Los personajes pertenecen a Cassandra Clare.

En este Universo Alterno todos nuestros personajes son mundanos, algunos se conocen entre sí y otros no. Espero que les guste


Alec entró al restaurante y buscó con la mirada una mesa libre. Encontró una junto a una de las muchas ventanas del lugar, así que sin dudar caminó hasta ella y tomó asiento. Era la primera vez en su vida que entraba a ese lugar. Acababa de mudarse a la ciudad y afortunadamente el nombre del restaurante era lo suficientemente original como para tener la certeza de que su cita era ahí y no en ningún otro lado. Se llamaba "Colmillos, garras, alas y chispas" Alec supuso que el dueño estaba escaso de ideas y seguramente le había pedido concejos a algún niño de cinco años.

El ojiazul miró a su alrededor. No conocía a ninguna de las personas que estaban ahí sentadas. Realmente no conocía a nadie de Nueva York por el momento. Estaba esperando a una chica llamada Clary a quien tampoco había visto más allá de una foto recibida en su computador. Todo empezó porque hace unos meses Isabelle, su hermana, había recibido una invitación para hacer un programa de intercambio vacacional. Obviamente su madre no la dejó viajar sola, obligando así a Alec a acompañarla. El chico que tomaría su lugar se llamaba Jonathan, y en ese momento debería estar llegando a la casa de Alec e Isabelle. Clary era la hermana de Jonathan encargada de llevar a la pareja de hermanos a su casa, pero antes había preferido citar a Alec en ese restaurante. Alec supuso que querría decirle normas de convivencia o algo así, porque de lo contrario no tenía idea de porque no lo llevaba directamente a la casa.

Sacó su celular y miró la hora. Eran las doce del día y Clary no llegaba. Con un suspiro levantó la mirada y observó llegar a una chica, quien supuso era la camarera.

-Bienvenido a Colmillos, garras, alas y chispas. Soy Maia y seré tu camarera ¿Qué deseas ordenar? Nuestro postre especial de hoy es el flan de naranja- Alec sabía que tendría que ordenar en lo que Clary llegaba.

- Dame uno de esos- Dijo desinteresado. La chica anotó en una libreta la orden.

-¿Algo más?- Preguntó, después miró al asiento vacío frente a Alec- ¿Esperas a alguien?- Alec siguió la mirada de la chica. Realmente quería que su hermana lo hubiera acompañado. Pero Isabelle se justificó en que estaba cansada del viaje y por ello se quedó durmiendo en la habitación de hotel que habían pagado en lo que Clary los guiaba a la casa.

-Sí, así que por el momento es todo- La camarera asintió y se retiró. Alec tamborileó la mesa con sus dedos. También estaba cansado y quería dormir, ojalá Clary no tardara demasiado.

El ojiazul giró la cabeza para mirar hacia la entrada, entonces no entró una chica sino un chico. Era moreno, tenía los ojos ligeramente rasgados, el cabello negro en punta con algunos mechones azules y vestía unos jeans oscuros con una llamativa camisa azul eléctrico. Bastante atractivo. Alec notó que el recién llegado atrajo algunas de las miradas de las demás personas que estaban en el restaurante, pero pareció agradarle esa atención porque caminó grácilmente al interior del lugar. Hacia Alec. El ojiazul, notando que se dirigía hacia él, inmediatamente levantó la capucha de su sudadera gris y bajó la mirada como si estuviera leyendo el menú. Era imposible que un completo extraño caminara hacia el ¿Verdad? ¿Acaso así eran las personas de Nueva York? Esperó hasta que en su visa periférica notó que el chico llegó, afortunadamente solo se estaba imaginando cosas, porque el moreno se había estado dirigiendo a una mesa vacía justo al lado de la de Alec. Estaban tan juntas que cuando se sentó el espaldar de su silla tocó el de Alec. Para este último le resultaba algo incómodo tener a un extraño tan cerca, por poco sus cabezas se tocaban, pero supuso que el no haber crecido en Nueva York lo ponía nervioso por cosas tan insignificantes como aquellas, ya que al moreno parecía no importarle. Ni siquiera se giró para mirar quien era el que estaba sentado detrás de él.

Alec vio a Maia notar al recién llegado y sonreír mientras caminaba hacia él.

-Hola, bienvenido a Colmillos, garras, alas y chispas- Dijo ella. Alec no podía verla, solo escucharla- Soy Maia y seré tu camarera ¿Qué deseas pedir? Nuestro especial es el flan de naranja-

-¿Me lo recomiendas?- Preguntó devuelta del moreno. Alec sintió como si hubiera hablado directamente a su oído, y notó lo profunda que era su voz.

-Es delicioso- Aseguró ella- No he visto a nadie que no le haya gustado-

-Entonces quiero uno- Respondió el moreno.

-¿Esperas a alguien o pedirás algo más?-

- Espero a alguien pero pediré algo más. Tengo hambre- Alec escuchó a la mesera reírse.

-¡Bien dicho! ¡Las normas sociales son una basura! ¿Qué más vas a pedir?- Alec no escuchó nada por unos momentos, supuso que el moreno estaría leyendo el menú.

- ¿Qué es "macarrones del hombre lobo"? ¿Y "carne lunar"?- Preguntó el moreno con una voz claramente confundida.

-La mayoría de las personas no lo preguntan- Comentó ella- Suelen bastarse con creer que son simplemente macarrones y carne-

-Soy curioso- Aceptó el- ¿Entonces simplemente son macarrones y carne?-

- Si, y antes de que preguntes por el nombre te contaré. Mi tío es muy creativo y le gusta creer en fantasías, por eso los nombres son tan…-

-¿Interesantes?- Preguntó el. Ella suspiró.

-Extraños- Corrigió. El moreno se rió.

- En ese caso pediré unos macarrones del hombre lobo. Y una de esas cosas… lo que sea que sean- Alec giró un poco la cabeza, lo suficiente como para solo mirar la mano del moreno que se estiraba señalando a otra mesa donde una mujer comía una barra blanca delgada y larga que parecía tener algún relleno.

-Eso es una tortilla rellena de carne y queso- Informó Maia- O como mi tío la llama, "Rollo hechizado"- Ella se rió al tiempo con el moreno. Alec no había conocido a nadie que congeniara de esa forma con una camarera a quien acababa de conocer.

- Y para terminar- Continuó el moreno- Una limonada ¿Ningún nombre extraño?-

-Supongo que a mi tío se le acabó la imaginación- Aventuró ella- En unos momentos te traeré tu comida…-

- Magnus- Dijo él.

-En unos momentos te traeré tu comida Magnus- Dijo entonces ella y se retiró de allí. Alec la vio sonreír al tiempo que entraba a la cocina. De repente el celular del ojiazul sonó y él contesto lo más rápido que pudo, evitando llamar la atención del chico sentado junto a su espalda. De Magnus.

- ¡Alec! Soy Clary- Dijo una chica apenas Alec contestó- Lamento la tardanza pero estaba saliendo de mi casa y por accidente derramé unos botes de pintura en la entrada. Mamá me hizo limpiarlo todo para poder recibirlos como es debido, así que hasta ahora voy a tomar el metro. Llegaré al restaurante en una media hora- Alec se apretó el puente de la nariz. Estaba muy cansado, pero tenía que esperarla. También quería preguntarle porque lo había citado en un restaurante tan lejos de donde ella vivía, pero era consciente de que Magnus podría estar escuchando la conversación y no quería llamar la atención del moreno.

- De acuerdo- Dijo lo más bajo que pudo pero que Clary alcanzara a escucharlo.

- De nuevo perdóname, trataré de darme prisa- Respondió ella y acto seguido colgó. Alec guardó el aparato en su bolsillo y solo por curiosidad giró levemente la cabeza para mirar que estaba haciendo Magnus. El moreno tenía ambas manos sobre la mesa y parecía estar anotando algo en una hoja. Alec trató de achicar la vista, pero no alcanzaba a leer que era lo que anotaba.

-Hey- Dijo alguien junto a la mesa de Alec, llamando la atención del moreno quien parecía estar a punto de girar la cabeza para ver. Alec rápidamente giró la cabeza, consciente de que por milisegundos se salvó de que Magnus lo sorprendiera espiándolo. Maia estaba parada junto a la mesa con una bandeja y una cosa naranja en un plato. Alec sintió la sangre subir a su rostro de solo pensar que Maia si pudo haber notado que espiaba al moreno.

-Aquí está tu flan- Dijo ella dejando el plato con la cosa naranja frente a Alec- ¿Vas a seguir esperando o vas a ordenar?- El ojiazul agradeció mentalmente que la chica no comentara nada al respecto, puede que ni siquiera se haya dado cuenta-

- Yo… ordenaré- Dijo Alec suavemente. Para él no era tan sencillo como lo fue para Magnus. Lo ponía nervioso pensar que puede que el moreno este escuchando todo lo que decía.

-¡Excelente!- Celebró la chica sacando la libreta de uno de los bolsillos y esperando pacientemente la orden. Después de unos momentos sin que ninguno de los dos hiciera algo, ella se rio y señaló a una tarjeta grande y roja que estaba sobre la mesa justo frente a Alec- Ahí está el menú- Dijo divertida. Alec sacudió la cabeza y tomó el menú para leer. No le gustaba sentirse espiado, y eso lo ponía nervioso.

-No…- Comentaba leyendo lo que decía en el menú. Por lo que Maia le había dicho a Magnus ya sabía que los nombres no significaban la gran cosa, pero no sabía que pedir.

-Tal vez pueda ayudarte- Sugirió ella- Dime de uno a diez cuanta hambre tienes-

-¿Seis?-

- Eso es- Dijo ella garabateando en la libreta- En unos momentos te traigo tu comida…-

- Alec-

-Alec, ya te traigo tu comida- Se giró y se fue. Alec esperó un poco ante de girarse para ver a Magnus, y no supo si aliviarse o decepcionarse al encontrar que el moreno había estado escribiendo en la hoja y ésta estaba casi llena. A lo mejor no le había parecido interesante escuchar al chico aburrido que estaba sentado detrás de él pedir comida. Con un suspiró que trató de ahogar para amortiguar el sonido, Alec regresó a su posición y le prestó atención al flan de naranja. Era un rectángulo de aspecto gelatinoso y suave con una cosa blanca esparcida en la cara de arriba y una cosa café espolvoreada. Alec supuso que esa última era chocolate. Desinteresado tomó un tenedor pequeño y cortó un poco del postre. Quería volver a mirar que estaba haciendo el moreno, pero no quería sentirse como si lo estuviera espiando. Irónicamente notó que tenía más interés en Magnus que en el aburrido flan naranja. Entonces sintió una vibración en su bolsillo. Era un mensaje de su hermana.

-¿Ya llegó Clary?-

Alec dejó el tenedor en la mesa y tomó el celular con ambas manos para responderle a su hermana.

-No, me llamó y se retrasará ¿No estabas durmiendo?-

La respuesta llegó casi al instante

-Desperté hace unos minutos. Debes estar aburrido, te llamaré-

Alec se imaginó tener que llevar una conversación con su hermana teniendo siempre presente que Magnus podría estar escuchando. Abrió los ojos con horror y respondió lo más rápido que pudo.

-NO ME LLAMES-

-¿Por qué no?-

-Nada importante, solo no lo hagas-

-Alec, o me dices o te llamo. Tienes treinta segundos-

Alec suspiró. Tendría que contarle a Isabelle corriendo el peligro de quedar como un idiota.

-Ok. Estoy sentado muy cerca de un chico y no quisiera que él escuchara ninguna conversación mía-

Alec dejó su celular sobre la mesa. Era claro que haberlo escrito le hacía darse cuenta de que era más ridículo de lo que él creía. Obviamente a Magnus no le importaba hablar con Alec escuchando, a lo mejor el moreno ni siquiera había visto al ojiazul. En ese caso ¿Por qué a Alec tenía que importarle? El ojiazul levantó el tenedor dispuesto a llevarlo a su boca y probar el flan, pero entonces su hermana al fin respondió.

-¡Oh Dios! ¿Qué tan cerca? ¿Te está tocando? ¿Dónde te está tocando? ¡Porque no me habías dicho que tenías una cita con un chico! ¿Es lindo?-

Alec agradeció no haber comido el bocado de flan, porque seguro se hubiera atragantado al leer aquello.

-¡No estoy en ninguna cita! ¿Cómo que donde me está tocando? ¡Es un completo desconocido sentado en otra mesa! Solo que está muy cerca y no quisiera que me escuchara-

Alec esperó pacientemente la respuesta de su hermana, y mientras tanto se giró un poco para mirar que hacía Magnus. Estaba tamborileando la hoja con el lápiz, como si estuviera pensando que más anotar. El ojiazul sintió su celular vibrar y regresó a sentarse recto para leer el mensaje.

-Entiendo pero ¿Entonces es lindo?-

Alec bufó.

-¿Leíste la parte en la que escribí que es un completo desconocido?-

El mensaje llegó rápido. Alec pudo imaginarse a su hermana sonriendo de oreja a oreja mientras tecleaba entusiasmada.

-La leí. Tu evasiva me confirma que es lindo pero por si acaso ¿Podrías tomarle una foto?-

-ES UN COMPLETO DESCONODIDO, no puedo simplemente girarme y pedirle una foto-

-Solo finge que se te cayó algo y mientras lo levantas le tomas rápido una foto y me la envías, no puede ser tan difícil-

Alec volvió a bufar y dejó el celular sobre la mesa. Las cosas no eran tan fáciles como Isabelle las hacía ver ¿Cómo demonios le tomaría una foto? Eso era imposible.

-Perdón por llegar tarde- Dijo una voz femenina proveniente de la mesa de Magnus. Alec giró un poco la cabeza y se sorprendió al ver una chica rubia sentada justo en frente del moreno. El ojiazul volvió la cabeza, ella si podía verlo espiar.

- Esta bien Camille, la verdad es que estaba aprovechando el tiempo- Respondió Magnus- Hice una lista de doce cosas por las cuales deberíamos terminar- Alec se interesó y puso atención a la respuesta de ella.

-Magnus ya hemos hablado de esto. No te daré el gusto de terminar conmigo, y mucho menos estando tan cerca de mi fiesta de vacaciones. No entraré ahí estando soltera- Alec finalmente tomó el tenedor y llevó un poco de flan a su boca. La conversación de al lado sonaba interesante.

-Eso precisamente me lleva a la numero uno- Contesto Magnus- "Eres lo suficientemente hermosa como para buscarte a alguien más antes del día de la fiesta"-

- Todos esperan que te lleve a ti- Repuso ella- Además, no te dejaré soltero por ahí a merced de los que quieren acostarse contigo-

-¿A pesar de la numero dos? - Preguntó Magnus- "Te he sido infiel más de dos veces a la semana sin importarme que pudieras encontrarme in fraganti" No se tu Camille, pero yo terminaría inmediatamente con el desalmado capaz de hacer eso ¿Mira que no tener la mínima precaución para evitar que descubrieras la infidelidad? ¡Imperdonable!- Camille se rió.

-Buen intento Magnus. Pero tus infidelidades solo fortifican más mi punto: Muchos quieren acostarse contigo, pero yo soy la novia oficial- Alec levantó ambas cejas sorprendido.

- Tercero- Leyó Magnus- "No soy caballeroso ni romántico ni detallista. Técnicamente soy, en el mejor de los casos, invisible. En el peor, un estorbo"-

-Eso no ha sido así siempre- Comentó ella, y el ojiazul notó algo meloso en el tono que estaba usando- ¿Recuerdas nuestros primeros días de noviazgo? Yo era la envidia de todo chico o chica que nos veía juntos-

-Ya que hablas de aquellos días tan lejanos leeré la cuarta "Estamos saliendo desde hace cinco años, de los cuales solo uno fue un verdadero noviazgo" ¿Sabes que hay un mundo lleno de otras personas?-

-No me convences- Advirtió ella- Continua- Magnus suspiró pesadamente.

-Saltaré la quinta porque iba unida a la cuarta. La sexta "Perdí todo mi interés hacia ti desde hace mucho, lo que convierte esta relación en algo tedioso"-

-Pues despiértalo- Obvió ella- ¿Séptima?-

-"No tengo traje para tu fiesta de vacaciones" Y cómo puedes ver subrayé esa, es muy importante- Ella bufó.

-Tienes trajes, y muchos-

-No dije que no tuviera trajes- Replicó él- Dije específicamente que no tenía traje para tu fiesta-

-Deja las tonterías. Usa uno de esos, o si no yo te compro uno, da igual-

-¡Ahí esta! Me das pie para la octava "Me tratas como a la chica de la relación" ¿Dónde crees que deja eso a mí hombría?- Camille bufó.

-Te acuestas con chicos ¿No te preocupa tu hombría en esos casos?- Alec abrió los ojos sorprendido, eso solo podía significar que Magnus era bisexual. Después sacudió la cabeza recordándose a sí mismo que eso no tendría por qué importarle.

- Irónicamente mi hombría esta en real peligro solo contigo- Respondió el moreno. Alec, sin saber porque, sonrió orgulloso- Continuemos, décima "Odio a tus amigos y yo sé que tu odias a los míos. A decir verdad no sé porque empezamos esta relación, creo que solo queríamos intentar algo diferente. Y eso hicimos. Ahora no hay nada más que hacer salvo decir adiós" ¿No te parecen una muy poéticas y sabias palabras? Deberías hacerles caso- Alec volvió a sonreír y negó con la cabeza al tiempo que tomaba otro poco de flan y seguía escuchando atentamente la conversación de al lado.

- Odio a tus amigos- Aceptó ella- Pero no a ti, me resultas divertido-

-¡No lo soy!- Replicó Magnus- ¡Soy la persona más aburrida del mundo! Puedes preguntarle a cualquiera, la gente se duerme cuando hablo ¡Se duermen cuando llego!- Camille se rio y Alec bufó en silencio.

- Olvídalo Magnus. ¿La onceava?- El moreno dio un suspiro dramático.

-De acuerdo, Numero once… Omitamos esa-

-Dila-

-No-

-Magnus…-

- Bien. "La mayoría del tiempo me das miedo"- Alec soltó una carcajada que al instante trató de disimular con una tos falsa. Cuando al fin logró controlarse no podía dejar de sonreír, aunque lo que realmente quería era poder reírse abiertamente sin llamar la atención de Magnus y de Camille. Lentamente se giró y tuvo un vistazo de la rubia mirando a Magnus con una ceja levantada.- ¿Lo ves? ¡Esa mirada! Si la gente pudiera matar con los ojos sería usando esa mirada ¡Si medusa existiera miraría así a sus víctimas!- El ojiazul se metió a la boca un gran bocado de flan para evitar reírse.

- Eso no me lo esperaba- Dijo la chica con voz dolida- Pero no cambia nada. Tienes solo una oportunidad más ¿Doceava?-

- "Realmente, realmente, quiero ser libre" Camille si quieres te puedo acompañar a tu fiesta de vacaciones, pero deja de decirle a todo el mundo que tú y yo estamos saliendo. Esa chispa que había entre nosotros hace mucho que se extinguió, y quiero buscarla en otra persona. Si realmente me amaste en algún momento, ahora te pido que me dejes libre. Por favor- Alec, al escuchar a Magnus y el tono de voz que usó, casi que sintió ganas de pararse y llegar hasta Camille para exigirle que aceptara la ruptura, y si era necesario que firmara algún papel donde certificara que lo hizo.

-Siempre eres tan dramático- Se quejó ella-¿Tienes idea de lo que dejaras ir? A mí-

-Lo sé- Confirmó él- ¿Eso es un sí?- Alec esperó el silencio que se le hizo eterno.

- Iras conmigo a la fiesta- Repitió ella- Y espero que quien me reemplace realmente valga la pena- Alec abrió la boca sorprendido.

-¡Eres asombrosa!- Exclamó Magnus. Alec sintió el movimiento a su espalda y se giró para encontrarse a Magnus de pie, abrazando efusivamente a Camille. Entonces el celular de Alec vibró

-¿Ya tomaste la foto?-

Alec volvió a ver a la recién terminada pareja. ¿Como podía tomarle una foto a Magnus? Era imposible. El ojiazul notó que el abrazo se estaba terminando y decidió volver a su flan.

-Bueno, ya que finalmente lo conseguiste supongo que te iras por ahí a celebrar- Supuso ella.

-En realidad no. Espero mi comida- Contesto el moreno.

-En ese caso buen apetito. Me iré a arreglar los últimos detalles de la fiesta. Por cierto, usa un traje plateado, saldrá a la perfección con mi vestido-

-Claro que si, nos vemos luego- Alec se giró levemente y vio a Magnus acompañar a Camille a la entrada del restaurante. Era ahora o nunca. El nephilim tomó su celular y lo puso en su oído, como si estuviera llamando, y levantó una cuchara sopera para ponerlo frente al aparato y ver el reflejo de lo que se veia en la pantalla. Magnus se quedó hablando con Camille unos momentos mas en la entrada, después la chica se acercó y se despidió finalmente con un beso en la mejilla. Apenas ella se hubo ido Magnus empezó a caminar de regreso a su mesa, Alec esperó mientras sentía au corazón latir como loco, no quería ni imaginarse lo que ocurriría si el moreno lo descubriera tomandole una foto.

A Magnus le faltaban unos cuantos pasos para llegar a la silla, entonces Alec inmediatamente tomó la foto.

-Gracias por su llamada- Le dijo al aparato para disimular, pues sabia que ahora Magnus estaba lo suficientemente cerca como para oírlo. Sintió al moreno sentarse de nuevo y bajó el celular para mirar la foto que había tomado. En ella se veía a Magnus congelado en lo que sería un paso, miraba hacia su mesa y sus manos estaban grácilmente acompañando el movimiento de su cuerpo. Pero lo mas asombroso era su rostro. Tenia un brillo especial en los ojos y una sonrisa en sus labios. Era la expresión de un niño emocionado porque sabe que le espera algo grande, un gran regalo. Alec supuso que Magnus debería estar feliz de haber conseguido ser libre. El ojiazul sonrió orgulloso ante su foto, para no haber estado mirando no estaba mal, la foto retrataba a la perfección los sentimientos de un hombre, y en ella Magnus se veía asombroso. Su camisa se abría en el pecho, su cabello parecía estar bailando en su cabeza, su rostro estaba radiante. Alec pensó que quien viera la foto podría creer que se trataba de algún modelo o algún actor. O bien que podría ser photoshop. Sin dudar buscó a su hermana en sus contactos y le dio en "Enviar". La respuesta tardó tres minutos.

¡Alec! ¡Esta buenísimo! Por favor dime que ya le hablaste

Maia llegó a la mesa de Alec y dejó una bandeja con comida

-Son macarrones, rollo y limonada- Informó la camarera. Alec miró la comida y quiso decirle que esa era la comida de Magnus, pero no quería tener que confesar que aquello lo sabia por haber escuchado a escondidas. Entonces notó que había otro plato idéntico sobre la bandeja- ¿Algo mas?- Alec negó con la cabeza. Eso quería decir que Maia les había pedido la misma comida.

-De acuerdo, buen provecho - La chica se dirigió a la mesa de Magnus- Tu comida- Repitió.

-Gracias- Dijo Magnus y Alec vio a la camarera regresar para entrar a la cocina. Decidió responderle a su hermana.

Claro que no ¿Que le digo?

¡Cualquier cosa! Es mejor que le digas algo antes de que se vaya y no lo vuelvas a ver en tu vida.

El ojiazul meditó sobre eso mientras volvía a guardar su celular en el bolsillo y tomaba un sorbo de su limonada. Curioso, y jurando que sería la última vez, se giró y se encontró con que Magnus estaba comiendo en silencio. Decidiendo hacer lo mismo volvió a su plato, agachó un poco la cabeza para que la capucha le cubriera la vista de las demás personas en el restaurante, y empezó a comer.

Varios minutos después el celular de Alec sonó y el ojiazul dejó los cubiertos sobre la mesa para contestar.

-Alec, soy Clary- Dijo una voz femenina en la otra línea que sonaba algo agitada- Enserio perdóname por dejarte esperando tanto tiempo-

- Esta bien- Contesto el ojiazul- ¿Tardarás mucho?-

- Un poco- Contesto ella- Me encontré con unos amigos que tenían un problema en el negocio que atendían así que les ayude a desempacar la mercancía. Ya tome de nuevo mi camino al restaurante, en unos momentos llegaré- Alec suspiró y aceptó para después colgar, sorprendiéndose de encontrar en la pantalla quince mensajes de su hermana. Había estado ensimismado comiendo y se había olvidado de revisar el celular. Podía intuir que los primeros dos serían el verdadero mensaje y los otros trece solo regaños por no responder, así que decidió desistir de ver esos últimos.

¿Ya le hablaste?

Decía el primero.

Alec si no le hablas te vas a arrepentir. Yo misma iré al restaurante y te lo quitaré. ¡Hablo enserio!

El ojiazul abrió los ojos sorprendido y tecleó lo más rápido que jamás había hecho en su vida.

¡No! ¡No vengas! Izzy no vengas. Si ya estabas en camino entonces regresa.

La respuesta llegó casi en el acto

Tranquilo, no iba a ir de todos modos, solo quería asustarte un poco. Como sea, no tienes que decirle mucho, solo deja que él vea tus matadores ojos azules y ellos harán todo el trabajo.

Alec bebió tranquilamente un poco de su limonada y suspiró para responderle a su hermana. No era la primera vez que tenían esa conversación, pero había cosas que, por más que Alec repitiera, ella se negaba a entender.

Izzy, ya te lo he dicho, tener ojos azules no es la gran cosa. Créeme, he vivido toda mi vida con ellos y no noto alguna ventaja por encima de los demás, así que deja de decir cosas como esas.

Alec esperó la respuesta. Miró hacia los platos vacíos frente a él, solo le faltaba terminar un poco del flan de naranja y entonces habría terminado de comer. Volvió a mirar la pantalla del celular y se encontró con una llamada entrante de su hermana. Abrió los ojos, no contestaría ahí donde Magnus pudiera escuchar. Miró alrededor y distinguió a unas cuantas mesas lo que debería de ser la entrada a los baños. Se levantó y sin siquiera mirar al moreno caminó derecho y no se detuvo hasta que estuvo encerrado en un cubículo. Solo entonces contesto la llamada.

-Izzy- Dijo Apenas hubo contestado.

-¿Qué le dijiste?- Preguntó ella.

-No le hable- Respondió- Y no lo haré, ya deja de insistir con eso- Su hermana dio un suspiro dramático.

-¡Eres increíble! ¿Por qué no?-

- Porque acaba de terminar con su novia. Los escuche terminando. Además no sé nada aparte de su nombre y no estoy aquí para tener conversa…-

-¿Qué dices?- Cortó ella- ¿Escuchaste cuando terminó con su novia y no le has dicho nada? ¿Qué no crees en palabras como "Destino" o "Suerte"?-

-No-

- Que aburrido eres- Se quejó su hermana- ¿Y cómo se llama?-

- Magnus-

-Mmm me gusta ese nombre-

-A mí también-

-¿Disculpa?-

- Que lo olvides, no hablaré con él. No soy tú, yo no sé qué decir. Además Clary llegará pronto- Eso pareció convencer a su hermana, quien empezó a murmurar enojada. Alec se despidió de ella y la dejó murmurando sola antes de colgar y volver a guardar su teléfono en el bolsillo. Después salió del cubículo y se acercó a lavar sus manos como acto reflejo a la costumbre. Aprovechó y se miró en el espejo. Un mechón de cabello negro azabache le caía por la frente para terminar rozando una ceja. Él lo acomodo hacia atrás, escondiéndolo junto con el resto de su pelo bajo la capucha. Tenía los ojos enrojecidos por el sueño del viaje que no había podido satisfacer, y la expresión en su cara dejaban muy claro lo cansado que estaba. Dejó caer agua sobre las palmas de sus manos y mojó su rostro para despertarlo un poco. Finalmente se secó y se dispuso a salir del baño, pero estiró una mano para abrir la puerta al tiempo que esta ya era abierta por alguien de afuera. Por Magnus.

El ojiazul se detuvo abruptamente, el moreno miraba hacia la puerta pero después sus ojos se encontraron con los de Alec y no parecían querer moverse de ahí. "Matadores ojos azules" Le había dicho Isabelle a Alec, y este último, al ver la expresión de Magnus, le creyó por tres segundos. Después ese tiempo pasó, bajó la cabeza permitiendo que la capucha le cubriera el rostro y rodeó al moreno para salir del baño, tratando de ignorar el hecho de que, pese a que ya lo había dejado atrás, aún sentía la mirada de Magnus en su espalda.

Finalmente llegó a su mesa, se sentó y liberó la respiración que no sabía que estaba conteniendo. Todo era culpa de su hermana. Si ella no lo hubiera llamado el no habría ido al baño y se hubiera evitado ese encuentro. Realmente esperaba poder salir del restaurante pasando desapercibido, pero ahora seguramente Magnus lo reconocería al volver a su mesa.

Alec levantó la cabeza y vio que Magnus estaba caminando de regresó. Entonces la bajó y pidió en silencio que no lo reconociera. Momentos después sintió al moreno tomar asiento sin decir una palabra, pero aún no se sentía seguro. Ni siquiera era capaz de mover una mano. Estaba petrificado en su asiento.

-Hola Magnus- Alec reconoció la voz de Maia- ¿Puedo llevarme los platos?-

- Claro- Aceptó el moreno y seguido se escuchó el ruido de los platos siendo colocados en la bandeja de la camarera.

-¿Ya vino tu acompañante?- Preguntó ella.

- Si, y ya se fue- Respondió el- ¡Espera! No te lleves mi flan, aún no lo termino- Ella se rió.

-De acuerdo, buen provecho entonces- Respondió.

-Maia- Llamó Magnus

-Mmm- Alec trató de agudizar el oído, pero no lograba escuchar que estaba pasando. De repente las voces de Magnus y Maia se habían perdido, y el ojiazul estuvo tentado de levantarla mirada para ver qué había pasado. Pero entonces ella habló.

-Oh ¿Sabes que Magnus? Acabo de notar que hay muchas personas aquí- Alec arrugó la nariz no entendiendo el origen del comentario.

- Eso veo, no creo que hayan suficientes mesas para todos- Respondió el.

- Y en este restaurante siempre nos preocupamos por el bienestar de todos nuestros clientes. Hay quienes vienen en familia y quieren sentarse juntos, así que ¿Te importaría ceder tu mesa?-

-¡Claro que no!- Alec frunció el ceño, no quería que Magnus lo viera pero tampoco quería que se fuera- Sera un verdadero placer ayudar, nací para ayudar, la gente ama que los ayude-

-¡Excelente! Amo ese optimismo en un cliente. En ese caso creo que podríamos reubicarte en… No, esa mesa está llena. Que tal… ¿Junto al bebe sucio? Ni en sueños. ¡Oh, espera! ¡Creo que esta mesa es perfecta!- Alec no pudo evitar levantar un poco la cabeza al sentirse observado y se encontró a Maia parado junto a él, viéndolo con una sonrisa.

-¿Enserio? ¿Podría sentarme ahí?-Preguntó Magnus. Alec giró la cabeza para verlo pero se detuvo recordando lo cerca que estaban y que si lo hacían entonces seguramente sus mejillas se tocarían.

-¿Tienes algún problema Alec?- Preguntó Maia. Alec maldijo su suerte.

-Claro que no, adelante- Respondió. La camarera tomó el flan de naranja de Magnus y lo colocó en la mesa de Alec, frente al asiento vacío. Segundos después Magnus se sentó en ese asiento.

- Ustedes me agradan chicos- Dijo Maia mientras recogía los platos vacíos de Alec- Los dos- Y después se marchó a la cocina. Alec la observó marcharse y cuando ya no pudo verla dirigió su vista a Magnus, quien no había dejado de verlo y sonreír desde que se había sentado.

-¿No vas a comer?- Le preguntó señalando el flan de naranja de Magnus. Este último parpadeo como si acabara de despertar a la realidad.

-Sí, claro- Dijo y tomó su tenedor para pinchar un trozo del postre.

- Soy Alec Lightwood- Dijo el ojiazul no muy seguro de porque, a lo mejor en alguna parte de su mente tenía grabado que al iniciar una conversación las normas sociales pedían una presentación.

- Magnus Bane- Contesto el moreno levantando el tenedor- Nunca te había visto antes-

-Vine de vacaciones- Informó Alec.

-¿A Nueva York?- Preguntó Magnus incrédulo. Alec se encogió de hombros. El moreno sonrió y llevó el tenedor a su boca.

-Ahora que sabemos nuestros respectivos nombres podemos empezar a conocernos más- Propuso el moreno- ¿Qué haces en este restaurante? ¿Esperas a alguien?-

-Si-

-¿Una cita?-

-Más bien un encuentro con una chica que me llevaría a su casa. Es todo parte de un intercambio vacacional- Magnus asintió mientras lo escuchaba atentamente.

-¿Y te ha dejado plantado?- Alec le señaló con la mirada su flan de naranja, recordándole que lo estaba comiendo. Magnus parpadeó y tomó de nuevo el tenedor para comer otro bocado.

- Solo se retrasó- Informó. No estaba seguro de si debía preguntarle lo mismo a Magnus, de todos modos él ya sabía que el moreno estaba en el restaurante porque se iba a encontrar con Camille. Mientras pensaba en que más decir miró alrededor y no pudo evitar comentar lo que vio- Hay muchas mesas vacías- Dijo. Después se arrepintió, pero Magnus no pareció tomarlo como un mal comentario.

- Todas esas serán para las familias que quieran venir a comer- Dijo firmemente- ¿Por qué utilizas esa sudadera sobre la cabeza? ¿Tienes frio?- Alec en un reflejo puso una mano sobre su capucha.

-Yo… no se-

-Entonces quítala. Las normas de etiqueta no te permiten usarla al tiempo que hablas con alguien a quien acabas de conocer-

- No recuerdo que eso sea una norma de etiqueta-

-Tal vez no, pero debería- Alec sonrió. Tal vez podría quitarse la capucha… después de todo habían posibilidades de no volver a ver a Magnus y concederle uno que otro capricho no parecía una mala idea. El ojiazul levantó ambas manos y echó la capucha hacia atrás, sintiéndose expuesto pero tratando de no darle importancia. Magnus lo miro fijamente.

-Esos ojos… ese cabello…- Murmuró- Cabello negro y ojos azules- Alec se removió incomodo en su silla por la atención que estaba recibiendo.

-Si- Respondió, no muy seguro de porqué. Magnus volvió a parpadear, mirando hacia el flan que de nuevo había dejado olvidado.

-Creo que ya no tengo hambre- Dijo viendo al postre- Empiezo a notar que puede que el naranja no sea uno de mis colores favoritos-

-¿Lo es el azul?- Magnus lo miró.

-¿Cómo dices?-

-El azul- Alec señaló su cabello con mechones azules y su ropa- ¿Ese si es uno de tus colores favoritos?- Magnus se tocó su propio cabello, como si no recordara de qué color lo tenía ese día.

- Vaya, que perfecta sincronía- Comentó al verlo con una sonrisa- Mi cabello y tus ojos combinan perfectamente- El ojiazul se rió, pero no supo que más decir. Pero Magnus no permitiría que la conversación muriera- ¿Y porque escogiste Nueva York?-

-Fue mi hermana. Ella quiso venir y yo la estoy acompañando- Magnus asintió.

- Eres un gran hermano- Comentó- Yo en tu lugar… no sé qué hubiera hecho porque no tengo hermanos, pero definitivamente no usaría mis vacaciones para algo así- El ojiazul se encogió de hombros.

-De todos modos no tenía nada más que hacer- Magnus lo miró sorprendido.

-¿No? ¿Ninguna actividad? ¿Leer un libro? ¿Hacer teatro? ¿Algún deporte?- Alec negó con la cabeza

-¿Y tú?- Preguntó tratando de dirigir la conversación para sacar la atención de el mismo- ¿Qué harás estas vacaciones?- Magnus dio un suspiro dramático y se escurrió levemente en la silla.

-Quería viajar- Dijo con voz lastimera- Pero las cosas no resultaron como creí que iban a resultar, y ahora estoy condenado a pasar estos días en esta fría ciudad-

-No puede ser tan malo- Opinó Alec- Seguro que hay muchas cosas por hacer- Magnus soltó una carcajada seca.

-Ese es el problema. Creo que ya lo he hecho todo- Alec levantó las cejas sorprendido. Magnus se apresuró a aclarar- Soy de esas personas que no pueden quedarse quietas, me gusta siempre estar haciendo algo o participando en algún club. Y me temo que me he quedado sin ideas-

-¿Teatro?-

-Fui Mercucio en la puesta en escena de "Romeo y Julieta"-

-¿Danza?-

- Te sorprendería mi talento en esa habilidad-

- ¿Canto?-

-Lo hice. No resulto muy bien pero lo hice-

-¿Pintura?-

-Mi profesor de ese taller me amaba. Decía que yo hacía los mejores cuadros desnudos que había visto- Alec parpadeó.

-¿Enserio?-

-No- Magnus se rió- Ojala hubiera podido hacer al menos una pintura. Tal vez un desnudo de mí mismo, seguro que él se hubiera encantado. En su lugar me echó del taller por un incidente relacionado con un bote de pintura verde, una barra de pasta dental, y una chica con el cabello más largo que haya visto- Alec se acercó ligeramente interesado en escuchar aquello- Incidente que no comentaré- El ojiazul chasqueó la lengua y volvió a sentarse en su lugar.

- De acuerdo ¿Qué tal alguna arte marcial?- Magnus bufó.

- Mi maestro me amaba, y esta vez no estoy exagerando, él me amaba de verdad. Y no es ese amor que le tienes a un tierno gato, o a tu disco de música favorito. Es el amor que podrías tenerle al único otro ser de la tierra que es fan de algo que a ti te guste. Me buscaba, me llamaba, hacía énfasis en mi todo el tiempo sin importarle los otros chicos. Creo que se debe a que creyó que veníamos de la misma cultura asiática o algo así, la verdad nunca le pregunté- El ojiazul abrió los ojos sorprendido.

-¿Y qué hiciste?- Magnus sonrió.

-¿Qué hubieras hecho tú?-Alec se rió nerviosamente y bajó la cabeza para meditar sobre ello. No creía que algo así podría sucederle, y en cuyo caso de que pasara tampoco sabía qué hacer. ¿Tal vez denunciaría por acoso? ¿Le diría a Isabelle? No estaba seguro.

- No lo sé- Admitió.

- Yo huí- Dijo- Cambie mi número, mi dirección y me salí del taller-

-¿Vives cosas así todo el tiempo?- Preguntó- Como si fueran pequeñas aventuras-

- Así es- Afirmo Magnus- Esa es mi vida. Pero de tanto probar cosas me estoy quedando sin ideas o sin cosas nuevas que intentar. Ahora lo único que no me tiene en el fondo del aburrimiento y la monotonía son las fiestas-

- No sé qué decirte- Respondió Alec- Mi vida suele ser más tranquila. No hago todas esas cosas que tú haces-

- Pues deberías- Opinó Magnus- Solo hay una vida ¿No? Deberías intentar cosas nuevas, tal vez algo termine gustándote mucho. Deberías salir y divertirte. Ir a alguna fiesta, con las personas y el ambiente adecuado suelen ser muy agradables- El ojiazul no llevaba una vida tan movida, las únicas fiestas a las que asistía eran las obligatorias reuniones familiares, y ni siquiera estaba seguro de si contaban. No es que Isabelle no hubiera tratado de convencerlo para ir a alguna fiesta, es solo que nunca le había parecido interesante. Pero ahora, al escuchar hablar a Magnus, se le ocurrió que tal vez había cosas que se estaba perdiendo. Tal vez había más personas con la misma personalidad alegre y energética de Magnus, y por quedarse en casa no las estaba conociendo.

- Lo pensaré- Accedió Alec. Magnus sonrió y abrió la boca para decir algo más pero fue callado por el sonido de su celular. El moreno sacó el aparato de su bolsillo y contestó- Camille ¿Pasa algo?- Alec lo miró interesado. Magnus parecía escuchar al tiempo que digería la información- Te dije que yo… está bien, no te muevas, voy para allá- Magnus colgó y miró a Alec con una sonrisa triste- Me tengo que ir-

- ¿Pasó algo malo?- Preguntó el ojiazul. Magnus negó con la cabeza al tiempo que se ponía de pie.

- No, solo algunos detalles de una fiesta que necesitan mi inmediata supervisión- Magnus sacó dinero de uno de sus bolsillos y lo dejó sobre la mesa- Fue fantástico conocerte Alec- Dijo. Alec quería decir algo pero no sabía qué. Si Magnus se iba habían grandes posibilidades de no volverlo a ver, pero no le diría que se quedará. ¿Si le pedía su número Magnus se lo daría? No estaba seguro de nada, en lo único que podía pensar era que en unos minutos el moreno saldría del restaurante.

-¡Alec!- El ojiazul miró hacia el origen de la voz y vio a Clary acercarse jadeando- Traté de correr lo más rápido que… ¡No puede ser! ¡Magnus!- Alec se sorprendió al ver como Magnus le sonreía a la pelirroja y ambos se acercaban para compartir un efusivo abrazo- Creí que saldrías de la ciudad para ir de vacaciones-

- Conoces a Camille- Repuso él- Organizó una fiesta y no puedo faltar- Clary suspiró.

-Todos conocemos a tu novia- Magnus sonrió.

-Ya no es mi novia. Hoy terminamos oficialmente- Tal vez fue imaginación de Alec, pero le pareció ver a Magnus lanzarle una rápida mirada mientras decía eso. Clary sonrió de vuelta y de nuevo se acercó para otro abrazo. Alec supuso que nunca más volvería a ver a personas felices por la noticia de una ruptura.

-¡Me alegra! Y sé que todos pensamos igual. Pero ¿A dónde vas? ¿Vienes a mi casa? Tendré por unos días a Alec y a Isabelle, son dos chicos que…-

- Intercambio vacacional, lo sé- Dijo el, y miró al ojiazul- Alec me lo contó. Y realmente me encantaría acompañarlos pero no puedo, Camille me necesita-

-Magnus…- Advirtió ella con voz seria.

-En plan de amigos- Se apresuró a especificar el.

-De acuerdo, si terminas pronto pásate por mi casa-

- Trataré. Adiós Clary- Magnus de nuevo se giró hacia Alec- Adiós Alexander- Alec parpadeó hacia él, no le había dicho que ese era su nombre completo y aunque dudaba que "Alec" pudiera ser diminutivo de otra cosa de todos modos nadie lo llamaba así. Pero decidió dejarlo pasar.

-Adiós Mags- Dijo tratando de llamarlo también a él de un modo diferente. Magnus sonrió abiertamente e hizo un disimulado guiño de un ojo antes de girarse y dirigirse a la salida. Alec lo siguió con la mirada mientras pensaba y sentía que no era la última vez que lo vería.

-Alec- Llamó Clary- Lamento citarte aquí pero Luke, el dueño del restaurante, está saliendo con mi mamá y ella me pidió que le pasara un mensaje-

-¿Eso significa que Maia es tu prima?- Preguntó. Clary se rió.

-Pues hasta ahora la estoy conociendo, pero si, digamos que es mi prima- Alec asintió entendiéndolo todo- Como sea, debes estar muy cansado. Espérame aquí habló con Luke un momento y le pido que nos lleve en su camioneta al hotel con tu hermana y luego a mi casa- La pelirroja se giró y entró decidida a la cocina, usando la misma seguridad que usaba Maia. Alec volvió a mirar hacia la salida. Si Clary conocía a Magnus había grandes posibilidades de volverlo a ver. El encuentro no resulto tan incómodo o vergonzoso como pensaba, y ahora sabía que si lo volvía a ver ya no querría pasar desapercibido. Ahora querría acercarse y saber más cosas de él.

El ojiazul sonrió al tiempo que sacaba su celular y le tecleaba a su hermana.

Gracias por ser tan agotadoramente insistente. Hablé con él.

Segundos después su celular recibió la llamada entrante de su hermana. Alec miró hacia la cocina pero no había señal de Clary y supuso que podría pasar el tiempo contándole con lujo de detalles todo lo que había pasado a su hermana, tanto para que ella se enterara, como para que el mismo no pudiera olvidarlo.


Es todo. No se si haré un segundo y último capítulo, a lo mejor relacionado con la fiesta de Camille, pero primero quisiera saber si por el momento les gusta. Gracias por leer.