Día 7

Propuesta: Universo Alterno/ Crossover.

Juntos.


–No puedo con esto...– confesó finalmente dejándose caer sobre el pasto –Sigue sin mí...

Ella se detuvo, girándose para verlo mientras subía una ceja –¡Levanta ese apestoso trasero tuyo de la tierra y continúa!

–Desde que el mundo se fue a la basura... Piensas demasiado en mi trasero– comentó con una sonrisa fingida.

–Mira este lugar, horrible y nauseabundo... Mire a donde mire, todo me recuerda a tu trasero– respondió caminando hacia él –. Muévete idiota– le ofreció su mano.

–Eso fue muy cruel, Kido...– se quejó sin moverse –Sigue sin mí, sola sobrevivirás mucho mejor...

–¡Argh...! ¡Al diablo contigo, imbécil!– le gritó tomando su mano a la fuerza y levantándolo para ayudarlo a caminar –¡¿Qué le voy a decir a Seto si lo encuentro y no estás conmigo?!

–No vamos a encontrarlo...– murmuró dejándose arrastrar, no quería causarle más problemas, pero aquella herida en su pierna de semanas atrás, estaba pasándole factura.

–Se marchó de la ciudad cuando esto apenas comenzó, y va con Mary que no es humana por lo que es inmune... Así que ellos tienen muchas más posibilidades de sobrevivir que nosotros.

–Que estén vivos no significa que vayamos a encontrarlos...

–¿Tienes un mejor plan?– lo miró de reojo –¡Dejarte morir aquí, no cuenta como uno!– le advirtió en cuanto él abrió la boca.

Se mantuvo en silencio hasta que llegaron a su precario refugio, no pasarían mucho tiempo allí, un par de días tal vez, mientras exploraban la zona en busca de suministros, y luego continuarían su camino. ¿Hacia dónde...? Ninguno lo sabía...

–¿Guerra bacteriológica o cepa de un virus fuera de control? ¿Qué crees que haya provocado esto?– le preguntó a Kido una vez que estuvieron ambos frente a la fogata, ella abriendo una lata de atún con el mismo cuchillo que usaba para asesinar a decenas de esas cosas cada día.

–Ni siquiera sabemos si en otros países sucede lo mismo...– respondió mezclando el contenido de un par de latas y poniéndolo en unos platos lavados muy precariamente –Así que por el momento lo único que puedo decir es que... Hemos tenido muy mala suerte...

–Supongo...– murmuró comiendo lo que sería su único alimento del día... Tal vez en una semana...


Una horrible pesadilla lo despertó... Otra más... Desde ese día en que el horror comenzó no había disfrutado de un sólo sueño bonito. Miró a su alrededor, aún era de madrugada y las imágenes de sus pesadillas se mezclaban con terribles memorias, y por supuesto la horrenda realidad...

La desesperación que sentía era tanta que ni siquiera era capaz de mantenerse sonriente frente a Kido, como lo hubiera hecho en el pasado...

Ocultar su dolor no era una posibilidad... Solo estaba preocupando a su hermana, ella era fuerte y lista, sobreviviría sin ayuda de nadie, y él... En esos momentos era más un estorbo que cualquier otra cosa...

No puedes contar con alguien que sólo quiere morir...

Se levantó del piso que le servía como lecho y caminó lentamente hacia la salida, se iría en silencio, ella se preocuparía y lo buscaría unos días... Pero finalmente lo aceptaría y retomaría su camino sin estorbos y necesitando solamente la mitad de comida y municiones... Confiaba en que algún día Kido comprendiera que aquello había sido lo mejor...

El arma en su bolsillo estaba cargada, en cuanto fuera mordido, si no lograban asesinarlo, se pegaría un tiro... Contaba con unos diez minutos antes de perder la conciencia y convertirse en un monstruo...

El apocalipsis zombi se veía más divertido en los cómics que leía años atrás...

–¿A dónde crees que vas?– preguntó Kido con dureza.

Se detuvo a escasos centímetros del agujero cubierto por un mueble que funcionaba como una puerta. La miró por unos segundos, no era la primer vez que intentaba largarse, pero ella siempre lo sorprendía, era como si permaneciera alerta las veinticuatro horas –¿Cómo puedes resistir esto sin dormir?– preguntó desconcertado.

–Yo pregunté primero...

–Pero tú ya sabes mi respuesta...– murmuró viendo una de las ruinosas paredes en un intento por evitar su mirada.

–Debes dejar de hacer eso...– murmuró ella dejando a un lado el machete que afilaba –Es estúpido que sigas pensando en aquello...

–¡¿Estúpido?!– le gritó apretando sus puños –¡Maté a nuestra hermana! ¡¿Te parece estúpido eso?!

–Ya no era Ayano...– negó levantándose.

–¡¿Cómo lo sabes?! ¡¿Cómo puedes asegurarme que una vez infectados no conservamos nuestra conciencia?! ¡¿Y si simplemente perdemos el control sobre nuestro cuerpo?!

–No puedo saberlo– se acercó un par de pasos –. Lo único que sé es que no tuviste alternativa...

–¡No pensé en una alternativa lo cual es muy diferente! ¡Tal vez hubiera otra forma de detenerla!– exclamó dejando caer las lágrimas contenidas.

–¡Por Dios, Kano! ¡Me salvaste!– le recordó tomándolo de los hombros y sacudiéndolo.

–¡Le corté la yugular con la cuchilla de la cocina!– gritó poniendo ambas manos en su rostro al tiempo que caía de rodillas llorando –Aún puedo sentir su sangre salpicando mis manos y rostro...

Exhaló frustrada –Si tuvieras la oportunidad de volver a ese momento... ¿Qué harías...? ¿Dejarías que me mordiera?– preguntó con suavidad.

–¡Claro que no! ¡No sé lo que haría! ¡No sé lo que hacer! ¡Sólo quiero que esta maldita tortura acabe de una vez!

–Escucha...– murmuró ella arrodillándose frente a él y retirando las manos de su rostro para que pudiera verla –Sigo en este mundo gracias al sacrificio que hiciste... Y voy a mantenerte aquí sin importar el sacrificio que deba hacer...

–Kido... No deberías...– negó débilmente.

–Respondiendo a tu pregunta; puedo resistir lo que sea porque hay alguien que me necesita, mientras esa persona siga con vida, no existe fuerza en este mundo que me haga desfallecer.

–¿Seto...?– preguntó secando sus lágrimas.

–Seto no me necesita, él tiene a Mary...– respondió ella levantándose –¡Vuelve a dormir! Mañana partimos a la siguiente ciudad– ordenó regresando a su lugar de descanso para continuar con la preparación del equipo.

–Bien, líder...– asintió obedeciendo, mientras Kido continuara siendo su cable a tierra vivir no sería tan... Insoportable.


–¡A tu derecha!– la escuchó gritar, giró de inmediato y apretó el gatillo, una bala justo entre los ojos fue lo que mató a ese infectado.

Se le hacía irónico el hecho de que si el apocalipsis que vivían no hubiera llegado, él tal vez nunca habría descubierto su talento natural para las armas. No era un gran genio, pero sin dudas era mejor que Kido, quien en esos momentos se encargaba de la lucha cuerpo a cuerpo con su inseparable arsenal de machetes, cuchillos, navajas, y virtualmente cualquier cosa contundente que encontrara por allí.

La lucha continuó por aproximadamente media hora, por fortuna hacían un gran equipo, manteniendo todo bajo control, sabiendo que cualquier descuido podía traducirse en la muerte, o algo peor...

Liquidó al último con limpieza, tomándose un par de minutos para regularizar su respiración y disfrutar de la calma posterior al combate.

–Hey Kido, lo hicimos bien– giró para verla con una sonrisa confiada –. Deberíamos revisar el lugar nuevamente, pero si matamos a todos los de esta zona puede que sea un buen sitio para dormir esta noche– comentó caminando hacia ella mientras observaba con atención las edificaciones a su alrededor, al parecer estaban en el patio de lo que alguna vez fue un hotel bastante lujoso –. ¡Tal vez incluso podamos dormir en una cama!– le palmeó la espalda a su hermana.

Observó con horror como ella caía de cara al suelo, en ese momento fue consciente de la gran cantidad de sangre que brotaba del espacio entre su cuello y hombro.

–¡Kido!– se lanzó sobre ella girándola sin cuidado –¡¿Te mordieron?!– preguntó aterrorizado.

–N-No...– respondió con dificultad –La ventana... Cayó...

Un enorme trozo de vidrio ensangrentado a un lado de ella respondió a todas sus preguntas, no necesitaba ser un genio para deducir que una de las ventanas de los pisos más altos se desmoronó, cayendo sobre ella y atravesando varios centímetros de su carne... Demasiados.

–¡¿Por qué no me lo dijiste?!– le gritó viendo a todos lados nerviosamente sin saber como actuar, la medicina que llevaban no serviría de nada con una herida de esa magnitud.

–Ibas a d-distraerte de la bata-lla... Y no hay na-nada que puedas hacer...

Negó sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos... Cayendo libremente en el momento en que ella perdió el conocimiento.

–Voy a hacer algo... ¡Te lo juro! ¡Vas a sobrevivir!– exclamó abrazándola con fuerza –No te dejaré ir... No a ti...


Abrió sus ojos con dificultad, su visión estaba nublada, y no recordaba nada de lo sucedido. Intentó incorporarse, pero un dolor intenso en su clavícula la hizo desistir, se mantuvo quieta unos minutos, intentando acostumbrarse al dolor y enfocar sus ojos.

Cuando se sintió preparada y logró recordar lo sucedido miró su herida –¿Cómo pudo...?– se preguntó tocando el vendaje, demasiado bien hecho tomando en cuenta que sólo contaban con un básico botiquín con algunas gasas y alcohol.

Un ruido muy cercano la sacó de sus pensamientos –Demonios– murmuró analizando con detenimiento los alrededores, casualmente a un metro de ella había una pequeña navaja –. Perfecto...– estiró su brazo sano arrastrándose unos centímetros a pesar del dolor hasta llegar a ella, alguien estaba intentando entrar al refugio, pero no era problema mientras tuviera un arma con que defenderse.

Observó con atención a la persona que entraba mientras sostenía el cuchillo con todas sus fuerzas, que no eran muchas, apenas se acercara lo lamentaría...

–¡Kano!– dejó caer la navaja al reconocerlo, su cabello estaba un poco más largo, llevaba una escopeta amarrada a su espalda y algunas cicatrices aquí y allá, pero no había duda... Era él.

–¡Tsubomi despertaste!– lo escuchó decir con una alegría que hacía mucho no demostraba, cerrando el lugar rápidamente para correr hacia ella –¡Gracias a Dios! Creí que no volvería a escuchar tu voz...– murmuró abrazándola durante unos segundos para luego separarse y besarla –¡Estoy tan feliz~!

–¡¿Q-qué haces?!– exclamó cuando logró salir del trance en que aquel beso inesperado la dejó.

–¡Upss!– murmuró él con la expresión de un niño siendo descubierto en plena travesura –Lo siento, la costumbre...– se disculpó rascándose la nuca.

–¿Costumbre...?

–Ahm... Olvídalo, ¿sí?– le suplicó alejándose un poco para quitarse las armas y el chaleco –¿Cómo te sientes? ¿Duele mucho?

–Bastante– respondió decidiendo dejar el asunto del beso para otro momento, uno en el cual se sintiera con fuerzas para darle la paliza de su vida –. Pero estoy bien... ¿Me ayudas a sentar?

–Claro~– asintió con una enorme sonrisa levantándola en brazos y llevándola hacia una esquina donde ella pudiera apoyar su espalda en la pared –. ¿Así está bien? Haré la fogata aquí a un lado para que no sientas frío.

Ella asintió y mientras él encendía el fuego, observó el lugar y a su hermano. El escondite era bueno, bastante oculto y acogedor, estaban bien aprovisionados y respecto a él; donde antes había torpeza y estupidez, parecía haber maestría y madurez,

–¿Cuánto tiempo pasó?– preguntó viendo fijamente el fuego.

–Bastante... No he llevado la cuenta, pero fue más de medio año seguro.

Aquello la sorprendió aún más que el beso –¿Cómo...?

–¿Sobreviví?– preguntó él interrumpiéndola.

–Tan bien...– completó la frase asintiendo.

–Verás...– comentó acercándose hasta sentarse frente a ella –Finalmente comprendí aquello de resistir mientras hubiera una persona que me necesitara...– le sonrió –Puedo convertirme en la persona más fuerte del mundo sin con eso logro protegerte.

Exhaló emocionada, sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas, había ignorado durante tanto tiempo el miedo, que había olvidado por completo que también necesitaba sentirse protegida... Como en esos momentos... Lo necesitaba más que cualquier otra cosa.

–Un poco más...– murmuró al borde de las lágrimas –Sólo protégeme un... Poco más...– sollozó aferrándose a su camisa –Por favor...

–Te protegeré todo el tiempo...– le susurró viéndola con toda la ternura de la que era capaz –Porque nadie va a separarnos...– aseguró abrazándola con fuerza.

–¿Juntos...?

–Siempre...– asintió acariciando su cabello.

Esa noche compartieron su primer beso consentido.


–Nadie...– murmuró Kano con franca decepción –Definitivamente no están aquí...

–¡Demonios! ¡Recorrimos más de medio país y la base de resistencia está abandonada!– se quejó ella pateando una pared en un intento por liberar la frustración.

–¿Crees que los hayan atacado?

–Estoy segura de eso...– asintió viendo los alrededores –Hay señales de batalla... Imagino que muchos fueron convertidos, y el resto huyó.

–¿Crees que Seto...?

–No– negó –. Mary jamás se separaría de él, si algo le hubiera pasado habría terminado asesinándola y no encontramos su cadáver.

–Seto se pegaría un tiro antes de hacerle daño– comentó él acercándose.

–Si lo convierten, dejará de ser él...– le recordó.

–¡Maldita epidemia! ¡Obligarte a matar a los que amas!

–Sí, es una mierda– asintió exhalando.

–¡Cuidado!– lo escuchó gritar mientras la empujaba a un lado.

Al parecer el lugar no estaba tan vacío como creían... No revisaron bien, y aquel fue su error... Un pequeño error que les costaría todo.

Kano fue lo suficientemente rápido para sacar su arma y dispararle a esa cosa, pero no antes de ser mordido por ella.

–¡NOOO!– gritó ella desde la misma posición en el suelo donde cayó –¡No puede ser!– exclamó observando con horror las marcas de mordidas en el brazo de esa persona que desde el inicio era su razón para continuar.

–Vaya...– murmuró él mirando la herida para luego verla a ella sonriéndole con tristeza –Gracias por todo Tsubomi, aún en el fin del mundo, hiciste que me sintiera el hombre más feliz del mundo.

No pudo responder, sentía como si su cuerpo se hubiera petrificado, no era capaz de moverse, sólo podía llorar sin dejar de verlo.

–Tranquila, no te obligaré a tomar una decisión tan difícil– continuó él sin dejar de sonreír mientras llevaba el arma a su cabeza –¡Envíale mis saludos a Seto! ¡Sé que lo encontrarás!

–¡NO!– gritó recuperando el control de su cuerpo y lanzándose sobre él, logrando que el arma volara de sus manos antes de que pudiera apretar el gatillo –¡No vas a hacerlo!– exclamó manteniéndose sobre él para inmovilizarlo.

–¡¿Q-Qué haces?!– exclamó Kano viendo su arma a lo lejos e intentando moverse –¡Kido! ¡¿Eres consciente de lo que estás haciendo?!– le reclamó desesperado.

–Muy consciente– asintió viéndolo con firmeza, sacando un par de esposas de su cinturón, apretando uno de los agarres en la muñeca de él.

–¿De dónde sacaste eso?

–Las robé de una comisaría– respondió cerrando la otra en su propia muñeca recibiendo como respuesta una mirada llena de horror –. Juntos– sentenció.

–Kido... No...– suplicó al borde de las lágrimas –Por favor... No...– le pidió intentando moverse hasta el arma, pero ella no se lo permitió.

–Nada nos separará– murmuró arrojando la llave con todas sus fuerzas.

–¡Kido déjame ir por esa llave! ¡Casi no hay tiempo! ¡Por favor! Te amo... Quiero que vivas...

–Y yo no quiero vivir sin ti...– respondió abrazándolo con su brazo libre.

–Tsubomi...– murmuró derrotado respondiendo el abrazo –Sabes lo que va a suceder... Lo que voy a... Hacerte...

Asintió –Viviremos otro tipo de vida... Mejor o peor que esta, ya lo averiguaremos... Pero viviremos juntos... Hasta que alguien nos encuentre y mate... Juntos...

–Tienes una visión muy espeluznante del amor...– murmuró él riendo tristemente.

–Y egoísta– asintió separándose un poco para verlo a los ojos y acariciarle el rostro que ya comenzaba a hincharse –. Pero al diablo el mundo, nada me separará de quien amo– aseguró acercándose lentamente y besándolo segundos antes de que perdiera la consciencia por completo.

Ese día compartieron su último beso.

Fin del día 7.

Y fin de la semana lamentablemente... Fue divertido, y espero que mi participación haya aportado algo.

Y así con un par e zombis más vagando por ahí juntos, se terminó esta serie. Por cierto me basé más en el universo de "The last of us", que en el de "The walking dead", aún así no tomé absolutamente todo de aquel, sólo el apocalipsis zombi y las mordidas... Así que no, nada se resolvía cortándole el brazo a Kano.

Muchísimas gracias a todos los que me acompañaron en esta serie, a quienes leyeron, quienes comentaron, a Keysa por la traducción, y a TanetaOno por ser mi beta-tester y darme las ideas.

En un rato estaré publicando el primer capítulo de la secuela de Diferentes así que estén atentos.

Nos leemos.

Trekumy.