Era muy tarde en la noche, al menos eso le indicaba su chrono. Ella eludía el sueño. Muchos pensamientos, muchas preguntas, muchos temores y dudas rondaban su cabeza... Caminaba por los solitarios y silenciosos pasillos de la nueva base de la Resistencia. La presencia femenina tenía la semejanza de un hermoso espíritu mientras andaba con su larga bata de dormir, los pies descalzos no producían ruido alguno, toda su esplendorosa cabellera marrón libre de su habitual peinado.

Toda la vida de Rey había tomado un giro de trescientos sesenta grados desde que surgió su enlace con Kylo Ren. La desconcertaba como podía percibir cada pequeño detalle de su humor, de sus emociones, de esa luz en constante batalla con la oscuridad. Y sospechaba que de igual modo él debía estar experimentando lo mismo con ella.

Pero las noches... era otra historia distinta. Por designios de la Fuerza -o su macabro sentido del humor- le brindaba pequeños vistazos de encuentros sensuales entre ambos. Despertaba insatisfecha, empapada en sudor, deseando más y ella concluía con su propia mano lo que esas breves escenas iniciaban.

¿Qué estaba mal con ella?

-Maldita seas, Kylo Ren.

Tan pronto hubo mencionado esas palabras, su labio inferior tembló y sus pardos ojos se anegaron de lágrimas. No debía maldecirlo... no podía maldecirlo. Él alcanzaba a despertar algo muy dentro de ella... algo peculiar...

Ella dejó escapar un gemido de frustración. No, no, no, no ... y no, ella no se siente atraída por él de ninguna manera o forma. Se mordió el labio con nerviosismo. Entonces, ¿por qué en el Sith le responde de ese modo en esos sueños?

Sin percatarse de ello, llegó hasta su habitación y se lanzó a la cama. El cansancio se apoderó de ella y con un último sollozo, ella entró al reino de los sueños...

Los marrones ojos brillaron llenos de deseo y... ¿de amor? Una áspera mano recorrió todo su desnudo cuerpo. Todavía la sorprendía como él lograba con ese pequeño gesto despertar en ella un ansia y pasión como ninguna otra. Rey alzó sus manos y con premeditada suavidad acarició sus fuertes y poderosos brazos, se deleitó en los músculos del pecho masculino que se tensaron bajo sus manos. Todo en él era bello y pura simetría, sus manos continuaron su camino bajando por su duro abdomen hasta llegar a ese lugar tan vulnerable pero igual de férreo.

El pelinegro aspiró una gran bocanada de aire, cerrando sus ojos y todo su rostro se contrajo por la agonía del placer. Rodando para quedar boca arriba, atrajo a Rey consigo y colocando una mano sobre la cabeza femenina para enredarla en la larga cabellera, tomó posesión de la boca femenina para inclinarla hacia el en un beso intenso. Ella apenas pierde el sentido ante la poderosa fuerza del beso, sus alientos fundiéndose en uno solo. Su lengua se hundió en su boca para una exploración completa, trabajando su boca sobre la de ella, enviando una sacudida sensual lo largo de todo el cuerpo femenino.

Se permitió arrastrar por la poderosa sensación que despertaba en ella, aterradora en su extrañeza e intensidad. Una enorme mano agarró su nalga y la otra ascendió por su estomago hasta llegar a su pecho, sus dedos tentando su ya sensible pezón. Fue la experiencia más pecaminosamente erótica de su vida.

Luego la boca masculina se volvió a una nueva dirección; de hecho, no había terminado, probando su piel en otras áreas. Reclamó uno de sus sensibilizadas puntas, haciéndola aspirar violentamente cuando esa lengua la rodeaba con dulces azotes.

Tembló cuando él la levantó contra su dureza; quería llorar de alegría pura. Rey arqueó su cuerpo, moldeándose a cada forma del cuerpo del oscuro caballero. Era increíble como uno formaba parte del otro, acoplándose al cuerpo del otro. Ella se acomodó sobre él y con una destreza sutil, la penetró.

Rey ronroneó un gemido y entrelazando sus manos con las de él, comenzó a seguir sus movimientos. Cuando creyó que pronto moriría del puro placer, sintió su alma salir de su cuerpo y unirse a la masculina. Ambos dejaron escapar su entrega en un solo grito, sus almas fusionadas en una sola.

-Raelene.

-Ben.

Rey se sentó abruptamente en su cama, llevando una mano a su atolondrado corazón para calmarlo. ¿Qué le había sucedido? Jamás había experimentado un sueño igual. Sentía una extraña sensibilidad por toda su piel y a diferencia de otros sueños en los cuales él había sido el protagonista, no terminó insatisfecha. Se cubrió el rostro con su mano, era casi... Como si Kylo hubiese entrado a su sueño.

Pero... eso era imposible... ¿no?

Saliendo de su cama, se dirigió al baño para refrescar su rostro con agua. Luego observó su reflejo en el espejo. Un diminuto grito de sorpresa escapó de sus labios. La imagen frente a ella era la de una mujer a la cual le habían hecho el amor... en todo el sentido de la palabra.

¿Querría, acaso la Fuerza, darle un mensaje con ese sueño?

La intensidad del amor en el sueño le proporcionó una sensación de recogimiento y admiración. No pudo ser una manifestación del lado oscuro. Lo que su alma experimentó fue puro y auténtico.

Ahora, la pregunta que se formulaba en su interior era... ¿lo habría visualizado Kylo del mismo modo que ella?

Destructor Imperial Finalizer

Kylo estaba con sus rodillas y manos en el suelo, sobrecogido ante lo que soñó. Había intentado salir de la cama, horrorizado ante la magnitud de su sueño, pero sus piernas habían flaqueado, cayendo estrepitosamente. Trataba de respirar lentamente para calmar sus agitados sentidos. ¡Qué dulce tortura haberla tenido entre sus brazos! Fue tan real su sueño, que aun alcanzaba a aspirar el suave aroma de Rey. En ese sueño -¿o posible visión? - sintió la piel aterciopelada y saboreó su boca, la cual era pura miel...

A quien él estaba tratando de engañar, todo había sido real.

¿Qué clase de prueba era esa que le brindaba el lado oscuro? Él se colocó de pie. No, eso no fue una manifestación del lado oscuro. La liviandad de su alma así se lo evidenciaba, sintiendo en muchos años como la opresión de su pecho desaparecía.

-¿Qué más quieres de mí? – pregunto él hacia ninguna dirección en particular.

Él contuvo el deseo de sollozar.

-¿Acaso no estoy haciendo lo que debo hacer? – y el dolor traspasó su corazón, - Abuelo, ¿Qué debo hacer? ¿Por qué me torturan de este modo? – y con rabia contenida, - ¿Por qué? ¿No es suficiente que lleve dentro de mí este constante dolor que apenas extermina mi raciocinio?

Sí, por que desde que surgió ese enlace con ella – o quizás despertó luego de años dormido- cada vez era más fuerte el llamado de la luz. Todo cuanto ella proyectaba, sus emociones, la desenfrenada energía femenina, que la sentía como suya, entremezclándose con su oscuridad, lo empujaba a vacilar, a tambalearse en su sendero elegido.

Fueron muchas las ocasiones que el insoportable dolor lo llevaba a la desesperación de negar todo lo que era, echar a un lado todo, olvidar hasta donde había llegado en las enseñanzas del líder supremo Snoke, para buscarla y estar a su lado, una vez más. Junto a su Raelene.

-Raelene.

¿Cómo era posible que un nombre estuviera entremezclado con tanta agria dulzura y que un hermoso rostro fuera el causante de tan dolorosos sueños?

Raelene, su rayo de luz.

Y entonces supo que tenía que hacer, encontrando la respuesta a sus agonizantes preguntas...