Es evidente que no soy Rowling, cierto?, ya que si fuera así estaría ganando un montón de dinero y no tendría que preocuparme por entregar trabajos escolares. Pero como no es así les suplico que no me demanden ya que no tendría ni con qué pagarles. No hay finalidades de lucro.

Espero que les guste esta historia, y si es así me dejen un review, y si no les gusta también. Ésta historia será corta de cuatro capítulos a lo mucho. Espero la disfruten.

Y de paso por qué no se pasean por mis otras dos historias? A lo mejor les gustan también gracias.

Recordando aquella navidad

Por: Irais R. Torres E.

Capítulo tres.

Parte Final

Varias voces se oían preocupadas cerca de donde yo me encontraba. No podía entenderlas, viajaban muy despacio dentro de mi cabeza.

Me di cuenta de que me dolía terriblemente la garganta, el pecho y el estómago. La cabeza me punzaba y mis brazos y piernas se sentían rígidos.

Todo me dolía.

- ¿Cree que va a despertar pronto madame Pomfrey?

- No lo sé Sirius, pero ya se encuentra fuera de peligro y está mucho mejor que hace algunos días. Ahora me voy, tengo que etiquetar unas pociones y ordenar algunas cosas. Si hay algún cambio llámenme.

- Gracias, Poppy.

- Sí, sé que está mejor, pero... Es sólo que no quiero perderlo.

- Vamos Sirius, no te deprimas. Verás que pronto despierta y se recuperará.

- Lo sé es sólo que estoy preocupado, ya lleva una semana así.

Las voces seguían hablando, pero me sentía lo suficientemente mal como para no despertar, sin quererlo realmente me dejé arrastrar por la oscuridad.

No sé cuánto tiempo había pasado, estaba oscuro, como si fuera de noche.

Me era muy doloroso el intentar moverme, por lo que únicamente abrí los ojos. Pero a pesar de estar en penumbras, la poca luz proveniente de una lámpara cercana me obligó a cerrar los ojos.

- ¿Harry?

- Mmhh

- Harry, ¿Cómo te sientes?

- Duele

- Lo supongo. Remus, Remus despierta. Ve por Poppy, dile que Harry despertó.

Escuché la voz de Sirius, estaba ansioso y creo que contento, después a Remus quien rápidamente salió por la enfermera.

Con mucho cuidado Sirius me puso las gafas y empecé a ver dónde me encontraba. No fue difícil saber dónde, conocía el lugar como si fuera mi casa.

Con mucho esfuerzo y algo de dolor pude voltear la cabeza y ver a Sirius, las paredes, las ventanas, los cuadros...

- No

- ¿Harry?

- ¿Mamá?, ¿papá?

- Harry, tranquilo todo está bien.

- ¿Dónde están Sirius?, ¿dónde están mis padres?

- Harry... cálmate... tus padres murieron cuando tú tenías un poco más de un año.

- No, no es cierto. NOOOOO

- ¡¡Cálmate!!

- No es cierto, yo los ví. Estuve con ellos. Me estás mintiendo.

- No Harry, tú sabes que tus padres están muertos. Cálmate.

- NOOOOOOOO

Intenté pararme, salir de la cama, no podía creer que todo había sido un sueño, no quería estar aquí, quería a mis padres de regreso, a Becky, Amanda, mi mamá, mi papá.

Creo que me volví loco, no podía creer que todo había acabado, que lo que había visto y vivido había sido producto de mi imaginación y mi delirio por estar en la enfermería.

Aunque no podía recordar por qué estaba en la enfermería en primer lugar.

Sin saber cómo, me encontré en los brazos de Sirius, él intentaba calmarme, diciéndome que todo estaría bien. Se oía muy preocupado.

Recuerdo que alguien me dio a beber algo. Seguramente Poppy y sus pociones para dormir o algo así, por que me adormeció al instante.

- Tú me crees, verdad Siri, que ví a mis papás.

- Sí Harry, si te creo.

- ¿Por qué me dejaron Siri?

- No te dejaron pequeño. Nunca te dejaron. Ahora duerme.

Cuando desperté horas más tarde seguía en la enfermería, Sirius estaba dormido en una silla a mi lado. No quise despertarlo.

Por lo que triste, más triste de lo que me he sentido; me quedé viendo hacia la ventana, cómo el viento movía las ramas, cómo caía la nieve, cómo algún animal pasaba cerca de ahí, cómo las lágrimas caían de mis ojos...

Es curiosa, la forma en la que transcurre el tiempo. Sin querer había despertado a Sirius, y sin notarlo me hallaba de nuevo en sus brazos cargándome como si fuera un bebé. Sin decir nada me mecía, acariciaba mi pelo y me limpiaba la cara.

- Los ví Siri.

- ¿A quiénes?

- Papá, mamá, tenía hermanas. Eran gemelas. A ti, a Remus, al señor Weasley, tus hijos, las niñas de Remus y a Ron y Hermione también.

- ¿Yo tenía hijos?

- Sí dos chicos: Jack y Jeremy. Y tu esposa se llamaba Mery, era muy guapa.

- ¿Mery?, ¿de pelo rubio hasta los hombros y ojos azules, con una mirada pícara?

- Si, la misma.

- Curioso, iba a casarme con ella antes de que me apresaran.

- Lo siento.

- No hay por qué sentirlo. Ahora sé que pudo haber resultado.

- Jugamos quidditch. Nunca me dijiste que mi papá era cazador y mi mamá buscadora.

- ¿No lo sabías?, pues sí, fuimos el mejor equipo que tuvo la escuela en muchos años. Al final de nuestro séptimo año, cuando James consiguió la copa hechicé su trofeo. Fue una apuesta que hicimos, los del equipo tuvieron que pagarme un galeón cada uno.

- Sí, me lo dijo papá, lo cambiaste por buscador.

- Los extraño Siri, los extraño mucho.

- Lo sé pequeño. Yo también.

- Buenos días Harry.

- Buenos días profesor Dumbledore.

- ¿Te sientes mejor?

- Sí, claro.

- No te creo, pero me alegra que hayas recuperado el conocimiento. ¿Sabes por qué estás aquí?

- No

- Bueno, al parecer cuando regresabas al castillo con la profesora Sprout fueron atacados por mortífagos, cuatro para ser específicos. Sin embargo logramos apresarlos antes de que escaparan. Desgraciadamente cuando llegamos hasta a ti te habían envenenado. El profesor Snape tardó un poco en encontrar el antídoto, pero lo logró. Has estado una semana inconsciente. Hubo momentos en que creímos que te perderíamos. Me alegro que estés mejor.

- Gracias, supongo.

- Albus, nunca me dijiste quiénes eran los mortífagos.

- Eso es muy interesante, uno es Cho-Chang, Marvin McKenzy, Johan Lind y Peter Pettigrew.

- Eso significa...

- Sí Harry, que Sirius tendrá un juicio y con muchas probabilidades quedará libre.

- ¡¡Te das cuenta, podrás dejar a esos horribles muggles Harry!!

- ¡¡Es Genial!!. Gracias profesor.

- ¿Y los otros? No me son familiares.

- Eran amigos de Cedric.

- Sí, así es. Al parecer Voldemort les prometió que si le ayudaban a matarte, reviviría a Cedric. Lamento decir que fue una pésima decisión, y ahora, como ya pronto cumplirán la mayoría de edad, serán llevados a Azkaban.

- Muchachos tontos.

- Sí. Una lástima. Bueno no hay por qué deprimirse Sirius. Después de todo es navidad.

- ¿Es navidad?

- Sí, casi te la pierdes. Y me alegro que no sea así. Ya que me has dado el mejor regalo Harry.

- Pero si yo no he hecho nada.

- Claro que sí, despertaste y me hiciste recordar a mis amigos. Feliz navidad Harry.

- Feliz navidad Sirius. Feliz navidad profesor Dumbledore.

- Felicidades Harry. Ahora creo que Remus quiere decir algo, ¿no es cierto?

- Sí profesor. – sin darse a notar había llegado hasta la entrada del cuarto donde se encontraban

- Harry. Cuando salimos a hacer los mandatos del profesor Dumbledore, visitamos tu casa, la casa de tus padres. Y bueno, entre los escombros encontramos esto. Era de tu padre, creemos que te será muy útil.

- ¡¡¡EL MEDALLÓN DE PAPÁ!!! Muchas gracias.

- James nunca nos dijo cómo se usaba, pero a pesar de todo sabemos que es muy importante.

- Lo sé. Papá me dijo cómo se usa. Y dijo que no debía quitármelo, que tenía un encantamiento protector muy especial.

- ¿En verdad? – dijo escéptico el profesor Dumbledore

- Sí, miren: Erscheinent alt Opa Godric.

Al instante salió el pequeño hombre, el cual se alegró de verme nuevamente, pero dijo que no podía enseñarme nada hasta que me recuperara por completo y tuviéramos privacidad. Por lo que haciendo una reverencia se desvaneció nuevamente dentro del medallón.

- Maravilloso Harry.

- Profesor, ¿cree usted que en verdad estuve con mis padres? ¿Que no fue sólo un sueño?

- Puede ser que sí. Harry como te dije casi te perdemos. Es muy posible que tus padres hayan decidido alejarte de aquí para que no sufrieras de más. Y te llevaron con ellos. Así que sí, muy posiblemente viste a James y a Lily.

Sin saber por qué, me sentía ahora mucho mejor, no sólo me sentía más despierto y alegre. Era como si tener el medallón de mi padre en mis manos me diera paz, y un sentimiento de certeza que me decía que todo había sido real y que pronto volvería a ver a mis padres.

Sin evitarlo dejé asomar la sonrisa que se formaba en mi boca y que cambió mi rostro de enfermo y demacrado. Al de un joven casi sano y normal.

- Me da gusto que vuelvas a sonreír Harry. Comenzabas a preocuparnos.

- Sí claro, felices fiestas para todos. Ahora fuera, el chico necesita descansar y comer.

- Claro Poppy, nos vamos. Espero que te recuperes pronto Harry, pues ciertos pelirrojos y la familia Granger, llegaron hoy al castillo y quieren verte.

- Gracias, profesor Dumbledore.

- Nos vemos después Harry. Aún hay que convencer a Poppy de que te encuentras bien para que te deje ir a cenar con todos los demás.

- Sí, gracias Remus. Me gustaría mucho.

- Tú también Sirius. Fuera.

- Pero Poppy...

- Ya oíste, el chico debe descansar, y tú también. Ve a tomar un baño y a dormir un poco. Más tarde puedes regresar.

- Está bien – por lo que con cuidado me dejó nuevamente en la cama y me cubrió con las frazadas – nos vemos más tarde Harry. Descansa.

- Gracias, Sirius.

Esa es la navidad que recuerdo con más cariño, ya que fue la única donde puedo recordar que estaban todas las personas que me amaban, tanto vivas como muertas.

Aún no sé si fue real o no.

Quiero creer que sí.

Pero de lo que no tengo duda es que estuve por un maravilloso momento mi vida fue casi perfecta, y me hizo comprender que los sueños pueden hacerse realidad si uno se esfuerza para lograrlo.

Ahora Voldemort no existe, mis amigos siguen conmigo, tengo un buen trabajo, una esposa que me quiere y un par de hijos maravillosos.

Mi vida, ahora sí es perfecta.

FIN