Una figura humana se escabullo dentro de la cueva. Las antorchas incrustadas en las paredes firmes se encendieron con sincronizacion iluminando ambiciosamente todo a su paso tragando así a la persona iba cubierta con una larga túnica de rico terciopelo color borgoña el cual se destacaba con el ritmo del andar sobre el sendero marcado ,el cual guiaba a su destino.

A su paso aparecieron grandes y fieros ojos salvajes. Y era que dentro de esa misma cueva se hallaban criaturas enormes y poderosas de las cuales sus escamas resplandecían ante la luz del fuego. Los dragones permanecían firmes y vigilantes ,como las gárgolas de una antigua iglesia gótica, a ambos lados del camino .

Todos ellos observaban en silencio al ser humano que pasaba ante ellos con su grácil andar, a cada paso que daba su característico aroma se esparcía con autoridad por todo el lugar . Olía como el cielo estrellado bajo el cual ellos desde antaño amaban volar, ese era un aroma único, el olor de la magia celestial.

El susurro de las faldas del vestido seso al llegar al final del camino.

En el fondo, a unos metros de distancia había un estanque que brillaba sobrenaturalmente ante los rayos de luna que entraban imperiosos por el agujero que había sobre del mismo había ubicadas estrategicamente doce rocas , cada una con una llave del zodiaco clavadas en el centro. De las profundidades del agua provenía un zumbido de poderosa magia extinta , su esencia aun palpitaba con vigor .

La maga se saco la capucha revelando su brillante y sedoso cabello dorado al quitarse la capa la dejo deslizarse hasta el suelo dejando ver su estado de embarazo.

-Layla...

Algo cambio notablemente en el ambiente. Habia llegado la hora.

-Humana, detente , un movimiento en falso y podría ser fatal para ti y para ella.

-Grandine...-la mujer negó con la cabeza sonriendo suavemente, confiaba en su elegido. Cerro los ojos y con abandono se sumió en los recuerdos.

"Era un buen día a pesar de las predicciones de Acuario sobre la lluvia que afirmaba que habría pero Layla no podía controlar su espíritu anhelante por recorrer los bosques, amaba la paz y el aroma que reinaba dentro, fue en ellos donde había escogido casarse con Jude.

La caminata estaba resultando ser estimulante a pesar del vestido que llevaba puesto, motas de tierra abrazaban la tela empedernidamente. El sonido del agua fluir le indico como de costumbre que ya se había adentrado lo suficiente a las entrañas de aquel lejano bosque que poseía su familia.

En un acto de pura rebeldía contra la educación que habia recibido se dejo caer en el suave pasto verde y estiro sus extremidades gozosa por el calor templado y vigorizante del sol.

Se habría dormido de no ser la sensación de peligro que sacudió su instinto horas mas tardes. Incorporándose lentamente lentamente y con cierta torpeza descubrió con terror que había sido rodeada por una manada de lobos. Su pelaje blanco resplandecía haciendo de ellos una visión extrañamente aun mas peligrosa. Eran animales hermosos tuvo que admitir Layla a pesar de la situación poco favorable en la que se encontraba.

-Vamos chicos, no me obliguen a hacer algo que no quiero.

A pesar de la afabilidad con lo que había dicho tenia miedo de no ser lo suficientemente delicada para agarrar sus llaves sin alterar a los animales, no quería lastimarlos solo ahuyentarlos, pero eso no hizo falta por que de repente se nublo. ¿Acaso no les gustaba la lluvia? .

Se reprendió por esa pregunta ya que si miraba mas alla de los lobos el sol aun estaba. Y todo ocurrió en un abrir abrir y cerrar de ojos.

Una ráfaga de viento azoto la naturaleza, seguido de algo pesado cayendo al suelo que retumbo a la par. Sin aviso previo un potente rugido estallo a su espalda tumbándola en el suelo y los lobos retrocedieron para huir despavoridamente.

Layla permaneció estatica como una estatua, sin siquiera respirar. No podia ser...pero todo ese poder solo podía provenir de...

La imagen que recibió al voltear fue como una cachetada a todo lo que le habían enseñado. Un gran y majestuoso dragon rojo se erguía sobre ella en toda su sobrenatural belleza, la miraba con la atención que un depredador tiene hacia una presa a la que esta por atacar sin embargo Layla ignoro ese hecho ,se acomodo apresuradamente el cabello y el vestido para luego inclinarse y hacer una respetuosa reverencia.

-Humana...- la voz del dragon que resonó en el lugar siendo profunda y arcaica ante los oídos humanos - ¿Como te llamas?

-Layla Heartfilia- sonrió emocionada- Me habían dicho que ustedes ya no existían.

-¿Heartphilia..?- de repente el dragon retrocedió e inhalo el aroma de la mujer. -Eres una maga celestial.

- Asi es, que curioso ya nadie nos llama de esa forma.

De improvisto el ruido de una persecución en crescendo interrumpió la magia del momento y un sonido de un cruel crujir puso fin a todo.

Cuando la mujer se giro para saber de que provenía observo como un dragon plateado devoraba fieramente a un siervo a unos metros de distancia de ellos. El dragon como si sintiera que el peso de su mirada sobre el , miro a la mujer de forma penetrante.

-¿Era necesario que hicieras eso estando un humano cerca?- la voz del dragon rojo detonaba irritación.

-Solo quería ha chillado como suelen hacer los de su especie.

-¿Por que habría de hacerlo? -Layla hablo serena- Es parte del ciclo de la vida.

-Igneel ¿Esta mujer no se parece a...?

-Metalicana! Ve y avisa a los demás que tenemos una invitada especial.

-¿Que? -ambos, dragon y humana, exclamaron con sorpresa.

Igneel no dio marcha atrás en su decision y esa tarde de lluvia Layla encontró el conocimiento entre seres que pensaba estaban extintos. Gran parte de ellos se sorprendieron y se mostraron hostiles para con ella al verla pero con el transcurso del día se fueron acostumbrando a su presencia .

Disfruto enormemente cuando por insistencia y ayuda de todos los dragones pudo invocar a todos los espíritus celestiales, que se habían conmocionado, y se había armado una verdadera fiesta.

Humana, dragones y espíritus.

Las horas , los dias, las semanas y los meses pasaron y cada vez Layla se sentía mas querida entre los dragones, era su pupila , cuidaba sus heridas, los mantenía informados sobre las noticias que ocurrían en el reino. Llegaron a tal punto de confianza que ellos lo revelaron uno de sus secretos: podían tomar forma humana.

Debido a sus frecuentes incursiones a el bosque había recibido el titulo de la Guardiana Dorada por parte de los habitantes del pueblo mas cercano, aunque sospechaba que habían sido los dragones infiltrados los que la habían nombrado así.

Ese día estaba muy emocionada y caminaba presurosa hacia la aldea de los dragones con la emoción a flor de piel por la buenas nuevas que quería decirle a sus amigos. ¡Estaba embarazada! .

No supo si era por la exaltación o que pero Layla camino con lentitud al sentirse desorientada, ya había pasado bastante tiempo y aun asi a veces se le olvidaba del camino. Para orientarse mejor se dirigió hacia la cascada donde se encontró con Igneel por primera vez mas al llegar allí se encontró con algo inesperado.

Habia un hombre dentro de la cascada. Era sospechoso ya que por esos bosques no se atrevían a ir los habitantes del pueblo, sin perder el tiempo y aprovechando la luz del día examino al hombre desconocido en detalle. Era alto, poseía una exótica tez morena, un cuerpo esbelto cubierto de tatuajes azules y su cabello era de un tono plateado. Algo no cuadraba en el.

-Deja de observarme así, humana.

Las palabras dichas con irritación hicieron que Layla se sonrojara violentamente al saberse descubierta en tan descarado acto e intento disculparse.

-Yo lo sien..

Y al mirarlo a los ojos comprendió tarde lo que no encajaba. La mirada de ese hombre exudaban peligro combinado con maldad pero fueron desplazados para dar paso a otras emociones oscuras, era tal la intensidad de esa mirada que subyugo la voluntad de la mujer.

El salio del agua con una asombrosa agilidad y en un instante estuvo frente a ella que desesperada recurrió al vinculo que tenia con los dragones para pedir ayuda. En respuesta apareció Atlas Flame en escena en su forma humana y se interpuso entre ellos furibundo.

-Vete mujer, ahora!

-¿Así que el bastardo de Igneel la tiene, eh?

-Atlas...- Layla iba a protestar pero cuando vio de nuevo en dirección al desconocido echo a correr como si la persiguiera el mismísimo diablo.

Sus piernas y brazos resentían los arañazos de las ramas pero aun asi no paro ni cuando llego a la aldea, el terreno era un poco inestable por lo cual casi se cayo pero cuando quisieron ayudarla y sostenerla ella los aparto bruscamente.

-Déjenla - ordeno Grandine con calma y observo a la mujer irse rápidamente hacia el claro donde solia meditar El Rojo - Nosotros vallamos a reunirnos en la asamblea ahora.

Layla vislumbro a lo lejos a Igneel en su forma humana hablando con una niña y detuvo en seco su marcha, no quería interrumpir y ademas la presencia niña despertó su curiosidad opacando sanamente la ansiedad que sentía por lo que había sucedido. Podría jurar que era una hada, si tan solo estuviera mas cerca...

Ambos se percataron de ella y la miraron tendidamente sin dejar de hablar.

-Lo siento, Igneel, pero tienes que decírselo -dijo la niña y luego hizo un gesto para que la mujer se acercara a ellos.

Layla Heartfilia camino hasta donde se encontraban los dos seres con la elegancia que la caracterizaba a su familia, sintió como una parte de su poder se liberaba. La visión de dos seres tan poderosos juntos sobrecargaba sus sentidos.

Estando ya cerca sin pensarlo Layla estrecho entre sus delicados brazos a Igneel. Lo quería como si fuera un padre, un mentor.

-No tienes buena cara Igneel - Layla miro el rostro de su amigo sin poder dejar de fascinarse cada vez que lo contemplaba- ¿Paso algo?

-Primero cuéntanos que te paso a ti.

-En el bosque me encontré con alguien...yo lo vi ...el es como ustedes... pero mas oscuro...-al ver que no respondían se inquieto- ¿Igneel?

Layla noto como el cuerpo de su amigo se estremeció y vio que miraba a la niña, comunicándose telepaticamente.

-El ya se esta empezando a mover, tenemos que apresurarnos.-la niña dio un salto y quedo suspendida en el aire.

-¿Que esta pasando?¿De que están hablando?- Layla retrocedió alejándose de el.

-Mavis ella no tiene por que saberlo, son cosas del pasado.

-No se a que se refieren pero quiero saberlo, mas aun si tiene que ver conmigo...y mi hija.

-¡Una niña!- Mavis exclamo jovialmente por la noticia pero luego la emoción desapareció y luego de que el rey de los dragones asintiera procedió a contarle a la maga lo que sucedió y lo que ocurriría.

-Lamento tanto esto Layla, nosotros vamos a ayudarte en todo."

El dragón rojo hizo aparición desde lo mas recóndito de aquel lugar, la postura y el gesto de su cuerpo mostraba tesion producto de que había varios dragones en contra de la decisión tomada. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la mujer la encerró agilmente entre sus garras, plegando sus alas se impulso poderosamente para salir por la abertura del techo de forma impecable.

Cuando estuvieron a la altura indicada el dragón hablo.

-Podemos encontrar otra forma de hacerlo, lo sabes.

-Igneel,por favor no insistas- dijo ella contemplando el paisaje nocturno con nostalgia- debo hacerlo.

-Con nosotros estará bien resguardada, la criaremos , la educaremos...

Una estrella centello a lo lejos. Demasiado brillante...y no tan lejos...

-Igneel que es..?

A pesar de que el dragón miro hacia el horizonte con la ventaja de su desarrollada visión, Layla supo de inmediato de que se trataba pues su mas grande temor se hizo realidad.

-Es Acnologia!

"Denmela! Denme a la maga celestial"

Debajo de ellos el potentes rugido de todos los dragones les aviso a ambos que había llegado la hora para el ritual. El rey de los dragones respondió al llamado con una alerta de peligro.

-Igneel... prométeme que él la encontrara- el tono de voz delataba su desesperación.

El dragón de fuego miro a la mujer con afecto e inspiro su aroma por ultima vez.

-Lo prometo, amiga mia.- abrió sus garras lentamente hasta que ella cayo al vació- Adiós.

Layla Heartfilia se precipito hacia abajo, cayendo en picada, el viento feroz y los lagrimas nublaron su visión pero un grito involuntario escapo de su ser cuando mientras caía vio pasar velozmente varios dragones, iba a haber una batalla.

-Noo!

Desde la cueva algunos dragones y un humano observaron como la maga celestial, la portadora de todas las llaves del zodiaco y gran amiga del rey de los espíritus, caía desde el cielo con rapidez. Era la visión misma de un ángel.

Layla soltó todo el aire de sus pulmones cuando contra todo pronostico se zambullo en el estanque de tal manera que ni lo percibió. Miles de burbujas de aire pasaron ante ella hasta llegar a la fondo donde se hundió mas aun ,quedando suspendida en el fondo.

Para completar el ritual los dragones de elemento fuego esparcieron en conjunto sus llamas sobre la superficie del estanque, las cuales se tornaron azules ardiendo con pasión chispeante, desde el centro las llamas fueron desapareciendo.

Layla en vez de sentirse asfixiada , se sentía calmada, toco su vientre y se abrazo a si ultimo que supo fue que detrás de suyo apareció una luz y calidez tal que cerro los ojos.

-Maga...te concedo el deseo para tu hija.