CONFINADOS

Los personajes del manga/ anime Inuyasha no me pertenecen; son creación de Rumiko Takahashi.

Bla bla bla: pensamientos.

– Bla bla bla: Diálogos.

Bla bla bla: sueño

X.X.X.X: cambio de escena

Flash Back: escena retrospectiva

Advertencia: Como todo fic que escribo este contendrá lemon, así que si eres menor o no disfrutas este tipo de lectura, abstenerse de hacerlo.

Capítulo 30

Tan pronto el Youkai dijo eso, Kagome escuchó su nombre siendo pronunciado por una voz que ella bien conocía, por lo que se paró y corrió en dirección a él. Inuyasha se sorprendió cuando la mujer saltó a sus brazos pero la sujetó en el aire asombrándose por el arrebato de la azabache que lo besó apasionadamente.

– Estaba tan preocupada, ¿Estás bien?. – indagó al finalizar el beso y ver el rostro sorprendido del hombre.

– Keh, claro que estoy bien. – aseguró arrogante.

– ¿Que le haces a mi mujer bestia?. – gruñó Koga, parándose.

– Feh, ella es mi mujer. – gruñó mostrándole los dientes.

– No peleen. – pidió Kagome. – Yo no soy mujer de nadie. – musitó enojada.

– Tsk. – masculló Inuyasha y koga sonrió.

– Ahora me iré Kagome, si me necesitas en cualquier momento sabes dónde encontrarme. – musitó.

– Gracias Koga. – susurró la mujer y acercándose a éste le dio un beso en la mejilla como agradecimiento por su ayuda. El hanyo frunció el seño y cruzó sus brazos demostrando su enojo, una vez que la silueta del Youkai lobo desapreció, dejando una estela de polvo. Pero la mujer se colgó de su brazo ignorando su irritación. – Estaba tan preocupada. – susurró.

– Keh, porque te preocuparías por mí si ni siquiera eres mi mujer, creo que querías seguir siendo mujer de ese lobo sarnoso. – gruñó molesto; apenas había alertado el tenue aroma de Kagome en el aire, había salido disparado de la cabaña donde estaba, no le agradó para nada verla en compañía del Youkai lobo, pero peor había sido el beso, se sentía traicionado.

– Yo solo dije la verdad, aún no soy de nadie, pero si quieres hacerme tu compañera, yo aceptaría. – susurró e inconscientemente llevó una mano hasta su cuello. Inuyasha abrió los ojos sorprendido.

– ¿Cómo es que tu…?.– indagó desconcertado.

– Inuyasha ponme la marca, por favor. – rogó la mujer; había sentido tanto miedo de perderlo que, en ese mismo momento quería hacer lo que fuera para tener la marca que señalara a Inuyasha como suyo.

– No sabes lo que dices. – susurró el hombre.

– Claro que lo sé, sería tu esposa y es lo que más quiero. – comentó. – yo…sé que mi abuela no nos dejará en paz, quiero tener la marca en mi cuello para decirle que eres mío. –agregó recordando las palabras de su abuela.

– Es mucho más complicado de lo que imaginas, aún eres joven, podrías arrepentirte luego, y entre compañeros no hay separación como en las costumbres humanas. – explicó.

– Yo no quiero separarme, yo estaré por siempre con Inuyasha. – comentó inflando sus cachetes. El hombre sintió una gran dicha al escucharla.

– Aún no pequeña, cuando seas mayor lo haré, esperemos al menos que cumplas veinte años, si ahí me lo pides te marcaré, ¿sí?. – musitó intentando conciliar mientras acariciaba el rostro femenino.

– Yo quiero ahora, Koga estaba dispuesto a hacerlo ahora. – comentó.

– Maldito lobo, lo mataré. – gruñó, había podido sentir el pestilente aroma del hombre por todo el cuerpo de su mujer, pero no había querido pensar en ese panorama.

– Tranquilo, no sucedió nada. – musitó. – yo solo quiero ser tuya. – agregó.

– Kuso. – maldijo por lo bajo. – Yo también pensé en marcarte, en la posada casi lo hice, pero luego lo pensé mejor, quizás es solo mi egoísmo, si luego te arrepientes me sentiré culpable. – comentó.

– No me arrepentiré, siempre me dices que querré irme, que me arrepentiré de estar a tu lado, parece que eres tú quien no me quiere cerca. – musitó haciendo un mohín. – Déjame ser tu compañera. – pidió nuevamente.

– Hagámoslo lentamente. – pidió; el día anterior había decidido ir de a poco, no quería asustarla nuevamente, aunque la deseara locamente, prefería no generar un trauma en ella, lo que podía generar un posterior rechazo al sexo, tampoco quería aprovecharse de sus miedos, él bien sabía que ella sentía en ese momento el mismo miedo que él sintió cuando ella se casó, el miedo de ver a la persona que amas, estando con otra persona.

– No quiero ir lento, quiero la marca hoy. – musitó haciendo una rabieta.

– ¿Sabes lo que debes hacer para tener esa marca?. – musitó entonces el hombre.

– No, pero…pero haré lo que sea para ser tu compañera. – aseguró tartamudeando sutilmente.

– Lo que hicimos en la posada ayer, deberíamos volver a hacerlo, si es que en verdad deseas la marca. – Comentó maliciosamente y la mujer tragó duro por lo que él sonrió enternecido.– Aún no tenemos que hacerlo pequeña, yo me mantendré a tu lado, no debemos forzar nada. – aseguró antes de abrazarla protectoramente.

– Quiero hacerlo. – susurró con convicción la mujer entre el apretado abrazo y él por un segundo quedó inerte.

Inuyasha no resistió la tentación de escucharla pedir lo que él más quería por lo que de un tirón le sacó el Hitoe y lo lanzó al suelo. Kagome con los ojos brillantes de expectación, espero el próximo movimiento, ya no temía al dolor, solo deseaba tenerlo cerca, dolía más estar lejos de él por lo que cuando las manos del hombre partieron por la mitad el top regalo de Koga ella no se quejó sino más bien intentó quitarle el kosode logrando una risita en el hombre que la enfadó.

– No te burles. – regañó inflando sus cachetes.

– ¿Estás segura que quieres hacerlo aquí?, podemos volver a la cabaña mañana y…– susurró mientras miraba hipnotizado los firmes montículos y sus manos picaban por el deseo de tocarlos. Kagome sonrió y lo besó sorprendiéndolo nuevamente.

– Quiero ahora, déjame tenerte cerca. – susurró.

– Kuso. – maldijo al reaccionar a la excitante provocación y la volvió a besar pero esta vez introduciendo su lengua en la húmeda cavidad. Recostó el cuerpo de la mujer contra uno de los árboles mientras sus manos recorrían eufóricos cada parte de la caliente piel que pudiera palpar. Inuyasha sintió que enloquecería al escucharla gemir, cuando él se sacó el kosode y ambas pieles calientes hicieron contacto. – Dije que no volvería a lastimarte, quiero hacerlo lento esta vez, por favor, compórtate, no te muevas y no gimas así, que me es difícil controlarme. – rogó el hombre contra la oreja femenina y ella sintió como un choque de energía recorría su cuerpo, era tan excitante la voz del hombre en ese momento.

– No puedo evitarlo. – se disculpó pensando que había hecho algo malo.

– Kagome, eres tan malvada. – susurró antes de lamer el lóbulo de la oreja femenina arrancando un jadeó en la mujer que pronto cubrió sus labios pronunciando un "lo siento". – Yo tampoco puedo evitar desearte. – musitó el hombre antes de acariciar uno de los senos de la mujer quien mordió sus labios intentando no gemir. El hombre se alejó un poco y maravillado apreció el rostro sonrojado de la mujer y sus ojos brillantes.

Kagome no supo cómo reaccionar cuando el hombre se arrodilló y descansó su cabeza contra su pelvis aun cubierto por la falda.

– ¿Inuyasha?. – pronunció intentando llamar su atención.

– No sabes lo bien que hueles normalmente, pero este aroma. – susurró aspirando profundamente logrando un sonrojo en la mujer. – este picante aroma debe ser solo mío, solo puedes excitarte cuando yo te toque. – musitó escabullendo una mano bajo la falda logrando que la mujer soltara un grito al sentir la caricia contra su sexo al no tener nada bajo la falda que pudiera "protegerla" del caliente toque.

Kagome cerró los ojos disfrutando el lento recorrido y él maravillado fijó su mirada en el rostro de la mujer quien gemía e inconscientemente se movía intentando sentirlo más. Con la mano libre desgarró la falda por el costado para así poder verla en su esplendor. Kagome bajó la mirada y él le sonrió antes de depositar suaves besos en los muslos femeninos. Mientras acariciaba su hinchado clítoris, y la escuchaba jadear.

– Ah…se siente muy bien. – jadeó la mujer antes de poner una mano sobre la cabeza del hombre, al sentir sus piernas temblar. Esa simple frase logró encenderlo aún más, se sentía húmedo, igual que ella, pero aún no terminaría esa tortura, separó los pliegues femeninos y recorrió el jugoso canal recogiendo con su lengua, toda la humedad que él incitaba, gruñendo mientras la escuchaba gritar. – Lo siento. – se disculpó nuevamente mientras respiraba agitadamente.

El hombre lentamente la saboreó mientras ella intentaba no gritar. Inuyasha miró hacia arriba cuando ella hizo presión en la mano que tenía sobre su cabeza y lo alejó de su sexo.

– ¿ Que sucede, te sientes mal?. – indagó maliciosamente antes de sonreír ladinamente y el corazón de la mujer dio un vuelco.

– Yo…yo…se siente raro. – gimió.

– Pensé que dolía, pero…solo se siente raro. – musitó antes de nuevamente acariciar su hinchado punto de placer y ella soltó un gritito. El hombre entonces se alejó.– Dijiste ayer que querías ver y tocarme. – aseguró mientras desanudaba su Hakama, la mujer bajó la mirada avergonzada. – Mírame Kagome, mírame y dime si aún quieres ser mi compañera. – musitó.

Kagome ante eso se dio fuerzas para levantar la mirada y lo recorrió desde el tobillo masculino ascendiendo lentamente y cuando su mirada se fijó en el centro del hombre, lo observó curiosa. Pero pronto ascendió su recorrido paseándose por su trabajado torso hasta su rostro.

– Eres hermoso. – susurró y el hombre rió avergonzándola.

– Me gusta esa mirada, que me mires con deseo me excita. – susurró acercándose. – haces que desee corromperte más, avergonzarte más y hacerte gemir más. – susurró acercándose hasta rozar sus cuerpos. – Dime, ¿estás segura que quieres ser mía?. – indagó con voz ronca. Kagome sentía su cuerpo arder por lo que sin dudarlo asintió.

Inuyasha sonrió complacido ante la convicción de su mujer por lo que decidió dejarle la decisión a ella, para ver hasta qué punto estaba ella dispuesta, el hombre se sentó sobre el Hitoe que había lanzado con anterioridad al suelo.

– Etto…– susurró la mujer contrariada al verlo sentado.

– Si en verdad estás segura, ven. – susurró. – siéntate. – agregó al verla confundida. Kagome sin dudarlo dio el paso que los alejaba y se arrodilló poniendo cada muslo al costado del cuerpo masculino pero sin siquiera rozas sus centros.

– Estoy segura, quiero ser tu compañera. – susurró muy cerca del rostro masculino. – pero… ¿que debería hacer?. – agregó. Inuyasha entonces la besó y poniendo ambas manos en la cadera femenina la posicionó hasta rozarse, ambos gimieron entre el beso y cuando inició la penetración la mujer lo mordió completamente abrumada por la cálida sensación y finalizaron el beso soltando un jadeo cuando lo tubo completamente dentro.

– ¿Duele?. – indagó el hombre en un jadeo.

– No…se siente muy bien, está caliente. – gimió ella logrando que el hombre maldijera en voz baja.

– Hay cosas que no debes decir, o me incitarás a hacer cosas malas. – aseguró antes de levantarla. Kagome se hubiera quejado, si el hombre no hubiere sustituido la queja por un sonoro gritito cuando de una nuevamente la penetró hasta el fondo. – ¿Dolió?. – indagó con burla y antes que ella pudiera responder, las furiosas embestidas comenzaron. Kagome sentía la humedad y la tibieza hasta lo más hondo por lo que no podía evita soltar pequeños grititos de gozo mientras él gruñía moviéndose frenéticamente. No era suficiente, necesitaba más de ella, por lo que su lengua también penetró la boca femenina acallando los grititos, pronto ella lo sorprendió al responder al ritmo rápido mientras sus lenguas jugaban con la húmeda saliva.

El hombre abruptamente disminuyó la intensidad de las arremetidas dejando que ella guiara, Kagome tembló al sentir una de las mano que anteriormente estaba en su cadera ascender por su húmeda espalda dándose espasmos de placer por lo que arqueó la espalda y él hombre aprovechó para acercar su boca a uno de los pezones y succionarlo suavemente.

– Ahhhh…– gritó la mujer al sentir el placer recorriendo cada espacio de su cuerpo. – por favor. – gimió ella en un hilo de voz. Y el hombre sonrió soltando finalmente el erecto pezón, no sabía que es lo que le rogaba, pero él daría lo que sea que ella pidiera. El hombre nuevamente guió el ritmo de los envistes levantando su cadera e ingresando en el cálido interior, mientras gruñía al sentirse aprisionado en cada fiera arremetida.

– Mírame. – pidió el hombre, al ver la cabeza femenina siendo arqueado hacia atrás, pero cuando ella cumplió el pedido inmediatamente se arrepintió, ver la mirada dilatada y el rostro sonrojado era más de lo que él podía tolerar.

– Mmm…Inuya...por favor. – rogó nuevamente. El hombre simplemente le acarició con cariño la espalda sin saber lo que la mujer rogaba, mientras ella enganchó sus brazos al cuelo masculino y se acercó besándolo con fiereza, arrebato que él respondió con igual ímpetu mientras la penetraba sin dar tregua.

Inuyasha gruñó al sentir como ella lo apretaba en su interior que de por sí ya era estrecho por lo que presionando la mandíbula aguantó los espasmos del cuerpo de la mujer.

– No se siente tan mal ¿verdad?. – indagó el hombre en un jadeo, se sentía complacido y orgulloso de poder con tan poco hacerle sentir un orgasmo a la mujer.

Kagome no pudo pronunciar frase coherente alguna, pero si soltó un gritito cuando el hombre la levantó saliendo completamente de ella, entonces se sintió vacía. Pero el hombre de un rápido movimiento la giró.

– He fantaseado tanto con tenerte así. – musitó al dejarla en la posición que deseaba. Kagome gimió al sentir la fricción y se arqueó hacia atrás cuando nuevamente lo tuvo dentro. Se sentía muy raro, en esa posición no podía verlo, pero podía sentirlo más que antes, la fuerza de la embestida se sentía glorioso por lo que aguanto su peso quedando en posición de gateo o eso creía la mujer.

El hombre se levantó más permitiéndole llegar más profundo y fue entonces que ella lo aprisionó nuevamente mientras gritaba su nombre, él no pudo volver a aguantar la tortura de sentirse succionado y terminó llenándola con su semilla.

– Kuso. – gimió. – No he podido marcarte. – jadeó mientras intentaba normalizar su pulso.

– Lo siento. – susurró la mujer con la respiración entrecortada, lo único que podía hacer era disculparse, al sentir tantas nuevas sensaciones no sabía cómo reaccionar.

– Es peor para ti, deberás hacerlo todo de nuevo. – musitó sonriendo.

X.X.X.X.X.X.X.X.X.X.X.X.X.X.X

Kikyo miró fijamente la perla que descansaba en la palma de su mano, mientras analizaba que podía hacer, los recuerdos de los días anteriores la asaltaron por lo que lanzó con rabia la joya contra el futón pero pronto gateó nuevamente hasta ésta tomándola.

Flash Back

Kikyo buscó al ojidorado por mucho tiempo después de que este hubiera saltado por el acantilado, pero no pudo hallarlo, por más que recorría el camino del rio no pudo encontrarlo, desesperada entonces volvió a la tribu de los lobos buscando la ayuda del Youkai pero su sorpresa fue grande al encontrarse en ese lugar a Kagome.

No puedo dejar que ella vuelva con Inuyasha. – pensó la mujer y su cabeza maquinó el macabro plan. Recurrió a un experto en artes oscuras a un pintor maldito quien tatuó la marca del clan de los Inu-youkai en su cuello, y tras mentir a la mujer creyó haber logrado su plan, por lo que siguió su búsqueda.

Por la mañana nuevamente fue al bosque donde el día anterior había perdido a Inuyasha y en ese lugar se encontró con la peor visión que pudiere apreciar. Kagome dormía solo cubierta por el kosode del hombre, al costado del cuerpo de Inuyasha, pero lo más terrible era la marca que resaltaba en el blanquecino cuello.

– No intentes hacer nada estúpido. – escuchó el gruñido del hombre cuando Kikyo tomó su arco y apuntó la flecha en dirección a Kagome. – Si intentas lastimar a mi compañera, no me quedará otra alternativa que matarte. – Gruñó el hombre parándose, y tomando del cuello a la sacerdotisa en un rápido movimiento.

Los ojos de Kikyo se llenaron de lágrimas al comprender que todo estaba perdido, el instinto de protección del hombre era mucho más fuerte que cualquier recuerdo.

– Me iré. – susurró. Entonces el hombre la soltó y suspiró aliviado al verla caminar hasta que se perdió entre el follaje.

End flash back

– ¡Maldita chiquilla!. – gritó presionando la perla. – yo solo quería ver a Inuyasha, quería verlo sonreír. – susurró. Y como si de un deseo se tratara la mujer al despertar pudo ver la cabaña a lo lejos, entonces corrió en dirección a ésta y antes de llegar pudo ver lo que anhelaba una sonrisa dichosa en los labios del ojidorado, pero esa sonrisa no estaba dedicada a ella, sino a una pequeña bebe de cabellos azabaches, las inconfundibles orejitas que adornaban la coronilla de su cabeza, le alertaron que se trataba de un Hanyo y la felicidad del ojidorado le indicaba algo que ella no quería creer.

– Ya está listo, dámela para que puedas comer. – escuchó la voz de Kagome saliendo de la cabaña y sus ojos se llenaron de lagrima al ver a la azabache depositar un casto beso en los labios de Inuyasha mientras tomaba a la bebe en brazos, y el hombre refunfuñaba al ser "despojado".

– No, esto no es lo que yo pedí. – susurró. – Por favor, quiero volver al tiempo que Inuyasha me amaba. – murmuró presionando con fueras la perla, pero nada cambió, ella bien sabía que la perla no podía cambiar los sentimientos de las personas.– Por favor solo quiero ser feliz. – musitó esperanzada.

Al despertar sintió todo su cuerpo adolorido, abrió los ojos con pesadumbres y vio al ojidorado arrodillado frente a ella.

– Siento mucho que todos estos años no pudiste ser feliz, ahora puedes descansar. – susurró. Kikyo elevó una mano entonces notó lo rugosa que estaba.

Ahhhh…entonces esta es la felicidad que me das, una muerte tranquila, sin haber vivido la tortura de la soledad. – pensó y cerró sus ojos al sentir las lágrimas recorriendo su rostro. Ella siempre había sido advertida que la perla no concedía el verdadero deseo, pero irónicamente sentía que la perla estaba siendo clemente con ella al darle ese deseo.

Kagome miró al ojidorado arrodillado ante el cuerpo agonizante de su abuela y también sintió el corazón apretujado; por todos esos años había sido feliz, a costa de la infelicidad de su abuela. Ella había rogado a Inuyasha ir a ver a su abuela, cuando Koga le había comentado de su estado, era triste ver a un ser humano morir luego de haber desperdiciado su vida en la amargura y el rencor. Se alegraba por la decisión de koga que había tomado como compañera a Ayame y era feliz, hubiera deseado que Kikyo también hubiera encontrado el amor con otra persona.

– Mami, ¿por qué lloras?. – susurró un niño de dos años, que se sujetaba con firmeza de su mano.

– Salgamos afuera, dejemos que papi se despida. – pidió en un murmullo.

Inuyasha suspiró cancinamente cuando el corazón de la anciana mujer dejó de latir entonces se paró y caminó en dirección a la puerta. Al salir al exterior sintió las fuerzas regresar a su cuerpo al ver a su compañera que sostenía en cada mano a uno de sus cachorros.

– ¿Estás bien?. – indagó ella al verlo acercarse.

– Vayamos a casa. – pidió antes de alzar sobre su hombro izquierdo a su hija mayor, y colocar sobre su espalda al menor. Kagome se quejó por la falta de cuidado, pero el niño rió feliz mientras se sujetaba por el cuello de su padre. Y cuando Inuyasha sujetó su mano entrelazando los dedos simplemente pudo caminar a su lado, completamente dichosa.

Aún no se arrepentía, ya habían pasado más de cincuenta años desde que él la había marcado y aún deseaba compartir con él cada segundo y aunque a veces se molestaba por compartir su tiempo con sus dos cachorros, ella era inmensamente feliz, al verlos "entrenar" frente a la cabaña. El confinamiento había terminado, ellos eran libres, pero a veces aún preferían fingir que estaban prisioneros y no salir de casa, aunque ahora tenían dos cuidadores bastantes celosos.

Fin.

Hola, hola, que triste ya es nuestra despedida, amé escribir este fic ya que fue el más fluido que escribí hasta hoy, simplemente los capítulos llegaban y los blancos fueron escasos, disfruté muchísimo compartir con ustedes, y les agradezco de corazón por haberlo leído hasta el final.

Espero que en el futuro sigamos leyéndonos, y que tengan una vida feliz y placentera; en el capi anterior ya sabía que finalizaría en este capítulo, pero me fue triste decirles de antemano que ya terminaba. Próximamente estaré subiendo un nuevo fic, luego de terminar el fic que tengo pendiente, seré feliz si me dan una oportunidad y lo leen también.

En verdad muchas gracias por su apoyo.

Las quiere

Mizune - Mei