¿One of the guys?

Capítulo 13

"Vuelta a casa"

Disclaimer: Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen, solo los tomé prestados para crear esta historia.

Al final fui enviada a casa antes de tiempo, los chicos me aseguraron que Li cubriría mi puesto como vocalista y que no había de qué preocuparse. Empaqué mis cosas y me despedí de mis compañeras de cabaña, Rika me dio un abrazo y Chiharu me recordó que pensara en su propuesta. El camino a casa me pareció el doble de largo que el de ida, al llegar lo primero que hice fue ir directo donde Tomoyo, me presenté en su puerta aún con mi maleta al hombro, toqué unas veinte veces el timbre sin descanso hasta que asomó la cabeza y me miró como si acabara de ver un fantasma.

-¿El campamento no acababa mañana? – no contesté y solo me abrí paso al interior de su casa aunque no había sido invitada. Me quité los zapatos y fui directamente a la sala. Me dejé caer pesadamente en el sillón junto a mi maleta y esperé a que ella hiciera lo mismo.

-¿Qué es exactamente lo que sabes? – la mujer que les ayudaba en la casa se acercó para preguntarnos si queríamos un poco de té, la oji azul le dijo que tomaríamos té de jazmín.

-Sé que el verano pasado tuviste un romance con Naoki y Shion – casi se me cae el alma a los pies al oírla confirmar el peor de mis temores. Puse mi cabeza entre mis manos y revolví mi pelo intentando pensar en la razón por la que ella podía saberlo - ¿cómo lo supe? – claro, había olvidado que ella podía leer la mente de los demás – lo vi con mis propios ojos, fuiste bastante discreta pero no fue difícil descifrar lo que sucedía cuando vi la forma en que te miraba Naoki-sensei y esas tardes de paseos abrazada a la espalda de Shion.

-Yo…yo…

-No es necesario que me expliques porque sucedió – la señora regresó con dos tazas de humeante té, puso una frente a mí y la otra la entregó a Daidouji, esta dio un pequeño sorbo y luego prosiguió – cuando lo vi pensé que era una lástima que no vivieras en Tomoeda, que hubieras sido perfecta para llevar a cabo nuestro plan. Pasé medio año tratando de encontrar a alguien así y esta primavera ¡apareciste en el pueblo, en Seijo!

Un pequeño escalofrío recorrió mi espalda de solo pensar en la terrible coincidencia que eso representaba.

-Vamos Sakura – se levantó de su asiento y fue a sentarse a mis pies, tomó mi mano entre las suyas – tienes que ayudarnos por el bien de la humanidad.

¿La humanidad? Me parecía que estaba sacando de proporción el asunto.

-No creo poder hacerlo, una cosa es salir con dos personas…pero hacerlo con cuatro me parece…imposible.

-Por favor – sus ojos parecían tan sinceros que por un momento realmente contemplé ayudarlas. Me fui a casa aun dándole vueltas al asunto en mi cabeza, por un lado Tomoyo no estaba amenazando con revelar lo que había pasado el verano pasado, simplemente se le había ocurrido la maravillosa idea de usarme a raíz de ese evento, pero era verdad que me estaba suplicando que la ayudara y yo no tenía mucho que perder.

¿Debía ser la chica que llevara justicia y paz al alma de las chicas del instituto Seijo?

Al llegar a casa toda la familia estaba reunida en el comedor esperando mi regreso.

-Los monstruos no deberían ir a acampar – fue lo primero que escuché al abrir la puerta, estaba por ir y darle un punta pie a mi hermano por su comentario pero mi madre me interceptó con un abrazo de bienvenida.

-¿Estás bien? El profesor llamó para decirnos que regresabas antes y pensamos que algo realmente grave había ocurrido

-No fue nada – sonreí tratando de darles un poco de paz – solo un poco de insolación. El profesor estaba exagerando cuando me hizo volver a casa.

Después de tranquilizarlos volví a mi cuarto. Me dejé caer en la cama, estaba exhausta, no solo físicamente, mi mente seguía pensando en todo lo que había sucedido. El beso de Li había sido el detonante de todo…parecía tan lejano que ni siquiera podía recordar lo que sentí.

Estaba por cerrar los ojos y dejarme ir al mundo de los sueños cuando alguien tocó a la puerta.

-Pasa – Toya asomó la cabeza y con cautela entró en mi cuarto. Se sentó en la cama a mi lado.

-Monstruo ¿en verdad estás bien? – la preocupación en su voz sonaba genuina, me asustaba un poco que no estuviera tratando de molestarme con algún comentario.

-Estoy bien, en serio no fue nada – permaneció callado un rato, parecía debatirse entre decir algo más o callar.

-Te dije que no te juntaras con esos chicos – masculló – ahora solo va a haber más problemas

-¿Qué? – lo dijo entre dientes por lo que creí haber oído mal.

-Nada monstruo, que ya dejes de meterte en problemas o te van a llevar de vuelta a una jaula – después de molestarme despeinó mi cabeza y salió. Estúpido hermano, solo vivía para molestarme y a pesar de que ya tenía 15 años de hacerlo no parecía que se fuera a cansar pronto.

Al día siguiente cuatro sonrientes chicos aparecieron en mi puerta, llevaban panes que habían comprado en la carretera y el video del espectáculo que habían dado. Me volví a maravillar con la forma en que parecían brillar en el escenario ¿cuántas chicas habrían quedado deslumbradas por eso obligándolas a caer en su red? Ya no podía mirarlos sin pensar en eso, cada palabra que decían era transmitida a mi cerebro como una artimaña bien pensada que a lo largo de los años había sido perfeccionada para atraer chicas ingenuas, chicas como yo que no sabían nada de la vida y tenían hermanos gruñones que no les permitían acercarse a chicos.

-¿Sakura? – Eriol pasó su mano frente a mí, todos me miraban preocupados. ¿Preocupados? ¿Estaban preocupados porque su presa parecía distante? ¡Basta! No podía más con mi cerebro, no podía seguir con ese debate interno que estaba por hacer que mi mente se partiera en dos – vamos chicos creo que deberíamos dejarla descansar.

Todos salieron. Todos excepto Eriol que se sentó a mi lado y colocó su mano en mi mejilla mientras movía su pulgar de arriba abajo suavemente. Tomoyo volvió a aparecer en mi mente con sus ojos tristes y la súplica en su voz. Miré al chico directo a los ojos, estos parecían sonreír, estaban contentos de que al fin aceptara reflejarme en ellos.

-¿Realmente te encuentras bien? – no, no estaba bien, estaba a punto de volverme loca tratando de decidir qué hacer, lo único que quería era desconectar mi cerebro o borrar lo que había pasado durante el campamento.

Desconectar mi cerebro…

-Estoy bien, solo necesito descansar y estaré como nueva – traté de sonar tan jovial como mi voz me lo permitió, aderecé mi afirmación con una sonrisa radiante, la misma que le había enseñado a mis padres y los había convencido de que mi profesor exageraba una simple insolación.

Pero claro, a Eriol era difícil engañarlo con una sonrisa barata y aunque mi objetivo era que retirara su mano de mi rostro su pulgar aún se movía rítmicamente esperando que me relajara y me dejara caer en su juego, pero si lo aceptaba, si dejaba que ocurriera eso…habría aceptado la propuesta de Daidouji. Aun así mi corazón parecía saltar de alegría en mi pecho ante la expectativa de lo que podía suceder, la adrenalina parecía apoderarse de mí haciendo que sintiera mariposas en el estómago. Tomé la mano del chico con la mía sin apartar ni un segundo mi mirada de la suya y luego dejé que la distancia entre nosotros desapareciera, fue más fácil de lo que imaginé, una vez que dejé de pensarlo mi corazón saltó de alegría o quizá solo fue mi ego.

Nuestros labios colisionaron lentamente como si el tiempo se hubiera detenido para presenciar la caída de todas mis restricciones y valores. Lo besé una, dos, tres veces antes de que la puerta se abriera de golpe, casi salté al otro lado de la habitación. Eriol solo esbozó una pequeña sonrisa burlona al ver el rostro colérico de mi hermano.

-Creo que es hora de retirarme – tomó su chamarra y salió con paso elegante de la estancia. Mi hermano me miró con el ceño fruncido por un momento y luego se fue detrás de él, quizá quería comprobar que se iba y de paso revisar que no quedara ningún chico en la casa.

Cuando mi corazón se recuperó del susto un ligero hormigueo recorrió mis labios, esa era yo firmando mi sentencia de muerte, aceptando que quizá muy en el fondo me hacía feliz que tantos chicos estuvieran dispuestos a ponerme atención.

Me puse una chamarra y fui directo a casa de Tomoyo, al llegar la mujer de siempre me indicó que esperara en la sala mientras bebía un poco de té. No podía dejar de mover mi pie ni de tocar mi cabello una y otra vez, tenía tanta adrenalina acumulada que cuando la chica al fin apareció me puse de pie como si alguien me hubiera pinchado con una aguja.

-¿Lo has pensado?

-Bueno…antes de decir nada me gustaría aclarar que lo que sucedió en el verano no fue a propósito, yo solo quería experimentar el amor. Nunca imaginé que el amor tendría tantas caras.

La oji azul esbozó una pequeña sonrisa melancólica, se acercó un poco más a mí y con la ternura de una madre acarició mi cabeza.

-Existen muchas formas de amor Sakura, es tu decisión con cual de ellos te quedarás al final

Asentí lentamente y luego estiré mi brazo para tomar un poco del té que se enfriaba en la mesita. Sentí la calidez del líquido pasar por mi garganta y por un momento consideré la idea de no seguir con la farsa, de irme y fingir que nada había pasado.

Pero fingir que nada había pasado no iba a ayudar a que mi cerebro dejara de pensar todo el tiempo en la clase de juego en el que estaba metida, ni tampoco iba a desaparecer todas esas chicas furiosas que estaban poniendo sus esperanzas en mí.

-No sé si voy a poder con la tarea…pero estoy dispuesta a intentarlo – la brillante sonrisa que se dibujó en su rostro y el abrazo que me dio después serían quizá el único pago que recibiría así que los atesoré en mi corazón y encomendé mi alma descarriada a cualquier deidad que estuviera dispuesta a escucharme.

-Bien tenemos que planificar esto muy bien – fue corriendo al otro cuarto y regresó con algunas hojas de papel y bolígrafos.

-¿Vamos a anotar la estrategia? ¿no es eso peligroso? – lo pensó un momento, vaya jamás pensé superar el tren de pensamiento de la chica más suspicaz en Japón.

-Quizá tengas razón. Bien entonces solo lo conversaremos. Li ya puso las cartas sobre la mesa así que eso nos deja con…

-Eriol también puso las cartas sobre la mesa – vi una pequeña sombra cruzar la mirada de Tomoyo cuando mencioné a este último.

-¡Perfecto! – se apresuró a decir después del segundo que se permitió para enterrar sus sentimientos – eso nos deja con Yamazaki y Yue.

-¿Es necesario involucrar a Yue? Escuché que jamás ha participado en estas competencias.

-Bueno, tienes razón y eso nos facilitaría el trabajo. Lo dejaremos fuera – pasamos tres horas después de eso hablando sobre la mejor táctica para hacer creer a los tres que cada uno era el ganador. Me fui de ahí cuando el sol ya se ocultaba, mi casa no estaba muy lejos y ya que necesitaba despejar mi mente decidí caminar.

Estaba claro para ambas que para conseguir mantener la atención de Li necesitaba mostrarme inteligente y despistada a la vez, cometer pequeños errores en los exámenes sin que estos resultaran exasperantes para corregirlos con su ayuda. Para mí eso sonaba imposible pero para Daidouji ayudarme a conseguirlo era un "juego de niños".

Yamazaki parecía el más fácil pues compartíamos el gusto por la composición aunque era el único que no había declarado abiertamente su interés. La estrategia con él era seguir con las composiciones tratando de crear la atmósfera perfecta para que sucediera algo más, no era una experta en ese tipo de atmósfera pero según mi consejera solo tenía que acercarme mucho y oler bien.

Ya que la experiencia de Tomoyo con Eriol era basta estuvo cerca de media hora instruyéndome sobre las cosas que le agradaban y le desagradaban al chico, él ama el color azul, los dulces y es bueno en cualquier deporte que se le ponga enfrente aunque prefiere tocar el piano. También me advirtió que tiene cierta tendencia a molestar a los demás, lo divierte ver la cara de desconcierto que ponen los demás al ser tan misterioso, tomé nota mental de esto especialmente.

Por último me habló de Yukito, al parecer él sí que tenía un largo historial de corazones rotos a su espalda aunque era el más agradable de todos. El chico en cuestión era bisexual y no se molestaba en ocultarlo jamás, su última conquista había sido una chica de un curso superior, Rubi, cantante de una banda que seguramente yo conocía, en palabras de Daidouji, cuando me la describió supe inmediatamente que se trataba de la chica con la voz cautivadora en la guerra de bandas a la que había ido con Toya. Según ella mi hermano era claramente el próximo objetivo del chico así que resultaba imposible que yo lo engañara como a los demás, sin embargo ella tenía una mejor idea…al parecer ella misma tomaría este caso en sus manos, no quise indagar más sabiendo que mi hermano estaba en medio de aquel embrollo.

Mi vida estaba por volverse más difícil…

Me pasé el resto de las vacaciones de verano en casa de Tomoyo estudiando para tener cierta ventaja al volver, para ser una venganza libre de lucro me estaba costando bastante caro a un nivel personal. Fueron pocas veces las que vi a los chicos, Eriol viajó a Inglaterra con sus padres para pasar un tiempo con sus abuelos y Li regresó a China pues su estricta madre lo había llamado apenas regresar del campamento. Al que más frecuenté fue a Yamazaki que, sin embargo, no parecía cerca de hacer movimiento alguno para mover nuestra relación a otro nivel que no fuera en el que se encontraba ya.

Estaba pensando en ir a decirle a mi cómplice que quizá él tampoco merecía recibir el castigo divino de la juventud, hojeaba una revista mientras meditaba la idea, el timbre sonó. No había nadie en casa, las vacaciones de Toya terminaban mucho antes que las mías, las de papá eran inexistentes y mi madre se encontraba reservada para sesiones fotográficas hasta el año siguiente.

Me desperecé un poco y me encaminé a la entrada, esperaba encontrarme a Tomoyo con un montón de libros en las manos pero al abrir el chico de cabello negro y ojos de gato me saludó con una sonrisa. Lo invité a pasar y como siempre me dirigí a mi habitación para que continuáramos componiendo aquella canción en la mesita baja que estaba sobre la alfombra.

-Creo que podemos acabarla hoy ¿no crees? – le dije sonriendo. Contrario a su yo normal el chico estaba tan cerca que podía oír perfectamente su corazón que latía a mil kilómetros por hora. No dijo nada simplemente se acercó más a mí y depositó un pequeño beso en mi mejilla. Estaba tan sorprendida por la acción que por un minuto olvidé moverme o parpadear.

-Quisiera – su voz temblaba más que una gelatina – que no pienses en mí como solo un amigo.

Mi corazón se rompió al darme cuenta de que ya era imposible dejarlo fuera del plan, aunque no quería mis ojos se pusieron llorosos y tuve que agachar la mirada para ocultarlo.

-¿Estás seguro de que eso es lo que quieres?

-Muy seguro

Después de eso mi destino quedó sellado. Engañaría a tres chicos y les haría probar un trago de su amarga medicina.

Notas de rainy:

Hola mis queridas/os lectoras/es! Lo sé, volví a desaparecer una eternidad pero espero que este capítulo les haya gustado tanto como los anteriores. Pensé que terminar la universidad significaba más libertad y poder dedicarte a lo que más te gustaba pero…olvidé la titulación, ahora entre el trabajo y eso la inspiración se me escapa entre las manos pero siempre trato de escribir algo para ustedes aunque sea los fines de semana n_n

Así que bueno pasando al capítulo ¿quieren matarme por hacer una Sakura así? A decir verdad creo que se me fue de las manos un_n pero cuando empiezo a escribir mis manos tienen mente propia y ¡bam! Tenemos esta Sakura que se apartó del camino de la dulzura. Bueno llamémoslo libertad del autor o universo alterno jajaja.

Bien bien ahora sí pasando a la historia ¿creen que alguno de ellos llegue a ganar el corazón de nuestra protagonista? ¿alguno será serio? He pensado mucho en escribir desde el punto de vista de cada uno…pero…bueno eso implicaría múltiples perspectivas así que lo dejaré a voto del público ¿Qué opinan?

Espero sigan leyendo y disfrutando esta historia, no olviden dejar sus lindos comentarios que me ayudan a agarrar de la cola la poca inspiración que me queda. Nos leemos!