi vida no termina aquí, pero ¿hacia dónde ir?, ¿qué hacer?, ¿eso importa?

—Por supuesto que importa, por supuesto que tú importas, y muchísimo.

—Sé que esta ha sido una de las peores experiencias de tu vida, pero juro que te ayudaré a salir de esto, porque mereces ser feliz, pero esta nueva felicidad la crearas tú sola, para que nadie pueda destruirla. Eres una chica fuerte y muy especial, pronto vas a darte cuenta de ello.

—¿Por qué ves fortaleza en mí?, no lo entiendo.

—Porque nunca huyes, y esta vez no será la excepción.


Sasuke pensó que cualquier cosa que tuviera que hacer en el trabajo podría esperar perfectamente, así que definitivamente tenía que hablar con él.

Lo llamó varias veces sin éxito, así que se dirigió hacia su apartamento. A él no le gustaba meterse en problemas que no le correspondían, pero por su larga amistad con ese rubio idiota, era inevitable.

Una vez frente a aquella conocida entrada tocó en repetidas ocasiones hasta que escuchó pasos aproximarse. La puerta se abrió lentamente develando la figura de un demacrado hombre, por su aspecto infirió que no había dormido en toda la noche.

Y así había sido.

—Sasuke, ¿qué haces aquí?

—Posiblemente sepas porque estoy aquí.

—Sí. — se hizo a un lado cediéndole el paso.

—¿Quieres algo de tomar?

—Whisky está bien.

—De acuerdo.

Observó al blondo volver a la sala de estar con dos vasos y una botella que no parecía medio llena sino más bien lo contrario.

—Te escucho.

Escuchó al rubio suspirar.

—Vamos a divorciarnos.

—Sí, eso lo sé.

—¿Sabes dónde está Hinata?

—Sakura cuida de ella.

Y no podía negar que se sentía aliviado, cuando salió de su shock después de aquella confesión notó que ya no estaba, y su cabeza estaba hecha un embrollo tan grande que no pudo concluir donde podría estar.

—Gracias.— formuló débilmente.

El pelinegro asintió.

—Sabes, me fue difícil creer que la engañabas, no es propio de ti, ahora que lo pienso había ocasiones en que salías de viaje por varios días, pero a nadie le pasó por la cabeza que tuvieras una amante.

—Escuchar eso me hace sentir como basura.

—Hiciste méritos.

—Sí, soy una escoria y me merezco los peores adjetivos existentes.

—Quisiera entender qué te orilló a hacerlo. — el azabache procedió a abrir la botella y servirse aquel relajante líquido.

—Escucha, yo aprecio a Hinata, la quiero muchísimo, y durante nuestro tiempo de noviazgo y primeros meses de matrimonio pensé que era amor, que ella era mi otra mitad. — el rubio quiso ganar algo de coraje para proseguir y también se sirvió algo de alcohol, luego bebió un sorbo. — Después de casarme con Hinata conocí a Shion, la contraté como mi asistente, su curriculum se veía muy competente y siempre he pensado que se debe apoyar el talento de alguien sin importar su género o edad.

—Espera ¿Shion?— Sasuke lo observó atónito.

—Sí, Shion.

—Como decía, es una chica muy habilidosa y agradable, y al inicio yo nunca planeé traicionar a Hinata, pero cuando estaba con Shion me sentía diferente. Me sentía feliz de una manera que nunca había experimentado con alguien más.

Hizo una pausa para tomar un trago.

—Un día después de un fallido trabajo en Tokio, me convenció de dar una caminata durante la noche para calmar mi estrés, recuerdo haber sentido el ambiente tan agradable y por primera vez notar que era una chica muy hermosa. Y fue ella quien tomó la iniciativa, ese beso es uno de los más memorables para mí. En ese momento sentí una gran química con ella y estaba realmente feliz saber que ella me correspondía, que finalmente no eran sólo ideas en mi cabeza. En ese momento sólo existíamos ella y yo.

El azabache escuchaba con atención a su amigo, en otro momento se hubiera burlado o algo parecido, pero esta vez lo que el rubio relataba lo hacía de una manera muy seria.

—Después de esa noche no ocurrió nada, si es lo que te estás preguntando. Seguido de eso no pude dejar de pensar en que estaba mal y que era un hombre casado, así que traté de establecer distancia entre ella y yo, pero como sabrás, no funcionó.

—Ya veo.

—Muchas veces me planteé decirle la verdad a Hinata, pero no podía, y me obligaba a fingir que todo estaba bien. Esto se me salió de las manos, y lo admito, no tengo excusa, fui un cobarde por no detener todo en su momento y me arrepiento muchísimo.

—¿Sabes?, eres de los pocos imbéciles que dejan a su esposa por su amante.

—No es gracioso.

—No, no lo es. Lo que hiciste fue demasiado cruel, y para ti fue fácil fingir, pero a partir de ahora nada lo será para ella.

—Lo sé, maldita sea, lo sé.

—No soy nadie para juzgarte, cada quien tiene derecho a ser feliz, pero siempre debemos ser conscientes de que aquello que nos hace sentir bien no lastime a terceros, sino debemos estar preparados para afrontar las consecuencias.

—Supongo que te doy la razón al ser un imbécil.

—Más que ser un imbécil, fuiste egoísta, no puedo asegurar que lo que has hecho fue la elección correcta porque no soy tú, no sé cómo te sientes en verdad, si vale la pena. Pero fue muy egoísta pensar sólo en tu gozo, al hacerlo aceptaste el precio a pagar, y desgraciadamente la mayoría no lo harás tú.

—¿Me seguirás haciendo sentir peor?

—Si querías la razón incluso cuando te equivocas, te equivocaste de amigo.

El rubio soltó una risa irónica.

—Sí, hace mucho me mentalicé sobre eso.

—Ahora no hay nada que hacer y la decisión ha sido tomada. —el azabache tomó otro sorbo de la bebida y habló. —De verdad espero que seas feliz y que no te arrepientas de esto.

—Gracias, Sasuke.

—Me voy. —dijo poniéndose de pie. —Deberías ducharte, estás hecho un asco.

—Sí, sí, te veo luego.

Y así, el rubio divisó a su amigo marcharse. Todo lo que le había dicho era cierto, y él lo sabía, pero confirmarlo de otra persona fue como un balde de agua fría.

Ahora nada podía cambiarse y lo único que quedaba era avanzar.


Bonjour!

Espero que el capítulo sea de su agrado.

Hasta el próximo, un beso.