***Konnichiwa minna-sama! Hola a todos! Lo primero, deciros que esta historia es una traducción al español de mi historia original 'True Destiny in the Stars', para que todos aquellos que no dominéis el inglés podáis disfrutar de ella igualmente :-). Yo soy Nyank0, la autora, e intentare ir traduciendo y publicando más o menos un capítulo por semana para que no os aburráis mucho de esperar. Ah! y ya sabéis, agradeceré todas las opiniones que queráis dejarme acerca de la historia! Gracias y nos vemos por aquí!
Algunas aclaraciones: he mantenido todos los nombres y apodos de los personajes de la versión original en japonés. También he utilizado los nombres de todos los ataques y transformaciones de esa versión, es decir, en inglés, así como los términos sailor senshi, etc... Así que cualquier duda que tengáis, me decís! ***
***Los personajes y la historia original de Sailor Moon no son de mi propiedad***
CAPÍTULO 1 - REVELACIÓN
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"Mamo-chan… De verdad me quieres?"
"De verdad"
"En serio?"
"Claro"
"Como cuánto?"
"Por qué me preguntas eso?"
"Vengaaa… dime cuánto"
"Vale, te lo diré… Mi amor por ti es más grande que el Universo" '
La vida de Usagi después de aquél momento continuó siendo básicamente igual que había sido hasta entonces, solo que completamente tranquila y pacífica. Todas habían continuado estudiando y siendo chicas normales de 17 años. A veces, las senshi y ella hablaban acerca de este nuevo estado de paz y bienestar en el que la Tierra parecía estar sumida, y pensaban que quizá al vencer a Chaos habían terminado con todo el mal existente. Eso querría decir que el futuro utópico que les esperaba estaba muy cerca de suceder. La era de Crystal Tokyo no debería estar ya cerca de comenzar.
Estos pensamientos rondaban la cabeza de Usagi más a menudo de lo que quería admitir, pero algo había cambiado desde el final de su última batalla… ya no sentía esa ansiedad histérica de casarse con Mamoru y convertirse en su princesa, no deseaba locamente que llegase el momento en el que se convertiría en la reina del planeta Tierra y compartiría su vida en el Crystal Palace con él por toda la eternidad. No, ella ahora anhelaba otra cosa… a otra persona… pero se había prohibido a sí misma dejar a su corazón siquiera pensar en ello.
Ella conocía a Mamoru, su Mamo-chan, de lo que parecía ser más de una vida… ella sabía que él tenía un carácter disciplinado, formal y serio, siempre actuaba correctamente en todas las situaciones, y era inteligente y elegante. La definición perfecta de un rey. Sin embargo, él era tan diferente a ella… Usagi había madurado desde que se conocieron, sin duda, especialmente después de su última batalla y todo lo que habían tenido que pasar, pero todavía se consideraba a sí misma una adolescente alegre a la que le encantaba comer y dormir, y que era algo torpe y llorona. Pero esa era su manera de ser, y la forma en la que ella disfrutaba de la vida.
Le gustaba mucho ir al parque de atracciones, salir con sus amigas, comer todo tipo de dulces, hacer bromas y actuar con espontaneidad. Y sobre todo, amaba ser amada, sentirse atendida y cuidada, como según ella pensaba, todos los novios deberían tratar a sus novias. Pero Mamoru no era de ese tipo de novios. 'Él es tan correcto y educado' pensaba Usagi 'Me quiere tanto como yo le quiero a él, simplemente es que lo expresa de forma diferente… no puedo esperar que él actúe con la efusividad con la que yo siempre lo hago, no sería propio de él'.
Esos pensamientos siempre la habían acompañado, desde el principio de su relación con Mamoru. Su manera de quererla siempre había sido suficiente para ella, porque ella le quería mucho y sabía que era el tipo de chico callado, educado y elegante. Pero principalmente, porque ella no había conocido ningún otro tipo de relación. Hasta el año anterior… Hasta que los Starlights entraron en su vida y literalmente la iluminaron.
Ella experimentó tantísimas cosas con ellos… dificultades, por supuesto, pero como siempre tan optimista, Usagi sólo recordaba las buenas cosas: le habían enseñado la lealtad, la confianza en los amigos, el valor de la amistad, el poder de no darse nunca por vencido y tener fé, pero sobre todo… le habían enseñado el verdadero amor.
"Seiya…" murmuró Usagi después de apagar la luz de su habitación para irse a dormir, cuando una noche más, se sintió atraída por el brillo de las estrellas a través de su ventana. Ahora siempre dormía con las cortinas de su ventana abiertas, porque le encantaba mirar las estrellas. Las observaba destellar en el cielo hasta quedarse dormida cada noche desde que él se fue. Y no podía evitar pensar en él cuando lo hacía. Se sentía muy mal consigo misma, porque quería a su novio y sabía que no era correcto estar pensando en otra persona, pero su corazón sencillamente seguía su propio camino cuando ella estaba sola.
Seiya le había abierto los ojos. Le había enseñado lo que significaba el amor verdadero cuando se comparte con la persona correcta. Él era tan divertido, siempre bromeando con ella, compartiendo con ella las actividades que más le gustaban… en definitiva, siendo ella misma en su compañía, disfrutándolo muchísimo y lo más importante, no sintiéndose avergonzada por ello. La vida con él tenía el brillo de una estrella. Él la había amado tanto… ahora se daba cuenta. Siempre actuando como su mejor amigo, el más leal, estando allí para ella cada vez que le necesitaba, sin siquiera preguntar porqué, incluso arriesgando su propia vida, dándolo todo por ella, por su felicidad. Y siempre demostrándole y diciéndole lo que sentía por ella.
Y ahora que Usagi había probado eso, algo en su relación con Mamoru había cambiado. Justo después de la batalla, esa conversación bajo la luna que ella había repetido en su cabeza miles de veces. Ella había necesitado una reconfirmación. Por primera vez, ella había necesitado escucharle decir que la quería, e incluso preguntarle que cuánto. Se había sentido algo defraudada con la conversación, ya que parecía que a él le costaba expresar sus sentimientos hacia ella. Esperaba mucho más de él después de todo el tiempo que habían estado separados el uno del otro, después de que él hubiese estado muerto y ella hubiese luchado tan duramente. Pero lo único que obtuvo fue una conversación floja que a ella le pareció que él estaba incómodo de tener, en la que lo único que él hizo fue asentir a todo lo que ella decía. No había verdaderos sentimientos en esa conversación. Cualquiera de los días anteriores con Seiya había sido mucho más romántico que ese momento. Y después, el beso que compartieron. Por qué no sentía mariposas en su estómago? Por qué era todo correcto y tal y como se suponía que debía ser, una pareja perfecta vista desde fuera, pero ella se sentía de esta forma?
Usagi sacudió la cabeza y se tumbó en su cama. Tenía que olvidarse de esos pensamientos, tenía que dejar de pensar en él. Ella iba a convertirse en la nueva reina de la Tierra, y tenía a su rey al que amaba más que a nada. Todo era perfecto entre ellos dos, y su futuro perfecto les estaba esperando a la vuelta de la esquina, preparado para ser cumplido. Era su destino, y estaba en sus manos! Una lágrima tímida resbaló de su ojo mojando la almohada, mientras ella se dormía mirando a las estrellas y murmurando, una vez más:
"Seiya, te echo de menos".
Kinmoku
Seiya no era él mismo desde que volvieron de la Tierra hace un año. Habían pasado muchas cosas en Kinmoku desde entonces, ya que habían dejado atrás un planeta devastado, y ahora que la amenaza había desaparecido y la reina había regresado, todo necesitaba ser reconstruido, y las tres Starlights jugaban un papel muy importante en llevar esta tarea a cabo, lo que los había mantenido muy ocupados durante este tiempo. Ahora que todo había vuelto a la normalidad en su planeta y tenía más tiempo para sí mismo, su estado de ánimo había ido cayendo más y más.
Por mucho que lo había intentado, no había sido capaz de dejar de pensar en ella, en su Odango. La amaba tanto… En su interior, él sabía que ella era el amor de su vida, que nunca iba a amar a ninguna otra que no fuese ella. Pero precisamente porque la amaba de esa forma, había tenido que irse de su lado, y dejarla con su novio, su vida y su abrumador futuro.
Si sólo la hubiese conocido antes… antes de que ese otro chico hubiese aparecido en su vida… no, pero eso no era posible, ella era la princesa de la Luna, siempre lo había sido y siempre lo será. No hay posibilidad de cambiar eso. Su destino está escrito en piedra. Entonces por qué es el amor tan cruel? Él sólo amaba a la chica, a la dulce, cariñosa, feliz y pequeña Odango. Y el tiempo y espacio que los había separado no había hecho sino hacer crecer el amor que sentía por ella. Su corazón sólo deseaba regresar y volver a verla, pero su lealtad a su reina y a su deber como senshi le hacían contener sus deseos de volver corriendo a la Tierra, aunque sólo fuese para verla una vez más.
Kakuuyu conocía los sentimientos de Seiya. Lo había sabido desde el momento en que vio la forma en la que él actuaba alrededor de Sailor Moon, la manera en que la miraba y lo mucho que ella le importaba. Incluso llegaron a hablar un poco del tema cuando volvieron a su planeta, pero Seiya convenció a la reina de que él iba a superarlo y a continuar con su deber de forma intachable, y que los sentimientos que tenía no iban a interferir de ninguna forma. Pero sus palabras no se hicieron realidad, ella podía notar los latidos de su corazón roto y la tristeza que sentía, y cómo iba empeorando cada día en lugar de curarse poco a poco con la distancia. Esta situación la había hecho pensar mucho las últimas semanas, y había llegado a la conclusión de que era el momento de contarles a sus Starlights toda la verdad y transmitirles la decisión que tanto esfuerzo le había costado tomar, y que iba a cambiar su futuro por completo.
"Seiya… Eh, Seiya!" gritó Yaten. Seiya estaba en su habitación, perdido en sus pensamientos, lo que era bastante habitual en él últimamente y estaba empezando a irritar mucho a Yaten.
"Huh?" respondió él.
"Seiya, la princesa nos ha llamado a una reunión en una hora" anunció Yaten "Taiki se unirá a nosotros allí en un rato, vete preparando"
"Para qué?" preguntó Seiya.
"No lo sé, pero es extraño. Nunca nos llama de manera tan oficial y tan repentina. Estoy un poco preocupado por si algo está pasando, no podría hacer frente a todo eso otra vez". Yaten había quedado muy afectado por la batalla con Galaxia. Siendo el que menos experiencia en combate tenía de los tres, ese episodio de sus vidas le había hecho sobrepasar su límite. Él era un espíritu tranquilo que apreciaba la paz y el silencio; las batallas no estaban hechas para él en absoluto.
"Ah ok. Dame diez minutos y os veo allí"
"Seiya… ya que es tan oficial, te importaría transformarte para la reunión? Creo que sería más apropiado asistir como senshi" sugirió Yaten
Seiya ya casi nunca se transformaba. Cada día se encontraba más incómodo con el hecho de convertirse en una mujer. Al principio, cuando se convirtió en una Starlight, no le importaba. Entendía que los senshi sólo podían ser mujeres, y que por alguna razón que nadie había podido explicar, las tres Starlights habían despertado en hombres, y por lo tanto eso significaba que su transformación en senshis implicaba cambiar de género para la lucha. Como su misión era proteger su planeta y a su princesa, había aceptado gustosamente este hecho por el bien de todos. Pero sus sentimientos habían cambiado. Su amor por Usagi crecía en su interior, haciéndole sentir incómodo consigo mismo cuando tenía que transformarse en mujer, como si su alma estuviese viviendo en un cuerpo equivocado, como si ese no fuese él realmente.
"Sí, me transformaré. No te preocupes, Yaten. Sólo dame unos minutos" respondió.
"Ok, te espero allí entonces, pero no llegues tarde…"
Seiya miró por la ventana una vez más, dirigiendo su vista hacia las estrellas, pensando en ella mientras le enviaba un mensaje "Odango, te echo de menos. Te amo". Acto seguido, se transformó en Sailor Star Fighter, frunció el ceño a la imagen femenina que le devolvía el reflejo de su espejo, y abandonó su habitación para dirigirse a la reunión.
Más tarde, Sailor Star Fighter, Healer y Maker se presentaban frente a la princesa Kakuuyu en su sala de audiencias. Estaban bastante inquietas acerca de lo que ella iba a decirles. Lo peor de no saber el motivo de la reunión era que habían estado imaginando todo tipo de historias, y no necesariamente historias agradables. Ninguna de ellas estaba lista todavía para otra batalla.
"Mis queridas Starlights, por favor, sentaos. Y relajaos, no pasa nada" Kakuuyu dijo con una voz tranquilizadora.
"Entonces por qué nos has convocado a una reunión tan formal?" preguntó Maker, siempre tan curiosa.
"Bueno, yo… no sé por dónde empezar. Tengo tantas cosas importantes que necesito explicaros y que quizá tendría que haberos contado antes… Todo sucedió tan deprisa en el pasado que no teníamos otra opción que hacerlo de esta forma. Y ahora tengo miedo de que vuestra opinión sobre mi persona cambie, y sintáis que de alguna forma os he traicionado" Kakuuyu había empezado a temblar un poco, y las lágrimas se estaban acumulando en sus ojos granate, aunque intentaba contenerlas.
"Princesa!" exclamó Healer con gran preocupación "Nada que pudieses decirnos podría hacer que te amásemos menos, por favor, no sufras más, sólo nos preocupa tu bienestar y te protegeremos y ayudaremos con cualquier cosa como siempre hemos hecho"
Kakuuyu sonrió ligeramente a las palabras de su siempre fiel Star Healer. "Sí, Healer, lo sé, y estoy muy agradecida. Pero esto que os tengo que decir hoy va a cambiar muchas cosas, partes de vuestra vida que habíais asumido que eran de una manera y realmente no lo son, y quizá incluso vuestro futuro. Estaba destinado a suceder antes o después, simplemente hubiese deseado que nada hubiese cambiado nunca… Echo tanto de menos los días felices en Kinmoku con vosotras, antes de que la guerra comenzase…"
Las tres Starlights permanecieron en silencio, esperando oír lo que ella tenía que decirles. Fighter empezaba a notar una extraña sensación en su interior. Algo como emoción, anticipación, deseo.
"Como sabéis, no hace tanto que la nueva era del Kinmoku Carmesí comenzó, cuando yo fui nombrada reina y dirigente de este planeta y de todo nuestro sistema solar" continuó Kakuuyu "Muy poco tiempo después, la amenaza de Chaos fue detectada, viniendo a por nosotros con intención de destruirnos, dejándonos prácticamente sin tiempo para reaccionar o para que yo desarrollase mis poderes y pudiese ser capaz de defender a nuestro pueblo. Ya sabéis que cada sistema solar de nuestra galaxia tiene un planeta principal con un dirigente, y un senshi guardián por cada uno de los otros planetas que lo componen, y que tienen la misión de luchar junto a su reina para proteger su reino. En nuestro caso, nuestro sistema solar está compuesto de 5 planetas, siendo Kinmoku el único habitado hoy en día, donde yo, la princesa, he de construir nuestro reino. Los otros cuatro planetas: Karinei, Sinkara, Monokii y Aekania no están habitados ahora pero fueron en otra época hermosos reinos dirigidos por sus familias senshi. Cuando la guerra comenzó, yo debería haber sido ayudada por las senshi de cada uno de estos planetas, pero como acababa de despertar como princesa tan poco tiempo antes de que Chaos atacase, no tenía todavía el poder suficiente para despertar a las que serían mis senshi. Esta es la razón por la cual cuando desesperadamente pedí ayuda al exterior, vosotras tres me fuisteis enviadas desde las estrellas, para actuar temporalmente como mis propias senshi".
Llegado este momento del discurso de su princesa, las tres Starlights estaban completamente en shock. Con los ojos abiertos de par en par e incluso sus mandíbulas descolgadas, no sabían qué pensar acerca de lo que ella les estaba diciendo. Todo lo que siempre habían creído resultaba no ser exactamente la verdad, y no sabían ni qué decir.
"Entonces… estás diciendo que no somos en realidad TUS senshi? Las guerreros de Kinmoku Carmesí? Las defensoras de este sistema solar?" Maker fue la primera en reaccionar
"Sí, ese podría ser un muy breve resumen, Maker" dijo Kakuuyu, con la mirada baja "Siento en el alma no habéroslo dicho desde el principio, pero todo ocurrió tan precipitadamente y la guerra comenzó tan pronto, que nunca encontré la ocasión. Me sentía tan bien con vosotras tres a mi lado… me sentía amada, cuidada, protegida…"
"Pero, qué somos entonces?" preguntó Fighter, hablando por primera vez desde que comenzó la reunión "De dónde somos?"
"Sois de las estrellas, mi querida Star Fighter, siempre lo habéis sido" dijo Kakuuyu, a punto de llorar "Yo misma no sé mucho al respecto, pero existe un Reino de las Estrellas que reina sobre todos los otros reinos de los sistemas solares, los custodia y mantiene la paz. Tienen sus propias senshi para proteger a toda la galaxia, y vosotras sois tres de esas senshi. Este reino también se está despertando ahora, como los demás, y vosotras tres fuisteis enviadas aquí por ellos, para ayudarnos a tratar de parar a Chaos cuando intentó conquistar la galaxia, porque nosotros todavía no teníamos ningún otro medio de protección. Soy una princesa muy débil. Nunca me perdonaré a mí misma el no haber sido capaz de defender mi propio planeta como…" dudó por un instante antes de continuar "… como hizo Sailor Moon"
Seiya sintió un escalofrío al oír mencionar su nombre. Tantos recuerdos…
"Ahora soy más fuerte. Gracias a vosotras ahora soy la princesa que debería haber sido hace un año. Puedo defender a mi pueblo, y además estoy lista para despertar a las senshi de nuestro sistema solar. Ellas me ayudarán con la misión de proteger nuestro reino". Kakuuyu las miró a los ojos, estando los suyos llenos de gratitud y de lágrimas "Lo que intento deciros con esto, es que ahora ya sois libres. Ya no tenéis nada que os ate aquí. Vuestra misión está mucho más que cumplida; me habéis dado mucho más de lo que podría haber soñado. Sólo deseo que mis senshi sean tan increíbles como habéis sido vosotras. Incluso cruzasteis la galaxia entera para buscarme! Vosotras sois senshis de la galaxia y tenéis que protegerla, pero podéis hacerlo desde cualquier punto de la galaxia que deseéis" ella pronunció esta última frase mirando directamente a Fighter, y después añadió "Seiya, sé que tu corazón ya no se encuentra aquí. Lo dejaste en la Tierra cuando regresamos… no sigas sintiéndote culpable por tus sentimientos, simplemente vuelve junto a ella". Era la primera vez que ella la había llamado Seiya, su nombre en la Tierra.
Las lágrimas de Kakuuyu caían ahora libremente desde sus ojos, cubriendo su rostro. Fighter estaba muy aturdida, su cabeza girando locamente con toda esta nueva información, y con una incontenible calidez creciendo en su interior, comenzando en su pecho, tan fuerte que tenía la sensación de que iba a estallar como un fuego artificial. Estaba llorando en silencio, y ni siquiera se había dado cuenta de cuándo había comenzado. Sentía la más grande de las alegrías sólo de pensar que podría volver a ver a Usagi, pero también era la más dolorosa de las penas el sentir el sufrimiento de la mujer que había sido su princesa durante estos últimos años…
"Princesa!" exclamó Healer de pronto, se levantó y corrió hacia Kakuuyu, envolviéndola en un fuerte abrazo "No me importa lo que nadie diga, siempre serás nuestra princesa!" lloró.
Kakuuyu esbozó una pequeña sonrisa mientras disfrutaba del cálido abrazo de Healer. Tenía un nudo en la garganta que no le dejaba responder a sus dulces palabras.
Maker estaba tan seria y su cara tan inexpresiva, que era imposible adivinar lo que le pasaba por la cabeza. De pronto, dijo "Esto ha sido muy revelador, cambia muchas cosas. Necesito pensar en ello". Y con esto, se levantó y se dio la vuelta para marcharse de la habitación.
Healer oyó sus palabras y rápidamente deshizo el abrazo con la princesa para volverse y gritar a Maker.
"Maker! Qué estás diciendo?! Esta persona que tenemos delante es nuestra princesa! Siempre seremos sus leales senshi, y dedicaremos nuestras vidas a ella!"
"Eso no es exactamente cierto, por lo que parece ahora, no es así?" respondió calmadamente, sin siquiera girarse. Después, comenzó a andar hacia la puerta.
Fighter continuaba en shock mientras observaba a sus hermanas, incapaz de moverse o decir nada.
"Maker, no puedo creer lo que estoy oyendo! Estás rechazando a nuestra princesa? Detente! Dónde vas?!" Healer gritaba más y más.
"He dicho que necesito pensar sobre esto". Y con eso, dejó la habitación.
Kakuuyu, que estaba de pie en medio de la habitación sollozando ligeramente mientras sus dos antiguas senshi discutían con tanta dureza, dijo en una bajísima voz "En realidad, creo que es una muy buena idea. Todas deberíais pensar tranquilamente acerca de lo que os he dicho. Os dejaré solas por ahora, para que tengáis la ocasión de ver las cosas con claridad. Si necesitáis algo, o queréis preguntarme más, estaré en mis aposentos encantada de recibiros y responder a todas las cuestiones que pueda". Después de decir esto, se giró y se marchó de la habitación por la dirección opuesta.
"Princesa…" Healer extendió su mano hacia ella y no se movió hasta que ella hubo desaparecido de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Estaba roja de rabia y por todo el llanto. Sin pensarlo, se giró hacia Fighter y gritó "Lo ves?! Esto es todo tu culpa, sabes?! Si no fueses la egoísta de siempre y hubieses actuado un poco más como una senshi y menos como una adolescente con el corazón roto desde que volvimos, esto no habría pasado! Podríamos haber vivido todas nuestras vidas felices con ella, como siempre!"
Esto era lo último que Fighter necesitaba oír. Ya se sentía terriblemente culpable, como si de algún modo sus actos hubiesen desencadenado todo esto. Estaba tan confundida que sólo deseaba desaparecer. De pronto, se levantó y salió corriendo de la habitación, dejando a Healer sola, llorando y gritando.