¡Hola! Quiero decir que agradezco tanto sus reviews :3 Los amé. Es que, la verdad, no pensé que tendría, ya que esta es una pareja SUPER CRACK, y pos... Pensé eso :3

Me encanta sus reviews, saben que eso es lo que anima a uno a escribir.

Con todo cariño, les dejo ese bello capítulo :3 :3


¿Podríamos empezar una vida desde cero?

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Disclaimer: Naruto no me pertenece, su propiedad es de Masashi Kishimoto

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Espero que les guste.

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Caminaron, o más bien corrieron, durante casi toda la madrugada. Cuando dieron las cinco, que ellos sabían que era lo más cercano a que los empezarían a buscar, decidieron ocultarse en una cueva. Itachi, hizo buen uso de su sharingan y creó una trampa de Genjutsu para poder estar más seguros.

—¿Crees que fue mala idea? —preguntó Itachi mientras colocaba la bolsa para dormir.

—Nuestros padres no nos dejaran estar juntos mientras sigamos en la aldea ¿Por qué? ¿Ya te arrepentiste?

—No—se acostaron juntos. Hana apoyó su cabeza en el pecho de su novio. —Es sólo que… Me preocupa que te arrepientas…

—No lo haré, Itachi. Te amo y estaré dispuesta a seguirte hasta el fin de los tiempos. Si hay algo que me gusta de mi clan, es que escogemos una pareja para toda la vida ¿Por qué crees que mamá no consiguió otro marido después de papá? Pretendientes no le faltaban. —Itachi rio y besó la cabeza de su novia.

—¿Tuviste algún contratiempo al escapar?

—Kuromaru… Pero sólo me dio un discurso paterno. —el chico soltó una risita— ¿Y tú?

—Shisui… Es como un hermano mayor para mí… Pero entendió todo, él dice que muchas veces el clan tiene reglas muy absurdas.

—Mmm… Nuestros padres no entienden mucho las cosas… —Hana ahogó un bostezo

—Durmamos. ¿Qué te parece si hacemos esto? Dormir de día y viajar de noche.

—Me parece perfecto…


Tsume fue la primera en levantarse. Aún estaba furiosa y sabía que Hana también lo estaría. Salió de su habitación evitando despertar a su compañero que dormitaba, como siempre, fuera de su puerta.

—Hana. —Tocó la puerta de la habitación, no recibió respuesta. —Hana, levántate. —seguía sin recibir respuesta. Eso provocó que Tsume gruñera. —Maldita sea, Hana Inuzuka, deja ese berrinche infantil y sal de la habitación. —abrió la puerta con brusquedad y encontró una habitación vacía. Frunció el ceño y bajó, olfateando, tratando de encontrar el aroma de su hija. —¿Hana? —un temblor apareció en su voz, uno que no le gustaba que apareciera, ella era una mujer sumamente fuerte y no se podía derrumbar con nada. Buscó en cada habitación del cuarto, levantó a Kiba y le gritó que la ayudara, sin embargo, no pudieron encontrar un aroma presente de Hana, todos eran viejos.

—Mamá—llamó Kiba. Tsume lo miró y notó que su hijo acababa de tomar un papel sobre la mesita. —Es para ti. —Tsume tomó el papel y lo olió.

Era de Hana. Lo abrió.

Mamá:

Sé que me odiarás por esto, pero no tenía de otra.

Itachi y yo escapamos, juntos, porque nos amamos. Porque nuestro amor es muy intenso y queremos evitar una guerra contra clanes. Lo siento, mamá. Alguna vez las madres deben destetar a sus pequeños ¿No? Tal vez, creas que es demasiado pronto, pero quería hacerlo. No puedes decidir sobre mi vida, es mía y tengo que vivirla yo.

Tal vez creas que es demasiado loco, pero la idea fue de ambos. No sé en dónde viviremos, pero créeme, no pasaremos necesidad.

Te amo, mamá. Te amo demasiado y espero que no me odies por esto. Dile a Kiba que lo amo también.

No se cuando volveré, cuando volveremos. ¿Quién sabe siquiera si lo haremos?

Por favor, no crees una guerra sin sentido entre clanes, nos fuimos justamente para evitarlas…

Adiós, mamá.

Con amor:

Hana.

—¿Mamá, estas bien? —La Inuzuka mayor se secó las pocas lágrimas que habían logrado salir y, sin importar que estuviese en pijama, salió de su casa, con su hijo detrás de ella.

Llegó al recinto de los Uchiha y tocó bruscamente la puerta de la casa principal. Mikoto abrió la puerta, en su cara se denotaba la preocupación.

—¿Están buscando a Itachi? —preguntó Tsume y Mikoto la miró sorprendida. La Inuzuka entró sin ser invitada y se acercó a la sala, en donde Fugaku hacia unas llamadas. —Somos un asco de padres, Fugaku—dijo Tsume, el Uchiha frunció el ceño y colgó su llamada.

—¿Le hiciste algo a Itachi, Tsume? —la Inuzuka le extendió la nota y Fugaku la leyó en voz alta. Sasuke y Kiba estaban también ahí. Después de terminada la nota Fugaku tenía el ceño fruncido.

—¡Todo es su maldita culpa, Uchihas! —exclamó Kiba dándole un empujón a Sasuke. El niño de once años activó su sharingan. —Por culpa de tu estúpido hermano mi hermana escapó.

—más bien es culpa de tu hermana, Inuzuka. —dijo Sasuke acercándose peligrosamente a Kiba.

—Ya basta—dijeron los padres. Mikoto tomó a Sasuke de hombro con una mirada furiosa y Tsume a Kiba también, con una mirada furiosa.

—Hay que hablar con Minato—dijo Mikoto.

—¿Para qué? —dijo Fugaku —Ellos se fueron por su propia voluntad.

—Fugaku, ellos entran como renegados, no importa si hacen algo malo, son renegados y los cazarán.

—Hana fue inteligente —dijo Tsume—No sólo ocultó su rastro y el de los perros, también ocultó el rastro de tu hijo. —las familias salieron de la residencia Uchiha.

—¿Irás así, Tsume? —preguntó Mikoto, la Inuzuka se miró dándose cuenta que aún estaba en pijama. Se encogió de hombros.

—Da lo mismo. —Iban a empezar a correr cuando un ladrido los detuvo. Kuromaru apareció corriendo hacia su compañera.

—¿Qué pasó, Tsume? —preguntó el lobo.

—Hana escapó.

—Lo sé, la vi yéndose. —la mujer se detuvo y enfrentó a su compañero.

—¿Y por qué mierda no la detuviste?

—fue su decisión, no iba a meterme en eso. —Tsume le gruñó a su compañero y siguieron corriendo hasta la torre Hokage, en donde Minato acababa de llegar.

—¡Tsume! ¡Fugaku! ¡Mikoto! ¿Qué los trae por aquí? —Fugaku colocó la nota de Hana enfrente del Hokage

—Nuestros hijos han escapado, juntos—dijo el Uchiha. El Yondaime leyó la nota.

—Escaparon porque se amaban…

—No entran como renegados ¿Verdad? —la lástima apareció en los ojos azules del Hokage.

—claro que sí, se fueron de la aldea sin permiso… Pero no se preocupen, los ANBU no los cazarán, ya que, no son criminales y no entraran en el libro bingo… eso sí, no podrán volver a la aldea. —Eso les rompió el corazón. No volverían a ver a sus hijos. —Si quieren puedo mandar un escuadrón de búsqueda. Si los encuentran ahora, podrán volver.

—No—dijo Tsume sorprendiendo a los Uchiha y a su hijo menor. —Por nuestra culpa ellos escaparon. Hana me escribió que me amaba y prefiero que se vaya amándome a que vuelva odiándome. Es su decisión.

—Solo tienen 16 años, Tsume—dijo Mikoto—son sólo unos niños.

—Ella tiene razón, Mikoto—dijo Fugaku —No podremos hacer algo.

—¡Claro que podremos! —exclamó la Uchiha— ¿Qué es lo que ellos quieren? ¡estar juntos! ¡Dejémoslos estar juntos, pero aquí, en la aldea! ¿No creen que es mejor? —Ellos la miraron y el Hokage entendió.

—Mandaré a un equipo en su búsqueda. Les daré un mes, si ellos no vuelven… Se tacharán de renegados y no podrán volver a la aldea. —Las dos familias asintieron.


Itachi fue el que escuchó los pasos acercarse y abrazó a Hana fuertemente. La chica lo miró y entendió, al ver sus oscuros ojos, que debía permanecer callada.

Vieron sombras, pero así como llegaron, se fueron.

—Muero de hambre—dijo Hana. Sacaron la poca comida que habían traído en sus mochilas. Hana sólo comió una manzana mientras le dejaba unas croquetas a sus perros. Itachi miró a su novia enarcando la ceja.

—¿Sólo trajiste una manzana para comer?

—Es que no cabía más, tenía que meter su comida. —el muchacho ya tenía previsto esto, sabía que Hana ponía primero la vida de sus compañeros a la suya. Así, que le ofreció otra fruta que la chica comió con mucho gusto.

Como ya habían dormido bastante, se quedaron hablando mientras esperaban a que anocheciera. Se besaron muchas veces y se abrazaban otras cuantas. Cuando anocheció decidieron salir y seguir su camino. Encontraron un manantial cercano y decidieron refrescarse un rato, luego siguieron su camino.

—¿Has pensado en donde nos quedaremos? —dijo Hana extendiendo el mapa, encendiendo una linterna y colocándosela en la boca para poder sostenerla.

—Hay una aldea cerca, casi llegando a la frontera con el pais de la roca. Estamos a dos días de ella. —Itachi le quitó la linterna de la boca a su novia, ésta sonrió. —Justo aquí. —le señaló y Hana asintió.


—Lo siento, Tsume. No los han encontrado. —dijo Minato

—Pero los seguirán buscando ¿Verdad? —el Hokage asintió.

—Claro, no te preocupes. Nuestra búsqueda no parará, pero recuerda, si en un mes no los encontramos o ellos no vuelven… No podrán volver a la aldea. —la Inuzuka asintió.


Apenas pasado un día, tan sólo un día, de que Hana e Itachi se fueran, la tensión se empezaba a presenciar.

En la Academia, tanto Sasuke y Kiba no podían ni verse. Kiba soltaba gruñidos de odio al ver al Uchiha y éste, muchas veces, activaba su sharingan amenazando al Inuzuka.

—¿Escuchaste el rumor? —le dijo Ino a Sakura.

—¿Cuál? —preguntó la pelirrosa.

—¿No te das cuenta que ahora Kiba y Sasuke-kun no pueden ni verse?

—Tienes razón… Sasuke-kun no es muy grosero con las personas, a quien más molesta es a Naruto, pero son amigos. Pero desde ayer Kiba y Sasuke se tienen un odio.

—Yo se la razón.

—¡Dímela!

—Hana-chan escapó de la aldea con Itachi-kun.

—¡¿QUÉ?! —Exclamó Sakura sorprendida, por suerte, estaban solas en el patio y nadie las escuchaba.

—Sí, también dicen que es posible que esté embarazada, por eso escaparon, querían evitar un enfrentamiento entre sus clanes.

—Así que Kiba culpa a Itachi-kun el que Hana-chan escapara, y como no puede desquitarse con él, lo hace con Sasuke-kun.

—Y los mismo pasa con Sasuke-kun. —Las chicas se quedaron un momento pensativas.

—Creo que lo que hicieron Hana-chan e Itachi-kun fue muy valiente —dijo Sakura. —Ellos no son traidores, ya que lo hacen por amor y no planean algo en contra de la aldea. —Ino asintió, totalmente de acuerdo.

—el odio que se tienen Kiba y Sasuke-kun se acabará pronto, créeme. —ellas se sonrieron.


Llegaron casi al amanecer. Lo primero que hicieron fue comprar comida con lo que les quedaba de dinero. Desayunaron y se dispusieron a buscar en donde vivir.

Era una aldea preciosa, se notaba que era muy rica. Tenía unos increíbles prados verdes y llenos de flores. La aldea pertenecía al país de la flores, quedaba cerca a la frontera del país de la roca, ya alejados de la aldea de la Hoja.

—Es que no sé… —dijo la mujer del edificio, había un letrero que decía que había habitaciones disponibles. —Sólo tienen 16 años, una pareja muy joven. —negó la cabeza. —No, lo siento. No estoy dispuesta a darle un apartamento a una pareja que no está casada… —Miró a los perros. —Además, aquí no aceptamos mascotas. —Y les cerró la puerta en la cara.

—Ellos no son mascotas, vieja de… —Itachi tapó la boca de su novia y ésta le frunció el ceño, pero luego se relajó.

—Esta es una aldea grande. —La tomó de la mano—No te preocupes, conseguiremos en donde vivir.

—Si encontramos en donde vivir, haré unos panfletos para mi veterinaria. Por suerte se bastante de eso y podré hacer lo básico. Así tendremos algo de dinero. —Itachi le sonrió y le apretó la mano.

—Yo aún no se que puedo buscar de trabajo, pero algo se me ocurrirá. —Se sonrieron.

Visitaron casi toda la aldea en un día, y casi en la noche fue que, afortunadamente, encontraron en donde vivir.

La anciana los miró, estaban agotados y hambrientos y ella se compadeció de ellos.

—Pasen—les dijo. La anciana era propietaria de un conjunto de casas, no eran lujosas, pero eso era lo que menos les importaba. La anciana los guio a la cual sería la casa que les arrendaría. Les explicó cuanto dinero mensual pedía y se marchó, dejándolos solos.

Hana miró a Itachi y se sonrieron. Ella saltó a sus brazos y se besaron, ahora, podrían rehacer una nueva vida en aquella aldea.


Mes y medio después.

Hana e Itachi se pudieron establecer con gran facilidad. Hana abrió una veterinaria en la casa y recibía constantemente clientes. Itachi habló con el Daimyō de ese país y éste, al escuchar su apellido y saber sobre las habilidades que los Uchiha poseían lo contrató enseguida como su guardaespaldas. Era un trabajo duro, pero tenía una buena paga. Pronto, gracias a lo que los dos ganaban, pudieron empezar a comprar algunas cosas para su casa.

Había noches en que Itachi llegaba agotado, sólo deseaba dormir. Hana, ya que la veterinaria quedaba en casa, hacia un intento de cocinar. Ella siempre, con una sonrisa, le entregaba un plato de comida, siempre sucia de lo que había preparado. Hana no era muy buena cocinando, y al principio, la comida o sabía mal o quedaba cruda, pero Itachi, que ya sabía cocinar bien, cocinaba para los dos. Con debida práctica, pronto Hana aprendió con facilidad y, muchas veces, cocinaba ella. Se ponían turnos para hacer los quehaceres.

En las noches, muchas veces dormían, pero la mayoría de veces, hacían el amor primero. Al parecer, el estar viviendo solos ya les daba la privacidad suficiente para su intimidad.

Estaban viviendo una buena vida, para ser solamente dos adolescentes de 16 años.

Esa mañana, Hana había despedido a Itachi y se había ido directo al hospital maldiciendo en el camino a Kuromaru ¿Por qué sería que el animal le había metido esa idea en la cabeza? Ella no estaba embarazada… Claro que no.

Se hizo la prueba, con mucho temor. Cuando recibió los resultados le provocaron ganas de llorar.

—Oh cariño, no llores. —le dijo la doctora acariciándole el brazo. —un bebé nunca es un error.

—Sólo tenemos 16 años. Además, apenas nos instalamos.

—Sí, pero están viviendo juntos. Creo que sabían que algo así podría pasar. —Hana se mordió el labio. —Esto no te sorprendió mucho ¿Eh, Hana? Me dijiste que apenas sentiste los síntomas lo sospechaste.

—Las mujeres de mi clan somos sumamente fértiles. —dijo Hana—Nuestra primera vez no usamos protección… De hecho, no hemos usado protección nunca… Antes de irme de mi casa, el compañero de mi madre me lo dijo "Ahora no estás embarazada, pero no estarás." ¿Le digo algo? Pensé que tal vez se equivocaría.

—¿El compañero de tu madre? ¿Hablas de su esposo? ¿Y tu papá?

—No, mi papá no vive con nosotros, mi mamá no tiene otro esposo. Estaba hablando del compañero canino de mi madre, es un lobo que tiene la habilidad de hablar… —Hana se secó las lágrimas que habían empezado a salir. —No puedo creer que esté embarazada…

—Créelo, cariño. Hay una hermosa criatura, producto de tu amor con tu novio, creciendo en tu vientre. Sé, con toda mi alma, que lo harás feliz con la noticia.

—¿Usted creé? —la doctora asintió y le guiñó el ojo, Hana le sonrió.


Ya caída la noche, Itachi entró a su casa y se encontró a Hana sentada en el suelo, frente a la mesa. La comida estaba servida y ella tenía la mirada perdida. Sus Niken, descansaban protectoramente su cabeza sobre el regazo de su dueña.

—Hana—dijo el chico sonriendo, se acercó a su novia y le tocó la frente con el índice y el medio, luego le dio un beso en los labios. —pensé que yo cocinaría hoy.

—Quise hacerlo yo—dijo la chica con la voz baja. Itachi se sentó y empezó a comer.

—¿Pasa algo? —Hana miró esos hermosos ojos oscuros, llenos de preocupación por ella… Y eso la derrumbó. Se cubrió la cara con las manos y empezó a llorar. Itachi se preocupó. Hana odiaba llorar. —Hana, por favor ¿Qué pasa? —el Uchiha tocó el brazo de su novia. Hana lo miró y se secó las lágrimas. Tomó una hoja de papel que había detrás de ella y se la dio a su novio. El chico, extrañado, la abrió y empezó a leerla. Su rostro cambió, de la confusión a la sorpresa, y después a la ilusión. Sus ojos oscuros brillaban. Rodeó la mesita y se acercó a Hana.

—Ita… —Y la besó. Le dio un largo y jugoso beso en los labios que Hana disfrutó de una buena manera.

—Estás embarazada… —dijo Itachi sonriéndole. Unas cuantas lagrimillas aparecían al borde de sus ojos.

—Sí, vamos a ser padres.

—Lo sé… —Y ambos soltaron unas risitas—Es la mejor noticia que me han dado.

—No te molesta…

—¿Por qué habría de hacerlo? —le dio un beso en la frente y la juntó a la suya.

—Solo tenemos 16…

—Pero ya vivimos juntos y solos ¿No crees? —Hana soltó una risita.

—Sí—la Inuzuka se acarició el vientre, Itachi la secundó.


Con el paso de los meses, el vientre de Hana empezaba a notarse más. Sus Niken se colocaron más protectores con ella, ya que sentían que su compañera estaba más vulnerable en ese estado. Itachi también estaba bastante protector y cada vez que llegaba de trabajar solía sentarse a hablar con su pequeño en el vientre de su madre.

Hana se daba cuenta que, a pesar de su juventud, podría ser una buena madre.

El rumor se extendió por la aldea, el guardaespaldas del Daimyō y la veterinaria local, de tan sólo 16 años iban a ser padres, muchos se escandalizaron.

Ese día, Hana decidió cerrar temprano la veterinaria e ir al mercado a hacer las compras de la cena de esa noche. Tal vez, comer unos dangos que el bebé le pedía.

El vientre de ya siete meses le pesaba un poco, y Hana tuvo que comprarse ropa un poco más grande para que le pudiese entrar. Se acarició el vientre mientras escogía los tomates. Los Niken vagaban por sus pies, olfateando todo y gruñendo un poco.

—Vaya que crece ese vientre, Hana—le dijo la mujer que la atendía, conocía bastante a la adolescente ya que, ésta venía a comprarle bastante.

—Gracias—le dijo Hana dándole una sonrisa y acariciándose el vientre.

—¿Y sabes que es?

—No se deja ver. Yo quiero que sea niña, pero Itachi quiere que sea niño. —escuchó unas risitas detrás de ella y se giró para ver a unas mujeres mirándola por encima del hombro. Hana se mordió el labio y bajó la mirada.

—No les prestes atención, querida—dijo la mujer—Ser madre joven no es nada malo. Sólo son unas mujeres que no aceptan la realidad.

—Gracias, supongo. —la mujer la miró y luego, miró a las otras mujeres.

—¡Oigan, ustedes! —les gritó—dejen de burlarse de ella sólo porque es mamá joven. ¡Apuesto que no es una mantenida como ustedes! ¡Ella tiene su propio negocio, así que cierren el jodido pico! —las mujeres enarcaron una ceja y fruncieron el ceño. Hana soltó una risita cuando se alejaron.

—Perdió dos clientes…

—Nah, sólo son dos, no me preocupa. —le extendió la bolsa a Hana. —Ahora ve a casa.

—Iré al restaurante de Dangos…

—Mmm… Antojos, te comprendo. Adiós, cariño. —Hana le sonrió y le hizo una pequeña reverencia de respeto. Tomó la bolsa y, aún con la sonrisa, salió de la tienda con sus Niken detrás de ella.


El parto, definitivamente fue la cosa más complicada del embarazo. Itachi creía que su mano se estaba rompiendo y Hana, mientras pujaba, soltaba los más grandes insultos dichos en la vida, el joven, nunca había sido insultado de esa forma.

—No se preocupe. —le dijo la doctora. —Todas son así, ya se le pasará. —Hana soltó un último grito y luego se derrumbó en la cama, sonrió cuando escuchó el llanto. Itachi estaba hipnotizado mientras las doctoras limpiaban a pequeña criatura. —Es un niño. —dijo la doctora cortando el cordón y entregándoselo a la joven madre, que recibió a su bebé con un gran entusiasmo.

—Es tan hermoso—dijo soltando algunas lágrimas. El pequeño tenía el cabello oscuro, y en sus mejillas se podían notar las marcas del clan Inuzuka. Itachi se acercó a Hana y la besó. Se sintió el hombre más feliz del planeta. —¿Estás llorando, Uchiha?

—Sí—dijo el muchacho secándose las lágrimas. Es que ¿Cómo no llorar? Era perfecto, totalmente perfecto ese niño. Y solamente verlo, ya calmado en brazos de su madre lo hizo sentir completo.

Itachi cargó por primera vez a su hijo por petición de Hana, pues éste, temía hacerle daño. Le dio un beso en la frente y después, cuando lo entregó a su madre, tocó su delicada frente con su dedo índice y medio.

Ya ansiaba volver a su hogar con su pequeña familia.


Nota: ¡Segundo capítulo terminado! ¿Recuerdan que les dije que sería un Two-shot? Pues... Se alargó un poco y será Three-shot, enserio, sólo tres capítulos.

¿Que les pareció? Tal vez, si, algunos personajes se vean un poco Ooc ¡PERO ES UN SEMI AU! Aquí no hay una guerra persiguiendo, un Itachi "traidor" y todo eso... Lo siento si les molesta...

Espero que les haya gustado el capítulo :3 Yo lo amé :3

Espero que me dejen un reiew diciendo que les pareció :3 :3