Hola a todxs de nuevo, he aquí un nuevo capítulo del fic, espero que les guste, está ambientado en Vegetasei. Donde nuestros personajes favoritos luchan para poder sobrevivir y sobresalir, cada uno a su manera.

Los personajes de Dragon Ball no me pertenecen son todos de propiedad de Akira Toriyama

Todos se mueven por diferentes emociones, pero la más fuerte de todas ellas: el amor, capaz de salvar o destruir todo un Reino. Podrá salvar a todo un pueblo lleno de sangre inocente en sus manos o los destruirá en nombre de los caídos.


CAPÍTULO 5: PROYECTOS

Tarble se encontraba en su sala de entrenamiento, meditando sentado en el suelo, necesitaba tranquilidad antes de enfrentarse a su padre, dentro de unos minutos se serviría el desayuno y sin su hermano acompañándolos escucharía los gruñidos de desaprobación de su padre, los insultos e indirectas que le lanzará para que él le responda y así tener una excusa aunque sea la mínima para acusarlo de traición o cualquier tontería que se le ocurriese esa semana. También esperaba que su padre lo ignorara como hacía otras veces, había pasado tantos años siendo ignorado por ese ser que hacía llamarse su padre, nunca prestó atención a sus progresos, solo mostraba interés si es que el estuviese a punto de morir, cuantos atentados tuvo que esquivar, hasta que el rey se hartó y su hermano lo recluyó en el área de control. Tuvo suerte y a su hermano a su lado para poder sobrevivir. La luz roja comenzó a parpadear y supo que era hora de salir, caminó hacía los vestidores y comenzó a cambiarse.

– Llegas tarde – le gruñó su padre cuando ingresó, Tarble solo realizó una reverencia y se sentó al frente de su padre – ¿Dónde estabas?

– Entrenando – le contestó secamente, antes de probar alimento, era mala señal que el Rey le hablara.

– No tiene caso, sigues siendo una vergüenza para la nosotros – soltó con desprecio, Tarble siguió desayunando, sin ver a su padre, este gruñó molesto – eres una abominación para todos nosotros.

El menor apretó fuertemente su cubierto, dejó escapar el aire de sus pulmones y siguió comiendo, pronto acabaría y podría marcharse.

– ¿Dónde esta tu hermano? – Le preguntó haciendo que este levante la mirada – nadie me informó de su partida – su padre lo observó con odio.

– Decidió marchar a una misión, estaba aburrido en el planeta –le contestó secamente – regresara antes de su natalicio.

– Se lo que tramas – le comentó sonriendo asquerosamente – deseas matar a tu hermano y así quedarte con el reinado, pero dudo que alguien siga a un enclenque como tú – le insultó.

– La misión la escogió él mismo, te envió los informes el día de ayer – le contestó con el semblante enfurecido – que tu mano no sepa dar prioridad a los documentos que le llega no es mi problema.

– ¡Maldito, mocoso! – Le gritó – cuando tu hermano se de cuenta que deseas eliminarlo no dudará en matarte con sus propias manos – su mirada destellaba odio – y yo estaré ahí feliz en ver como tu sangre resbala poco a poco por tu cuerpo.

Tarble siguió con su desayuno, deseaba marcharse de ese lugar, odiaba entablar una "conversación" con su padre.

– Eliminaré a todos los esclavos del laboratorio – mencionó observando atentamente a su hijo – hay nuevos esclavos que pueden trabajar en esa área.

– Esa decisión debería tomarla Vegeta – exclamó – son sus esclavos.

– Son de la realeza – le corrigió – me pertenecen a mi mientras sea rey.

– El potencial de esos esclavos es imprescindible – replicó – están trabajando en un par de proyectos que dejó mi hermano, si eso funciona podremos realizar viajes en tiempos cortos.

El rey lo observó por unos minutos, sonrió lascivamente – tienes algún preferido en ese laboratorio – mencionó – pareces bastante informado de lo que sucede ahí.

Tarble chasqueó la lengua enfadado – mi hermano y yo conversamos mientras entrenamos.

– Y es por eso que tu hermano no eleva su poder como debería, solo sirves para estorbarle y distraerlo – exclamó el rey – nunca podrás mantener el ritmo de tu hermano – siguió desayunando – quiero ver esos grandes inventos la próxima semana – tomó un gran sorbo de vino – o eliminaré a todos esos estorbos.

– Pediré un prototipo – explicó – los resultados se entregaran después de un mes.

– Escorias – soltó el rey – solo defiendes basuras, pero esperaré, así también investigaré a esos esclavos y tu interés en ellos – le sonrió maquiavélicamente – quizás pueda divertirme con algún espécimen de ese lugar.

– Vegeta odia que toquen sus cosas – comentó tratando de sonar casual, no sabría cómo respondería su hermano si es que su padre usaba a la peliazul o en peor de los casos la mataba – es posesivo con sus pertenencias.

– Todos los esclavos me pertenecen – exclamó – puedo hacer con ellos lo que desee – arrancó una pierna al ave asada que se encontraba en la mesa – hace tiempo que no hemos abierto la temporada de caza, quizás podamos divertirnos con ellos.

Tarble hizo una mueca de asco, odiaba la temporada de caza – hazlo en el onomástico de Vegeta, quizás a él le agrade la idea – comentó terminando su bebida – me retiro, su alteza – se levantó de su asiento e inclinó levemente la cabeza.

– Quiero ese avance para el fin de semana o tu encabezaras la temporada de caza – rió estrepitosamente mientras veía como su menor hijo temblaba por la ira y apretaba fuertemente los puños, pero sin voltear – mocoso estúpido, solo eres una mascota para tu hermano – soltó antes que este cruzara el umbral de la puerta.

Tarble esperó hasta alejarse lo suficiente del comedor para descargar toda su furia contra el muro, varios pedazos este se desprendieron cayendo al suelo, su guante se manchó de tierra y sangre, pero no le importó siguió golpeando descargando todo su odio hacia su progenitor. Escuchó un carraspeo detrás de él – No estoy de humor – le contestó al soldado - ¿qué sucede?

– Se han perdido algunos drones en el sector este del universo – explicó – no hemos podido recuperar las imágenes que estaban enviando y la zona queda a medio año de viaje por lo que es improbable que encontremos a los atacantes.

– Envía el doble de drones – le ordenó – que recolecten toda la información que puedan – el soldado se inclinó e inició su marcha – Kyable – lo detuvo – primero le informaras a Bulma que necesito un prototipo para el fin de semana y lo presentara ante el Rey y el concejo.

– Como desee, príncipe – contestó y se alejó.

Tarble gruñó, esperaba que la científica fuera lo suficientemente inteligente para realizar ese prototipo antes del fin de semana, se jugara el cuello por ella y su hermano, y esperaba que valiera la pena. Respiró profundamente y se dirigió hacia su sala de entrenamiento, necesitaba relajarse antes de ir a su área de trabajo.


Bulma estaba encerrada en su oficina realizando varios cálculos en su cuaderno, pero arrancaba las hojas ni bien terminaba alguna ecuación. Se revolvió el cabello mientras volvía a comenzar con sus cálculos, revisó de nuevo el archivo que le había entregado el príncipe, releyó las partes que había resaltado, tecleó un par de números en su computadora y comenzó a realizar algunos apuntes nuevo en la hojas, tachaba otros antiguos y resaltaba algunos párrafos que creía eran importantes. Después de volver a leer todo de nuevo volvió a sus cálculos, tenía ganas de darse de cabezazos contra la mesa para despejarse un poco, sentía que su cabeza estaba llena de problemas y ecuaciones que no le servían en ese momento. También tenía la preocupación por la misión de Vegeta, había llegado tan cansada a su habitación que no pudo ingresar al sistema de control. Bufó fastidiada, necesitaba tomar algo de café, pero hace mucho que no podía conseguir la bebida.

– Humana – la llamó Kyable cuando ingresó al lugar y notó que esta no le prestaba atención – esclava – le volvió a llamar.

Bulma levantó la mirada levemente y la bajó inmediatamente – estoy trabajando por órdenes del segundo príncipe, no deseo molestias – le contestó descortésmente – márchese, por favor.

– Esas no son formas de hablarle a un saiyajin, esclava – le habló calmadamente, haciendo que Bulma lo mirase detenidamente – más cuando traigo órdenes del príncipe Tarble.

Bulma bufó, suponía que eran malas noticias, siempre lo eran cuando salían de la boca de algún saiyajin - ¿Qué necesita? – preguntó.

– Presentarás un prototipo del proyecto a todo el concejo al finalizar la semana – le informó.

– ¡Dile a tu príncipe que esta loco! – exclamó fuera de sí – ¡no presentaré nada en tan corto tiempo! – Le volvió a gritar - ¡¿Qué clase de idiota da esos plazos tan absurdos?! – Gruñó furiosa – le presentaré mi informe semanal más nada, no haré un prototipo de algo que ni sabemos como armarlo.

– No me importa, órdenes son órdenes – le informó seriamente – y tú tienes que acatarlas o serás eliminada inmediatamente – se acercó amenazadoramente ante ella, pero Bulma no bajó la mirada.

– Inténtalo para que sigas mis pasos minutos después – le retó.

Kyable rió ante el comentario de la científica – entregarás el prototipo el fin de semana – le recordó y se marchó del lugar.

Bulma gritó de impotencia, mientras veía al saiyajin salir de su oficina, los maldijo mentalmente mientras lanzaba todo lo que tenía en su escritorio. Tenía ganas de asesinarlos a todos, eliminarlos uno por uno. Salió de su oficina y se encontró con todos los científicos observándola atentamente, algunos voltearon la mirada inmediatamente a continuar su trabajo.

– Karl, Ritsuko, Rei, Lan y Jean acérquense a mi oficina, entreguen sus trabajos a sus compañeros – les indicó – trabajaran conmigo desde ahora.

Los aludidos asintieron con la cabeza y se dirigieron a la oficina de Bulma, cuando ingresaron la encontraron limpiando todo el desorden que ella misma había ocasionado, poco a poco se acomodaron alrededor del escritorio, era un lugar muy estrecho para que ingresaran seis personas, no había espacio para ni uno más. Algunos habían llevado una libreta de apuntes, listos para las órdenes de la peliazul.

Bulma los observó a todos, suspiró y habló – el segundo príncipe ha solicitado la creación de puertas hiperespaciales y necesitamos crear un prototipo para este fin de semana – les informó – los he escogido para poder realizar el proyecto, trabajaremos todos los días, si es posible sin dormir para poder terminar antes del plazo indicado – les pasó la carpeta que le había entregado Tarble – en esos documentos se encuentra toda la información que el segundo príncipe ha llegado a recolectar sobre los agujeros de gusano.

Sus compañeros se reunieron para revisarlos, muchos se sorprendieron por lo detallado que se encontraban. – el informe es muy detallado, pero es muy poco el tiempo para trabajar en un prototipo – le dijo la más joven del grupo – tomará más tiempo.

– No lo tenemos – le contestó – tendremos que trabajar hasta la madrugada – les indicó.

– Deberíamos pedir más tiempo – se quejó otro.

Bulma rodó los ojos exasperada – nadie nos dará más tiempo, no eliminaran si lo mencionamos – les recordó. Sus compañeros la observaron preocupados por la noticia, volvieron a revisar los apuntes – comencemos – les ordenó a sus compañeros.


– ¿Qué sucede, Paragus? – Le preguntó el Rey a su leal soldado - ¿Qué averiguaste?

– No mucho, su alteza – le contestó – el presupuesto para el laboratorio fue aumentado el año pasado, pero fue con su aprobación. También hay rumores que el primer príncipe tiene a la jefa del laboratorio como su amante, pero no he podido confirmarlo.

El Rey estaba tomando una copa de vino en su trono, observó a la esclava que estaba arrodillada a sus pies, en una mano tenía la bandeja con la jarra de vino, miraba hacia el suelo y temblada de vez en cuando. El Rey encontró eso divertido – necesito más información que estúpidos rumores – le soltó sin quitar la mirada de la esclava, al parecer era joven y con un cuerpo parecido al de las saiyajines – consigue más información y busca mi otro pedido – le ordenó – tú – le habló a la esclava que tembló ante la voz del rey, este rió sonoramente – irás a mi habitación por la noche – le sonrió – después de terminar la cena.

El horror se dibujó en el rostro de la muchacha y sus ojos se llenaron de lágrimas, quiso abrir la boca para protestar, pero la cerró inmediatamente. Hizo una leve inclinación ante el Rey y se marchó del lugar.

– Tengo la lista de las saiyajines más fuertes, Alteza – le indicó Paragus y le entregó una lista – algunas de ellas ya están unidas a otros saiyajines.

– Eso se puede arreglar rápidamente – sonrió perversamente mientras leía la lista – has que las tres primeras acudan al palacio.

– Alteza, sobre la situación de mi hijo – le recordó – el primer príncipe lo relegó a un escuadrón de tercera clase, algo indigno para su condición.

El Rey hizo una mueca de disgusto – indicaré que lo regresen a su escuadrón como capitán.

– Gracias, mi señor – se inclinó levemente y se marchó del palacio.


Bulma había regresado a su habitación, no podían quedarse mucho tiempo en el laboratorio de lo contrario los soldados que merodeaban en la zona podrían interpretar que deseaban escapar y les podrían eliminar inmediatamente o simplemente torturarlos, de acuerdo al humor de ellos. No podía dormir, estaba realizando algunos cálculos en su cuaderno, quería avanzar lo más que podía para así poder llevar grandes avances el día de mañana. Se habían estancado en una ecuación que no podía adecuarla correctamente, odiaba cuando eso pasaba, suspiró, no iba a llegar a ningún lado con ese bloqueo. Prendió su laptop, si no podía seguir con su proyecto, buscaría la situación de Vegeta, necesitaba saber si es que ya había llegado a su destino y como le estaba yendo.

Bulma sonrió mientras el programa se abría, lo que esos monos cavernícolas no sabían era que en la última actualización de todos los dispositivos que manejaban los saiyajines, ella los había enlazado a su computadora, por lo que siempre podía conectarse a los servidores del palacio y si es que hacia un poco de esfuerzo, con los otros puertos, aquellos que se encontraban fuera de Palacio. Sonrió cuando el programa se abrió y comenzaron a salir los informes de la semana. Buscó lentamente la misión del príncipe, supuso que eso debía estar en la computadora principal del área de comunicaciones. Después de unos minutos, encontró lo que necesitaba, no había mucha información, gruñó, al parecer le falta un par de días llegar a su destino. Buscó información de su nave, quería saber sobre su funcionamiento, la ruta que estaba tomando. Lastimosamente, no podía modificar la ruta desde ahí, si es que pudiese ingresar al área de Control ahí podía manipularlas, quizás desviarlo un poco hacia algún atajo o aumentar la velocidad, para que así termine rápido y pueda regresar. Sus vellos se erizaron al darse cuenta que poco le importaba la vida de los pobladores de ese planeta con tal de hacer que Vegeta regresara a su lado.

Los golpes de la puerta no le dejaron pensar más sobre el tema, el ruido la sobresaltó, apagó su computadora para evitar ser descubierta, era imposible que alguien detectara su programa. Nadie era más inteligente que ella, pero nunca estaba de más ser precavida.

– Buenas noches, señorita – le saludó un chico bajito, quien estaba acompañado de otro chico de cabello largo.

Bulma al notar que no eran saiyajines los quiso fulminar con la mirada. - ¿Qué desean a estas horas? – les preguntó molesta.

– Nos enviaron para ser apoyo en su laboratorio – contestó temeroso el bajito – vamos ser los encargados de buscar sus materiales.

Bulma los observó por unos instantes, parecían humanos, hace tiempo que no veía unos - ¿De qué planeta son? – les preguntó, quería asegurarse.

– Somos de la tierra – le contestó el alto con cabello largo – mi nombre es Yamsha y él es mi compañero Krillin – se presentó – desde mañana vamos a trabajar contigo en el laboratorio – se sonrojó levemente.

– ¿En el laboratorio? – Preguntó Bulma, luego les dedicó una sonrisa ladeada – para el laboratorio – le corrigió – serán los que buscan mi chatarra espacial – rió al recordar como Broly llamaba a sus materiales.

Krillin retrocedió un poco, esa mujer era rara, pensó – sí, algo así – le contestó – vinimos a presentarnos y preguntar si es que necesitabas algo en especial – se sobó la nuca con su mano – parece que mañana saldremos temprano, pero no nos han informado que buscar.

– ¿Les entregaron los scouters? – les preguntó, mientras ingresaba a su cuarto en busca del suyo.

– Si nos entregaron – le respondió Krillin - ¡Que desorden! – Exclamó sorprendido al ver el interior.

– ¡No es de tu incumbencia! – Le gritó Bulma – prende tu scouter – le ordenó.

– Aún no sabemos cómo usarlo – comentó Yamsha, al notar que su amigo estaba algo asustado para hablar.

– ¿Dónde trabajaban? – Les preguntó.

– En los almacenes de la cocina – le volvió a responder Yamsha – éramos cargadores.

Bulma bufó – dame esos scouters – les ordenó, Krillin los sacó de su bolsillo rápidamente.

La peli azul comenzó a trabajar en los scouters, pasó toda la información necesaria que tenía del suyo, los observó un par de veces, dudaba de la capacidad de esos dos – aquí esta toda la lista y en que planetas los puede encontrar. Con este botón pueden comunicarse conmigo si tienen alguna duda o necesiten más información – los chicos pusieron toda la atención posible a las palabras de ella, mientras les explicaba como usar los scouters – Me entendieron – exclamó al verlos sin expresión en sus rostros, los dos asintieron inmediatamente – no quiero errores – les indicó – cualquier duda me llaman, necesito las piezas en buenas condiciones y no quiero reemplazos, todo es importante para los proyectos de la realeza – les comunicó.

– No se preocupe, señorita – respondió Yamsha sonriéndole – déjelo en nuestras manos.

Bulma lo observó dudosa – llámenme Bulma – les dijo – ahora, váyanse, necesito dormir – fingió un bostezo y cerró la puerta, dejándolos afuera.

– Es muy linda – comentó Yamsha a su amigo.

– Es muy mandona – le corrigió Krillin.

Los días pasaban y Bulma seguía analizando la forma de crear esos agujeros de gusano, se encerraba todos los días con el grupo que había formado para crear el maldito prototipo que todos los días le recordaban. Al segundo día había solicitado que les permitieran el pase libre por los pasillos que les llevaba al laboratorio ya que se iban a quedar hasta tarde preparando su trabajo. Su grupo trabajaba sin cesar, todavía seguían estancados en una ecuación, estaban muy cansados y muchos casi no dormían, solo salían para cambiarse de ropa y conseguir sus comidas. Bulma observó a dos de sus compañeras que dormían en la mesa de trabajo, no tenía voluntad para despertarlas por lo que siguió con su trabajo, maldecía mentalmente a todos los saiyajines por explotarlos de esa forma. Tampoco ayudaba que sus nuevos recolectores no pudiesen reconocer las piezas que ella solicitaba, desde que habían salido no regresaban, varias veces al día la habían llamado preguntando por algunas piezas, por lo menos habían aprendido a usar el scouter. Suspiró cansada, cuando todo eso acabase dormiría un día entero y no le importaba quien la fuera a buscar.

– Bulma – le llamó su compañera – Bulma – volvió a llamarla.

– lo siento, ¿Qué sucede?, Ritsuko – le contestó.

– Encontré el algoritmo – le explicó – todo está bien, excepto este signo – le indicó – si lo cambiamos es posible abrir un agujero.

– Así podremos armar el prototipo – indicó su compañero – tendremos que amanecernos este día para que lo podamos probar mañana y así entregarlo pasado.

– Buena idea, Jean – le respondió Bulma – traeré todo los materiales y comencemos con el trabajo.

– Jean y yo podríamos presentar el proyecto – comentó la menor del grupo.

– Yo soy la responsable, Rei – le respondió Bulma – es mi obligación.

La chica la miró molesta – quieres acaparar a los dos príncipes – soltó con rabia.

– ¿Qué has dicho? – le reclamó alterada, sólo eso le faltaba en su laboratorio.

Rei la observó temerosa, era más pequeña que Bulma y de complexión delgada. Agachó la cabeza y trató de tartamudear una disculpa, pero la peli azul le cortó – váyanse – les dijo a todos – comenzaremos dentro de dos horas con el prototipo.

Todos recogieron rápidamente sus cosas y salieron de la oficina, dejando a una Bulma ofuscada, así era como la veían en su grupo de trabajo, una manipuladora que deseaba conseguir al otro príncipe, había escuchado que en la zona de esclavos hablaban mal de ella y hasta la conocían como la zorra del príncipe. Supuso que ahora dirían cosas peores, por suerte no estaba ahí para escucharlos.

Comenzaron armar el prototipo en completo silencio, sus compañeros la veían de reojo, esperando algún tipo de comportamiento explosivo de parte de la científica, pero este nunca sucedió. Bulma deseaba gritarles unas cuantas verdades y que dejaran de verla como si fuera una bomba, pero su prioridad era el prototipo para no morir. Se quedaron hasta la madrugada ensamblando y probando las piezas, no sabían si los aros de contención podrían mantener el pequeño agujero que pensaban crear, pero tenían que probar de cualquier forma. Cuando llegó la mañana, nadie había dejado el laboratorio, el ensamblaje estaba terminado, algunos pidieron permiso para buscar su cuota de alimento y así continuar luego.

– ¿Eso creen de mi? – le preguntó a Ritsuko, era la única que se había quedado, revisando los planos y los aros de contención – una maldita arribista.

– No te culpo si lo eres – le contestó la mujer – si mi cuerpo fuese parecido al de ellos, no lo hubiese dudado – soltó sonriéndole. Ritsu era mayor que Bulma, no sabía por cuanto, tenía el cuerpo pequeño casi arrugado por todas partes, su color cambiaba de un naranja a un rojizo claro en dependencia del calor del lugar, solo tenía tres dedos todos puntiagudos que al unirlos su mano parecía una pinza. En su bata vieja escondía una pequeña cola.

– No lo soy – declaró Bulma – no tengo la culpa que el príncipe tenga gustos refinados – indicó medio sonriente – si pudiese lo dejaría, pero aprecio mi vida.

– No soy quien para juzgarte – le contestó – mejoraste nuestro presupuesto y las entregas de materiales es más rápido por lo que sería tonto quejarnos de eso – le sonrió – no debería afectarte lo que se hable de ti, ya no vives ahí.

– ¿Qué dicen de mi? – Preguntó dudativa – he escuchado algunas cosas, pero supongo que habrá más.

– Deberías preguntarle a tu amiga – le respondió – la que trabaja en las cocinas, ella esta más enterada de eso.

– Supongo – dijo, hace tiempo que no veía a su amiga. No había tenido mucho tiempo, quizás ahora si podría darse una escapada a las cocinas a conversar.

La charla terminó ni bien ingresaron sus demás compañeros, comenzaron con las pruebas de funcionamiento. Al principio no les fue tan bien como esperaban, los aros de contención se descalibraban impidiendo que los agujeros de gusano se mantuviesen abiertos por más de un hora, trabajaron en los algoritmos y las ecuaciones para poder limitarlos, la tensión se sentía en toda la oficina al no poder hacerlos funcionar adecuadamente. Después de varias horas lograron mantenerlos abiertos por tiempo indefinido, también decidieron que podían ponerle un interruptor para que solo pueda ser usado por los saiyajines o quienes estos decidiesen, dudaban que estos no lo iban a compartir con toda la galaxia. Finalizaron las pruebas casi en la madrugada, todos descansaban, orgullosos observando su trabajo, pero con cierto cargo de conciencia por los fines en que se iba a utilizar. Escucharon varios pasos en el laboratorio, se levantaron de sus asientos asustados, era raro que a esas horas hubiese movimiento alguno. Estaban seguros que nadie debía estar afuera de la oficina. Las puertas se abrieron e ingresó el segundo príncipe acompañado de un soldado.

– Me alegra observar que tenemos excelentes trabajadores – dijo al verlos, observó el prototipo en la mesa de trabajo - ¿esta terminado?

– Sí, príncipe – contestó rápidamente Rei – ya terminamos con las pruebas.

Tarble la observó por unos minutos, le sonrió levemente – Bulma – la llamó, volteando a ver la peli azul – la presentación será después del desayuno, hablaras ante el Rey y el concejo.

– Necesitaré llevar a un compañero para realizar la presentación – indicó con la cabeza baja.

– De acuerdo – le respondió Tarble – llévala a ella, parece entusiasmada con la idea – indicó señalando a Rei.

– Muchas gracias, Príncipe – le respondió sonriéndole.

– No acepto errores, Bulma – le mencionó Tarble antes de marcharse.

– ¿Estas loca, Rei? – soltó Ritsuko, después de no escuchar sonido en el laboratorio – sabes lo que es presentarse ante el Rey.

– Mi oportunidad de salir de aquí – respondió ella segura – después de la presentación, el segundo príncipe puede verme con otros ojos, podré tener un mejor trato y…

– Si es que no lo hace el rey – le cortó Jean – sabes lo que sucede con las esclavas del rey, ¿verdad?

Rei abrió los ojos horrorizada – puedo gustarle al príncipe – soltó con un hilo de voz, tratando de tener esperanzas.

– El Segundo Príncipe no tiene un gran harem, y generalmente son saiyajines – le mencionó – te deseo suerte, niña – le dijo serenamente – no cometas ningún error, puede que el segundo príncipe no se le conozca por su temperamento, pero al Rey si – le recordó – me voy a dormir, deberíamos irnos todos.

Bulma observó a Rei derrumbarse en el suelo, llorando desconsoladamente, mientras salían todos sus compañeros – tranquilízate – le dijo, ayudándola a levantarse del suelo – todo irá bien mañana, no podemos fallar – le recordó – volveremos al laboratorio, no te preocupes.

– ¿Cómo lo sabes? – le preguntó susurrando.

Bulma no supo que responderle, ella también tenía miedo, sabía lo que era capaz el Rey. Algo en su interior le decía que podía confiar en Tarble, pero no deseaba tener fe en esa idea – solo lo sé – le respondió tratando de sonreír – ve a descansar yo terminaré de preparar todo.

Rei le sonrió y salió de la oficina. Bulma suspiró al encontrarse sola, necesitaba concentrarse en el prototipo y que todo saliese bien, golpeó la mesa, necesitaba dejar salir toda esa furia que le producía la situación en que vivían. Odiaba a los saiyajines por reducirlos a eso. Volvió a expirar fuertemente, necesitaba todo el control de su temple para el día de mañana, no podía explotar delante de todos o su final llegaría, no podía ser descuidada, se repetía mentalmente. Arregló todo los documentos que tenía que presentar, limpió adecuadamente los aros de contención, observó detenidamente que no tuviesen ningún daño, volvió a revisar los cálculos y diseños, cuando supo que todo estaba listo, se fue a descansar, sabía que no podría dormir, pero tenía que hacer el intento.

Las dos científicas se encontrabas detenidas en la puerta del gran salón, a su lado se encontraba Kyabe, las dos se observaban de vez en cuando, tratando de darse fuerza entre ellas. Rei era menor que Bulma, pero de su mismo tamaño, un poco más delgada, su cabello era corto de color rojizo, tenía tres ojos, el del medio era grande y redondo, mientras que los otros dos eran rasgados, dando la impresión que fuese una ciclope, el color de su piel era cobriza con cierto moteado negro en los brazos. Las dos vestían un atuendo similar, blusa blanca con un pantalón negro y encima llevaban la bata blanca del laboratorio.

– Cuando les abra la puerta, ustedes ingresaran – les indicó Kyable – el Segundo Príncipe no desea ningún error - les recordó antes de ingresar al Gran Salón

– No lo tendrá – aseguró Bulma y apretó fuertemente la mano de Rei.

Los minutos se hacían largos para las dos chicas que se encontraban solas en el pasillo, se observaron una vez más, Bulma trato de sonreírle, pero antes que la sonrisa se formase en su rostro la puerta se abrió y ellas tuvieron que ingresar.


El Rey la observaba burlonamente – así que esta es tu hija, Brief – le habló a su padre, pero sin quitarle la mirada.

El Dr. Brief estaba arrodillado y temblando en el suelo, trató de avanzar hacia el rey, pero fue detenido por un guardia – Majestad, le ruego que no le haga nada – suplicó – todo fue mi idea, ella no supo nada hasta el último momento – comentó a sollozar – yo pagaré las consecuencias.

El Rey rió – Paragus, ¿Dónde están los príncipes? – Le preguntó al saiyajin que estaba a su lado.

Salieron a una misión en la mañana – le contestó.

Lástima – soltó – deberían presenciar los castigos.

Majestad, por favor – volvió a suplicar el Dr. Brief – deje a mi hija.

Silencio – le cortó – escapar es una traición al reino, ¿qué debería hacer contigo? – Le sonrió malévolamente – lastimosamente, pareces importante para los avances tecnológicos.

Mi hija también lo es – se apresuró a decir, el soldado le pisó la espalda para callarlo.

¡Papá! – Gritó Bulma, forcejeó con el soldado que la apresaba, pero fue en vano - ¡papá! – Volvió a gritar - ¡suéltame, maldita bestia! – Demandó al soldado, este rió y la golpeo lanzándola al suelo.

El Rey rió estruendosamente – tu hija necesita ser adiestrada – le dijo al doctor.

Bulma, cálmate – le ordenó a su hija – majestad, todavía es joven – suplicó – todo es mi culpa, majestad, por favor no le haga nada a mi hija, ella es importante en el laboratorio – le dijo – ella diseñó la mayoría de los inventos – le informó.

Significa que tú no eres útil – comentó el rey y rió ante el temblor de su esclavo – puedo eliminarte a ti y quedarme con tu hija.

¡No! – Gritó aterrorizada Bulma - ¡deje a mi padre! – Volvió a forcejear, pero sus intentos eran en vano - ¡Por favor! – gimió en suplica – yo acepto el castigo por tratar de escapar, por favor, déjelo – las lágrimas caían por sus mejillas mientras hablaba – déjelo – imploró derrumbada en los brazos del soldado.

El Rey indicó al soldado que la suelte con la mano, este le hizo caso y Bulma corrió hacia su padre, lo abrazó fuertemente – debo admitir que eres ingenioso, Brief, tu plan hubiese salido a la perfección – le sonrió – si no hubieses confiado en tus compañeros de trabajo – el aludido levantó la mirada sorprendido – exacto, viejo, fuiste vendido por un mejor trato – rió fuertemente – ustedes los esclavos, son animales, que se venden por cualquier migaja de pan – dio un par de pasos para acercarse al científico – en estos momentos están revisando tus pertenencias, y eliminando a tus compañeros de cuarto, no podemos dejar cabos sueltos – volvió a reír al ver el rostro aterrorizado de Brief – espero que no les haya tomado cariño , tu raza es muy sentimental – lo miró con asco, le dio la espalda y volvió sus ojos a Bulma – bastante interesante tu hija, raro que ningún soldado la haya tomado en cuenta – rió al ver la mirada de Bulma, lleno de odio – no ibas a llegar muy lejos – le comentó – si hubieses dejado la atmosfera de Vegetasei, tu padre moriría y te tendríamos de regreso en menos de una semana.

Bulma le sonrió altivamente, confundiendo al rey – no hubiesen podido salir de tu tonto planeta, si observan en este momento, sus cuatros puertos están cerrados – soltó una carcajada – cualquiera que se acerque más de doscientos metros, activara las defensas y será destruido inmediatamente, las comunicaciones han sido cortadas – se levantó del suelo tambaleándose – yo desactivé y programé todo para que ustedes no pudiesen seguirme y si me hubiesen dado el tiempo suficiente hubiese podido convencer a mi padre para que se vaya conmigo – le soltó con seguridad.

El Gran Salón estuvo en silencio por unos minutos que le parecieron siglos al Dr. Brief, los soldados se veían entre ellos, y el Rey observó levemente a su Mano Derecha, quien buscaba comunicarse con el área de controles y las naves que habían salido a misiones.

Al ver la confirmación en los ojos de su Mano, el Rey observó a Bulma y echó a reir, desconcertando a la peli azul – eres interesante, mocosa – le dijo – lástima, no puedo permitir posible escapes – les dijo sonriendo – así que para evitarlos – le disparó a la pierna del Dr. Brief, quien gritó de dolor – sin una pierna es imposible que corras – rió fuertemente.

¡Maldito! – le gritó Bulma mientras trataba de ayudar a su padre. La pierna de su padre estaba totalmente roja, con tonalidades negruzcas, por zonas se podía observar el musculo. Las lágrimas corrían por las mejillas del Dr. Brief, pero este trataba de no mostrar signos de dolor, aunque sin éxito, ante su hija, quien observaba su rostro totalmente blanco y su respiración rápida tratando de calmarse.

Estoy… bien… - tartamudeó entre jadeos – majestad, no tendrá ninguna queja de nosotros.

Todavía no acabamos – le cortó – has recibido tu castigo, me alegro que no hayas hecho tanto escándalo – le sonrió – pero tu hija debe aprender a comportarse – se relamió los labios – debe aprender a complacer a sus dueños.

El rostro de Brief se horrorizó – majestad, por favor, mi hija sabrá comportarse, por favor – le suplicó, olvidando todo el dolor de su pierna, se arrodilló ante el Rey y pegó su cabeza al suelo – Por favor, majestad – volvió a suplicar – no le causará ninguna molestia, por favor.

El soldado que tenía a Bulma, volvió atraparla entre sus brazos, ella volvió a forcejear tratando de alcanzar a su padre - ¡no! – Gritó – déjeme ayudar a mi padre, por favor – pidió – déjeme curarle esa quemadura, puede infectarse, por favor – miró al rey directamente a los ojos – por favor – suplicó.

El rey se rió burlonamente – no te preocupes, Brief, seré amable con ella – le sonrió lascivamente – irá con los de primera clase – rió – ahí la cuidaran y si se portan bien, te la devolverán – se acomodó en su trono – en dependencia de mi humor – se sirvió un poco de vino – llévenselos – miró al soldado que tenía a Bulma – acomódala en su nuevo lugar.

¡Majestad, por favor! – Gritaba el Dr. Brief mientras era sacado del Gran Salón - ¡Majestad!

¡Papá! – Gritó Bulma - ¡papá!


– ¡Comiencen! – Exclamó el Rey al verlas ingresar.

Bulma y Rei realizaron una breve reverencia ante el Rey y su hijo, prendieron el prototipo y Bulma comenzó a explicar su funcionamiento. Todo el tiempo evitó mirar el rostro del Rey, tener que hablar ante este le producía nauseas, lo odiaba, de vez en cuando cerraba sus manos en puño, modulando su voz, para no gritar o sonar ofensiva. Observó a Rei, quien temblaba ligeramente, hay veces soltaba pequeños sollozos que era opacado por el sonido de los aros, Bulma trató de tranquilizarla poniendo sus manos encima de las de ella, pero era casi imposible y sus temblores aumentaban al escuchar al Rey reírse de ellas. Trató de sonreírle y continuó con la explicación, por suerte nadie las interrumpía mientras hablaba. Cuando llegó el momento de la representación, los del concejo observaron asombrados como una pequeña nave atravesaba un aro y salía por el otro. Cuando terminaron, volvieron a inclinarse ante el Rey, con la mirada baja, no debían mantener ningún tipo de contacto visual con nadie.

– Con esto podríamos conquistar todo el universo, Majestad – comentó Paragus – seríamos los emperadores del Universo.

– ¿Seríamos? – le preguntó Tarble obsevándolo atentamente – mi padre será el emperador de todo el universo, no tú, Paragus – le corrigió.

– Me disculpo, Majestad – le dijo al Rey – mi emoción fue grande – sonrió – todo el universo le temerá a los saiyajines y su nombre será reconocido en cada rincón.

Tarble hizo una leve mueca de disgusto, no le agradaba la idea de ser temido – váyanse – les indicó a las dos científicas.

– Todavía no – le contradijo su padre, sonriéndole a las dos – un proyecto bastante atrevido – les dijo – los agujeros de gusano son impredecibles – comentó – como saber si es que fallaran con nuestras naves adentro.

– Los aros contienen la entrada y salida de los agujeros – le respondió Bulma – Majestad – trató de no escupir la palabra.

El Rey la observó unos minutos - ¿Cuándo podrán instalarlo?

– Dentro de un mes, Majestad – respondió Rei con la mirada baja – sus naves lo podrán probar en un mes.

El Rey rió – tu gente del laboratorio lo probará – le dijo sonriendo – todo su personal lo hará, veremos cuan efectivo es su nuevo invento – rió – márchense.

Las dos recogieron todo y se marcharon rápidamente del Gran salón, cuando estuvieron a tres pasillos lejos de todo, Rei lloró desconsoladamente en brazos de Bulma, gritó y siguió llorando, todo su miedo salió de su cuerpo. Bulma no le dijo nada, solo la abrazaba, poco a poco comenzó a calmarse y sólo soltaba pequeños sollozos.

– Gracias – le dijo a la peli azul – tenía tanto miedo que nos ordenara acompañarlo en la noche – lloró un poco más – ya ha matado a dos de mis compañeras de cuarto, no quería ser la siguiente – se limpió el rostro con sus manos – no quiero morir, Bulma, solo quiero salir de ese lugar – volvió a llorar – pronto va a ver otra ola y no quiero enfermarme – la abrazó – tienes suerte de haber salido, de tener al príncipe de tu lado.

Bulma le sobó la cabeza – sólo hasta que se aburra – le soltó fríamente – somos desechables, Rei, cuando el príncipe se aburra de mí, me matara o volveré a la zona de esclavos – la agarró ambas manos – no busques la atención de ningún saiyajin, no lo vale – la abrazó, quiso prometerle que todo iba a cambiar, pero sería una cruel mentira, quería convencerla de que no moriría en la siguiente ola, pero también sería una mentira. Sólo la abrazó fuertemente, mientras ella seguía llorando.


Continuará…

Espero que les haya gustado el capítulo, gracias a todxs los que siguen el fic, y a lxs que lo ponen como su favorito. Me agrada ver que aumentan poco a poco. Lástima que este vez no hubo rws nuevo, pero si aumentó los lectores, gracias por darle una oportunidad al fic.

Disculpen cualquier horror ortográfico que se haya escapado.

Cualquier sugerencia o duda me dejan un review o pueden buscarme en Facebook como "IsabelCordy Fanfiction", donde aviso sobre las actualizaciones de mis fics.