Capítulo 12. Pandemónium

-¿Ya estás listo?- preguntó Alec llamando a la puerta del baño con fuerza.

-Casi...- contestó Magnus después de abrir la puerta y regalarle a Alec una de sus brillantes sonrisas.

Los dedos largos del brujo, cuyas uñas estaban pintadas de un tono ópalo estaban curvadas al marco de la puerta. Los ojos de Alec lo recorrieron de arriba abajo. El cabello de Magnus estaba arreglado en picos con brillos plateados y sus ojos estaban sombreados de un color perla claro que los hacía brillar cuando el brujo miraba a Alec. Sus labios estaban pintados de rosa y destellos. Varios diamantes adornaban las orejas de Magnus, casi tan brillantes como la camisa plateada que el brujo usaba y que delineaba su figura perfecta.

Alec sabía que ese era uno de los atuendos favoritos de Magnus para una noche de club, puesto que toda la ropa y los accesorios reflejaban mejor las luces mejor que cualquier otra cosa y a Magnus le gustaba ser un espectáculo en sí mismo. Los ojos de Alec se quedaron quietos en la parte inferior del cuerpo de su novio quien no estaba usando pantalones y ante la vista el cazador de sombras se sonrojó furiosamente.

-No hay necesidad de ser modesto, Alexander- dijo Magnus de forma seductora, acercándose para besar a Alec en la nariz- me has visto desnudo antes.

-Sólo apúrate ¿vale?- dijo Alec cerrando la puerta entre los dos.- ¡Y no te olvides de tus pantalones!

El chico escuchó la risa de Magnus mientras caminaba a la sala y se dejaba caer en el sillón. Antes había recibido una llamada del Instituto acerca de que se había presentado actividad demoniaca en el club Pandemónium. Bat, el DJ del club, había encontrado rastros de esencia de demonio, no había indicios de que fuera un demonio especialmente poderoso pero Alec había decidido dar un vistazo mientras empacaba su equipo.

Jace y Clary estaban emocionados por ir al club, especialmente para la caza de demonios. Esta había sido después de todo, parte esencial de la vida de los chicos por muchos años, especialmente la caza de los cambia formas quienes gustaban de ir a los clubs para engañar y atraer a los mundanos a sus trampas y esta sería la primera cacería de Clary.

Habían pasado ya uno meses desde que derrotaran a Sebastian y la vida había regresado a la normalidad, o al menos a la normalidad esperada para la vida de un Cazador de sombras. Jace y Clary seguían estando desagradablemente felices, manoseándose descaradamente en frente de todos a la menor provocación. Alec y Magnus podían controlarse un poco mejor en público desde que Alec se había quejado en la caverna de Edom acerca del poco control de las parejas heterosexuales.

Pero Izzy era otra historia a pesar de que la chica era perfectamente capaz de construir una fachada de indiferencia. Ella siempre lucia tranquila y calmada alrededor de los demás, pero Alec la conocía demasiado bien. Él sabía que su hermana extrañaba a Simon aunque ella dijera lo contrario. Alec podía notar que Izzy estaba muy dolida pues era más violenta en los entrenamientos y especialmente en las noches de cacería como si ella estuviera desquitando su furia contra Asmodeo y lo que éste le había hecho a Simon en cada demonio que tenía la mala suerte de encontrarse con ella. Definitivamente Izzy necesitaba esa noche y Alec estaba feliz de tener la oportunidad de regalarle eso a su hermana.

Esa noche estaba planeada como una noche normal de cacería: encontrar al demonio, destruirlo y después tener un rato de diversión y relajación. Alec solo deseaba que Magnus se apurara para no llegar tarde y como si ese pensamiento lo hubiera convocado, el brujo apareció y Alec se sintió aliviado de verlo así como de ver que finalmente se había puesto los pantalones oscuros y pegados al cuerpo que tanto le gustaban.

"¡Por el ángel, él es hermoso!", pensó Alec mientras se ajustaba el traje oscuro de Cazador y acomodaba sus armas alrededor de su cinturón y se encaminaba a la puerta del departamento.

-Es una pena que tengas que usar eso- dijo Magnus señalando el equipo de Alec- te verías tan bien su usaras algo como…

-¡Solo vámonos!- interrumpió Alec al tiempo que cerraba la puerta detrás de Magnus.

Los dos chicos llegaron al club en un rato después y Alec escaneo a la multitud hasta encontrar a Jace, Clary e Izzy. Diciendo adiós rápido a Magnus, el joven cruzó el salón para reunirse con su grupo. Al llegar, Jace le comunicó el plan para la caza. Clary e Isabelle serían quienes atraerían al demonio puesto que estos preferían a las chicas. Alec se sorprendió de que Jace usara a su novia como carnada pero cuando el rubio miró a Alec, éste pudo leer en los ojos de su hermano que Jace pensaba que no había nada que pudiera hacer al respecto, Clary era una cazadora de sombras después de todo y estaba preparada para enfrentarse a aquellas situaciones. Al parecer Jace estaba dispuesto a dejar que Clary hiciera sus propias decisiones y que cuidara bien de ella misma. El joven Lightwood estaba sorprendido del modo en el que su relación había crecido, ellos iban pareciéndose más y más a un equipo mientras pasaba el tiempo.

Clary e Isabelle usaban largos vestidos de color verde y blanco respectivamente que marcaban las formas de sus cuerpos. Las dos chicas estaban bailando relajadamente pero Alec sabía que en realidad estaban alertas, buscando cualquier rastro de actividad demoniaca. Alec y Jace se sentaron en una de las mesas, esperando a que la acción empezara de una vez.

Mientras esperaban, Alec se encontró mirando a su novio desde lejos, notando como su piel brillaba en la distancia. El brujo capturó su mirada y lo saludó con la mano haciendo aparecer una sonrisa en los labios del joven Lightwood quien fue distraído por Jace un momento después. Las chicas habían notado un movimiento extraño al fondo del club y los dos decidieron ir a revisar de qué se trataba.

Alec y Jace descubrieron al chico que parecía ser el demonio que buscaban. A primera vista lucia como uno de los tantos muchachos de vestiduras negras, piercings y cabellos oscuro que había en el club pero a medida que se acercaban, a pesar de que el chico no despedía el característico olor a verduras podridas de los demonios, definitivamente había en el aire un aroma nada común, algo que no detendría a los mundanos intoxicados de acercarse a él lo encontraran atractivo o no.

El chico demonio definitivamente había usado todos sus trucos para camuflar su verdadera naturaleza. Jace lo alcanzó y tocando su hombro, haciendo que el chico se detuviera y volteara a verlo, el cazador de sombras preguntó:

-¿Vienes aquí con frecuencia?


Magnus se sentó en la barra del bar, pidió una bebida mientras Alec lo miraba desde el centro de la pista de baile, le guiñó un ojo y un momento después, su novio había desaparecido.

-¿Magnus Bane?- dijo de pronto una voz suave que Magnus no reconoció.

-Ese es mi nombre- respondió el brujo todavía buscando a Alec entre la multitud, hasta que decidió mirar a su acompañante.- ¿Quién pregunta?

La mujer al lado suyo era simplemente hermosa, obviamente vampira. Su cabello largo y oscuro estaba arreglado en rizos, tenía una cara de rasgos finos, enormes ojos oscuros y estaba usando un vestido caro de negocios. Magnus se sintió transportado a más de cien años atrás, recordando fiestas en Londres con Camille. Sacudiendo su cabeza, el brujo decidió regresar al presente y la vampira rio divertida al verlo.

-Mi nombre es Hilary Cavenaugh, soy la nueva líder del clan de Brooklyn.- dijo ella ofreciendo su mano a Magnus quien la tomó y la besó despacio en la palma que estaba fría y le recordaba a Camille a pesar de que no se parecían en nada más.

-Un placer conocerte.- dijo Magnus cordialmente, él podía ser encantador cuando quería serlo- ¿A qué debo el placer?

Hilary rio divertida.

-Una vez fuiste muy cercano al antiguo líder del clan, Rafael Santiago quiero decir.

-No diría exactamente cercano- dijo Magnus inclinando su cabeza ligeramente- nos conocíamos el uno al otro y éramos tan amigables como podría esperarse de un vampiro y un brujo.

Los ojos de Magnus abandonaron el rostro aun sonriente de la vampira para buscar a Alec una vez más. La batalla había estallado y Magnus se sorprendió de ver cómo los mundanos seguían bailando sin que tuvieran idea de lo que pasaba a su alrededor con los cazadores de sombras luchando invisibles debido a los glamours.

-Oh, escuché que era amigo de los cazadores de sombras- dijo la mujer siguiendo la dirección de los ojos de Magnus.

-No puedo negar eso- dijo Magnus mientras Jace encajaba su espada en el demonio.

-Esperaba que los dos pudiéramos estar en buenos términos también- dijo Hilary atrayendo de nuevo la atención de Magnus.- No tengo ninguna intención de ponerme en contra del gran Brujo de Brooklyn, una alianza puede sernos útil a los dos.

Magnus la miró de nuevo con interés y dijo:

-Mientras estés del lado correcto de la clave, tú y yo no tendremos problemas.

Los ojos de Magnus se dirigieron de nuevo al cazador de sombras que en ese momento estaba mirándolo una vez más con un dejo de celos en su mirada azul al ver que la mano de la vampira estaba sobre su piel. El brujo había estado a punto de sonreír, pero sus labios se contrajeron en un grito de pánico mientras el chico demonio que su amado había estado combatiendo le asestaba un fuerte golpe a Alec en la cabeza, haciendo que el joven Lightwood cayera al piso en el mismo instante en el que Jace atravesaba al demonio con la espada y hacia que este se desvaneciera.

A Magnus no le importó nada más. No le importó que la jefa del clan de los vampiros seguía ahí, no le importaba que no estaba usando glamours. Sin poder contenerlo, gritó e nombre de Alec y corrió hacia donde el cuerpo de su novio yacía.

Izzy se hincó frente a su hermano, checando sus signos vitales mientras Magnus pedía al cielo que el chico estuviera vivo hasta que Izzy lo miró indicándole que Alec seguía con vida. Alec tenía varias heridas en el pecho, heridas que Magnus no pensó que tuviera además de la de la cabeza que estaba sangrando profusamente. Jace se unió a los demás luciendo terriblemente asustado.

-Asegúrate de que no haya más demonios aquí, yo me encargo de Alec- dijo Magnus con seguridad.

El rubio asintió y tomando a Clary de la mano desapareció una vez más entre la multitud. Magnus tomó a Alec en sus brazos y lo llevó al fondo del club que estaba menos concurrido seguido de cerca por Isabelle.

-Isabelle- dijo él en tono firme- dibuja un iratze.

Las manos de la chica estaban temblando y Magnus se sintió un poco culpable de haber usado un tono de voz un tanto rudo, pero Izzy pudo controlar el temblor para dibujar la runa en la piel de Alec. Magnus miró los efectos de la runa en Alec, pero a pesar de que el sangrado se había detenido, las runas tenían muy poco qué hacer en contra del veneno de demonio, el aroma del ichor junto con el de la piel quemada, así como la preocupación en Magnus hicieron que éste se sintiera enfermo. Había llegado la hora de usar la magia.

Flamas azules salieron de sus dedos sobre las heridas de Alec murmurando palabras incomprensibles a otros oídos que no fueran los de un brujo. Largos minutos pasaron antes de que el brujo pudiera notar que su magia tenía efecto en su amado.

-¿Cómo está?- dijo Jace después de un rato.

El chico había revisado todo el lugar comprobando que no había más demonios de los cuales preocuparse. Magnus seguía paseando sus dedos por el cuerpo de Alec ignorando la pregunta de Jace porque a decir verdad él no tenía una respuesta que darle. Las heridas del cazador de sombras eran graves y aunque Magnus era un brujo poderoso, no podía decir en qué momento el chico volvería en sí.

Eventualmente, Magnus se dio cuenta de que no había nada más que él pudiera hacer, solo esperar. Minutos después los parpados de Alec empezaron a moverse hasta que sus ojos se abrieron y les dedicó a todos una mirada desconcertada.

-¿Estás bien?- preguntó el brujo de forma ansiosa.

Alec no contestó en seguida. En lugar de eso, empezó a hacer esfuerzos por levantarse y aunque a Magnus le hubiera gustado pedirle que siguiera acostado, lo conocía mejor que eso, así que simplemente le ayudó a sentarse lo mejor que pudo y cuando Alec estuvo en aquella posición, el brujo tomo su cara entre sus manos, estudiando los ojos azules del muchacho en busca de una señal que le mostrara que su magia había tenido efecto después de todo.

-¿Estás bien?- volvió a preguntar Magnus mientras los ojos de Alec lo miraban fijamente.

-¿Quién demonios era esa chica vampiro con la que estabas hablando?- dijo el chico.

Magnus soltó un sonido que era mitad risa, mitad incredulidad. Solo Alec podía preguntar algo como eso después de sufrir una herida grave.

-Alexander está bien- dijo Magnus sonriendo y haciendo que los demás soltaran un suspiro aliviado.

La tensión se disipó seguida del alivio que fue palpable entre todos los demás. Alec se sentía mareado todavía pero Magnus no tenía dudas de que se pondría bien. El brujo ayudó al joven Lightwood a ponerse de pie y el muchacho se recargó en él para no perder el equilibrio. Magnus tuvo una pequeña conversación con Jace quien decidió que, ya que Alec estaba bien, él y las chicas se quedarían en el club para relajarse un rato y cerciorarse de que no hubiera más ataques de demonios. Después de eso, Magnus se despidió de Clary e Izzy y escoltó a Alec a la entrada del club.

-Espera…- dijo Alec, deteniéndose de repente en su camino hacia la salida- ¿No íbamos a quedarnos a bailar después de matar demonios?

Magnus lo miró con incredulidad.

-¿Qué tan fuerte te golpeaste la cabeza, Alexander?- dijo el brujo riéndose un poco.- En estos momentos no estás en tu mejor forma para bailar.

Alec miro a su novio un tanto confundido pero no discutió y dejó que Magnus lo guiara fuera del club y lo subiera a un taxi. Alec se acomodó en el pecho del brujo dejando que este acariciara su cabello oscuro, cerrando los ojos, rindiéndose ante el mareo que lo invitaba a dormir. El taxista miraba a la pareja repetidamente hasta que se atrevió a preguntar:

-Bebió demasiado ¿eh?- dijo el hombre tratando de iniciar una conversación con tono divertido.

-Algo así…- respondió Magnus y le devolvió la sonrisa al chófer del taxi.