Seré breve para comenzar. Esta historia es totalmente OOC, AU y tal vez más adelante se vuelva T más fuerte.


Él todavía no lo podía creer. Toda esta maldita situación tenía que ser una pesadilla. Lo único que quería era despertar y que todo volviera a la normalidad como había sido años atrás. Pero mientras caminaba hacia el ataúd que estaba en medio de la Iglesia la realidad lo golpeó duro.

Esto no era una pesadilla, era la realidad.

De inmediato divisó a su mamá en el fondo de la habitación, tenía su rostro cansado y la mirada perdida. Tan pronto como ella notó su presencia se acercó hacia él casi corriendo y lo abrazó fuertemente. Él envolvió sus brazos alrededor de su débil cuerpo.

"Austin estás aquí". Lloró en su pecho. En el momento que escuchó su voz quebrada quiso llorar junto a ella. Pero no podía darse ese lujo, debía ser fuerte y contenerla. "Por un momento pensé que no alcanzarías a llegar".

Él besó su frente con cariño. "Lamento no haber llegado antes", se disculpó. A penas había escuchado la noticia tomó el primer vuelo disponible desde New York hacia Miami. Lo triste era que había asistido a sus clases en la universidad como cualquier otro día y olvidó su celular en su habitación, lo que hizo que se enterara horas más tarde del fatídico accidente que le había quitado la vida a su ser querido.

"Eso no importa cariño, lo importante es que lograste llegar a tiempo". Su madre sollozó. Él deshizo su abrazo suavemente y se armó de valor para enfrentar lo inevitable. La triste mujer a su lado comprendió lo que él tenía que hacer y le dio su espacio para continuar su camino. Con lentitud se acercó al ataúd y cuando vio la persona que yacía dentro, sintió que su corazón se le saldría por la boca.

Su hermano mayor estaba ahí. Sus ojos cerrados lo hacían parecer cómo si estuviera sólo en un sueño profundo pero su piel y labios pálidos delataban su verdadera situación. Alex estaba muerto. Tan solo 25 años y su vida había acabado abruptamente.

Y todo por culpa de la maldita obsesión que tenía.

De pronto la ira comenzó a inundarlo. "¡Estúpido!", gritó con tristeza y rabia. "¡Sabía que terminarías así! ¿Por qué nunca me escuchaste?". Sus palabras resonaron fuertemente en la Iglesia.

"¡Austin por favor cálmate!". Exclamó una voz masculina a su lado. Él se volvió bruscamente a ver quién era y de pie a unos pocos metros de él estaba su pelirrojo mejor amigo de la infancia. Soltó un pesado suspiro intentando calmarse, recordó que él no podía perder la calma con su madre a pedazos en este momento. "Lo siento, en un momento vuelvo", dijo y caminó rápidamente hacia la salida. Todavía era incrédulo de que esto estaba realmente sucediendo. Todo el mundo sabía que él y Alex no habían sido muy cercanos los últimos años. Pero él amaba a su hermano, era su sangre y la rabia y la tristeza lo estaban consumiendo. El último recuerdo que tenía con él era una discusión. Discusión que tenía como tema central lo que lo había llevado a la muerte.

Austin tuvo razón cuando le gritó que pronto terminaría muerto si seguía de la forma en la que estaba viviendo.

Y por primera vez en su vida, no estaba feliz de haber tenido la razón.

Se sentó a un costado de la entrada de la Iglesia observando la calle ahogado en sus pensamientos. De pronto la presencia de alguien lo interrumpió. Miró a su derecha y sentado a su lado estaba el chico que le había exclamado hace unos minutos. No lo veía desde hace unos dos años aproximadamente, desde aquella discusión que tuvo con Alex había utilizado todas las excusas que existían para no visitar Miami. Dez lo conocía lo suficientemente bien como para entender que necesitaba pensar y estar en silencio por un momento. Así fue que pasaron varios minutos hasta que él decidió romper el silencio.

"Gracias por lo de recién". Austin habló con la mirada todavía hacia el frente. Si Dez no lo hubiera interrumpido en su repentino arranque de rabia probablemente las cosas no habrían terminado muy bien.

Dez se aclaró la garganta para responder. "No hay de qué amigo" murmuró. Otro momento de silencio pasó lentamente y volvió a hablar. "Lamento tu pérdida, sé que a pesar de todo lo querías a tu manera. Al menos se fue haciendo lo que le gustaba".

Austin resopló. "Lo que le gustaba lo mató, eso no tiene nada de bueno. Además el muy egoísta no pensó en nuestra madre. Él era todo para ella y ahora estoy seguro que la pena la matará también". Dijo con amargura.

"No digas eso, todavía te tiene a ti"

"Mi madre perfectamente ha vivido sin mi todo este tiempo, al único que siempre ha necesitado ha sido a él". Austin le recordó. Era la dura verdad, para Austin su madre siempre había preferido a Alex por sobre él, no importaba las cientos de veces que Alex cometía un error, ella siempre lo perdonaba. No importaba las veces que él la decepcionó, ella siempre le daba más oportunidades. Y Austin detestaba ver como su hermano siempre se aprovechó de eso. Desde que recordaba las cosas habían sido así, su madre siempre era tan compasiva con Alex y en cambio con él había sido siempre tan exigente. Sobre sus hombros siempre estaba el peso de hacer las cosas bien, Austin no podía cometer errores, Austin debía hacer siempre lo correcto. Es por eso que decidió irse lejos el día en que su madre perdonó como si nada a Alex luego de haber sido detenido por conducir en estado de ebriedad. Estaba cansado de ver como la vida de su hermano se arruinaba frente a sus ojos y su madre era incapaz de hacer algo al respecto. Su vida era mejor desde que vivía a miles de kilómetros de distancia de los problemas, había sido aceptado en la universidad junto con una beca, por lo que se concentró en sus estudios de pre-medicina. Tenía una vida normal, dormía tranquilo y además tenía una hermosa novia. "¿Qué se supone que debo hacer? Yo tengo toda mi vida en New York". Preguntó mirando hacia el cielo en busca de alguna respuesta.

Pero en el fondo él lo sabía. Austin tenía que hacer lo correcto porque esa fue la forma en que fue criado. Coincidentemente su hermano había decidido morir justo cuando estaban por comenzar las vacaciones de verano por lo que no sería problema pasar las siguientes semanas junto a su madre. Él era incapaz de dejarla sola y se quedaría el tiempo que fuera necesario porque la amaba más que a nadie en este mundo.

"Tiene que ser una broma". Dez dijo estupefacto observando un taxi detenido enfrente de la Iglesia. Austin observó con extrañeza. "¿Quién es?", preguntó.

"No puedo creer que esté aquí". Su amigo comentó todavía impresionado. Antes de que volviera a preguntarle sobre la persona dentro del auto, una chica bajó de él. Piel blanca, cabello castaño ondulado que llegaba hasta su cintura, delgada, de baja estatura. Llevaba puesto unos jeans y una blusa negra manga larga. Lo que más le llamó la atención fue su rostro lleno de rasguños y su brazo izquierdo inmovilizado con un cabestrillo. Sus heridas parecían frescas. "¿Quién es ella Dez?", preguntó intrigado.

Pero su amigo no respondió solo se puso de pie y caminó rápidamente hacia la chica. "¡Por el amor de Dios que haces aquí!", Dez exclamó horrorizado. La chica lo ignoró. "Ally te estoy hablando", insistió pero ella continuó caminando con la mirada fija en la puerta de la Iglesia y le dio la espalda. Cansado de no entender que estaba sucediendo Austin caminó hacia ellos.

"Dez te hice una pregunta ¿Quién es ella?"

Tan pronto como Austin preguntó la chica detuvo su camino, se dio la vuelta y lo miró directamente. Sus ojos marrones impregnados con la sorpresa y el dolor, parecía como si hubiera visto un fantasma. Luego de unos segundos que se sintieron como una eternidad ella habló.

"Tú debes ser Austin", afirmó.

"¿Quién eres?"

Ella soltó una triste risa. "Por supuesto que no sabes quién soy. Estabas muy ocupado en tu vida en New York como para saber sobre la vida de tu hermano", dijo con disgusto. Se dio la vuelta nuevamente y caminó con dificultad dentro de la Iglesia dejándolo atónito. Miró a Dez en busca de una respuesta.

"Ella es Ally", el pelirrojo habló seriamente. "Era la novia de Alex".

"¿Su novia?", Austin cuestionó desconcertado. Dez asintió. Esto era extraño, su hermano nunca fue el tipo de chico que le gustaba tener relaciones serias. De hecho no recordaba jamás haberle conocido una novia. Cada semana lo veía con una chica diferente y era otra cosa que detestaba de él. Las trataba como si fueran desechables. Dez notó inmediatamente los pensamientos de Austin.

"Él realmente cambió desde que la conoció. Ni te lo imaginas". Todavía le parecía insólita la situación.

"Al parecer no lo suficiente". Austin resopló con pesar.

"Ella estaba junto a él en el accidente. Él le salvó la vida", Dez le contó. Esa era la razón entonces de sus heridas frescas y el por qué su amigo estaba tan sorprendido y preocupado cuando la vio. Si estuvo dentro del auto que mató a su hermano, el impacto debió ser lo suficientemente fuerte para dejarla herida de gravedad. Pero por lo que logró apreciar los pocos segundos que la vio, de seguro su brazo estaba roto, las heridas descubiertas de su cara deberían llevar un vendaje que probablemente ella misma retiró y por como caminaba no dudaba que sus piernas estaban heridas al igual que su rostro.

Ella no debería estar acá. Era obvio que debería estar en un hospital. El accidente había sido en la madrugada del día de ayer.

"¿Cómo demonios la dejaron salir del hospital en ese estado?"

"Porque no la dejaron. Se escapó", Dez respondió.

Era de esperar entonces que vio su hermano en ella.

El desapego por las reglas. Y su belleza por supuesto, a pesar de las heridas pudo notar que era una chica bonita y con carácter. De pronto su amigo rompió sus pensamientos.

"Tenemos que entrar".

Austin asintió y lo siguió caminando nuevamente dentro de la Iglesia. Vio a Ally a lo lejos, estaba de pie al lado del ataúd mirando fijamente a su hermano acariciando la madera con su brazo no roto. Cuando estuvo lo suficientemente cerca para apreciar su rostro, notó con el amor y la tristeza que lo observaba. El resto de la gente presente en la Iglesia estaba al igual que él, hipnotizado en la forma que la chica miraba a Alex. No necesitaba decir nada porque sus ojos decían todo.

Su madre se acercó a ella y le acarició su hombro tiernamente. Ally salió de su trance y se volvió a mirar la mano en su hombro. Tan pronto como vio de quien se trataba, ella la abrazó. Por lo que significaba que su madre la quería, era de suponer. Mimi Moon quería todo lo que tuviera que ver con Alex.

Austin se dirigió hacia el fondo de la habitación y apoyó su espalda en la pared, cruzó sus brazos y continuó mirando la escena.

"Ally deberías estar en el hospital", su madre dijo con preocupación. La morena negó firmemente con la cabeza. "Yo no volveré allí, yo me quedaré aquí para despedirlo junto a ti".

"Mi niña tu salud es primero, tienes que volver al hospital, a mi hijo no le gustaría que te sucediera algo malo", Mimi insistió.

Ally le sonrió tristemente. "Las dos sabemos que nunca obedezco, yo me quedaré quieras o no, le haya gustado o no a Alex, mi lugar es aquí junto a él", afirmó.

Austin observó cómo su madre volvió abrazarla dándose por vencida.

Durante todo el funeral ella no pudo sacarse de la cabeza el rostro del chico que la recibió en la entrada de la Iglesia. Cuando lo vio, fue como ver a un Alex más joven, con el pelo más corto pero igual de rubio brillante y los ojos avellana que la habían enamorado.

Y lo más importante, vivo.

Era increíble su parecido, había visto a Austin en fotos pero obviamente eran de años atrás cuando era un adolescente. Ahora era un hombre.

Ally recordó las muchas veces que Alex mencionó a su hermano como el chico más amable y atento que podía pisar la tierra y lo perfecto que lo consideraba. Algunas veces con tristeza cuando recordaba que lo había ignorado por años. Otras veces con admiración, porque él estaba logrando ser un buen chico que en unos años más se transformaría en médico. Alex al igual que ella no era muy bueno demostrando sus sentimientos pero ella podía asegurar que él amaba a su hermano y le dolió como el infierno que lo ignorara.

Es por eso que le molestó tanto cuando lo escuchó exigiendo una respuesta en cuanto a quien era ella. Había sido la novia de su hermano por más de un año y él no tenía la menor idea de su existencia.

Oyó sollozar a Mimi y volvió a la realidad. El tiempo había pasado rápidamente y todavía no lograba dimensionar lo que ya estaba por suceder. Ya se encontraban en el cementerio.

La gente se reunió alrededor del ataúd escuchando las palabras del religioso a cargo de la despedida. Ella no creía en Dios ni en nada parecido pero debía respetar las creencias de Mimi. Ally observó cuidadosamente a los asistentes, la mayoría familiares que jamás había visto y algunos amigos de la familia. Pensó en lo hipócrita que era la gente cuando alguien que conocía moría. Cuando estaban en vida nunca se preocuparon, ni preguntaron cómo estaba. Ella dejaría bien en claro que cuando falleciera quería junto a ella solo a las personas verdaderas, aunque eso implicara solo tres personas.

Mientras estaba de pie un dolor punzante comenzó a invadir todo su cuerpo. Los efectos de los calmantes estaban comenzando a desaparecer. Pero ella no estaba dispuesta a irse de aquí hasta que la ceremonia llegara a su fin. Así que decidió ocultar su mueca de dolor.

Sintió una mirada fija en ella proveniente desde el frente. Se encontró con los familiares ojos avellana que estaban observándola como si supiera exactamente lo que le estaba sucediendo. Mantuvo su mirada unos segundos casi perdiéndose en esos ojos hasta que logró reaccionar e ignorarlo nuevamente.

¿Qué diablos había sido eso? No podía permitir que eso volviera a suceder en el futuro.

Luego de que Mimi dijera sus últimas palabras a su hijo, la miró evidentemente invitándola a decir unas palabras también. ¿Qué podía decir? Ella ni siquiera creía que los asistentes merecieran escuchar alguna de sus palabras, exceptuando a Mimi y Dez. Decidió hacerlo por ellos. Ocultando el dolor físico ahora más persistente en su cuerpo habló, le habló a él.

"Estoy segura que cada uno de las personas presentes aquí alguna vez pensó que eras un engreído, un idiota que solo le importaba los autos y nada más. Sin embargo, los que realmente te llegaron a conocer saben que sí, realmente eras un engreído y un loco por los autos". Oyó la pequeña risa de Mimi y Dez ante sus palabras. Continuó con lo que sea que era el elogio que estaba haciendo. "Pero además de eso eras la persona más alegre, leal, persistente y amante de su familia que conocí en toda mi vida. Antes de que aparecieras solía creer que solo era alguien llena de defectos y problemas… Pero tú me enseñaste que cada persona es perfecta a su manera y que nadie en este estúpido mundo puede decirte como debes ser o lo que tienes que hacer. Cada uno debe ser libre de escoger su propio camino y tú escogiste el tuyo. Donde quiera que estés, gracias por todo lo que hiciste y por ser como eras".

Ally respiró profundamente y sintió el abrazo cariñoso de Mimi. Por un momento pensó que se largaría a llorar en frente de todos pero desde que despertó en el hospital y se enteró de la noticia no había logrado derramar ni una lágrima. ¿Qué estaba mal con ella? el hombre que amaba estaba muerto en frente de sus ojos, jamás volvería abrazarlo o besarlo, y ella no lograba derramar una maldita lágrima por él. Jamás volvería a ver su sonrisa, jamás volvería a despertar a su lado, jamás volvería a viajar a su lado, correr a su lado.

Algo definitivamente estaba mal con ella.

Sin embargo, observó nuevamente a Austin que continuaba de pie frente a ella con la mirada seria sin emociones. Quizás algo estaba mal con él también que no lo había visto llorar, o tal vez simplemente Alex no le importaba.

Cuando el ataúd comenzó a descender a las profundidades de la tierra Mimi comenzó a llorar desesperadamente y Austin de inmediato se acercó a ella para calmarla y consolarla. De pronto algo bruscamente en él cambió, notó con la ternura y compasión que la trató. Lo que sucedió a continuación le sorprendió, Austin se derrumbó junto a su madre llorando junto a ella.

Ally pensó que quizás después todo estaba equivocada, Austin si estaba sufriendo por la muerte de Alex.

Cuando el funeral llegó a su fin, Mimi y Austin ya estaban más calmados. La gente comenzó a despedirse de ellos.

Ally decidió que era su momento de irse. ¿Dónde? No tenía ni idea pero estaba segura que el hospital no era una de sus opciones. Pero su pierna izquierda comenzó a fallarle y de pronto el dolor en todo su cuerpo era más intenso. Definitivamente los calmantes ya habían perdido todos sus efectos y de pronto cayó al suelo, desmayándose.

Austin la vio derrumbarse ante sus ojos y caer duramente al suelo. Casi por inercia corrió hacia ella para ayudarla. Estaba desmayada y podía apostar que era por el dolor que estaba sintiendo de sus heridas. La había observado inevitablemente todo el tiempo y cada cierto tiempo notó una pequeña mueca de dolor.

"¡Oh por dios Ally!", escuchó exclamar a su madre. "¿Austin que tiene? ¡Su pierna está sangrando!", gritó horrorizada. Austin vio la mancha roja en su muslo, la caída tiene que haber abierto su herida en su pierna, rápidamente la tomó con cuidado en sus brazos.

"Dez ve en busca de tu auto, tenemos que llevarla al hospital", ordenó. Su amigo asintió y corrió rápidamente haciendo lo pedido. Luego se dirigió a su madre. "Yo me encargo, termina lo que tengas que hacer acá y luego nos vemos en casa".

"¿Pero ella estará bien?"

"Sí, tiene que haberse desmayado por el dolor de sus heridas". Le respondió caminando hacia la calle más cercana para esperar a Dez. Su madre lo detuvo agarrando su hombro.

"Ella volverá a escapar del hospital, tienes que llevarla a casa una vez que la curen. Contigo podemos cuidar de ella hasta que esté completamente bien". Austin asintió en la comprensión y continuó con su camino. Dez ya lo estaba esperando, puso a Ally con cuidado en el asiento trasero, cerró la puerta para luego subirse de copiloto.

Dez encendió el motor del auto y comenzó andar rápidamente. Austin se sorprendió en lo hábil que se había vuelto al volante, iba rápido y adelantando fácilmente todos los autos que se interponían en su camino. De pronto comprendió lo que significaba.

"¿Tú también?", le preguntó con decepción.

Dez le dio una pequeña mirada de confusión y luego continuó con la vista en el camino. "¿Yo también qué?".

"Estás manejando como él". Austin respondió con desprecio. Lo que faltaba, ahora su mejor amigo era uno de ellos. Y probablemente él sería el siguiente en un ataúd. Dez rápidamente comprendió hacia donde iban los pensamientos de Austin.

"No es algo malo y siempre conduzco con cuidado. Sé lo que estoy haciendo". Explicó con seguridad. Austin resopló y se quedó en silencio. No podía creer lo que estaba presenciando. "Es una larga historia, no es tan malo como parece y si no fueras tan terco te hubiera podido contar todo desde un principio y sabrías como sucedió".

Austin negó firmemente con la cabeza. "Aunque lo supiera jamás lo entendería. ¿Te das cuenta que Alex está muerto por culpa de esta estupidez?"

"Fue un accidente Austin"

"No es como yo lo veo".

Pronto llegaron al hospital y Austin no le dirigió más la palabra a Dez. Ahora su mejor amigo era uno de ellos y acababa de perder a su hermano por ser como era, en un supuesto accidente automovilístico. Los hechos todavía no estaban claros y la policía se estaba encargando de investigar los detalles. Pero Austin no era tonto, lo único que era claro es que el auto de Alex quedó incrustado en la parte trasera de un camión y él podría apostar a que iba a exceso de velocidad por lo que fue incapaz de frenar cuando vio el camión detenido enfrente de él. Si hubiera ido a una velocidad prudente él no estaría muerto ahora. Lo más probable es que debió estar compitiendo contra otro imbécil cuando se estrelló.

Tomó en brazos nuevamente a Ally y sintió lastima por ella cuando vio todas sus heridas. Su hermano ni siquiera había tenido la prudencia de conducir con cuidado teniendo a su novia de copiloto. Ahora la chica había perdido al hombre que amaba y aún más dramático, lo había visto morir en frente de sus ojos.

Lo que más le sorprendió y no olvidaría fue cuando ella habló en el funeral. La admiración y el amor que reflejaron sus palabras. Sinceramente, él una vez vio a su hermano de esa forma.

Antes de que se convirtiera en un irresponsable al volante y un alcohólico.

Ally sentía su cuerpo adormecido y escuchaba unos susurros a lo lejos. Todo estaba negro y lucho con todas sus fuerzas para abrir sus ojos. Los susurros comenzaron a convertirse en voces más claras y fuertes.

"No podemos darla de alta todavía, por lo menos debe permanecer la noche aquí. La herida en su pierna izquierda es profundas y con la caída abrió los puntos de sutura, tuvimos que suturar todo nuevamente", escuchó hablar una voz femenina.

"Ella ya se escapó una vez y no dudará en hacerlo otra vez. Prefiero llevarla a casa y cuidar yo mismo de ella. Soy un estudiante de pre-medicina, acabo de terminar mi segundo año y el verano pasado fui voluntario en un hospital público en New York, así que sé cómo hacer las curaciones. Podemos llamar y comprobar que puedo hacerlo", habló una voz masculina.

"Está bien, veré que puedo hacer, dame tus datos e iré a comprobar", la voz femenina pidió.

"Austin Mónica Moon, aquí está mi credencial de Icahn School of Medicine y mi voluntariado fue en Queens Hospital Center".

"Muy bien Austin, en un segundo vuelvo".

Ally oyó unos tacones alejarse. No entendía dónde estaba y se sentía mareada. Luego de un par de minutos de lucha contra sus párpados pesados, logró abrir sus ojos lentamente. Miró a su alrededor tratando de adaptarse a la luz que provenía de la ventana. Cuando vio las paredes blancas y la camilla familiar suspiró pesadamente. Estaba en el hospital, otra vez. Austin notó que estaba despertando y de inmediato se acercó a ella.

"Hey ¿cómo estás?", le preguntó amablemente.

"¿Cómo llegué aquí?", ella exigió.

"Te desmayaste debido al dolor de tus heridas, tus puntos de sutura se abrieron así que con Dez te trajimos hasta aquí", explicó. Ally se maldijo a sí misma por ser tan débil, ahora tendría que pasar otra noche en el maldito hospital. Ella odiaba los hospitales. De pronto una enfermera de unos 25 años entró en la habitación con unos documentos en su mano.

"Muy bien Austin puedes irte con ella a casa, aquí están todos los cuidados y medicamentos", la mujer le indicó con una sonrisa coqueta. Ally vio a Austin sonreír incómodamente.

"Muchas gracias Katherine", él agradeció recibiendo los documentos.

"Y ya sabes, si quieres salir algún día antes de que regreses a New York, mi número está ahí", le guiñó un ojo y se fue. Ally sentía que iba a vomitar ante la escena que estaba presenciando. Ver a esa mujer coqueteando descaradamente con él le produjo náuseas, tal vez era por el parecido que Austin tenía con Alex.

"Eso fue repugnante". Ella le dijo con disgusto. Austin notó de inmediato a lo que se refería.

"Necesitaba sacarte de aquí", explicó.

"No necesito de tu ayuda, me escaparía de todas formas", ella dijo intentando bajarse de la camilla pero inmediatamente sintió un mareo que le impidió ponerse de pie. Austin se acercó rápidamente y la ayudo afirmándola de su brazo sano.

"Quieras o no, la necesitas. Todavía estás bajo los efectos de los calmantes. Además la idea de llevarte a casa fue de mi madre, ella está muy preocupada por ti. Así que te llevaré a casa para que esté tranquila, tienes que hacerlo por ella". Austin le dijo firme.

Ally suspiró pesadamente. "Está bien pero una vez que pueda caminar bien sin sentir que mi pierna se derribará, me iré de inmediato".

"Por mi está bien", él le dijo encogiéndose de hombros con una pequeña sonrisa.

"¿Por qué sonríes?", ella cuestionó molesta.

Austin soltó el agarre de su brazo y fue en busca de las pertenencias de Ally para entregárselas. "Porque si conoces a mi mamá tanto como yo, sabrás que no será tan fácil que te deje ir", respondió con tono obvio.

Y Ally sabía que él estaba en lo correcto. Lo observó alejarse hacia una esquina de la habitación, tomó unas cosas y luego se acercó a ella. Tan pronto como notó que las cosas se trataban de sus ropas y que ella no estaba nada más que vestida con el camisón de hospital que dejaba al descubierto toda su espalda y trasero entró en pánico.

"¡No me mires!", le gritó horrorizada a Austin cubriéndose con las sábanas.

"Ally estoy estudiando para ser médico, veo cuerpos desnudos todo el tiempo", él le dijo con descuido. Pero a ella no le importaba que fuera a ser médico o lo que sea, él seguía siendo el hermano de Alex.

Austin notó su cambio de actitud de horror a la verdadera vergüenza y timidez. "¿Puedes dejar mi ropa encima de la cama y salir de la habitación para vestirme?", le pidió mirándolo con sus redondos ojos marrones. ¿Era siquiera posible negarse?

"Necesitarás que alguien te ayude a vestirte, llamaré a una enfermera"

"¿A quién? ¿A tu amiga Katherine? –Ally se burló– No gracias, puedo hacerlo sola".

Austin suspiró en rendición. "Está bien, te espero afuera". Aceptó dejándola a solas. Tomó asiento en una de las sillas de espera que estaban en el pasillo. Unos minutos después apareció Dez y se sentó a su lado. Austin continuó con la ley del hielo en la que lo tenía desde que se bajaron del auto.

"¿Cuándo tiempo más vas a estar enojado?". Dez le preguntó rompiendo el silencio. Austin le respondió sin mirarlo.

"No estoy enojado", dijo brevemente.

Dez le dio una mirada de incredulidad. "¿Entonces qué pasa? No me has hablado desde que llegamos aquí". El pelirrojo le exigió frustrado. Austin se giró para mirarlo.

"Todo lo que hago en este momento es pensar en que te volviste en alguien igual que Alex y estoy decepcionado".

"Lo dices como si fuera algo malo-"

"Lo es", lo interrumpió.

"No puedes referirte así de tu hermano", su amigo lo reprendió.

"¿Y cómo quieres que me refiera? Él día en que Alex comenzó con eso de las carreras y los autos, él cambió y no precisamente para bien –Austin lo contradijo– Ahora dime ¿Cuáles fueron las consecuencias? Murió, dejó toda una vida por delante y mi madre a pedazos".

"Las cosas no son blanco o negro Austin, bueno o malo, hay matices. Soy tu mejor amigo desde que tenemos uso de razón, tienes que dejarme que te explique". Dez le pidió humilde.

Austin se quedó en silencio durante unos segundos analizando las palabras de su amigo para luego hablar. "Por el momento no hay nada que me haga cambiar de opinión". Dijo fríamente.

De pronto la puerta de la habitación se abrió y Ally apareció caminando con dificultad. Austin le acercó rápidamente la silla de ruedas que había solicitado para llevarla hasta el auto de Dez.

"Estás loca si piensas que podrás caminar hasta el estacionamiento", Austin le advirtió.

"Ya te dije que no necesito de tu ayuda", ella le recordó con enojo haciendo estremecer a Austin. Dez se puso de pie y se acercó a ella. "Ally por favor hazle caso", le rogó.

Dándose por vencida y sin ganas de discutir con Dez, se sentó en la silla de ruedas.

Estar en la habitación de Alex era difícil. Después de llegar a casa de los Moon, no quiso incomodar más de lo que ya lo había hecho y aceptó dormir en la habitación de él. Pero estar rodeada de todas sus cosas, prácticamente la estaban volviendo loca. Cada detalle le recordaba a él.

La lámpara en su mesita de noche estaba encendida, no era capaz de estar a oscuras. 3:30 A.M. y no había logrado dormir porque al momento de cerrar los párpados sabría que tendría pesadillas.

Durante el día había estado tan ocupada que no había tenido tiempo de pensar en todo lo que había pasado. Pero los recuerdos del accidente habían comenzado a invadirla. Las últimas palabras de Alex, el fuerte sonido del choque, él atrapado en el auto, ella incapaz de poder ayudarlo.

Todo la estaba matando por dentro y era mucho más doloroso que su brazo roto y todas sus heridas juntas.

Ella estaba quebrada por dentro y no tenía cura para eso.

Un golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.

"¿Ally estás despierta?", una voz masculina preguntó. Ella no respondió. "Sé que lo estás, solo quiero comprobar cómo te sientes", la voz insistió.

"Déjame en paz Austin". Murmuró sin ánimos. Pero él la ignoró y entró a la habitación de todas maneras. "Solo quiero asegurarme de que estás bien", explicó.

Austin caminó un poco más dentro acercándose a Ally y de inmediato notó las ojeras y el cansancio en su rostro. "¿Por qué no duermes? ¿Te duele algo?".

"¿Por qué siquiera te importa?", ella cuestionó devuelta con frialdad. Austin se había hecho la misma pregunta y la verdad que la única respuesta que logró encontrar fue por su vocación de médico, algo que para él siempre ha sido muy cuestionable.

Inexplicablemente sentía esta atracción para ayudarla, cómo si ella de verdad lo necesitara a pesar de que le decía una y otra vez que no lo necesitaba.

Pero a él le gustaba ayudar a la gente y sólo debía ser eso. "Seré médico algún día, no lo puedo evitar", se excusó sin mucha convicción de lo que estaba diciendo.

"Estoy bien –ella le aseguró– ahora puedes irte".

Pero Austin tenía este fuerte presentimiento de que ella no lo estaba. Era demasiado obvio, podías decirlo con solo mirar su rostro cansado. Era claro que ella tenía insomnio. Una vez había leído que las personas sobrevivientes a accidentes de tránsitos no lograban conciliar el sueño debido al miedo y las pesadillas que hacen revivir el suceso traumático. Además de volverse más irritables y desconfiados teniendo cambios bruscos de ánimo.

Él podría asegurar que estar en la habitación de Alex no la estaba ayudando en lo absoluto.

"¿Quieres dormir en mi habitación?", le preguntó sin pensar. Ally lo miró confundida.

"¿Qué?"

Austin se sonrojó al darse cuenta de sus palabras. "Digo que duermas en mi habitación y yo duermo en el sofá. Debe ser duro tener que estar aquí", explicó mirando alrededor en la habitación de su hermano muerto. Ally suavizó su rostro. Él nuevamente había adivinado lo que le sucedía.

"No tienes por qué hacer eso, estaré bien", lo tranquilizó.

De pronto un recuerdo vino a la mente de Austin. "Cuando éramos niños, Alex y yo luchábamos para ganar quién utilizaría el sofá durante la tarde, nos encantaba recostarnos ahí y ver la televisión. Como él era más grande, obviamente siempre me ganaba pero al final siempre hacía un pequeño espacio a su lado para mí también". Contó y vio cómo una pequeña sonrisa se formó en los labios de Ally. Austin sonrió también ante el recuerdo. "Ese sofá realmente es un paraíso para dormir, así que mi habitación es toda tuya si quieres", agregó.

Ally no podía creer que la persona que estaba enfrente de ella hablando con tanto aprecio sobre Alex, era la misma persona que escuchó esta tarde hablar de él como si fuera lo peor. Al parecer la relación que tenían era mucho más complicada y profunda de lo que ella sabía. Pero debía admitir una cosa, él tenía razón, era demasiado duro estar en la habitación de Alex.

"Está bien", aceptó. Austin la miró sorprendido de su respuesta pero no cuestionó nada, se acercó más a ella y la ayudó a ponerse de pie. Llevaba puesto como pijama una camiseta de Alex que le llegaba hasta la mitad del muslo que revelaba sus delgadas piernas y los vendajes de sus heridas. Notó como Austin la observó rápidamente.

"¿Te han dolido los puntos de sutura?", preguntó.

"Lo normal"

"¿Y tú brazo?"

Ally caminó lentamente junto a él. "Molesta un poco más", respondió. Austin la llevó con cuidado hasta su habitación y la ayudo a recostarse. Luego salió de la habitación para volver unos segundos después con dos almohadas en sus manos. "¿Para qué son esas?", Ally cuestionó.

"Se ponen debajo de tu brazo para que alcance la altura del corazón, disminuirá el dolor y la inflamación, lo que si tendrás que sacarte el cabestrillo", le explicó.

"Lo que sea", ella le dijo. Austin sin preguntar le ayudó a sacárselo y cansada ya de luchar lo dejó. Luego acomodó las almohadas bajo su brazo izquierdo. Una vez instalada Austin volvió a desaparecer de la habitación volviendo segundos más tarde con un vaso de agua y algo en su otra mano.

"Toma esto también". Señaló entregándole una pastilla, Ally lo miró con recelo. "Calmará tu dolor y te ayudará a dormir", explicó ante su mirada. Ella tomó la pastilla y luego recibió el vaso bebiendo agua para tragarla.

"Buena chica", Austin sonrió. "Ahora te sentirás mejor y podrás dormir". Recogió unas mantas de su armario y caminó hacia la puerta.

"Buenas noches Ally", se despidió apagando la luz. La oscuridad de la noche la invadió pero la cálida cama y el aroma a madera de las sábanas la relajaron.

"Buenas noches", ella susurró. Y sin darse cuenta cayó en un profundo sueño.

"Hijo". Mimi murmuró moviendo levemente el hombro de Austin para despertarlo. Él abrió los ojos y bostezó. "¿Qué pasa mamá?"

"¿Por qué estás durmiendo en el sofá?"

Austin se restregó los ojos ajustándose a la luz del día que entraba por la ventana. "Ally está en mi habitación", respondió. Mimi le dio una mirada confusa. "Anoche me levante en busca de un vaso de agua y noté que ella aún no había logrado dormirse, entonces me acerqué para preguntarle si se sentía mal o algo. Por supuesto que afirmó estar bien pero luego adiviné que no podía dormir debido a que estaba en la habitación de Alex y era difícil para ella estar ahí. Así que le ofrecí mi habitación", él explicó.

Mimi suspiró con pesar. "Soy una tonta, debí suponerlo –murmuró con culpa– para mí también es difícil estar en su habitación. Es solo que ella demuestra ser mucho más fuerte que yo".

"Mamá está bien, ella fue la que no dijo algo. Está luchando todo el tiempo en parecer fuerte pero anoche logré que cediera un poco, con esa actitud sólo se hace daño ella misma". Austin comentó poniéndose de pie.

"¿Y tú hijo? ¿Estás bien?". Mimi le preguntó repentinamente.

"Estoy bien mamá dentro de lo que se puede. No tienes por qué preocuparte por mí", la tranquilizó acariciando su hombro. "Lo único que me preocupa eres tú", él aseguró mirándola a los ojos.

Una vez que las palabras salieron de la boca de Austin, lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Mimi. "Eres lo único que me queda y no quiero arruinar tu vida reteniéndote acá", ella lloró. Austin la abrazó con cariño.

"Mamá mi lugar está aquí contigo, no me iré hasta que me aseguré que estarás bien".

"No sé si vuelva a estar bien Austin", ella sollozó.

Él la abrazó con más fuerza. "Lo estarás. Yo te ayudaré".

Se quedaron así por un largo tiempo hasta que las respiraciones de Mimi se regularizaron y volvió a la calma. "Okey, basta de dar lastima. Vamos a buscar algo para desayunar mientras me cuentas cómo está Piper", ella le preguntó en busca de otra conversación. Austin asintió y la siguió hacia la cocina.

"Ella está bien, me dijo que la disculparas por no poder venir, realmente estaba apenada de tener que quedarse en New York", le contó.

"Dile que por supuesto que está disculpada, además preferiría conocerla en otras circunstancias" Mimi lo tranquilizó.

Austin comenzó a hacer unas tostadas. "Tienes razón. De todas maneras apenas rinda sus exámenes finales vendrá aquí a pasar unos días", conversó.

"No puedo esperar para conocer a la chica que le robó el corazón a mi hijo", su mamá sonrió. Austin rio suavemente. "Estoy seguro que se llevarán muy bien".

"Buenos días", Ally saludó asomándose por la puerta.

"¿Ally que haces levantada?", Mimi le preguntó con preocupación. Ella se encogió de hombros.

"No me gusta estar acostada".

"Pero necesitas descansar"

"Lo siento pero voy a enloquecer si me quedo en la cama más tiempo", se excusó con tristeza. Mimi se acercó a ella rápidamente. "¿Te duele algo? ¿Necesitas ir al hospital?".

Ella negó con la cabeza. "No, no, estoy bien". Austin vio lo incómoda que estaba, lo más probable es que no quería estar encerrada en la habitación de un extraño. "Puedes quedarte en el sofá si quieres. Dicen que es genial para recostarse ahí". Austin sugirió guiñándole un ojo.

Ally se congeló cuando lo hizo. Austin se parecía demasiado a Alex que era casi aterrador. Claramente sus personalidades eran diferentes pero físicamente eran muy parecidos al extremo de hacerla estremecer.

"¿Cariño segura que estás bien?", Mimi preguntó interrumpiendo sus pensamientos. Ahora Austin también la observó con preocupación.

"Si… Yo… yo iré al sofá. Gracias". Ally logró responder. Se dio la vuelta y caminó lentamente hacia la sala de estar. De pronto sintió una cálida mano agarrar su brazo bueno. Una vez que vio el gran tamaño de ellas notó de inmediato de quien se trataba.

"Austin puedo caminar sola".

"Solo te estoy ayudando un poco", se defendió.

Ally se detuvo y lo miró. "Por favor déjalo", pidió intentando soltarse de su agarre. Austin la soltó de inmediato.

"¿Por qué no dejas que te ayude?", él preguntó evidentemente confundido.

"Detesto que me tengan lástima", ella respondió continuando con su camino. Él la siguió.

"No te tengo lástima", le informó fuerte y claro. Ally se volvió a mirarlo incrédula. Ella sabía que él hacía todo esto de preocuparse sólo por lastima y porque Mimi se lo había pedido. Además ya no quería tenerlo cerca le recordaba tanto a Alex que era doloroso.

Sin embargo, todo cambió cuando lo miró fijamente a los ojos y vio la sinceridad en ellos. Recordó cómo Alex le había mencionado lo amable que era Austin. Suspiró pesadamente e intentó relajarse. Él no tenía la culpa de parecerse a su hermano, ni de que no estuviera acostumbrada a la ayuda.

No tenía derecho a tratarlo mal.

El día transcurrió rápidamente. Austin venía llegando a casa luego de hacer las compras para la despensa. Mimi no estaba de ánimos como para ir y prefirió quedarse en casa cuidando de Ally. Entró cuidadosamente con las bolsas, iba a dirigirse directamente hacia la cocina cuando la visión de algo le llamó la atención, Ally estaba durmiendo en el sofá pacíficamente, no pudo evitar sentirse satisfecho al ver a la pequeña morena descansando.

La estaba observando fijamente cuando de pronto el sonido de su celular resonó fuerte en la sala haciéndola despertarse.

"Lo siento. No quise despertarte", Austin se disculpó rechazando la llamada sin siquiera mirar de quien se trataba. Ally se refregó los ojos con las manos y luego cayó en cuenta donde estaba.

"Me quedé dormida en el sofá".

"Te dije que era cómodo", él le recordó haciéndola sonreír un poco. Más satisfacción obtuvo con esa reacción. Ally intentó levantarse y Austin inmediatamente dejó las bolsas en el suelo y corrió a ayudarla.

"Austin ¿qué acordamos sobre la ayuda?", Ally le preguntó media dormida.

"Sólo cuando fuera necesaria y este caso totalmente lo es", respondió convincentemente. Observó nuevamente formarse una pequeña sonrisa en sus labios. "Cuando Alex dijo que eras atento y amable, debió decir insistente y molesto", ella bromeó. Austin debió sentirse ofendido por sus palabras pero estaba disfrutando la parte bromista de ella.

Sonriendo la ayudó igualmente a ponerse de pie y Ally no protestó. "Realmente me siento herido por tus palabras –le dijo fingiendo estar ofendido– sin embargo, cuando tenga que curar tus puntos de sutura habrás deseado no haberme dicho eso", el bromeó devuelta.

"Ni un millón de años dejaría que me tocaras".

"Lo siento señorita pero son instrucciones del doctor y si no quieres volver al hospital tendrás que obedecerme en todo lo que te pida", él habló como si estuviera reprendiendo a una niña de cinco años.

"Mierda", maldijo.

Austin no pudo evitar reír. "Vocabulario", volvió a reprenderla. Ella se quedó un silencio un momento para luego hablar en un tono totalmente diferente cambiando la atmósfera de la conversación.

"Sólo quiero que estas heridas sanen luego", confesó. Y él sabía que no se refería sólo a las físicas. Nuevamente las ganas de hacerla sentir mejor lo invadieron. Tomó su pequeña mano y le dio un amistoso apretón.

"Sanarán y verás que no dolerá tanto –la animó– Además tienes el mejor enfermero personal, todos los pacientes que he atendido me han felicitado por mi excelente trabajo. No sintieron ni un poquito de dolor", dijo con orgullo. Ally observó su mano afirmando la suya y luego levantó su rostro para mirarlo a los ojos.

"Gracias", sonrió levemente haciendo que el corazón de Austin se hinchara aún más de satisfacción.

Ally estaba recostada en la cama de Austin cuando él entró con un botiquín médico. Era noche ya, y sabía que tenía que dejar que cuidara de sus heridas. Su propósito era observar atentamente cada acción para luego hacerlo por si misma cuando se fuera de la casa de los Moon. Ella adoraba a Mimi y Austin había sido amable con ella pero no dejaba de sentirse un estorbo. Además de que Alex ya no estaba y nada la retenía en este lugar.

"¿Es aquí la habitación de la señorita Dawson?", Austin preguntó sonriendo. Ally no lograba explicarse como este chico podía sonreír todo el tiempo, animar todo el tiempo. Ésta mañana lo había oído animar a Mimi, y ahora intentaba animarla a ella. ¿Acaso ya no sufría?

Desde que lo había conocido el día de ayer lo había visto en un comienzo serio e implacable durante el velorio pero luego se quebró junto a su madre en el cementerio. Después en el hospital lo había oído molesto hablando con Dez. Pero finalizado el día de ayer la tormenta de emociones en que lo había visto, desapareció para convertirse en un estado de positivismo.

Sin querer había encontrado otro parecido con Alex.

La alegría que irradiaban.

Pero eran distintos tipos de alegría. La de Alex era sólo una parte de su personalidad llena de secretos ocultos detrás. La de Austin era ese tipo de alegría que parecía sencilla, pura, una que no parecía ocultar algo. ¿Podía ser posible?

"No dolerá, lo prometo", Austin habló trayéndola devuelta a la realidad.

"Está bien", murmuró en voz baja y levantó las mantas que la cubrían dejando al descubierto sus piernas. Austin se sentó a un costado y abrió el botiquín. "¿Puedes irme contando lo que vas haciendo?", ella le pidió.

Austin asintió y comenzó a retirar cuidadosamente el apósito de gasa de la herida que estaba en su muslo izquierdo. "Se debe hacer esto con cuidado porque la zona está sensible", comentó. Una vez que lo retiró completamente volvió hablar. "Es importante comprobar que la herida tenga buen aspecto".

"¿Tiene buen aspecto doctor?", Ally bromeó.

Austin sonrió. "Muy graciosa. Y sí, lo tiene".

Ella continuó observando. La herida estaba levemente enrojecida en el área donde estaban los puntos pero además de eso se veía bien. Austin vertió agua tibia en ella y luego tomó un pedazo de gasa estéril con jabón para comenzar a limpiar alrededor de la herida con delicadeza.

"Se lava así, con cuidado y luego se debe secar con mucho cuidado también", continuó instruyendo. Secó la herida con otro pedazo de gasa estéril. Cuando terminó de secar tomó el envase de una pomada. "Para finalizar se aplica esta pomada que es un antibiótico que te protegerá de las infecciones y además es cicatrizante".

"¿Y ya está?"

Austin asintió. Colocó la pomada suavemente y finalizó colocando un nuevo parche de gasa.

"Y ya está. ¿Te dolió?". Ally negó con la cabeza en respuesta. "Te lo dije soy un muy buen enfermero".

"¿Por cuánto tiempo tendrás que hacer esto?"

"Hasta que te retiren los puntos. Lo que será en 14 días", le informó.

"Gracias", ella le dijo mirándolo a los ojos. Él volvió a sonreírle. "De nada".

Austin tomó sus cosas y salió de su habitación hacia el sofá. Le alegraba el hecho de que Ally ya no era reacia a la ayuda y que estaba siendo amistosa con él. Todavía estaba intentando descifrar que era lo que lo atraía a ayudarla. Tal vez era el hecho de que la veía vulnerable y que estaba sufriendo por culpa de su hermano. Él desde pequeño siempre tendía a arreglar las cosas que Alex rompía. Cómo aquella vez cuando eran niños y él rompió el jarrón favorito de mamá. Pasó horas con pegamento uniendo las piezas hasta que logró que volviera a estar completo. Pero las marcas de la reparación quedaron ahí.

Y quizás con Ally no sería la excepción.


Explicaré un poquito de que va esta historia. He estado obsesionada últimamente con Badlands de Halsey. En especial con "Gasoline". Se me vino a la cabeza la historia un día mientras caminaba escuchando el cd con mis audífonos. Sé que es muy diferente a todo lo que he escrito y su nombre no comienza con "I" como mis otras historias pero no estuve tranquila hasta que comencé a escribirla. Lo más curioso de todo esto es que una semana luego de que comencé a escribir tuve un accidente automovilístico junto con mis amigos. Los autos quedaron totalmente destrozados pero milagrosamente todos salimos ilesos. Mis amigos son del tipo de chicos como describo a Alex, le gustan los autos y la velocidad pero el accidente que tuvimos fue culpa de un auto común y corriente conducido por un hombre de unos 40 años, es por eso que ahora tiene más sentido escribir esto. Y como verán estaba realmente inspirada, este capítulo tiene más de 7 mil palabras y nunca había escrito tanto para uno.

Tengo muchas ideas para esta historia, la mayoría incluyen temas complejos y profundos. Y si a alguien le interesa que continúe y le gustó este primer capítulo, me haría muy feliz que me lo dijera en un comentario.

PD: Conocí a R5 el jueves pasado y fue hermoso. Definitivamente una de las mejores experiencias de mi vida. Intentaré actualizar "Inesperado" pronto y eso. Gracias por leer :)