Jotaro estaba con la cara pegada a la fría ventana, viendo como el paisaje del tren hasta su destino se desvanecía en la lejanía a cada segundo, su mente se perdía entre flashbacks con respecto a lo que iba a afrontar ahora.

-Eh? Divorcio? –su mente se quedó en blanco al oír eso, el pelirojo lo miraba serio, y entre toda su mirada había mucho dolor, el sabía reconocer sus expresiones –a que te refieres? –pregunto de manera boba, riéndose entre su incredulidad y confusión, Kakyoin no se reía.

-Ya no quiero ser tu esposo –aquello le había causado un frío repentino en el cuerpo, como si le hubieran tirado una cubeta de agua helado y la cubeta le hubiera pegado en la cabeza…divorcio…de verdad estaba escuchando esa palabra? De Kakyoin? De su Kakyoin? Su cuerpo se tensó y empezó a temblar, con mucho miedo, sentía un sabor acido en la boca que no lo dejaba hablar bien y eso lo estaba fastidiando.

-Espera…como que…quieres divórcianos? –el pelirojo le asintió con la cabeza, dejándola abajo, no podía confrontarlo después de decir eso, el se sentía mil veces peor –espera por que!? Como que divorciarnos? –su pecho había empezado a subir y bajar violentamente, hiperventilando, como que Kakyoin quería divorciarse de el? Separarse? No estar juntos nunca más? Romper? Destruir todo lo que habían tenido? No podía ser, no podía separarse de el, no podía dejarlo, no podía por su propio bien.

-Estoy cansado de estar solo, no puedo contar contigo nunca para que estés conmigo, habíamos estado tan bien cuando prometiste no dejarme y cuando volviste a irte simplemente no volviste y…-durante todo su discurso los ojos de Kakyoin se habían aguad, estaba conteniendo seriamente las ganas de llorar, estaba conteniéndose tanto de retractarse y decir que no, que se había equivocado y no quería dejarlo, se contenía de perder la poca seriedad que le quedaba pero aun así no quería retroceder, tenía que hacer esto por si mismo, no podía continuar con un matrimonio de 6 meses al año y definitivamente no quería pasar solo su vida fingiendo cada tanto que tiene un esposo.

-Lo dices por lo del otro día verdad? Sabes que no fue mi culpa! No podía volver a casa y…-desesperado había posado una mano sobre el hombro de Kakyoin, pero este se había retirado, presionando sus uñas contra la zona donde lo había tocado.

-No importa! La cuestión era que no estabas cuando te necesitaba! Otra vez! –su voz se había elevado, dejando ver lo rota y resquebrajada que estaba. Jojo solo podía ver a su querido pelirojo intentando no llorar, viéndolo frágil enfrente suyo por su culpa

-Te dije mil veces que lo sentía! Pero no era mi culpa! Quería volver a casa y no podía! –otra vez intento sujetarlo pero Noriaki no lo dejo, separándose de el y enfrentándolo de cara, clavándole sus llorosos y pesados ojos llenos de lagrimas

-Me dijiste que no ibas a volver a dejarme y lo hiciste! No volviste otra vez! –había hecho mal y lo sabía, pero de verdad no había sido su intensión dejarlo en su aniversario solo después de todo lo que habían hablado, de verdad iba a volver con el y luego el clima cambio de tal manera que ya no podía volar ningún avión.

-Okay escucha –Jotaro suspiro, agarrándose el pelo por la frente, inhalando y exhalando –dame una ultima oportunidad si? Prometo de verdad no volver a fallarte –no quería que el pelirojo lo dejara, no quería que se separara de el, solamente estaba enojado y confundido, podría arreglar esto –voy a compensarte si? Pasaremos tanto tiempo juntos que te cansaras de mi –intento hacer un chiste, pero el pelirojo no se rió y eso lo puso de verdad muy nervioso.

-Esta fue tu ultima oportunidad Jotaro, tampoco lo notaste verdad? –el chico de ojos violetas agarro la manija de la puerta mientras las lagrimas bajaban por sus mejillas pero antes de eso, el moreno paro la puerta con su pie, guardándose el ligero dolor.

-Acaso no me amas más? Te amo Noriaki no me dejes prometo cambiar y…-sus palabras salieron llenas de dolor, y aún notándolo el pelirojo se sintió lleno de ira, molesto por el comentario.

-Que no te amo? Me lo dices enserio? 3 años esperándote todas las veces que te ibas de viaje sin decir nada! 3 años arreglándomelas por mi cuenta y pasando solo momentos que para mi eran importantes! Estar en un hospital frío y silencioso aquellas semanas que me operaron y me accidente fue horrible! Y no te pedía que estuvieras cuando yo me accidente! Si no mismo que me vinieras a ver y me dices que ya no te amo!? Eres un idiota! –intento cerrar de nuevo lleno de furia, pero el pie de Jojo solo seguía ahí para aguantar el dolor.

-No lo sabia! Si me hubieras dicho hubiera vuelto sin pensarlo y…-aquello había salido de sus labios gritando, intentando abrir la puerta con sus manos, pero por alguna razón Kakyoin podía agarrarla muy bien.

-Mentiroso! Dijiste que ibas a quedarte conmigo y volviste a irte! Volviste a fallarme! –de un empujón el pelirrojo desbalanceo de la sorpresa a Jotaro, haciéndolo separarse y cerrar la puerta con furia, estupefacto el moreno solo podía escuchar el ruido del cerrojo colocándose.

-Noriaki te amo! Por favor! Lo siento! –sus manos se habían pegado a la puerta.

-Vete! Eres un imbécil! No quiero estar más contigo! –su corazón se rehusaba a ello, no quería dejarlo y separarse del amor de su vida, pero por suerte su mente tenía el control de su cuerpo, y eso era lo mejor.

-Noriaki! Te amo no me hagas esto! Enserio lo siento voy a cambiar!

En su mente rebotaban los recuerdos de cómo se quedó llorando contra la puerta rogándole que le contestara y le hablara, que podían arreglar todo, como al llegar a su casa sentía un inexplicable frió no importa que tan caliente estuviera la estufa, como se despertaba en mitad de la noche esperando ver a su esposo al lado suyo solo para encontrar que no estaba en la cama.

Las cartas de los abogados habían empezado a llegar en la casa en la que ambos habían vivido 7 años juntos y durante todo ese tiempo Kakyoin no le dirigió la palabra ni una sola vez, incluso en el mismo juzgado, ni se había molestado en mirarlo, realmente quería hacerlo desaparecer de su vida. Quién hablaba con él era su abogado.

Incluso durante esos duros momentos Jotaro no podía evitar pensar en lo hermoso que era y lo mucho que lo extrañaba, tenía muchísimas ganas de tomarlo en brazos y huir con el como si fuera una bolsa de papas, para intentar encantarlo una vez mas y disculparse pero…eso no sería posible.

Luego de el divorcio Kakyoin le corto contacto, el hubiera deseado seguir hablándole todo lo que fuera posible y necesario pero simplemente el pelirojo desapareció, se mudó de la ciudad y no volvió a saber de él, y después de que el fuera quien lo dejase, no tenía mucho interés en seguir buscándolo, estaba pegándose contra una pared cada vez que pensaba en Kakyoin y lo recordaba, pero no lo podía evitar si veía la cocina y los imaginaba a ambos juntos planeando que comer con lo que había en la heladera.

Lo extrañaba, lo extrañaba como sus ojos extrañaban el descanso después de muchas horas de trabajo.

Podría haberlo llamado, pero su corazón no quería hacerlo, Kakyoin lo había borrado de su vida y no tendría caso seguir buscándolo si lo evitaba tanto, aún si el pensara en su ex esposo las 24 horas del día

Durante un tiempo y aunque obviamente no era lo recomendable puesto que necesitaba enfocar su mente en otra cosa, estuvo bastante deprimido y no tenia demasiadas ganas de ir al trabajo, mucho menos expediciones de esas que le encantaban tanto, necesitaba ir y relajarse, perder a Kakyoin de su mente por un momento pero no se sentía de ánimos, solo quería quedarse en la cama que ambos compartieron hace tiempo.

Hasta que inevitablemente el tiempo paso y Jotaro siguió con su vida, dejando de pensar cada día en como estaría o que estaría haciendo su ex, aunque ahora mismo estaba dirigiéndose a la ciudad donde vivía actualmente, como si realmente tuviera ganas de sentirse mal y hacerse daño.

El corazón le latía seguramente a la misma velocidad que se movía el tren en donde estaba, desde que había tomado la decisión de verlo se había puesto super nervioso.

Tardo masomenos una hora y media el viaje, el estómago le dolía y las piernas le temblaban, sin pensarlo mucho agarro el primer taxi disponible en la estación, indicándole la dirección que había anotado en su teléfono después de investigar, no podía creer que se sintiera tan nervioso, pero habían pasado 12 años y no podía evitarlo, después de todo era su querido Kakyoin.

En el viaje de ida se preguntaba como lo recibiría, si tan siquiera lo querría ver o recibir en su casa, según la información que había conseguido se había hecho con una casa muy moderna y lujosa, nada parecido a lo que habían comprado hace tantos años. Esa casa también la había vendido, poco después de empezar su nueva vida.

No tardo mucho en llegar, máximo 40 minutos, pago el taxi y se acerco a la puerta, dudando de si tocar el timbre o no. Reunió valor tragando saliva, haciéndolo sonar bastante fuerte en su garganta y toco, la rara campanilla del timbre resonó en todo la casa, pero aún así nadie le contesto.

Quizá no había nada, después de todo no había avisado ni nada por el estilo, toco una vez mas y en cuanto finalizo la campanilla se dio vuelta para irse, pero escucho un ruido desde la bocina de la puerta.

-Quien es?- le hablo una voz aguda.

-Lo siento, buen día, esta Kakyoin Noriaki en esta casa? –su voz después de tantos minutos en silencio se había cortado y aquello salió raro.

-De parte de? –le respondió la voz.

-Kujo Jotaro –respondió firmemente sin saber que desencadenaría eso.

-Déjame que le pregunto

El tono de la bocina se cortó y se quedó esperando, masomenos unos 5 minutos, saltándosenos cuando le hablaron de nuevo por la bocina.

-Dice que ahora mismo está ocupado, si quieres pasar y esperar o quieres volver mañana o en un rato –tal vez estaba trabajando pero…

-No me importaría pasar y esperar, estoy bien

Al decir eso el tono de la bocina se corto y la puerta se abrió, por un momento no vio nada, hasta que miro abajo y encontró a un niño de pelo negro y ojos verdes frente suyo, indicándole que pasara. Jotaro lo miro entre curioso y trastornado y le hizo caso, sentándose en uno de los sofás que le indico el niño.

Si lo miraba fijamente, tenía la cara de Kakyoin, su rostro fino y su mentón cuadrado pese a ser un niño, no debía tener más de 8 años…

-En unos 30 minutos papa estará aquí arriba, está trabajando y yo lo estoy ayudando, ponte cómodo.

El niño se fue a otra habitación, así que el era Jouta Kakyoin…

Con disconformidades dolores y un muy ansioso nerviosismo el tiempo paso, y entre tanto que revisaba su celular escucho unos pasos muy cerca del living, hacía un rato estaba todo un poco silencioso.

Una de las puertas se abrió y de ella apareció algo que a Jotaro le parecía casi divino, de la puerta apareció Kakyoin, el Kakyoin que el recordaba ni más ni menos, su querido Noriaki, con una camisa y unos pantalones, con un pelo largo bien recortado y recogido en una coleta. En el momento en que sus miradas se cruzaron todo se paralizo, el tiempo, el ambiente, sus cuerpos, sus ojos se fundieron mirándose fijamente uno al otro, el pelirojo se había quedado quieto en su lugar sin poder moverse, quedándose sin aliento ni reacción.

Jotaro se quedo inspeccionándolo, observándolo y examinándolo, era hermoso, no importa cuanto lo viera no podía evitar quedarse sin palabras, era divino, se levanto de sofá y en el momento que hizo eso Kakyoin salió de su transe, moviéndose hacía delante, acercándose los 2 sin poder seguir mediando palabra alguna.

En el momento en que ambos quedaron frente a frente, incluso antes de poder intentar emitir palabra, sin pensarlo demasiado y solo dejándose llevar por sus impulsos Jojo lo tironeo del brazo y unió sus labios en un beso, un torpe y suave beso.

Jotaro no lo había pensando, no lo había pensado para nada, solo se dejo llevar ante medio que la costumbre y la necesidad, simplemente se había dejado llevar por su belleza y lo beso, deseando sentir sus labios.

El pelirojo estaba sin palabras y totalmente en shock, sintiendo sus gruesos labios contra los suyos, los suaves labios que tan loco lo habían vuelto hace unos años, hacía años que no sentía unos labios así, los únicos labios que podía catalogar en toda su vida como perfectos.

En cuanto vio los ojos de Jojo cerrándose el también los imito, no entendía nada pero no quería perder el momento, se sentía francamente bien esto, y le gustaba.

Sus labios empezaron a moverse tímidamente, disfrutando la suavidad y la textura de cada uno después de tanto tiempo. Sus manos tomaron sus mejillas intensificando el beso ligeramente, haciendo a Jotaro sonreír un poco contra sus labios sin entender demasiado, las mejillas calientes de Kakyoin le hacían cosquillas en la piel y se sentía bien con ello, abrió los ojos ligeramente para ver el espectáculo delante suyo, sus ojos estaban cerrados y sus mejillas totalmente rojas, además de sus cejas relajadas delante suyo.

En tanto el beso empezó a volverse más insistente, tan siquiera por el aire caliente que salía de su nariz y por sus labios chocando y deslizándose cada vez más rápido Jojo puso sus manos con cierto miedo en su cintura, simplemente reposándolas, entrelazándolas para cerrarlas. El pelirojo empezó a acariciar sus mejillas con suavidad, dándole permiso mientras aumentaba la velocidad del beso, iniciativa que Jotaro tomo para atraerlo más hacía el pegando sus cuerpos, el aroma de su cuerpo lo embriagaba y sus besos lo hacían perderse, además de el calor de este contra su cuerpo lo iba a volver loco.

Los finos y delicados labios de muñeca de Kakyoin siempre le habían encantado, siempre se había fijado en las diferencias físicas en ambos y el pelirojo tenía unos rasgos de lo mas exóticos que le gustaban mucho. No podía encontrar lugar en su cuerpo para toda la felicidad de estar besándose con el después de haberlo anhelado tanto tiempo.

El aire les empezó a faltar y realmente ninguno de los 2 quería cortar el beso, empezaron con besitos cortos y húmedos intentando alargar el tiempo lo más posible hasta que se tuvieron que separar, Jotaro cerro los ojos ante esto, intuyendo que el también lo había hecho de la pena, aún si no lo había rechazado ni golpeado ni nada se sentía de lo más nervioso. Los segundos pasaron y cuando abrió los ojos s encontró los de Kakyoin frente a los suyos, mirándolos fijo, pidiéndole una explicación con la mirada, antes de querer volverlo a besar hablo, o si no no podría contenerse.

-Deberíamos ir a tomar un café –susurro, y sin chistar el pelirojo le asintió con la cabeza, separándose sorprendiendo a Jojo de cómo se zafo de sus manos sin darse cuenta

-Jouta! Voy a salir! Desactiva las cosas en mi laboratorio si? –el pelirojo había gritado abriendo una puerta.

-Si! –tan pronto oyó eso salió un momento de la habitación y volvió a entrar, con su celular y un juego de llaves en la mano.

-Se de un lugar cerca, sígueme- tan pronto Kakyoin le abrió Jotaro salió sin decir nada, siguiéndolo obediente y sumiso detrás suyo, sin hablar, todo el trayecto fue sin hablar, por suerte no tardaron mucho en llegar hasta un restaurante que parecía…Italiano?

El pelirojo saludo al camarero y este los condujo a una mesa, el moreno solo miraba como se manejaba solo pidiendo los cafés y hablando con el camarero, debería venir aquí seguido, al fin y al cabo estaba a un par de cuadras.

En tanto empezó la espera de los cafes se quedaron mirándose, totalmente nerviosos y sin palabras, tendría que decir algo, mas allá de que Kakyoin también lo hubiera besado el se apareció en su casa después de 12 años sin decir nada, tendría que decir algo o se iría para siempre y…

-No se si sabías…-en ese momento noto que el pelirojo había abierto la boca para hablar pero Jotaro sin darse cuenta lo había interrumpido – que trabajamos en el mismo edificio –los ojos de su ex se abrieron como platos, pidiéndole una explicación con la mirada –La firma de tu laboratorio médico tiene tratos con la fundación SpeedWagon, me toco ir a entregar unos papeles y te vi por los pasillos con tu equipo, no podía creer que eras tú hasta que vi los registros de empleados, estas como líder de equipos?

Kakyoin trago fuerte, era una revelación un poco fuerte esa.

-S-si… estoy como líder en un proyecto desde hace unos meses, trabajo en 2 laboratorios actualmente más mis inventos en casa –su mirada volvió a concentrarse en Jotaro- de verdad me encontraste así? No te vi y…

-No quería creerlo pero busque en los registros y…eras tu…igualmente vengo cada tanto aquí, no trabajo por aquí todos los días, de hecho vivo a una hora y media en tren –en ese momento los 2 cafes llegaron, y cada uno agarro el suyo –sigues igual.

-Tu crees? –aquello lo hizo reír contra la taza, soplando para no tomar tan en caliente- Como conseguiste mi dirección?

-Los registros, no llame por que…no lo se…el niño en tu casa…?-pregunto con curiosidad, intentando sonar lo mas neutro posible para no ofenderlo o que pensara mal.

-Es mi hijo, Jouta Kakyoin –entonces era verdad, cuando leyó esos informes no entendía realmente a que se referían con ese nombre.

-Ya veo –susurro contra la taza dando un sorbo, esa café estaba muy bueno.

-Se parece más a su madre que a mi verdad? –el pelirojo lo miro con una sonrisa- como esta tu hija Jojo? –aquello lo había paralizado en la silla, como sabía Kakyoin…? El también lo había investigado?

-Como…? –aquello hizo caerle una ficha a el pelirojo, comenzando a reírse nervioso, no sabía si sus mejillas se habían puesto rojas del calor o la vergüenza.

-Bueno me costó mucho olvidarte, digamos que al principio…te perseguía mucho…todas las noches me acostaba en la cama para pensar en llamarte y decirte que todo fue un error…por suerte no lo hice, tuviste a tu hija poco después de que nos separáramos…al menos eso decían las noticias, es increíble todo lo que sale en internet de ti –tenía tantas cosas que quería contarle a Jojo.

-La deje embarazada por error y por el bien de la niña quisimos casarnos, nos divorciamos hace poco, básicamente porque nos dimos cuenta de que éramos incompatibles, Jolyne o no de por medio no nos soportábamos –No tenía ganas de hablar de su ex esposa frente a su ex esposo.

-Es verdad que su nombre es Jolyne, vi fotos y es encantadora, me alegro de que seas tan importante, de mi también hay cosas pero por suerte nada de Jouta. Es una lástima que te separaras de tu esposa, no se como sea ella pero seguro es muy linda también.

-Te casaste o algo luego de lo nuestro o…-no sabía por que pero se sentía inesperadamente calmado hablando con Kakyoin aunque no fuera el mejor tema de conversación de nuevo.

-Si, era una de mis ayudantes y nos enamoramos, estuvimos unos 3 años de novios y luego nos casamos, se quedo embarazada en nuestra noche de bodas, fue algo inesperado y me parecía un poco pronto para tener niños pero ambos trabajábamos y teníamos un buen sueldo, así que si pudimos tenerlo –sin decir nada Jotaro esperaba el que continuara esa historia –Murió cuanto Jouta tenía 3 años de una enfermedad, fue horrible…-sus manos se habían dirigido a su cabeza para sujetar su cabello, pero el moreno le puso una mano encima de las suyas, intentando calmarlo.

-Lo siento mucho –internamente pensaba que otra vez se había quedado solo.

-Kyo era una buena mujer, para colmo su enfermedad fue super repentina y no nos dio tiempo de nada…aveces la miraba y me sentía mal por que yo la veía super parecida a ti –de sus labios salió una risa amarga- luego obviamente no era así pero tenía un rostro muy…similar al tuyo, era raro.

-Mi ex era una chica a la que estaba viendo, tuvimos un problema y ella quedo embarazada –aquello hizo reir a Kakyoin, ambos habían tenido el mismo problema- al principio nos llevábamos bien pero…me paso un poco lo mismo que contigo…y no nos soportábamos demasiado durante nuestro matrimonio, hace ya 2 años que nos divorciamos…aunque el ultimo tiempo estábamos mucho en casa juntos y era un desastre por que yo ya no puedo ir a expediciones y…simplemente no congeniábamos –en esos momentos se sentía mal por Jolyne, intentaba verla lo más seguido posible pero su madre era muy celosa con ella con el tema de los tiempos.

-Te accidentaste o algo? –pregunto Noriaki curioso, se refería a la cicatriz que le partía el rostro en 2.

-Si, no puedo hacer mas expediciones por eso, no tengo muchas ganas de hablar del día del accidente, estamos comiendo después de todo –el pelirojo se rió aún con una mirada un poco preocupada, paro un momento a una de los camareros y le pidió un tostado.

-Debe haberte dejado imposibilitado, después de todo para que no pudieras ir más… -Jojo lo interrumpió, necesitaba decirle algo.

-No pude resistirme a querer ir a buscarte cuando te vi –de entre sus labios había salido aquello como una necesidad, era lo que sentía –cuando estaba viniendo pensaba sinceramente en tomar solo un café pero en cuanto mas cerca estaba mas nervioso me ponía y…ahora quiero volver a besarte.

Silencio.

Hubo mucho silencio durante un buen rato, Kakyoin solo miraba hacia abajo contemplando su taza ya casi vació, Jotaro bajo también la mirada, este era el momento donde el se levantaba y se iba, no debió haber dicho eso, daba miedo, pero de verdad lo quería.

-Te extrañe mucho sabes? –le susurro el de ojos violetas, haciéndolo levantar la mirada –cuando estábamos casados, después…ahora…

-No quería llamarte por que sabía que esto pasaría, de volver a extrañarte y necesitarte así, entonces te vi por casualidad ahí y sentí que debíamos hablar.

-Yo estuve a punto de hacerlo muchas veces, incluso cuando estaba casado con Kyo, cada tanto miraba cosas de ti y demás, no podía dejarte ir y demás, era horrible estar en la cama llorando peleándome conmigo mismo para ver si llamarte o no...que Jouta empezara a crecer me hizo olvidarme mucho de eso…Jotaro por que volviste? –Kakyoin no quería volver a hablar mucho del tema, eso abriría viejas heridas que intentaba superar y aún así…

-Creo que siempre te necesite y verte hizo que…que volviera a…-no sabía como completar la frase, quería que Kakyoin lo entendiera pero no podía expresarse bien.

-Quiero un beso tuyo, otra vez –al oír eso el moreno levanto la cabeza sorprendido, encontrándose la mirada seria de Kakyoin, lo miro unos segundos más y al ver la determinación en su rostro se levanto con cuidado en la mesa de no tirar nada y se acerco a el, el pelirojo hizo lo mismo y ambos se dieron un beso fugaz, rápido, no podían hacer mucho más, al separarse el estaba con las mejillas sonrojadas –creo…deberíamos salir de nuevo, otro día.

Ambos salieron del café, afuera estaba atardeciendo, no se habían dado cuenta de cuanto tiempo habían estado adentro, nisiquiera Jotaro sabía a que hora había llegado a su casa.

-Te acompaño a tu casa? –le pregunto con una hermosa sonrisa el pelirojo, tenía ganas de besarlo de nuevo.

-En realidad vivo a una hora y media en tren y…

-Ya veo, te acompaño a la estación entonces, pronto va a oscurecer, no es tan lejos como parece

Ambos empezaron a caminar, era un camino ciertamente largo, pero disfrutaba de su compañía, al menos no lo había rechazado ni echado a los golpes como podría haber pasado.

-Me sorprende que buscaras cosas de mi luego del divorcio, yo si lo hubiera hecho no podía haberlo soportado y ya ves como resulto todo.

-Bueno realmente te extrañaba…creo que tenemos una atracción especial o algo, de que otra manera volveríamos a encontrarnos así después de 10 años? –aquello le causo una sonrisa a Jojo eso le había parecido sumamente lindo.

-Me sorprende que te dejaras besar, lo hice sin pensar, no tenía un plan por si querías pegarme o correrme de la casa o algo, nisiquiera sabía que te habías casado.

-A mí también me sorprende

Cuando ambos llegaron a la estación Kakyoin miro la pantalla de anuncios, faltaban 3 minutos para el próximo tren, estaban solos, había unas pocas personas pero al otro costado y no iban a venir para ese lado. Se acercó al moreno sin que este lo viera venir y lo beso, apoyando suavemente sus labios contra los suyos, cerrando los ojos para disfrutar de estos, una mano grande y áspera se posó sobre su cuello atrayendo su cabeza para intensificar un poco el beso.

Ambos sentían una calidez en el pecho que creían haber perdido hace años, el mismo día que se separaron antes de la última expedición de Jojo, los besos cálidos de el sobre su boca lo ponían feliz, mucho más cuando se hacían besitos cortos y juguetones para cerrarse en un beso mas profundo, escuchando solo las respiraciones del otro, definitivamente tenían algún tipo de atracción o algo si seguían así de unidos luego de tantos años aún después de volverse a encontrar.

En cuanto el aire les falto los 2 se separaron Kakyoin examinaba la cicatriz de su rostro desde cerca, se notaba que había sido hace unos años.

-Te llamare luego –le susurro contra sus labios dándole otro beso en estos, poniendo sus manos en sus hombros para acariciarlos, Kakyoin apoyo su cabeza contra sus manos.

-Tienes mi numero?

-Ah…no…costumbre –susurro sonrojado y avergonzado, el pelirojo se paro y saco su celular, poniéndose a buscar algo, en cuestión de unos segundos empezó a sonar su propio teléfono, Kakyoin lo miraba perplejo y hasta algo emocionado.

-Nunca cambiaste tu numero? –toda la situación le hacía mucha gracia.

-No, es fácil de memorizar y…no puedo creer que todavía lo tengas –eso le daba risa, se acerco y le dio un beso en la mejilla.

-Te lo dije no podía olvidarte…bueno, llámame cuando quieras –antes incluso de que se lo hubiera dicho ya lo había agendado –podemos salir otro día y…ver que pasa…-en ese momento empezaron a sonar las bocinas del tren que venía, el pelirojo miro hacia donde este se dirigía pero Jotaro no quería quitarle la mirada de encima, estaba hermoso, con la luz naranja del atardecer sobre su persona y el viento corriéndole su mechón de pelo.

Se acerco a el y tomo su rostro entre sus manos para volver a besarlo, al sentirlo así el de ojos violetas le correspondió e instintivamente lo abrazo, pegando sus cuerpos totalmente, lo había empezado a besar desesperado corrompiendo el ritmo dulce con el que el moreno había empezado, entre toda la calidez que estaban sintiendo un hueco se le formo en el pecho, necesitaba a Jotaro, necesitaba besarlo y estar con el, esto le demostraba cuanto se arrepentía de haberlo dejado. Sus labios se movían frenéticamente contra los del otro sintiendo las comisuras de sus bocas arder, este era el beso mas apasionado que había tenido en mucho tiempo, y no por que de verdad fuera muy intenso si no por que estaba poniendo todo de si.

El fuerte sonido del tren parando los detuvo, Jojo le dio un último beso y se separó de el.

-Te extrañe mucho.

El moreno se encamino al tren, Noriaki quería seguirlo, seguirlo y que se siguieran besando pero…

-Te llamare luego si? Tal vez el sábado –de momento eso lo llenaba, con eso estaba bien por ahora, asintió con una sonrisa que fue correspondida y lo vio meterse dentro, saludándolo por las ventanas cuando este se fue.

De momento ahora podrían mensajearse.