Hola criaturas hermoso del universo, apuesto a que ya ni se acordaban de esta historia ¿Cómo han estado? ¿Cómo los trata la vida? Sí yo sé que hace casi un año no actualizo la historia (no puedo creer que la inicié hace 4 años), pero han pasado tantas cosas en mi vida que no las creerían, siempre pensaba en actualizar pero la inspiración no llegaba a mi; muchas cosas pasan para alejarte de lo que te gusta hacer, y otras tienen que pasar para que lo vuelvas a retomar, a mi me tomó una pandemia mundial y una cuarentena para volver aquí.

Supongo que no tengo que decirles que este es el último capítulo (les dije que era una historia corta), quiero agradecerles a todos por este 4 años de viaje conmigo, a los que estuvieron desde el principio y a los que se unieron en el camino, a los que perdieron la esperanza de que actualizara varias veces y a los que me mandaron mensajes preguntándome si estaba bien y si había abandonado la historia. A todos los que la siguieron, los que la pusieron en favoritos y sobre todas las cosas a aquellos que comentaban lo mucho que les gustaba y hacía reír. Todos ustedes son parte de esta historia y tienen un cachito de mi corazón.

Este capítulo es para ustedes.


Un estruendoso ruido se escuchó por toda la oscura casa haciendo que Sakura se levantara desorientada y con un kunai en mano lista para atacar a cualquiera que osara invadir su casa, extendió sus sentidos para poder detectar donde estaba el intruso pero no pudo percibir nada extraño, confundida miró el lado de la cama en el que generalmente dormía su esposo pero lo encontró vacío y frío indicando que había abandonado la cama hace rato; otro ruido igual de fuerte que el anterior se volvió a escuchar esta vez acompañado de carcajadas cantarinas y una voz muy conocida susurrando desesperadamente que bajaran la voz, con la curiosidad a pique se decidió salir de la cama para investigar que estaba pasando.

Primero pasó por el baño para lavar un poco su cara y ponerse su delgada bata de verano sobre sus pijamas, después de asegurarse de verse al menos un poco presentable salió de la habitación y comenzó a decender por las escaleras hacía el primer piso en donde las risas se hacían cada vez más claras y los susurros cada vez más desesperados, con una sonrisa divertida entró a la cocina e inevitablemente soltó una carcajada por la escena frente a ella.

Hatake Kakashi, ex hokage de la poderosa aldea escondida entre las hojas, ninja con una advertencia de "Huir al verlo" en los libros bingo, temido y respetado por todos los rincones del mundo, se encontraba cubierto de pies a cabeza de harina para pancakes con un pequeño peliplata mirándolo con pena, una diminuta pelirosa riéndose descontroladamente sobre la barra de la cocina y un bonachón bebe sentado en una sillita moviendo despreocupado sus regordetas piernas mientras chupaba una galleta ignorando a todos los demás, todos los presentes (exceptuando al bebé que seguía entretenido con su galleta) voltearon a verla inmediatamente al escucharla.

-¡Mamá! - gritó alegremente la pequeña pelirosa saltando con agilidad de la barra hasta sus brazos, donde Sakura la recibió gustosamente llenandole la cara de besos mientras la niña soltaba pequeñas risas contentas.

-¿Alguien quiere decirme qué pasó aquí? - preguntó a los presentes mientras volvía a colocar a su hija sobre la barra, Sakumo, su hijo mayor, la miró con una seriedad que solo un niño de 7 años que se cree adulto puede tener. Decir que ese niño era una copia al carbón de su padre sería quedarse corto, desde su cabello plateado que desafiaba la gravedad, la forma de su cara y hasta el pequeño y adorable lunar en su mentón, al parecer también había heredado la seriedad de su padre cuando era niño, aunque todos sabían que su actitud era su forma de tratar de imitar a su tío Sasuke, quien, al parecer del pequeño peliplata, era la persona más cool de todo el planeta (Aunque sus padres insistieran que en realidad su tío Sasuke era tan idiota como su tío Naruto)

-Tratamos de sorprenderte con el desayuno - dijo mientras miraba a su padre con un poco de vergüenza ajena - pero ya sabes como es papá en la cocina.

- Le explotó la bolsa en la cara - agregó alegremente Misaki mientras movía sus manos imitando una explosión, para luego soltar una risita, Sakura miró a su marido quien a su vez miraba la bolsa de harina como si hubiera cometido la peor traición del mundo, Sakura se movió hasta Raisuke y lo levantó de su sillita chocando suavemente sus narices en un gesto amoroso, mirando con fascinación como su pequeño bebé le sonreía abiertamente con dos pequeños dientes asomándose en sus encías, lo colocó sobre su cadera y finalmente caminó hasta donde estaba su esposo quien la veía con resignación.

-¿Feliz aniversario? - Medio felicitó mientras desordenaba su cabello en señal de desesperación - Sinceramente esta sorpresa tenía un resultado totalmente diferente cuando la pensé, pero juro que no sé qué pasó, la bolsa simplemente explotó cuando intenté abrirla - La pelirosa mayor soltó otra carcajada mientras le daba un ligero beso en los labios, ignorando deliberamente los gestos de asco de sus hijos al verlos.

-Feliz aniversario para ti también - susurró suavemente mientras le acariciaba la mejilla llena de harina, se miraron fijamente transmitiendo todo el amor y adoración que se tenían desde aquel momento en donde la pelirosa le pidió matrimonio hace varios años atrás. Volvieron a besarse lentamente, su corazón lleno de felicidad, hasta que el momento fue arruinado por sus hijos haciendo sonidos de asco.

-¿Podrían parar por favor? Tenemos hambre - Los interrumpió Sakumo mientras se sentaba en una de las sillas altas que se encontraban en un lado de la barra al lado de su hermana, la pequeña pelirosa asintió fervorosamente mientras se sobaba el estomago

- Yo quiero los míos con chispas de chocolate - dijo Misaki con añoración al imaginarse los deliciosos y esponjosos pancakes - y fresas, ¡oh! ¿también puedo ponerles crema batida? Por favor - añadió mirando a sus padres con sus grandes ojos verdes tratando de convencerlos, si Sakumo era una copia al carbón de su padre entonces la pequeña Misaki lo era de su madre, su cabello rosado, sus grandes y expresivos ojos verdes y una actitud cantarina que parecía encantar a todo el mundo, para fortuna de Sakura perecía que su única hija no había heredado su timidez ni su frente gigante (Nunca perdonaría a Kakashi el reírse de ella mientras lloraba de alivio en el hospital). Misaki era una bola rosada de energía y felicidad que encantaba a todos por igual haciendo que tuviera a toda la aldea enredada al rededor de su pequeño meñique, logrando que se saliera con la suya en la mayoría de sus travesuras.

-Yo quiero los míos con crema de cacahuate y platanos - Mencionó Sakumo tranquilamente, como si hubiera sentido que estaban hablando de comida el pequeño Raisuke, de apenas 9 meses, soltó un balbuceo feliz mientras movía su galleta animadamente. Si eran sinceros el matrimonio Hatake nunca había pensando en tener un tercer hijo, con Sakura fungiendo como directora del hospital a tiempo completo, Kakashi trabajando como asesor de Naruto en la torre de Hokage y dos hijos pequeños e hiperactivos que requerían todo su tiempo libre, ambos sentían que su manos estaban llenas y su pequeña familia completa. Decidiendo que era tiempo de cerrar definitivamente la fábrica de bebés, Sakura se dirigió a su mentora y madre adoptiva Tsunade para que le ayudara con el procedimiento de ligar sus trompas de falopio (Si era sincera, pudo haberlo hecho ella sola, pero era protocolo del hospital que los médicos no hicieran ese tipo de procedimientos sobre ellos mismos); cuál fue su sorpresa al darse cuenta de que el procedimiento tendría que aplazarse por que estaba embarazada de un mes. Aunque no estaba en sus planes ambos se emocionaron por recibir al nuevo miembro en su pequeña familia, el pequeño Raisuke era una mezcla perfecta de ambos, con el cabello plateado de Kakashi, los ojos verdes de Sakura y un hambre interminable, nunca parecía llorar y podía pasar de brazo en brazo sin problemas, riendo adorablemente con sus mejillas sonrojadas, era un bebé perfecto y no se arrepentían de nada.

-¿Tú qué dices cariño? ¿Crees que se han portado lo suficientemente bien como para consentirlos de esa manera? - Preguntó Sakura acomodando mejor a Raisuke en sus brazos, sintió como el peliplata se acercaba a ella y la abrazaba por la cintura recargando su espalda sobre su pecho

-No lo sé, podemos hacerlo con dos condiciones - al escuchar eso los dos niños mayores estiraron sus cuerpos y le prestaron toda su atención, Kakashi los miró con fingida seriedad - Uno - comenzó levantando un dedo de la mano que tenía libre - tienen que prometer que se portaran bien con la abuela Tsunade, que la obedecerán y no le causarán problemas ¿entendido? - ambos niños asintieron vigorosamente - dos - continuo levantando un segundo dedo - tienen que ayudar a su madre a prepararlos y a limpiar después - al escuchar esto ambos niños se levantaron rápidamente de sus asientos para comenzar a sacar todos los ingredientes que necesitaban y ayudar a su madre a preparar el delicioso desayuno.

Sakura los miró con una sonrisa amorosa y se acomodó mejor sobre el pecho de su marido quien apretó su abrazo.

-¿Crees que cumplirán su promesa? - preguntó la pelirosa mientras los miraba discutir sobre como debían prepararse los pancakes perfectos, sintió el pecho de Kakashi vibrar de risa y giró el rostro para mirarlo sobre su hombro.

-Creo que esos dos harán lo que les dé su absoluta gana y Tsunade los consentirá como siempre, al menos Raisuke sí nos hará caso ¿Verdad campeón? - preguntó al pequeño quien agitó sonriente su galleta, el peliplata volvió a soltar una pequeña risa - Eso es todo lo que necesitaba escuchar - Besó amorosamente la sien de su esposa y le susurró - Feliz aniversario, Sra. Hatake, gracias por hacerme el hombre más feliz.

Sakura sonrió ampliamente y giró hasta quedar frente a frente, mirándolo con todo el amor que fue posible respondió

-Gracias a ti, por decir que sí y darnos la oportunidad - dijo para después besarlo suavemente, separándose abruptamente colocó a su hijo menor en los brazos de su esposo - Ahora sostén a tu hijo y no estorbes mientras los profesionales nos encargamos del desayuno.

-Mah, mah, Sakura, me insultas, yo tengo muchos talentos

-Sí, pero la cocina no es uno de ellos, ahora shu, largo de aquí - movió sus manos en señal de alejarlo y giró para ayudar a sus hijos a preparar el delicioso desayuno.

Después de desayunar y que los niños lavaran sus dientes y preparan sus maletas para su estadía de una semana con la abuela Tsunade, la familia se dispuso a salir de su hogar, una bonita y amplia casa en el ahora reformado territorio del clan Hatake, Kakashi había mandado a demoler su antiguo hogar y construir uno completamente nuevo en cuanto se había enterado que Sakura estaba embarazada, por muy fácil que fuera vivir en su apartamento en el centro de la ciudad sabía que el lugar no sería el mejor para criar a un niño, y no se había equivocado, los niños podían correr de un lado a otro por los amplios jardines, podían supervisarlos en el campo de entrenamiento que estaba dentro del territorio y cuando fuera necesario, muy, muuuy en el futuro, había espacio para que sus hijos construyeran sus propias casa y comenzaran sus propias familias, renaciendo así el clan.

El camino hacía el departamento de Tsunade estaba lleno de pláticas sobre lo que harían en esos días, Sakumo contando emocionado como la abuela le había prometido enseñarle un jutsu medico nuevo y con Misaki diciendo que estaba lista para aprender a apostar para ser inmediatamente reprendida por su madre asegurando que si era Tsunade le que le enseñaba los dejaría en la ruina financiera, Raisuke dormía plácidamente en los brazos de Kakashi, cayendo rendido después del festín de pancakes de la mañana y un baño caliente por parte de su amoroso padre.

Al pasar por el distrito comercial de Konoha fueron inmediatamente detenidos por el Kamuro, el vendedor de helados, quienes sus clientes favoritos eran los niños Hatake ya que siempre le daban opiniones honestas sobre sus nuevos sabores, lo que les valía un cono extra grande de helado gratis, en esta ocasión siendo de pistaches al que ambos niños habían clasificado como "delicioso" y le habían aconsejado comenzar a vender de inmediato, después fueron detenidos por Hana-san, la dueña de la tienda de lencería quien le regalo un moño verde jade a la pequeña Misaki mientras le entregó discretamente a Sakura una paquete lleno de lencería argumentando que ya había llegado una colección nueva y había separado unos conjuntos especialmente para ella para "mantener viva la llama de la pasión", Hokana-san, la dueña de la tienda de zapatos, los detuvo frente a su tienda para hacerle saber a Sakumo de una nueva línea de sandalias ninja que le podían interesar y que fuera a visitarla pronto por que tenía un descuento especial para él.

Cada tienda que pasaban era una nueva parada, unos para regalarle a los niños juguetes y productos nuevos, otros para hacerles saber de nuevas mercancías de su interés y muchos simplemente para saludarlos, ver a los niños y hacerles saber la bonita pareja que hacían y lo mucho que la aldea quería a sus hijos. Al matrimonio Hatake siempre le había parecido extraño lo mucho que la aldea parecía apoyar su relación y lo contentos que estaban por ambos, cuando su compromiso se hizo público la aldea estuvo tan feliz que habían decidido hacer un festival en su honor, a su hogar llegaban montones de regalos de aldeanos deseándoles un matrimonio feliz y prospero y el día de su boda tuvieron que hacerla en una de las explanadas más grandes de la aldea por que al parecer todos los habitantes de Konoha querían estar presentes en tan grande celebración.

Cuando nació su primer hijo fuegos artificiales fueron lanzados al cielo y toda la ciudad se puso de fiesta, cientos de personas esperaban afuera de su habitación para conocer al nuevo integrante de la familia Hatake, muchos llevándole pequeños regalos al niño, para cuando la aldea se enteró que el segundo embarazo era una niña toda la aldea se llenó de algarabía por la nueva princesa de Konoha, nunca una niña había sido tan mimada y llena de regalos hasta que nació Misaki Hatake, ni hablar de cuando se enteraron del tercer hijo que venía en camino, el tercer Hatake era la adoración de todos en la aldea, Los niños habían sido mimados desde el primer momento y los aldeanos parecía amarlos indiscutiblemente, solapaban sus travesuras, les hacían regalos contantes y los defendían a capa y espada de cualquier persona que osara hacerles daño. Ni hablar de el montón de autoproclamados tíos y tías, shinobis élites de la aldea que harían cualquier cosa por sus pequeños sobrinos, incluso peleándose por quienes harían el papel de niñera cada vez que los padres tenían compromisos o misiones fuera de la aldea y no podían cuidarlos.

Después de un largo recorrido gracias a ser detenidos por cada habitante de la aldea los niños tocaron con emoción la puerta de departamento de su abuela listos para pasar una semana de diversión mientras sus padres pasaban su aniversario en la aldea escondida entre las aguas termales, al principio Kakashi y Sakura habían planeado pasar su noveno aniversario rodeado de sus hijos en la tranquilidad de su hogar, pero Tsunade les había regalado una reservación con todo incluido argumentando que "necesitaban relajarse y pasar un rato a solas", después de meditarlo un poco y con Tsunade argumentando que ella cuidaría de los niños durante esos días y que nada les pasaría habían cedido, hacía mucho que no pasaban unas vacaciones solos y estaban emocionados por relajarse y divertirse.

Después de despedirse y asegurarse 10 veces de que los niños tenían todo lo que necesitaban, que Tsunade tenía todos los números del hotel y después de colocar sellos de transportación por si pasaba una emergencia y tenían que estar inmediatamente en la aldea los niños se quedaron solos con su abuela, quien los llevó de arriba a abajo por todos las tiendas, centros de apuestas y bares de la ciudad, presumiendolos con orgullo a donde quiera que fuera, después de un ajetreado día y con el bebé ya durmiendo plácidamente en su cuna Tsunade arropó a los dos niños mayores

-Abuela - preguntó timidamente Misaki - ¿Puedes contarnos una historia?

- Mamá y papá siempre nos cuentan una antes de dormir, puede ser una corta, de como has salvado vidas en el campo de batalla - sugirió emocionado Sakumo.

-O una historia de amor - agregó ilusionada Misaki mientras Sakumo hacía un gesto de asco ante la sugerencia, Tsunade sonrió con diversión, conocía la historia perfecta para contarles.

-Les voy a contar la historia de un Rey Legendario y una hermosa heroína, y de como todo el reino se unió para que pudieran estar juntos. Por que niños, a veces se necesita encanto para ganar a una chica, pero otras veces, se necesita toda una villa.

FIN