Hola, lectores! Bienvenidos al ÚLTIMO CAPÍTULO de Alianzas! Es cortita la historia, pero satisfactoria para mí, y ojalá para ustedes. Si les doy mi opinión, pienso que esta historia ha sido una de las que más me ha gustado hacer, aunque me tomó mucho tiempo terminarla XDD Me aburro de la rutina y prefiero finales más originales, solo porque dos personas se gusten, no significa que se van a quedar juntos, es algo que uno debe aprender y saber DUHH jajaja

Bueno, pero es mi opinión, y no los aburro más.

VAYÁMOS AL CAPÍTULO!


Capítulo 9: No tiene sentido.


Una joven rubia de 21 años abrió la puerta de su departamento con dos cartas en mano. Se las habían dado en recepción. Dejó su bolso y sus utensilios en el sofá y caminó hacia la cocina. Encendió el hervidor mientras sacaba los ingredientes para cenar.

Mientras cocinaba, su mente no pudo evitar divagar.

Kendall Perkins se había ido a los 17 años de su ciudad natal para ir a Harvard. Nunca se había sentido tan orgullosa y feliz en toda su vida. Sus esfuerzos habían dado frutos y todo el mundo lo vería. Como era de esperarse, se había destacado por su inteligencia y sus grandes habilidades. Le habían ofrecido graduarse antes, pero ella prefirió tomar todos los años para no perderse ni un solo detalle.

No se arrepentía ni un poco.

Su familia nunca venía a visitarla. Solían enviarle postales de vez en cuando, especialmente en las festividades, con disculpas baratas, pero eso a Kendall ya no le importaba. De sus padres, no podía importarle menos. Pero de Linnie, lo entendía.

Después de todo, su rebelión también valió la pena.

Linnie se había escapado a Londres sin permiso de sus padres, quienes habían decidido darle la ley del hielo hasta que ella diera su brazo a torcer.

Buena suerte, pensó con sarcasmo Kendall.

Su hermana mayor se había ido con su ídola y los últimos cuatro años había aparecido en televisión con Lady Cherry bailando o cantando.

Kendall sonrió mientras se servía una taza de café junto a su plato de pollo con champiñones. Se desvelaría otra noche estudiando, así que el fuerte líquido le ayudaría a tener energía.

Abrió la primera postal, se veía formal y decente.

De seguro era de su padre, pero apostaría toda su inteligencia que su secretaria le había escrito todo.

Kendall:

Espero que estés bien y sigas bien en tus estudios. Llamé a tu madre y te extraña mucho, ¿sabes? Haces mucha falta en casa. Prometo que nos veremos pronto en Navidad.

-Papá.

Kendall rodó de ojos y apartó la carta con desdén. Claro que no vendrían, ni si quiera su padre se creía esas mismas palabras.

La otra carta era de un suave tono turquesa, así que supo rápidamente de quién era.

Hey, preciosa~

¿Me has extrañado? ¡Yo también! ¡Tengo taaaantas cosas que contarte! Lo haré breve: La semana pasada, volví a Mellowbrook. Y debo decirte que no ha cambiado mucho, bueno, nunca fue un pueblo muy… ¿Progresivo? Mamá y papá siguen enojados conmigo XD Ni siquiera quisieron abrirme la puerta, pero no me importó. No vas a creerlo, ¡la señora Buttowski me dejó quedarme! No te preocupes, no pasó nada de más con Brad 7u7 Dormí en la habitación de Clarence. ¡Tampoco pienses nada raro! Tal vez no lo sepas, o tal vez sí, a ti te encantan las noticias… Pero el mini Buttowski se fue de Mellowbrook hace seis meses. Oí que aceptó viajar con Billy Stumps. Genial, ¿cierto? Su amiguito vikingo y la loca tierna también fueron con él. También hablé con Reynaldo. ¡Preguntó por ti! AAaaaaaawwwww~ Aún no te olvida ese nerd jajaja. El resto de la semana la pasé con Bradley, me dijo que iría tras de mí cuando ahorrara suficiente dinero XD Al menos me gusta que me de mi espacio. ¡Así son los Buttowski! Después de cagarla enormemente, saben que nosotras, las Perkins, necesitamos espacio. ¡Te daré más detalles cuando te visite para Navidad! ¡Porque te juro que iré a verte!

-Tu hermana (no tan perfecta y ñoña como tú, pero más bonita)

Kendall no pudo evitar hacer una mueca al ver las caritas dibujadas en la carta. ¿Cómo podían dejar que enviaran cartas de ese tipo? Pero terminó por sonreír. Si no fuese una carta ridícula, no sería de su hermana.

Al menos sabía que alguien le haría compañía el próximo mes.

Claro que había oído que Buttowski se había ido de Mellowbrook. Lo vio en las noticias cuando Billy Stumps estuvo en California.

Sorpresivamente, Gunther le enviaba, a veces, postales, con Jackie escribiendo en medio, claramente. Mayormente lo hacía para desearle feliz cumpleaños, navidad, año nuevo… Lo típico.

Le mencionaban de vez en cuando al acróbata, pero de manera casual. Agradecía eso, porque no quería involucrarse en un chisme ahora que Kick se estaba volviendo nacionalmente famoso.

Kendall terminó su taza de café y dejó casi vacío su plato cuando se puso de pie.

—Bien. Hora de estudiar.

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—¡Abrázame, manzana!

—¡Te abrazo!

Kick rodó de ojos al ver a sus amigos abrazados fervientemente, temblando de frío y envueltos en una manta. Realmente no encontraba el problema de esto. Él y Gunther habían pasado cosas peores cuando eran niños.

—¡¿Cómo no tienes frío, Kick?! —Le cuestionó su amigo.

Él le ignoró y siguió desempacando. Estaba acostumbrado a ignorar el ambiente. Lo había aprendido desde muy pequeño, así que ahora ya no tenía problema. Dejó sus pertenencias en su habitación y se dejó caer sentado en el sofá.

Después de las Alianzas, no volvió a ver a Kendall Perkins. Ni siquiera en la graduación. Lo único que supo de su familia, fue que Linnie se había escapado de la empresa en la que trabajaba con su padre.

Bye, losers!~

No pudo evitar sonreír al recordar la portada del periódico. La foto en primera plana era la simple nota que la mayor había dejado. Como el señor Perkins era reconocido nacionalmente, la noticia valió oro en ese instante. Los medios no lograron preguntarle a Kendall, pues se había ido rápidamente a Boston. Con suerte se había despedido de sus padres. Sabía que se comunicaba con Linnie, pues la rubia mayor de vez en cuando lo llamaba por teléfono para preguntarle qué tal iba con su sueño realizado de estar con uno de sus grandes ídolos, al igual que ella. Kick también le preguntó cómo se sentía con respecto a que finalmente se había atrevido a hacer lo que quería. La primera hija de los Perkins era feliz.

Y Kendall también.

Sus amigos lo comentaban, pero él sabía muy bien sus intenciones. Kendall, como siempre, se había destacado en sus estudios y era la mejor alumna de la generación. Tuvo la oportunidad de graduarse antes, pero ella prefirió seguir con sus clases normales.

Si a él le preguntaban, lo negaría. Sin embargo, el acróbata extrañaba a la rubia. Era un tanto obvio, pues sus lo que sintió por Kendall fueron sentimientos genuinos y sumamente fuertes. Desgraciadamente, le daba razón a la frase 'Los opuestos se atraen'. Pero sabía muy bien que Kendall, a pesar de pensar en él, preferiría estar alejada de él, por su bien, y el de él.

Lo mejor era irse pronto.

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Kendall entró a la cafetería y se quitó la bufanda. A veces detestaba la condenada prenda; no podía gustarle la sensación de tener la lana contra su nariz y boca, sofocándola de una forma desagradable. Respiró fuerte y se sentó en la mesa del rincón más lejana. Sacó sus libros y comenzó a leer el libro de biología que le habían asignado ese año.

—¿Le puedo ayudar en algo?

Ella ni apartó la vista del libro, pero contestó.

—Un expresso y un foccacia caprese, por favor.

—Enseguida.

Hoy no tenía clases, pero no le gustaba estar encerrada en su departamento. Ir a la cafetería era un pasatiempo; normalmente cuando los trabajadores la veían entrar, tenían su orden casi lista porque siempre pedía lo mismo.

—Aquí tiene —Llegó la camarera y le sonrió.

Hoy no fue la excepción, no pudo evitar sonreírle de vuelta.

—Gracias.

La joven siguió leyendo un par de minutos más, esperando que su bebida caliente se enfriara un poco. Dentro de una semana, tendría un examen y estaba lista para darlo, pero un repaso no haría daño alguno. Aprovecharía el mayor tiempo posible, porque cuando Linnie llegase, no la dejaría estudiar en paz.

El ruido de la televisión la distrajo. Arrugó la nariz y no pudo evitar desviar sus ojos para ver las noticias.

Billy Stumps saludaba con una enorme sonrisa a la cámara, acompañado de una sardónica: la sonrisa de Kick Buttowski. El mayor anunciaba que estaría en Boston un par de días y después pasaría un buen tiempo en Las Vegas con su nuevo compañero.

Kendall pudo ver que el acróbata más joven solo tendió a desviar la mirada, sin borrar la curva de sus labios. Pudo hacerse una idea del por qué.

Negó con la cabeza y siguió leyendo unos minutos más.

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—¡Vamos! ¡Solo un chocolate caliente! Uno, ¿sí?

El castaño rodó de ojos, molesto.

—Si no venden Guepardex, no compraré nada.

—¡Sabes perfectamente que las obtenemos gracias a Wade! ¡En Boston no hay, Kick! —Protestó el vikingo, temblando de frío mientras abrazaba a su novia—. ¿No te puedes conformar con una bebida energética común?

—… Bien. Pero que sean decentes.

Kick bajó de la camioneta y se encaminó a la cafetería. Acomodó sus gafas oscuras, sabiendo que lo mejor era no ser reconocido en un sitio público. Hizo una mueca

—Un chocolate caliente, un café y una porción de pie de bayas silvestres para llevar.

—Por supuesto, señor.

Había ojeado desde el principio la ausencia de bebidas energéticas en el local, por lo que un café era lo más cercano que había. Tecleó el borde del mostrador con los dedos, impaciente. Boston era el último lugar en que quería estar. Sabía que cierta rubia estaba estudiando en esa ciudad y tenía sentimientos encontrados.

—¡Hey, tranquila! ¿Cuál es tu problema? Solo te dije que eras linda.

El castaño apartó sus lentes oscuros unos segundos para ver la situación al rincón del local. Un sujeto, un poco mayor que él, estaba hablándole a una chica, al parecer.

—Cuando alagas a alguien, lo haces a los ojos. No eres más que un cerdo asqueroso —Una altanera y orgullosa voz femenina sonó por toda la cafetería, llamando la atención de los demás—. ¿Por qué no te vas al lugar que perteneces en vez de fastidiar una cafetería decente como esta?

—¡¿Qué estás tratando de decirme?!

—¡Qué eres un perdedor degenerado!

El hombre agarró del brazo a la menor, pero esta solo se giró y le propinó un rodillazo. Cogió su bandeja, ya vacía, y la dejó en el lugar correspondiente. Se volteó dramáticamente, con al cabello rubio danzando, y se fue soberbiamente de allí.

Kendall Perkins no pareció notar su presencia mientras se iba indignada del café. Kick sonrió, notando que su carácter seguía siendo tan endemoniado como siempre. Recibió en silencio las órdenes que había pedido y salió tras ella. Aceleró sus pasos al verla doblar hacia una esquina. Podía oír sus quejas y maldiciones por lo bajo, discriminando lo podrida que estaba la sociedad por culpa de sujetos como el que la había incordiado.

Kick Buttowski ensanchó su sonrisa al notar que la rubia se había percatado que la estaban siguiendo. Sus pasos se apresuraban con los suyos, tanto así, que oía la agitada respiración de la sabelotodo.

—¿Tienes lugar para otro acosador? —Decidió hablar.

La rubia se detuvo abruptamente al oírle. Él hizo lo mismo y esperó, viendo los suaves movimientos que emitía su espalda al respirar.

Kendall contó hasta diez. El acróbata podría pensar lo que quisiese, pero ella supo que era él desde que puso un pie en la cafetería. Sentía su imponente aura a kilómetros de distancia. Y la frustración no terminaba de carcomerla porque…

—… No tiene sentido.

—¿Qué? —Frunció el ceño.

Kendall finalmente se giró para verlo, tenía una derrotada, pero soberbia sonrisa en sus labios.

—Por más que trato de convencerme que tú y yo no formamos parte del mismo mundo, sucede esto. No tiene sentido.

Él alzó el mentón, sin dejar de sonreír.

—Tal vez tengas razón.

Kendall soltó una sardónica risa.

—Siempre la tengo, Clarence.

—¿Y ahora qué?

—No lo sé, no me gustan los encuentros clichés.

Kick miró de reojo la camioneta donde Gunther lo estaba esperando y terminó por asentir.

—Oí que Linnie vendrá a verte para Navidad.

—No lo harías —Lo escudriñó con la mirada.

—¿Qué encuentro más cliché que uno navideño?

—Nadie te invitó a mi departamento —Gruñó.

—Linnie lo hará —Se giró para irse, haciéndole un último gesto de despedida—. Hasta ese momento, fingiré que no te he visto.

La rubia se cruzó de brazos bajo su pecho, para finalmente sonreír.

No entendía que tenían los Buttowski como para conquistar a una chica mediante el fastidio.

Hmph.


Fin.


No quería hacer un encuentro romántico porque, francamente, eso no es estilo de la pareja Kindall XD Dejaré que queden con la expectativa de lo que podría pasar en el futuro. Sus caminos siempre chocarán, no importa que tanto se alejen.

Espero que les hay gustado y tengan paciencia para mi siguiente proyecto de Kick Buttowski: Espíritus Afines.

Les digo que contiene… de TODO XD

Nos leeremos en el futuro!

Rossana's Mind OUT!

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