¿Dónde está Kakashi?

Minato estaba nervioso.

No era porque había invitado a Kushina, la chica que le gustaba a comer ramen en Ichiraku. No, tampoco era porque Obito estaba llegando tarde de nuevo (eso era costumbre).

La verdadera razón era Kakashi. El chico al que, desde que le habían dejado a su cargo la tutela del equipo 7, protegía como aún hijo junto a Rin y Obito.

La verdad es que a el no le gustaban los favoritismos, pero no podía evitar darle una atención especial a el. Sabía que esto era injusto para los otros dos, pero un instinto paternal dentro suyo le decía que Kakashi necesitaba un ejemplo a seguir para no ir por mal camino. Refiriéndose a que Kakashi se refería a si mismo como una herramienta, lo cual era una forma de pensar muy preocupante.

Volviendo al tema central, había empezado a sentir un mal presentimiento cuando no se encontró a Kakashi en el campo de entrenamiento a la hora que había acordado con el equipo 7. Era extraño que Kakashi, quien era sumamente apegado a las reglas shinobi no fuese puntual.

Rin se sentaba en el piso jugando con sus pulgares y teniendo una ligera mueca en el rostro. Parecía que ella pensaba lo mismo. Estuvieron sentados en silencio por un largo rato esperando con paciencia.

Su nerviosismo se fundió con pánico cuando Obito llego corriendo y agitando el brazo rápidamente.

-Lo siento, creo que llegue tarde. Lo qué paso es que ayude a una anciana a la que...- paro de hablar mirando con el ceño fruncido el campo de entrenamiento- ¿Dónde está Bakakashi?-.

Minato sintió como si le hubieran lanzado un balde de agua fría encima.

Intento verse lo más calmado posible y se dirigió a sus dos alumnos.

-El entrenamiento se cancela por hoy, pueden volver a sus casas-.

Parece que no pudo esconder muy bien su tono de preocupación porque Obito intervino su salida.

-¿Qué pasa Minato-sensei? ¿Por qué Bakakashi no está aquí?-.

Minato sabía que dijera lo que dijera no sería creíble para el Uchiha. Aunque Kakashi y Obito se odiaban no dejaban de ser compañeros de equipo y Obito era uno de preocuparse por los demás.

Posó su mano sobre la cabellera desordenada del Uchiha y le regaló una ligera sonrisa.

-No te preocupes Obito. Iré a comprobar la casa de Kakashi y les avisare después de su estado, ¿está bien?-.

No hubo negación pero tampoco una respuesta. Fue todo lo que Minato necesitó para desaparecer del lugar como un rayo.

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Narra Kakashi

Sentir un colchón en mi espalda me hacía preguntarme donde estaba.

Al despertar me había sorprendido el hecho de encontrarme en el departamento en el que había empezado a vivir desde la muerte de mi padre.

Pero era IMPOSIBLE.

Pain había destruido este lugar junto al antiguo Konoha.

Por un momento se me vino a la mente la teoría de que era un Genjutsu. Pero lo descarte después de varios intentos de disolución además de que mi mente gritaba que no era un sueño.

Este lugar realmente parecía la habitación de mi departamento, además de una foto que tenía en el buró. Era del equipo 7, era yo... con Minato-sensei... Obito y... Rin.

Mi mirada se oscureció al recordar los destinos de cada uno, haciendo que apretara los dientes con fuerza.

Lo último que recordaba era estar enfrentándome con Pain. Después de eso, solo un hueco en mi memoria.

Al disponerme a salir de la cama me quité las sabanas que me cubrían y me paré. Al hacer contacto con el suelo tropecé torpemente con mis propios pies pero gracias a mis reflejos logre mantenerme en pie. No pude evitar avergonzarme ante mi torpeza.

Levante una ceja al darme cuenta de que la cama era más grande de lo que pensaba.

Me alarmé al darme cuenta que todo era más grande de lo que debería ser.

Ya pensando que estaba alucinando corrí al baño y cuando vi mi reflejo casi me desmayo. Mi rostro se veía más joven pero conservaba la cicatriz atravesando mi ojo izquierdo. Abrí el ojo y confirme que aún tenía el sharingan.

Volteé para abajo y vi como mi tamaño se había reducido drásticamente, ahora entendiendo la torpeza de mis pies.

Intenté ubicarme ahora que ya tenía esa información.

"Parece que he viajado al pasado y ahora tengo una segunda oportunidad para corregir todo lo que me ha salido mal y así evitar desastres futuros"

Me reí de ese mal chiste.

Perfecto

Parecía que por fin me había vuelto loco ya que sabía muy bien por todas mis experiencias en mis años como ninja que la vida no era color rosa y las anheladas segundas oportunidades eran imposibles. Esto tenía que ser un sueño.

O al menos eso pensé antes de ver como un flash amarillo entraba por la ventana (anteriormente cerrada), el cual mantenía una mirada llena de preocupación.

-¿Kakashi? -

Casi derramo lágrimas.