Sabine nunca ha recordado un momento de su vida en que le doliera tanto el pecho, había estado corriendo por un buen rato para encontrarse en el punto de rescate que Hera acordó hacía ya unos minutos más no lograba ver ninguna nave acercándose, o al menos una que se viera remotamente familiar a sus ojos excepto por unas cuantas imperiales.

Tomó brevemente sus pistolas en ambas manos solo para pronto darse cuenta de que una ya no tenía munición, no tenía tiempo de cambiarla en ese mismo momento ya que unos cuantos troopers se le acercaban a donde ella se dirigía para esconderse y recuperar algo de aliento. Así que antes de que estos soldados en armadura blanca voltearan a verla ella dio un giro diableando mientras el lodo de un charco se embarraba a lo largo de toda su bota, se paró por un momento en medio de todos los ciudadanos que caminaban en aquella calle transitada de personas más no de vehículos, todas cubriéndose de la pesada lluvia que caía constantemente sobre sus hombros.

La joven mandaloriana sentía como su cabello azulado con unas cuantas mechas de morado y azul en las puntas se remojaba bajo la lluvia cuando se quitó el casco, en ese momento notó que su cabello había crecido considerablemente desde la ultima vez que se le cortó, lo cual había sido ya hace unos meses. Sabine cerró sus ojos y alzó su rostro sintiendo la frialdad del agua correr a lo largo de su rostro dándole cierta paz ante la situación en la que estaba ahora.

Más ese momento no duró mucho puesto que la realidad la golpeó, rápidamente su puso su casco y trató de buscar algo que le ayudara a no destacar tanto por los colores a veces tan brillantes de su armadura.

Un gruñido de desesperación salió de su boca cuando no encontró nada, simplemente siguió corriendo puesto a que aún le faltaba bastante para llegar a punto de encuentro acordado, aunque no lograba comprender era el porque faltarles un tripulante les afectaría tanto, ahora en misiones a cada uno les tocaba estar separados por grandes distancias por tiempo prolongados y era un gran riesgo. En especial si el punto de encuentro que se acordó que Hera la recogería sería un puerto de naves imperiales, Sabine se encontraba algo nerviosa pero a la vez aliviada de haber salvado varias bombas para este tipo de situación.

La lluvia aun caía fuertemente sobre sus hombros y chapoteaba lodo por donde corriera, no evitando que unas personas le reclamaran por ensuciarles su ropa con el lodo, más Sabine solo les pasaba al lado rápidamente por lo que sus reclamos solo se oían como voces distantes que decían cosas triviales.

Últimamente a ella todo lo que no tuviera que ver con la Rebelión era extremadamente trivial, no había un significado realmente profundo a lo demás a menos que fuera a pelear contra el imperio y evitar ser herida de nuevo, ya ni siquiera disfrutaba del arte tanto como lo solía hacer antes, su vida se sentía como un espacio en gris que era extremadamente difícil llenar de color de nuevo, todos los colores que le encantaban habían perdido toda su hermosa tonalidad antes sus ojos, en especial desde que ya no los podía distinguir bien, no sabía si era físico o era algo psicológico, pero desde aquel incidente, desde que una parte de su corazón se rompió, así también lo hizo su arte.

Corrió hasta llegar a ese puerto imperial, era algo simple para la ciudad que era, pero volteando a ver las calles detrás de ella, notó inmediatamente que era una ciudad pobre que su economía dependía mucho de exportaciones de materiales de las minas explotadas.

Sabine trató de correr con cautela hacia la bahía de aterrizaje, y se escondió detrás de una nave, y aprovechando el sonido de la lluvia puso el comunicador sobre su mano y lo encendió.

-Espectro cinco aquí, espectro 2, ¿me escucha?- preguntó con una voz suave a la estática, quedándose expectante por unos cuantos segundos hasta que se oyó que alguien había recibido la llamada.

-Si, aquí espectro 2.- se oyó una voz femenina desde el otro lado de la comunicación aliviando el alma preocupada de Sabine. –Espectro 5 llegaremos en unos minutos solo necesitamos que hagas una distracción para poder recogerte sin problemas.

-Entendido. Espectro cinco fuera.- se cortó la comunicación y la chica mandaloriana apagó el comunicador, se levantó lentamente de la posición de cuclillas en la que estaba. Con lodo sobre toda su armadura mientras buscaba los explosivos de su cinturón y corrió agachada poniéndola sobre varias naves, con el detonador en su mano.

Se paró lejos de la bahía esperando a ver alguna luz provenir del cielo, es decir la nave del fantasma. Más no esperaba que se activará repentinamente su comunicador emanando nada más que estática.

-Vaya, si que sigues siendo cruel.- dijo una voz masculina a través de la comunicación haciendo que un frío recorriera la espalda de Sabine, y un frío impenetrable que le revolvía todos sus pensamientos, dejándole nada más que temor. -¿Qué sucede espectro 5?- preguntó burlonamente esta voz mientras Sabine tambaleaba para mantenerse de pie, miró la mano donde tenía el detonador y lo iba a presionar hasta que este salió volando de sus manos hacia una figura vestida de negra detrás de ella.

Sabine volteó brevemente pero fue empujada abruptamente chocando contra una nave cayendo así en el lodo con su casco caído a unos pasos de ella. Lo único en lo que podía pensar ella en el dolor que sentía y en el sonido de los pasos de aquella persona que chacoteaba en el piso lodoso cerca de ella.

Oyó como un sable se encendió en las manos de este desconocido, y Sabine trató de mirar hacia este Inquisidor imperial frente a ella con la pistola en manos solo para su mano ser pateada y con eso su pistola salió volando de su mano.

-Vaya Sabine, ¿no extrañabas verme?- dijo el Inquisidor con una macabra sonrisa de su rostro oculto en la sombra.

-Sabes mi respuesta Ezra.- replicó con enojo en su voz la chica mientras el sable rojo se acercaba cada vez más a su rostro. Mientras veía a los ojos ámbar del chico que solía ser su familia, ahora con un traje negro y con su cabello atando su cabello en una pequeña coleta.

El chico sostuvo su sable frente a ella por unos minutos, la miró fríamente mientras ella trataba de levantarse del suelo pero se resbalaba constantemente con el lodo debajo de ella, apretó el mango del sable, lo elevó sobre su cabeza y justo cuando iba a atacarla con el arma carmesí recibió un disparo en su hombro haciéndole retroceder un poco de la mandaloriana, más no era ella la que había disparado el arma sino la nave del fantasma.

Alegría llenó el alma de Sabine, quien lentamente se levantó del piso y agarró su preciado casco para intentar caminar hacia Zeb que corría hacia ella con preocupación marcada a lo largo de su rostro. Más no la saludó solo la cargó sobre su hombro rápidamente debido a que el joven inquisidor no fue detenido por el disparo que le dieron en el hombro.

-¡Vamos Hera! Despega de una vez.- exclamó Zeb accediendo la rampa dejando a Sabine delicadamente recostada sobre una caja mientras este le disparaba a su ex tripulante pero solo le eran reflejados los disparos por el sable rojo que el chico portaba en sus manos.

Sabine solo observaba como la luz roja que emanaba del arma del chico alumbraba tenebrosamente el rostro del chico que solía conocer, trayéndole una inmensa tristeza ver en lo que se había convertido. Hasta que por suerte la rampa se cerraba mientras la nave despegaba abruptamente del suelo, y ascendía rápidamente hacia el cielo nocturno.

En ese instante Sabine sentía una pesadez quitarse de su cuerpo e inmediatamente cayó dormida . Zeb al notar eso la cargó y la llevó a la habitación donde ella dormía y la recostó en la cama cubriéndola con una manta.

Al salir no esperaba sentir como si una mirada le fuera a atravesar el cráneo, aunque inmediatamente supo de quien se trataba.

-Tranquilo Kanan, ella esta bien.- con esto el jedi de ojos verdes tomó un fuerte respiro y se tranquilizó, pero el lasat no podía evitar notar la tristeza presente en el rostro de su amigo.

-No es tu culpa Kanan, no es la de nadie.

-En eso te equivocas Zeb.- dijo el jedi dándole la espalda al lasat y caminando hacia la cabina donde se podía ver la superficie del planeta, reflejando la luz de las estrellas por el agua que la lluvia dejó a su paso en el piso, las luces del pueblo eran de muchos tamaños y se veía lleno de vida además de que podía sentir la sencillez que alegraba toda esa pequeña ciudad, pero había una parte en la que todo era oscuro, por la presencia de una identidad que solía ser su alegre padawan ahora era oscura y fría.

-Nos veremos de nuevo Ezra, pero esa vez te detendré.

NO SE SALTEN ESTO::::ES IMPORTANTE

Vaya, vaya, jejeje

Vaya inicio de historia jajaj

Ok, no me llegaron ideas para ninguna de mis otras dos historias, así que decidí empezar esta que anda rondando mi cabeza desde hace ya unas cuantas semanas, espero les haya gustado y claro que habrá un segundo capítulo, después de que haya avanzado más en el vacío y en no huir más, las cuales les sugiero que lean y pues si quieren que la conecta a alguna de las dos historias, o que sea una historia aparte, solo comenten su opinión o mejor envíenme un mensaje con lo que pienses que puedo hacer.

Otra cosa, acabo de crear un usuario en wattpad bajo el mismo nombre que este. Nuyen236, ahí he publicado algunas de mis propias historias, no fanfiction, pero si lo leen espero les guste y que lo disfruten

Gracias por leer este capítulo

Que la fuerza los acompañe, en mañana lunes, regresar a escuela -_-

Jajaja

Nuyen236