La cacería del zorro por fin había terminado, Candy se sentía completamente exhausta, al entrar a su habitación, se dispuso a dormir, soñando una vez más con su amado Anthony.
Al día siguiente, Candy y sus primos, fueron llamados por su tía-abuela Elroy a su oficina. Asustados se dirigieron hasta allí, suplicando que no fuera alguna riña de parte de su tía. Tocaron la puerta y tras un breve pase de la tía Elroy, pudieron abrirla.
―Stear, Archie, Anthony, Candice.- dijo ella tan fría como siempre. A un costado de ella se encontraba Eliza y Neil Leagan, quienes los miraban con superioridad.-William ha decidido que sería mejor para su educación que asistan a un colegio con prestigio y honor, donde aprenderán a ser caballeros y damas.
― ¿Podría ir al punto tía?- dijo Anthony con cierta desesperación en su voz
― Asistirán desde la semana próxima, al Real Colegio San Pablo, en Londres.
― ¿De nuevo?- dijo Stear confundido
― Así es, Candice, espero que no causes muchos problemas y mantengas el honor de la familia
― Así será.- dijo ella
Candy se quedó sin habla, ¿ir a Inglaterra? Sonaba a una completa locura. Por otro lado, Eliza vio en la noticia, una oportunidad de humillar a Candy delante de la alta sociedad.
Después de hablar detenidamente con la tía Elroy, salieron de la habitación aún aturdidos por la noticia.
― ¿Qué les parece chicos? Iremos a Londres de nuevo.- dijo Archie sonriendo mientras los miraba
― Yo creo que es fantástico, un nuevo lugar para mostrar mis inventos.- dijo Stear emocionado
― Definitivamente Londres arderá en llamas con tus inventos.- dijo Anthony riendo
El inventor sólo rodó los ojos, se había acostumbrado a que sus primos se divirtieran con sus inventos fallidos.
― A mí no me parece bien que nos lleven a un colegio lejos.- dijo Candy algo desilusionada
― ¿Pero, por qué gatita?- dijo Archie sorprendido
― Ustedes sabes muy bien que no le agrado a Eliza, ella hará todo lo posible para que mi vida en el colegio sea un completo infierno, además, no se me da muy bien los modales de la clase alta, de seguro me esperan muchos problemas en ese lugar.
― Tranquila Candy, de seguro lo harás bien.- dijo Anthony a Candy mientras la miraba con un brillo especial en los ojos.
― Eso espero Anthony, eso espero.- dijo mientras lo miraba
El día esperado había llegado, Candy y los chicos se preparaban para abordar el barco, Candy estaba muy emocionada, era la primera vez que viajaba a Londres, y aunque los chicos ya habían estado allí, también esperaban con ansias abordar el barco.
Un chico con ojos azul zafiro miraba a Candy fascinado, su simple belleza lo cautivó, ella sintió la mirada, buscó entre las personas y pudo ver a su observador, él al notar esto, sonrió egocéntricamente, Candy quedó paralizada al verlo, sus ojos azules, su cabello castaño algo largo, sus labios que al sonreír mostraban un hoyuelo perfecto, ella sintió que se derretiría ahí mismo.
― ¡Candy!- escuchó que le gritaron. Era Anthony
― ¿Sí?- dijo ella recuperando su postura.
― Debemos abordar.- dijo él
― Claro.- echó un último vistazo hacia el lugar donde vio al muchacho misterioso, pero ya no estaba, así que entró al barco seguido por Anthony.
Llegaron a tierra, Anthony bajó casi volando, estuvo quejándose las últimas horas sobre su mareo, ya que había comido mucho. Candy y los chicos rieron, bajaron rápidamente y de nuevo Candy sintió una intensa mirada, giró su cabeza y se topó de nuevo con el chico de ojos penetrantes.
― ¿Te pasa algo Candy?- dijo Stear confundido
― Estabas así cuando abordaste el barco.- dijo Archie
― Tranquilos chicos, sólo estoy algo cansada.- dijo ella mintiendo
― Muy bien.- dijo Anthony
― Disculpen la tardanza, el auto está listo.- dijo George apenas llegó
Todos subieron al auto y su camino estuvo en vuelto de risas y muchas bromas.
― Hemos llegado.- anunció el conductor
Bajaron rápidamente y Candy admiró el gran edificio frente a ella, abrieron la gran reja frente a este y salió una monja seguida por dos más.
― Señorita Andrew, ya que al parecer usted es la única que no conoce el reglamento de aquí, me acompañará a mi oficina. Las hermanas los guiarán a sus habitaciones caballeros.- dijo refiriéndose a los chicos.
― Sí hermana.- dijeron ellos en unísono
Candy siguió a la rectora hasta su oficina, observaba los finos detalles del colegio, los patios verdes y bien cuidados, se imaginaba a sí misma corriendo por ellos mientras reía. Cuando llegaron, la rectora le comenzó a dictar las reglas del colegio. Candy giró la cabeza ligeramente y le pareció ver al chico misterioso de antes. Lo miró detenidamente al igual que discretamente. ¿Quién sería? Se preguntó Candy, debe de ser hijo de un noble, un niño mimado que siempre obtiene lo que quiere, pensó ella, volvió su mirada hacia la rectora de nuevo justo a tiempo para que terminara de decirle el reglamento.
― ¿Ha entendido señorita?- dijo la rectora. Candy se puso de piedra, no había escuchado nada de lo que dijo, pero aun así mintió.
― Sí.- dijo sonriendo
― Bien, la hermana Margaret la escoltará a su habitación.
El resto del camino, Candy pensó en el chico misterioso, aún no sabía su nombre, pero ya se había ganado la mente de Candy.
HOLA CHICAS!
LA VERDAD SOY NUEVA EN ESTO, ASÍ QUE ESPERO QUE SAN PACIENTES, TAMBIÉN QUE ENVÍEN COMENTARIOS Y/O CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS.
LAS VEO EN EL PRÓXIMO...
-LITZY