Hellooooooo~~~~~ Notas de la traductora al final.

Declaimer: Haikyuu es propiedad de Furudate-solo-quiero-ver-al-mundo-arder. Y hacemos esto sin fines de lucro.

Declaimer 2: La serio Stupid Boys Talking and Maybe Some Smut y este fic,son propiedad de lamente e imaginacion de Smokey310. Podran encontrar un link a la historia original, a su perfil y al fanart de esta historia en mi perfil.

Este fic esta beteado por: Zakki. Gracias a ella ustedes no tiene que leer mis cochinadas nivel troll. Te adoro por esto~


El niño con el pijama de Superman.


Summary:

Oikawa estaba parado ahí, sometido por aproximadamente un millón de niños.

—¡Por favor! —le rogó a Kageyama, quien lucía reticente— ¡Sólo toma dos o cinco!

—Sólo hay cuatro de ellos —dijo Kageyama, contando lentamente a los niños para asegurarse de que no omitió a ninguno—, puedes lidiar con cuatro. Te he visto con más.

Tsukishima aclaró su garganta para llamar la atención de ambos.

—Hola —dijo—, ¿es realmente necesario llevar acabo un círculo de tráfico de niños frente a mi puerta?

...•••...

Entonces, tengan otro de mis one shot crack sin trama... De alguna manera estoy gastando todo mi conteo de palabras NaNoWriMo* en estas cosas. Los nuevos lectores deben de ser advertidos de que esto es parte de una serie, lo que significa que incluso a pesar de que puedes leerlo individualmente, algunas cosas no tendrán mucho sentido. Pero para empezar esta historia tampoco tienen mucho sentido. También, el KageHina y el IwaOi solo son secundarios y no juegan ningún papel importante... Así que aún no sabía cómo etiquetarlo... Lo siento

Ndt: *Es una abreviación de cuatro palabras, de las cuales solo entendí las últimas dos Writer Mode= Modo de Escritora. Las dos primeras podrían significar cualquier cosa...


...•••...


Bokuto no habría clasificado a sus vecinos del edificio como personas particularmente tranquilas. Siempre se quejaban de las lavadoras, del ruido al interior de los departamentos, la limpieza del pasillo, el ruido en el pasillo y también el ruido que había desde la puerta de entrada en todas las otras direcciones. Pero había una cosa en la que todos los residentes del bloque estaban de acuerdo: El ático era el cuarto de fiestas y el que quisiera poner algo ahí estaría de acuerdo en que había una ley no escrita de que eso se convertiría en parte del mobiliario del cuarto de fiestas.

Bokuto estaba absolutamente encantado con ese lugar. Estaba lleno de escondrijos y tenía como un millón de habitaciones separadas con sillones abandonados, mesas de café, sillas de bar y en un caso notable una cebra de peluche entera. Había descubierto una nueva habitación cada vez que había estado ahí y por ahora estaba convencido de que era mágico.

Así que estuvo más que encantado cuando recibió una invitación para le fiesta de cumpleaños del compañero de departamento de Tsukishima, que tendría lugar ahí.

—¡Esto es increíble! —le explicó con entusiasmo a un Tsukishima que lucía molesto—. No hemos estado ahí en años. Nadie me ha invitado a sus fiestas desde que accidentalmente exploté la máquina de palomitas. Quiero decir, no es mi culpa que esa cosa fuera tan vieja como las pelotas.

—Le pusiste azúcar y eso causó el fuego, así de simple.

—¡Pero quería palomitas caramelizadas!

—No siempre obtenemos lo que queremos en esta vida, Bokuto. Por ejemplo, yo quería una simple y estable relación con al menos un tipo moderadamente guapo y lo que obtuve en cambio, ¡es esto! —hizo un gesto hacia donde estaba Kuroo acostado en el sofá, probando cuántos caramelos podía meter a su boca simultáneamente. Bokuto realmente no entendió a qué se refería.

—¿Y en lugar de eso tienes a un candente chico que de un modo vergonzoso se desparrama sobre el sofá mientras chupa caramelos?

Kuroo le envió un choque de palmas en el aire.

—No, en lugar de eso tengo a un tipo que toma los dulces de Halloween de los niños y holgazanea todo el día, mientras se rellena a sí mismo como un botín.

—Gos objtughee de ga sobgrinha de Ogawath —dijo Kuroo.

—¿Qué?

—Los obtuve de la sobrina de Oikawa —tradujo Akaashi desde la cocina.

—Oh —dijo Bokuto, ya emocionándose—, ¿Mitsu de visita? ¿Cómo es que yo no obtuve ningún dulce?

Kuroo sacó dos paletas de su boca y las agitó hacia Bokuto.

—De hecho ella dijo que te diera estas a ti. ¿Aún las quieres?

—¡Sí! —dijo Bokuto y Tsukishima observó como fue a tomar las paletas, sin dudarlo ni un solo segundo.

—Esto es repugnante.

—He tenido cosas peores en la boca —Bokuto sonrió burlonamente, justo cuando Akaashi entraba en la habitación con el ceño fruncido y un plato lleno de muffins.

—Me he ido por dos minutos y esta conversación ya pasó a cosas pervertidas —se quejó, mandándole a Tsukishima, de entre todas las personas, una mirada de desaprobación—. Pensé que los tenías bajo control.

—No soy su niñera.

—Pensé que podía contar contigo —dijo Akaashi y silenció la protesta de Tsukishima metiéndole a la fuerza un muffin hasta la garganta—. Dime si es comestible.

—¡Oye, no uses a mi novio como un conejillo de indias para tu comida envenenada! —se quejó Kuroo; él sintió que tenía que decir algo, porque Tsukishima en ese momento se estaba ahogando con un muffin demasiado caliente y parecía que quería quejarse un montón.

—Tú y Bokuto, ambos tienen las bocas llenas, así que tenía que ser él. Además, no me puedo confiar de sus juicios. A ti te gusta comer plátanos envueltos en tocino y Bokuto piensa que los Froot Loops molidos se pueden usar como condimento.

—Jódete, lo tomé de un programa de cocina y ¡es un manjar!

—¡Yo también tomé el mío de un programa de televisión! —insistió Bokuto, pero Akaashi no estaba interesado en sus reclamos.

En cambio, se centró en Tsukishima, quien finalmente había tosido las últimas migajas y lo miraba con ojos llorosos.

—Sobreviví —dijo—, así que supongo que estará bien si los llevas a la fiesta.

—Vamos a esperar otras dos horas; tal vez es un veneno lento —dijo Kuroo y Akaashi le lanzó una mirada, claramente molesto de que sus habilidades culinarias fueran marcadas en algún punto como venenosas, a pesar de que no era realmente malo en ello.

Al menos él estaba completamente seguro de que la vez que Bokuto vomitó durante tres días seguidos se debió a su experimento con batidos de huevo crudo y no tuvo nada que ver con los rollos de salmón de Akaashi.

—De cualquier manera —dijo Tsukishima, recuperando finalmente la compostura—, todos ustedes tienen que prometerme que no quemarán la casa o personalmente voy a llamar a un guardia para mantenerlos afuera.

Kuroo parecía herido de haber sido incluido, pero Akaashi sólo fue a sentarse al lado de su novio y le dio una palmadita a sus bíceps.

—Que venga —dijo orgullosamente y Bokuto le sonrió radiantemente.

—¡Está bien! ¡Un gorila (1) no puede mantenerme fuera! —gritó Bokuto mientras levantaba a Akaashi como si pesara menos que una pluma.

Tsukishima sólo rodó sus ojos mientras ellos se echaban sobre el sillón, sobre el que Kuroo aún estaba tumbado, y procedieron a hacer el gran espectáculo de succionarse la cara el uno al otro.

—¡Ustedes dos son asquerosos! —concordó Kuroo mientras trataba de alejar a esos dos de sus pies— ¡Vayan a fajar a su propio departamento!

—Puedes unirte a nosotros, si tantos son tus celos —sugirió Bokuto.

—Mi novio literalmente está parado justo al lado de nosotros.

—También puede unirse —murmuró Akaashi contra los labios de Bokuto.

—No gracias —dijo Tsukishima secamente—, voy a vomitar —él tomó otro muffin en su camino hacia la salida—. Esto probablemente ayudará.

—¡No me dejes solo con ellos! —gritó Kuroo, pero Tsukishima ya había cerrado la puerta y estaba parado en el pasillo, rápidamente envuelto en otro tipo de drama.

Oikawa estaba parado ahí, sometido por aproximadamente un millón de niños.

—¡Por favor! —le rogó a Kageyama, quien lucía reticente— ¡Sólo toma dos o cinco!

—Sólo hay cuatro de ellos —dijo Kageyama, contando lentamente a los niños para asegurarse de que no omitió a ninguno—, puedes lidiar con cuatro. Te he visto con más.

Tsukishima aclaró su garganta para llamar la atención de ambos.

—Hola —dijo—, ¿es realmente necesario llevar acabo un círculo de tráfico de niños frente a mi puerta?

Oikawa rápidamente puso en su rostro una falsa y amplia sonrisa.

—Hey, Tsukiyama.

—Mi nombre es Tsukishima.

—Por supuesto, eso es lo que dije. Digamos que, tú no dejarías que amorosos, lindos y pequeños niños como estos... —hizo un gesto hacia la chica y los tres niños colgando del borde de su playera, todos ellos manchados con chocolate de la cabeza a los pies—. Quiero decir, seguro que lo harías, luces como el tipo de persona que ama a los niños.

—Ya estoy cuidando a dos, así que no tengo tiempo para más —dijo Tsukishima—. Sin embargo, tengo que admitir que los tuyos lucen más entrenados (2).

—Eso fue una broma —explicó Kageyama y Oikawa gruñó.

—¡La entendí, idiota!

—De todos modos, ¿de dónde sacaste a esos niños?

—Bueno, mi hermana sigue escupiendo uno tras otro y se deshace de ellos conmigo.

—Sólo dile que no —dijo Kageyama—, no es tan difícil.

—¡Tobio-chan! ¡Mírame a los ojos!

Ni Tsukishima ni Kageyama lucían impresionados con el espectáculo de Oikawa parpadeando con sus ojos de cachorro, ni siquiera cuando los niños se unieron a su tío.

—Todo el mundo en la familia Oikawa la tiene; incluso mi hermana. ¿Cómo pueden decirle que no a eso?

—No —dijeron Tsukishima y Kageyama al mismo tiempo y Oikawa finalmente se resignó.

—Ustedes dos son horribles, personas insensibles —les acusó.

—Sí —dijeron Tsukishima y Kagayama, nuevamente al mismo tiempo.

Oikawa ya se estaba alejando con pisotones enojados y los niños a cuesta. Tsukishima lo observó subir las escaleras para buscar en el tercer piso a otra víctima de su mirada-de-vaca-parpadeando para que adoptara espontáneamente a cuatro niños y se preguntó por qué Oikawa tenía que deshacerse de esos niños tan repentinamente.

—Iwaizumi recién anunció que volvería de Australia dos meses antes —explicó Kageyama como si hubiera estado leyendo sus pensamientos—, llegará más tarde esta noche. Ellos no se han visto por... ¿tres años? Creo.

—Ya veo —dijo Tsukishima—. Bueno, si ves a Yamaguchi vagando por ahí, dile que estaremos listos en una hora —se detuvo por un momento, antes de entregarle a Kageyama el muffin caliente al que aún se aferraba.

Si tenía suerte, estaría envenenado. Kageyama tomó el muffin con una expresión indescifrable en el rostro.

—Gracias.

Tsukishima le hizo un gesto de despedida y como tenía miedo a meterse en más drama, simplemente se dio la vuelta y volvió a entrar en su propio departamento. Tres cabezas voltearon en su dirección tan pronto como entró. Todavía seguían acostados en el sofá, pero de alguna manera Kuroo ahora estaba en medio de los dos. Al principio parecía como si hubieran sido capaces de hacer que se uniera a ellos, luego Tsukishima se dio cuenta de que sólo intentaban alimentarlo a la fuerza con un muffin.

—¡Ashúdame! —gritó Kuroo.

—¿Por qué? —dijo Tsukishima—. Puedes poner cinco paletas en tu boca, así que no te ahogarás con eso.

—Nadie tiene permitido criticar mis habilidades culinarias sin probarlas primero —dijo Akaashi—, ¡ahora trágalo!

—¡Me rehúso! —contestó Kuroo, escupiendo hacia Akaashi con la boca llena de migajas.

Bokuto aún lo sostenía por detrás, y no tuvo nada que añadir más que sus estridentes carcajadas. Tsukishima ponderó aventurarse de nuevo al pasillo, pero ahí aún estaba Oikawa acechando los alrededores con su horda de niños, por lo que se acercó al sofá y se apretó a sí mismo entre Akaashi y el reposa brazos. A él realmente ya no le importaba el contacto físico tan cercano; no con esas tres personas empalagosas alrededor todo el tiempo.

—Sólo admite que son ricos —le dijo a Kuroo—, ya sé que te comerás el 70% de ellos cuando nadie te esté mirando.

Kuroo finalmente se había rendido y tragado el muffin de un solo bocado.

—¿Cuál es el punto de hacerlo cuando nadie esté mirando, si tengo que admitir que son buenos? —lloriqueó—. Sólo quería tener algo con lo cual tomarle el pelo a Akaashi. Él es tan malditamente perfecto.

—Claro que lo es, él es mi novio, después de todo —proclamó Bokuto orgullosamente.

—Sólo porque estén ricos no significa que no estén envenenados —dijo Tsukishima, ganándose un codazo en las costillas.

—Los estaba haciendo para tu compañero, porque tú eres demasiado 'genial' para cocinar —Akaashi lo estaba mirando fijamente, pero Tsukishima nunca fue lo suficientemente 'genial' para un concurso de miradas así que sólo le sonrió de vuelta—. Está bien —dijo. Él ya sabía que iba a perder—. Haré que me lo agradezcas tarde o temprano. Ya verás.

—Vagamente amenazante... —Kuroo sonrió con burla— suena sexy.

—No lo es —dijo Tsukishima—, acabo de avisar que estaremos listos en una hora, así que si no desean ser vistos en la fiesta con el aspecto de tres perdedores con migajas y…—tuvo que entrecerrar los ojos para reconocer el objeto pegado en el cabello de Bokuto— paletas sobre ustedes, deberían ir a alistarse ahora.

Sorprendentemente, por una vez no hicieron oídos sordos a sus palabras. En realidad se las arreglaron para desenredarse los unos de los otros, y Kuroo de alguna manera robó dos muffins más antes de que alguien lo notara y sólo diez minutos más tarde Tsukishima fue capaz de correrlos de su departamento con la última advertencia de no adoptar a ningún niño durante su camino hacia sus departamentos.

Él mismo no tenía que limpiarse demasiado, gracias a Dios, lo cual lo dejó con al menos una media hora de silencio. La utilizó para pegar pequeñas velas en cada uno de los muffins de Akaashi y luego envió un mensaje a Yachi para ver si ya había acabado con la decoración del ático. No es que necesitara una gran cantidad de decoración, porque simplemente se perdería entre todas las cosas que alguno de los residentes había dejado ahí. Yachi había insistido en hacerlo de todas maneras, porque al parecer ella aún estaba convencida de que Yamaguchi se daría cuenta de su sentimientos por él si ella hacía cualquier cosa y de todo tipo, excepto decírselo en voz alta.

Al parecer ya lo había hecho e incluso algunas personas ya se habían presentado, así que Tsukishima decidió que ya era hora de ir por sus amigos, seguro de que iba a necesitar otros diez minutos para recoger a cada uno de ellos. Estaba en lo correcto.

—¿Qué, en el nombre de Dios, le pasó a tu cabello? —fueron sus primeras palabras cuando Kuroo abrió la puerta.

—¡Lo sé! —Kuroo tenía una ligera mirada de pánico en su rostro—. No sé qué hacer. Accidentalmente usé el champú de Kenma y...

—Bueno, no podemos ir así —decidió Tsukishima—. Nadie va a reconocerte.

El cabello de Kuroo de hecho era simétrico. En realidad, lucía de la manera en la que su peluquero siempre pretendía que se viera. Era una atrocidad.

—No creo que nunca antes haya visto toda tu cara —dijo Tsukishima mientas Kuroo lo jalaba dentro de su departamento, agitando furiosamente su cabello, pero fue en vano, porque éste simplemente cayó en su lugar.

—¡Tsukki! —gimoteó— ¡No sé qué hacer! ¡Ayúdame!

—Bueno, antes que nada, vamos a quemar esa botella de champú.

—Es mía, así que preferiría que no lo hicieras —sonó una voz suave desde el sofá. Luego la cabeza de Kenma apareció, asomándose sobre el respaldo—. Es su merecido por robar mi champú.

—Pero... —contestó Tsukishima. Sabía que Kenma tenía razón, pero ni siquiera podía mirar a Kuroo sin preguntarse, por un segundo, quién era ese tipo. Eso no debería pasar cuando miras a tu novio— ¡Mierda! ¿Tienes laca para el cabello? ¿Gel? ¿Pegamento caliente?

—¿Me veo como alguien que suele tener cosas para el cabello? —Kuroo aún utilizaba su voz de pánico.

—Está bien, ¿conoces a alguien que use...? —ambos se detuvieron por un momento.

—¡Oikawa! —dijeron al mismo tiempo y Tsukishima golpeó la pared.

—¡Joder, no podemos preguntarle! Nos forzará a cuidar a un niño a cambio.

—Es algo raro que te exaltes tanto por eso —comentó Kenma, quien seguía mirándolos desde el sofá—, sólo ve así. Se ve bien.

—¡Tú sólo quieres que te dejemos solo!

—Eres ruidoso —dijo Kenma encogiéndose de hombros, y luego su cabeza desapareció de nuevo detrás del respaldo.

Tsukishima trató de serenarse con respiraciones profundas. Kenma tenía razón, él no debía perder la calma por su novio teniendo el cabello perfecto. Y realmente lucia bien, sólo era algo extraño de ver. De todos modos, no podían llegar tarde a la fiesta de Yamaguchi por esto, sobre todo porque aún tenían que recoger a Bokuto y Akaashi, lo que probablemente resultaría ser un obstáculo mayor.

—Okay —dijo finalmente—, está bien. Eso está bien.

—¿Qué? ¡No, no lo está! ¡Déjame tomar un sombrero o una bolsa de papel con hoyos o algo!

—Tentador —contestó Tsukishima—, pero probablemente no será malo para mí acostumbrarme a ver toda tu cara. Ya tienes veintiséis, probablemente comenzarás a perder tu cabello en unos pocos años.

—¡No hagas que veintiséis suenen como si estuviera viejo!

—Sólo... ¡Contrólate! Puedes hacerlo. Puedes dejar este departamento luciendo como un súper modelo con un sorprendentemente terrible sentido de la moda.

Kuroo parpadeó hacia él por un segundo antes de que una sonrisa burlona comenzara a extenderse por su rostro.

—¿Oh? —rio entre dientes cuando Tsukishima apartó la mirada—. De hecho te gusta, ¿verdad?

—No... Yo sólo... —le tomó un momento para dar con una excusa creíble— es sólo que no quiero llegar tarde a la fiesta, así que tienes que cerrar tu boca y... Y venir aquí, a... —pero Kuroo ya lo había tomado por la cadera y había puesto su cara de seducción, la cual Tsukishima, desafortunadamente, encontraba estúpida y atractiva simultáneamente; con toda su cara expuesta la parte atractiva predominó y Tsukishima se vio obligado a inclinarse hacia adelante para besarlo por un segundo, o veinte.

—Por favor solo váyanse —suspiró una espectral voz desde el sofá. Al mismo tiempo una enorme explosión se oyó desde arriba.

—Oh —dijo Kuroo, separando finalmente sus labios de los de Tsukishima—, suena como que Bokuto acaba de salir de la ducha.

Tsukishima realmente no quería saber cómo es que él sabía eso.

—Vamos por ellos.

Se despidieron de Kenma, que ya estaba absorto en su juego nuevamente y subieron las escaleras al siguiente piso, donde llamaron a la puerta de Bokuto y Akaashi.

A Bokuto sólo le tomó un segundo abrirla, otro segundo exacto para darse cuenta de quien estaba parado frente a ella y un tercer segundo para doblarse de risa.

—¡Mieeeeeerda! —jadeó—. Ak... AK... —no fue capaz de pronunciar el nombre de su novio a través de toda la tos y las risas, pero Akaashi de todos modos y de alguna manera se dio cuenta de que estaba siendo llamado y se presentó en la puerta con una mirada interrogativa en su cara.

—Oh —dijo al reconocer a Kuroo—, eso es... —su voz se rompió y Kuroo lucia tan extremadamente irritado que ni siquiera Akaashi fue capaz de mirarlo sin suprimir completamente su sonrisa de burla— un estilo maravilloso —terminó Akaashi, con las comisuras de su boca vacilando peligrosamente.

—¡Cállense, imbéciles! A Tsukki le gusta, así que estoy orgulloso de verme así.

—Bueno, no es un mal estilo —Bokuto de alguna manera se las arregló para decir—, es sólo que luces como un total...

—Hijo de mamá —finalizó Akaashi—, el perfecto hijo-en-regla.

—No encaja mucho para alguien con un piercing en sus...

—¡Cállate! —gritó Kuroo justo cuando Bokuto ponía su cara-de-gran-idea y luego sonrió ampliamente—. Oh no.

—¡Amigo! ¡Podemos lucir un look combinado!

Tsukishima intervino con otro:

—Oh no.

—Mi cabello todavía está húmedo, ¡así que solamente dame un minuto! Sólo lo secaré con la secadora desde otro lado.

Akaashi miraba a Kuroo y a Tsukishima como si de alguna manera fueran los culpables de que su novio tuviera ideas idiotas todo el tiempo. Luego suspiró.

—Bueno, en realidad esto no es lo peor que podría haber pasado. ¿Recuerdan cuando por un tiempo pensó que esas bandas para el cabello eran geniales?

—Tiempos difíciles —concordó Kuroo.

Bokuto apareció cinco minutos después, con su cabello hacia abajo y luciendo como si tuviera dieciséis de nuevo.

—¿Qué dicen? —dijo radiante.

Tsukishima fue el único valiente para hablar con la verdad.

—Es... Lindo —contestó encogiéndose de hombros.

Bokuto lo recompensó con una fuerte palmada en la espalda que casi lo hizo soltar los muffins.

—Entonces, ¿estás listo? —preguntó—. No quiero perderme el cumpleaños de mi mejor amigo por causa de sus problemas de cabello.

—Podemos irnos —dijo Akaashi firmemente.

Y se fueron.


...•••...


Dos horas más tarde, la fiesta estaba en su apogeo. Yamaguchi había pasado por todos los colores a lo largo de la noche; rojo remolacha cuando Yachi lo abrazó diciendo feliz cumpleaños, azul cuando alguien en la multitud (definitivamente no Tsukishima) gritó "¡Sólo bésense ya!" Y más recientemente se veía sospechosamente verde. Él nunca había sido capaz de soportar muy bien el licor, a pesar de su conversión en un tipo motociclista genial y tatuado.

Tsukishima seguía siendo mejor en eso. Pero no por mucho. Se estaba balanceando pesadamente cuando vio a Kageyama parado en una esquina, junto a una enorme planta dentro de una maceta que estaba decorada con brillantes esferas de Navidad y oropel. No fue obra de Yachi, él estaba seguro de que la planta ya lucía así desde hace cinco años.

—Hey —dijo, dando tumbos en dirección a Kageyama—, no parece que estés divirtiéndote.

—Claro que no —se mofó Kageyama—. Adivina quién se dejó convencer de adoptar a cuatro niños hoy...

Tsukishima no necesitó escuchar la respuesta, porque en ese momento exacto la puerta del ático se abrió dándole paso a Hinata, quien de alguna manera equilibraba una torre de niños sobre sus hombros que era el menos dos veces más alta que él.

—¿Realmente piensas que es una buena idea? —preguntó Tsukishima cuando Hinata se acercó a ellos—. Ya hay personas teniendo humping seco (3) en las esquinas, su tío incluido.

Miró a su alrededor en busca de Oikawa e Iwaizumi, pero al parecer habían sido tragados por alguna de las habitaciones y ya no estaban para hacer que accidentalmente los cerebros de esos niños hicieran combustión.

—Quería felicitar a Yamaguchi, ¿sabes dónde está?

—Es probable que esté vomitando en un florero —dijo Tsukishima, mirando con recelo la balanceante torre de niños—. Creo que uno de ellos está babeando sobre ti.

La sonrisa de Hinata no se alteró, aunque definitivamente había un hilo de baba que le caía por la sien.

—Está bien, entonces iré y pondré a estos cuatro finalmente a dormir.

—¿Estás seguro de que lo lograrás? —preguntó Tsukishima.

—Por supuesto, tenía una hermanita, ¿sabes?

Kageyama se mofó otra vez.

—¿Por qué usas en tiempo pasado? ¿Acaso murió?

—Si —dijo Hinata sombríamente.

—Ella cumplió quince —dijo Kageyama.

Tsukishima asintió comprensivamente.

—Ya veo.

—Halloween fue difícil para él.

—¿Diablita prostituta o prostituta vampiro?

Kageyama lo pensó por un minuto.

—No estoy seguro, ¿hay alguna criatura que use el top de un bikini con forma de conos de helado?

—Tal vez el abominable hombre de las nieves —dijo Tsukishima.

—Yo no era así cuando tenía quince años —se quejó Hinata—. ¡No me explico cómo sucedió!

—¿Qué? ¿Nunca usaste un bikini con forma de conos de helado? —Tsukishima sonrió satisfecho—. Es una pena, me hubiera gustado ver eso.

Dejó de sonreír cuando dos brazos se enredaron en torno a él por detrás y una voz burlona habló en su oído.

—¿Estás molestando a tus pobres vecinos otra vez?

Kageyama y Hinata lucieron confundidos por un segundo; ambos no reconocieron a Kuroo sin su cabello de recién levantado y sólo se dieron cuenta de que era él cuando presionó un beso húmedo en la mejilla de Tsukishima. Afortunadamente Tsukishima estaba demasiado borracho para molestarse, por lo que sólo se apoyó contra Kuroo, balanceándose alegremente con él.

—¡Increíble! Estás felizmente borracho hoy. ¡Recuérdame anotar la clase que alcohol que bebiste hoy!

—Creo que Yachi lo obligó a tomar shots de gelatina con ella y Yamaguchi —dijo amablemente Kageyama—. Pero ha sido sorpresivamente agradable durante todo el día hasta ahora. Realmente eres una buena influencia en él.

—¡Cállate Kageyama! —dijo Tsukishima, pero Kuroo ya estaba sonriendo con placer y presionando otro beso húmedo en su mejilla.

—¡Ewwww! —comentó uno de los niños; la niña montada en el hombro izquierdo de Hinata— ¿Qué estás haciendo Kuloo?

Por un breve momento Tsukishima se preguntó a si mismo por qué ella no era capaz de articular mejor las palabras a esa edad, pero luego se dio cuenta de que sus dos dientes delanteros le faltaban. Trágico.

—Estoy teniendo una probada de mi propio dulce de Halloween —dijo, sonriendo con burla—. Hey Mitsu, ¿también quieres una probada?

—Te equivocaste bastante sobre lo de la buena influencia —le susurró Hinata a su novio mientras Tsukishima murmuraba:

—¿Cómo? Ella ni siquiera tiene dientes.

Afortunadamente, la niña se limitó a sacudir la cabeza.

—Bueno, de todos modos es demasiado tarde para dulces. ¿No deberías estar ya en la cama?

—No estamos cansados —dijo uno de los niños.

—Si lo están, ¡muy muy cansados! —dijo Hinata.

En lugar de contestar, el niño siguió babeando sobre él.

Tsukishima giró su cabeza para susurrar no muy discretamente en el oído de Kuroo:

—Por favor, ¡dime que viniste a sacarme de aquí!

—De hecho, lo hice —susurró Kuroo de regreso.

Kageyama se unió a la conversación en voz baja:

—¡Llévame contigo!

—¡Olvídalo!

—Así que no estás siendo tan agradable después de todo —dijo Kageyama, frunciendo el ceño—, debería haber sabido que no duraría mucho.

—Lo siento —rio Kuroo—, realmente deberían ir a la cama, muchachos —le dijo a los niños—. De todos modos, nosotros estaremos socializando por ahora, así que, ¡nos vemos por ahí!

Tsukishima se despidió con la mano mientras Kuroo lo arrastraba lejos, todavía abrazándolo alrededor de la cintura. Deben haber lucido bastante idiotas, dando tumbos así, pero en el oscuro y estrecho ático nadie lo notó. Kuroo arrastró a Tsukishima por algunas esquinas al azar, aparentemente en busca de un cuarto específico.

—Deberías haber dejado marcas con tiza —dijo Tsukishima—, no encontrarás la misma habitación do veces. Todo el mundo sabe eso.

—Le dije a Bokuto que chillara como una lechuza.

—Marco Poleando (4) en busca del camino de vuelta tampoco va a funcionar, pero tal vez el explotará otra máquina de palomitas; no nos perderemos eso.

Ambos se tropezaron con una habitación en donde había una vieja mesa de billar sobre la cual dos personas fajaban furiosamente. Ambos se miraron, sorprendidos por la súbita interrupción.

—Oh... ¡Hola a ustedes dos! —Oikawa sonrió satisfecho. Se veía realmente feliz a pesar de que acababan de interrumpir su sesión de besos.

Su compañero hizo eco al saludo con voz ronca y Tsukishima se vio nuevamente sorprendido por lo diferente que el chico se veía con su bronceado y su barba.

—¿Iwaizumi? —rio Kuroo— ¿Eres tú?

—El luce increíble, ¿no? —dijo Oikawa emocionadamente—. Incluso tiene más músculos. Hey Iwa-chan, flexiónalos para ellos ¡vamos!

Iwaizumi no se veía muy ansioso por bajarse de la mesa de billar en ese momento.

—No —dijo simplemente.

—¡Vamooooos! ¡Tengo que presumir tu virilidad un poco!

Iwaizumi lo ignoró directamente y miró a Kuroo en su lugar, con la confusión escrita en su rostro.

—Te estoy mirando al revés, pero aun así hay algo raro en ti.

—Su cabello es normal —dijo Tsukishima amablemente.

—¡Mi cabello es diferente!

—Es raro —dijo Oikawa—. Hey ¿notaron la barba de Iwa-chan?

—Por favor váyanse.

Kuroo asintió con la cabeza y tiró del cuerpo de Tsukishima una vez más, para dejar a los dos tortolitos en paz. Se toparon con unas cuantas personas más en variados estados de desnudez, aunque ninguno de ellos eran Yamaguchi y Yachi, para decepción de Tsukishima. Finalmente, llegaron a una habitación que Kuroo pareció reconocer. Había una vieja pelota de ejercicio rodando por ella, algunas tablas de snowboard y esquí estaban apiladas contra las paredes y en medio de todo había un trampolín de jardín. Tsukishima estaba sorprendido de que incluso hubiera cabido ahí. A través de la red que rodeaba el trampolín, pudo ver un fuerte de almohadas que Bokuto y Akaashi estaban construyendo con empeño.

—Hey —llamó Kuroo al entrar—, les dije que hicieran algunos ruidos para que pudiera encontrar el camino de regreso.

—No, no lo hiciste —dijo Akaashi, cuya cabeza se asomó fuera de la red.

—Está bien, no lo hice. Pero no pensé que fuera necesario con Bokuto por aquí.

Tsukishima soltó una risita suavemente.

—Chillidos de búho. Lo entiendo.

—¿Encontraste a Tsukishima? —bramó Bokuto desde el interior del trampolín.

—¡Sí, aquí estoy!

La cabeza de Bokuto apareció por encima de la de Akaashi para sonreírle.

—¡Justo a tiempo! Este es el cuarto más impresionante que hemos encontrado hasta ahora —brincó un poco después de hablar, pero Tsukishima aún estaba demasiado borracho como para preocuparse de que estaría adentro de un trampolín; especialmente con Bokuto en el. Sin su cerebro funcionando normalmente, incluso sonaba como una buena idea.

—¡Vamos! ¡Entra! —insistió Kuroo— ¡Es tan genial!

No necesitó que se lo dijeran dos veces, Tsukishima ya se había arrastrado hasta la mitad a través de la red, con ganas de acostarse después de haber permanecido parado durante tanto tiempo. El interior del trampolín realmente se veía impresionante, aunque nadie quería pensar demasiado en todas esas mantas y cojines que habían encontrado esparcidas al azar a través de todo el ático. Una de las almohadas era un enorme muñeco de Bob Esponja con una sonrisa torcida cosida a mano. Lucía como si pudiera matar a alguien. Había un montón de botellas guardadas, más que nada cerveza y algunas de vodka de color verde y amarillo, que habían conseguido robar. También habían robado algo de pastel de la habitación principal.

—Este lugar será nuestro nuevo cuartel general —Bokuto sonrió satisfecho, aun rebotando.

—¿No es alguna clase de inconveniente el tener un cuartel general en una habitación que no encontrarán de nuevo? —dijo Akaashi.

—¡Pero! —lloriqueó Bokuto— ¡Sólo imagina si de alguna manera pudiéramos instalar una pantalla y un PlayStation aquí!— se movió un poco para darle cabida a Kuroo, quien se estaba subiendo detrás de Tsukishima, y le entregó una cerveza.

—Eso realmente suena increíble —admitió Kuroo—, ¿verdad Tsukki?

Tsukishima ya estaba acostado boca abajo en las almohadas y sólo fue capaz de dar un "mmmmh" amortiguado.

—¡Vamos, Tsukki! ¡No puedes dormir ahora! ¡Estás aquí para volvernos locos y jugar a la botella!

Finalmente eso hizo que Tsukishima levantara la cabeza.

—¿Jugar a la botella? ¡Estamos en nuestros veintes! ¡Por el amor de Dios!

—¡Nunca se es muy viejo para jugar a la botella! —anunció Bokuto en un tono que no permitía ninguna objeción—. Sin embargo, tenemos que vaciar una botella para empezar, así que Akaashi debería terminarse el vodka amarillo.

—¿Quieres que me muera? —dijo Akaashi, pero él ya estaba abriendo la botella para tomar un gran trago de ella. Tsukishima estaba genuinamente impresionado—. Fue suficiente por ahora, ustedes chicos podrían ayudar.

Le entregó la botella a Kuroo, quien todavía estaba bebiendo de su cerveza, pero no se vio afectado por el choque de sabores. Después de haber tomado un gran trago se la pasó a Tsukishima, y la siguieron pasando hasta que estuvo completamente vacía. Bokuto bebió el último sorbo con su cerveza y eructó ruidosamente.

—Bueno, ¿está todo el mundo lo suficientemente borracho para ver doble?

—Sí —contestó Tsukishima quitándose los lentes y poniéndoselos a Bob Esponja—, esto definitivamente ya no ayudarán.

—¿Por qué me siento como si estuviera sentado entre tres extraños? —se quejó Akaashi, mirando hacia Kuroo sin su cabello de recién levantado, a Tsukishima sin gafas y a Bokuto con su cabello hacia abajo—. También quiero tener un aspecto diferente.

—Aquí tienes —dijo Kuroo, le quitó los lentes a Bob Esponja y se los puso a Akaashi.

—Joder —murmuró Akaashi—. Me siento un millón de veces más borracho ahora.

—Luces sorprendentemente bien.

—No lo sé, él sólo luce como Bob Esponja para mí —dijo Tsukishima—. Tal vez menos amarillo.

—Sólo trata de no besar accidentalmente a Bob Esponja cuando la botella gire hacia él —rio Bokuto—. Como sea, ¿aún no comenzamos?

—¿Cómo vamos a jugar? ¿La versión verdad-o-reto? —preguntó Kuroo.

—Siempre y cuando no tenga que salir del fuerte en el trampolín para el reto estoy dentro —dijo Tsukishima, dejándose caer de nuevo sobre las almohadas. Kuroo y Bokuto rieron entre dientes.

—Estoy seguro de que nadie planteará retos así —dijo Kuroo—. Estos dos se mueren por fajar con nosotros, puedo verlo en sus ojos.

—Oh bueno, has visto a través de nosotros. En realidad me entristece que todavía tengamos que emborracharlos para esto —Bokuto trató de reacomodar algunas de las almohadas y crear un espacio vacío en el centro para la botella—. Como sea, voy a comenzar ahora.

Fiel a sus palabras, el giró la botella, o más bien accidentalmente la rebotó de tal modo que golpeó la cabeza de Kuroo.

—¡Eso cuenta!

—Está bien, pero la próxima vez ¡gírala por favor! —dijo Kuroo, frotándose la frente—. Además, elijo reto de todos modos.

—Te daré un inicio fácil: ¡quítate los pantalones!

—¿Cómo carajos es eso un inicio fácil?

—Sólo alégrate de que aún no tienes un pene en tu boca —dijo Akaashi mientras Kuroo comenzaba a desabrochar sus pantalones—. Es tu turno.

Kuroo giró la botella sin hacerla rebotar y esta vez aterrizó en Akaashi, quien se encogió de hombros y pidió un desafío. Kuroo aparentemente estaba muy satisfecho con ese resultado, porque la sonrisa en su rostro se amplió peligrosamente.

—¿No dijiste que harías que Tsukki te agradeciera sin importar qué? Quiero ver que lo hagas.

Tsukishima había levantado su cabeza al escuchar su nombre y se tambaleó para quedar sentado.

—¡Tsukishima! —dijo Akaashi—. Aún tienes que agradecerme por hacer los muffins.

—Oh, cierto —contestó Tsukishima—. Gracias Akaashi, ¡eres el mejor!

—¿Qué carajos, Tsukki?

—¿Qué esperabas? Él está borracho, cansado y feliz —dijo Akaashi a través de la risa de Bokuto—. Si quieres ver algo sexy, tienes que pedirlo.

Él tomó la botella y le dio un giro. Paró en Tsukishima esta vez.

—Hm... Verdad.

—Aburrido, Tsukki.

Akaashi no tuvo que pensarlo demasiado.

—¿Quién es mejor besador, Kuroo o yo?

—Tú —dijo Tsukishima con veracidad—, pero Kuroo no es malo tampoco.

—¿Y yo qué? —preguntó Bokuto ya saltando de nuevo.

—No recuerdo que eso haya sido parte de la pregunta— dijo Tsukishima—, además, solo te besé una vez y estaba súper borracho, así que necesitaré un recordatorio.

—Él sólo es demasiado amable para decir que eres demasiado entusiasta —dijo Kuroo, quien estaba de mal humor por haber quedado en segundo lugar.

Bokuto no se lo tragó.

—Tsukishima nunca sería demasiado amable para no decir nada.

—La botella esta hacia ti Bokuto— dijo Tsukishima. Nadie lo había visto girarla—, así que tienes que escoger reto y recordármelo ahora.

No hizo falta decirlo dos veces; Bokuto ya estaba saltando hacia él, empujándolo sobre las almohadas de nuevo.

—¡Se más tranquilo con él! —le advirtió Kuroo—. No luce como si tu estómago pudiera soportar más rebotes —observó como Bokuto presionaba su sonrisa burlona contra Tsukishima—, o toda tu lengua en su garganta —dijo, mientras Akaashi palmeaba su rodilla.

—No tienes que estar celoso.

—No lo estoy, pero no puedo observar en silencio como ahogan a mi novio.

—A él no parece importarle —dijo Akaashi, y a Tsukishima realmente parecía no importarle.

Había colgado sus brazos alrededor de la ancha espalda de Bokuto y tomó su legua sin quejarse, sólo separándose una vez para tomar aire. Kuroo se quedó en silencio mientras los veía besuquearse. Y se dio cuenta de que de hecho no estaba celoso, él sólo deseaba poder unirse a la diversión.

—¿Hay algún límite de tiempo para esto? —preguntó después de un rato— ¿O Akaashi y yo tenemos que comenzar nuestro propio asunto por aquí?

Bokuto se separó de Tsukishima, vacilante, sin quitarse de él todavía.

—Listo —dijo con una voz sin aliento, un estado que Bokuto no alcanzaba tan fácilmente—. ¿Cómo estuvo?

—Guárdala para la próxima verdad —Tsukishima sonrió con satisfacción.

—Sin duda eso lo puso un poco sobrio, si es que puedes ser difícil de nuevo —dijo Akaashi.

—Bueno, él consiguió estar lo suficientemente hidratado… —Kuroo hizo una mueca— Vamos Bokuto, tienes que girar la botella.

Bokuto dio un empujón con sus brazos y rebotó hacia atrás sobre las almohadas, tratando de alcanzar la botella en pleno vuelo. Esta vez golpeó a Akaashi en la cabeza.

—¡Girarla no es tan difícil! —se quejó Kuroo.

—Akaashi, ¿por qué no haces que Kuroo se calle por un rato?

—Ni siquiera he escogido reto aún —dijo, pero ya se estaba inclinando hacia un lado, dentro del espacio de Kuroo, quien de alguna manera logró atraparlo sin volcarse.

—¡Eres pesado!

—Todo está en mi cabeza —dijo Akaashi.

Todavía llevaba las gafas y no era capaz de ver mucho, por lo que sus labios pasaron por la mejilla de Kuroo antes de deslizarse en la dirección correcta. Bokuto, que no tenía conocimiento del espacio personal, se inclinó para observarlos desde una distancia más corta, hasta que la mano de Kuroo aterrizó en su cara para alejarlo.

—Okay, no debería haberme quitados mis gafas —dijo Tsukishima cuando escuchó a Kuroo suspirar—. Y por favor, ¿alguien puede hacerme besar con Akaashi en el siguiente turno?

—No te preocupes, tendremos nuestra oportunidad —murmuró Akaashi, aun apoyándose pesadamente contra Kuroo—. Sin embargo vas a tener que venir hasta aquí. Ni siquiera me puedo sentar derecho.

—Tal vez también deberías besar a Bokuto —Kuroo rio, dándole un gentil empujón hacia su lugar entre los cojines.

Ellos procedieron a girar la botella y justo como Akaashi dijo, él y Tsukishima se besuquearon en el quinto turno. No estaba pasando mucho excepto por besarse con un montón de variaciones y algo de desnudos. Bokuto ya no estaba usando su playera, a pesar de que ninguno de ellos estaba completamente seguro de si fue debido a un reto. Kuroo solo seguía con sus bóxers y Akaashi justo se estaba quitando su playera por Kuroo cuando Tsukishima notó algo raro.

—¿Cómo...? —hipó y casi olvidó lo que iba a decir— ¿Cómo es que de pronto hay cinco personas?

—Sólo es Bob Esponja —Bokuto articuló mal las palabras. En algún punto, él había abierto el vodka verde y su energía finalmente estaba comenzando a alcanzar su límite.

—Oh —dijo Tsukishima, pero luego movió su cabeza. Definitivamente algo extraño estaba pasando—, ¿Bob Esponja siempre ha usado pijama de Superman?

Tres cabezas voltearon en la dirección que él estaba apuntando.

Sí, definitivamente había alguien sentado ahí.

—Qué carajos —dijo Kuroo.

—No podía dormir —dijo el niño con el pijama de Superman.

Kuroo de pronto se sintió muy desnudo.

—¿Eres uno de los de Oikawa?

El niño asintió, masticando felizmente una pieza olvidada de pastel, la cual había estado tirada por el trampolín.

—Bien, mierda.

—¡No maldigas frente al niño! —le regañó Akaashi.

—Eso no lo salvará ahora. ¿Cuánto tiempo crees que ha estado mirándonos?

El niño no parecía molesto por su conversación sobre él o sus estados de desnudez. Tsukishima vio una gota de moco fluyendo desde su nariz.

—Creo que es babeante.

—Todos los niños babean —dijo Akaashi—, sólo mira a Bokuto.

Kuroo alcanzó a darle una palmada en el hombro a Tsukishima.

—Bueno, parece que tendrás que llevarlo de vuelta. Buena suerte.

—¿Qué? ¿Por qué yo?

—Porque todos estamos desnudos —dijo Bokuto.

—¿No estabas usando pantalones hace un segundo?

—Vamos —dijo Kuroo—, tus vecinos están cuidándolos, ¿verdad? ¿Cuánto van a deberte si les llevas al niño perdido?

Tsukishima estaba demasiado borracho para esa conversación, así que tomó sus lentes de vuelta de la nariz de Akaashi para mirar apropiadamente a todos, y cuando nadie cedió se bajó del trampolín.

—Ven aquí —le dijo al niño—. ¿Cuál es tu nombre?

—Yoshio —dijo el niño con el pijama de Superman.

Brincó fuera del trampolín detrás de Tsukishima y elevó su mano hacia él. Tsukishima la tomó e hizo una mueca. Estaba pegajosa.

—Bueno, Yoshio, será mejor que no digas ni una sola palabra en todo el camino, o te encerraré en una de estas habitaciones mágicas y nunca volverás a salir otra vez, ¿entendiste?

—¡Se amable con él! —gritó Kuroo desde el interior del trampolín.

Tsukishima no dijo nada, pero se aseguró de erguirse derecho sobre el niño y lucir intimidante.

—Estás balanceándote —le informó el niño.

—¡Cállate, hay una gran cantidad de viento acá arriba!

Yoshio no lució impresionado.

—¿Podemos volver ahora? —preguntó, tirando de la mano de Tsukishima—. Extraño al tío Shouyou.

Tsukishima estaba demasiado ocupado luchando contra el impulso de vomitar sobre la cabeza del niño para decir nada. El realmente se balanceaba, o tal vez la habitación daba vueltas, era mágica después de todo. También se dio cuenta de que no tenía idea de cómo volver y no quería volver a toparse con Oikawa, sobre todo con su sobrino a cuesta.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó el niño cuando Tsukishima simplemente se sentó en el suelo.

—Yo... Yo creo que la forma más rápida será cavar un hoyo.

—¡Tú sólo estás demasiado borracho para mantenerte en pie! —gritó Bokuto desde el interior del trampolín, fue lo suficientemente molesto para motivar a Tsukishima a salir de ahí lo más rápido posible.

Sólo esperaba que nadie lo viera gatear.

—¿Puedo montarme en tu espalda? —preguntó Yoshio con entusiasmo.

Dios, ¿quién demonios pensó que sería una buena idea poner a esos niños en una dieta a base de dulces y pastel? Su energía era irreal; ni siquiera Bokuto era tan molesto.

—¡Por supuesto que no! ¡Obviamente tienes demasiada energía para caminar por ti mismo!

Parecía que Yoshio rompería en llanto en cualquier segundo y Tsukishima se quejó en voz alta. ¡Eso significaría aún más mocos!

—¡Está bien, mira! —alcanzó un par de palos de esquí que estaban tirados alrededor y de alguna manera logró levantarse a sí mismo con ellos—. También estoy caminando. Los dos estamos caminando, como adultos reales.

—Tengo siete —dijo el chico.

—No pregunté.

Finalmente salieron de la habitación con el trampolín y se encontraron en medio de un laberinto de habitaciones y rincones al azar. Tsukishima no recordaba nada sobre el camino que habían tomado para llegar ahí. Sobre todo porque había sido medio arrastrado y medio empujado la mitad del tiempo por Kuroo. Yoshio, por suerte, no fue tan inútil.

—Es por aquí —señaló y Tsukishima decidió que no tenía más opción que confiar en él. Dieron vuelta en un maniquí de escaparate que había sido reorganizado de tal manera que un brazo estaba saliendo de su cuello y su cabeza de alguna manera fue pegada al arrasa de la entrepierna. Tsukishima realmente no sabía cómo es que había olvidado eso y por un momento estuvo seguro de que Yoshio sólo los estaba haciendo vagar sin rumbo, pero después de un minuto en el que tambaleó con sus muletas improvisadas, puso un pie en el cuarto principal del ático, donde habían partido el pastel para la fiesta de esa tarde.

Bueno, tal vez el ático no era tan mágico después de todo. Tal vez todo el mundo normalmente estaba tan borracho para recordar por donde habían ido después de que se dispersaran del corazón de la fiesta en el cuarto principal.

—¿Exactamente por qué te estoy escoltando, de todos modos? —murmuró Tsukishima cuando Yoshio tiró de él hacia la puerta de la salida.

Se sentía más enfermo conforme los segundos pasaban y aún no había pensado en la escalera que seguía. Pero no servía de nada pensarlo, esos malditos ascensores siempre estaban descompuestos y cuando no lo estaban, nadie confiaba en ellos lo suficiente como para realmente ponerles un pie encima. Sin importar que tan borrachos estuvieran.

—¡Por favor, más lento! —le suplicó al niño— ¡O te juro que voy a vomitar!

Yoshio se tomó en serio la advertencia y realmente esperó pacientemente mientras Tsukishima intentaba bajar la escalera en un estilo de siéntate-y-deslízate que hirió su parte trasera, pero eso ayudó con las náuseas.

Cuando finalmente llegaron a la puerta de Hinata, ésta estaba abierta y se podía oír a Oikawa hasta el pasillo.

—¿Cómo es posible el perder a una persona entera? —exclamó— ¡Y en un lapso de tiempo de dos horas! ¿No estás entrenando a un equipo de voleibol entero? ¡Deberías ser mejor con los niños!

—¡Son de preparatoria! —la voz de Kageyama venía del interior del departamento. Cuando Tsukishima se acercó para echarle un vistazo a la sala, pudo verlo sentado en el sofá, hojeando una revista y tratando de no mirar al hombre maduro que estaba frente a él, llorando y gesticulando como un bebé—. Además yo nunca estuve de acuerdo en cuidar a tus niños. Yo debería estar enojado contigo por poner en libertad un montón de animales salvajes con mi novio, ¡mira lo que le hicieron!

Hinata estaba desplomado sobre el reposa brazos del sillón; toda su cara había sido vandalizada con plumones y una contusión probablemente se ocultaba debajo de la bolsa de guisantes congelados en su frente. Estaba totalmente noqueado.

—Mitsu dijo que detuvo la caída de un estante con su cara, ¿eso no es su propia culpa?

—Uno no detiene un estante con su cara, simplemente eres enterrado debajo de el.

—Nadie le pidió que tuviera el tamaño de un niño de preescolar —dijo Oikawa, sonándose la nariz con su manga—. ¡Nunca debí haber dejado a los niños, soy el peor tío del mundo!

—Sí, y atormentarme no lo va a traer de vuelta, así que sólo deberías ir y ¿buscarlo? —se quejó Kageyama.

—¡Cállate, Tobio! —gritó Oikawa al mismo tiempo que el niño corría hasta él por detrás y agarraba su camisa con sus dedos pegajosos.

—Estoy aquí, tío Tooru —dijo el niño—. Ese chico de lentes me trajo de regreso.

Bueno, eso no era verdad del todo, pero Tsukishima no tenía intenciones de corregirlo. Kageyama sólo se fijó en él y le envió una mirada que era entre molesta y aliviada por partes iguales.

—Entonces, ¿te puedes ir ahora? —le preguntó a Oikawa, quien actualmente estaba roto en un mar de lágrimas mientras se aferraba a su sobrino para usarlo como un pañuelo viviente.

—¡Yoshio! —sollozó— ¿Dónde has estado? ¡Estaba muy preocupado!

—Estaba en un trampolín —dijo el niño, otra declaración de la que Tsukishima no quiso dar más detalles—. ¡Ahí había pastel!

—¡No puedo creer que atormentar a Tobio realmente te haya traído de vuelta!

—No fue eso, ¡fue Tsukishima! —gritó Kageyama y Oikawa finalmente lo notó parado en la puerta.

—¡Tú! —lloriqueó— ¡Sabía que eras bueno con los niños!

—¡Estás muy equivocado! —eructó Tsukishima.

Todavía se apoyaba con fuerza sobre los palos de esquí, sus gafas estaban torcidas y aún luchaba contra las ganas de vomitar. Pero Oikawa ya estaba corriendo hacia él y antes de que Tsukishima supiera lo que estaba pasando, fue encerrado en un fuerte abrazo.

—¡Muchas gracias! —sollozó Oikawa, pero todo en lo que Tsukishima realmente pudo pensar fue en más mocos sobre su persona y luego de repente no pudo soportarlo más y vomitó sobre el hombro de Oikawa.

—¡¿En serio?! —gritó Kageyama— ¡Todos ustedes, salgan de mi departamento!

Oikawa todavía no lo había soltado y simplemente lo abrazó con más fuerza.

—¡Oye! —le habló Kageyama cuando vio la cara de Tsukishima ponerse blanca de nuevo—. Él te acaba de vomitar encima ¿sabes?

—¿Cuántos bebés crees que han hecho lo mismo en los últimos diez años? ¡Esto no me molesta en lo absoluto!

—En realidad no es lo mismo —Kageyama contestó secamente—. Sólo toma a tu niño perdido, una playera limpia y vuelve con tu novio antes de que los otros tres también se las arreglen para noquearlo

Eso finalmente hizo que Oikawa soltara a Tsukishima, quien inmediatamente se dejó caer al suelo y se quedó sin aliento.

Kageyama lo miraba con desaprobación en los ojos.

—¡Eres un desastre!

—Estás celoso de no haber podido disfrutar la fiesta ¡porque Hinata es un idiota!

—No es así —dijo Kageyama. Se puso de pie y entró a su habitación por un momento, antes de volver con una camisa limpia para Oikawa—. Toma. Solo promete devolverla.

Oikawa aún estaba parpadeando con lágrimas en los ojos y tomó la playera con una expresión indescifrable.

—Miren eso —dijo—, realmente te convertiste en alguien de fiar.

—Bueno, estoy rodeado de adultos idiotas que actúan como niños, así que realmente no tuve opción.

—¡Oh por Dios! ¡No te excluyas a ti mismo de eso! —gruñó Tsukishima— ¡O también voy a vomitar en ti!

—¿Ves? —dijo Kageyama señalando su punto.

Tsukishima realmente quería golpearlo, pero si no tenía la fuerza suficiente para pararse, mucho menos para lanzar un puñetazo.

—¡Cómo sea! ¡Me voy de aquí!

—¡Adiós chico de gafas! —gritó Yoshio.

Tsukishima medio se despidió con la mano antes de gatear fuera del departamento. Por suerte él no tenía que recorrer un largo camino hasta su propio departamento, ya que estaba justo al lado del de Kageyama.

Suspiró felizmente tan pronto como la puerta terminó de cerrarse detrás de él. Paz y tranquilidad, ¡por fin! Ni siquiera había una señal de que Yamaguchi hubiera vuelto, y eso ojalá significara que se había quedado inconsciente en una de las habitaciones de ático con Yachi a su lado. Tiró los palos de esquí en el primer rincón que encontró y se metió al baño para lavarse la boca y beber un litro de agua. Después de todo eso, se sintió mucho mejor. Todavía cansado como el infierno, pero mejor. Sin embargo, cuando entró a su habitación y le echó un vistazo a su propia cama, sólo le pareció fría y vacía.

—Mierda... —murmuró para sí mismo.

Todo lo que quería era acurrucarse en el trampolín, apretado contra tres cuerpos calientes y un peluche de Bob Esponja. Que irritante...

Le tomó exactamente quince minutos, hasta que separó la red del trampolín y se metió, con dos caras mirándolo con sorpresa.

—Oh... —dijo Akaashi— ¡Realmente volviste!

—¿Cómo encontraste el camino? —preguntó Kuroo.

—Hay un conveniente rastro de baba —dijo Tsukishima. Bokuto se unió a la conversación con un ronquido-de-terremoto—. ¿Ya quedó noqueado?

—Tan pronto como te fuiste —contestó Akaashi, y se movió para hacer un espacio entre Bokuto y él—. Ven aquí, no quieres estar demasiado cerca de Kuroo en este momento.

Tsukishima ya había notado el olor.

—¿Qué demonios estás comiendo?

Kuroo sólo lo miró inocentemente y lamió algo de sus dedos aceitosos.

—Atún —dijo con la boca llena.

La expresión facial de Tsukishima aparentemente hizo todas las preguntas por él, lo cual fue bueno, porque no podía formular una pregunta específica.

—Estaba tirado por ahí, así que yo...

—¿Tienes alguna idea de lo viejo que podría ser eso?

Kuroo se encogió de hombros.

—Estaba enlatado, cosas así no se echan a perder.

—¡No vivimos en una especie de mundo post apocalíptico en donde vas por ahí y comes alimentos enlatados olvidados!

—Como sea, ayuda con las náuseas, así que me lo estoy comiendo.

Tsukishima gimió y se fue a acostar en la almohada al lado de Akaashi.

—¿Por qué mi novio es asqueroso? —preguntó mientras Akaashi pasaba un brazo alrededor de él— ¿Realmente lo merezco?

—Bueno, el mío es un gran bebé roncador, y estoy bastante seguro de que no merezco eso —contestó Akaashi, arrastrando un poco las palabras.

Tsukishima se acurrucó más cerca de él justo cuando el gran bebé roncador decidió dar una vuelta en sus sueños y lanzó un brazo alrededor de Tsukishima por el otro lado.

—¡Hey! —llegó la protesta de Kuroo— ¡No se acaparen a mi novio!

—¡Acaparen a su novio! —corrigió Tsukishima—. No quiero despertar con un chico que echa su aliento de pescado sobre mi cara.

—Bien, entonces voy a soplar mi aliento de pescado sobre la cara de Bokuto; estoy seguro de que a él no le importará... —Kuroo finalmente puso el atún lejos, se limpió los dedos en su bóxer y agarró una manta en su camino hacia el otro lado del trampolín, donde hizo cucharita (5) contra la espalda de Bokuto, quien hizo un sonido feliz en sus sueños.

—Bueno, supongo que ahora dormiremos —dijo Akaashi—, así que buenas noches.

—Buenas noches —secundó Kuroo y Bokuto roncó como una motosierra en los oídos de Tsukishima, quien por un momento se preguntó si realmente había sido una buena idea volver ahí y acostarse entre un tren de carga humana y Mr. Aliento-de-pescado. Pero entonces la mano de Kuroo se echó libremente sobre su cadera, la nariz de Akaashi se enterró en su nuca y Bokuto sonrió en sus sueños; y Tsukishima de pronto dejó de preocuparse por las buenas ideas.

—Buenas noches —susurró y cerró sus ojos.


...•••...


1) Haciendo referencia al guardia de la puerta.

(2) Aquí Tsukki usa la expresión House-trained, que se usa para señalar que el gato sabe usar la caja de arena. Sólo lo dejé en entrenados porque se entiende.

(3) Dry-Humping o "Humping seco" es una forma de "outercourse", que es de la actividad sexual sin penetración del pene (coito). Cuando dos personas frotan sus cuerpos uno contra otro - a menudo se desplazan sus genitales juntos y simular los movimientos de coito sin tener que hacerlo. La gente puede estar parcial o totalmente vestido.

(4) Haciendo del juego de Marco Polo un verbo.

(5) La posición de la cuchara.


Hola otra vez. Quiero dejar unas enormes notas de agradecimiento a la aceptacion que esta traducción ha tenido, pero de idiota me puse uñas de acrilico me esta costando horrores escribir lol

En fin, MIL GRACIAS A: itsKaede, Harley Allen, Ren T. Dankworth, Moonshine, Hinata Yo, yui makino, Miss Noe-chan, MeredithCho, rinachi, Shuute y Lady Ekatherinna Bennet K. Como traductora lo único que gano son sus reviews que siempre me motivan a seguir haciendo esto C:

Nos leemos pronto!