Notas del Autor: ¡Hola mis preciados y fieles lectores! Acá estoy de vuelta, trayéndoles otro fic para ustedes. Si sí, sé que debería haber actualizado God of Yokai y Warrior of Kami, pero simplemente no pude forzarme a hacerlo. Es como si no pudiera pensar en otra cosa más que esta historia por el momento, pero seguro que la inspiración volverá pronto... algún día...
De cualquier modo, esto va a hacer Naruto x Harem, aunque todavía no sé qué chicas voy a incluir (además del equipo RWBY) aunque ya lo veremos más adelante.
Por ahí encontrarán escenas un poco gráficas, pero creo que es correcto considerando la clasificación de este fic (M) probablemente hasta escriba lemons en el futuro.
Disclaimer: Nada me pertenece. Soy pobre, y si no puedo comprarme ni una laptop decente menos puedo comprar los derechos de Naruto o de RWBY T.T.
Prólogo : Una segunda oportunidad
El valle del fin... Un lugar que había presenciado batallas épicas, como la del Shodaime Hokage vs Uchiha Madara y Naruto Uzumaki vs Sasuke Uchiha — dos combates cuyos contrincantes eran tan poderosos que hacían temblar la tierra misma con sus ataques.
Aún con una guerra en curso, aquel sitio que contenía la historia más importante de Konohagakure había salido ileso de toda la destrucción y caos que se sembraba no muy lejos de ahí...
Hasta ahora.
Dos shinobis habían arribado a la enorme cascada hacía tan solo algunos minutos, pero ya los signos del enorme poder que poseían ambos se podían observar repartidos por todos lados. Las estatuas de Madara y Hashirama Senju apenas se mantenían en pie, con algunos agujeros en la zona inferior y central.
"Hah... Hah..."
"..."
Naruto Uzumaki jadeó en silencio mientras observaba como la sangre caía por la comisura derecha del labio de su oponente, Sasuke Uchiha, quien tenía el rostro hinchado y lleno de cortes. Su propio estado no era mejor que el del Uchiha, pero aún así ninguno de los dos se resignaba a caer.
"Creo que no tiene sentido retrasar más lo inevitable."
"Lo único que es inevitable aquí... ¡Es que vas a caer Sasuke!", exclamó el Uzumaki, accediendo al último atisbo de chakra que el Kyuubi le enviaba a su adolorido y magullado cuerpo. "¡No importa si tengo que matarte, pero no dejaré que destruyas todo lo que hemos trabajado tanto por conseguir!"
"Je... Jajaja... ¡JA! ¡Me das asco Naruto! Tienes tanto poder, poder para controlarlo todo, para destruirlo todo, y aún así lo utilizas para protegerlos a ellos... ¿¡A ellos, los que te dieron la espalda y te mostraron nada más que odio desde que naciste!?"
El aludido descendió la mirada hasta enfocarla en el agua debajo de sus pies, su cabello rubio ocultó la mitad de sus facciones por un momento. "Incluso aunque así fuera, hay muchas personas inocentes ahí fuera que jamás me conocieron pero que debo proteger por igual. Porque todos, y me refiero a todos, somos parte de este mundo."
Sasuke frunció profundamente el ceño ante las palabras de su más odiado rival. Era claro que Naruto era demasiado débil como para convencerlo de gobernar aquel mundo de Tsukuyomi con él, y por lo tanto, debería ser eliminado. "No me dejas elección. Tendré que usar el Kagutsuchi para exterminarte de una vez por todas."
Mientras el Uchiha formaba un orbe de fuego negro en su mano izquierda, el Uzumaki comenzó a reunir todo el chakra que pudo. "Que así sea."
'¡Gaki, te enviaré todo mi poder restante! ¡No lo desperdicies!'
Naruto asintió internamente. 'Gracias, Kurama.'
Apenas cerró el enlace mental con el Kyuubi, su mano derecha comenzó a crear un Rasengan ligeramente distinto del usual, con un color anaranjado cubriendo la esfera de energía. El rubio entrecerró los ojos en precaución mientras observaba con atención al Uchiha, algo que Sasuke imitó al instante.
De repente, ambos rivales arremetieron hacia delante, manteniendo sus manos hacia atrás para poder darle impulso a sus ataques en el momento en el que estuvieran cerca el uno del otro. Sus piernas, reforzadas con chakra, seguían recorriendo la distancia que los separaba a ambos de su destino final, uno que quedaría en la historia de todas las Naciones Elementales.
Los 3 segundos que tardaron en ponerse frente a frente fueron los más largos que ambos hubiesen vivido jamás. En tal lapso de tiempo, flashes del pasado inundaron las mentes de los shinobi — Naruto tuvo imágenes de su solitaria y melancólica infancia, de cómo logró convertirse en ninja y las mil y una aventuras que siguieron después, con el encuentro con Minato y Kushina como los momentos que más atesoraba de su adolescencia.
Quizás, y sólo quizás, si no llegaba a sobrevivir... podría ir con ellos. Donde quiera que estuviesen. 'Touchan... Kaachan...', pensó el rubio, enfocando la vista una última vez en dirección de Sasuke, quien finalmente se encontraba frente a él.
En un silencio aterrador previo al choque, ambos alzaron finalmente sus brazos y los condujeron en dirección al corazón del otro, sabiendo que esta vez —a diferencia de lo ocurrido años atrás en aquel mismo valle— uno de los dos moriría.
"¡KAGUTSUCHI!"
"¡RASENGAN!"
De inmediato, la enorme energía provocada por el choque de ambos ataques produjo una esfera de luz blanca que se extendió hasta los bordes de la cascada, encerrando tanto a Sasuke como a Naruto dentro de la misma. Ambos sentían como la energía alrededor de ellos comenzaba a abrumar sus sentidos, pero el chakra del Kyuubi le daba ligeramente la ventaja al Uzumaki, quien aprovechó el estado del Uchiha y atravesó su ataque con el suyo, atravesando limpiamente el pecho de Sasuke.
"¡Gah!"
El Kagutsuchi del pelinegro se desvaneció al instante, y la vida del oponente del rubio se extinguió inmediatamente. Sin embargo, la energía alrededor de ambos no sólo no se disipó, sino que continuó creciendo más y más, hasta que incluso el minúsculo chakra que aún yacía dentro del cuerpo del Uzumaki se vio absorbida por la misma esfera.
Sin su poder y sin la opción de que el Kyuubi pudiese brindarle un poco de energía para escaparse de la esfera que aún lo mantenía prisionero, Naruto comenzó a sentir como sus párpados rápidamente comenzaban a cerrarse. Su desesperación por mantenerse consciente le brindó algunos segundos más en los que la esfera de poder continuó creciendo — pero, al final, su propia voluntad fue sobrepasada por la situación.
'¡No te mueras ahora Gaki, ya casi termino de reunir energía!'
Naruto sonrió una última vez antes de cerrar los ojos para siempre. 'Heh... Parece que sí voy a verlos después de todo, Kaachan, Touchan.'
'¡NARUTO!'
Pronto, todo se volvió negro.
(P.O.V Naruto)
Una oscuridad absoluta se extendía ante mí, aún pese a que momentos antes lo único que podía vislumbrar era un blanco brillante y nada más. Mis ojos, aún en toda aquella negrura, pronto comenzaron a identificar la forma de lo que parecía ser un tejido que se extendía en forma de esfera a mi alrededor.
Mi cuerpo se sentía débil, y... más pequeño que lo que recordaba, y por más que intentase hacer un movimiento para tratar de cambiar mi posición inicial, lo único que conseguía era que mis pies dieran espontáneas patadas contra el suave tejido que me contenía, o que mi cuerpo se sacudiera en un ligero temblor. Quizás todo eso se debía a la especie de líquido cálido que limitaba mis movimientos, pero que también me impedía respirar. Sin embargo, era como si no lo necesitara en absoluto.
Incluso traté de abrir la boca y hablar, pero mi lengua no tuvo la fuerza suficiente como para articular con mis labios, y mi garganta solo pudo expulsar un gorgoteo como si se tratase de un—
'Soy un bebé', reconocí al fin mentalmente, moviendo los ojos en la medida que me fue posible para tratar de probar mi teoría. '¿Pero... cómo? Lo último que recuerdo era ver a Sasuke morir por mi ataque. ¿Acaso estoy en la otra vida?'
No, aquello no parecía ser correcto. Después de todo, si estaba en el vientre materno, eso significaba que no estaba muerto — quizás Kami me había dado una segunda oportunidad para vivir mi vida de otra forma. Quizás...
De repente, oí voces de distintas personas provenientes del exterior, con un grito proveniente de lo que rápidamente identifiqué como la garganta de mi actual madre (fuera quien fuera). Los músculos del vientre, actuando al compás de sus gritos de dolor, comenzaron a tratar de empujar mi cómodo hogar hacia abajo, rompiéndolo en el proceso.
Sentí algo de emoción por lo que estaba a punto de venir, pero sin embargo la experiencia de nacer me aterraba. Después de todo, era la primera vez que podía ver lo que ocurriría en mi propio parto con lujo de detalles.
Pronto, las paredes se volvieron más estrechas y el descenso se hizo más complicado. No sentía dolor, pero la sensación de ser empujado hacia abajo me causaba cierta incomodidad. Mi cabeza, la cual apuntaba en dirección de la salida, me permitió vislumbrar una luz brillante que provenía de afuera.
Ya faltaba poco.
(P.O.V Normal)
"¡Puje!"
Un alarido desgarrador resonó en la sala de partos del hospital, donde una hermosa mujer de cabello castaño largo hacía un esfuerzo sobrenatural para tratar de expulsar de su cuerpo al que sería su primer hijo. Su mano derecha se sujetaba fuertemente de la de su esposo, un hombre de pelo corto dorado y ojos azul zafiro que sonreía en un intento por confortar a la mujer.
"Vamos Ginebra, ya casi está. Tu puedes."
"¡No estas siendo de mucha ayuUUUUdaaa ahora mismo Arturo!", gritó la llamada ginebra, para luego cerrar los ojos y apretar los dientes por el dolor que le provocaba la situación.
"Lo siento, lo siento", dijo el hombre, volteando la cabeza hacia un costado. En dirección hacia los doctores. "¿Qué tal va todo por ahí?"
"Bien señor, ya casi... ah, ahí está. ¡Aguarde señora, ya casi lo tenemos!"
Ante aquellas palabras, Ginebra usó todas sus fuerzas y finalmente sintió como el bebé se deslizaba fuera de su cuerpo.
"Ya casi..."
"Hah, ¡te tengo!"
Luego, al no sentir las contracciones, la mujer se desplomó contra la cama, jadeante. Su esposo, Arturo, observó con una sonrisa ligera cómo un doctor sostenía un pequeño bulto con cabello rubio que gemía ligeramente en los brazos del hombre. Sin embargo, aquella sonrisa se desvaneció al percatarse que —de hecho— el bebé no estaba llorando.
Los doctores se miraron unos a otros y después al bebé, que se movía esporádicamente en los brazos del primero. "¿O-Ocurre... algo malo...?", preguntó de repente Ginebra entre jadeos, entrecerrando los ojos mientras los dirigía en dirección de su bebé.
"Esto es muy raro."
"Ajá, de lo más inusual."
"Pero... no parece haber nada mal con él."
Uno tras otro, los debates continuaron acerca de por qué aquel niño no sólo no lloraba, sino que ahora tenía los ojos normalmente abiertos y observaba con una precisión y curiosidad que sólo un chico mayor a 4 años podría haber exhibido. Incluso comprobaron sus signos vitales, y le palparon la zona de la garganta, para tratar de descubrir si existía algún problema con el tracto vocal.
Sin embargo, nada.
"¿¡Por qué no me dicen que está ocurriendo!? ¡QUIERO A MI BEBÉ!", exclamó la hermosa mujer de repente, cubriéndose de un aura obscura que aterró a todos los presentes, aún incluso sorprendiendo a un Naruto con cuerpo de bebé y mentalidad adulta.
Aterrorizado, el doctor que sostenía al pequeño rubio lo llevó hacia su madre, quien inmediatamente lo arrebató de las manos temblorosas del médico y lo colocó contra su pecho. Arturo y su esposa observaron como los demás se marchaban de la sala de partos para luego volver la mirada a su primogénito. "Míralo, es precioso."
El hombre esbozó una sonrisa paternal y apoyó la cabeza suavemente contra la de su esposa. "Sí..."
"Deberíamos nombrarlo", dijo Ginebra con felicidad presente en cada rasgo de su rostro.
A su lado, el padre asintió. "Heh, no soy muy bueno con los nombres. Te lo dejo a ti."
Ginebra permaneció en silencio unos instantes mientras el bebé giraba lentamente la cabeza y fijaba sus orbes cerúleos en los de su madre, como si le quisiese comunicar algo con la mirada. De repente, un pensamiento atravesó la mente de la hermosa mujer, quien se sorprendió al principio por la claridad del mismo — sin embargo, no tardó en sonreír nuevamente.
"Naruto."
"¿Hah?"
"Su nombre será... Naruto."
El bebé esbozó una sonrisa, algo que sorprendió enormemente a sus nuevos padres. Por otro lado, ambos comprendieron que aquel chico era especial, puesto que ni siquiera había llorado al nacer y no tenía inconveniente en observarlos con una mirada distinta a la de un bebé recién nacido, como si aquella fuese una mirada de alguien que vivió muchas experiencias en otra vida.
"¿Naruto? ¿Naruto Pendragón? ¿No crees que es un nombre un poco... extraño?", ante una mirada desafiante de su esposa, Arturo exhaló un suspiro. "Bueno bueno, Naruto Pendragón será."
Sin saberlo, aquellos dos habían sido los elegidos para ser los padres de una leyenda. Una que pronto dejaría su huella en el nuevo mundo al que había llegado.
¡KAI! And... It's done. Sip, hasta acá llegará el prólogo. El capítulo siguiente contendrá la vida de Naruto como hijo de Arturo y Ginebra, los cuales tienen su propia historia en RWBY como podrán imaginar (obviamente inventada por mí jeje) Ambos, aunque no aparecen en la serie, fueron añadidos por mí por la historia que encierra el legendario Arturo y, digamos, su espada.
Creo que empezaré a trabajar en el siguiente capi mañana, pero sino ya veremos. Últimamente la inspiración viene y se va, así que tengo que aprovecharla mientras dure. Ni yo sé que fic tendré en mente al siguiente día.
Como siempre, no se olviden de dejar sus reviews con sus comentarios, opiniones y críticas (constructivas, por favor xd)
Se despide atentamente:
Gideon Wyeth.