EPILOGO

°°°°° En la actualidad °°°°°

-Oh, vamos Inuyasha – se quejó Kagome eligiendo unos bonitas velas de cumpleaños.

-No entiendo porque tantas cosas – negó frustrado el peliplata mientras empujaba un carrito de compras.

Ella rodó los ojos – Sango y Miroku traerán a sus hijos, tendremos muchos invitados al cumpleaños de Hak

-Siempre te excedes demasiado, Bank te consiente demasiado – negó rendido.

-Y tu no lo haces lo suficiente – sonrió ella.

°°°°° 5 años atrás °°°°°

Luego del incidente en el almacén, donde por fin se aclararon los sentimientos de todos, Kagome y Bankotsu llevaron una relación normal, el moreno se alejó de todo el peligroso mundo que lo rodeaba y se estabilizó al lado de la azabache.

Todo estaba bien hasta que comenzaron su último año de instituto.

Kagome se reía muy animada mientras caminaba de la mano junto al moreno – Dios – secó una de las lagrimas de felicidad que escapó de sus achocolatados ojos -, Jackotsu es muy divertido.

-Tsk – chasqueó con su lengua frustrado -, no le veo la gracia.

-Claro que si – ella se adelantó un poco y se paró frente a él abrazando su cuello -, es normal que cualquiera caiga ante tus encantos.

-Kagome no bromees con eso, el muy idiota estaba medio dormido.

Ella rompió en risa nuevamente – Aun así, despertaron juntos.

-Eso es porque estaba borracho y yo muy cansado, he trabajado hasta muy tarde en el taller y no me di cuenta de nada – se justificó -. Además es culpa de Inuyasha, él lo invito, él debía cuidarlo – la azabache reía aun mas con cada explicación injustificada de su novio -. De acuerdo, ya fue suficiente – dijo el moreno en tono serio y cargó a la chica sobre su hombro.

-¡Bankotsu, bájame! – pidió ella forcejeando.

-No lo hare – caminó con decisión doblando en la calle que los llevaba a sus hogares, sacó sin problemas las llaves de su casa y solo bajó a la azabache cuando la puerta se cerró tras ellos.

-¿Qué se supone q…

La chica no pudo terminar de hablar ya que fue besada con pasión por el chico, ella se dejó llevar por las hábiles manos de su novio, disfrutando.

Abrazados y besándose, subieron a la habitación del moreno y rápidamente se despojaron de sus ropas.

-Inuyasha llegara pronto… - susurró Kagome entre los apasionados besos del moreno.

Él dejó la jugosa boca de la chica y comenzó a mordisquearle el cuello mientras la recargaba contra un mueble cercano – No me importa – dijo el apresurado mientras sus manos masajeaban los suaves muslos de la chica.

-Bank… ah… tiene buen oído… ahh… - los gemidos se estaban apoderando de ella, ya que una de las expertas manos de su novio estaban jugueteando en su entrepierna con dominio y posesión, las dos cosas que más amaba que ejerciera sobre ella, al momento de hacer el amor.

El moreno despejó rápidamente la superficie del mueble para así subir a la azabache a este y tenerla a mejor altura – Entonces, si es inteligente se irá – sonrió de medio lado y mordisqueó los rosados y erectos pezones de la chica.

-¡Bank, ahh… Eso me encanta! – Kagome enredó sus manos en la cabellera de él, atrayéndolo más a su cuerpo, sentía los dientes del chico darle un doloroso placer, que por costumbre siempre marcaba su cuerpo, luego del sexo.

-Lo sé – habló bajó el chico, haciendo que su aliento chocara contra los húmedos pechos de la azabache -. Te amo – la miro a los ojos y le devoró la boca, tomando la nuca de ella y saboreándola con su hábil lengua mientras ella se entregaba a él.

El hinchado bulto del chico se rozaba contra la humedecida entrepierna de ella y sus cuerpos se anhelaban, el calor corporal subía y los gemido de ambos llenaban la habitación – Te deseo – soltó ella con los ojos vidriosos de excitación.

Bankotsu no lo soportó más, tomó entre sus manos su miembro y lo ubicó en la entrada de ella, lentamente la fue penetrando mientras tomaba sus caderas y ella se tomaba de los amplios hombros de él.

-¡A-ah..! – gritó la chica cuando él terminó de entrar de golpe, su cuerpo no se acostumbraba al tamaño de él y era algo que ella agradecía ya que siempre era como la primera vez, un dolor placentero.

Bankotsu sintió como Kagome clavó sus uñas en su piel - ¿Estás bien? – le preguntó preocupado, temiendo ser poco delicado, como siempre.

Ella asintió – N-no te preocupes – se acercó al cuello de él y le dio un suave mordisco, cosa que sabía, lo encendía por completo.

-Amo que hagas eso – dijo en forma de gruñido el chico, tomó con más firmeza las caderas de ella y la comenzó a penetrar con fiereza.

Una y otra vez se empujaba contra la chica, haciendo que el mueble perdiera estabilidad, pero ninguno lo notó. Kagome se afirmó del mueble y subió sus piernas, enredándolas en las caderas de él, mientras que Bankotsu solo mantenía el firme agarre en las caderas de la chica y su cabeza estaba enterrada en el cuello de ella.

-¡Bank… Bank… el mueble! – dijo con lo poco de cordura que le quedaba.

Él negó – Maldicion – escupió ahora consiente que si seguían así, se destruiría.

Solo por seguridad a ella, la tomó sin salir de su interior y parándose firmemente, comenzó a hacerla subir y bajar contra su cuerpo. La azabache totalmente llevada por el placer, se ayudó de su agarre en los hombros para tener una mayor penetración, amaba que el moreno, la tomara de las formas más inimaginables para ella.

Sus cuerpo cada vez encajaban mejor y la chica sintió la corriente eléctrica en su columna - ¡Ahh… Si! – gritaba desesperada por la pasión que sentía.

-Kagome… Arg… mierda… - el moreno sentía como el interior de ella lo apretaba y succionaba aun mas, haciéndolo llegar al final junto con ella.

Jadeantes, el chico se dejo caer sobre la cama quedando sentado con ella encima, se abrazó al delicado cuerpo de su novia y repartió besos por su cuello, intercalando con suaves mordiscos.

La azabache sonrió ya calmando su respiración – Te amo – le dijo acariciando la fibrosa espalda de él.

-También yo, mi amor – el moreno le sonrió y la besó.

°°°°° En la actualidad °°°°°

Kagome terminaba de guardar diversos alimentos en su nevera, dejando en el centro el enorme pastel de cumpleaños – Listo – sonrió orgullosa.

-Este año estas muy feliz – sonrió el peliplata mientras se comía una jugosa manzana, sentado en la silla de la cocina.

-Me gustan estas fechas – la azabache se sentó frente a él, apoyando su mentón entre sus manos.

-¿Hablaste con Nahomi? – preguntó el chico.

-Sí, vendrá sobre las seis – asintió ella y miró la hora -. Demonios, ya van a ser la una – su cuerpo saltó como un resorte y se puso de pie -, debó preparar el almuerzo – se apuró a ponerse el delantal y sacar lo necesario de la surtida nevera.

Inuyasha sonrió, la chica siempre tenia la misma energía, era una de las cosas que amaba de ella – Iré por Hak a la guardería – se pusó de pie para marcharse.

-Recuerda volver para la cena y no te atrases esta vez ¿entendido? – ella lo amenazó sin mirarlo mientras cortaba los vegetales.

El peliplata sonrió y acercándose a ella, le dio un sonoro beso en la mejilla – Claro, cielo – le guiñó un ojo y se marchó.

-Por dios – ella rodó los ojos divertida y continuó con su tarea pero fue interrumpida por el teléfono -. ¿En serio?, porque ahora… - se lamentó secando sus manos con un trapo y contestó -. ¿Hola?

-Hola, mi amor – una voz masculina resonó en la línea.

-Cariño, ¿dónde estás? – preguntó ella mirando nuevamente la hora -, ¿no deberías estar ya aquí? – cuestionó ahora molesta.

-No te enfades pero…

-No me vengas con eso ahora, lo prometiste – lo cortó ella.

-Solo serán unas horas, debo hacer algo antes de volver a casa, estaré a las seis en punto, lo prometo.

La azabache resopló – Eso espero, o me veras realmente molesta.

-Y no queremos eso, te amo, nos veremos pronto.

Dicho eso la comunicación se cortó, Kagome amaba a su esposo pero siempre tenía mucho trabajo en su taller, aun que gracias a eso no le faltaba nada.

°°°°°° 5 años atrás °°°°°

Jackotsu masajeaba la espalda de Kagome mientras ella devolvía todo lo que tenía en su estomago, abrazada al retrete – Querida, ¿estás bien? – preguntó muy preocupado el chico.

La azabache negó con suavidad – No, me siento terrible, estas malditas nauseas me están matando – alcanzó a decir con dificultad para volver a vomitar.

-¡Llegue! – Sango apareció en la puerta del baño, alzando una pequeña cajita.

-Perfecto – Jackotsu se puso de pie y la tomó en sus manos para abrirla.

Como pudo, la morena alzó su vista - ¿Qué es eso?

Sus amigos intercambiaron una mirada y Sango le hizo un movimiento de cabeza al chico, animándolo a hablar.

Jackotsu rodo los ojos y resopló – Kag, es… es un test de embarazo – dijo titubeante.

La chica arrugó su ceño sintiendo nuevamente nauseas - ¿Qué? – preguntó confundida y asustada.

-Amiga – Sango se arrodilló cerca de ella -, llevas dos semanas con vómitos, nauseas y mareos.

-Súmale la semana de atraso en tu periodo – añadió el chico.

Kagome negó – So-solo estoy un poco débil – trató de justificarse pero sus amigos la miraban severamente, era algo que debía descartar… o comprobar -. No puede ser – se sentó en el suelo del baño angustiada.

-Tranquila querida – trató de calmarla su amigo -. Todo estará bien.

-Eso no es cierto, aun estoy en la escuela, como se lo diré a mi madre – su rostro palideció -, como se lo diré a Bankotsu… - recorrió nerviosa su cabello hacia atrás con ambas manos.

-Cálmate, él te ama – Sango le tomó el hombro en señal de apoyo.

-Sí, me ama a mi pero – sus manos inconscientemente viajaron a su vientre -, pero no amara a un hijo, el no quiere niños – sus ojos se aguaron y comenzó a llorar -. ¿Qué voy a hacer?

Sango y Jackotsu se miraron desesperados, últimamente esos cambios de humor eran comunes en su amiga, pero el test de embarazo era lo que se debía hacer ya que aun que no era lo ideal, era lo más seguro.

°°°°° En la actualidad °°°°°

-¡Hak, no te subas tan alto! – gritó Inuyasha a un pequeño de cabello corto azabache e intensa mirada azulina.

El pequeño lo saludó divertido con una de sus manitos en alto y se lanzó por la resbaladilla.

El móvil del peliplata sonó y contestó sin mirar el identificador - ¿Si?

-Maldición, no se cual llevar.

Inuyasha se carcajeó al escuchar confusión en la voz de su amigo - ¿Qué ya no lo habías elegido? – preguntó divertido pero sin quitarle la vista al pequeño niño que seguía jugando.

-Sí pero no lo sé…

-Ya solo cómpralo, tu mejor que nadie sabe los gustos de tu esposa – le dio seguridad al hombre en la línea -. Pero si no estás seguro, yo podría comprar algo y dárselo, claro que me dejo el crédito para mí – bromeó sonriente viendo como el pequeño Hak se acercaba a él.

Es mi esposa!

-Si dudas mucho te la puedo quitar – volvió a provocar el peliplata.

-Idiota, ¿Hak está contigo?

Inuyasha nuevamente se carcajeó por lo fácil que era molestar a su amigo con ese tema -. Si, te lo doy – miró al pequeño y le tendió el móvil -. Papá – le dijo y el niño sonrió.

Tomando el aparató, se lo colocó en el oído – Hola, papá – dijo Hak con una enorme sonrisa, su rostro era igual a su padre pero con la calidez de su madre.

Inuyasha sonreía, siempre seria el tío, el amigo, el primo, siempre estaría para ellos.

°°°°° 5 años atrás °°°°°

Kagome lloraba sola en su habitación, hincada en el suelo. De pronto, desde la ventana escuchó unos pequeños golpes, le levantó y vio a Inuyasha.

Rápidamente quitó el seguro y abrió - ¿Estás loco? – preguntó nerviosa secando sus lagrimas -, podrías matarte.

El chico entró sin preguntar – Jack me lo contó – dijo sin rodeos.

Ella respingó y sus ojos volvieron a picar - ¿Y ahora que voy a hacer? – cubrió su rostro y volvió a llorar.

El peliplata suspiró y la atrajo a su cuerpo – Primero debes dejar de llorar, eso no te hace bien – le acarició con delicadeza a espalda.

La azabache se aferró al pecho del chico - ¿Que voy a hacer? – seguía preguntando ella entre sollozos.

-Bueno, lo primero es contarle al idiota descuidado de mi primo – dijo un poco molesto el peliplata al recordar la irresponsabilidad que había cometido Bankotsu, ya que, aun que ambos eran igualmente responsable, Inuyasha lo culpaba a él por no proteger a Kagome.

Durante esa tarde, el chico se quedó cuidando a la azabache, ya que se negó a bajar a cenar y él aun escondido en su cuarto para no llamar la atención de la madre de la chica, decidió calmarla para que hablara con su primo.

Eran cerca de las nueve de la noche, Inuyasha se encontró recostado en la cama de Kagome con ella acurrucada en sus brazos, suspiró mirando el techo, era la primera chica de la que se enamoraba y aun que había decidido apoyar su relación con su primo, su corazón dolía al saberla perdida para siempre.

Cerró sus ojos unos segundos y una repentina ráfaga de viento lo hizo abrir los ojos y mirar la ventana de golpe – Bank… - dijo sorprendido por la expresión de su primo y siguió su mirada que se fijaba en la chica en sus brazos -. Puedo explicar esto – se apuró a decir.

Kagome despertó por un escalofrió y restregó sus ojos cansada – Inuyasha, ¿qué ocurre? – abrió lentamente sus ojos que se fijaron un unos azulinos fríos y molestos que los observaban -. Bankotsu… - susurró nerviosa y se alejó del peliplata.

-¿Desde cuándo? – cuestionó el moreno ocultando su mirada bajo el flequillo.

Inuyasha entendiendo el rumbo de su pregunta se puso rápidamente de pie – Solo cálmate, no es lo que crees.

-¿Que no es lo que creo? – bufó molesto -. El maldito de Jackotsu me llama en horas de trabajo diciéndome que Kagome estaba muy mal, vengo a su casa y su madre me dice que no ha salido del cuarto en toda la tarde, ¿acaso me creen idiota? – cuestionó irónico.

Kagome, entrando en pánico, se puso de pie tambaleándose un poco – Yo… no es lo que crees, es solo…

-Es solo que sigo sin ser yo, ¿verdad? – los ojos del moreno se llenaron de lagrimas sorprendiendo a ambos chicos -. Yo te amaba y confiaba en ustedes – dijo con rabia -, soy un idiota – negó soltando una risa amarga y pequeñas lagrimas -. Pero ya no los molestare mas, yo me aparto, hagan lo que quieran – hábilmente se lanzó por la ventana y desapareció en la oscura noche.

Inuyasha y Kagome no dijeron nada, todo se había vuelto confuso y retorcido.

-No puede ser – Kagome comenzó a hiperventilar.

El peliplata preocupado por el estado de su amiga y del bebe que llevaba dentro, la abrazó – Todo estará bien, hablare con él – la sentó en la cama y le tomó el rostro -, debes calmarte, por ti y por él – rosó el inexistente vientre de la chica y le sonrió -. Yo traeré al idiota de vuelta con su familia – se puso de pie y salió en busca de su furioso primo.

Cerca de las doce de la noche, Inuyasha aun no daba con el paradero de su primo, lo había buscado por todos los lugares en los que solía vagar antes de conocer a la azabache, pero finalmente lo encontró cerca de un enorme cerezo, al cual Bankotsu solía ir con Kagome.

Lo vió sentado a los pies del enorme árbol con unas cuantas latas de cerveza a su alrededor, con cautela se acercó.

El moreno lo vio acercarse y con dificultad se puso de pie – ¿Que hacer aquí, maldito?, ¿te faltó algo que demostrar? – apoyó su cuerpo en el grueso tronco para no caer y le dio cara al peliplata.

-Estas confundiendo las cosas, entre Kag y yo no hay nada – trató de explicar con calma.

El moreno bufó – Siempre has sido tú, ella se enamoro de ti primero, yo solo… yo solo le di lastima – los ojos del chico estaba rojos por el posible llanto que había tenido por horas -. Nunca la he merecido, muy en el fondo sé que es lo mejor – negó bebiéndose de golpe la cerveza que tenía en sus manos.

-Deja ya eso – Inuyasha se la quitó de las manos -. ¡Ella te ama!

-Eso no es cierto – Bankotsu cegado por la borrachera se negaba a mirarlo -, ella no merece a un delincuente como yo.

-¿De que estás hablando?, tu cambiaste solo por ella – el peliplata comenzaba a fastidiarse, su corazón estaba dividido, por un lado estaba la posibilidad de recuperar a la chica, sin importar que tuviera un bebe que no fuera suyo pero por otro lado sabia que esa no era la felicidad para ella y mucho menos para su primo, ambos se amaban y estaban a punto de formar una familia.

-No la merezco, no soy capaz de darle lo que merece…

-Eres un cobarde – la voz de Kagome los sobresaltó -. Prometiste que estaríamos juntos, siempre – la chica se acercó a ellos con los ojos llenos de lagrimas.

-Kagome… - susurró Bankotsu con tristesa, la amaba y le asustaba el no poder hacerla feliz.

-¡Tonta! – le gritó Inuyasha quitándose la chaqueta y colocándosela sobre los hombros, estaban en pleno invierno y ella solo portaba su delgada pijama -. ¿Estás loca?

-No, estoy furiosa – lo miró con los ojos cristalinos de rabia -. No puedo creer que dudes de mi – miró ahora al moreno -, ¿realmente me crees capaz de engañarte?

Bankotsu sabía que no era posible, ella era muy buena y pura, incapaz de hacerle daño a alguien, solo estaba inseguro del futuro que le podía ofrecer y luego de verla abrazada de su perfecto primo, sus miedos salieron a frote.

Al no tener respuesta Kagome dio unos pasos más cerca del moreno y le estrelló contra el pecho una pequeña barrita plástica, Bankotsu confuso la tomó entre sus manos y la miró con desconcertado pero luego de unos minutos lo entendió y su borrachera desapareció – Esto es…

-Estoy embarazada – confirmó la azabache con lagrimas rodando por sus mejillas.

Inuyasha se alejó un poco para salir de escena, no le correspondía estar cerca de ese momento tan intimo pero no quería dejarlos solos, o mejor dicho no quería dejarla sola.

-Yo estoy muy asustada y a pesar de tu desconfianza lo único que pude hacer fue correr detrás de ti – cubrió su rostro y comenzó a llorar -. Lo lamento – dijo con un sonoro sollozo.

Bankotsu aun no salía de un shock emocional, el preocupado por el futuro mientras su novia, el amor de su vida pasaba por toda esa tormenta sola y además le pedía perdón, había fracasado como hombre y como novio.

Tragando el nudo en su garganta se acercó a ella – Soy yo el que lo lamenta – acarició la cabeza de la chica -, soy un idiota, lamento dejarte pasar por esto sola.

Kagome alzó su sonrojado rostro por el allanto - ¿Qué voy a hacer? – le dijo asustada.

-No estás sola – Bankotsu le dio una sonrisa de lado muy tierna.

-No quiero arruinar tu futuro con mi bebe – ella negaba efusivamente, desesperada.

-Ese bebe es nuestro, yo soy responsable más que tú en todo esto – la atrajo a su cuerpo -. Yo los protegeré por el resto de mi vida, no debes preocuparte por nada, todo estará bien.

Había escuchado muchas veces esa misma frase durante ese día, pero por primera vez la creyó, eso era lo que ella necesitaba, la seguridad y protección de su novio, su amigo, el amor de su vida y el futuro padre de su hijo.

°°°°° En la actualidad °°°°°

Kagome recordaba el pasado sentada en su espaciosa sala, miraba las fotos de cuando estaban en el instituto y la nostalgia llego a su mente, muchas cosas habían pasado en esos cinco años.

Perdida en sus pensamientos, no escuchó cuando la puerta se abrió, solo se percató de que ya no estaba sola cuando unos fuertes brazos la rodearon por su espalda.

-Dios mío… - pegó un saltito y reconociendo el anillo en el dedo del sujeto sonrió -. Me asustaste, Bank – miró el reloj de pared y sonrió – Llegas temprano.

El moreno sonriente, le besó la mejilla y rodeó el sofá sentándose junto a ella – No quería desatar la furia de mi amada esposa.

La chica lo rodeó con sus brazos y se acurrucó junto a él - ¿Tuviste mucho trabajo?

Él le acarició el muslo – No tanto – reconoció divertido.

Ella se enderezó y frunció el ceño – Entonces, ¿dónde estabas? – preguntó un poco celosa, su joven marido era muy atractivo y siempre estaba atenta.

El moreno soltó una carcajada – Tuve que pasar por algo muy importante – de pronto él se arrodillo frente a ella y la miro con todo el amor de su corazón.

Kagome abrió grande sus ojos - ¿Q-Que haces? – tartamudeó nerviosa.

-Cuando comenzamos con nuestra familia tuvimos muchos problemas – comenzó a decir Bankotsu haciendo que su mujer se emocionara al recordar los difíciles tiempo que pasaron -, la llegada del bebe, el terminar la escuela, los prejuicios de todos al creer que no seriamos capaces… - recordar eso era lo que mal le dolía a ambos, como predispusieron el fracaso de ellos fue lo más difícil de todo -, pero solo me arrepiento de una cosas.

La azabache nerviosa tenía los ojos clavados en él pero cuando el chico, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta de cuero y sacó una pequeña cajita de terciopelo roja, solo pudo llevarse las manos a la boca emocionada – No puede ser – dijo con los ojos llenos de lagrimas de la emoción.

-Kagome… - abrió la caja dejando ver un hermoso anillo de oro blanco con unos delicados y pequeños diamantes que formaban un infinito -, ¿te casarías conmigo?

Luego de saber que ella estaba embarazada y de pasar por sus propios problemas como pareja, los chicos tuvieron un matrimonio rápido y solo legal, ya que aun eran estudiantes de instituto y al ser padres tan jóvenes, no se hubiera visto bien celebrar el acontecimiento.

Consciente de eso, Bankotsu espero el momento preciso para proponérselo, ya que ahora era el dueño de una exitosa cadena de talleres mecánicos, de los cuales, vivían muy bien.

La morena, emocionada a más no poder, solo asintió y él con una sonrisa enorme le colocó el anillo junto al de boda que ella ya tenía – Es precioso – dijo ella admirando el perfecto símbolo de su amor.

-Te amo y siempre te amare – luego de esa declaración se besaron con ternura.

Muchas dificultades habían pasado pero a pesar de todo se amaban con todo su corazón y a su pequeña familia también.

-¡Llegamos! – la voz del pequeño Hak se escuchó desde el recibidor.

Bankotsu se puso de pie sonriente y ayudó a su mujer a hacer lo mismo.

Kagome feliz, secaba sus lágrimas de emoción, cuando Inuyasha y su pequeño entraban a la sala, todo fue perfecto.

-¿Así que acepto? – dijo exagerando frustración Inuyasha.

-Claro que si – el moreno abrazó posesivamente a la azabache -, ¿Qué esperabas?

-¡Mami!, ¡Papá! – gritó el pequeño corriendo hacia ellos.

Kagome con amor bajó sus brazos para alzarlo – Hola, mi amor, ¿te divertiste con el tío Inuyasha? – le preguntó acariciando su pequeño rostro.

Hak asintió – Inu, tonto – sonrió el niño a su padre.

Bankotsu orgulloso de que su hijo aprendiera lo él le enseñaba, le acarició enérgicamente el cabello – Ese es mi hijo.

-¡Bankotsu, no le enseñes mal! – lo regañó Kagome.

-Pobrecito mi ahijado, ya de tanto ver a su padre cree que todos somos iguales – negó encogiéndose de hombros.

-¡Repite eso, maldito! – desafió Bankotsu.

-¡Oblígame, idiota! – lo retó Inuyasha.

Como siempre comenzó la "pelea", el pelilata huía del moreno por toda la sala como si fueran unos niños.

Kagome miraba feliz, a pesar de todas las dificultades, estaban bien, eran felices, tenían una familia unida, amigos maravillosos y un precioso hijo que amaban con su vida.

No importaba que tan difícil pudiera parecer en su momento, si hay amor y voluntad, todo puede funcionar.

FIN.

Agradezco a…

rogue85: Tú fuiste la primera en darme la idea de un epilogo, creo que esto cierra muy bien la historia, ellos felices con su familia e Inu siempre apoyándolos y eternamente enamorado de Kag, me dio penita pero ese es su lugar para mí.

Daiisevani: Me dijiste en tu comentario que muy liberales ellos jajajaja bueno ahora, ves que no tanto, solo son amigos con Inu, aun que él está enamorado de Kag, pero siempre será solo amigo, que pena. Pronto vendrá el KagomexKouga, me sacare un par de fic de encima y ya lo tengo avanzado y con la idea claro, no te preocupes.

Anixz: Mi lectora silenciosa por pereza XD, espero te guste este epilogo =)

Minidraculaura3: El fic que me mencionaste "espinas" creo nunca haberlo leído, lo siento. Pero me he leído muchos BxK y ese que me recomendaste lo leí. Espero te guste este cierre de historia.

Azura Reinhardt: Se que fue cortita la historia, por eso este tardío cierre.

Angeel O: Para mi Kag siempre se quedara con Banky 3 es el mejor =)

Yumaika Higurashi: No se me da bien escribir algo que no sea BankxKag, así que ese siempre será mi final feliz para ellos =)

Bueno chicas, espero les guste este cierre, luego de meses de terminar el fic. Sentía que faltaba esto.

Espero seguir contando con su apoyo, miles de besos. Fran 3