Que lo disfruten.

Louise Franciose le Blanc de la Valliere, era una persona sumamente bendecida por el fundador, o eso es lo que le gustaba pensar a Louise. Ella había nacido bajo el prestigioso nombre de los Valliere, los Valliere eran una de las familias más antiguas en el reino de Tristan, siendo una de las familias fundadoras de dicho reino y se caracterizaban por dar su indiscutible apoyo a la familia real. Pero más importante los Valliere podían trazar su línea a uno de los hijos de el fundador mismo. Conectando así a los Valliere directamente a el fundador mismo, la única real verdadera en todo Helkania.

Louise también era hija de uno de los Dukes más importantes del todo el reino, y sobre todo ella era hija de Karin Francoise le Blac de la Valliere mejor conocida como Karin "viento fuerte." Las más famosa maga de aire de la época. La madre de Louise era una leyenda una viva, cuando era una joven Karin había protegido a la familia real ella sola de una Coup de Ada por un grupo de nobles rebeldes hacia la familia real, durante todo el caos la nación de Germanía había decido invadir Tristan. Germanía hubiera tenido éxito en anexar Tristan si no fuera por Karin. La madre de Louise levantó un ejército e interceptó el ejército de Germania derrotándolos en una famosa batalla, rompiendo el poder de Germania por varios años. De esa manera Karin era una heroina en todo el reino.

Por eso Louise se sentía orgullosa y le daba las gracias a Brimir el dios rey fundador de las naciones humanas por haberla bendecido cuando nació en tan prestigiosa y noble familia.

Louise Francoise le Blanc de la Valliera era una mujer religiosa, Louise sabía que el fundador tenía un plan para cada uno de sus súbditos. Sobre todo cuando se trataba de sus escogidos, aquellos bendecidos por el fundador mismo con la capacidad de usar magia. Louise jamás había puesto en duda su fe en el fundador, no de la iglesia.

Pero durante sus últimos años en la academia mágica de Tristan, uno de los colegios más prestigiosos de toda Helkania, pequeñas e imperceptibles grietas habían aparecido en el inquebrantable muro de hierro que era la fe de Louise. Grietas que parecían causarían un total colapso en no sólo la fe de Louise, pero en ella misma también.

Todo esto gracias a una única razón. Cualquier hechizo, de cualquier dificultad, desde el más básico hasta el más complejo, para Louise todo terminaba en una explosión, pequeñas, grandes, chicas o gigantescas, pero siempre una explosión.

Louise la Zero.

Ese era el apodo que se había ganado de sus compañeros nobles que estudiaban junto a ella.

Louise había intentado resolver su problema por todos los medios posibles. Desde tratar de encontrar la respuesta en la iglesia, devorar una innumerables tomos y grimorios mágicos, hasta y esto nunca admitiría Louise buscar por una bruja que vivía en un sucio pantano por ayuda. Claro Louise no había encontrado una respuesta.

Pero eso no significaba que ella se haya dado por vencida, derecho por un tiempo solo la había hecho más fuerte. Fortaleciendo su volutad para encontrar una solución a su problema. Claro con cada año que pasaba esa misma voluntad se veía lentamente resquebrajadose. Las crueles burlas de sus compañeros no ayudaban en nada.

Louise lenta pero seguramente, se adentraba cada día en lugares más y más oscuros en busca de una solución, leyendo incluso sobre magia de sangre y sacrificios…

La noche estaba en su apogeo ahora mismo. El par de lunas estaban visiblemente en el cielo junto a un mar de hermosas estrellas. En medio de un pintoresco y verde Valle había una enorme construcción, claramente hechas por humanos. Una gigantesca torre conectada por atalayas a una enorme muralla, se levantaba imponente y elegante en medio de la nada.

En tales altas horas en la noche estudiantes y profesores ya estaban dormidos y solo permanecían despiertos aquellos plebeyos que tenían que tener todo listo para la mañana.

Solo en una de las atalayas, exactamente en la torre donde la biblioteca se encontraba había luz producida por vela y mágicamente. La torre biblioteca de el colegio de Tristan se decía almacenaba todo tipo de magia. Pero al parecer alguien se le había olvidado poner algún tipo de conocimiento sobre: por qué cuando intento hacer magia solo salen explosiones. Claro Louise Francoise le Blanc de la Valliere no iba a dejar de buscar.

Dejar caer el polvoriento libro en un arranque de ira no fue de las mejores ideas del Louise. Ella era alérgica al polvo, así que un ataque de tos y estornudos, así como un ojos lloros fue la recompensa que obtuvo por deshonrar tan valiosa fuente de información.

Aún tosiendo, Louise se sentó frente a el libro que era sostenido por una mesa de madera al igual que la silla en la que Louise recargaba su trasero.

Con un largo y frondoso cabello color rosado, ojos del mismo color y un prqueño cuerpo que no superaba el metro cincuenta y tantos, Louise era una linda mujer aunque bastante pequeña. Incluso con diesisiente años cumplidos Louise tenía un pecho tan plano como un Valle, cosa que le causa tremendas inseguridades en sí. Lo que Louise no sospechaba es que tanto su madre como su hermana mayor, habían estado en su misma situación, las damas de la familia Valliere florecían tarde en su vida.

Rápidamente louise abrió el libro, acercando una vela cercana a ella para poder ver mejor y trabajar más rápido, teniendo cuidado con no derramar cera caliente sobre el libro ancestral. Louise comenzó a pasar sus dedo sobre hoja tras hoja, buscando algo, alguna referencia que hablara de su problema.

Después de una hora completa por fin llego al final del libro. Nuevamente no había tenido ningún éxito.

Esto no la sorprendía. Louise estiro su cuerpo lo más que pudo, para quitarse su cansancio y frustración que había acumulado tras sus horas libres que usaba para tratar de encontrar una solución a su problema. Se quedó allí por unos minutos mirando como el fuego consumía una larga vela, ella no pudo evitar pensar lo irónico que se veía, ella y la vela. Poco a poco el fuego que era su frustración y su problema la estaba consumiendo despiadadamente, ella sentía que se volvería loca si esto continuaba así.

Louise guardó esos oscuros pensamientos en el fondo de su mente. Levantándose de la silla, suspirando Louise comenzó a guardar todos los libros que había utilizado esta noche en sus respectivos lugares, la bola de luz mágica siguiéndola adonde sea que ella fuera, una bola creada por uno de sus profesores para ayudarla. La bola de luz se extinguiría a una cierta hora dejándola en las penumbras, una efectiva manera de hacer que Louise no se sobrepasará estando en la biblioteca.

Después de acomodar los libros, Louise se movió a la salida de la torre que funcionaba como biblioteca. Bajando las largas escaleras en forma de caracol una por una hasta llegar a la salida.

Cuando la mano de Louise estaba poor abrir la puerta para salir a los jardines de su colegio, su ojo alcanzó anotar algo que la hizo mirar en esa dirección.

"Ehh." Louise tuvo que parpadear varias veces para darle crédito a lo que veía.

Justo donde solían estar las escaleras que te llevaban a lo más alto de la atalaya para llegar a la biblioteca ahora había una puerta.

Una puerta hecha de madera de algún viejo roble, la puerta no tenía nada interesante en sí. Lo interesante era lo que colgaba de ella. Era sapo gigantesco color rojizo que que usaba algún tipo de ropa color azul, lo más extraño es que el sapo fumaba de una pipa, en la cabeza de el sapo, más pequeño había un pequeño zorro con una sonrisa zorruna.

"¿Restaurante y bar Sapo gordo y zorro bórracho?." Louise tuvo algunos problemas mencionando el extraño nombre del lugar.

Mirando el picaporte de la puerta, Louise lentamente llevó su mano hacia el. Cuando lo tomo, lo giro hacia el lado izquierdo, cuando supo que el seguro que aseguraba la puerta se había recorrido por completo, Louise comenzó a abrir la puerta cuidadosamente.

Ring Ring

Se escucho el sonido de una campana. Louise las había escuchado antes en negocios de plebeyos. Ningún negocios apropiado de nobles pondría algo tan vulgar como una campana que suene al momento de abrir la puerta para llamar la atención de sus ocupantes, un negocio que atiende nobles habría inmediatamente un sirviente preparado para atender a su cliente.

Pero tales pensamientos no eran los que rondaban por la cabeza de Louise. Este lugar o más bien restaurante no era un lugar de mala muerte donde los plebeyos asistían.

El lugar se veía de muy buena calidad, algunas cosas incluso eran un tanto alíen para Louise como el extraño aparato en el con hélices que giraba mágicamente produciendo aire, o la luz mágica que brillaba blanco atrapada dentro de unos estaños cristales. Mesas y silla de calidad de varios tamaños estaban listas para ser usadas. El piso estaba bellamente hecho de madera, haciendo que combinara perfectamente con el color de las paredes y las luces mágicas, parecía que estabas debajo de una hermosa noche estrellada con la luna brillando.

Pero todo lo bello se iba gracias a él desastre que había. Platillos que no habían terminado de comerse y bebidas abundaban en las mesas, había toda clase de basura tirada en el suelo, así como líquidos que no se habían limpiado. Parecía un después de una fiesta que no se había limpiado.

"¿Oh un cliente?, tan temprano."

Louise volteo en dirección de la voz. La voz de un adulto claramente hombre.

Fue entonces que Louise vio al hombre que le pertenecía esa voz.

Salió de el corredor de su derecha. Un hombre, vestido en alguna clase personalizada de los mayordomos que estaban al servicio de su familia y otras nobles familias. Un pantalón color negro hecho de una tela que incluso algún noble tendría problemas en obtener, así como unos zapatos pulcros del mismo color que su pantalón. Un chaleco de rayas negras y grises claramente hecho del mismo material que su pantalón, debajo de el chaleco una camisa blanca la cual había recorrido las mangas hacia arriba. Lo más interesante de lo que vestía era esos enormes y circulares anteojos blancos que tapaban los ojos de el hombre.

Louise había visto personas altas en su vida, la más alta de ella era el decrépito director de su colegio. Pero este hombre se llevaba el premio. La mejor manera de describir su físico era llamarle toro, por que el sujeto era enorme, además de tener músculos que parecían explotar sus ropas en cualquier momento. Las mangas recogidas de su camisa mostraban al desnudo sus grandes brazos. Cabellos rubios y cortos adornaba su cabeza y por último un enorme bigote rubio estaba en su cara el cual parecía moverse de lado a lado y de arriba a abajo cada vez que Louise lo veía.

"Bienvenida al sapo gordo y el zorro borracho. Me temo que llega un poco temprano. Pero no importa, por favor deme un segundo, enseguida prepararé una mesa para usted."

El pseudo mayordomo se movió a una de las tantas mesas en el rincón. Rápidamente levantando los trastes que había allí, poniéndolos en una charola y luego limpiando la mesa con un trapo y arrojando agua con algún tipo de aparato.

La mesa ahora estaba limpia. El mayordomo ahora invito a Louise a sentarse en la silla. Louise estaba un poco desconfiada por la rareza de toda la situación, pero aun así decidió tomar la oferta, acercándose hacia la silla y sentándose. Su trasero recibió una agradable sensación cuando sus nalgas se hundieron cómodamente en el esponjado y cómodo cojín.

"Ahora mismo traigo el menú y aperitivos para usted ¿señorita?."

"Ah…¡L-Louise!." Las mejillas de Louise se pusieron rosadas, ya que su voz había sonado más como la de un pato ladrando.

"Entendido Lady Louise." El mayordomo se dio media vuelta para regresar por donde había venido.

Ahora Louise ya no tenía duda alguna de que este lugar era de primera clase. No cualquier restaurante en Helkania ofrece menú, y Louise solo había consumido aperitivos en banquetes de la corte real. Además Louise tuvo tiempo de ver mejor el restaurante. Ella tenía que admitir que era el mejor restaurante en el que ella había estado y eso es decir mucho. Louise estaba segura de que incluso la reina de Helkania y toda su corte se sentirían más que cómodos si comieran aquí.

No tardó mucho tiempo para que el el hombre toro con ridícula bigote saltarín regresará con una charola.

Sobre la mesa frente a Louise, el mayordomo puso una jarra de cristal que Louise solo había visto en verdaderos banquetes hacia la reina, pero ni siquiera la reina bebía en vasos hechos de perfecto cristal como al parecer Louise lo iba a hacer en unos momentos. Además de un plato lleno de varias rodajas de algún tipo de fruta o verdura verde. Por último el mayordomo puso algo que Louise solo podía explicar cómo papel….el problema es que no era papel, Louise nunca había sentido o visto un material tan fino, sobre el papel estaban los dibujos y letras que solo podían haber sido creados por verdaderos maestros, ya que la perfección de la letra y las imagines de la comida habían sido hechas a la perfección, llegando al punto que las imágenes de comida parecían terroríficamente reales.

Mientras llenaban su vaso con líquido, Louise tomó una de las rodajas verdes con los dedos llevándose el alimento a su boca.

"Mmmmm." Cuando Louise mordió la mitad, enseguida una explosión placentera de amargos sabores invadió su boca. '¡Esto está bañado en sal y agua!.' Pensó Louise mientras se embutía el resto y de su rodaja verde. Louise sabía que la sal era un producto caro y codiciado y lo poco que había en Tristan se usaba como conservante. No era un producto que incluso el mejor restaurante en la capital ofreciera descuidadamente.

Louise miró raro al tipo, ella comenzaba a sospechar algo extraño….

"Disculpa." Louise decidió llamar su atención, no iba a averiguar nada si no preguntando, claro ella lo hacía mientras seguía comiendo sus pepinos bañados en limón y sal.

El mayordomo inmediatamente le prestó su atención. "Princesa, ¿esta lista para ordenar?."

Louise claro se puso roja, nadie la había llamado princesa a excepción de su hermana mayor. "N-no.. ¿Qué es este lugar?, ¿quién eres tú?."

"Este es un restaurante, aquí servimos comida y bebidas. Quién soy yo, bueno me llamo Naruto."

Louise no había escuchado algo parecido a ese nombre jamás, pero su nombre no era extraños, si no toda la situación en sí. "Pero la puerta-"

"Cada siete días, a la misma hora que entraste en ella. Aparecerá una puerta que conduce a mi restaurante, en el momento que salgas desaparecerá y no volverá a aparecer hasta después de siete días, él mismo día que viste la puerta a la misma hora."

Louise parpadeó varias veces, él explicación era sencilla de entender. Pero eso no quería decir que tenía sentido alguno lo que ella acababa de escuchar. "Qué clase de estupida broma estás jugando." Louise dijo molesta, después de masticar otra rodaja verde de pepino.

Ahora el identificado como Naruto suspiro. "Bueno, supongo que si yo estuviera en tu lugar tampoco lo creería. Pero te juro que es la verdad. Por favor llámeme cuando esté lista para ordenar." Con esto dicho, Naruto tomó la charola regresando hasta desaparecer de la vista de Louise.

Louise no sabia que pensar realmente. El hombre no parecía realmente mentir, además, Louise había leído de cosas tan extrañas como esta. Quién sabe qué cosas oscuras y fascinantes podían haber fuera de Helkania, Louise había leído que había humanos más haya de las tierra Santa.

La mano de Louise iba a alcanzar por otra de sus deliciosas rodajas verdes, pero sus manos solo tocaron la porcelana del plato. Louise se sorprendió y también frunció el ceño de que se las haya terminado.

Louise tomó el vaso de cristal para beber el agua que se le había traído. Solo para quitar su mano asustada, tal cual como si hubiera tocado algo extremadamente caliente. Louise miró en shock el largo vaso de vidrio. '….hielo, tiene hielo. No solamente el vaso, la jarra también lo tiene." Nuevamente el hielo no era algo que encontraras en cualquier lugar gracias a lo increíblemente difícil que era moverlo por el continente sin que se derritiera. Si el hielo era difícil de ver, entonces era más raro ver algún mago que pudiera crear magia de hielo, derecho Louise no conocía ninguno o había escuchado de alguno.

Louise tomó el papel con las imágenes de comida, mirandolas con detenimiento.

Louise era una mujer inteligente, ella leía bastante, tenía que hacerlo para compensar sus notas en el colegio gracias a su falta de magia práctica. Le gustaba incluso si no había salido mucho de su hogar o del colegio pensar que ella era una conocedora del mundo. Sabiendo mucho de las varias naciones de Helkania y la tierra Santa, incluso sus platillos favoritos.

Pero mirando todas las imágenes en el menú, ella se avergonzaba al reconocer que no tenía ni la más mínima idea de que era todo y mucho menos los nombres. Lo más cercano que podía reconocer eran Cortés de carnes acompañados de algo. El problema venía que Louise no era fanatica de la carne, derecho eran sus platillos menos favoritos. Louise estaba en el bando de la "el dulce es mejor." Para la mala suerte de Louise la sal dulce (azucar.), solo venía de de la nación flotante de Albión y la nación de Albión era bastante secretiva al respecto de la sal dulce, comvirtiendo a los comerciantes de azucar ricos, alguno incluso mar ricos que la Corona de Tristan. Así que normalmente la miel endulzaban todos los platillos de Louise.

Pasando página por página y mirando todas las imágenes de platillos, Louise se sorprendió por la enorme cantidad de variadad que este lugar tenía.

Frustrada Louise cerró el menú sin terminarlo completo, cruzo sus piernas y cruzó sus brazos. "¡Mesero!." Grito enojada.

En unos segundos el hombre del bigote apareció por donde desapareció, caminado rápidamente hacia ella.

"¿Está lista para ordenar princesa?."

El lindo apodo junto con la vergüenza de no saber que pedir por qué no conocía nada del menú hicieron que sus orejas se tornaran rojas. "Quiero algo dulce, lo más dulce que tengas."

"Entendido princesa." Dijo simplemente regresando por donde había venido.

Louise se quedó en esa pose por unos segundos hasta que se humo comenzó a salir por sus orejas en un intento de autoenfriarse haciéndola suspirar aliviada en el proceso. Agitando su mano izquierda para refrescarse, Louise tomó el vaso de deliciosa agua que tenía frente ella, bebiéndola gustosa de un solo golpe.

Louise no espero demasiado por su pedido. El mesero había regresado con una charola. Poniendo en la mesa de Louise algo que ella nunca había visto y lo más extraño que ni siguiera tenía olor. En una bella y gran copa de cristal, varias bolas de color negro con largas galletas se acomodaban dentro de la copa, había una cuchara enterrada en una de ellas al igual que las galletas, además Louise notó como había más galleta que había sido espolvoreada sobre las bolas negras."

"Helado de chocolate y galletas." Presentó Naruto. "Si le pones esto te sabrá incluso más dulce." Naruto señaló algo que Louise mejor podría describir como "recipiente."

Sin decir más el mesero dejó sola a Louise con su nueva comida.

Louise tomó la cuchara tomando parte de la bola en la que la cuchara estaba enterrada. Lentamente se llevó la cuchara a su boca.

"¡Hmmm!." Louise gimió como una niña pequeña. Jamás en su vida había probado un sabor igual, nunca. Era frío, era nuevo, era simplemente la cosa más deliciosamente dulce que jamás ella haya probado.

Sin perder tiempo Louise comenzó a devorar las bolas de helado, hundiendo la cuchara y luego llevándola a su boca. Ni siquiera tenía que masticar, su comida se derretía en su boca.

Justo cuando iba ir por la tercera bola de helado Louise recordó lo que el mesero había dicho y miro el recipiente oscuro que había justo a un lado de su helado. Sin pensárselo mucho Louise comenzó a exprimirlo en su helado, cubriendo una bola de helado con el líquido negro. Justo cuando iba a hundir su cuchara, ella notó la larga galleta que estaba enterrada perezosamente en su bola de helado. Dejó la cuchara a un lado y mejor utilizó la larga galleta como cuchara.

Y cuando la combinación que Louise había improvisado entró en su boca Louise sinceramente pensó que había muerto y estaba en el paraíso de todo lo dulce. Frente a ella estaba la única, hermosa y verdadera diosa de todo lo dulce. Louise la podía ver claramente, tenía piel de caramelo, con hermoso y largo pelo color negro. Louise estaba siendo devorada por la diosa de todo lo que es dulce y sagrado. Pero era Louise quien se devoraba a la diosa, como una depredadora atacaba sin piedad hasta que se la termino.

Y Louise Francoise le Blanc de la Valliere estaba feliz. Más feliz de lo que había estado desde hace mucho mucho tiempo, pero sobre todo Louise estaba llena.

Después de que esos segundos de pura felicidad pasaran, Louise recordó una cosa que no había pensado desde que había cruzado por esa puerta. Algo que hizo que su sangre se helara.

No tenía dinero con ella.

Era obvio que este lugar era costo, era obvio que comer en este lugar debía valer una pequeña fortuna. Louise lo sabía y no lo duda por un segundo, así que un Fuertes retortijones comenzaron a destruir su estómago, mirando la salida Louise pensó en tal vez correr hacia la puerta y nunca jamás volver.

Pero ella no iba a hacer eso, por que ella era una noble y una Valliere, pero más importante por qué quería volver a comer helado.

Así que Louise volvió a tomar su pose llena de dignidad y llamó por el mesero, no, su nombre era Naruto. "¡Naruto!."

En segundos Naruto salió por el pasillo.

"¿Algo más princesa?."

'¡Ahhhh!. Idiota deja de ser tan amable….solo me haces sentir peor.' Louise claro era un manojo de nervios, pero se las arregló para mantener su apariencia digna. "Me has complacido plebeyo. Siéntense orgulloso."

"Sus palabras son muy amables princesa."

"L-l-Lamentable no llevo dinero conmigo para pagar por tus servicios."

"No se preocupe lo agre-" Naruto no acabó cuando Louise lo interrumpió.

"¡Por eso he decido pagarte con mi virginidad!. ¡Siente orgullo horrible plebeyo de que estarás con una noble como yo!." Era normal no sólo pagar por tu comida pero dejar propina para quien te atendió. Louise era una genio pagar con su virginidad mataría dos pájaros de un tiro.

Todo cayó en un silencio sepulcral. Una ráfaga de viento paso por todo el restaurante, bastante extraño por qué no había ventanas.

Louise claro se ponía más roja y roja mientras que la realidad de las palabras que había dicho la golpeaban como una cubetada de agua helada.

Hasta que la risa de Naruto comenzó a cortar silencio y viento. Una rosa tan violenta que incluso comenzó a agarrarse su estómago.

Louise claro sentía como la muerte de la vergüenza se la llevaba poco a poco, comenzado a ver una luz al final de este horrible túnel. '¿Abuelita eres tú?.' Louise incluso vio a su abuela muéreta saludándola a la distancia con una amable sonrisa.

Después de un buenos tres minutos sin parar de reír Naruto finalmente se tranquilizó.

Louise aún seguía con su puso digna, pero su espíritu había abandonado su cuerpo desde hace mucho.

"Qué tal si estaba vez la casa invita. O me pagas diciéndome tu nombre." Dijo jovialmente Naruto.

Louise se tragó su espíritu, regresando a la realidad, súbitamente levantándose de la silla y golpeando la mesa con ambas manos. "¡D-de verdad!."

Naruto solo asintió.

"Hmph. Mi nombre es Louise Francoise le Blanc de la Valliere." Dijo Louise, su capa ondeando orgullosa por el aire.

"Ehh, Louise está bien entonces."

Louise ya se movía rápidamente a la puerta para salir y morirse apropiadamente fuera de él restaurante. "¡Recuerda mis palabras plebeyo!. Volveré y te pagaré lo que te debo." Sin más Louise abrió la puerta y por fin se pudo desmayar del otro lado.

Naruto solo se despidió. "Recuerda. Cada siete días a la misma hora Louise."

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Hola. Gracias por leer esto. ¿Te gusto?. Desde hace tiempo quería hacer algo como este fic. Inspirado por las novelas h mangas de restaurantes a otros mundos.

Poner a varios personajes de otras series etcétera… Mientras conviven entre sí y comen cosas deliciosas, incluso cambiando sus destinos. Claro el protagonista es Naruto ya que él es el dueño del restaurante.

¿Te gustaría que un personaje de tu preferencia apareciera?. Por favor coméntalo y por qué te gustaría verlo.