CAPITULO II
"GUARDIAN"
- Oye, ¿ya escuchaste sobre el nuevo estudiante?
- Ah, ¿el que fue transferido de América? ¡Es guapísimo!
- ¿Verdad que si?
- Si, muchas chicas ya le han pedido una cita.
- ¿En serio? Pero si acaba de llegar. Seguramente ya hasta tiene novia.
- Pues de hecho, ha rechazado a todas.
- ¿Qué? ¿De verdad?
- Bueno, era de esperarse. Alguien como él no es fácil de atrapar. A diferencia de los demás chicos, él se comporta de una forma muy caballerosa y elegante; es uno en un millón.
- Ya era hora de que tuviéramos a un chico decente entre toda esta bola de pervertidos, ¿no lo crees?
- Muy cierto. Oye, estaba a punto de pedirle una cita, ¿crees que acepte?
- ¡Eso no es justo! ¡Yo se la iba a pedir primero!
- ¡Pues a ver quién de nosotras llega antes!
Conversaciones como esta se regaban como pólvora por todo el instituto. Lyon Rexford, el chico extranjero recién transferido era más que noticia; no solo por las chicas, quienes no lo dejaban un minuto solo, sino también por los chicos, quienes no soportaban su mera existencia.
No solo su forma de hablar y actuar era elogiada y odiada. Durante su primer día de había mostrado gran inteligencia y destreza en todas y cada una de las clases, desde el inicio hasta el final del día.
Para cuando terminó su primer día, no había una sola persona que no hubiera escuchado de él.
Al día siguiente, el instituto Sainan se preparaba para un nuevo día de clases. Y aunque era temprano, varios estudiantes ya habían comenzado a llegar. Como era común en ellos, algunos llegaban en grupos, otros llegaban por parejas y otros tantos llegaban en solitario.
Lyon fue uno de los solitarios, las chicas que quería acercársele, parecían ser detenidas por una fuerza sobrenatural que les dejaba en claro que volverían a ser rechazadas, sin embargo eso no evitaba que quedaran hipnotizadas al verlo pasar. El chico portaba el uniforme de verano del instituto, su caminar al igual que su mirada delataban una cierta tranquilidad combinada con seguridad. A pesar de su actitud, era consciente de las miradas que se cernían sobre él; tanto de las llenas de afecto, como de las que querían matarlo.
Aun con todo ello, su semblante no parecía cambiar; era como si su mente estuviera más que centrada en un pensamiento, o quizá, varios a la vez. Sin embargo su concentración se perdió al escuchar un ruido algo extraño. Y parecía dirigirse hacia él.
Se trataba de alguien gritando y corriendo apresuradamente, pero más que solo correr, era obvio que estaba huyendo.
Al agudizar la vista, y con el paso de los segundos, la persona que parecía correr por su vida no era nadie más que Rito Yuuki, el cual, en un parpadeo atravesó la entrada y siguió corriendo hasta llegar a su posición. Tan ocupado estaba vigilando que su perseguidor no lo alcanzara, que Rito no puso atención por donde iba. Al voltear al frente se dio cuenta que iba a chocar con alguien, y que la colisión sería más que segura.
Sin embargo, segundos antes de que algo pasara, Lyon dio un ligero paso hacia atrás, y con un movimiento de su torso esquivo al proyectil humano, quien en su lucha por detenerse, tropezó cayendo de lleno contra el suelo.
La confusión era evidente para Lyon, ¿porque este chico parecía estar huyendo de esa manera?, y si estaba huyendo, ¿de quién? O ¿de qué?
No tuvo que esperar mucho para que sus dudas fueran aclaradas. De pronto, lo que parecía ser una bestia, cruzó la entrada del instituto y se aproximaba como alma que llevaba el diablo. Su objetivo era claro, Rito era su presa y su sed de sangre no dejaría que su presa se le escapara.
Algunos reaccionaron y huyeron del lugar, otros quedaron petrificados al ver la escena. Lyon se mantuvo quieto en su posición; pero no porque el miedo lo hubiera invadido, su mirada era de todo menos de miedo, pues parecía que estuviera buscando algo.
En un parpadeo la criatura había llegado hasta su posición; pero obviamente al ser otro su objetivo, solo paso de largo frente a él…grave error…Lyon había encontrado lo que buscaba.
Rito se encontraba tirado en el suelo tratando de encontrar la verticalidad, aún ajeno a lo que pasaba a su alrededor, comenzó a sobarse la cabeza, pues el golpe había sido considerable. Pero lo que vio lo dejo muy confundido.
Una nube de polvo se había levantado frente a él; es cierto que su caída había sido un poco aparatosa, pero no al grado de levantar tanto polvo tras de sí. Pero no cayó en cuenta de lo que paso, sino hasta que la nube de polvo se disipó.
Lo que lo había estado persiguiendo, la bestia que parecía no tener forma; estaba inmóvil en el suelo, ahora no era más que un peso muerto medio enterrado en el suelo. Mirándolo de lejos parecía ser una especie de perro, pero si uno se acercaba, era más que solo un perro; su cuerpo era totalmente metálico y su color era prueba de ello. Su hocico estaba armado con dientes tan afilados y siniestros que rivalizarían inclusive con los de un lobo. Fue más que obvio para Rito, se trataba de un lobo mecánico.
Rito quedó sorprendido ante tal criatura, sin embargo una duda comenzaba a asaltar su cabeza. Lyon tenía su brazo derecho frente a él, y su brazo izquierdo detrás de su espalda, además sus rodillas estaban levemente flexionadas; parecía estar en guardia.
La postura de batalla se desvaneció en el momento que Rito se había percatado de ella. Sin darle importancia al chico que había salvado; Lyon se aproximó al droide, y colocando una rodilla en el suelo frente a este, poso su mano sobre la fría placa de metal que envolvía el lomo de la criatura artificial.
- Si, justo lo que pensé….algunas cosas nunca cambian. – Susurró Lyon dejando escapar una leve sonrisa.
- Emm, gracias por ayudarme.
Aquellas palabras tomaron por sorpresa al rubio quien comenzaba a perderse en sus pensamientos.
- ¿Te encuentras bien? - Preguntó Lyon sin dejar de ver al droide.
- Eh, si, gracias.
- Muy bien.
-Lyon no dijo nada más, la sonrisa que había dejado escapar mientras examinaba al droide, había sido reemplazada por un semblante serio y frio. Y sin más, solo se retiró del lugar dejando a Rito solo con la criatura inerte.
- ¡RIIITOOO!
- ¡RITO-SAN!
- ¡RITO!
El mencionado volteo sobresaltado hacia donde lo habían llamado, no se trataba de otras más que de las hermanas Deviluke; las cuales llegaron a toda prisa, la mayor llego volando, mientras las otras dos llegaron corriendo hasta él.
- Ah, chicas yo...
Pero Rito no pudo terminar de hablar, cayó de nuevo contra el suelo, solo que esta vez no había sido su culpa, las tres princesas lo habían tirado y lo mantenían fuertemente abrazado de donde podían. Rito dio un rápido vistazo a cada una, y lo que vio lo dejo perplejo.
Lala, Nana y Momo; estaban agitadas, como si hubieran corrido todo un maratón. Momo tenía sus ojos abiertos, y bastante rojos, pareciera que algo la había hecho llorar; además apretaba los dientes, como si algo, la estuviera enfureciendo.
El caso de las otras dos hermanas, no era muy distinto; Nana tenía sus ojos cerrados y su cara estaba hundida en la espalda de Rito. Pero la que más llamaba la atención, era Lala. Rito, esperaba verla con su usual sonrisa inocente y pidiendo disculpas tan despreocupadamente como siempre. Pero esta vez no. Esta vez; la Lala alegre e inocente, no estaba ahí.
En su lugar, estaba una Lala callada y cabizbaja. Rito no podía ver sus ojos, ya que pareciera que ella no quería ser vista por él. Sin embargo, la fuerza con la que se aferraba a su brazo, era sobrehumana.
De pronto, una de ellas cayó en cuenta de lo que estaba haciendo, y tan roja como un tomate se levantó en el acto.
- ¡Ejem! ¡Pues qué bueno que no te paso nada! Ane-Ue y, Momo estaban muy preocupadas por ti.
- ¿Y tú no, Nana? – Instigó Momo con una sonrisa traviesa.
- ¡Claro que no!, ¡Quien se preocuparía por esta bestia!
Esas reacciones cortaron de tajo, con el repentino ambiente lúgubre que se había apoderado del lugar segundos antes. Mientras Momo y Nana se levantaban, Lala no daba señales de querer soltar a Rito; a diferencia de sus hermanas quienes de repente habían regresado a su común personalidad.
Rito pudo notar, que incluso Lala comenzaba a temblar, pero por más que lo intentaba, esta no dejaba que él la viera a los ojos, pues ella se esforzaba por que su cabello los ocultara. La frustración comenzaba a apoderarse de él, Lala actuaba muy extraño y comenzaba a asustarlo. De repente, esta dejó de temblar; dio un respiro profundo, y como si nada hubiera pasado se levantó del suelo, liberando el brazo de Rito.
- Perdona Rito. Parece que aún le faltan algunas cosas que programar. – Dijo Lala con aquel tono inocente y alegre de siempre.
Era obvio. Aquella sonrisa era falsa. Tan falsa, que Lala apenas y podía mantenerla. Y Rito, no había caído en el engaño ni por un segundo. A punto estuvo de decirle algo, cuando la voz de Momo intervino.
- ¡Sorprendente, Rito-san!, le diste justo en el reactor. – Exclamo Momo mientras analizaba al droide averiado.
- ¿Eh? ¿El reactor?
- Digamos que es como su corazón, todo droide tiene uno, sin este no pueden canalizar la energía necesaria para moverse. Pero, ¿Cómo supiste donde estaba?
- Bueno en realidad yo no…
En ese instante la campana comenzó a sonar, los pocos curioso que quedaban se dirigieron a sus respectivas aulas para comenzar el día.
- ¡Ah, ya es hora de irnos! – Exclamó Nana un poco apurada.
- Pero no podemos dejar esto aquí – Inquirió Rito.
- No se preocupen, One-sama y yo nos encargaremos.
- ¿Estas segura?, Déjenme ayudarles.
El ofrecimiento de Rito hizo que Momo volteara apresuradamente.
- No hay necesidad, Rito-san. – Respondió Momo un tanto nerviosa.
- Tú adelántate Rito, te alcanzaré en unos minutos. Esto es pan comido para nosotras. – Añadió Lala muy alegre.
Rito estuvo algo indeciso unos segundos, las miro de arriba abajo y se dio cuenta que ellas no querían que él estuviera ahí. La frustración era casi inaguantable; no sabía que pensar, sabía que ellas ocultaban algo, tenía impaciencia por saber que era. Ellas jamás habian tenido secretos para él, y por primera vez lo estaban haciendo.
Rito no pudo más que apretar los puños ante la frustración.
- Está bien. – Suspiró Rito – Pero por favor, si necesitan ayuda, no duden en llamarme.
Y sin más, Rito dio media vuelta y camino con pasos muy marcados siguiendo el camino que Nana había usado para marcharse.
Mientras se alejaba, Lala aún mantenía la sonrisa inocente que tanto la caracterizaba. Pero en el momento en que comprobó que su amado había desaparecido de vista, sus labios poco a poco se deformaron hasta mostrar unos dientes que se apretaban conteniendo la ira naciente.
Lentamente se acercó al lobo-droide, paso a paso uno más lento que el anterior, hasta que cayó de rodillas frente a este. Posó su mano en el hocico de la bestia tocando sus fauces.
- One-sama. ¿Podrías explicarme que rayos es esto? – Pregunto Momo manteniendo su posición, sin voltear a ver a su hermana mayor.
- Se suponía que fuera un droide guardián. – Respondió Lala tristemente.
- ¿Se suponía? – Inquirió Momo en un tono cada vez más agresivo.
- No era mi intención que esto pasara.
- Nunca es tu intención, ¿verdad?
Las palabras de Momo sonaron tan hirientes que Lala, sintió como si mil agujas atravesaran su corazón. Aquellas agujas provocaron que la heredera al trono, cerrara sus ojos ante tal sufrimiento.
- ¿Acaso ya olvidaste lo que pasó hace un mes? Ese día…ese día…creí que…Rito-san…había…
- ¡No lo digas! – Gritó Lala con desesperación.
Momo apretó los puños con ira, sabiendo que la palabra faltante era un tabú. Pero su enojo iba creciendo tanto que no pudo contenerla.
- ¡Muerto!
Un recuerdo bastante claro, invadió la cabeza de Lala al escuchar a su hermana.
Pareciera que hubiera sido ayer. El lugar, era un bosque; el cual mostraba signos de estar completamente dañado, arboles destrozados, pasto quemado y arrasado, agujeros que dejaban de serlo para convertirse en cráteres, y además el fuego que devoraba lo poco que quedaba. Aquel lugar parecía una zona de guerra.
La explosión de hace unos momentos la había dejado aturdida, apenas y podía distinguir donde estaba. El dolor y las molestias en su cuerpo comenzaban a sentirse. Su visión era borrosa.
Después de tomarse unos segundos, su vista comenzó a aclararse y empezó a distinguir todo a su alrededor. La explosión que ella y Yami habían provocado, había tenido consecuencias enormes.
¡¿Yami-chan?! – Grito Lala en su mente. - ¡Donde está!
La princesa, volteo desesperadamente hacia todas direcciones tratando de encontrarla; pero cuando la encontró…prefirió no haberlo hecho.
Las garras y cuernos que habían invadido el cuerpo de Yami, habían desaparecido. Pero eso pasaba a segundo término, cuando se analizaba la situación de la chica, la cual, era realmente grave.
Se encontraba apenas manteniéndose de pie, ayudándose con lo quedaba de un árbol cercano. Su cabello, estaba entintado con el color de las evidencias de lo que padecía su cuerpo. La sangre no paraba de fluir. Ríos rojos atravesaban todo su cuerpo; desde su frente llena de moretones, hasta los pies que se esforzaban de más, debido a que uno de ellos no estaba colocado en la dirección correcta. De sus brazos y piernas, parte de su piel había sido arrancada, como si el culpable hubiera sido un animal salvaje.
La sangre no paraba de fluir de aquellas heridas, y mientras Yami se esforzaba por mantenerse en pie, sus heridas solo terminaban por empeorar. De pronto, no pudo más; y la chica cayó al suelo.
Lala estaba sorprendida de la fuerza de voluntad de su amiga, aún con esas heridas, se arrastraba en el suelo en dirección a ella. Pensó que quizá Yami, aún estaba poseída por el "Darkness", pero esa idea se desvaneció cuando sus ojos se encontraron con los de ella.
Estaba sufriendo…era la primera vez que veía que a Yami le afectara algo. Sus ojos, volvieron a ser los de siempre, solo que esta vez, estaban llenos de lágrimas y desesperación; apretaba los dientes para contener el dolor, mientras se seguía arrastrando hasta Lala. Su brazo derecho era el que le permitía el impulso, pues el izquierdo, solo podía arrastrarlo junto con su cuerpo.
Lala no sabía que pasaba. Si sus cuernos y garras habían desaparecido, significaba que la transformación "Darkness" había sido anulada. Entonces porque Yami actuaba de esa forma…porque actuaba como si quisiera aferrarse a algo que estaba ahí mismo. Fue en ese momento cuando Yami se acercó lo suficientemente, que por fin pudo escuchar lo que quería decirle con las pocas fuerzas que tenía:
- Ayu…po..por…fav…favor…Ayu…Ayudalo…¡AYUDALO!
En un principio, Lala pensó que Yami se refería a ella misma. Trató de moverse para acercarse a su amiga, pero se dio cuenta que eso iba a ser imposible. Pues su condición no era muy diferente a la de la chica desangrándose en el suelo.
De su frente, también se formaba un pequeño rio de sangre; su ojo derecho estaba tan inflamado que apenas podía abrirlo. Al tratar de mover su brazo derecho se dio cuenta que le dolía demasiado, de inmediato supo que estaba roto. El único que podía mover era el izquierdo. Pensó en mover sus piernas, pero aparentemente, algo estaba sobre de ellas.
Al saber lo que estaba en sus piernas, su mente simplemente…quedó en shock.
Colocó la única mano que podía mover, sobre él. Un enorme lago de sangre se había formado sobre sus pies. Él se encontraba boca abajo, y no se movía. No parecía siquiera respirar. Pero lo peor, era la forma en que sabía que él no respiraba…sus pulmones…Lala podía ver los pulmones de su amado a simple vista. Podía verlo todo…su columna vertebral, arterias, venas y sus pulmones no respondían.
- ¡RITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Lala salió bruscamente de aquel recuerdo para regresar a la actualidad.
Estaba empapada en sudor frio, las manos le temblaban; aquel recuerdo seguía tan fresco en su memoria, que parecía que lo estuviera viviendo en ese momento. Al darse cuenta que su mente había regresado a la actualidad, solo pudo llevarse las manos al rostro y comenzar a llorar amargamente.
Momo, al ver la reacción de su hermana; sintió el impulso de abrazarla y consolarla. Sin embargo, el enojo que había empezado a crecer dentro de ella, había sido tanto que ni siquiera se movió de su posición. En su lugar, solo se dignó a caminar hacia donde Rito y Nana se habían marchado minutos antes. Pero antes de seguir su camino, se detuvo en seco, y volteando su cabeza hacia Lala, dijo:
- One-sama, ese día; si no hubieras intervenido, Yami-san hubiera asesinado a Rito-san.
- Haría lo que fuera por él. – Respondió Lala entre lágrimas.
- Lo sé…
Momo se agacho una vez más, nivelando sus ojos a la altura de los de Lala.
- Ten más cuidado con tus inventos…por favor One-sama. Te lo suplico.
Sin esperar respuesta alguna de Lala, Momo se levantó y siguió su camino, internándose en el instituto.
- Pensé que podría hacer algo más…pensé que podría hacer algo útil para ti…pensé que podría evitar que eso no volviera a pasar. No…quiero…no quiero... ¡no quiero pasar por eso otra vez!
Las palabras de Lala se ahogaban en un mar de lágrimas que trataba de contener, pero era inútil, cada palabra era más dolorosa que la anterior.
- Lala-sama, ya no se castigue de esa forma. Usted no es inútil, trabajó muy duro y durante varias noches en este guardián.
- Si Peke, y por poco lo hiere, o peor aún, él lo hubiera…
Lala seguia sin ser capaz de pronunciar la palabra faltante, su simple deletreo era una tortura para ella. Era tal su angustia, que sus lágrimas poco a poco comenzaban a revelar lo que la alienígena había tratado de ocultar. Al frotar sus ojos, dejo ver varias ojeras que se habían hecho presentes debido a sus desvelos.
- Lala-sama, Rito-dono no sufrió ningún daño, solo fue un fallo de programación.
- Y ese fallo casi me quita a la persona que más quiero en el universo.
- Lala-sama…
- Peke, gracias por tratar de animarme, pero tú y yo sabemos la verdad. La próxima vez probare mis inventos en mi misma, ya no voy a involucrar a nadie más. Este guardián lo hice para proteger y ayudar a Rito en cualquier clase de situación, pero me salió todo al revés. Si lo hubiera probado en mi misma, me hubiera atacado a mí y no a Rito.
- Pero Lala-sama, usted no-
- Prefiero ver ese horrible color rojo sobre mí y no en él. ¡Rayos! Me pregunto cuántas veces eh puesto su vida en peligro sin darme cuenta. No cabe duda de que soy una idiota. ¡Cómo es que no me di cuenta antes!
En ese momento Lala sacó del bolsillo de su falda, su D-dial y lo apunto hacia su invención fallida. De inmediato esta se transformó en partículas de luz que desaparecieron en el aire.
Secándose los últimos vestigios de tristeza, Lala guardo su D-dial de nuevo en su bolsillo y camino hasta perderse de vista en los pasillos.
La tarde había comenzado a morir en Sainan, y poco a poco la noche reclamaba su turno. Sin embargo en ese lapso de transición, el sol daba su último espectáculo de luz ocultándose en el horizonte. Espectáculo que como siempre, tenia mejor vista desde la azotea del instituto.
Lyon se encontraba desde lo alto mirando el panorama, recargado en el barandal que lo protegía de caer al suelo. Sus ojos azules se habían entremezclado con el naranja del firmamento, su mirada parecía perderse en un lugar que no estaba allí.
Mientras su cabello era zarandeado por el viento, se llevó una mano a la cabeza y comenzó a rascarse como si fuera un reflejo.
- ¡Pareces tener mucho en que pensar, Lyon!
Al escuchar su nombre, este volteo hacia la persona que lo había sacado de sus más profundos pensamientos, al verla no pudo evitar sonreír, y esta a su vez, le regreso el gesto al ver que era bienvenida.
- Ha pasado mucho tiempo, doctora Mikado.
- Vamos, si nos acabamos de ver ayer.
- Sabe a lo que me refiero.
- Si, pareciera que han pasado siglos.
La doctora Mikado quien aún portaba su bata blanca, cerró la puerta tras de sí, y lentamente se acercó hasta donde Lyon se encontraba; cuando por fin estuvieron juntos, ambos centraron su mirada al sol que lentamente continuaba ocultándose.
- Pensé que habías dicho que solo te quedarías un día. – Dijo Mikado volteando su mirada levemente.
- ¿Me culparía por quedarme un tiempo más? – Respondió Lyon manteniendo si mirada fija en el firmamento.
- Claro que no, de hecho me hubiera sorprendido que no te quedaras un poco más, así que no te preocupes ya arregle todo para mantener tu estancia en el instituto.
- Hablando de eso, le agradezco que me haya inscrito, aun cuando llegue de repente.
- No te preocupes, No es la primera vez que lo hago, créeme.
- Claro, lo había olvidado. – Respondió Lyon como si estuviera repasando varias cosas en su cabeza. - Pensé en contactarla en cuanto llegara a Japón, pero…bueno…digamos que tuve algunos contratiempos.
- Por contratiempos, te refieres a aterrizar un avión averiado, ¿verdad?
- ¡Eh!, ¡¿cómo lo supo?!
- ¿Bromeas?, era demasiado obvio que se trataba de ti.
- Rayos, ¿tan evidente fui?
- Solo para quien te conoce, así que tranquilo, nadie sospecha... ¿Y?, ¿Qué te trae a la tierra? Sé que no viniste solamente de visita.
- Bueno…
Mikado se divertía un poco con las reacciones de Lyon. Y este a su vez, estaba preocupado ya que aparentemente, Mikado lo leía como si fuera un libro.
- Son las princesas, ¿cierto? - Preguntó Mikado muy confiada.
- ¿Quién se lo dijo?
- Digamos que es intuición femenina.
- Pues tiene razón, ellas son una de las razones por las que estoy aquí. Después de todo, es natural que una madre se preocupe por sus hijas, ¿no lo cree?
- Así que no solo le bastó con tener al capitán de la guardia real protegiéndolas, sino que también te envió a ti, Sephie sigue siendo una madre sobreprotectora.
- Zastin ha hecho un buen trabajo cuidando a las princesas de Deviluke. Sin embargo, hace unas semanas ocurrió algo que sobrepaso su capacidad.
Mikado sabía que ese tema seria tocado tarde o temprano, sin embargo aunque se había preparado para ello, aun así no era fácil. Después de lanzar un suspiro de resignación, se recargo aún más en el barandal.
- Así que ya se enteraron, eh.
- Que esperaba, Konjiki no Yami nunca dejo de ser vigilada. No es sencillo quitarse un estigma de nacimiento, créame, lo sé.
Mikado se dió cuenta que Lyon recordó algo de lo cual, a él no le gustaba mucho hablar. Por lo tanto decidió proseguir con el tema principal.
- ¿Así que aún continúan con la idea de querer encerrarla?
- Admito que esa fue nuestra idea desde un principio, sin embargo las cosas han cambiado…para empezar fue una buena idea de su parte encontrar y traer a la doctora Tearju Lunatique a la tierra.
- Solo hice lo que creí conveniente para ambas.
- ¡Y sí que lo fue!, No solo Konjiki no Yami, sino también, Mea Kurosaki. hubiera visto el revuelo que causo en el universo, el hecho de que las asesinas más peligrosas de todas, decidieron dejar su vida criminal para llevar una vida en paz. Alentó a muchos delincuentes, a imitarlas y llevar una vida normal.
- Pero eso no quita el hecho de que aún son consideradas como criminales, ¿verdad?
- Digamos, que aún siguen siendo vigiladas.
- Supongo que no se puede objetar mucho, después de lo que paso con el "Darkness".
Lyon se dio cuenta que Mikado comenzaba a entristecerse, sabía que aquellas dos; Yami y Mea, eran como unas hijas para ella. En especial Yami.
- Pero tranquilícese, sé que las cosas, están en paz. La reina Sephie solo quiere asegurarse de que todo siga así. Por eso me envió.
- Ahora que lo recuerdo, tu vuelo provenía de América, lo cual significa que estuviste allá por una razón ¿cierto?, ¿Qué estuviste haciendo desde que llegaste a la Tierra?
- Haciendo preparativos.
- Preparativos, ¿para qué?
Lyon solo se limitó a reír un poco ante la repentina ansiedad de Mikado, parecía estarlo disfrutando, pero de inmediato comprendió que no deseaba guardárselo por más tiempo y mucho menos a ella.
- Pretendía que fuera una sorpresa, aunque pensándolo bien, se enteraran de una forma u otra…Veamos, hoy ya es martes…y según el calendario terrícola…En unos meses. Su majestad, la reina, Sephie Michaela Deviluke; hará una visita diplomática a la tierra.
- ¡¿QUEEEEE?!
La doctora se había quedado helada, apenas y podía creer lo que había escuchado. Sus ojos se habían abierto tanto que parecían de plato, estaba boquiabierta. Ante tal reacción, Lyon dejo escapar una leve risilla.
- Llegue a la tierra hace un mes, justo después del incidente del Darkness, pero al escuchar que todo estaba bajo control, me dispuse a dar la noticia personalmente a los servicios secretos de la ONU.
- Aún no puedo creerlo, con razón no habías venido a aquí primero, aunque supongo que ante tal acontecimiento necesitaran hacer varias cosas.
- Así es, y mientras lo hacen, me tomare unas vacaciones aquí en Sainan.
- Tú de verdad, te tomas las cosas a la ligera. Se supone que estas aquí bajo las ordenes de Sephie.
- No tiene nada de malo relajarse un poco, ya que mientras estoy de vacaciones vigilare no solo a Konjiki no Yami y a Mea Kurosaki, sino tambien, a las princesas. En fin, estaré a su cuidado, doctora Mikado, o debería decir, estaré a su cuidado…Mikado-sensei.
- No te acostumbres, solo fui tu profesora por un día.
- Ya lo sé, aunque me hubiera gustado verla frente a la clase. Como sea, es hora de irme, la veré mañana, sensei.
Y haciendo una señal de despedía con su mano derecha, Lyon le dio la espalda a la doctora para dirigirse a la salida, pero justo cuando tocaba la perilla, detuvo su andar.
- ¡Oh!, por cierto – Dijo Lyon recordando algo.
El chico se acercó a la doctora y de su bolsillo sacó una carta. El sobre donde venía estaba muy bien decorado, pues tenía varios detalles hechos a mano; sin mencionar que el sobre era de color rosa. Mikado se acercó y tomo la carta con un poco de duda.
- La reina Sephie me encargó que le diera esto a usted y a la doctora Tearju. – Añadió Lyon con una sonrisa.
Y sin más, Lyon dio media vuelta y se dirigió a la salida. La puerta se cerró tras de sí, dejando a la doctora completamente sola.
Mikado tomo la carta y revisó los pequeños detalles con los que estaba decorada.
- Así que, nunca te olvidaste de nosotras, eh. Me pregunto…qué tanto habrás cambiado Sephie.
Y mientras Mikado observaba el anochecer que ya había caído sobre Sainan, Una gran felicidad se apodero con fuerza de todo su ser, su sonrisa era prueba de ello.
Una a una, algunas estrellas ya comenzaban a aparecer, y de repente, la azotea del instituto Sainan, había quedado abandonada en su totalidad.
CONTINUARA….
QUE TAL AMIGOS. MUCHAS GRACIAS A TODOS POR APOYAR ESTE FIC.
EN ESPECIAL A " " Y "TENZALUCARD123" GRACIAS POR SUS COMENTARIOS.
EN CUANTO A LA IDEA DE VOLVER LA HISTORIA OSCURA, ME GUSTARIA SABER EN QUE SENTIDO, SI DE VOLVER A ALGUNO DE LOS PERSONAJES MALO, O DE INTRODUCIR UN TOQUE MAS SINIESTRO A LA HISTORIA.
EN CUANTO A LA OTRA IDEA DE VOLVER A RITO OSCURO, NO LO HABIA PENSADO, PERO NO ES UNA MALA IDEA. IRE EVALUANDO LA PROPUESTA.
BUENO, POR AHORA ME DESPIDO. ESPERO QUE ESTE SEGUNDO CAPÍTULO HAYA SIDO DE SU AGRADO...HASTA LA PRÓXIMA ENTREGA.
