.:Entre Vecinos:.

Género: Crimen, Drama.

Disclamier: Los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto. Yo solo los utilizo porque me conviene su relación entre ellos y me gustan los personajes.

AU.

Nota: Aquí, no todos los adultos de la serie conocen a los menores.

Parejas: Leves Sasuhina, NaruSaku y KibaIno.

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Capitulo 8: Demasiadas calles abiertas.

Cuando entró en la sala de espera notó enseguida las miradas claras sobre su persona. La ansiedad que transmitían ambas llegaba hasta ella con si fuera una ola de preguntas mudas en el ambiente. Recordaba haber visto alguna vez al chico alto y de pelo largo que se encontraba en una de las sillas, cuando había dado clases a Hinata cuando era más pequeña. Prácticamente no había cambiado. Tenía el mismo porte serio de entonces. La otra chica solo la conocía de oídas, pero dado el parecido con la fallecida, era demasiado obvio que debía de ser su hermana, y como ella, también era igual de hermosa.

- Buenas tardes –saludó antes que nada.

- ¡Quiero ver a mi hermana! –fue lo primero que dijo la castaña con la voz llena de apuro. Kurenai se sentó delante de ellos antes de responder.

- Hanabi, se educada… -oyó susurrar al chico, pero esperó de igual manera la respuesta de la detective.

- Lo siento… pero en este momento aún no pueden verla –al ver la aflicción en sus ojos se trató de corregir- hablaré con la forense y en cuanto puedan les puedo avisar si es lo que quieren…

- Sí, por favor. –contestó educadamente el Hyuga mayor, sin dar tiempo a la otra.- también hemos venido porque queríamos saber si saben algo de… -parecía costarle decir lo siguiente y tardó unos segundos- … del culpable de todo esto –parecía querer controlarse la voz. Notaba sus brazos y manos tensas mientras se agarraba al posabrazos de la silla con una, y al hombro de su prima con otra.

- Estamos en medio de la investigación aún… -aprovechó ese momento para meter ella misma baza, intentando no dar información evidente- y nos ayudaría mucho su ayuda –miró a ambos- ya que cuando hablé con el Sr. Hyuga solo parecía estar al tanto de la vida laboral de su hija. Y nos preguntábamos si algunos sabría algo sobre su vida fuera de la empresa.

Los otros dos se miraron entre sí, antes de volver la mirada a ella con clara sorpresa. Parecían haber aceptado que no iba a decirles mucho, pues permanecieron callados pero no con tanta tensión. Para suerte de la morena, no tenía que comunicarles el fallecimiento, que siempre era lo más duro. Hiashi Hyuga ya les habría puesto al corriente de ello. Aunque se perdía la reacción, a veces era más agradable no pasar por ese proceso. En primero en hablar fue el chico, que parecía llevar la voz cantante de aquel dúo.

- Está bien… ¿Qué quiere saber exactamente?

- Bueno… -abrió en ese momento la carpeta que tenía entre las manos, y sacó una hoja para escribir las respuestas en código de lo que les preguntaría- … por ejemplo, ¿Sabían que mantenía una relación amorosa con alguien? –en ese caso fue la castaña quien respondió, pues el otro parecía haberse quedado mudo de repente.

- Sí, salía con una fotógrafo llamado Sasuke Uchiha hacía medio año o así… -el mayor la miraba con sorpresa, como si no se esperara ni la pregunta de la detective ni la respuesta de su prima pequeña. Entonces Kurenai se centró en la que podía ser su mejor fuente de información.

- Por lo que veo se tenían mucha confianza… es la primera que me hablan de ello con conocimiento –esto, pareció ayudar a la castaña, que por primera vez hizo un amago de sonrisa, aunque aún teñida de tristeza.

- Sí, solíamos hablar de muchas cosas cuando nos veíamos de vez en cuando para tomar algo. Y parecía muy contenta con su relación –añadió mirando por fin a los ojos de la detective, pues llevaba todo el rato desviando la mirada- lo conocí una vez de pasada…

- ¿Cuándo fue eso? –les interrumpió el chico con verdadero asombro plasmado en cada una de sus palabras. Pero la otra no le contestó a él.

- No parecía mal chico, incluso se ofreció a llevarme de vuelta a casa, aunque creo que lo hizo por mi hermana. Pero ese día tenía que hacer un recado y rechacé la oferta –entonces pareció pensárselo un poco antes de preguntarle con curiosidad y algo de temor- ¿Es… sospechoso? –el mayor se tensó de nuevo a su lado y también prestó atención, olvidando el vacío que le habían hecho anteriormente.

- Por ahora no tenemos pruebas de que lo sea, pero no podemos descartar a nadie hasta que hayamos resuelto algunas dudas sobre todo esto –dijo lo más escuetamente que podía- pero su testimonio puede ayudarnos bastante –apuntó un par de cosas y aprovechando que se habían puesto en materia siguió ahondando un poco más en aquello- ¿Su hermana le nombró alguna vez algún viaje del Uchiha? –la castaña pareció quedarse pensativa antes de decidirse a responder.

- De vez en cuando viajaba a otras partes del país, incluso a otros países. Pero desde que estaba con ella había reducido su trabajo fuera –se encogió de hombros- al menos es lo que ella me decía –una pequeña sonrisa volvió a surgir- siempre me decía que el muy… -desvió la mirada para el chico como no queriendo decir la palabra exacta que le había dicho su hermana, y se corrigió a tiempo- …listo le decía que donde quiera que fuera siempre estarían juntos porque tenían una foto que los unía.

Fue entonces cuando Kurenai empezó a atar cabos dentro de su mente. Eso explicaba varias de las dudas que tenía sobre el Uchiha, solo le faltaba la confirmación de los datos, pero no creía que fueran de resultado muy diferente a lo que pensaba. Pasó la mirada de la menor al mayor que estaba a su lado. Este, parecía perdido de la conversación y notó que la tensión no se había ido del todo de su semblante. Así que para equilibrar un poco la cosa pensó en algún tema que podría meterlo a él en conversación. Pensó en la posibilidad de que si la chica había encontrado sitio, el primo podría haberla ayudado en la mudanza, pues este se veía protector. Cuando volvió a hablar su mirada se centro en el castaño.

- Cuando su prima se mudó al bloque de pisos ¿notó algo extraño? –al principio pareció sorprendido de que se dirigiera a él, pero en seguida carraspeó y se dispuso a contestar en el modo más serio que podía.

- Ciertamente, cuando se fue a vivir allí me ocupé de ver que era un sitio adecuado para mi prima –aunque en sus gestos se podía ver que ocultaba perfectamente el hecho de haber investigado a fondo a cada vecino- en principio no parecían malas personas, además estaba el amigo de la infancia viviendo en el piso inferior. Que aunque no me cayera del todo bien, era confiable para su seguridad.

- ¿Estás hablando de Kiba? –interrumpió brevemente la pequeña de los dos mirando con un brillo especial los ojos, como si no le hiciera falta respuesta a esa pregunta. El mayor le dedico una mirada entrecerrada al notar la evidente emoción de la menor dejando claro que no le hacía gracia, pero asintió con la cabeza.

- Le agradecería si pudiera contrastar lo que sepa sobre ellos más tarde con uno de mis compañeros –siguió Kurenai esperando haber usado las palabras concretas para no ofenderlo, pero si darle a entender que los había investigado igual que habían hecho ellos. Y a lo mejor con suerte encontraban alguna pista entre la información recopilada.

El mayor volvió a asentir en silencio pero aún con la mirada fija en ella. Sentía esa mirada atravesarla como intentando leerle la mente, seguramente en busca de más información del caso, pero ella no daría su brazo a torcer. Volvió al tema inicial formando las dos preguntas que le quedaban como guía.

- No les quito más tiempo por si deben hacer algo, solo unas dos últimas preguntas si no les importa –se mojó los labios notándolos algo resecos- ¿Saben de alguien que podría haber querido hacerle daño?

Normalmente en este tipo de pregunta ocurrían dos cosas. O respondían rápidamente una negativa o se explayaban en acusar a alguien en concreto. La chica tomó la primera opción agregando un "era buena chica" y notando como la tensión volvía a sus hombros, seguramente tratando de contener sus emociones.

- Lo único que se me ocurre son los inversores de mi padre, que quisieran hacerle daño por él… -añadió el mayor aunque no con mucho entusiasmo- aunque no es que la conocieran mucho a pesar de estar en la misma empresa. Mi tío siempre guarda la profesionalidad dentro del trabajo, a no ser en los descansos donde ella solía comer con él a veces.

- Igualmente podemos echar un vistazo a todo ello como una opción, nunca se sabe - hizo como que miraba la carpeta pero esa pregunta ya la había hecho demasiadas veces como para no recordarla- ¿Cuándo fue la última vez que la vieron? –optó por no añadir el "con vida" que le solía poner cuando se trataba de un interrogatorio algo más serio.

- Hará unos tres días… -empezó primero la chica- fuimos a tomarnos un café cerca de su casa para después pasar por el supermercado que estaba por allí, pero no me dijo nada fuera de lo normal. Estaba como siempre… -vio como se mordía el labio inferior y prefirió en no insistir. El otro debió de observar lo mismo porque siguió hablando.

- Yo fue hace una semana en la oficina, también se comportaba como siempre. Y solo la vi brevemente porque iba de paso con unos documentos para mi tío.

La detective asintió a sus testimonios y cerró la carpeta del expediente después de anotar las últimas cosas. Se levanto despidiéndose cordialmente de ellos dando a entender a la castaña que podía quedarse en aquella sala mientras esperaba al otro.

- Si me permite le conduciré con un compañero mío para tratar lo que le comenté antes.

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Después de dejar a Neji con Gekko, que era el que aparte de llevar los horarios de la Hyuga comprobaba la información de los vecinos, ella se fue a su mesa con su café bien cargado para reponer fuerzas mientras repasaba toda la información recogida. Si estaba en lo cierto, el Uchiha tenía pocas posibilidades de ser culpable y eso quitaría por fin a alguien de la lista. Pero hasta que Kakashi no apareciera para contrastar la información, no podía dar nada por hecho.

Justo se estaba bebiendo el último sorbo de cafeína cuando otro compañero se acercó hasta ella para avisarla de que Ino Yamanaka había llegado con su marido a la sala de interrogatorios. Se preparó mentalmente para lo que se avecinaba mientras preparaba la carpeta de nuevo entre sus brazos y el bolígrafo que parecía no querer soltar en todo el día. Casi llegaba a parecer una extensión de sus dedos.

En cuanto entró en la sala notó las miradas de la pareja sobre ella, incluso la de su ex -alumno ya no era tan condescendiente como la otra vez. No le dio tiempo a sentarse del todo cuando el chico habló primero.

- Creí que ya habíamos declarado todo lo que recordábamos de… -se trabó no queriendo decir algo fuera de lugar con respecto a la chica- ¿para qué nos han llamado de nuevo?

- No es exactamente así –la agente miró a la rubia y después de nuevo al chico. Ya que esta no parecía querer ni mirarle a los ojos- hemos llamado a su esposa, porque teníamos una cosa que comprobar con ella. No esperaba que viniera acompañada –al parecer eligió mal las palabras porque la cara del Inuzuka se volvió seria.

- Yo la acompaño a donde haga falta –notó que el tono de voz había aumentado, quizás hasta sin querer- y ella ya está suficientemente afectada como para venir sola a otro de sus interrogatorios.

Kurenai decidió levantar las manos desnudas en claro ejemplo de son de paz y notó como el castaño se relajaba de nuevo. Realmente parecía un lobo alfa protegiendo lo que era suyo. Pero ella había leído el correo que le había llegado y no creía que la presencia del castaño ayudara a la rubia a hablar. Pero no le quedaba otra que proceder según le correspondía. Ya vería las consecuencias de todo ello.

- Muy bien, -ahora si se dirigió directamente a ella- resulta que revisando las pertenencias de la Hyuga hemos encontrado algo, cuanto menos interesante, en uno de sus e-mails –notó el respingo de la Yamanaka mientras ella sacaba la copia de dicho e-mail y la ponía delante de ella- en el que la víctima es acusada de robar maridos e incluso llega a ser amenazada en varias partes del texto con sufrir consecuencias no especificadas.

La chica no parecía darse por aludida, solo miraba el papel como si no estuviera viendo. Como si no creyera que lo decía por ella. En cambio, el Inuzuka agarró el e-mail y lo leyó para sí mismo antes de mirar por encima del folio a la detective con ojos entrecerrados.

- No sé a qué viene tal acusación. Este correo no tiene remitente… -dejó el papel sobre la mesa de nuevo con algo de ruido, obviamente molesto por la incriminación a su pareja.

- Verá –decidió adoptar una postura más profesional al ver el carácter que se temía que saldría a flote. En parte lo veía normal, después de todo él no quería creer lo que leía, pero las pruebas eran las pruebas- aunque no posee remitente, en los correos electrónicos siempre se queda un rastro- sacó otro papel para enseñárselo, esta vez a ambos, por lo que lo puso en medio- hemos rastreado el servidor desde donde ha salido ese e-mail y resulta que viene de su vivienda. Dígame, señor Inuzuka ¿Es esta su casa?

No hacía falta que se lo confirmara para saberlo puesto que lo habían mirado muchas veces. Pero el chico tampoco parecía con intención de responderle, pasó de mirar la hoja a mirar a su mujer, al lado. Ella no había parado de temblar desde que él leyera el e-mail la primera vez y se mordía el labio nerviosamente mientras parecía pensar en sus cosas.

- ¿No has sido tú… verdad? –la voz lastimera del castaño dejaba en claro lo que opinaba de aquello. Y por primera vez ella habló, elevando la voz algo más de lo que seguramente pretendía.

- ¿Qué crees que estas pensando?

- Dime que no la has…

- ¡No! No he matado a tu querida Hinata –El chillido inicial cortó por entero la frase que el otro tampoco parecía querer finalizar.

- ¿Entonces qué es esto? – el otro parecía más dolido que molesto cuando señaló al papel todavía entre ellos.- ¿Por qué mandaste tal cosa? Si ella no te ha hecho nada nunca.

- ¡Nada dice! ¡Nada! –alzó las manos y se pudo ver claramente como estallaba mientras las lagrimas surcaban sus mejillas- no le he hecho nada a tu querida hermana –añadió el gesto de las comillas en esa última palabra. Parecía haber llegado al límite y ahora soltaba todo lo que quería.- ¡Pero ganas no me faltaban! –gritó más alto.

Kurenai sabía que debería de haberla parado, pero a veces, había ocasiones en que si los dejaba hacer, los culpables se revelaban solos al perder los estribos. Tal y como ella estaba haciendo ahora.

- Os veía ¿sabes? –lo acusó mientras lo señalaba con el dedo- veía como os marchabais a escondidas cuando pensaban que no miraba y hablabais a mis espaldas ¡Como si yo fuera tonta! –se cruzo de brazos pero no dejo de mirarlo con reproche mientras seguía hablando- la gota que colmó el vaso antes de mandarle eso, fue cuando vi de reojo el mensaje que te había llegado de ella a tu móvil.

- ¿Miraste mi teléfono? –esta vez, era el turno de él de no creer lo que oía.

- Estabas en el cuarto y yo estaba cocinando. Dejaste el móvil en la encimera y sonó el tono de mensajería –entrecerró los ojos- tus notificaciones salen en medio de la pantalla y recuerdo claramente lo que decía "será un placer buscar algo contigo esta tarde" ¡Esa tarde me habías dicho que tenías que trabajar más horas! ¡Me mentiste! –el último chillido se aflojo en la última silaba porque volvió a llorar de nuevo.

- ¿En serio crees eso de mí? –la voz de chico subió, quizás viendo que ya no tenía fuerzas para recibir más acusaciones- ni Hinata ni yo merecíamos nada de eso ¿Y sabes por qué? ¡Por si no te acuerdas nuestro aniversario es dentro de una semana! Y Hinata me estaba ayudando a prepararlo todo y a buscar algo que pudiera gustarte- lo vio apretar los dientes antes de seguir a la vez que se levantaba.

El guardia de la puerta de salida hizo un gesto de ir a retenerlo si hacía falta, pero la morena lo detuvo con otra seña para que no lo hiciera. Puede que se sintiera mal, pero no creía a Kiba capaz de pegar a una mujer, menos a su esposa. Porque a pesar de todo, debía de quererla, por el dolor reflejado en su tono de voz.

- ¡Sí, te mentí ese día porque era una sorpresa! Había quedado con ella esa tarde… -rebuscó en su bolsillo y sacó dos papeles alargados y de tamaño pequeño que dejó sobre la mesa- ¡dos billetes de viaje que me ayudó a reservar para ir a tu adorada Holanda! ¡Ahí los tienes! –se quedó un momento de silencio en el que solo se oían las respiraciones alteradas de ambos a la vez que ella miraba los billetes anonadada. Como si no creyera que estuvieran ahí de verdad- Ya sabrás que haces con ellos –pareció finalizar mientras deba la vuelta para salir por la puerta de la sala.

Ella se levantó para seguirlo, pero el guardia se puso delante de la puerta. Entonces la rubia pareció recordar donde estaba porque miró al agente de seguridad, para después mirarla a ella como si se percatara de su existencia en ese momento.

- Me temo que todavía no hemos terminado de hablar con usted… -inicia Kurenai lo más serena que puede después de haber visto la escena.

- ¿Qué pasa? ¿Hay algo más que me quiera reprochar? –la educación se había ido a tomar viento desde que su pareja se había peleado con ella. Ahora solo quería salir detrás de él y arreglar las cosas como diera lugar. No necesitaba que una poli le recordara lo que había hecho mal.

- Señora Yamanaka, somos agentes de la ley queriendo hacer nuestro trabajo, que ahora mismo consiste en saber porque mandó usted esto a la víctima y como puede explicar que la hayamos encontrado muerta días más tarde –no le quedaba otro remedio que ponerse seria.

La rubia parecía intentar aguantarse las lágrimas, pero estas, bajaban por sus mejillas como si fuera un grifo que había dejado abierto sin querer.

- ¡El porque me parece que ya lo ha oído lo suficiente alto y claro! Soy una estúpida celosa que malinterpretó los detalles que tenía mi marido conmigo ¡Pero no soy capaz de matar a alguien! No tengo esa maldita sangre fría. Me dan nauseas las heridas profundas... ¡Y si necesita una prueba, lléveme a la sala de autopsias para que vea como vomito delante de usted!

Se produjo un nuevo silencio espeso, en el que el duelo de miradas entre la rubia y la detective dejaban claro las intenciones de cada una, no fiándose de la otra. Pero Kurenai sabía que no podía retenerla todo lo que quisiera.

- ¡¿Ya me puedo ir?! –dijo la otra, de manera impaciente. El guardia seguía atento a sus movimientos como bien le habían enseñado en el adiestramiento.

- No salga de la cuidad –fue lo único que contestó la morena. Lo cual se tomó la otra como insulto.

- No debe preocuparse, gracias a usted mis planes de vuelo se han cancelado –fue su tosca despedida mientras salía por la puerta por fin después de coger los arrugados billetes de la mesa.

En cuanto hubo abandonado la estancia, la detective se dejó caer en el respaldo de su asiento y se permitió respirar hondo. ¿Es que este caso nunca iba a acabar? Cada vez que se veía cerca de una pista, esta se volvía en su contra. Y vista la escena que acababa de ocurrir delante de sus narices veía poco probable que la rubia fuera la culpable de todo aquello. Miró al guardia de la puerta que le devolvía la mirada.

- ¿Tú qué crees, Francis? –el aludido se limitó a encogerse de hombros bajo el apretado uniforme.

- En esta profesión nunca se puede fiar uno de nadie… y puede que parezca débil pero esa señorita tiene fuerza –le respondió sorprendiéndola, seguramente lo había notado al bloquearle el paso.

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- Parece que no paras… -oyó la voz de su compañero a su lado y se obligó a abrir los ojos que mantenía cerrados para pensar en todo lo que había ocurrido.

Ya era casi por la tarde y no había avanzado nada. Se había echado un sándwich rápido en la esquina y había vuelto para volcarse en el caso. Ni siquiera le había dado tiempo a hablar con el resto del equipo, muchos menos ir a comer con ellos. Ser la jefa a veces era un coñazo, pero al ver los ojos de Asuma se dio cuenta de que valía la pena. Él estaba descansado y todos trabajaban bien y en equipo. Así que algo, al menos, había hecho bien.

- Siento no poder ayudarte a parar pero ha surgido un nombre conocido cuando hemos mirado de donde han salido las cámaras –ella se puso recta en su silla y esperó las nuevas noticias sin poder evitar algo de esperanza- ¿Te suena Sabaku no Gaara?

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Continuará.


¡Bienvenidos a otro capitulo más! Por fin estoy actualizando algo más seguido, dos meses no son nada (?) jejejeje. Bueno, no digo nada porque después no cumplo el plazo y quedo mal, pero eso sí, no pienso abandonar la historia, eso seguro.

Mención especial a mi amiga Pitukel por siempre apoyarme y dejarme comentarios. Sin ella, muchas veces no hubiera tenido las ideas locas que he logrado expresar a través de mis fanfics. Recomiendo "Quebrantando las reglas" un Gaahina muy intenso del que te quedas prendado. Ella es su autora.

Tambien gracias a y Claudia, por dejar su review en esta historia :3

Espero que les guste a los que vienen nuevos y los que a pesar de su inestabilidad de actualizacion todavía la siguen ^^ Dejen su opinion por favor, sería un gran detalle.

Neko-besitos a todos!