CAPITULO 31

Neville Longbottom recibió el mejor regalo de Yule que le pudieran dar ese año, pues la recuperación completa de sus padres gracias a los maestros sanadores pertenecientes al Concilio, fue lo mejor. De ahí en adelante, estaría eternamente agradecido a Harry, pues sabía que él tenía algo que ver con todo, aunque nadie dijera nada y lo mantuvieran en secreto.

La familia Black, Gaunt, Bones, Longbottom, Blue, Nott, McDougal, McKinon, Selwyn, etc. estuvieron presentes en todas las reuniones extra que se llevaron a cabo en la mansión Potter, para la alianza Albion.

El Wizengamot o algunos de los miembros que se estaban relajando en sus puestos al no atacar más a los muggles, pues decían que ya habían demostrado su punto de fuerza, la misma alianza Albion decidió tomar la guerra en sus propias manos y atacar cada vez que podía. Desgraciadamente como les faltaba gente capaz y dispuesta para ir a las batallas y además Harry aun no era un Maestro Hechicero, no podía pedir a su propia gente de ir a la batalla. Tuvieron que tomarlo en sus propias manos y salir por las tardes, noches y a veces por el día a causar estragos al reino unido muggle.

Las pequeñas batallas que se llevaban en el mundo muggle eran tan de corta duración que no podían reclamar ni siquiera los pequeños pueblos que atacaban, mientras que los muggles estuvieron buscando por días, sino semanas como devolverles el golpe, hasta que decidieron destruir por completo el Valle de Godric.

Un día del mes de enero del año 1993, en los periódicos mágicos y muggles, salió la noticia de que una bomba cayó en el Valle de Godric en la madrugada, llevándose diez familias de magos de un golpe.

Eso causó que el Wizengamot saliera de su trance y su estado latente, producido por los pequeños escarceos de magos, brujas, brujos, hechiceros, druidas y hags, junto con gobblins, licántropos, etc. en el mundo muggle, duramente. Su salida de ese estado de auto confianza fue dura, sí, pero su respuesta fue el borrado de tres pueblos muggles de un mismo ataque, junto con tres cuarteles militares no tan importantes, en los que solamente eran de reclutamiento.

Por parte de los inefables, consiguieron crear un artefacto para detectar todos los hijos de Squibs nacidos o por nacer, incluyendo a los Squibs que estaban repartidos por el país. Ahora más que nunca Harry necesitaba darse prisa en encontrar las ciudades de Camelot y Avalon, pues los Squibs eran nuevamente admitidos en la sociedad mágica gracias a la alianza Albion. Si no los admitían y los trataban como basura, los propios hijos no querrían saber mucho más del mundo mágico y prontamente se podrían extinguir. Gracias a la vista de hechiceros y druidas en el tema y asegurando a la población de magos que los Squibs eran necesarios para mezclar las líneas familiares y que éstas sean más poderosas, aparte del hecho de no extinguirse en cuestión de siglos, los magos de Albion, fueron capaces de diferenciarlos de los muggles de a pie y salvarlos de la guerra que estaba estallando por todo el país mágico y muggle.

La alianza Albion se enfadó y enfureció muchísimo en cuanto se enteró de las familias y el pueblo masacrado respectivamente, por tanto Emrys decidió golpear a los muggles donde más les dolía: La casa real.

El palacio de Buckingham ubicado en Londres, estaba bastante protegido por el ejército, el MI6 y otras organizaciones gubernamentales para que no fuera atacado, más afuera en las calles del palacio de Buckingham, había civiles acampados haciendo guardia para proteger a su monarca y su familia.

A Emrys eso no le preocupó pues pidió a Gringotts y al Rey Ragnok que les prestara un batallón de Gobblins, al Sumo Sacerdote Powell un par de Maestros de batalla y él mismo junto con Sarah, Salazar, Regulus y Loki, atacaron el palacio real a pleno día después de una semana de que se destruyera el pueblo del Valle de Godric.

Emrys, Sarah, Salazar, Regulus, Loki, Maestro de batalla Elliot McColl y Maestra de batalla Megan Campbell, más el batallón de treinta gobblins aparecieron en las afueras del palacio de Buckingham, a unas cuantas calles de distancia en un callejón oscuro para que nadie los viera.

Cuando todos estaban a la espera de órdenes de Emrys, fue éste el que primero decidió que deberían poner salas anti muggles por el lugar, para investigar antes de atacar a ciegas.

- Sarah y Salazar os toca poner salas de privacidad y anti muggles. Regulus y Maestra de batalla Campbell conmigo a investigar la zona enemiga. Los demás, esperad aquí.- Ordenó seriamente y con un tono que no admitía replicas.

Caminando lentamente hasta el borde del callejón, cuando sintió que las salas estaban puestas, hizo señas a sus compañeros para que se desilusionaran, pues ellos iban en túnicas y sería un poco cantoso.

Mientras que Harry no le importaba un comino llevar túnicas o no, prefirió para el día de hoy llevar ropa al estilo muggle, para una mejor infiltración.

Una vez desilusionados sus compañeros, Harry salió del callejón como si no fuera nada y paseó a paso lento, hacia el palacio donde vivía la familia real.

Al parecer debía haber algún mago con ellos o un ser mágico, pues podía sentir la presencia de alguien allí.

Mientras que los muggles estaban acampados a las afueras del palacio y se podía divisar gente en los jardines, haciendo guardia, por la mente de Harry pasaban planes de acción y de contingencia.

Uno de esos planes era extender la sala anti muggles hasta que estuvieran enfrente de la primera línea, para después atacar sin previo aviso.

El problema era que podía escuchar el sonido de los helicópteros cerca, lo cual causaba un problema, pues no tenían apoyo aéreo y si bien él mismo podría volar, los otros no tanto.

Volviendo por donde habían venido, Harry y sus compañeros se acercaron a los demás que estaban esperando pacientemente a las órdenes.

- Esta bien chicos y chicas, el problema que tenemos es que los muggles tienen apoyo aéreo. Si bien podríamos derribarlos, creo que los aviones es un problema peor.- Dijo sin tener que explicar lo que era un avión, pues los hijos de Squibs ya se habían encargado de eso.

- Llama a los dragones, Emrys.- Dijo simplemente Sarah, a la cual todos se la quedaron mirando como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

- ¿Y cómo se supone que los puedo llamar?

"En Draconiano, por supuesto. Todo Emrys tiene el poder de hablar con ellos y si es bien cierto que eso no lo sabías, lo ibas a descubrir pronto, Maestro." Dijo su Fénix familiar en su mente.

- En su lengua, el Draconiano. Todos los…

- Si lo sé ahora. Todos los Emrys podemos hablar con ellos. ¿Cómo es que nunca me dijiste nada?- Cortó Harry a Sarah la cual lo miraba con el entrecejo fruncido, hasta que cayó en la cuenta de que el fénix le habría dicho a Harry.

- Porque nunca preguntaste.- Contestó con una sonrisa alegre, hasta que un poco después se le borró por la anticipación del momento.

Con un suspiro Harry pidió a Bennu que saliera de él para poder llamar a los dragones a que los ayudaran.

- ¡Draconius Draconite Draco! Oh dràgon mòr a 'tighinn gu mo ghairm airson cuideachadh. Dùsgadh mòr dràgon agus thig cuideachadh.- Llamó Harry fundiéndose en la magia de la antigua religión, mientras ésta le decía que hacer.

Abriendo lentamente los ojos y en un estado meditativo, pero despierto, se sacudió una vez, antes de gritar al cielo la misma frase de antes, haciendo que tanto su aura como sus ojos destellaran de un poderoso dorado.

- ¡Draconius Draconite Draco! Oh dràgon mòr a 'tighinn gu mo ghairm airson cuideachadh. Dùsgadh mòr dràgon agus thig cuideachadh.- Volvió a repetir con una voz fuerte y profunda.

Las consecuencias de la llamada al gran dragón pudieron ser escuchadas por cada dragón de la tierra de Albion.

Los dragones de las islas de las Hébridas levantaron la cabeza a los cielos y rugieron la aprobación de su Señor.

En la ciudad perdida de Camelot, un gran dragón, mucho más antiguo y grande que los normales, despertó de su sueño milenario y rugió al cielo, llamando a todos sus hermanos que aun vivían.

- Oh hermanos dragones, acudid a la llamada de Emrys… protegedle… ayudadle… levantaos hermanos míos…- Fueron las palabras mentales que el Gran Dragón de Camelot, como también se le conocía por el nombre de Kilgharrah, llamó a sus hermanos y les dio la orden de acudir a Emrys.

En la ciudad de Londres se pudo sentir un aire de pesadumbre y miedo cuando el cielo se oscureció repentinamente ante la horda de dragones acudiendo a la llamada de Emrys, el último Señor de los Dragones.

Emrys ordenó rápidamente a la mitad del contingente gobblin que iban con ellos, que tomaran a Salazar, Maestra Campbell y Regulus, para atacar por detrás y evitar que escaparan los muggles.

Mientras que Emrys, Sarah, Maestro McColl y los otros quince gobblins atacarían por delante y estarían ayudados por los dragones en el aire, los cuales ya estaban comenzando la lucha contra los aviones y helicópteros militares.

- ¡Amigos y hermanos! Tened cuidado de que no os maten y si podéis, matad directamente. No hagáis prisioneros y no tengáis piedad, pues ellos no la tendrán con nosotros. ¡Por Albion y la libertad!- Fue el breve discurso de Emrys, justo antes de coger a Loki e indicarle que estaba con ellos. Pues casi se había olvidado de él y casi lo dejaban en el callejón.

Cuando Emrys y sus compañeros salieron del callejón les esperaba una vista en el cielo de dragones luchando y desgarrando los aviones y helicópteros, pero ahí no acababa la cosa, dos dragones que superaban en altura y anchura al resto de los Hébridas y algún Galés verde que había, aterrizaron en frente de los muggles y el contingente de Emrys.

- Señor de los dragones, último Emrys. Estamos a tu servicio, comándanos.- Dijo uno de los dragones mirando en el ojo de Emrys, el cual no cabía en su sorpresa.

- ¿Esto es normal Sarah, Bennu?

- ¡Son Dragones primordiales! ¡De la raza de los más antiguos! Se creían extintos, cuando Uther Pendragon los mandó matar y después persiguió a los Señores de los dragones.- Explicó el Maestro McColl.

- ¿Qué? ¿Pero no todos los Emrys eran Señores de los Dragones? ¿Sabes qué? Luego me lo explicáis mejor. Oh poderosos dragones, el enemigo está detrás vuestro, pero tenemos aliados que están atacando por detrás de ese palacio. Podríais ayudar a vuestros… ¿Parientes en el cielo?- Conjeturó Emrys un poco dubitativo.

Ante el asentimiento de los dragones gigantes, éstos levantaron el vuelo y comenzaron a disparar contra los aviones y helicópteros que se acercaban, borrándolos del mapa de un soplo.

Como los otros parientes estaban acabados y empezaron a asentarse en el suelo, pero defendiéndose de la gente que los atacaban, los gigantes sobrevolaban el cielo en busca de amenazas.

Sacudiendo la cabeza para despejarse las ideas, Emrys niveló su báculo y lo mismo hicieron los demás con sus focos mágicos y armas, en el caso de los gobblins.

- ¡Depulso, Defodio, Confringo, Bombarda Máxima, Sgrios agus ghrod!- Cantó Emrys en rápida sucesión, disparando de su foco mágico poderosos rayos que impactaron en la carretera, edificios y muggles por igual, levantando escombros y dando paso a los cuerpos caídos.

Salvando una mirada a sus compañeros que estaban haciendo algo similar, los dos Maestros del Concilio, utilizando la magia antigua, Loki usando sus poderes de Jotun y magia asgardiana y los gobblins utilizando las lanzas como focos para matar y destruir desde lejos.

Los muggles no tuvieron oportunidad de defenderse y poco tiempo después la calle estaba libre de los que defendían el palacio de Buckingham.

Corriendo hacia el frente y disparando todos los hechiceros a la vez maldiciones de voladura de la magia antigua, lograron abrir una brecha en el palacio y entrar en él.

Lástima que tanta riqueza en obras de arte y los mismos jardines tuvieran que estropearse con la sangre de estas bestias, que se hacían llamar humanos, pero era necesario para vengar el pueblo del Valle de Godric, donde sus padres, los padres de Emrys se escondieron, pero también iban de vez en cuando antes de que el tema de Voldemort sucediera.

Llegando a la entrada del palacio se encontraron con un contingente de hombres vestidos de negro y armados con armas pesadas, algo que podría hacer daño si no se evocaba un muro de piedra o algún material más resistente.

- ¡Sarah! ¡Protección!- Ordenó Emrys mientras él se concentraba en invocar Golems de piedra de gran tamaño.

Sarah levantó un muro de mármol de treinta o cuarenta centímetros de grosor y lo protegió con la magia antigua para que las balas rebotaran.

Los gobblins habiendo llegado y siendo los guerreros que eran, sin esperar ordenes ni nada, saltaron el muro que protegía a los hechiceros y al asgardiano de las balas y continuaron su camino, abriéndose paso a cuchilladas.

- ¡Golem Pétrea Máxima!- Dijo Emrys en una voz baja pero audible gracias a la magia.

Golems de cinco metros de altura y dos de ancho se levantaron del suelo y esperaron la orden de su amo.

- Atacad a los muggles, destruid las puertas del palacio y encontrad a la familia real.- Fue la orden sucinta lo cual, los tres Golems hicieron de inmediato, saltando el muro y ayudando a los gobblins.

Los gobblins ya estaban cayendo, hasta que los monstruos de piedra gigante llegaron a su auxilio y empezaron a arrasar a los soldados muggles, lanzándolos como muñecos de trapo en todas direcciones. Uno de los Golems, dio un golpe a la pared, derribándola por completo y dañando aún más a los defensores del palacio.

Entre gritos de dolor y ordenes de los muggles, Emrys y los hechiceros se abrieron camino, transfigurando los escombros en dagas, lanzas, espadas y otras armas de filo, para después lanzarlas como si fueran flechas que cortaban a través del metal y los chalecos antibalas.

Cuando el contingente entró en el palacio, cinco de los quince gobblins habían caído.

- Maestros guerreros, id a buscar por las habitaciones con los baúles, saquead todo. Tenemos derecho de conquista.

- ¿Sobrevivientes?- Preguntó uno de los gobblins a Emrys.

Emrys por el contrario lo miró con una ceja arqueada y sonrío mostrando todos los dientes. Con eso le valió a los gobblins, no habría sobrevivientes. Se pasarían a cuchillo cada uno de ellos.

Separándose los gobblins con sus respectivos baúles, Emrys invocó los de los gobblins caídos para tener más que guardar.

Loki se quedó en la entrada del palacio y fue invocando con su magia objetos de valor, salvo por las flores, que eran más de aspecto decorativo.

Dejando a Loki atrás, Maestro McColl tomó otro pasillo para irse a buscar también supervivientes muggles y objetos para saquear.

- Homenium Revelio.- Encantó Sarah, mostrándole que por uno de los pasillos y por detrás de una de las puertas más grandes y mejor decoradas, había gente en abundancia.

- Puede ser la reina…- Dijo Sarah a Emrys.

- Y si no lo es, da igual. Cuando terminemos de saquear, quemaremos el palacio a los cimientos con Hellfyre.- Contestó Emrys seriamente, asomándose a una ventana a ver cómo iban los dragones.

Lo que vio lo sorprendió. No se habían quedado quietos y sin hacer nada, sino que habían continuado atacando la población muggle y estaban quemando a las cenizas los edificios circundantes al palacio.

Eso sería una buena cosa, pues ellos desde el cielo podían hacer mucho daño, tal vez tendría que darles las órdenes de atacar constantemente a los muggles y la guerra en Albion contra ellos acabara más pronto que tarde.

Por desgracia aunque quisiera hacer eso, los muggles los superaban en una escala de diez a uno, así pues tendría que pensar en nuevas formas de llevar ataques casi a diario contra ellos.

Mientras tanto, observando lo que a algunos les parecería un horror, vio como los cadáveres de las personas que habían matado para entrar en palacio, se quemaban poco a poco.

A lo lejos vio también una furgoneta de color blanco, con las iniciales de la BBC. Bueno eso era una sorpresa inesperada, tal vez estarían retransmitiendo el ataque y la destrucción de la calle en directo. Vendría bien para sus planes en cuanto a la familia real.

Dándose la vuelta, Loki y Sarah pudieron ver una sonrisa en su rostro que daba un poco de miedo.

- Encontremos a la familia real y salgamos fuera con ellos. Tengo un plan que va a hacer temblar los cimientos del mundo muggle británico.- Dijo Emrys caminando hacia donde el hechizo de Sarah le indicó.

Por suerte para ellos y mala suerte para los que estaban dentro, la sala que albergaba la mayor cantidad de personas era la correcta.

Con una maldición las puertas decoradas ricamente, explotaron hacia adentro, mandando metralla y astillas a sus ocupantes, los cuales para sorpresa de Emrys conocía a uno de ellos muy bien.

- ¡Tu!- Rugió Petunia Dursley con una mueca de desagrado en el rostro. - ¿Qué haces aquí monstruo?- Preguntó con la misma mueca y odio en su tono.

Para toda respuesta de Emrys, sonrió malignamente con todos los dientes, haciendo temblar a la primera dama y esposa del primer ministro británico muggle.

- Ya lo verás, muggle. Ya lo verás.- Fue una respuesta corta y concisa.

El grupo de Maestra Campbell, Salazar, Regulus y los quince gobblins se sorprendieron inmensamente sobre la aparición de los dragones en el cielo, pero se quedaron estupefactos cuando vieron aparecer esos dos gigantes voladores y como sin esfuerzo alguno quemaban y destruían los pájaros metálicos voladores. Era increíble y una hermosa vista de destrucción.

Saliendo de su ensimismamiento, se dirigieron hacia la parte trasera del palacio, la cual solamente estaba protegida por unos pocos hombres armados con ametralladoras y otras armas de fuego pesado.

Parecían que los muggles no aprendían, es posible que los mágicos tuvieran armas anticuadas de la época de la edad media, pero sus armas, focos mágicos y demás eran mucho más poderosas que la de los muggles, pues podían manipular la magia a su antojo.

- Salazar, Regulus, atacad con maldiciones de voladura repetidamente, nuestro interés es abrir una brecha en sus filas. Yo y los gobblins guerreros nos encargaremos de protegeros, mientras matamos a los muggles.- Dijo la Maestra de batalla, asintiendo a los dos hombres que se estaban preparando.

Salazar tenía pensado mandar maldiciones como el Deprimo, Depulso y Confringo, pero en Pársel. Esos hechizos eran más destructivos en la lengua de las serpientes, gracias a su magia.

Regulus por el contrario, pensaba utilizar las artes oscuras aprendidas en sus días de mortífago.

Ambos magos se pusieron en sus posiciones y comenzaron la andanada de hechizos. Uno no verbal y el otro en el idioma de las serpientes.

Mientras tanto los gobblins y Maestra Campbell se abrieron camino a los muggles, acuchillando y matando con la magia antigua a más no poder.

Segundos dieron paso a minutos y después de cinco de esos minutos, la parte trasera del palacio real estaba destrozada y ennegrecida por la magia oscura y las maldiciones de voladura. En algunos sitios se podía observar claramente el fuego que iba consumiendo los escombros.

Los pocos muggles que había en la parte trasera, lograron matar únicamente a tres gobblins, puesto que las criaturas se movían tan rápido que apenas podían disparar claramente a ellos. Por si fuera poco la hechicera que iba con ellos, convocaba los escombros para transformarlos en picas y dagas.

Esas armas eran lanzadas a los defensores del palacio, sin oportunidad a esquivar. Los que lograban esquivarlas momentáneamente, eran empalados por otras armas que de las pequeñas criaturas.

Al principio cuando el primer ministro y la reina los avisó de que los mágicos y la magia existían, no se lo podían creer. Pero cuando vieron que unos pocos podían causar más daño y destrucción que un ejército entero suyo, no les quedó otro remedio que creer. Ahora ya daba igual si creían o no, iban a morir todos, pues no tenían forma de defenderse de ellos.

- Avada Kedavra.- Fue la maldición asesina que salió de las varitas de los dos magos, señalando en las direcciones que los muggles estaban. Otras como Bombarda Máxima eran señaladas al tejado, explotando gran parte de éste y matando a los que estaban ahí apostados.

Cuando lograron entrar, se encontraron poca resistencia. Esa poca resistencia la tomaron como prisioneros, para ver más tarde que hacer con ellos, si bien las ordenes eran no hacer prisioneros, éstos parecían pertenecer a la casa real.

Cuando decidieron separarse para buscar tesoros u objetos de valor, encontraron que un gran grupo se dirigía hacia un salón de baile y se encerraban allí. Por unos momentos pensaron ver a un pelirrojo con una varita en la mano, pero desecharon la idea tan rápido como les llegó, pues era imposible que un mago ayudara a éstos muggles.

Si bien Dumbledore estaba de titiritero del primer ministro, no creían que se encargaran también de la casa real.

Poco tiempo después, pudieron ver como el grupo de Emrys se abría paso a través de los muggles de la parte frontal del palacio.

Y para cuando quisieron darse cuenta, tenían al menos a treinta y dos muggles con ellos a la espera de Emrys.

- ¡Exijo que nos suelte, monstruo! ¡Soy un Lord de la reina y de la cámara de los Lores!- Gritó un muggle con la cara roja. De poco le sirvió, pues después de su declaración fue tumbado con una maldición cruciatus.

- Que os sirva de lección, muggles. Estáis aquí para morir, como es únicamente la decisión de Emrys.- Dijo Regulus, utilizando por vez primera el título de Harry.

Salazar estuvo de acuerdo con su amigo y compañero Señor del Wizengamot, acordando llamar también a Harry a partir de ahora Emrys, pues él era y es, quien los lideraría hacia la victoria y una nueva era en Albion.

- Megan.- Vino la voz de Cameron McColl, llamando su atención inmediatamente. – Emrys dijo que había que matar a los supervivientes, ¿Qué haces con ellos?

- Fácil McColl, ellos al parecer son parte de su gobierno. Éste de aquí dice ser un Lord de una cámara.- Respondió Megan tranquilamente.

- Está bien, tráelos al salón de baile, tal vez Emrys sepa qué hacer con ellos. ¿Tuvisteis dificultades?

- Ninguna, gracias a los dragones. ¿Vosotros?

- Pocas bajas. Cinco gobblins cayeron.

- De nuestra parte tres nada más. Sabían en lo que se metían. Estoy segura que tendrán un entierro digno de un guerrero.

- Yo también, pero no me gusta que nuestra sangre sea derramada, cuando claramente los superamos a ellos.- Coincidió y quejó Cameron McColl, Maestro de batalla del Concilio interno.

Recogiendo a los muggles y obligándolos a ponerse de pie, los llevaron hasta una sala contigua al salón de baile y Megan, junto a Salazar y Regulus fueron a informar a Emrys de sus rehenes.

Cuando Emrys vio a los que atacarían la parte trasera del palacio, sonrió. Sabía que lo conseguirían.

- Informad.- Dijo Emrys con una cara en blanco y sin ningún tipo de emoción.

- Nos ha salido bastante bien la operación. Tan solo tres bajas gobblin.- Dijo Salazar, viendo como Emrys hacía una mueca ante la pérdida, pero rápidamente recomponiéndose. – Hemos capturado a treinta y dos muggles que dicen ser Lores de alguna cámara…- Se vio interrumpido por el grito de una anciana en negación ante la idea de lo que les sucedió o sucedería a esos muggles.

Emrys volviéndose, la cayó con un silenciador de su mano y se volvió a Salazar con una sonrisa maliciosa.

- Os dije que no hicierais prisioneros, pero está bien. Tengo una idea de qué hacer con ellos y con éstos, pues daremos un duro golpe a su gobierno y población. Salgamos fuera, creo que el resto de gobblins tiene ya todos los objetos de valor.- Dijo Emrys haciendo un gesto a los muggles.

Los muggles eran reacios a moverse, pero con un toque del báculo de Emrys en el suelo se levantaron uno por uno y se dirigieron hacia la salida, donde encontraron a Loki hablando en el idioma gobblin con uno de los guerreros.

- Emrys. Tenemos malas noticias.

- Dime Loki.

- Hemos perdido cinco gobblins más en las habitaciones de arriba, al parecer había soldados escondidos y han tendido emboscadas a ellos.

- ¿Y el resto?

- Vivos, pero malheridos.- Dijo el guerrero gobblin, sujetándose una herida que se veía fea en el torso.

- Está bien, tomad el traslador de emergencia y marcharos a Gringotts. Llevaré los cadáveres de vuestros hermanos caídos.

- No, nos quedaremos.- Vino el gruñido de otro de los gobblins que quería ver que se hacía con la turba de muggles que habían venido a matar.

- Está bien. Salgamos fuera, creo que antes vi un camión o algo parecido de la BBC, si no me equivoco, es de sus noticias.- Dijo Harry sonriendo como un gobblin.

- ¡No puedes hacer eso! ¡No nos puedes matar delante de todos y en directo!- Gritó una mujer lo bastante inteligente como para hacer eso precisamente.

Con un vistazo en la mente débil de la mujer, se dio cuenta rápidamente que era una periodista que fue a entrevistar a la primera dama y la reina de Gran Bretaña.

- Imperio.- Dijo Emrys señalando a la que había hablado antes. – Prepara las cámaras y quiero que todo el mundo muggle de Bretaña vea en directo, ¿Entendido?

- Si, mi Señor.- Dijo la muggle dando una inclinación de cabeza y yendo hacia la furgoneta a por su material de trabajo.

El resto de muggles parecían un poco nerviosos si tenían tanta facilidad de controlarlos. Al cabo de unos minutos, la chica apareció con lo que parecía una cosa negra, grande y rectangular, lo cual era una cámara.

Un punto rojo dio toda indicación de que estaba grabando y con un asentimiento de la cabeza de la chica, Emrys dio su discurso.

- Buenos días a todos, soy Emrys y estoy en el palacio real para tomar venganza por las masacres a nuestro pueblo. A mi izquierda tengo la familia real, casi al completo. Solamente me faltan algunos miembros, que por lo que he descubierto están en el extranjero. A mis hermanos y hermanas del extranjero, les pido que si lo encuentran, no duden en matarlo. Es un cáncer para Albion. Por otra parte a mi derecha, tenemos a treinta y dos lores de las cámaras del gobierno muggle. Van a ver todos como caen uno por uno, por sus crímenes.- Dijo Emrys cogiendo al primero de los lores y entregándolo a uno de los gobblins que no estaban tan malheridos.

El gobblin cogió su daga y le rebanó lentamente el cuello al primero de los muchos lores que iban a morir ese día.

La cámara de televisión grabó la ejecución de los treinta primeros lores, hasta que los dos últimos se los dio a Salazar y Regulus para que los mataran como ellos quisieran.

Salazar lanzó una maldición que hervía la sangre a uno de ellos, haciendo de su muerte lenta y dolorosa.

Posteriormente, las agencias gubernamentales y militares de las islas británicas dirían que fue de las peores ejecuciones que pudieron ver y presenciar sin hacer nada al respecto. También tendrían mucho cuidado con estos magos a partir de ese día.

Cuando los Lores fueron finalmente ejecutados ante el mundo muggle, les llegó el turno a los allegados de la reina.

Los primeros fueron los que estaban sirviendo en la corte, ellos murieron de forma rápida con maldiciones asesinas.

El resto no obtuvo la suerte deseada, salvo por los más jóvenes que murieron rápido y sin dolor.

- Ahora, para una muerte digna de un rey muggle que nos ha cazado en la anterioridad.- Dijo Emrys evocando unos cuantos palos de madera con leña para prender a los pies. – Morirán como nos mataron hace tanto tiempo en la edad media. En la hoguera, bajo sus propios crímenes.- Terminó Emrys colocando mágicamente a la muda reina, su heredero y el resto de la familia real, salvo el príncipe que faltaba.

- ¿Unas últimas palabras?- Pidió Emrys a la reina que lo miraba con odio.

- Espero que pierdas la guerra y tu gente muera como nosotros en la hoguera. ¡Monstruo!- Dijo la anciana temblando de odio y miedo.

- Haces bien en temer lo que va a pasarte. ¡Incendio!.- Dijo señalando todas las piras y comenzando con la quema de la familia real.

- Para terminar, tenemos a la esposa del primer ministro Vernon Dursley. Ella tendrá una muerte especial y más lenta.- Dijo señalándola y poniéndola delante de la cámara, para que los telespectadores vieran con horror como la "pobre" mujer era destrozada y descuartizada poco a poco, muriendo lentamente, hasta que Emrys le sacó el corazón y se lo mostró antes de que muriera.

Para los muggles les parecía imposible que algo así sucediera, pero gracias a la magia, la mantenía todavía con vida, pero a duras penas.

Cansado del espectáculo, pues Salazar y Regulus se estaban poniendo enfermos de oler los cuerpos que se estaban quemando y cansados de oír los gritos de agonía y dolor de los muggles. Acabó con Petunia Dursley, antes Evans, decapitándola y poniendo su cabeza en una pica.

- El próximo es tu hijo, Vernon.- Dijo Emrys volviéndose hacia el palacio con su báculo y dando un asentimiento a los tres hechiceros que tenía al lado. "¡Hellfyre!" gritaron al mismo tiempo soltando animales de fuego negro, que consumirían no solo el palacio real, sino toda la calle de Buckingham Palace.

Con un movimiento de los focos de los maestros de batalla, las salas anti aparición y anti traslador cayeron de su sitio.

Por desgracia no vieron como un cierto pelirrojo, perteneciente a la familia Weasley desapareció cuando las barreras cayeron.

- Vámonos.- Dijo Emrys señalando a sus compañeros que habían acabado allí. Recogiendo los cadáveres de los gobblins caídos, los dos Maestros de Batalla tomaron el traslador hacia el callejón Diagon, mientras que Emrys pedía a los dragones a retirarse, hasta que los volviera a llamar, que sería pronto, pues la guerra no había acabado.

- ¿Qué hacemos con ella?

- Sectusempra.- Apuntó Emrys con su mano en dirección a la muggle que estaba grabando, haciendo que cayera inmediatamente al suelo desangrándose poco a poco y liberándola de la maldición Imperius.

- Eso.- Con esa palabra tomó del hombro a Loki, que a su vez estaba agarrado a Salazar, éste a Regulus y Regulus a Sarah, la cual había agarrado el hombro de Emrys con su mano libre. Poco después vino Bennu volando y los trasladó por fuego fénix a la mansión Potter.

Ese día no se hizo más, se había vengado la muerte del pueblo del valle de Godric y causado gran conmoción en el pueblo británico muggle.

Los muggles no atacarían por un tiempo, llorando la muerte de su reina y familia.

Salto de Línea

El día después de la masacre de Buckingham, como fue llamado por el primer ministro del Reino Unido, Vernon Dursley, se hizo una ceremonia para conmemorar a la fallecida familia real de Windsor.

Vernon, su gabinete, los pocos ministros que quedaban con vida y algunos de los lores que no murieron en el ataque, más generales, capitanes, etc. del ejército británico muggle, estuvieron presentes en la ceremonia.

Por suerte ese día no hubo ataques mágicos y el titiritero Dumbledore no se presentó a Vernon hasta después de una semana de silencio absoluto.

Vernon no sabía qué hacer, cuando el viejo se presentó en su casa y le dijo que era necesario tenerle en el gobierno británico de los suyos, no se opuso por la razón de que ahí podría hacer una diferencia si había más monstruos.

Pero una vez que ganó las elecciones, gracias a la magia de ese hombre, no sabía cómo ni dónde buscar a los monstruos para deshacerse de ellos.

Hasta que Dumbledore se volvió a presentar junto a sus lacayos y le dijeron que ellos ayudarían, pero tenían que convencer al pueblo británico de su existencia.

Así pues, se convocó una rueda de prensa en la cual dio a conocer al pueblo británico la existencia de la magia.

Al principio la reina misma no estaba nada contenta de que hubiera una sociedad secreta con su propio gobierno, leyes y tradiciones dentro del suelo británico que ella gobernaba.

Tampoco estuvo contenta de la existencia de los hechiceros y druidas, que según Dumbledore eran un peligro para ambos mundos.

Dumbledore pudo llegar a un acuerdo con los muggles de mutua ayuda, si él una vez que acabara con Potter y su gobierno, se rendían pleitesía completa y lealtad a la corona y a Gran Bretaña, permitiendo que el gobierno muggle tomara partido en el mágico.

Dumbledore no pensaba hacer nada de eso, pero con una sonrisa y unas cuantas mentiras, más unas pequeñas compulsiones a ella y la familia real, se llegó al acuerdo tácito de que se ayudarían mutuamente.

Con la exposición del mundo mágico en todo el mundo, Dumbledore fue recibiendo aliados de países como Rusia, India, China y Australia. El resto de Europa y América se tomó a mal que se quedaran expuestos, pero lo peor llegó un día en una parte de Nuevo México, cuando alguien tan tonto, allanó una sede de SHIELD, dejando un rastro de muerte y destrucción.

En un principio pensó que fue Harry quien lo hizo, pero cuando le llegaron imágenes de un hombre de pelo rubio, romper a través de las filas de soldados con cuatro guerreros más, no le cupo ninguna duda de que Harry no tenía nada que ver, pero eso los muggles no lo sabían.

Así pues con mucho tiempo de antelación, la guerra entre los mundos muggle y mágico de todo el planeta, comenzó.

A todas horas le llegaban informes de los países aliados diciendo que los magos estaban aliados temporalmente con los muggles.

La verdadera historia era que los magos que eran cazadores de hechiceros y druidas, dieron golpes de estado en sus respectivos países, para hacerse con el control de la población muggle.

Por ello era que no tenían problemas a la hora de interactuar con los muggles y hacer la guerra al resto del mundo.

Estaban investigando como interactuar la tecnología con la magia. Muchos de los científicos más notables, como la Doctora Foster, el Doctor Selvig y el filántropo multimillonario Anthony Stark, estaban trabajando duramente con esos gobiernos y el gobierno americano, para detener y ganar la guerra.

Por supuesto Dumbledore daba informes a Vernon, pues sabía que el hombre tenía un odio profundo hacia Potter, a pesar de que ya no era su sobrino.

Saliendo de esas reflexiones, se despidió de la gente que había venido al oficio y fue directamente hacia su oficina en Downing Street.

Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore o como muchos le llamaban solamente Profesor Dumbledore o Albus, no estaba para nada contento con las acciones tomadas por el gobierno de Albion.

Lo que era antiguamente el gobierno de Bretaña mágica, ahora era conocido como Albion, un nombre mágico que daba cabida a todo ser mágico sintiente. Es decir que los licántropos, gobblins, Hags, Hechiceros, Druidas, Brujos, Vampiros, Elfos domésticos, Altos Elfos, Enanos, Centauros, Minotauros, etc. tenían derechos y podían pasearse por las calles mágicas, entrar en los establecimientos que solamente los magos debían entrar e interactuar con los propios magos.

Como había caído la comunidad mágica en su ausencia y más aún Hogwarts ahora que impartían nuevamente todas las asignaturas que él como profesor y director de la escuela fue prohibiendo. Albus Dumbledore estaba más que furioso de lo que había hecho Potter con su legado y "reino".

Pero Albus tendría paciencia, no por nada había hecho un Horrocrux sin que nadie se enterara y lo había escondido en las entrañas de la séptima planta, donde muchos antes que él escondían las cosas que no querían que encontraran. Lástima que muchos de sus planes acabaran en el desagüe por culpa de Potter, tal vez debió matarlo cuando aún era un bebé.

Cuando salió a la luz lo de la profecía y dijeron que era falsa, él, por supuesto no se lo creyó, pues el Gran Albus Dumbledore nunca se equivocaba.

Ahora Potter había caído en el lado oscuro, sí, todo aquel que no pensaba como él, era oscuro. Más aun cuando supo que era un hechicero, pero no podía tocarlo debido al hecho de haberse hecho cargo del asiento de su familia en el Wizengamot y encima de ello, haberse emancipado a la tierna edad de once años.

También contaba con poderosos aliados en Albion, algo que debía acabar, empezando por la ramera de su maestra. Tomaría placer sádico en matarla, no por nada era él, el más poderoso de los magos y todo gracias a la varita de sauco que poseía.

Lo que no sabía Dumbledore era sobre que Harry conocía de las reliquias de la muerte y que además tenía dos de ellas.

Bueno peor para Dumbledore, bueno para Emrys.

Otra de las cosas por las que estaba furioso Dumbledore, fue por la masacre al palacio real y por la adquisición de Albion de los dragones.

Como iba a saber él, que Harry era un Señor del Dragón, ahora sus planes para el torneo de los tres magos estaba desecho. Tenía la intención de llegar a Hogwarts como director de Durmstrang, pero como le han visto ayudando a muggles, ahora no podría hacer nada de lo que tenía planeado. ¡Maldita sea y maldito Potter!

Pensó con furia desenfrenada mientras destruía el despacho que Vernon tan amablemente le había dado.

Tomando respiraciones profundas y pesadas, Albus logró tranquilizarse y reinar sobre sus emociones. Con una ola de su varita, el despacho volvió a la normalidad y fue a sentarse en su trono, preguntándose qué es lo que había hecho mal.

La respuesta le vino claramente cuando se dio cuenta de que tenía que haber ido más veces a controlar al chico Potter en la casa Dursley. "Bueno, ya no hay remedio". Pensó Dumbledore con pesadumbre, masajeándose las sienes, mientras recordaba el pasado.

"Tal vez, todo no esté perdido… si logro sacar a Gellert de Nurmengard, entre los dos podrían acabar con Potter y tomar el control que les corresponde… después de todo la reputación de Dumbledore ya estaba por los suelos, que más le daba lo que pensara la gente de él a estas alturas, sobre todo si le valía por un bien mayor…"

Con esos pensamientos se quedó planeando el escape de su antiguo amante, sin darse cuenta de lo que pasaba alrededor suyo en esa semana.

Salto de Línea

El mes de enero del año 1993 pasó lentamente con ataque al mundo muggle y éstos al mundo mágico en respuesta. Los muggles ya no eran capaces de encontrar gente mágica, debido a los refugios que fueron saliendo a lo largo del mundo mágico. No solo Albion tenía refugios para asentar a los mágicos, sino que el resto de Europa y América también.

Los demás continentes estaban perdidos, pues África, Oceanía y parte de Asia estaban con los muggles, pero otra parte estaba claramente en contra de convivir con ellos y estaban haciendo las maletas para irse lo más pronto a Albion.

Los hechiceros, brujos y Druidas pertenecientes al Concilio Externo o Interno de los países aliados de Dumbledore, vieron claramente que sus vidas corrían peligro y se marcharon a otros países en los cuales ganarían refugio seguro. Tales países eran: España, Italia, Francia y Albion. La mayor parte terminó en Albion, pero eran tantos que la propia ministra de magia Crane, tuvo que reevaluar la situación.

Si no hacían algo pronto o Emrys encontraba pronto lo que fuera que quería encontrar, se quedarían sin espacio para meter a tanta gente que llegaba a Albion todos los días.

Por otra parte el Wizengamot se reunía a diario también, con la victoria sobre la casa real a Emrys le cayeron las felicitaciones y la gloria por todas partes, tanto fue así que todo el Wizengamot decidió darle la orden de merlín de primera clase por su valor y astucia al tomar represalias contra los muggles de forma activa.

A Emrys le vino bien, pues sus planes de luchar activamente, pero independiente al ministerio podrían dar resultado, sin tener que dar muchas explicaciones. Los magos confiaban demasiado en los que tenían las órdenes de Merlín de primera clase, no es que fuera realmente un defecto, pero a él le venía bien que tuvieran esa confianza ahora.

Por ello avisó al Wizengamot que estaría reclutando mágicos para la cruzada anti muggle y poder tomar los pueblos de Reino Unido muggle, para la expansión de Albion.

La expansión de Albion era necesaria con todos los refugiados que estaban llegando, por eso informó que en cuanto tuvieran el máximo de tropas y hombres, avanzarían en la toma.

El Wizengamot no puso ninguna pega en ello, pues cuantos más luchadores y guerreros tomaran la iniciativa, menos oro gastarían en Aurores y los magos hit, que eran la elite de los aurores.

Lo único que el Wizengamot preguntó a Harry era si tenían donde poner un cuartel general y nombrarlo.

Cuando explicó que estaban viendo con Gringotts sobre futuras ubicaciones, todos asintieron, pero cuando les dijo que lo más seguro que fuera en el Valle de Godric, pues estaba vacío debido a la explosión, muchos pusieron pegas al declarar que el Valle debía ser considerado un monumento a los caídos en esta guerra.

Harry intentó explicar que debido a la falta de ubicaciones, debían todos hacer un esfuerzo de guerra y aunque no le gustara tampoco a él la ubicación, era la más probable y la que menos se buscaría por los muggles, al haber atacado una vez antes ya.

Uno de los aliados de Dumbledore junto con uno de los Señores que fue mortífago, intentaron llamarlo a votación, pero Harry declaró simplemente que no estaba proponiendo, pues lo más seguro es que se comprara el antiguo Valle de Godric entero, para hacerlo un cuartel general, con todas las protecciones debidas.

Mientras que eso ocurría, Sarah fue a Gringotts junto a Loki para comprar un terreno y poder construir un cuartel general, en el cual Emrys lideraría la ofensiva.

Los gobblins ya tenían puestos los ojos en varios terrenos que estaban vacíos, tales como el Valle de Godric, recientemente destruido, pero en pensamientos de reconstrucción. Si se compraba el terreno en el Valle de Godric, tendrían que pasar mucho oro, así pues Ragnok que era el líder de los gobblins, contribuyó también, pero con la promesa por parte de Emrys que el nuevo cuartel sería en el Valle.

Sarah mandó un mensaje con Bennu, que estaba con ella por si había problemas o ella tenía que mandar un mensaje urgente a Harry.

Como los fénix se permitían en la cámara del Wizengamot, o más bien los familiares y los elfos domésticos, el fénix no tuvo muchos problemas para encontrar a su amigo y maestro, comunicándole de la decisión de la compra del antiguo Valle de Godric.

Antes de que el fénix pudiera desaparecer, Harry pidió un tiempo de descanso para comunicar a la alianza Albion sobre su decisión.

Momentos más tarde el fénix regresó a Gringotts con varias cartas a los gerentes de cuentas de los aliados de la facción Albion, ordenando la contribución de oro en la compra de dicho valle.

Unos días más tarde gobblins y constructores mágicos se movieron al terreno recientemente adquirido para comenzar a construir.

Lo primero que harían sería poner las protecciones debidas y recoger los escombros y cadáveres si se encontraban. Para después comenzar a construir los edificios pertinentes a un campamento militar.

El campamento tendría de todo, desde campos de entrenamiento a calabozos para mantener a los presos que fueran cogiendo del mundo muggle.

Con todo, salió bastante rápido construir un campamento en lo que anteriormente se conocía como el Valle de Godric, ahora pasó a ser Cuartel General de Albion y muchos aliados y civiles mágicos se apuntaron como los Caballeros de Camelot, nuevamente reconstruidos.

Emrys pidió que el nombre de los soldados fuera algo que honrara al mundo mágico y los demás decidieron nombrar al ejército mágico, como los caballeros del Rey Arturo en su época, aunque ahora fueran liderados por un Emrys en vez de un Rey de ascendencia muggle.

Así el mes de enero pasó volando entre planes de reclutamiento y planes de ataque. Primariamente se quiso continuar atacando el centro de Londres y las calles más importantes, pero eso solamente les causaría problemas, pues después del ataque a la casa real, el ministro Vernon Dursley hizo proteger aún más Londres.

Por ello con discusiones sobre que atacar y conquistar primero varios hicieron sus apuestas en empezar por Gales y Escocia.

Tanto Salazar como Regulus y otros magos querían recuperar de los muggles Escocia, pues es donde Hogwarts estaba ubicada y sería posible expandir más los terrenos de Hogsmeade, que estaba empezando a llenarse demasiado y parecerse más a una ciudad mágica que un pueblo.

Harry no estaba muy de acuerdo, pues lo que más apremiaba era mover el ministerio de magia de sitio, si los demás no se daban cuenta de que estaba ubicado por debajo de la tierra de una de las calles más transitadas muggle, es que en opinión de Harry, eran un poco ciegos.

Tal vez fuera la arrogancia de algunos que pensaban que nada podría suceder, pero Harry o Emrys como estaba siendo llamado a todas horas, ya no solo por los miembros del Concilio, sino que también por el Wizengamot y el ministerio de magia. Incluso sus amigos y familiares le llamaban así. Sarah lo hacía de vez en cuando, cuando estaban en la intimidad de sus cuartos y pasaban la noche juntos.

Gracias a que dejó Hogwarts y que ahora estaba más en la mansión Potter, pudieron intimar y recuperar el tiempo perdido que no pudieron hacer en Hogwarts.

Pero volviendo al tema de los posibles ataques, Emrys tomó palabra en el cuartel de mando.

- Creo que deberíamos empezar por el norte de las islas. Allí los pueblos son más separados, menos población muggle y en menor medida, sin defensas.

- Disculpad mi ignorancia en la geografía, pero… ¿Qué pueblos hay en el norte?

- ¿A parte de Escocia?- Comentó Augusta Longbottom mirando con una ceja levantada a Sirius, el cual pareció un poco avergonzado.

- Entonces sugieres Emrys que ataquemos Escocia. Vale, es tentador hacer eso, pero ¿Sabes cuantos pueblos hay? Nos llevará meses, sino años atacar y conquistar todo.- Expuso un Salazar preocupado por el tiempo, pues su esposa estaba a punto de llegar al máximo de su embarazo y quería estar presente en el nacimiento. Tanto es así como Emrys también, pues sería el padrino del niño o niña.

- No si nos dividimos, Salazar. Entiendo tu preocupación y no debes tenerla, pues si tu esposa da a luz iremos a ver el nacimiento. No quisiera perdérmelo por nada del mundo.- Tranquilizó Harry a su amigo con una sonrisa.

Todos en el cuartel de mando, estuvieron discutiendo por unas horas más si solamente debían poner su mira en una parte de las islas, lo cual les llevó a decidir que mandar pequeñas tropas a Irlanda del Norte para recuperarla al ministerio mágico irlandés.

- Serían de gran ayuda si los irlandeses nos echan una mano.- Volvió a comentar Sirius.

- Estoy de acuerdo contigo hermano.- Dijo Regulus dirigiéndose hacia su hermano con la cara neutral. – Pero según la tía Cassiopeia, los irlandeses están con las manos llenas atacando y defendiendo su territorio. Si conquistamos Irlanda del Norte y se lo ofrecemos a ellos, como base de operaciones y como refugio para su gente, estoy seguro que su guerra terminará antes.

- La guerra no terminará antes porque ellos ganen Irlanda, Regulus.- Explicó Emrys pacientemente. – La guerra terminará cuando los muggles desaparezcan del planeta. Estad seguros que nos llevará años llevar a cabo la victoria, pero podría ser menos tiempo si trabajamos juntos y rápido.

Mientras que demos refugio en Albion a los que vienen de Europa y otras partes del mundo está bien, lo que no podemos hacer es dejar que no hagan nada. Debemos darles trabajo, ya sea en los ejércitos, hospitales o crear otra escuela de magia, pues imagino que Hogwarts pronto se quedará sin espacio.- Dijo Emrys pensando en el largo plazo y dejando de lado un momento la expansión.

- El Wizengamot se podría encargar de ello, junto con el ministerio de magia, Emrys.- Dijo Titus aplacando las preocupaciones del joven hechicero.

- Eso está bien. Una preocupación menos Titus, podrías exponerlo en la próxima reunión.- Ordenó más que dijo Emrys. Al recibir el asentimiento de éste, continuó con el problema de la expansión. – Como está decidido que atacar, propongo que comencemos con los pueblos más al norte, es decir, en las islas que están al norte de Escocia.

- ¿Por qué las islas?- Preguntaron varios miembros de la reunión sin entender el propósito de ese ataque.

Con una sonrisa triunfal, Emrys explicó que si empezaban poco a poco y a conquistar desde lo más pequeño e insignificante, los muggles tardarían en descubrir lo que estaban haciendo. Las islas al norte de Escocia, si bien podrían resultar en asentamientos mágicos para los albionianos, en cuestión de semanas o meses podrían construir muchas ciudades en todo el terreno de allí. También estaba seguro que con todos los minerales y bancos muggles que habría allí, el derecho de conquista sería grande.

- La guerra es cara, debemos aprovechar lo que los muggles utilizan para construir, nosotros para vender y comerciar con ello. Ellos utilizan minerales caros, como el oro, plata, cobre y otros, para sus constructos y construcciones.

Nosotros lo utilizamos para el comercio la mayoría de las veces.- Terminó Emrys convenciendo a la mayoría, solamente en el tema de que era mejor empezar poco a poco y sin que los muggles y el enemigo Dumbledore se enterara.

Cuando terminó la reunión, se acordó en hacer batallones con todos los voluntarios que estaban llegando al Cuartel General de Albion, que no eran pocos.

En un total de tres mil seres mágicos de todas las razas, se empezaron a crear barracones y batallones, de cien a trescientos Caballeros de Camelot.

Los Maestros de Batalla, asumían cargos de Generales en los campos. Otros como Regulus y Theodore Nott Sr. también asumían esos cargos.

La mayor parte de los Maestros de batalla comenzaron a dar puestos jerárquicos a los Caballeros.

Para empezar la expansión se decidió que el día 3 de febrero de 1993, un batallón de trescientos cincuenta mágicos comenzarían los ataques en: Skaw, Norwick, Burrafirth, Quoys, Haroldswick, Baliasta, Baltasound, Unst, Undehoull, Uyeasound y Belmont de momento. Muchos de esos pueblos estarían vacíos o los terrenos mismos, pero siempre podrían comenzar a poner protecciones y levantar campamentos, que más tarde se convertirían en pueblos y ciudades mágicas.

Otro de los batallones tendría el día 4 de febrero de 1993, la misión de seguir con la conquista en: Gloup, Culivoe, Gutcher, Basta, Mid Yell, West Sandwick, Aywuck, Otterswick, Yell, Ulsta, Copister y Burravoe.

Con esos dos batallones conquistarían dos islas que posteriormente servirían para continuar expandiendo desde allí, pero esas dos islas tomaría su tiempo en protegerlas de los muggles, por ello es que con los batallones irían druidas, hechiceros y magos que se quedaran atrás para levantar protecciones, tales como Golems que sirvieran como escudo en red.

Colocarlos por los puntos cardinales de las islas sería complicado, así pues los dragones irían con ellos para mejor protección desde el aire.

El resto de los pueblos y ciudades de esas islas que estuvieran más cercanas, serían conquistadas o al menos mandando tropas hacia allí dos semanas más tarde.

Para el mes de marzo, Emrys y los generales pensaban y estimaban que esas dos islas serían islas mágicas y protegidas con la mayor parte de protecciones.

Allí se construiría hospitales, hostales y probablemente unas cuantas escuelas de magia, para las granjas que comenzaran a hacer.

Dado que en el bosque negro de Hogwarts, había un gran nido de acromantulas y era peligroso para los estudiantes y los mismos habitantes de los bosques, se acordó con el director Powell que esas arañas gigantes fueran trasladadas a granjas especializadas para el cultivo de veneno y seda de acromantula.

Salto de Línea

Harry James Potter o más conocido como Emrys ahora, estaba en el ministerio de magia, en el departamento de educación mágica, sentado en sus exámenes de los TIMOS teóricos. Los prácticos vendrían a la tarde.

En total le dieron dos semanas para hacer los exámenes de las materias que había elegido, tales como: Astronomía, Herbología, Nigromancia, Artes Oscuras, Transfiguración, Encantamientos, Pociones, Alquimia, Runas Antiguas, Aritmancia e Historia de la Magia.

Once TIMOS para catorce días de exámenes, tanto teóricos como prácticos. En el mes de abril le concedieron a Emrys la preparación para que en junio o julio se pudiera presentar a los mismos temas que en los TIMOS, pero para los EXTASIS.

Desgraciadamente, Duelo, Legeremancia y Oclumancia no eran clases de las que se pudiera examinar, tal como la magia de la antigua religión, pero eso poco importaba pues cuando pasara los exámenes de los TIMOS y los EXTASIS, el Concilio Externo lo nombraría Maestro y podría pasar a formar parte activa y no pasiva como un aprendiz.

Aunque si bien a Sarah no le importaba ir con Harry a todas partes, si pasaba a ser un Maestro y dejaba de ser un aprendiz, ellos podrían dar a conocer su relación y afecto en público sin temor a represalias. Algo por lo que estaban ambos deseando que llegara el día del nombramiento.

Por otra parte la conquista de las dos islas al norte de escocia, ubicadas en el mar del norte, iba viento en popa. Las protecciones de la primera isla estaban comenzando a erigirse, así como el batallón de la segunda isla se encontró con fuerzas muggles, pero no les costó mucho dominarlas, pues separándose en pequeños grupos de diez a quince, se hicieron rápidamente con el control de la isla.

Lo más difícil como se sabía, era erigir las defensas de esas islas y reconstruir a imagen y semejanza mágica.

Para la reconstrucción lo más seguro es que muchos de los mágicos fueran allí a construir granjas de animales, que gracias a la magia podrían hacer que se multipliquen. La comida era importante en la economía mágica, como en todas.

Por ello se cubriría la mayor parte de las islas en granjas e invernaderos, que gracias a los hechizos y encantamientos de expansión, podrían albergar muchos mágicos allí y comenzar con la construcción de pueblos totalmente mágicos.

En lo que respecta a los invernaderos, se harían también para ingredientes de elixires y pociones que necesitaran el frío de esa parte de las islas para crecer. La fauna normal, séase la no mágica se dejaría, pues era parte de la naturaleza.

En parte de las islas se abrirían nuevos bosques para los centauros y otros seres sintientes que necesitaran del abrigo de los árboles. También querían los mágicos curar la tierra de la enfermedad que la asolaba, tal como el agujero en la capa de ozono.

Con los TIMOS aprobados Emrys se quitó un peso de encima. Le quedaba muchos más para quitarse, tales como el problema del presunto heredero de Slytherin, el cual seguía atacando a los estudiantes.

Conversaciones con Salazar, llegaron al punto de que éste fuera a Hogwarts en secreto con Emrys para hablar con el basilisco. Pero en vez de entrar por la entrada del baño de niñas, decidieron entrar por la entrada que había en el bosque prohibido, la cual daba a uno de los túneles que el primer Salazar creó para que su basilisco pudiera salir a cazar en el bosque negro o inclusive defender el castillo de un posible asalto muggle. Lo que daría Emrys por poder tener tres o cuatro de estos preciosos animales a su disposición, pues podrían causar caos y destrucción si los dejaban sueltos por Londres y Gales.

Sin embargo pensándolo bien preferiría tenerlos a disposición para conquistar Irlanda del Norte, pues había subestimado la población muggle de allí.

Con la amenaza que causaban los mágicos a los muggles, el ministro Dursley permitió la compra de armas a los civiles, para que pudieran defenderse.

Con esa subestimación, llegaron a Irlanda del Norte pensando que iba a ser fácil la conquista y la futura ejecución de los muggles que quedaran por ahí.

Cuan equivocados estaban. En lo que llevaban de mes, los muggles de allí les habían dado guerra y batalla sin igual, pues aunque no tuvieran la magia, tenían ingenio esas desdichadas criaturas.

Cuando vieron que las armas de fuego no hacían nada o casi nada a los mágicos, decidieron dar pasos atrás y utilizar las armas blancas. Es decir, que comenzaron nuevamente a empuñar dagas, espadas, lanzas, picas, jabalinas, hachas, etc.

Además de esconderse por los sitios que dieran un buen escondite y permitieran hacer emboscadas, los mágicos no tuvieron otra que atacar desde lejos y tener paciencia.

Saliendo de esos pensamientos, Harry decidió que cuando la preocupación del basilisco fuera tratado, él mismo con un batallón de quinientos mágicos se dirigirían a Irlanda del Norte a tomar los pueblos restantes que quedaran, mientras que en las antiguas islas que pertenecían a Escocia, aumentaban en números mágicos.

El aumento de estos números se debía a que ya no había discriminación entre especies y razas, gracias a la unidad que tuvieron al depender los unos de los otros y por supuesto a Harry llevar las nuevas leyes y proyectos de mismos derechos a éstas especies. Así pudieron contar en los cuerpos de Caballeros de Camelot con tantos soldados como pudieron.

Bennu por el contrario, cada día estaba un poco más expectante, pero no diría nada a Harry al respecto.

Tal vez fuera posible que más aliados llegaran a Albion en la llamada de conquista mágica y que abandonaran los países en los que estaban, pero eso no lo creía capaz, pues si bien cada país en un futuro terminaría perteneciendo a Albion, esos países tenían sus derechos de conservar sus propias tradiciones y leyes, ya que fueron fundadas y creadas hace tanto tiempo.

Llegando a la cámara de los secretos, Salazar pidió a Emrys que no hablara con el basilisco, pero que permaneciera atento por si tenían que acabar con su vida, pues era posible que el Horrocrux lo hubiera maldecido y corrompido, haciéndolo fiel solamente a él y no a la descendencia directa de Slytherin.

- Háblame Salazar Slytherin, el más grande de los cuatro de Hogwarts.- Dijo Salazar en Pársel, haciendo una mueca al pensar que era un poco narcisista y presumido poner una contraseña así, pero tal vez la puso por hacer burla inocente a Godric, que según relatos, decían que era bajito.

La boca de la estatua se abrió para revelar un gran agujero negro y un poco de mal olor, parecía que nadie había limpiado dentro en siglos.

- Puedo oler el parentesco… puedo oler la descendencia… estoy confuso… ¿Quiénes sois? ¿Qué queréis?- Habló una voz siseante y antigua en perfecta coherencia y sabiduría. No sería para menos, pues el basilisco tendría más de mil años.

Salazar miró por un momento a Emrys y le recordó lo hablado con anterioridad, pues había abierto la boca para contestar.

Dándose cuenta y recordando la advertencia de Salazar, asintió con la cabeza y dio un paso atrás, no por miedo, sino por respeto. Estaba tan acostumbrado a hablar por sí mismo, que había olvidado la advertencia de su amigo.

- Oh gran Basilisco, soy Señor Salazar Gaunt, descendiente y heredero de Señor Salazar Slytherin, el que me acompaña es mi primo Señor Harry Potter, bendecido por los druidas como Emrys, Señor del Dragón. Venimos a hablar contigo acerca de las petrificaciones en Hogwarts.- Concluyó las presentaciones Salazar, esperando a que bajara el basilisco de su guarida.

Hubo unos momentos de pensamiento por parte de la serpiente milenaria, hasta que bajó de la caverna y ambos, hechicero y mago se sorprendieron por el gran tamaño de la serpiente. Más de sesenta metros de largo con cinco o diez metros de ancho. Tal vez fuera menos, pero para ambos hablantes de Pársel, les parecía enorme.

- Huelo que dices la verdad… además te llamas igual que mi amigo y maestro Salazar. Sois bienvenidos a la cámara de los secretos.- Dijo el rey de las serpientes, tomándose un respiro del aroma que tenían ambos hombres. – Huelo en tu amigo el poder de la vieja magia… él es de una de las líneas antiguas. Sly me contó todo sobre ellos y su ascendencia, se hacían llamar los Peverell. Háblame joven.- Ordenó el basilisco de una manera que cualquiera se negaría, sobre todo cuando su cabeza estaba tan cerca. Bien no podría morir Harry por la vista del basilisco, pues hablantes de Pársel eran inmunes, pero por mordedura no estaba tan seguro, incluso con sus rituales hechos.

Tragando saliva y pensando en lo que decir, se decidió por contarle la verdad, no es que pudiera mentir de todas formas, pues el Pársel no había mentiras, eso no quería decir que no lo había intentado, pero de momento no lo había conseguido y siempre que intentaba, tanto Corvinus como Celeste tenían una buena risa.

- Oh gran Basilisco, mi nombre como ha dicho Señor Gaunt es Señor Potter, pero puedes llamarme Emrys o Harry. Sí, desciendo de la línea Peverell. Más precisos de Ignotus Peverell. - Dijo Emrys mirando a los ojos del basilisco, el cual asintió con la cabeza y volvió su atención a Salazar.

- Como he dicho sois bienvenidos aquí. Me gustaría hablar con vosotros sobre otro hablante, su nombre es Tom y dice ser el verdadero heredero de Slytherin y el único. Sé que eso no es cierto, porque estáis aquí. Él me ha obligado a salir de la cámara y vagar por los pasillos de los jóvenes estudiantes. Lo que no sabe es que mis ojos tienen parpados que se retraen, para evitar que mi mirada mate. ¿Es eso lo que veníais a pedirme?

- Sí, oh gran Basilisco. Mis hijos están aquí y si sé que tu gran y temerosa mirada no los puede matar, me preocupa sus amigos que son de nobles y antiguas líneas de sangre. Tom es el hijo bastardo de Mérope Gaunt, la cual era tan solo una Squib de la línea de Marvolo. Pido que te resistas a su magia.

- Lo haría si pudiera… pero él es fuerte en la magia oscura. Aunque tu primo, Emrys, puede ayudar.

- ¿Puedes ayudar, Emrys?- Pidió Salazar mirándolo interrogante.

- Claro, puedo ayudar al basilisco. Pero ¿Cómo te llamas? Siento curiosidad.

- Sly es mi nombre, haciendo honor al apellido de mi maestro.

- Claro, como no.- Dijo Harry con una sonrisa en su rostro, viendo como el basilisco hacía una de las suyas, mostrando todos los colmillos de su boca o tal vez fuera una mueca, no se podía decir con claridad. – Prepárate, voy a lanzarte un hechizo protector de la antigua religión.- Advirtió Harry para ser cautelosos.

- Adelante, joven Hechicero, Señor del Dragón Kilgharrah.- Saludó Sly inclinando la cabeza ante él.

Con una sonrisa y cogiendo su báculo, Emrys se cortó en la palma de su mano y salpicando un poco de sangre en el hocico del basilisco, cantó un hechizo de protección.

Runas antiguas brillaban a través de Sly, envolviéndolo en un aura dorada de protección durante unos momentos.

Cuando el aura se deshizo, Sly agradeció que lo protegiera con la vieja magia de los druidas y hechiceros y prometió portarse bien con las crías de Salazar.

Saliendo ambos por donde habían venido, Salazar sonrió a Harry y le comentó que fue bueno que viniera con él, para así poder proteger a la escuela de más ataques y proteger a Sly, cuyo destino era proteger a los estudiantes de los muggles.

Cuando Emrys y Salazar volvieron al campamento ese día, se despidieron cada uno y fueron por caminos diferentes.

Emrys con un suspiro de pesadumbre, llamó a Dobby y le pidió que dijera a Celeste y Corvinus que el problema basilisco había sido tratado y que si querían hablar con él, que eran bienvenidos, pero que no lo hicieran de momento, pues Tom, era probable que estuviera teniendo una rabieta.

A momentos se preguntaba porque no hacía nada para matarlo directamente, hasta que recordó que la chica Weasley estaba poseída por él, ahí es cuando recordaba que prefería tratar con un megalómano en una rabieta, que salvar a Weasley.

Salto de Línea

Albus Dumbledore no estaba nada contento con la situación. Potter… no Emrys como todo el mundo lo llamaba ahora, se había hecho con el control de dos islas enteras de Escocia, había comenzado los ataques a Irlanda del Norte para seguramente dársela a los Irlandeses, ¿Con qué fin, no se sabía? Londres estaba siendo bombardeada en cuestión de los Dragones cada vez que pasaban por ahí, otras partes de Inglaterra también estaban siendo atacadas y el ministerio de magia, había redoblado sus defensas. Ni que decir tiene que los callejones también habían hecho lo mismo. Ahora atacar a las fuerzas de Emrys sería casi imposible.

Según sus informantes en la ICW, otras partes del mundo no estaban tan bien en la guerra mágico-muggle.

Los muggles atacaban y acosaban a sus homólogos mágicos a más no poder, sobre todo en . los cuales tenían varias facciones de muggles con poderes.

Había leído en las fichas que esos "poderes" daban al portador de ciertas características, parecía magia, pero él sabía que no lo era.

La facción de un hombre llamado Charles Xavier, era muy parecido a su forma de pensar, pero con la excepción de que si tenía que matar, lo haría.

En el informe se dijo que era un telépata o como el mago que lo describió un usuario de Legeremancia avanzada.

A través de ese poder, podía controlar a las personas sin defensas mentales. Las que tenían buenos escudos de Oclumancia o al menos en el proceso de tenerlos, lo podían bloquear, así pues no era infalible ese hombre.

Viendo que Shield han querido desde hace mucho tiempo reclutarle para su… organización, era muy posible que mandara a Weasley y Granger a América para que hablen con él y lo intenten reclutar para su causa.

- Alastor.- Llamó Albus a su viejo amigo cojo y de un solo ojo. El otro que tenía, daba tantas vueltas en su zócalo que se veía claramente que era una prótesis mágica.

- ¿Has llamado Albus?- Pidió el ex auror con una voz ronca y con un dejo de irritación en la misma.

- Contacta con Granger y William, tengo una misión para ambos.

- ¿A dónde los mandas? ¿No será en busca de esos muggles con poderes? Podrían resultar más peligrosos que Potter…

- Puede, pero nos estamos quedando sin opciones, así que sí, los mando a Estados Unidos.- Zanjó el tema Albus con el ceño fruncido. Alastor en el pasado no ponía tantas pegas a la hora de mandarle hacer recados. Tal vez se estuviera aburriendo y por eso estaba tan hosco. Lo malo es que no podía prescindir de él en cuestión de mandarlo a batallas, pues hasta que no llegaran los cazadores que se veían en la obligación a viajar como muggles, no podía mandar a misiones de batalla ni reconocimiento a nadie. Tan solo podía recomendar a los muggles que hacer y tomar precauciones con ellos.

Le costó mucho tiempo y muchas bajas muggles, que tomaran su recomendación firmemente. Albus les recomendó que dejaran las armas de fuego, pues las balas podían muy bien ser bloqueadas, al igual que otras armas que caen del cielo, podían ser destruidas si chocaban contra fuertes salas.

Al principio no lo creían, pero cuando empezaron a ver que sus soldados, policías, bomberos e incluso la población civil no hacían mucha mella en los "Caballeros de Camelot" como se hacían llamar, no tuvieron más remedio que empezar a hacer caso a Albus en cuestión de armamento. Así fue como empezaron a utilizar nuevamente armas de la antigüedad, armas que no eran de fuego y que al menos sí que hacía algo en contra del ejército mágico.

Con una llamada pesada a la puerta, Albus salió de su ensimismamiento y vio en su escritorio que eran Weasley y Granger, los cuales estaban del otro lado de la puerta mirando nerviosos.

- Pasen, Sr. Weasley, Sra. Granger.- Invitó Albus a ambos con una sonrisa de abuelo plasmada en su rostro.

Ambos, mago y bruja pasaron al despacho decorado como lo que tenía en Hogwarts antes de su expulsión, con sus libros sobre la magia, transfiguración y otros temas.

Al fondo de la habitación se podía ver una percha que pertenecía a Fawkes, el fénix del profesor Dumbledore, como todavía le llamaban, aunque ya no lo fuera.

Con un ataque sutil de Legeremancia a la mente de la Sra. Granger, pudo ver que todavía era leal a él, algo que le hacía muy orgulloso de su logro.

Cuando ella estaba en la escuela y antes de que pasara el ataque del Troll, Albus vio un potencial aliado en esa chica de pelo espeso y mandona. Tan potencial pues él sabía que ella se podía mover por ambos mundos, como pez dentro del agua, por eso cuando el ataque pasó, no dudó en echar encantamientos y maldiciones sobre los Granger.

Lo que no podía saber, era que el padre de Hermione atacara a Potter con un arma de fuego. El resto es historia. La magia de Potter lo defendió y mató al padre, haciendo que la madre se desmayara, tal vez no fue tan buena idea decir a los padres que el ataque fue perpetrado por Potter.

Pero de todas formas le vino bien que pasara eso, pues los encantamientos de memoria, de fidelidad y otras compulsiones que puso en la madre y en la hija, arraigaron profundamente. Para sacarlos de ahí, tendrían que licuar sus cerebros y eso pasaría que ambas mujeres quedaran babeantes y sin posibilidad de recuperación.

- Ah, Sr. Weasley, Sra. Granger. ¿Cómo han estado?

- Bien profesor Dumbledore, estudiando mucho lo que me dio.- Contestó la niña de trece años, que ahora mismo estaría en segundo curso en Hogwarts.

William sonrío a la chica preguntona sobre las salas y como quitarlas, y asintió con la cabeza a Albus.

- Bien me alegro de que estés mejorando en tu perfeccionamiento de la magia. He oído que querías… ser un activo en la guerra. ¿Es eso cierto, Sra. Granger?

- Si, profesor.- Dijo una Hermione sonrojada, pero rápidamente tomó control de sus emociones. – Quiero venganza en contra de Potter. Él mató a mi padre, casi a mi madre y a mí me hizo esto.- Dijo señalando a su brazo prótesis.

- Entiendo. Pues bien tengo una misión para vosotros dos en . necesito que tratéis de reclutar al muggle conocido como profesor Xavier. Sed pacientes, pues sus estudiantes… si se les puede llamar así, son…

- ¡Mutantes!- Dijo Granger con una exclamación y con la boca abierta por la sorpresa, los dos dientes de conejo que tenía, los pudo reducir gracias a la magia, para gran decepción de Albus, pues le hacía gracia como parecía un conejo o un castor.

- Sí, mutantes Sra. Granger.- Concluyó Albus un poco de mal humor por la interrupción de la chica. Eso era uno de los grandes defectos que no podía evitar en ella, se paraba a interrumpir a todo el mundo, haciendo pensar que ella sabía más que nadie y era mejor, porque sus preciados libros lo decían.

Albus despidió a los dos viajeros que irían a . por medios muggles y con credenciales del ministro Dursley para que no los apresaran Shield o cualquier entidad gubernamental muggle.

Con un suspiro, se levantó y se fue a otra parte de Londres, donde en una casa franca, había un amigo suyo desde hace mucho tiempo.

Gellert Grindelwald, que él, Albus Dumbledore liberó de Nurmengard hace una semana y algunos días atrás.

A 5473 Km de distancia de donde actualmente se encontraban Albus Dumbledore y Harry Potter, en una de las oficinas centrales de Nueva York, un hombre alto, fornido y con un parche en el ojo, estaba sentado en su despacho esperando informes de sus agentes secretos, que desgraciadamente ya no eran tan secretos.

El nombre de la organización que estaba siendo dirigida por éste hombre o al menos parte de ella, pues era muy grande, se llamaba SHIELD.

Nick Fury se encontraba sentado en una silla de ruedas tras el ataque a Nuevo México de esos… lo que fueran.

Los investigadores a su cargo y los historiadores decían que eran Thor y Lady Sif. Ambos esposos según las leyendas escandinavas, pero había un problema con eso. La guerrera llamada Sif no tenía nada que ver con la de la leyenda, que se decía ser la diosa de la fidelidad y las cosechas.

Esta Sif era más bien una guerrera y si era una diosa, entonces sería una diosa de la guerra. No lo tenía muy claro, como tampoco tenía claro que fuera la esposa de ese hombre llamado Thor. Por desgracia para Nick Fury, Thor sí que era el dios del trueno de las leyendas nórdicas o mitología. Toda su cara y espalda podían dar fe de ello, pues en el ataque, cuando ese… dios le lanzó los rayos desde su martillo, no fue lo único que le hizo, le tiró a través de una pared y le dejó invalido sin posibilidad de recuperación.

Desgraciadamente el gobierno de los . declaró la guerra al gobierno de la misma nación, pero mágico.

¿Quién lo iba a decir? Que hubiera un gobierno en la clandestinidad escondiéndose de las cámaras de SHIELD.

Si se lo hubieran dicho a Nick hace unos años, se hubiera reído en las caras de los que habían hecho eso, pero por desgracia era cierto y ahora mismo estaban en una gran guerra mundial con todos esos gobiernos.

Levantando la vista, vio por el cristal de su oficina como Phil Coulson se acercaba a ésta. Soltando un suspiro y cuadrándose los hombros, se puso lo más recto posible en la silla de ruedas, sin sufrir de los calambres y dolores que ello conllevaba.

Antes de que el agente Coulson tocara la puerta, Nick ladró un adelante bien brusco. El agente trajeado pasó dentro de la oficina, cerrando la puerta a su marcha. Su rostro era inexpresivo y estaba bastante en control de sus emociones.

- Director Fury.- Saludó el hombre con un asentimiento de cabeza.

- Agente Coulson, tome asiento e informe.- Ordenó el hombre hosco de un solo ojo con brusquedad.

Phil Coulson tomó un suspiro y se sentó en la silla de aspecto incomodo que tenía enfrente de él. Haciendo un repaso mental de sus informes, pensó que cuando saliera del despacho, dejaría a un infeliz director.

- Director Fury, me temo que tengo malas noticias. En primer lugar la facción del mutante conocido como Magneto, se ha aliado temporalmente con los mágicos.- Comenzó con las malas noticias el hombre, viendo con cautela la posible reacción de su jefe, pero ante un asentimiento brusco del hombre continuó. – Por otro lado, el profesor Xavier dice que quiere mantenerse neutral, pues de momento no ha sufrido ningún daño su escuela. Es una reacción normal, después de toda la persecución de mutantes que han tenido a lo largo de los años.

Por otra parte, nos han llegado informes de que dos mágicos de Bretaña a órdenes del primer ministro, están llegando para intentar convencer a Xavier de unirse a nuestra causa. Al parecer en Bretaña, no todos los mágicos están aliados con Potter o Emrys como nos llega la inteligencia que le llaman.

- Continua.- Dijo de mal humor el hombre.

- Nuestros científicos han encontrado una manera de combatir a los mágicos, pero no es muy eficaz.

- ¿Cuál? Y ¿Qué científicos?

- Stark, Selvig y Foster, señor. La manera es de unos trajes metálicos que el señor Stark ha inventado. Tienen la capacidad de volar y llevan inteligencia artificial de Industrias Stark. Lo malo de eso es que no puede producir en masa para nuestros soldados.

- ¿Por qué?- Preguntó levantando la voz un poco más de lo que quería.

- Falta de fondos señor. Al parecer Potter y su facción tenían fuertes sumas de dinero invertidas en sus empresas y otras empresas de aquí, antes de que toda la debacle del mundo mágico saliera a la luz.

- ¿Y eso que tiene que ver? Que se congelen las cuentas de Potter y los suyos, que se coja su dinero…

- Temo que no podrá ser señor. Potter y los suyos nos llevan la delantera. Creo que previendo lo que podría pasar, decidieron vender todas las acciones en grandes cantidades de dinero. Ese dinero no puede ser congelado en las cuentas, porque fue transformado en piedras preciosas y otros minerales, tales como el oro, plata, cobre, etc.- Informó con un poco de pesadumbre el agente Coulson.

Como única respuesta recibió un gruñido alto de su interlocutor.

- Cambiando a un tema más… favorable, el Agente Barton y la Agente Romanoff nos han informado de que han conseguido capturar a uno de…- Dijo mirando un informe en una carpeta. - … los aurores, que al parecer son policías mágicos. También hemos encontrado al señor Banner, el cual ha accedido a ayudarnos si la persecución contra él y su novia cesaban.

- Eso son buenas noticias. ¿Qué más hay? Aunque temo que van a ser malas.

- Y lo son señor. Nos ha llegado informes de que países como Rusia, China, India y Australia, si bien no apoyan a sus homólogos mágicos de otras partes del planeta, no van a ayudar ni abandonar las fronteras del otro lado del charco, a nosotros. Prefieren ayudar a un tal Albus Dumbledore.

- Entiendo, así que estamos solos en esto.

- Más o menos señor. Creo que con la búsqueda nuevamente del Capitán América, es decir Steve Rogers, está en marcha y si lo encontramos, es posible que dé un giro de acontecimientos la guerra. También si los… villanos como los llama este hombre araña de Nueva York, se nos unieran, podríamos hacer bastante daño.

Siguiendo y terminando con las malas noticias, lo peor de todo viene ahora.

- Déjate de andar por las ramas y suéltalo.- Ordenó Fury perdiendo la paciencia y gritando a su subordinado.

- Señor, el primer ministro Dursley nos informa, de que Potter ha ejecutado a la familia real de Windsor, salvo a un príncipe que no se hallaba allí. A 32 Lores de sus cámaras y quemado a cenizas el palacio real. También nos han informado, de que han perdido dos islas de Escocia y los ataques contra Irlanda del Norte se han vuelto más intensos. Están por perderla también.

Por otra parte, nosotros aquí, en Norteamérica, hemos perdido Florida y California. Ya no son estados nuestros, sino mágicos.

Nuestros amigos en Latinoamérica, han perdido varios países, muriendo sus gobiernos y ciudadanos.

- ¿Qué países?- Preguntó con un fuerte presentimiento de miedo y dolor, ante lo que iba a decir.

- Empezando por las islas se han perdido: Cuba, Jamaica, Haití, República Dominicana, Puerto Rico y las islas que están a su alrededor, llegando hasta Venezuela. Por suerte Venezuela, todavía no ha sido conquistada. Al parecer tienen que poner protecciones alrededor de sus conquistas y tardan semanas, sino un mes entero en hacer eso. Siguiendo con países más grandes, nos movemos a Centroamérica.- Dijo entregando los informes e imágenes vía satélite antes de que se erigieran las protecciones.

Debido a que cuando las protecciones eran erigidas, los satélites y cualquier medio muggle era imposible de detectar los sitios o comunidades mágicas. Debido a la magia inherente del ambiente. – Como le iba diciendo, señor. En Centroamérica se ha perdido, Honduras, El Salvador, Belice, Guatemala y Costa Rica. Panamá y el resto están resistiendo, pero no creo que duren demasiado tiempo. México también resiste, pero a duras penas, pues la población mágica sigue siendo española. Al parecer cuando se decidió hacer de "las indias" colonias de España, los mágicos fueron también para escapar de la inquisición y se quedaron allí. Se mezclaron con la población mágica civil de allí durante generaciones y ahora, bueno, las colonias, al menos las mágicas siguen perteneciendo a España mágica.

- Eso es una muy, pero que muy mala noticia. Debemos pensar y meditar en nuestras opciones a partir de ahí. Que preparen la sala de interrogatorios, quiero que le saquen a ese auror todo y de la manera que sea posible. En cuanto a los territorios perdidos de la humanidad, estamos con las manos atadas. No podemos hacer nada, sino observar con detenimiento y buscar maneras de neutralizar la amenaza. Por suerte somos más numerosos que los mágicos y les llevará tiempo. Quiero que los científicos saquen de donde sea, la manera de poder utilizar a nuestro favor su magia. Si es necesario más mágicos, los tendrán para sus experimentos.- Dijo hoscamente y de muy mal humor el director Fury. – Por lo demás, quiero que se proteja a los enviados por el ministro Dursley. Son importantes, si consiguen que Xavier coopere, tal vez sean un buen activo. Cuando el interrogatorio finalice, quiero que Barton y Romanoff aquí, para una misión especial. Por lo demás, que todo siga como siempre. Ah y di a Stark que le daremos los recursos necesarios para la construcción de trajes en serie.- Dijo pensando en que más ordenes tenía para Coulson. Recordando al Doctor Banner, dio un suspiro y antes de que Coulson saliera por la puerta le dijo que se daría asilo y protección a Banner, si cooperaba sacando a Hulk a la superficie.

Su inestimable conocimiento científico también serviría y su novia, como tal, serían bienvenidos a las instalaciones de Shield.

Con una honda de su mano, despidió al agente Coulson a hacer sus labores y cumplir con las órdenes.

Cogiendo un bote de pastillas, se tomó una, haciendo una mueca de dolor imperceptible. Maldita sea ese tronador y maldita sea la misión que tenían de robarles el Teseracto.

Salto de Línea

Harry llegó tarde a la mansión Potter cansado ese día, después de dos semanas de ajetreo en el ministerio de magia, tomando sus TIMOS y reuniones al mismo tiempo cuando era liberado de los exámenes, para planificar la conquista de las islas británicas y la expansión de Albion, como era normal quería volver a casa para descansar con su preciosa y amorosa novia.

Pensando en su novia, no entendía cómo es que no se enfadaba con él por pasar tanto tiempo fuera de casa, para una chica normal, sería tener discusiones, pero con Sarah era completamente diferente.

Ella entendía que lo que estaba haciendo era por el bien de la libertad del pueblo mágico y que Harry o Emrys como era llamado actualmente por todos, era un líder.

Si bien el ministerio seguía en pie y el Wizengamot también, aunque ahora se le había anexado el Concilio hechicero-druida, para una mejor integración, él, Harry seguía siendo un líder para sus pares.

Con un suspiro pesado y cansado, se dirigió al salón para encontrarse con Sarah esperando por él con una sonrisa en su rostro.

- Bienvenido a casa, cariño.- Dijo Sarah, levantándose de su asiento y dando un abrazo a Harry y posteriormente un beso de bienvenida. ¡Como echaba en falta sus besos!

- Hola Sarah, te he echado de menos estas semanas.- Dijo devolviéndole el beso y apretándola más fuerte contra sí mismo.

Estuvieron ambos hechiceros besándose durante un largo rato, hasta que se separaron para poder ir a cenar.

Harry le contó de las reuniones y de los exámenes que había hecho en el ministerio. También le contó que el Concilio se estaba integrando a la perfección en el Wizengamot y que seguramente se le cambiara el nombre por "Concilio del Wizengamot" o algo así. También le dijo que tuvo que poner un proxy para que tomara la mayor parte de las reuniones que él no podía.

El proxy en el Wizengamot había sido una elección difícil, pero con un poco de astucia y buena suerte, fue sin lugar a dudas, la mejor elección hecha.

Su gerente de cuentas, Griphook, tenía un hijo que le gustaba la política y era tan astuto como el padre, pareciéndose un poco a Gornuk. Así pues Harry fue el primer miembro del Wizengamot en la historia en nombrar un gobblin como su proxy.

Si bien los miembros de la "luz" se lo tomaron a mal, los demás no dieron ninguna mente al asunto.

En los otros asientos que tenía metió elfos domésticos suyos, tales como Cronos, que siendo tan viejo, pero queriendo ayudar de alguna manera, Harry le dio el asiento Gryffindor y liberó al actual proxy.

En el asiento Ravenclaw, un minotauro que era conocido entre su especie por ser mediador y pacificador, fue dado a él, como proxy.

Ahora Harry había incluido criaturas mágicas en los asientos Wizengamot como proxys, consiguiendo que la población de Albion se diera cuenta de cómo había cambiado la historia, para mejor, pues las tres "criaturas", que a Harry no le gustaba que los llamaran así, pues él mismo pensaba que eran tan ciudadanos de Albion como cualquiera, habían conseguido la aceptación rápida de los aliados de la facción Albion, los neutrales y la mayoría de los tradicionalistas como los Malfoy y el asiento de los Lestrange.

Pensando en esas familias tradicionalistas, vio con alegría como le llegaron un día pidiendo si era cierto que podía quitarles la marca oscura, para así liberarse de su servidumbre a Voldemort.

Harry aceptando el hecho de que querían ser libres, pero con la condición de que juraran un juramento de no traicionar la creciente nación de Albion, Harry accedió a liberarles de su carga.

Familias como Malfoy, Flint, Crabbe, Goyle, McNair, Avery, Carrow y otras cinco más de los círculos externos de Voldemort, juraron lealtad a la nación de Albion y jamás traicionarla. Así pues los antiguos mortífagos que eran leales al Lord Oscuro, se volvieron leales a Emrys y Albion, con la intención clara de deshacerse de los muggles y conquistar las islas británicas, reclamando lo que era suyo por derecho.

Esa noche Harry la pasó con Sarah explicándole que lo más seguro, para antes de que terminara el mes, iniciarían la ayuda a la conquista de Irlanda del Norte, con no ya quinientos Caballeros, sino con mil cien, pues los números de los muggles en Irlanda estaban creciendo debido a la ayuda externa que recibían de otros países como Groenlandia e Islandia.

El problema con esos dos países era que había pocos mágicos allí. Animales mágicos sí que había, pero se escondían de los muggles como si fueran la peste. Algo entendible para ellos.

Dando un suspiro Harry le dijo a Sarah que necesitaría la mayoría de hechiceros y druidas con él, cuando fueran a Irlanda del Norte y le pidió que fuera expresamente con él, como su segunda al mando.

Sarah que estaba contenta y que pensaba que esas dos semanas la había dejado de lado para protegerla o algo así, sonrío alegremente y le empezó a besar con pasión.

Si Harry hubiera anticipado eso, lo hubiera hecho mucho antes, pues la noche que pasaron juntos, fue una de las mejores noches de su vida.

Los siguientes días lo pasaron alternando entre la mansión Potter, haciendo planes de viaje a . un pueblo de Seattle, llamado Forks, pues ahí fue donde Emrys localizó al aquelarre de los Cullen y otro viaje a las montañas de Alaska, donde vivía el otro Aquelarre, los Denali. El otro sitio que era alternado, era el Cuartel General de Albion, con los Caballeros de Camelot.

El cuartel general había crecido mucho para el poco tiempo que estaba activo, tanto fue así que tuvieron que hacer otros cuarteles en las islas conquistadas, que el Concilio del Wizengamot y el ministerio de magia estaban buscando nombres para llamarlas, pues no podrían llamarse las islas conquistadas de Escocia eternamente.

Para los planes de ayuda a Irlanda del Norte, sobre todo en el lado mágico, fueron yendo lentos, pues los números de los voluntarios para ir, iba creciendo cada día que pasaba y los distintos generales no se ponían de acuerdo en cuando partir.

Emrys decía que era mejor cuanto antes, así pues sus aliados Irlandeses podrían mudarse allí y ofrecer una resistencia para conquistar su país natal.

Hablando de los irlandeses, el veinticinco de febrero llegó una comisión de cinco personas. El ministro de Irlanda, junto con el jefe del DMLE, el jefe de los Inefables y dos aurores especializados en la guerra, es decir, dos soldados o lo más parecido a los Caballeros de Camelot, estaban con el grupo.

- Emrys, una delegación de Irlanda ha llegado al Cuartel.- Dijo Sarah, susurrándole al oído en la tienda de campaña de los generales.

Ahora Emrys era considerado por todos los generales como un igual, aunque su edad fuera tan temprana, muchos conocían su historia de supervivencia y concordaban en que era obligatorio para cualquiera, el haber madurado a una edad tan temprana. Temible, sí, pero necesario para sobrevivir.

- Está bien, vamos a reunirnos con ellos aquí.- Le dijo a Sarah, la cual salió a recibirlos y traerlos, mientras Emrys se levantaba de su asiento, llamando así la atención del gran grupo. – Generales, ha llegado a mi conocimiento que una delegación irlandesa está aquí, con el mismo ministro de magia de Irlanda. Vamos a ver que quieren.- Informó Emrys volviendo a sentarse en su asiento, el cual estaba mirando a todos en un círculo perfecto con una gran mesa redonda. Ya que estaban nombrando a los soldados de Albion, como Caballeros de Camelot, decidieron tener en todas las reuniones una mesa redonda también, para hacer honor a la verdadera mesa redonda de Camelot.

Pensando ligeramente en Camelot, Harry decidió que el ritual del conocimiento, que llevaría lugar en Stonehenge, lo tendría que hacer más pronto que tarde, así pues decidió en ese mismo instante, que sería llevado a cabo sutil y discretamente para no llamar la atención de los muggles.

Una vez que la delegación del ministro irlandés entró en la tienda, asientos aparecieron gracias a los elfos domésticos que estaban atentos.

Sentándose los cinco, el ministro se levantó nuevamente para dar las gracias por el recibimiento sin avisar y por la ayuda que iban a recibir al tratar de recuperar su nación.

- Temo que eso no es todo. Traigo malas noticias de Irlanda.- Dijo haciendo una pausa, mirando a sus jefes de departamento.

El jefe del departamento de seguridad mágica, se levantó de su asiento para tomar la palabra por su ministro, que tenía lágrimas en los ojos.

- Siento que traigamos pesar, pero Irlanda mágica ha caído a los muggles.- Dijo impactando a todos los generales y a Emrys en particular. Algo dentro de él le decía que no era todo. – Los muggles nos han tomado desprevenidos.- Continuó con un suspiro cansado. – Hemos tenido que abandonar la isla de Irlanda y acudir a vuestro ministerio para refugio, pero desgraciadamente somos demasiados para… Albion.

- ¿Cuántos sois?- Pidió Regulus intrigado ahora.

- Unos doscientos mil mágicos. Eso sin contar los gobblins que han podido tomar refugio en Gringotts.- Declaró causando gemidos de pesar de algunos. Tantos mágicos no podían dar cabida en el cuartel general, solamente las islas que conquistaron de Escocia, podrían darles refugio, pero sería peligroso para ellos.

- Las islas que conquistamos podrían dar refugio temporal. Tendrían que establecerse en tiendas de campaña mágicas.- Dijo Emrys mirando al ministro irlandés directamente.

- Por supuesto, aceptaremos lo que sea.

- Me alegro de que diga eso, porque también queremos que veinte mil hombres y mujeres estén dispuestos para tomar Irlanda y ser devuelta vuestra nación a vosotros. Esos hombres y mujeres entraran en el servicio militar de Albion y serán nombrados Caballeros de Camelot.

- Sin problemas, todo sea por recuperar nuestro hogar. También me gustaría ofrecer una alianza o inclusive que Irlanda mágica cuando se recupere, sea anexada a Albion como una provincia de la nación.

- Claro, no hay problemas, ministro…

- Finnigan.- Contestó el ministro con un toque de nostalgia en su tono.

- ¿Alguna relación con Seamus Finnigan, antiguo estudiante de Hogwarts?- Preguntó Salazar curiosamente, pues pensaba que esa familia había sido erradicada por los muggles.

- Sí, era mi sobrino nieto. Los Finnigan somos muchos en Irlanda. Solamente los muggles mataron a una de las tantas ramas de Finnigan.

- Entiendo. Le acompaño en el sentimiento.- Dijo Salazar y muchos otros que lo rodeaban.

- Gracias, Señor Gaunt. ¿Entonces Emrys, nos darás refugio?

- Por supuesto. Tendrá que ser como hablamos, pero no creo que haya problemas en las islas. Además será bueno para nosotros, así podéis contribuir en las defensas, como precaución.- Antes de que terminara de hablar, otro visitante irrumpió en la tienda de campaña, que se amplió mágicamente para dar cabida a todos dentro.

- Emrys, traigo malas noticias.- Dijo Titus Ollivander, Jefe de Magos del Concilio del Wizengamot.

Cuando el Concilio se anexó al Wizengamot para no estar separados e integrarse mejor, se decidió que la gran labor de Titus, se podría quedar como jefe de magos y Emeric Powell, siendo el Sumo Sacerdote del Concilio se quedaría como tal.

- Titus, que sorpresa. Únete a nosotros.- Dio la bienvenida Emrys a su amigo y mentor en algunos temas, aunque también su fabricante de focos preferido.

Titus aceptó de buen grado el asiento ofrecido y saludó a todos los presentes con una inclinación de cabeza. Levantándose de su asiento, se dirigió a los generales, los invitados y Emrys.

- Tenemos problemas en el ministerio de magia. Nos ha llegado noticias del ministerio de magia americano, de que se ha visto a William Weasley y una chica llamada…- Cogiendo un pergamino leyó el nombre, que no recordaba bien. - … Hermione Granger.- Terminó de explicar el motivo por el que los americanos habían contactado con ellos. – Ahora bien, eso no sería un problema para ellos, pero inteligencia americana ha dictaminado que se les ha visto cooperar y trabajar con los muggles de allí. Nos han preguntado qué es lo que pasaba y no hemos tenido más remedio que contarles que facciones como las de Albus Dumbledore, son traidores al mundo mágico y que están aliados con el enemigo.- Declaró Titus casi perdiendo la calma por las noticias que traían.

- Eso… es malo.- Dijo el ministro irlandés desde su asiento.

Todos se le quedaron mirando con una ceja levantada, hasta que se disculpó por hablar fuera de su turno.

- No se disculpe, ministro. No hay falta. Sabemos que es malo, pero es lo que hay. Albion ya ha declarado que Albus Dumbledore y aquel que esté físicamente con él, son traidores a Albion. Desgraciadamente no podemos arrestarlo, pues está claramente con los muggles. También sabemos que muchos de los cazadores de los países aliados a Dumbledore están llegando a las costas británicas muggles, para hacernos la guerra. Por eso es que le pedimos los veinte mil hombres y mujeres dispuestos a luchar.

- ¿Veinte mil? Voy a pedir a mi gente que todo aquel que sea capaz de luchar se una a los Caballeros de Camelot, las cosas no están para que entre nuestras naciones haya fronteras. Y ya que vamos a ser una provincia anexada de Albion, teniendo su protección, veo que sería mucho más beneficioso poder prepararnos mejor.

- Gracias ministro. No sabes lo que significaría para nosotros tener más Caballeros.- Dijo Emrys dando un ligero asentimiento de cabeza. Volviéndose a Titus, le preguntó si había más problemas.

- Ninguno más de momento, salvo por las islas al norte de Escocia, piden de continuar con la expansión a la otra isla que está justo al lado de escocia. Si bien es peligroso acercarse y conquistar esa, hay la gente suficiente para que, los que están guerreando, los que no, levanten las protecciones.

Los gobblins están preparados, incluso los refugiados de Éire, están deseosos de tomar más territorio muggle y debemos estar de acuerdo, pues el terreno de las islas, si bien es extenso, con todas las granjas nos quedamos nuevamente sin sitio.

Los gobblins han construido un par de castillos, siguiendo el ejemplo de Hogwarts, para dar cabida a los Caballeros. La población ha tomado el ejemplo del pueblo de Hogsmeade para construir alrededor e incluso en las afueras de las fortalezas.

- Son buenas y malas noticias. ¿Crees que las islas podrían dar cabida a doscientos mil mágicos?

- ¿Entre las dos? Sí. Una sola, me temo que no.- Dijo Titus con la pregunta en sus ojos.

- ¿Estaría de acuerdo en separar a su pueblo, temporalmente?

- No hay problema, el caso es dar refugio a aquellos que no pueden luchar, como los niños y los ancianos. Otros que no quieran luchar, estoy seguro que podrán ser de ayuda con las protecciones. Otros pueden luchar y también tenemos muchos sanadores y maestros de pociones y alquimia. Ayudaremos en lo que podamos.- Aseguró el ministro irlandés a Emrys.

- Está bien. Diga a su pueblo lo que hemos hablado y Titus, por favor encárgate de llevar a los irlandeses de refugiados en las islas. Di a los Caballeros allí que pronto, en dos días podremos llevar la conquista de la siguiente isla, pero antes quiero que conquistemos Irlanda del Norte.

- Como digas Emrys. Es bueno verte, pequeño hechicero.- Dijo en tono afectuoso a Emrys, mientras se levantaba, esperando al ministro y su delegación.

Más tarde en ese día llegaría el patronus de Titus diciendo que los doscientos mil irlandeses mágicos, se acoplaron con éxito en las tiendas de campaña mágicas alrededor de las islas.

Con un problema menos en mente, Emrys pidió un par de días para que los irlandeses se asentaran en su nuevo refugio y mandaran los Caballeros necesarios para la conquista de Irlanda del norte.

Cuatro días más tarde, a los mil Caballeros de Camelot, se les unieron setenta mil caballeros enviados por Éire.

Emrys y los generales enviaron un mensaje claro a los defensores y atacantes mágicos de Irlanda del Norte, ordenando que se congregaran todos juntos, ya que la ayuda de setenta y un mil mágicos iba a llegar pronto a las órdenes de los generales: Gaunt, Black (Regulus y Sirius), Bones, McKinon, Malfoy (Lucius), Nott, Campbell, McColl, Ó Conaill, Emrys y otros muchos más.

El gran ejército de mágicos se dividió en varias "legiones" como las empezaron a llamar y éstas "legiones" en batallones de trescientos Caballeros.

Si tenían que cubrir toda Irlanda del Norte y la Isla de Man que quedaba entre Reino Unido e Irlanda del Norte, debían separarse en batallones para cubrir todo mejor.

En el mes de marzo el enorme ejército de Albion se dirigió por traslador, aparición o viaje sombras, como algunos hechiceros y druidas hicieron hacia sus respectivos destinos, Isla de Man e Irlanda del Norte.

La Isla de Man fue sitiada y conquistada en tiempo record debido a los pocos habitantes que había en ella, era algo parecido a las dos islas que se conquistó al norte de Escocia y la última de las islas de Escocia, sería un poco difícil de conquistar debido a la cercanía con Escocia misma.

Los batallones que fueron a la isla de Man, tardaron siete horas en conquistarla y quemar a cenizas sus edificios. Los Caballeros de Camelot que fueron, constaron de un número de cinco mil, pues Emrys no quería escatimar ni subestimar más a los muggles.

La gente que se quería rendir o algunos mágicos que encontraban escondidos con los padres, ya sea por miedo a la reacción de sus vecinos o por que los padres de éstos, los estaban tratando como alimañas por tener la magia; los conquistadores liberaron a los pocos mágicos originarios de la isla que sobrevivieron.

Colocando una tienda de campaña agrandada mágicamente, lograron hacer un hospital médico rudimentario, para los heridos del ejército mágico y los habitantes mágicos de la isla que encontraron.

Una vez que estuvo conquistada y libre de muggles, se comenzaron a levantar las protecciones en formas de Golems gigantes y ubicarlos en los puntos cardinales de ésta, para la protección. Dos días más tarde se enterarían que Irlanda del Norte fue conquistada con éxito parcial, pues se perdieron acerca de cinco mil vidas mágicas y otros tantos heridos.

Pero mientras tanto, antes de que se enteraran de cómo iba la conquista de Irlanda del Norte, pidieron al ministerio de Albion y al Concilio del Wizengamot, gente para colonizar la isla y algunos dragones para su protección aérea.

Los inefables del ministerio, enviaron a unos cuantos hombres y mujeres de los suyos, para que fueran preparando defensas marítimas, pues si los muggles tenían barcos y buques de guerra, los mágicos no se quedarían atrás y los suyos serían más potentes, pues encontraron la forma por cañones antiguos, disparar magia.

Los cañones actuarían como focos mágicos universales, es decir, cualquier mágico podrían utilizarlos.

Con la reconstrucción de esa isla a flote, los Caballeros empezaron a montar los cuarteles militares y poblados para refugiados de las ciudades muggles, en las que ya no podían estar y pedían al ministerio de magia, al Concilio del Wizengamot y los cuatro callejones, refugio.

Lo malo, era que la isla en sí era pequeña, de ahí su facilidad de conquista. Lo bueno, que no tenía tantos muggles como las islas que habían conquistado al norte de Escocia. Una con siete mil quinientos habitantes y la otra con seis mil doscientos seis habitantes. Ambas islas fueron de rápida conquista, si bien los habitantes superaban en número a los conquistadores, los mágicos tenían la magia, para la conquista.

Al mismo tiempo que empezaba la conquista en la Isla de Man, en las costas de Irlanda del norte, aparecía un ejército de mágicos de ambas naciones, Éire y Albion. El ejército se componía de sesenta y cinco mil Caballeros de Camelot, los cuales fueron apareciendo en batallones de trescientos soldados a lo largo de la costa y a unos diez kilómetros de la frontera con Irlanda.

Para cuando todo el ejército llegó a Irlanda del Norte, Emrys sacó un espejo de doble vía, agrandándolo mágicamente, se puso en contacto con los generales y comandantes de los batallones que aparecieron. Por supuesto eran muchos los batallones, pero más aún los pueblos y poblados de muggles. También constaba en que no todos los mágicos de Irlanda del Norte captaron el mensaje de Albion, de reagruparse en un punto y debían tener cuidado. Menos mal que los inefables dieron con una invención apropiada para diferenciar a un muggle de un Squib. El aparato era similar a un relicario, salvo sin la cadena. Cuando había muggles por la zona, el aparato los señalizaba, invisible para ellos, pero no para el mágico que utilizaba el aparato.

En azul, para los Squibs. Rojo, para los muggles. Amarillo, verde, morado y blanco, para Magos, Hechiceros, Druidas, Brujos. Los demás colores eran para los demás seres mágicos que había, como: Gobblins, Trolls, Minotauros, Centauros, etc.

Al principio no fue para nada gustoso a la población y al Concilio del Wizengamot que se los clasificara en colores, pero los inefables insistieron que el que estuviera desarmado y dijera que era mágico, sería bueno comprobarlo antes de que metieran un espía o suicida en un asentamiento mágico.

Después de esa explicación, todos aceptaron los aparatos, pero se llegó al acuerdo, de que cuando la guerra terminara, todos y cada uno de ellos irían a parar a cajas y a un museo, pues ese sería su lugar de descanso final, después de una buena utilización.

Por ello, Emrys avisó a todos sus generales y comandantes de la utilización de estos aparatos sin igual, que si era menester, un par de hombres o mujeres fueran los que llevaran el aparato, junto con una cuadrilla de personas, para ir llevando a los supervivientes mágicos a un lugar seguro.

También dio órdenes de no tener cuidado de los muggles, es decir, que recordó a no tener piedad y utilizar la magia que cualquiera quisiera utilizar. No había límites esta noche, no habría piedad ni compasión. Irlanda del Norte sería conquistada y sus cimientos calcinados a cenizas, salvo, como hacían en todas partes a las que iban, salvaban los monumentos mágicos que los muggles no sabían o tenían conocimiento de ellos, los demás, si había cosas de valor como joyería, oro, plata o cualquier cosa, la salvaban, el resto era quemado por las llamas de Findfyre (en la noche) y Hellfyre (en la mañana).

Con los que componían la alianza Albion, estaban separados en los batallones, les deseó suerte y el deseo de que no murieran en la batalla. Con un grito de por la libertad y por Albion, que se escuchó con temor y miedo, durante toda la fase de conquista, el batallón de Emrys que estaba compuesto por todas las razas mágicas que eran capaces de luchar, más los dragones desde el cielo, fueron a la batalla.

La conquista de Irlanda del Norte comenzó. Los encargados de erigir protecciones alrededor de lo que sería la capital de Éire (Irlanda del Norte) comenzaron.

Los Caballeros de Camelot, por toda la zona trazada de la frontera, estuvieron atacando ambas partes de Irlanda, lo que les llevó horas, sino días acabar con los innumerables pueblos que había alrededor, gracias a que los que subían las protecciones eran rápidos en su trabajo, pudieron dar la espalda a la frontera e ir más rápido.

La noche en la que comenzó todo, el batallón de Emrys marchó sobre Belfast, la ciudad que tenía doscientos setenta y seis mil cuatrocientos cincuenta y nueve habitantes de población muggle y mágica, conjuntamente.

Se estimaba que la población muggle los superaba en número a la mágica, pues siempre había más muggles que mágicos debido a que ellos no tuvieron que soportar dos guerras mágicas en el último siglo. Primero vino la de Gellert Grindelwald y después la de Voldemort.

Los trescientos valerosos guerreros que se acercaban a Belfast sigilosamente, dieron una parada ante el puño levantado de Emrys.

- Escuchad, separaos en formación abierta de unos cinco metros. Evocad cualquier cosa, tales como Golems, servirán para su propósito en esta ciudad. Es más grande de lo que estamos acostumbrados.- Susurró Emrys, utilizando la magia para llevar su voz a sus compañeros y Caballeros.

Con todo acordado, todo el batallón se separó para cubrir más terreno y el caos comenzó.

Gritos y luces multicolores llenaron el aire de la noche, haciendo un hermoso paisaje lleno de muerte y destrucción.

Emrys utilizó la magia de la antigua religión en esta ocasión para matar y destruir. Sus ojos brillaban de color dorado y su aura se disparaba intermitentemente, hasta que llegó al punto de no fluctuar.

- làidir gaoithe, Àirde na gaoithe Shear, pikes uisge, uisge cuach-mhullaich, Bruthaidh uighean.- Cantó Emrys con su báculo señalando a los muggles, edificios y soldados que se cruzaban en su camino.

Los primeros hechizos de la antigua religión, eran elementales del aire y del agua. El último de ellos era una maldición que aplastaba los huesos de la víctima, causándole una muerte muy dolorosa, pues a pesar del hecho de que en la magia nueva había una maldición parecida, ésta atacaba todos los huesos del cuerpo, rompiéndolos a intervalos.

El sufrimiento de la víctima duraría diez minutos, pero le parecerían horas. Los hechizos elementales de aire y agua, sin embargo los lanzó para causar el caos y la destrucción a su paso, para que los brujos pudieran usar los escombros y convertirlos en Golems de piedra, el agua que caía de todas partes, era usada para Golems de hielo.

Otros hechiceros y druidas utilizaban magia mixta, matando a un sin número de civiles y soldados por igual.

Emrys tenía una sonrisa en su rostro, no porque fuera feliz por la muerte y destrucción que causaban, sino por la cantidad de magia elemental que estaban haciendo.

Con un pico de inspiración, barrió su báculo en una forma extraña, llamando a todos los escombros a su alrededor y convirtiéndolos en mini Golems de piedra, los cuales sus brazos estaban afilados y parecían ser metálicos.

Con una orden mental, los mandó al enemigo que estaban intentando acercarse sin éxito a él y a los demás.

Los gobblins por el contrario, luchaban cuerpo a cuerpo, al igual que los minotauros y los centauros.

Al menos ellos no se aburrirían en estas batallas, aunque no sabía cómo podían comunicarse entre sí, con tantos gritos de dolor y muerte.

Por el rabillo del ojo, le pareció ver una aparición múltiple de magos, algo que le hizo fruncir el ceño, pues si el ataque a la isla de Man era simultaneo, era imposible que la hubieran conquistado ya.

Volviéndose y conjurando un escudo de acero mágico, logró desviar una maldición de cuatro cazadores.

- ¡Cazadores! ¡Los perros de Dumbledore están aquí!- Gritó a todo pulmón avisando así a su batallón.

Sin preocuparse en mandar mensajes patronus a los demás batallones, pues ya lo haría otro que sí pudiera, se enfrentó a sus enemigos mortales, utilizando la magia mixta.

- Avada Kedavra.- Lanzó Emrys a uno de los cazadores que estaba luchando contra uno de los mini Golems, sin poder esquivar la maldición, cayó rápidamente al suelo muerto.

Los otros tres cazadores empezaron a lanzar maldiciones oscuras de la magia nueva en total silencio y sincronía, algo que Emrys agradecía pues así practicaba el esquivar y devolver.

Con un baile hipnótico los cazadores se enfrentaron al hechicero más temido de todos, Emrys.

Maldiciones de corte, abrasadoras, magulladuras, rompe huesos, reductoras, maldiciones de voladura y maldiciones asesinas venían en su camino hacia Emrys a velocidades increíbles.

Por su parte Emrys enviaba las suyas también en cuanto podía y tenía un hueco, lanzando un hechizo que le avisara si algún enemigo se le acercaba por detrás o por los otros lados, pues sabía y conocía que los cazadores harían todo lo posible por matarlo, comenzó a devolver las maldiciones más oscuras que conocía, de las cuales a uno le logró atinar en su brazo izquierdo, para ver con fascinación como se disolvía en un charco de carne y vísceras.

Los compañeros restantes no prestaron ninguna mente al asunto del caído, pues cuando este cayó seis cazadores más vinieron en su ayuda.

Pensando rápidamente utilizó un hechizo de tierra para ayudarse y llamar a algunos de los mini Golems que se estaban reorganizando en el ataque a los muggles.

Con un giro de su cuerpo y un salto grande en el aire, cayó al suelo chocando su báculo contra éste, mientras murmuraba el hechizo que haría temblar a la tierra.

Lo malo es que no prestó atención a eso después de iniciarse el terremoto y siguió lanzando picas de hielo creadas a partir de las fuentes que había alrededor. Vientos que tiraban a los cazadores hacia atrás y los hacían perder el equilibrio, fuego mágico que consumía a tanto muggles, edificios y cazadores por igual.

Los cazadores ahora estaban en desventaja y pedían ayuda a sus compañeros que estaban defendiendo las ciudades de Irlanda del Norte.

Con más apariciones, Emrys más violento se volvía y más en comunión con su magia. Ojos y aura por igual brillaban con el poder puro de la magia antigua, su cerebro estaba en un frenesí de tirar magia a sus enemigos, magia que había ido aprendiendo a lo largo de su aprendizaje con el encantamiento del conocimiento que la familia Black le dio.

De los diez primeros cazadores que le atacaron, ahora quedaba solamente uno en pie, con la esperanza de que más compañeros cazadores vinieran en su ayuda.

- Serpensortia Basilisk Máxima.- Gritó Emrys en la lengua de las serpientes, conjurando de repente cinco basiliscos gigantes, con los ojos amarillos.

Esos ojos que repartían muerte a quien los mirase, los cazadores y el propio batallón de Emrys estaban asustados, pues los basiliscos eran muy peligrosos.

- Matad a los muggles y cazadores. A mis Caballeros no les hagáis nada.- Ordenó a las gigantescas serpientes, de alrededor de quince a veinte metros. Con asentimientos de éstas se dirigieron tanto a muggles como cazadores, que por más que lanzaran maldiciones contra ellas, éstas rebotaban.

- ¡Dragones, ahora! Atacad desde el cielo de la noche y haced que sufran de las llamas del infierno en toda Irlanda del Norte.- Ordenó ahora a los dragones que iban con ellos y pudieron ver con cierta fascinación como desde el cielo que se iluminaba de color naranja, caían bolas de fuego del tamaño de coches sobre los restos de edificios y muggles.

Los aeropuertos que había en la ciudad de Belfast fueron destruidos en el instante, los helicópteros militares y aviones no tuvieron más remedio que abandonar y replegarse, con la esperanza de que en otro sitio de los ataques tuviera mejor suerte.

Lástima que los dragones gigantes no pensaran dejarlos huir.

Rugidos eran escuchados en los cielos de la alta noche, pudieron ver a través de las llamas como los que huían no recibían piedad de las enormes bestias y eran desgarrados hasta convertirse en escombros que caían cuales gotas en la lluvia.

Con fuertes hechizos que repelían los aparatos voladores que caían, y los desterraban a los muggles y cazadores, el enemigo no tuvo más remedio que ir retrocediendo poco a poco. Cazadores muertos por la mirada del basilisco, eran consumidos o por el fuego o por los propios basiliscos, como si fueran un aperitivo nocturno.

Los muggles tenían un destino similar, salvo aquellos que eran consumidos por las maldiciones oscuras de la magia antigua.

Al final de la noche, el batallón de Emrys consiguió hacerse con la ciudad de Belfast, conquistándola y poniendo protecciones en forma de Golems, para impedir el paso a muggles.

Los cazadores no serían tan estúpidos de atacar la ciudad, cuando Emrys dejó dos basiliscos de los cinco que convocó.

A pesar de que el hechizo simple crearía o convocaría serpientes no letales, el hechizo en Pársel y con la palabra clave "basilisco", era muy diferente.

Cuando el batallón de Emrys se volvió a agrupar para descansar un poco y continuar, muchos le miraban con miedo y alto respeto en los ojos.

- ¡Valor Emrys! Has destruido la ciudad al convocar los reyes serpiente. Me gusta.- Dijo un gobblin llevándose el puño al pecho e inclinando la cabeza.

Todos los que tenían costumbres parecidas hicieron lo mismo y comprendieron por qué él era el líder ipso facto de Albion.

- ¡Emrys! Menuda muestra de magia mixta nos has dado. No solo la ciudad ha sido destruida, varias ciudades más atrás, creo que han sentido el poder de los terremotos.- Dijo un druida alegremente, dando una palmada en el hombro del joven hechicero.

- Todos vosotros habéis hecho posible esto. No solo yo. Lo que cuenta es que conquistemos sin bajas.

- Sí pero los mini Golems, estuvieron malvados.- Dijeron varios con risas un poco roncas de gritar los encantamientos y maldiciones.

- ¡Emrys! ¡Nos llegan noticias de los demás batallones!

- ¿Cuáles son? ¿Buenas espero?

- Mejor que buenas. Nuestros hermanos y hermanas han sentido el poder de la magia antigua en sus venas y sangre, la conquista de la costa ha sido exitosa. Sin embargo la frontera con Irlanda, todavía siguen en batalla. Hay más cazadores de los países aliados a Dumbledore. También magos y brujas que los ayudan. La cosa se complica.- Informó el Caballero dando una reverencia a Emrys, el cual se veía un poco incómodo ante eso.

Salto de Línea

Loki estaba en una pérdida de que hacer, si bien Emrys le había pedido que se quedara en Albion y no fuera con ellos en la conquista de Irlanda del Norte, no fue porque no le quisiera allí, pues su intervención y consejo era muy valioso para él y Albion.

Loki tenía más de dos milenios de astucia y audacia en cuanto a la guerra y las planificaciones de las batallas. También era manipulador, algo que le valdría en las líneas enemigas, sobre todo para hacer que los propios aliados de Dumbledore lo traicionaran, pero Emrys le pidió que se quedara en Albion. ¿Por qué? Era una buena pregunta, una para la que de momento no tenía contestación.

Si era veraz consigo mismo, Loki estaba pensando en ese mismo instante en Odín… su padre, podía ver ciertas similitudes entre él y Emrys.

Ambos lucharían hasta la mismísima muerte, para proteger a su gente y pueblo. Ambos eran lideres natos, ambos apreciaban a su familia, aunque ésta fuera de adopción en caso de Loki y en el caso de Harry, familia lejana.

Decidiendo que necesitaba comprender mejor a Emrys, decidió dejar sus cuartos en la mansión Potter y salir a hablar con los retratos de su familia.

Si bien él mismo había visto mucha magia y del tipo muy variada en su larga vida, este tipo de magia en la que los retratos de los difuntos podían interactuar con la gente como si estuvieran vivos, era diferente a lo mucho que había visto y eso le fascinaba.

Por ello Emrys le dio permiso para explorar la biblioteca Potter en su totalidad, pero con ciertas restricciones. Había magia que no podía tocar, tal como la familiar Potter.

Moviendo la cabeza, para despejarse de sus pensamientos acerca de que tipos de magia tendrían los Potter, llegó al salón de los retratos y se quedó mirándolos durante un rato sin decir nada.

- ¿Y bien, chico, vas a decirnos algo o te vas a quedar la eternidad mirándonos?- Fue la pregunta, un poco impertinente, de uno de los retratos hacia él.

- Disculpa a mi marido, no le gusta que se lo queden mirando. Le pone algo nervioso.- Dijo una señora de aspecto severo, pero con una sonrisa que le iluminaba los ojos.

- Disculpas aceptadas, mi Lady.- Respondió Loki con la voz sedosa. Pensando en sus cosas mientras se paseaba desde los retratos más antiguos, hasta los más modernos, deteniéndose en uno que le hizo una reverencia, tal vez le conociera.

- ¿Nos conocemos?- Pidió Loki con una ceja arqueada hacia el retrato.

- Fue hace más de un milenio, mi príncipe. Soy uno de los antepasados de Harry, al que todos le llaman Emrys. Un gran honor para esta familia, de eso puede estar seguro.

- ¿Y su nombre es…?

- Peverell. Lancelot Peverell.- Respondió el hombre con una sonrisa, que parecía decir algo a Loki. – Cuando te conocí, no eras más que un niño de unos cien años, príncipe Loki. Yo y mis hijos te enseñamos algunas travesuras que luego, según tengo entendido, jugaste a tu hermano y padres en el palacio dorado.

- No…

- Claro, fue hace más de dos mil años. Es normal que no recuerdes. No te preocupes. Además sé a qué has venido. Quieres conocer mejor a nuestro descendiente y jefe de Casa.

- Ciertamente Lord Lancelot.

- Por favor, solo Lancelot. Nada de Lord. Si vas a los retratos más nuevos, encontrarás a los abuelos de Harry y sus padres.

- Creí que para que un retrato interactuase…

- ¿Debíamos estar muertos? Así es.- Dijo con un dejo de pesar el retrato de Lancelot, que según él, le enseñó sus primeras bromas, pues sabía que los primeros cien años, no era un bromista… tal vez, sí, hace más de dos mil años llegaron a Midgard para presentar a Loki y Thor como los nuevos dioses, ¡ahora se acordaba!

- Veo que recuerdas.- Fue el único comentario que hizo Lancelot a Loki.

Con un asentimiento y una inclinación de cabeza al maestro bromista, fue hacia adelante, mirando por todos los retratos que se llamaban Peverell, hasta llegar a uno de los que se llamaron Potter.

- ¿Por qué de Peverell a Potter?

- Porque mi familia se vio involucrada en… ciertos tipos de magia que no era bueno… ir por ahí alardeando.- Dijo un hombre llamado Ignotus Peverell. – Se vio perseguida por magos que querían ser inmortales. Nos tuvimos que esconder, así como la familia de mi hermano, salvo que él se hizo llamar Slytherin. Más tarde, uno de sus descendientes creó una escuela llamada Hogwarts, junto con otro mago y otras dos formidables brujas.- Explicó Ignotus a Loki. – Para proteger a mi familia, tuvimos que cambiar el apellido. Así de simple.

- Entiendo. Yo haría lo mismo o eso creo.

- Por supuesto que sí, pero si quieres conocer más a mi descendiente, ve más adelante, donde los nombres de Charlus Potter y James Potter aparecen.

- ¿Padre y abuelo?- Preguntó, aunque la contestación vino de más adelante, sonando un retrato enojado y otro un poco divertido. Aunque el retrato que sonaba divertido, parecía al de una mujer joven.

- Ahí tienes tu contestación, joven.

- Tengo más de dos mil años.

- Llevo muerto más de dos mil doscientos años. ¿Crees que sigues siendo joven?

- Tiene su punto… señor.

- Sigue adelante, llegas pronto a tus respuestas.- Despidió Ignotus con una sonrisa traviesa y divertida en su rostro.

Loki haciendo caso del sabio retrato, siguió con su camino, deteniéndose en algunos de los retratos que se inclinaban ante él en respeto.

Cuando llegó a los más nuevos vio a un hombre alto y robusto, de pómulos aristocráticos, al lado vio a una hermosa señora de pelo negro con ojos azules profundos, que si por no fuera que era simplemente un retrato, diría Loki que estaba mirando en su alma.

Abajo en las placas de los retratos, rezaban sus nombres: Charlus Ignotus Potter y Dorea Lucretia Potter.

Justo al lado de los retratos de ambos ancianos Potter, estaban otros dos, de un hombre joven con gafas y una sonrisa pícara, listo para soltar una broma y una mujer bella y hermosa de pelo rojo como el fuego, con ojos verdes brillantes, cuales esmeraldas recién pulidas.

Sus placas rezaban los nombres de: James Charlus Potter y Lily Amatista Potter.

Los padres y abuelos de Emrys o mejor dicho sus abuelos y padres respectivamente, pues los ancianos parecían… demasiado viejos para un niño tan joven y los jóvenes se asemejaban más a Emrys.

- Bienvenido hijo de Odín, príncipe de Asgard. El bromista.- Dijo James con risa en su tono.

- ¿Te hace gracia?

- Oh no, es solo que veo irónico que te conozca después de muerto. Es decir, cuando era joven y estaba vivo, yo junto con Sirius Black y unos amigos, gastábamos bromas en la escuela en tu nombre.- Dijo provocando que Loki soltara una risa y sonriera.

- Debo daros las gracias entonces. Siempre es bueno conocer a alguien que te admira.

- Siempre es bueno pensar que las bromas que comenzaste, te fueron enseñadas por un antepasado nuestro.- Respondió audazmente el hombre.

- Disculpa a mi marido, príncipe Loki, es demasiado niño todavía.- Dijo Lily dando un golpe en la cabeza a James, el cual solo dijo "Ay" y guardó silencio.

Loki sonrío ante las travesuras del padre de Emrys y se preguntó porque el niño había salido tan diferente.

Charlus y Dorea estuvieron explicando a Loki el porqué de Harry era como era. Decir que no estaba muy contento con la infancia vivida con esos mortales, era una subestimación, pero era lo que le tocó.

Poco después entre los cuatro, le explicaron que Harry no siempre había sido así, pero que para entenderlo mejor, debían de enseñárselo, algo que Loki no comprendía, hasta que los retratos le dijeron que llamara al elfo doméstico en jefe de Harry.

Cuando Loki llamó a Dobby, éste se lo quedó mirando con precaución y cautela, pues aunque su maestro le hubiera dicho que era de fiar, el último juicio se lo podría llevar Dobby.

- Maestros de los retratos llamaron a Dobby, ¿Qué puede hacer Dobby por ustedes?- Preguntó el elfo doméstico mirando a Loki, escrutándolo de arriba abajo.

Loki estaba un poco incómodo por la mirada sin parpadear del elfo, pero no apartó la vista del pequeño ser y menos aún dejó que viera su incomodidad.

- Dobby, Loki está en alguna especie de misión de su padre y no puede volver a Asgard, hasta que la complete.

- ¿Y qué misión sería esa?- Preguntó el elfo, apartando la mirada de Loki, para ver a Charlus que había hablado.

- Comprender a mi nieto y aprender de él. Podrías por favor mostrarle el pensadero del despacho. Tráelo aquí, para que pueda ver los recuerdos.

- Pero a Maestro Potter…

- No le importará, estoy segura.- Intervino Dorea con una sonrisa triste.

- Está bien.- Dijo desapareciendo con un chasquido de los dedos, para aparecer un poco más tarde con una especie de pila de piedra, con varias runas talladas en ella y una carta en la otra mano.

- ¿Qué es eso?- Pidió el asgardiano curioso.

- Eso querido, es un pensadero. Sirve para mostrar los recuerdos de otras personas en él. Por supuesto los viales sirven para almacenarlos. Los diferentes tipos de runas que tiene tallado éste, sirven para dos funciones. Una es que si tocas la sustancia plateada, es decir, los recuerdos, te arrastra hacia adentro. La otra, activando las ruanas que hay a la derecha, sirve para que los recuerdos actúen como un holograma. ¿Lo he dicho bien Lily?

- Sí, Dorea, lo has dicho perfectamente.- Dijo Lily sonriendo a su madre en ley.

- Bien querido, ¿A qué esperas? Toca la sustancia.- Indicó Dorea Potter a Loki, el cual con un encogimiento de hombros hizo lo que le dijo.

En cuanto su dedo tocó la sustancia plateada, su mente viajó hacia los recuerdos de Emrys. Pudo ver como una explicación de su vida por el propio Emrys le daba la bienvenida, antes de que pasara a ver su propia vida hasta ahora.

- Si estás viendo esto Loki, significa que tu misión ha llegado al punto más importante. Quiero ayudarte a que vuelvas a casa, por eso te voy a mostrar mi vida, pero antes quiero hacerte conocedor de las manipulaciones de Albus Dumbledore, mi enemigo. Hace más de once años, él, Albus Dumbledore, entrevistó a una mujer que se hacía llamar así misma una vidente. Una vidente es un mágico que puede ver el futuro o pasado a través de las profecías. Los verdaderos videntes son tan raros hoy en día, que según las leyendas, indican que para salvaguardar su don, han de permanecer vírgenes eternamente.

El caso, Albus escuchó una falsa profecía acerca de dos niños que nacerían a finales del séptimo mes, y estarían destinados a derrotar al Lord Oscuro.

Para hacer de la historia corta, en esa época apareció un Lord Oscuro que quería, básicamente la destrucción de nuestro mundo, para poder gobernarlo él mismo, infundiendo el miedo y el pavor en la población.

Dumbledore le luchó, pero de manera que más que combatirlo, lo ayudaba. Muchas familias fueron masacradas y asesinadas por culpa de ambos.

El caso, este Lord Oscuro escuchó de la "profecía" y decidió que yo era su "elegido" así que vino en pos de mis padres y yo.

Sus mortífagos se habían encargado de matar a mis abuelos, algo que si quieres saber la historia, ellos te la contaran.

Por órdenes del viejo manipulador, mis padres se escondieron en el antiguo Valle de Godric, allí teníamos una casa. Hay un encantamiento que se dedica a esconder cosas, lo conoces. Sí, es el encantamiento Fidelius.

Dumbledore le lanzó con el guardián secreto siendo Peter Petegrew, un animago rata, que como su forma indica, era técnicamente y es, una rata.

Petegrew fue a Voldemort con el secreto, se lo contó y poco tiempo después vino a nuestra casa a matarme.

Mi padre, James, le dio batalla. Pero fracasó y murió intentando protegernos a mi madre, Lily y a mí.

Mi madre finalizó un ritual arcano conmigo, que con su sacrificio voluntario me protegería de él. Cuando Voldemort vino a matarme, le concedió a mi madre la oportunidad de apartarse, más no lo hizo.

Voldemort la mató sin piedad y entrando en el círculo ritual, selló su destino. Ahora bien hay una rama de la magia oscura, la magia del alma, que se dedica a separar tu alma en partes para ser inmortal o lo más parecido a uno.

Una parte del alma de Voldemort se quedó conmigo esa noche. Cuando éste cayó, las salas de la casa también se fueron y el secreto se difundió por la cantidad de magia expulsada. Normalmente, mi padrino Sirius, sería el de quedarse conmigo, pero Dumbledore mandó a uno de sus esbirros para secuestrarme y mandarme a la casa de los muggles, los Dursley. Por aquellos tiempos Vernon ni siquiera era ministro ni político, ni tan siquiera se le pasó por la mente tener un asesor mágico.

Dumbledore hizo algo con mi mente y magia, para que no me defendiera de ellos, pues ellos odiaban todo lo relacionado con la magia, con una pasión.

Ahora que sabes un poco de la historia, te mostraré mi vida.- Dijo la imagen del recuerdo, pasando una mano alrededor de sí mismo, haciendo que una nube plateada tomara su lugar y comenzaran los recuerdos de Harry James Potter Emrys.

Loki estuvo como un par de horas viendo los recuerdos del pensadero de Emrys, recuerdos y emociones que aterraron en un principio al asgardiano, preguntándose porque alguien sería capaz de dañar a un niño de tal forma.

Para cuando Loki salió del pensadero, temblaba de furia y odio hacia los mortales que se habían atrevido a hacerle eso a su nuevo amigo, Emrys. Ahora entendía cuando él le hablaba de la mentira "piadosa" de su padre.

Cuando Emrys le aconsejaba que debía escucharle y perdonar por mentirle, que su "padre" Odín le había protegido y dado un hogar, amándolo y dándole una madre y un hermano que lo querían y respetaban, tenía razón. Ahora se daba cuenta de las conversaciones que tenían eran ciertas, porque Emrys no pudo conocer el amor de sus padres, pero si conoció el amor de otra familia que atesoraba y protegía con todo su ser.

Loki pudo ver su infancia tortuosa y su venganza sobre ella. Ahora entendía el odio que albergaba en su corazón por el viejo Dumbledore.

Ese hombre le había manipulado, hasta que Emrys rompió las cadenas, tomando su lugar en el mundo mágico y la política de éste. Bien hecho, pensó Loki.

El único error que vio en las memorias, fue no matar a los mortales que lo torturaron y pensaba que Emrys lo veía así también.

Pudo ver como amaba a Sarah, su maestra. Vio con asombro como se levantó contra el Sumo Sacerdote Powell y su gran capacidad mágica y su perseverancia en salvaguardar a su gente. Si bien la promesa o el juramento de traer Albion a su pueblo, había sido cumplido, pudo ver los temores de no ser un buen líder y que Albion se perdiera.

Entendía porque hacía lo que hacía. Vio con horror como Emrys descubrió en las mentes de los muggles lo que habían hecho con las familias mágicas. Eso era peor de lo que hizo en la casa real esa.

Normal que quisiera tomar venganza y que la guerra estallara a niveles superiores, pues los muggles no solo torturaron a las familias, sino que después de abrirlos sin anestesia y sin dormirlos, los dejaron morir desangrados.

Niños inocentes que no habían hecho mal a nadie, murieron por el temor de los muggles a lo que no comprendían.

Asqueado se fue a su dormitorio a pensar y meditar lo que iba a hacer a continuación. Ahora Loki comprendía un poco más a su amigo Emrys, pero… ¿Qué hacer? La guerra que había no le incumbía de momento, pero ya había participado. Lo único que deseaba era contarle a su padre de los horrores que vio, para que él le pudiera aconsejar que hacer. Por una vez en su vida, estaba fuera de palabras y acciones. Por una vez en su vida, necesitaba el sabio consejo, no del padre de todos, sino de su padre, aquel que le enseñó a luchar, aquel que le enseñó diplomacia. Aquel que le dio todo, sabiendo que solamente era un gigante de hielo en miniatura, pero lo quiso como a su propia carne.

Debía disculparse por haber albergado odio contra él, pues también vio la conversación que tuvo Emrys con los retratos de sus padres, cuando llegó a la mansión Potter.

Emrys no tuvo a sus padres al crecer, los perdió por culpa de un loco con aires de grandeza y un viejo chiflado con aires de conquistador.

Tomando un suspiro, volvió a la sala de retratos y pidió disculpas a éstos, alegando que tenía que regresar a Asgard.

- Lo comprendemos Loki. Lo que has visto, es probable que te asuste o te indigne a tal consideración que quieras acabar con los muggles, pero no puedes. Necesitas el consejo de tu padre, por la mirada que veo en tu rostro. También echas de menos a tu familia y creo sin riesgo a equivocarme, que quieres pedir perdón a tus padres por haber albergado odio hacia ellos en tu corazón.- Dijo Lily con una sonrisa triste en su rostro. – No te preocupes, cuando Harry venga le diremos sobre tu marcha y no debes preocuparte, pues un padre siempre perdona a sus hijos, sobre todo si lo que dices es cierto de la reina Frigg. Ve, hijo de Odín.- Despidió Lily con unas pocas lágrimas en sus ojos, debido a la impotencia que sentía al no haber podido proteger a su único hijo de lo que pasó por su corta vida.

Con un asentimiento de cabeza, Loki llamó al elfo doméstico y le dijo si podía usar los jardines para ir a través del portal de Heimdall.

Dobby llevando a Loki a los jardines se le quedó mirando en busca de algo raro en él, pero después de unos minutos de escrutinio, el elfo le sonrío y le dijo que esperaba volver a verle pronto, pues sabía que volvería a ayudar al maestro en la liberación de Albion.

-¡Heimdall!- Gritó Loki al cielo, esperando una contestación. - ¡Necesito hablar con padre, he terminado la misión!- Poco tiempo después de decir esas palabras, un vórtice multicolor cayó sobre él, llevándoselo hacia el reino dorado de Asgard.

Salto de Línea

Después de haber tomado la ciudad de Belfast, Emrys decidió que su batallón y los demás batallones debían separarse para continuar con la conquista del norte de la isla, pues si seguían todos juntos, tardarían al menos semanas en terminar y si bien podrían permitirse ese lujo, Emrys tenía otras cosas en mente para hacer.

Tales como prepararse para los EXTASIS que pronto vendrían, lo sabía pues seguramente el ministerio de magia y el Concilio del Wizengamot, querían quitarle pesos de encima, una forma de ayudarlo a sobre llevar la guerra. Él estaba agradecido por ello, pues con el ritual que tenía que hacer, se acercaba la fecha más y más, estaba un poco nervioso.

Sacudiendo su cabeza para olvidar eso de momento, habló con los Caballeros y los dividió en pequeños batallones de cincuenta.

Les dijo que fueran por caminos separados y no escatimaran en magia, si veían que necesitaban quemar a cenizas una ciudad entera, que así fuera. Dado que los pueblos cercanos a la ciudad de Belfast eran innumerables, pensó que en el resto sería parecido, por ello llamó con los espejos de doble vías a todos los batallones, primero para ver cómo les fue las primeras horas y segundo para decirles de su idea.

La mayoría de ellos hicieron lo mismo antes de que Emrys llamara y quedaron todos en encontrarse en el centro del norte de Irlanda, es decir en el pueblo de Magherafelt.

Acordando eso, Emrys cerró las comunicaciones advirtiendo a los Caballeros que era posible que se encontraran con Cazadores los próximos días, pues si bien había escatimado que podrían conquistar la isla en horas con sus fuerzas, con la unión de éstos, estarían más tiempo del que previnieron.

Las fuerzas que comandaban Sarah habían logrado tomar una ciudad y dos pueblos de momento, hasta que vio la llamada de Emrys, cuando dijo que lo mejor sería separar a los batallones en unidades de cincuenta Caballeros para tomar antes el norte de Irlanda del Norte, estuvo de acuerdo, pero cuando avisó de que era posible que hubiera más Cazadores, se asustó un poco, pues era bien sabido lo que cazaban esos Cazadores.

Tomando respiraciones profundas, dividió a su batallón equitativamente, poniendo siempre hechiceros en las seis unidades de cincuenta Caballeros.

Tomando la unidad de Sarah la dirección de Bangor, hacia abajo, pues habían tomado ya los pueblos de Holywood y Newtownards. Se encaminó hacia el siguiente. Solo esperaba que su novio estuviera bien y que ella no encontrara Cazadores.

Los batallones de Regulus, Salazar, Theodore, Amelia, Señor Abbott, Señor Blue, Señor Alba, Señor McKinon, Señor Malfoy, Sirius y otros muchos más, tomaron el consejo de Emrys y el ejemplo de sus compañeros Caballeros al corazón y decidieron dividirse en seis unidades también.

Con las tantas unidades y las ciudades y pueblos de la costa y la frontera tomados en el primer día, se encaminaron para tomar el resto y rezar a cualquier deidad que estuviera escuchando, que los aliados de Dumbledore se hubieran asustado al enfrentarse a Emrys.

Lástima que eso no sucediera y que cada uno de esas unidades se encontraran con algún cazador o aliado de Dumbledore en las siguientes ciudades y pueblos.

Las ciudades tomadas y pueblos que dejaban atrás, las dejaban protegidas en una red de protecciones con Golems, que los hechiceros y druidas tejían. Esa red, luego iría unida a una piedra rúnica gigante en el centro del país tomado.

Poco esperaban que les quedara un día o dos a lo sumo de conquista, pues se esperaban que fueran encontrando más y más resistencia a medida que avanzaban, pero el caso era distinto. Había veces que los pueblos y ciudades los encontraban desiertos, algo que a los generales y comandantes no les cuadraba y se ponían en contacto inmediatamente con Emrys para recibir órdenes.

Las ordenes siempre eran las mismas, buscar cosas de valor, buscar supervivientes mágicos y llevarlos a un sitio seguro. Si había muggles por debajo de la tierra, soltar Findfyre o Hellfyre y esperar lo mejor. Cuando la ciudad o pueblo estuviera vacía de saqueo, quemarla con las dos maldiciones de fuego. Protegerla y continuar. Emrys estaba seguro que los muggles se concentrarían en las ciudades más grandes y en el centro de Irlanda del Norte para su defensa, así que acorralarían a todos, hasta el punto de que cuando los sesenta y cinco mil caballeros llegaran al centro, marcharían como una única unidad.

A lo largo de las horas, se iban mandando mensajes patronus, diciendo y explicando las bajas que había por causa de las batallas.

De momento, habían perdido más de dos mil caballeros, que habían sido transportados al campamento base, en los cuarteles generales de Albion para su entierro o quema de los cuerpos.

Así era la guerra, unos vivían y otros morían. No había otra manera, pero los que morían se iban seguros de que ganarían y podrían dar a sus hijos, hermanos, padres, madres, abuelos, etc. la oportunidad de vivir libremente.

Lo mismo pasaba con las antes llamadas criaturas mágicas, las que caían, o bien eran tratadas en el campo de batalla o transportadas vía traslador a sus campamentos o residencias, para un futuro entierro o funeral.

De los cinco basiliscos que Emrys convocó, solo quedaban tres. Al parecer los magos y brujas aliados de Dumbledore pudieron matar a dos, provocándole las mayores pérdidas al enemigo.

Duraron diez ciudades y pueblos, hasta que perecieron por las varitas de sesenta magos a la vez.

Lástima para el enemigo y Dumbledore que Emrys estuviera en esa batalla, pues vieron con horror como acabó con los asesinos de los dos basiliscos él solo con su magia.

En otras partes, se vio a Albus Dumbledore y otro mago de aspecto frágil y viejo, con él. Al parecer buscaban a Emrys para enfrentarlo.

En el pueblo de Omagh se reunieron finalmente varias de las unidades y batallones, haciendo la suma de veinte mil de los sesenta y cinco mil que llegaron. Allí, recibieron las órdenes de esperar y descansar un buen rato.

Gracias a la magia gobblin, pudieron reponer las fuerzas perdidas descansando en salas del espacio y el tiempo mejoradas para éste caso.

En la ciudad de Fenny lo mismo pasaba como en la anterior, salvo que allí esperaban quince mil Caballeros de Camelot, las órdenes de avanzar.

En la ciudad de Pomeroy, el batallón de Sarah al completo, salvo por unos pocos Caballeros que se quedaron atrás para proteger lo que habían conquistado hasta el momento, esperaron las órdenes de su novio, Emrys. Su batallón, más tarde se encontraría con cinco mil Caballeros.

El resto de Caballeros se encontraban divididos en las ciudades de Kilrea, Randalstown y el batallón de Emrys, consiguió llegar a la ciudad de Coalisland.

Dejando las ciudades sin conquistar todavía, de Draperstown, Magherafelt, Porglenone, Cookstown y unas pocas más.

Emrys se puso en contacto con todos los generales y estuvieron hablando durante dos horas sobre cómo proceder a continuación.

Emrys quería terminar como fuera y conquistar lo que quedaba, pero al final fue convencido de montar campamentos en dos ciudades únicamente, dejando unos pocos Caballeros detrás con los dragones y algún basilisco, para la protección adicional de lo que ya tenían.

Se estipuló que el ataque final de esa parte de Irlanda, comenzaría a la mañana siguiente, teniendo todos los Caballeros medio día de descanso en las salas especiales de los gobblins. Así, podrían ir más frescos y mejor a la batalla.

Emrys acordando que lo mejor sería encontrarse con Sarah, la que estaba a cargo de momento, de la otra mitad del ejército, pues la intención era clara, acorralar al enemigo en dos bandas, para poder destruirlo u obligarlo a que se retirara a Irlanda.

Al final se decidió que treinta mil Caballeros se dividirían las ciudades de Draperstown y Porglenone. Mientras que los otros treinta mil Caballeros, se repartirían las ciudades de Cookstown y los pocos pueblos que hubiera alrededor, empujando al enemigo a la ciudad de Magherafelt, para poder rodearlo y atacarlo entre todos.

Los generales se escogieron para esta última batalla. Uno sería obviamente Emrys, el cual había pedido que Sarah y algunos de sus amigos más cercanos permanecieran con él. Cuando el otro general sería el Maestro de batalla McColl, con la ayuda de la maestra de batalla Campbell.

La conquista de las ciudades que se dividieron ambas legiones de treinta mil Caballeros, duró poco tiempo, pues una vez que los muggles y Cazadores, veían al enemigo conquistador, se replegaban usando trasladores.

Las trazas de los trasladores eran dirigidas hacia la ciudad de Magherafelt y el lago que quedaba al lado.

El ejército de Albion suponía que allí encontrarían la mayoría de muggles y mágicos de Dumbledore, pues en muchas de las ciudades y pueblos no encontraban a nadie.

Llegando el momento y día de la batalla final, que decidiría el destino de Irlanda del Norte, Emrys y los Maestros de batalla Campbell y McColl terminaron sus comunicaciones y se prepararon para entrar en la ciudad.

La legión de Emrys empezaría el ataque por Cookstown y la de McColl por Draperstown.

Para que no pudieran escapar y se encontraran a los Caballeros de Camelot, Emrys decidió separar a su legión en dos.

Una primera legión de quince mil Caballeros irían a Castledawson y la otra se quedaría dónde estaba.

Haciendo uso de la magia elemental de las sombras, en una muestra de increíble poder y habilidad que dejó impresionados a todos, la legión al mando de la general Ó Conaill fue trasladada a su ciudad, con las protecciones terminadas a tiempo que llegaban saliendo de una enorme sombra.

- General Ó Conaill, Maestro Emrys es…

- Muy poderoso, sí. Su magia ha aumentado desde que la guerra ha empezado. Es bueno tenerlo de nuestra parte.

- Sí, lo es.- Dijo uno de los comandantes impresionados, pues no era el único, todos pensaban lo mismo. Emrys era de gran alcance y poder.

Las legiones de McColl hicieron algo similar a la de Emrys y se separaron en tres legiones de diez mil Caballeros.

Las tres legiones fueron ubicadas en los pueblos y ciudades de Dungiven, Tobermore y la misma Draperstown.

Con la señal de fuego de uno de los grandes dragones que fueron con ellos, iluminando el cielo del atardecer de lo que quedaba de Irlanda del Norte, las fuerzas de Albion comenzaron su ataque sin cesar.

Primero detectaron varias salas y protecciones que todos a la vez lograron bajar en pocos segundos. El ataque a los pueblos cercanos, calles y suburbios fue hecho desde el cielo por los dragones y desde la tierra por los mágicos, encontrando poca o ninguna resistencia.

Justo cuando todas las legiones fueron llegando al centro de la ciudad de Magherafelt, fue cuando en la legión de Emrys se encontró con una sorpresa no muy desagradable para el propio Emrys.

Albus Dumbledore estaba esperando, atacando y defendiéndose con singular poder. Su aura brillaba a su alrededor y otro mago que no podía ser más que Gellert Grindelwald, luchaba a su lado, con singular precisión para su deteriorado cuerpo y edad.

Emrys viendo a éstos dos, dio la orden de que se los dejaran a él, pues tenía asuntos pendientes que tratar con Dumbledore, posiblemente el otro mago le diera la oportunidad de volver a Nurmengard a pasar sus últimos días, pero no creía que fuera posible, pues ambos mataban y asesinaban como era lógico en una batalla, pero a Emrys le dejaba un amargo sabor de boca.

- ¡Dumbledore!- Gritó Emrys mandando una andanada de hechizos de magia mixta en su dirección, algunas de ellas, dando en bloques de granito, otras desviadas a propósito a los cazadores que estaban con él y otras desviadas por el mago Grindelwald.

- ¡Potter! ¡Cómo no!- Rugió Albus con furia e ira al ver al niño-adulto en el medio de la batalla, matando a sus cazadores y aliados por igual, como si no fueran más que muñecos de trapo.

- Avada Kedavra, Findfyre, Aqua Eructo.- Mandó Dumbledore hacia Emrys, sabiendo que ninguna de las maldiciones y posteriormente de las transfiguraciones daría en el clavo.

La maldición asesina fue detenida por un mini Golem que saltó en el camino de ella. El Findfyre fue domado por uno de los hechiceros o druidas que guardaban el flanco de Potter y la última fue desecha por el propio Potter.

Emrys no se amilanó y comenzó a lanzar hechizos de la antigua religión, mandando al viento cortante, Hellfyre, maldiciones de corte oscuras, sacudiendo la tierra con mini terremotos, sacando picas de agua y congelándolas, haciéndolas más duras y fuertes, haciendo que de la tierra salieran picas y empalaran a los enemigos de él, aliados de Dumbledore. Comandando a los dragones e invocando serpientes de las más venenosas del mundo mágico, hasta el punto de invocar a tres basiliscos de cinco metros cada uno.

Albus estaba en una pérdida de control de daños, pues lo único que podía hacer era esquivar, devolver las maldiciones cuando podía y no preocuparse de su entorno.

Tanto Dumbledore como Grindelwald intentaron dominar el Hellfyre, pero ese fue su error, pues Emrys tomó un descanso de ellos y atacó a los Cazadores, matando diez de varios hechizos, maldiciones, encantamientos y transfiguraciones. ¡Tal poder era inmenso! Habían subestimado las fuerzas invasoras y ahora estaban perdiendo.

Los tanques terrestres eran llamas rojas de fuego, los aviones militares ya no existían al igual que los helicópteros. Edificios enteros se caían abajo con el poder de los sesenta y cinco mil mágicos que atacaban desde tierra.

Los dragones desde el cielo también hacían lo suyo, pues el fuego que lanzaban a la tierra quemaba hasta el asfalto y producía que hiciera tal calor que era prácticamente imposible defender la ciudad.

Uno de los generales del SAS que todavía quedaban con vida, dijo la activación de su traslador y se marchó.

Poco después de él, le siguieron los pocos muggles y mágicos aliados de Dumbledore, no podían con los invasores, tenían que replegarse al lago.

- ¡Replegaos al lago!- Ordenó con un Sonorus que llegó a todos, incluido las legiones de Emrys.

Emrys y los suyos esperaban esa orden de Dumbledore, pues de repente el viejo manipulador sintió las salas y protecciones alrededor del inmenso lago crecer.

- No… imposible…

- De aquí no salís con vida, Dumbledore. Te propongo algo.- Dijo Emrys con una sonrisa burlona en su rostro, pues sabía que eso molestaría al viejo a más no poder.

Su plan ahora que tenía una oportunidad, era desarmar a Dumbledore y ganar la varita de sauco, aunque sabía que no debía tocarla para ganarse su lealtad total.

Una vez desarmado el viejo, invocaría la varita a una caja suspendida en el aire por uno de sus elfos domésticos invisibles. La caja sería guardada en su despacho con las más altas protecciones. Eso les daría la oportunidad de avanzar en esta guerra y poder al menos formar una familia con Sarah, hasta que estuviera preparado, para tomar su destino.

- ¿Qué?- Preguntó con odio evidente por haber caído en la trampa del chico.

- Un duelo. Tú junto a tu amante de ahí, contra mí. ¿Qué me dices? ¿Aceptas? O ¿Tienes miedo de perder?- Preguntó Emrys socarronamente, intentando por todos los medios que Albus perdiera la razón, algo que no le costó mucho.

- ¿Perder? ¿Yo? Soy el mago más poderoso de todos los tiempos, Harry, ¿Cómo iba yo a perder?- Respondió a la pulla, arrogantemente.

Lo estaba consiguiendo, pensó Emrys, un poco más y aceptaría el duelo, mientras que los Caballeros perseguían al resto de muggles, Cazadores y aliados que trajera el viejo manipulador. Tendrían que tomar prisioneros, para después ejecutarlos públicamente, como hicieron con la casa real, así lograrían un tiempo de descanso y Emrys podría terminar otros asuntos que tenía pendientes.

- Cuidado Albus, el chico te está manipulando, quiere que aceptes para que sus hombres tengan oportunidad contra los nuestros… no caigas en eso Albus.- Aconsejó Grindelwald sabiamente a su viejo amante.

- No Gellert, Potter es un mocoso arrogante que se cree superior… él no es tan listo, ¿Verdad?- Preguntó Dumbledore dirigiéndose a Emrys con los ojos brillantes, tratando duramente de penetrar en su mente.

- Así que un duelo de Legeremancia ¿Eh? Pues bien, ahora es mí turno viejo.- Con esas palabras Emrys embistió con toda la fuerza de su mente, rompiendo los escudos mentales de Albus y haciendo que este caiga hacia atrás, provocándole un dolor de cabeza inmenso y una hemorragia nasal.

Los ojos de Emrys brillaban con el poder de volver a embestir otra vez, pero esta vez para espiar los planes que tuviera el viejo bastardo y lo que hubiera hecho para con los mágicos de los países que decían apoyarlo.

Entrando en la mente sin defensas de Dumbledore, pudo observar que es lo que había hecho para adquirir el poder recientemente que tenía.

El hombre era listo, eso se lo tenía que dar y astuto a más no poder. Él con sus Cazadores, habían dado golpes de estado en esos países mágicos, para hacerse con el control. Controla al jefe del estado y controlaras lo demás. Era su pensamiento.

Con los muggles hizo algo similar y… vaya, parecía que tenía la clara impresión de que su plan del Torneo de los Tres magos iba a funcionar.

No lo haría, pues Emrys no le permitiría salir con vida de allí.

Saliendo rápidamente de su retorcida mente, Emrys maldijo entre dientes el tiempo que había tardado en sacarle la información.

- Parece que el viejo y todopoderoso Albus Dumbledore ya no lo es más.- Dijo con burla Emrys, para gran decepción suya, un chorro de luz verde, un poco más clara que la maldición asesina, salió disparada de la varita de sauco.

Algo bastante simple de hacer que volviera a su lanzador, tenía curiosidad acerca de que maldición era.

-¡No!- Gritó Grindelwald, trayendo una losa de mármol entre la maldición y su antiguo amante. – Has podido ver en su mente, niño. Eres poderoso, eso te lo concedo, astuto y audaz, pero tu suerte se acabará pronto. No por nada fui el Mago Oscuro más poderoso de todos los tiempos…- Fue cortado cuando Emrys le lanzó unos metros hacia atrás gritándole mientras tanto que no se metiera.

- Basta de tonterías Dumbledore.- Dijo mirando fijamente al anciano que se iba levantando y moviendo la varita de sauco en dirección a su cabeza, sanando mágicamente su dolor producido por su imprudencia.

- ¿Cómo te sientes Albus?- Volvió a picar Emrys al viejo, para ver que hacía.

- Te he subestimado… Emrys, pero eso no pasará la próxima vez.- Dijo desapareciendo en un estallido de fuego fénix, para aparecer al lado de Grindelwald al instante, cogerlo de un brazo y desaparecer con él acto seguido.

En el proceso de Dumbledore por escapar de Emrys, éste le mandó unas picas de acero sacadas de la tierra rápidamente.

La mayor parte de las picas se perdieron en donde estaban parados ambos magos cazadores, pero una desapareció con ellos.

En su furia por haber perdido la oportunidad de desarmar a Dumbledore, Emrys levantó su báculo al cielo y gritó el grito de guerra más primordial que tenía, invocando los rayos, truenos y relámpagos al instante.

La lluvia eléctrica que asoló Magherafelt duró tan solo cinco minutos, hasta que sintió la mano de Sarah sobre su hombro.

Una de las consecuencias de su último grito frustrado, fue que los muggles y cazadores que quedaron con vida, acabaron siendo calcinados sin poder hacer nada.

Al final del día, las fuerzas de Albion consiguieron la ciudad de Magherafelt, concluyendo así una de las más grandes victorias hasta el momento en tan poco tiempo.

Nota de autor:

Siento que el capítulo anterior y éste sean tan largos, pero es necesario, el siguiente capítulo será tan largo como éste también pues iré metiendo más personajes e historias. Como dije, si creo que dije en el anterior capitulo, el multicrossover empieza ahora, imagino que os habréis dado cuenta.

Pido disculpas si en este capítulo alguien se ofende con lo que he escrito, no es mi intención ofender a nadie.

En lo referente a los ministerios de magia latinoamericanos, he decidido que nunca se independizaron de España Mágica, como los británicos y los americanos.

Tenía pensado en una batalla más larga contra Dumbledore y Grindelwald, pero al final me decanté por darle una lección al viejo, sobre Harry usando Legeremancia y ganándole.

Os habréis dado cuenta de que a Harry lo llamo ahora más Emrys, para no hacer un lío de nombres, creo que se va a quedar con el nombre de Emrys y más pronto debido a la guerra, será nombrado Maestro del Concilio.

Sin más, me despido hasta la próxima y pedir disculpas de nuevo por si alguien se ofende por nombrar las ciudades de los países que se van conquistando mágicamente, creo que es buena la información que se da.

Como siempre digo, gracias a todos y todas por los comentarios y por la paciencia. Nos vemos pronto.