Disclaimer: Todo el universo de Harry Potter pertenece a J. K. Rowling


Este fic participa en la "Drarry Week" del foro "El Mapa del Mortífago"


PROMPT: Perro.


Oh, espero les guste, sólo eso.


Amor al descubierto

—Ya les dije que no podrán salir hasta que se cubran bien, hace frío afuera y no quiero que enfermen.

—Pero, mamá…

—Nada de peros, si no quieren pueden quedarse dentro.

A regañadientes ambos subieron a la habitación que compartían y se colocaron bufandas, gorros y guantes. Volvieron a bajar, un tanto molestos.

En la cocina Harry acomodó correctamente la bufanda de Draco bajó la atenta mirada de su madre y luego se apresuró a apartarse.

—¿Ya podemos salir? —preguntó.

Lily sonrió mientras seguía amasando la mezcla y fingió que no había notado nada.

—¿No vas a ayudarme con esto, Harry? —Señaló con la cabeza los utensilios para hacer galletas.

—Deja que se marchen, cariño —Interrumpió James, entrando a la habitación—. Si quieres ayuda sería bueno recordar que tienes magia.

La mujer pelirroja le dedicó una mala mirada, sin embargo, permitió que ambos chicos salieran de la casa, no sin antes recalcar que si enfermaban tendrían que tomar las pociones curativas sin chistar.

El frío viento les sacudió la ropa apenas dieron un paso fuera, pero aquello no les importó y se sentaron en la escalinata de la parte trasera de la casa. Estaban tan juntos que ya no sentían el frío, Draco abrazó a Harry por la espalda y observó con atención su rostro: sonrojado y más pálido que de costumbre.

—Disculpa a mi madre, ella siempre es así —pidió con timidez. Desde que iniciaran las vacaciones navideñas con Draco en casa sus padres habían hecho gala de su instinto sobre protector cada dos por tres.

—No te preocupes, es adorable —Pero no era lo que pensaba, lo decía porque Harry se había comportado perfectamente al conocer a sus padres

Guardaron silencio por un par de minutos, disfrutando del nevado panorama que les regalaba aquel día de diciembre. Finalmente Draco deshizo el abrazo, se quitó uno de los guantes y acarició con cariño la mejilla de Harry; no habían hecho nada en varios días y extrañaba la cercanía con el castaño. Lo sujetó del mentón y lo acercó a él, estaban a un par de centímetros cuando Harry puso resistencia.

—Alguien podría vernos —susurró.

—No importa —dijo y cortó las distancias.

Quizá era mala suerte o el destino, pero en el momento en que sus labios se juntaron un enorme perro negro iba pasando y los vió. Gruñó mientras corría hasta la pareja, si no había aceptado la relación amistosa menos que menos aceptaría otro tipo de relación.

Los muchachos se separaron a tiempo para ver al animal llegar, el de los ojos verdes apartó a Draco y se levantó con intención de interceptar al perro.

—¡Eh, Canuto! ¡Tranquilo! —exclamó.

A Sirius poco le importaba lo que tuviera que decir su ahijado, definitivamente no andaría por ahí besándose con ningún Malfoy. ¿Por qué no había elegido mejor a Ron? Esquivó al muchacho, se acercó a Draco mostrando los dientes y comenzó a ladrar.

Harry se agachó para coger un poco de nieve y se la echó al perro.

—¡Calmate, Sirius! —gritó, sin embargo, el aludido no se inmutó.

Malfoy no sabía cómo reaccionar, sólo había atinado a ponerse en pie y comenzar a apartarse con lentitud. Canuto volvió a gruñir y se acercó aún más, haciendo que el rubio emprendiera la huida, encantado el perro se apresuró a perseguirlo. Harry, por su parte, corrió a la casa.

—¡Papá! —grito apenas abrió la puerta—, ¡Sirius está persiguiendo a Draco!

—¿Qué? —James asomó la cabeza desde la cocina.

—Sirius persigue a Draco.

Su padre salió con rapidez de la casa y observó con creciente molestia como su mejor amigo perseguía al rubio, aunque ciertamente notó que todo era más en son de juego que algo serio. Se echó a correr y después de un par de vueltas logró coger al perro.

Al final del día la persecución de Draco casi quedó olvidada con el descubrimiento de la relación entre ambos jóvenes. Oh, Malfoy tendría mucho que explicar si sus padres llegaban a enterarse.