Hola...

Aquí está el epílogo, tal y como lo prometí... Disfrutenlo!

Aclaraciones: los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. Yo no los uso con fines lucrativos porque no me pagan. Solo los uso para unir lo que debió estar junto.

Advertencias: SasuNaru/yaoi/suicidio/violencia/una que otra palabra malsonante/tortura

Si no te gusta, pulsa atrás y no leas. Ahórrate un disgusto y ahórramelo a mí.

Advertencias del capítulo: nos queda solo un capitulo chic s

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EPILOGO

CASTILLO HOŪZUKI- ALDEA OCULTA DE LA NIEBLA.

Pabellón 3- Asesinos con trastornos psiquiátricos.

Las ruedas del carro que transportaba la medicina hacían un chillido horrible, que harían erizar hasta la piel del más temerario. A que sonido era aterrador para todos, menos para las personas que se encontraban recluidas en ese pabellón.

El color blanco, con el que se encontraba pintado el lugar, en conjunto con las viejas lámparas en mal estado que lo iluminaban, le daba al lugar un aspecto lubugre y aterrador, sin sumarle a esto el fuerte olor a fármacos que se mezclaba con el aire, haciéndolo pesado y enfermizo.

El guardia que llevaba la medicina, se detuvo frente a la puerta de la habitación 302 y con cuidado, retiro el sello que mantenía cerrada la puerta y abrió los múltiples candados que aseguraban está.

Al ingresar, observó a la chica que se encontraba en la habitación. Tenía el cabello rosado, bastante desaliñado, los ojos verdes estaban cubiertos por la demencia. Vestía una bata larga, hasta las rodillas, la cual se encontraba manchada con marcador rojo.

La chica se encontraba sentada en una mesedora en la habitación, sosteniendo un muñeco con cabello negro ente sus manos. El guardia pudo detallar, de que en un rincón, se encontraba hecho añicos lo que parecía ser un muñeco de cabello rubio.

–Sasuke-kun, Sasuke-kun...– llamo con felicidad –mira, mira el demonio ese ya no se va a interponer entre nosotros, seremos felices tu y yo– susurro con ilusión.

–¡Haruno!– llamo el guardia – hora de la medicación– informó el guardia.

–mira Sasuke-kun...– dijo caminando hacia el guardia y tomando de golpe su medicina –¡tu y yo seremos felices para siempre!– exclamó con ilusión mientras llevaba sus manos a su pecho.

El guardia la miro con terror y pena, para después retirar la medicina, salir de la habitación y recolocar las medidas de seguridad de la habitación.

Haruno Sakura, trece años, trastorno mental, ezquisofremia, trastorno de personalidad, delirio de persecución y ataque repentinos de ira.

Definitivamente... Otra manzana que se hecho a perder.

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SIETE MESES DESPUES

El tiempo había pasado y había traído consigo el perdón, el alivio y el olvido.

Los primeros meses no fueron nada fáciles y el que más los sufrió fue Sasuke.

Naruto despertaba en medio de la noche llorando o gritando, y Sasuke siempre lo arrullaba entre sus brazos, hasta que volvía a conciliar el sueño, esto podía suceder una o hasta tres veces en una misma noche, pero Sasuke callaba y resistía todo aquel peso sobre sus hombros. En muchas otras ocasiones, el rubio sufia de depresiones post-traumaticas, ataques de ansiedad o inestabilidad emocional, pero ahí siempre estaban sus amigos, compañeros, maestros y Sasuke para ayudarle.

No habían sido meses fáciles, había que reconocerlo. Pero poco a poco y con la ayuda de todos, habían sido capaces de salir adelante, reponerse de sus heridas y reconciliarse con su pasado.

Sasuke, el había sido quen más había aguantado. Sasuke siempre estaba ahí para cuando Naruto le necesitaba, siempre constante, siempre apoyándolo, siempre motivándolo a salir adelante y siempre levantándolo cuando sentía que no podía más.

No habían vuelto a hablar de lo sucedido esa noche, aún sus corazones se encontraban muy lastimados en ese entonces, como para dar cabida a otro sentimiento. A pesar de que en el fondo, los dos quisiesen hablar.

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Estaban a casi finales de julio. Más exactamente a veintitrés, día del cumpleaños número catorce de Sasuke.

Sasuke se encontraba preparando el desayuno y Naruto hurgaba entre las pertenencias del azabache, buscando algún indicio que le dijera que le podía obsequiar al azabache.

Al revisar bajo la cama de este, encontró una caja de buen tamaño que le llamó particularmente la atención. Al sacarla, la curiosidad lo invadió y la abrió encontrando muchos obsequios dentro de esta y tres pergaminos.

Lo que más captó su atención fueron los tres pergaminos. El primero lo reconocía, ese fue el pergamino que desencadenó toda esta hecatombe, en la cual se vieron todos sumergidos. Tomo el siguiente que era de color azul y reconoció la letra de Sasuke, al parecer, ese pergamino era el que había escrito para aquella misión que les había asignado Kakashi.

Conforme iba leyendo el pergamino, el sonrojo de su rostro se iba haciendo más y más grande. Al terminarlo de leer, su rostro se encontraba totalmente rojo, y una sonrisa cargada de dulzura apareció en su rostro. ¡Vaya! No sabía que el le provocará todas esas cosas a Sasuke, pero le alegraba enormemente hacerlo.

Dejo el pergamino en donde lo había encontrado y tomó el tercero. Este era de un azul mucho más claro que el anterior y también tenía la caligrafía de Sasuke. Con curiosidad lo tomo y lo abrió para ponerse a leerlo

"Naruto...

Perdona mi atrevimiento, pero yo leí tu pergamino.

En el pones que no sabes lo que es el amor, y lo entiendo perfectamente. No tuviste la oportunidad de tener una familia, la aldea no supo ver más allá de sus propios temores y nosotros como tú equipo y familia más cercana no fuimos los mejores, ni estamos cerca de serlo.

Quiero que me perdones por mi comportamiento, no supe enfocar mis sentimientos y emociones de manera adecuada y termine pagándolo contigo de la peor forma y lastimándote, siendo que tu eres la persona más importante para mí y a quien siempre quise proteger.

Se que no soy el mejor y no soy un ser perfecto, de hecho, estoy lleno de fallos y muy lejos de asemejatme a la perfección, pero quiero que me des la oportunidad de enseñarte a amar. Dejame demostrarte que el amor existe, dejarme acompañarte en este largo sendero, dejame demostrarte, que a pesar de lo que has sufrido si existe la felicidad, permiteme ser tu familia, esa que se te negó aún siendo un recién nacido, dejarme mostrarte que aún hay una razón por la cual permanecer en este mundo.

No soy una persona fácil, lo sabes, conoces perfectamente todos los defectos que poseo, pero te prometo que si te quedas a mi lado, no me separare de ti jamás y estaré ahí, apoyándote siempre que lo necesites, siendo tu compañía y acompañándote en el largo sendero de la vida buscando hallar la felicidad.

Te ama...

Uchiha Sasuke."

Al terminar de leer el pergamino, Naruto sonrió con verdadera felicidad... Ya sabía que regalarle al teme de cumpleaños.

–Naruto, el desayuno está...– anuncio, pero se quedó de piedra al encontrar al rubio en su habitación con aquella caja abierta y "ese" pergamino en su mano.

–¿es cierto?– pregunto el rubio, sacándolo de su letargo. Al reaccionar el Uchiga se acercó al rubio, intentado recuperar su documento.

–Damelo Naruto– pidió molesto

–¿es cierto si o no?– cuestionó el rubio con determinación.

–Si– confesó el Uchiha bajando la cabeza.

Una sonrisa afloró de los labios del rubio y como un niño pequeño, cobijo el cuerpo del Uchiha entre sus brazos, mientras se movía hacia los lados intentando girar. El Uchiha se sorprendió por el gesto, pero inmediatamente lo correspondió, mostrando menos efusividad.

–entonces acepto, Sasuke... Acepto caminar junto a ti– le respondió el rubio citando lo escrito en aquel pergamino, mientras le sonreía con dulzura y amor.

Al comprender el significado de aquellas palabras, el Uchiha elevó en el aire el cuerpo del rubio y le dio varias vueltas. Su corazón latía acelerado, era el mejor regalo que le habían dado en la vida, era... La motivación para seguir avanzando hacia adelante.

El azabache depósito un casto beso en la frente del kitsune y susurro

–gracias Naruto, es el mejor regalo que jamás había recibido– comento con sinceridad y una sutil sonrisa.

–no, gracias a ti por darme un motivo al cual aferrarme a la vida– susurro el rubio. Y los dos se unieron en un casto beso lleno de amor y sentimientos encontrados que los llenaban de plenitud y felicidad.

Tal vez el futuro que les depararía la vida sería difícil y complicado, pero ya no eran uno y uno, eran los dos, llenando la vida de el otro de alegria, protegiéndolo de todo mal y brindados la compañía que en un pasado tanto les hizo falta. Con sus sentimientos aclarados, las cosas en su sitio y siendo correspondidos mutuamente, ahora sólo tenían una misión... Y esa misión era

Cuidar y hacer perdurar lo poco y mucho que entre los dos habían conseguido juntar.

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Hasta aquí...

Espero que les guste e infinitas gracias por su apoyo.