Disclaimer: Naruto no me pertenece. ¿Por qué? Porque no me llamo Masashi Kishimoto, por desgracia.

Nota: Tuve que subir esto a la rápida, así que disculpen las posibles fallas ortográficas. Ahora, disfruten el final de este pequeño fanfic.


De como un mujeriego cayó ante el amor...

o el paso a paso de como Uchiha Sasuke terminó enamorado.


VII. El primer beso. ¿Qué me está pasando?

—¡Argh, no es justo! ¡Exijo la revancha dattebayo!

—Lo siento, Kitsune, pero incluso para mí es demasiado cruel hacerte morder el polvo por novena vez.

—¡Revancha, Chara-teme!

Un tic se posó en su ceja al escuchar el adorable apodo dicho por él rubio. Días atrás había estado hablando con Sakura en alta voz mientras caminaba rumbo a Ichiraku. Cuando estuvo a punto de colgarle a su amiga, lanzándole un piropo como era habitual en él, la chica le gritó "¡No lo arruines con él, Charasuke idiota!" y le colgó. Lamentablemente, cuando menos se dio cuenta, se encontraba en la entrada del pequeño loca de ramen, con Naruto aguantando la risa ante el apodo que su amiga le había gritado, cosa que le dio a entender que Naruto había escuchado a Sakura. Desde entonces, el rubio tenía la costumbre de llamarlo Charasuke o "Chara-teme" cuando quería provocarlo.

—¿Disculpa, que dijiste?

—¡Ya me oíste, Chara-teme! —respondió con firmeza el Uzumaki, sonriendo desafiante mientras levantaba el control de Xbox con su mano derecha.

Con decisión, apretó al botón de reinicio— ¡Bien, tú lo has pedido, Kitsune! —y la batalla volvió a iniciar.

Habían pasado tres semanas desde la boda de Itachi. Él y Deidara se fueron de luna de miel a París, ya que Deidara era una fanática del arte y quería explorar todos los museos y galerías de arte que la enorme ciudad tenía. Los padres de Deidara les pagaron el viaje por un mes completo, prueba de que realmente harían lo que sea por ver a su hija feliz.

Pero desde entonces, esas tres semanas se habían convertido en un verdadero calvario para Sasuke. Sus padres no dejaban de hablar de la boda de su hermano, de lo sofisticada que fue la recepción, lo bella que se veía Deidara o de como esperaban que no dentro de mucho tiempo Itachi les diera a su primer nieto.

Esas pláticas Sasuke las escuchaba completamente tenso. Había tenido la pequeña esperanza de que sus padres cuando menos dejaran pasar un mes o dos para empezar a cuestionarle esa clase de asuntos, pero lamentablemente se equivocó. Una semana después de que la pareja de casados se fuera, su madre constantemente empezó a mandarle mensajes y llamadas con la excusa de que quería hablar y pasar más tiempo con su hijo menor. ¡Patrañas!

Primero fueron las llamadas donde Mikoto "sutilmente" le preguntaba si no tenía alguna enamorada por allí. Luego pasaron a las frases como "ya es hora de que empieces a sentar cabeza, hijo", "tu hermano encontró a una chica maravillosa, estoy segura que también podrías encontrar a tu chica ideal", "Sasuke, estoy haciéndome vieja cada día, necesito ver a mis hijos casados y con nietos antes de partir al otro mundo(*)"

¡Se estaba volviendo loco!

Gracias al cielo su padre –ese hombre tan comprensivo- le había defendido en un par de ocasiones de su madre, alegando que seguramente simplemente no había encontrada a la persona adecuada o que no había que forzar al amor. Ante esas respuestas, Mikoto se quedaba enfurruñada, sin poder argumentar nada más. Pero al día siguiente la historia se volvía a repetir, y ya estaba cansado de lidiar con su progenitora, mas ahora que su padre estaba empezando del lado de su esposa.

Sin embargo, en medio de todo ese dolor de cabeza, aparecía su rubia medicina. Naruto constantemente hablaba con él y el dueño de la pizzería donde trabaja –un tal Jiraya- le tenía cierto aprecio, por lo que le daba permiso para salir a ciertas horas de su trabajo para reunirse con él, ya sea en una cafetería, en un pequeño local de ramen llamado Ichiraku –que supo que era su favorito en toda Konoha- o más recientemente: en su departamento.

Esto ultimo fue por sugerencia del mismo Sasuke. Ya que, luego de analizarlo un poco, Sasuke se dio cuenta que era un poco egoísta de su parte salir con el Uzumaki haciéndolo gastar siempre en comida o transporte, teniendo en cuenta que el de ojos cerúleo le había dicho que estaba ahorrando para entrar a la universidad. Por eso, cuando ese día el rubio le comentó que Jiraya le iba dar la tarde libre, no lo pensó dos veces y se ofreció a recogerlo para jugar videojuegos en su departamento.

Al principio el blondo estuvo reacio a aceptar, alegando que era demasiado de su parte, pero supo persuadirlo apenas le comentó que tenía la más reciente versión de Menma: Ultimate Ninja Storm(**). No se lo pensó dos veces antes de aceptar.

Y ahí estaban, jugando el videojuego de ninjas y obteniendo por novena vez una victoria.

—¡Agh, no es justo! ¡Hiciste trampa 'ttebayo!

—¿Yo? ¿Hacer trampa? —puso una falsa mirada inocente—. ¿Cómo crees, Kitsune? Jamás haría eso.

—¡Estuviste acariciando mi pierna todo el combate! —exclamó, avergonzado, dejando caer el control de Xbox en cualquier lado del sofá.

Por respuesta Sasuke movió las cejas, en un movimiento sugestivo—. A eso se le llama estrategia, Kitsune-chan.

Las mejillas de Naruto se enrojecieron fuertemente ante la mirada descarada que el otro le estaba dedicando. —Chara-teme —dijo, lanzándole un cojín del mueble a la cara, provocandole una corta risa al azabache.

Eran momentos como esos los que hacían latir su corazón con un ritmo acelerado. Ya había aceptado que estar con Naruto le reconfortaba, al igual que adoraba ver las graciosas mil y un expresiones que podía provocarle. Pero era como si nunca fuera suficiente, como si el tiempo que pasaba con el blondo era demasiado poco, escaso. Naruto le hacía sentir tan diferente con su sola presencia. Y no le molestaba en lo absoluto.

—Naruto —le llamó, con un repentino tono firme.

Al instante el aludido quitó su expresión de molestia ante aquel tono en su voz y lo miró—. ¿Qué?

Nervioso, puso ambas manos arriba de sus rodillas y tamborileo sus dedos, buscando las palabras correctas—. Aquel día que te invite a salir… —se detuvo un momento, dubitativo, pero se armó de valor y miró al otro a los ojos—. Ese día que te invite a salir, hace más de un mes… ¿por qué no me rechazaste? —soltó, inseguro.

Esa era una duda que lo empezó a carcomer un par de días atrás. Quitando su ego de lado, realmente le costaba trabajo entender porque alguien como Naruto aceptaría la invitación de un completo desconocido que tenía toda la pinta de ser mujeriego.

Eran tan diferentes: él era espontaneo, coqueto, despreocupado, egocéntrico y tranquilo. En cambio Naruto era enérgico, comprensivo, audaz, sincero, divertido y muy noble. Él venía de una familia acaudalada y Naruto era un humilde chico que creció en un orfanato y tuvo que valerse por sí mismo toda su vida, dando siempre su mayor esfuerzo para salir adelante. Se sintió culpable cuando el Uzumaki le contó esa parte de su pasado, ya que él, al tener todo en bandeja de plata, no solía valorar todas las cosas que su familia le proporciono desde niño.

Y, sin embargó, Naruto estaba ahí, en su departamento, un humilde muchacho cuya vida no fue fácil pero tuvo la suficiente voluntad para salir adelante. Era inaudito que semejante maravilla de persona hubiera aceptado salir con él sin más.

El silencio reinó la sala por algunos minutos que se le hicieron eternos a Sasuke. Mas cuando creyó que no tendría una respuesta, el de ojos azules habló.

—La verdad… no lo sé —musitó, rascando su mejilla—. Cuando te vi, lo primero que pensé fue que eras uno de esos chiquillos ricos mimados—sonrió quedo al ver el ceño fruncido del otro—. Sin embargó, cuando me abordaste, mi mente pareció desconectarse y me quede paralizado, sin saber cómo actuar. Cuando menos me di cuenta, ya había aceptado tu invitación, y huí de allí tan rápido como pude. Me regañé internamente, ya que la vida me había enseñado que nadie de alta sociedad es tan bueno porque sí. Bueno, eso ultimo me lo decía constantemente mi amiga Hinata. Sin embargó, ignore esa voz racional en mi cabeza y me dije "quizás, si le doy una oportunidad, no sea tan malo".

Sasuke escuchaba todo, casi sin parpadear.

—Cuando llegaste a ese restaurante, malhumorado y luego gritando, no supe que pensar. Pero cuando agachaste la cabeza y luego me pediste perdón… supe que quizás no eras como los demás —sonrió avergonzado—. Luego empezamos a hablar, a tratarnos como si fuéramos amigos de toda la vida, coqueteandome cuando menos lo esperaba 'ttebayo. Y allí me di cuenta que sin duda había hecho bien al aceptar salir contigo —concluyó, con las mejillas ligeramente sonrojadas, pero sin dejar de sonreír.

Sasuke estaba impactado. Tragó saliva, nervioso, incluso tuvo la repentina urgencia de ir por un vaso de agua. Los ojos de Naruto brillaban sinceros, no había dudas de ellos, esos ojos eran incapaces de mentirle. Dejandose llevar por sus emociones, se acercó más al Uzumaki, hasta estar a su lado en el sofá. Levantó una mano y la poso en la morena, mejilla, acariciando las graciosas marquitas.

Naruto había cerrado los ojos ante la caricia, se veía tan tranquilo, como si esperara algo…

Y entonces sucedió, cuando menos se dio cuenta, sus labios estaban sobre los morenos, solo eso, en un beso casto que a pesar de todo aceleró tanto su corazón que por un momento tuvo miedo de tener una arritmia de tan rápido que iba. Movió suavemente los labios, no queriendo ir demasiado deprisa y asustar al blondo, pero este separó un poco sus labios y su lengua lamió rápidamente su labio inferior, en una muda invitación que no tardo en aceptar, colando su lengua en aquella húmeda cavidad, besándolo con ferocidad.

Exploró aquella boca todo lo que pudo, deleitándose con el calor de su interior y la suavidad de su lengua, enredándose mutuamente. No supo cuanto tiempo pasaron con sus bocas unidas, pero tuvo que separarse cuando un quedo gemido escapó de los labios contrarios, solo para notar que había ido recostando a Naruto en el mueble. Un escalofrío recorrió su columna al observar el rostro sonrojado y jadeante del otro. Los orbes azules se notaban oscuros, seductores, llamándole...

Y de repente, como si lo hubieran despertado de un sueño, se separó del otro, demasiado perturbado.

"No, no, no, no, no, no, no.. ¿¡Qué estoy haciendo?! ¡Yo no soy así! ¡Yo no puedo...!"

—¿Sasuke? —llamó el de orbes cerúleo, sentándose en el sofá. —¿Qué te pas…?

—Y-Yo —titubeó, alejandose más del sofa y sobando su cara con una mano. Sintió sus hombros temblar "No, no, ¿como pude ser tan idiota? Yo no puedo..."—Tienes que irte, Naruto.

El aludido supo que algo estaba mal al escuchar su nombre salir de los labios del Uchiha. Sasuke jamás se refería a él por su nombre.

—Sasuke…

—Lo siento, Naruto.

Sin más, corrió hasta llegar a su habitación, encerrándose en esta. Recostó su espalda contra la puerta, dobló sus rodillas hasta que pudo abrazarlas con sus brazos contra su pecho. Escuchó a Naruto tocar la puerta, llamándolo, pidiéndole que le explicara que le pasaba, si había hecho algo mal o que le hubiera molestado...

"¡No, no hiciste nada malo! Soy yo, Naruto, yo soy el problema. Lo siento mucho. Por favor, perdóname por hacerte esto."

No salió en toda la noche de su cuarto, demasiado confundido como para poder enfrentarse a la realidad.

A la mañana siguiente, cuando decidió salir de su dormitorio, Naruto ya no estaba.

VIII. ¿Te perdí…?

¡Eres un grandísimo idiota, Sasuke!

Suspiró al oír por quinta vez en el día el regañó de su pelirrosa amiga.

Dos semanas. Dos malditas semanas habían pasado ya. En todo ese tiempo hizo hasta lo imposible con tal de no toparse con Naruto. Cambio su número de teléfono, evitó caminar por los sitios donde habían estado reuniéndose. Incluso le pidió a Shikamaru dejarlo dormir en su casa por un tiempo en lo que "fumigaban" su departamento, cosa que el torpe chico acepto, ignorante de que una fumigación no llevaba tanto tiempo.

Todos sus esfuerzos habían resultado, no se había topado con Naruto en ese lapso de tiempo. Sin embargó, no contó con el dolor que la repentina perdida de aquel que considero un invaluable amigo le provocaría. Incluso tuvo que contárselo a Sakura en la necesidad de aliviar un poco aquel dolor, ya que Itachi seguía en su Luna de Miel, (que se había alargado más por su esposa) y no quería molestarlo con sus problemas. Grave error.

—Sakura, por favor.

—¡Nada de "Sakura, por favor"! ¡¿Qué te sucede?! Me dices que invitaste a salir a un chico, que este te cautivo apenas verlo, que saliste con él por más de un mes. ¡Y un día simplemente me dices que lo ahuyentaste de tu vida! —los orbes verdes de la contraria parecían dagas afiladas queriendo clavarse en sus ojos—. ¡Te dije que tu estúpido estilo de vida haría que perdieras a tu persona destinada!

—¡Naruto no es mi…!

—¡Atrévete a negarlo y te rompo la cara! (***)

Sasuke cerró la boca, tragando saliva. Diablos, jamás creyó que su amiga reaccionaría así, siendo que fue ella la primera en mostrarse reacia cuando le comentó sobre Naruto. Pero al parecer Sakura supo leer a través de él, ya que la chica no se cansaba de reprocharle lo idiota que había sido al alejar a Naruto.

Ese día había ido a casa de su amiga, ya que Mebuki le había pedido que revisara su televisor, alegando que no parecía querer funcionar. Intento negarse, diciendo que no tenía conocimientos en ello, pero la señora Haruno logró persuadirlo para que fuera. Grande fue su sorpresa al encontrar a su amiga sentada en una de las mesas del comedor, con una taza de té en mano, completamente sola.

"—Le dije a mi madre que necesitaba hablar contigo a solas para confesarte mis sentimientos —rodó los ojos ante lo dicho— así que la convencí para llamarte y que vinieras aquí, ya que si lo hacía yo sabía que te negarías. De pasó me dijo que iría a la peluquería y mi padre llega a hasta la noche, así que ni se te ocurra huir, Charasuke."

Cansado, recostó la cabeza en la mesa.

—No hemos terminado, idiota.

—Ya perdí la cuenta de cuantas veces me has llamado idiota en estos días —río desganado—. Seguramente hiciste un nuevo récord.

—Sasuke —la fémina se masajeó la frente, rogando por un poco de paciencia—. Estoy siendo seria.

—Yo también lo soy…

—¡No, no lo eres! —replicó, ya de mal humor—. Sasuke, tú realmente habías cambiado gracias a ese chico. Aunque nunca me comentaste nada más allá de cuando lo invitaste, tus ojos, tus expresiones… —tomó un hondo suspiro, haciendo que el otro levantará la cabeza—. Incluso empezaste a dejar de lado a tus "fans". Ese chico te hace... te hacía feliz —corrigió, mirándolo fijamente.

Sasuke trago saliva ante ello. No fue sino hasta que se alejó de Naruto que notó los cambios que la propia Sakura le restregaba en cara. Su séquito de fans lo abordaron un día, reclamándole su falta de atención y que ya casi nunca se dirigía a ellas. ¡No le prestaba atención a sus fans! En un tiempo pasado, aquello le habría parecido inaudito, pero con Naruto a su lado, era como si seguir coqueteando ya no tuviera sentido.

—Yo… no puedo, Sakura, simplemente no puedo estar con él.

—¿Por qué, Sasuke? ¿Por qué, si sabes que te duele mantenerte alejado de él?

—No lo entenderías...

—¡No lo entiendo porque no lo explicas! ¡Solo te estas comportando como un imbécil! —gruñó la contraria—. ¿A que le tienes miedo, Sasuke? ¡Por qué a menos que me digas algo jamás podre comprenderte!

—¡No puedo enamorarme, Sakura! ¡No puedo hacerle daño! —confesó en un gritó, sintiendo como la pesadez en su espalda disminuyo al decir esas palabras enterradas en lo más profundo de su ser.

Los ojos esmeraldas se abrieron de par en par—¿Qué?

—¡No puedo lastimarlo! ¡Vamos! Tú me conoces más que nadie, es obvio que soy incapaz de mantener una relación, le temo a los compromisos —escondió su rostro entre sus manos—. Si aceptaba a Naruto… ¿quién me aseguraría que no lo echaría a perder después? ¿Sí le era infiel o me aburría de él? ¿Qué, si le hacía más daño que ahora? No podría perdonarme hacerle eso, Sakura, nunca. Él… él… es demasiado bueno, no me lo merezco.

Sin poder evitarlo, sollozo, pero uso toda su fuerza de voluntad para no derramar ni una sola lágrima. Finalmente había dejado salir aquello que venía acallando y mortificándolo desde el instante en que beso a Naruto. Inseguridad, miedo… todos esos sentimientos que quiso ignorar desde el instante en que empezó a salir con el blondo, pero que terminaron por hacerlo explotar cuando se dio cuenta que era demasiado tarde.

Le gustaba Naruto. Quería a Naruto. Y tenía miedo de admitir... que quizás amaba Naruto.

Pero él sabía que no estaba hecho para eso. El amor, aquel sentimiento que siempre sintió tan lejano, ahora se alojaba sin miramiento en su corazón. No podía permitírselo. Inevitablemente terminaría cometiendo un error que lastimaría a Naruto. Así que, aunque doliera, prefería cortar todo contacto para evitar que ese sentimiento terminara de florecer. Creyó estar haciendo lo correcto…

Pero el dolor que se negó a reconocer emergió, ahogándolo en una marea de desesperación. Había perdido no solo a un invaluable amigo, si no quizás a su pareja ideal, su compañero de vida.

—No lo merezco… —susurró en trance, ignorando a su compañera.

—Sasuke.

—No intentes consolarme, Sakura.

—Yo no…

—Solo ignoremos esto y hagamos como que nunca tuvimos esta conversación ¿de acuerdo?

—¡Déjame hablar, maldito mujeriego! —gritó la chica, sacándole un respingo al contrario—. ¡Si que eres patético!

Frunció el ceño ante el repentino insulto—Saku…

—¡Déjame terminar o terminarás en el hospital! —un escalofrío recorrió su espalda ante la amenaza, por lo que se obligó a callarse. —¡Bien! —exclamó conforme la Haruno, parándose de su silla—. Escúchame bien, Sasuke: No tiene nada de malo enamorarse, independientemente si lo estas o no, refugiarte en tu auto-compadecimiento no te va a servir de nada, solo demostrará lo patético y cobarde que eres al no querer afrontar tus propios sentimientos. ¿Dijiste que tenías miedo de arruinarlo? ¡No lo sabrás hasta que estés en la relación! ¿Qué no quieres lastimar a Naruto? ¡Ya lo haces! ¡Y claro que ha de estar sufriendo si lo echaste de tu vida sin ninguna explicación! ¿Y qué es eso de que no lo mereces? ¡Eres Uchiha Sasuke! ¡Mi estúpido mejor amigo y uno de los chicos más geniales que he conocido! ¡Ese chico te acepto a pesar de todos tus defectos! ¡Claro que lo mereces! ¡Así que ahora afronta tu realidad y levanta tu pálido trasero de mi silla para buscar a ese chico!

Sakura respiró agitada luego de semejante discurso. Miró a idiota amigo, queriendo saber si al menos sus palabras le habían afectado al un poco. Pero se topó con la grata sorpresa de ver a esos ojos brunos brillar, llenos de determinación.

—Yo... tienes razón —el aludido se levantó, dedicándole una brillante sonrisa—. Voy a luchar por él, Sakura. Y si la riego… ¡al menos sabré que lo intente! ¡Que nadie diga que el gran Uchiha Sasuke fue un cobarde!

Y con esas últimas palabras, corrió a la salida, perdiéndose de vista de la fémina demasiado rápido.

Sakura suspiró, pero a los pocos segundos una sonrisa delineó sus labios. Tomó su celular (que había colocado en la mesa del comedor desde el arribo de su amigo) y lo levantó. Una llamada sin finalizar adornaba la pantalla.

—¿Lo escuchaste todo? —preguntó a la persona al otro lado de la línea, usando el alta voz.

"Sep. Muchas gracias, Sakura-chan. Realmente creí que jamás podría encontrarlo."

—No hay de que —respondió feliz—. Solo tenle un poco de paciencia ¿sí? Es un idiota, mujeriego y quizás pervertido, pero es una buena persona. Te quiere.

"Lo sé. De nuevo, gracias 'ttebayo."

—Dije que no es nada, Naruto. Solo dale un buen golpe cuando lo veas, ¿sí? —al otro lado de la línea se escuchó una carcajada.

"Je, je, de acuerdo. Nos vemos, Sakura-chan"

—Adiós.

Sin más, colgó. Negó con la cabeza y se llevó una mano a la frente. Se avecinaba un feo dolor de cabeza. Pero meh, al menos ahora Sasuke le debía una.


IX. ¡Naruto, estoy enamorado de ti!

Sasuke corría tan rápido como le daban las piernas. Su rostro reflejaba pura determinación.

Ya no tenía miedo.

Ya no quería seguir ocultándose.

Ya no iba a ser un cobarde.

Iba luchar. Iba a luchar por Naruto.

Ya no le importaban sus miedos, sus inseguridades, la falta de confianza en si mismo, nada de eso le iba a impedir ir por Naruto. Aún si el blondo lo odiaba por haberlo apartado, si no quería nada con él, si quería golpearlo, él lo aceptaría con la frente en alto y lo re-conquistaría de ser necesario.

Las palabras de Sakura habían calado hondo en su ser. Ya no tenía miedo de admitirlo. Él…

—¡Naruto!

…estaba enamorado de Uzumaki Naruto

Se detuvo en una parada de autobús, llegando el vehículo que necesitaba al instante. Al parecer la vida le estaba sonriendo, conforme con su decisión. Sonrió determinado.

—Kitsune… voy por ti.

Quince minutos transcurrieron, sintiéndose más ansioso con cada segundo que pasaba. Cuando llego al centro, rápido se bajó del autobús, ignorando los gritos del chofer al no haberle pagado. No le importó. Corrió más de seis calles, buscando la pizzería donde trabajaba su blondo.

"Ya casi" pensó al divisar el local con iluminaciones fosforescentes a menos de trescientos metros. La puerta de cristal del establecimiento se abrió, saliendo una persona de sudadera naranja y uno conocido cabello rubio.

—¡Naruto!

El nombrado, giró la cabeza en dirección al grito.

—Sa…

No pudo terminar de hablar cuando el cuerpo del otro de impacto contra el suyo, haciendo que inevitablemente cayera de sentón al suelo.

—¡Agh! —la caída le dolió, pero la sorpresa de ver al azabache menguo cualquier otro pensamiento, sintiendo la cabeza de este ocultarse en su hombro izquierdo y sus brazos rodearlo la cintura con ahínco—. Sasuke…

—¡Lo siento tanto, Naruto! —le interrumpió, con voz temblorosa—. Sé que estuvo mal lo que hice, te aleje, te ignore todo este tiempo. Demonios, seguramente has de odiarme por ello. Pero ahora estoy aquí, Naruto, y ahora voy a ser sincero contigo.

Levantó la cabeza, mirando con una intensidad tan arrolladora los claros orbes cerúleos que Naruto se sintió sonrojar.

—Yo… tenía miedo, de todo lo que me estabas haciendo sentir —empezó, con voz suave—. Nunca fui del todo sincero contigo, Naruto. Soy un mujeriego, salgo con chicas todos los días, siempre lo he hecho. Los compromisos jamás fueron conmigo y nunca tuve una relación seria —suspiró, pero no se detuvo—. Cuando te invité a salir, ni yo mismo supe porque lo hice, solo pensé que tu apariencia me había cautivado. Pero entonces empezamos a salir y te conocí, supe lo que te gusta y disgusta, las adorable expresiones que hacías cada que te provocaba, tu humilde forma de ser, lo cálido que me hacías sentir solo con tu presencia… —hasta ese punto, Naruto seguía mirándolo con los ojos abiertos de par en par—. Y esa vez, cuando te besé y te vi debajo de mí… fuera como si una zona de mi cerebro hubiera hecho corto circuito "este chico nos está mirando con un sentimiento demasiado sincero, uno que no podemos aceptar" —se rió de sí mismo, soltando su mano derecha del agarre en la cintura contraria para posarla en la morena mejilla—. Fui un idiota, lo sé, pero este tipo de cosas jamás fueron conmigo y que tu llegarás y en menos de dos meses pusieras mi mundo de cabeza… fue demasiado para mí —besó la frente contrario, sacándole un llamativo sonrojo al aludido.

—Sa…

—Espera, déjame terminar —tomó una honda bocanada de aire. Estaba nervioso, temblando y no muy seguro de lo que iba a decir, pero pensó en las palabras de Sakura y se dio valor—. Naruto… estoy enamorado de ti.

El de ojos azules abrió la boca en asombro. Sasuke realmente…

—Yo…

—Sé que quizás me detestes, que no tengo ningún derecho a pedirte esto por todo lo que te hice pasar, pero… soy una persona egoísta y realmente quiero intentar esto contigo —interrumpió abrupto, hablando con firmeza—. Naruto, ¿quieres ser mi novio?

El silencio reinó por varios segundos, segundos que Sasuke sintió como horas. ¿Había hecho bien al decirlo todo eso a Naruto? ¿Y si Naruto ya lo había olvidado? ¿Y si ya no le importaba? ¿Y sí jamás lo quiso? Los segundos seguían pasando y cada vez se ponía más y más nervioso.

—Eres… eres un imbécil —susurró el Uzumaki, ocultando su cara en el pecho contrario—. Eres un insensible, me hiciste pasar las peores dos semanas de toda mi vida, me heriste, haciéndome creer que quizás fui yo el que se había precipitado…

Todo su cuerpo se tensó al oír la dolida voz de su amado. Cerró los ojos, dispuesto a enfrentar el rechazo.

—Y aun así… me termine enamorando de un mujeriego idiota como tú —murmuró, levantando el rostro y mirando directamente los ojos ónix—. Y no dudo que eres sincero, pero…

Sasuke sintió un fuerte golpe en su cabeza, haciéndolo chillar de dolor— ¡Ah!

—Eso fue por todo lo que me hiciste pasar —declaró el blondo, sin embargó, sonrió y tomo el rostro contraído por el dolor del contrario y deposito un casto beso en los labios ajenos—. Y eso… por volver a mí.

Con una profunda paz en su interior, Sasuke atrajo al otro en un abrazo, posando una mano en la cintura contraria y con la otra dirigió la mano moreno hasta su pecho, sobre su corazón. Su pecho subía y bajaba, excitado, feliz, dichoso.

—Gracias, gracias, gracias —susurró, repartiendo pequeños besos en el moreno rostro, sonrojándolo—. Gracias por creerme en mí, por darme una oportunidad. Yo… te amo, Naruto.

—Yo también te amo —murmuró de vuelta, sin bajar un apice su sonrojo—. Aunque no todo el crédito es mío, Sakura-chan me ayudo.

Detuvo su ronda de besos para separar su rostro unos milímetros—. ¿Qué?

Rió malicioso ante el desconcierto del otro—. ¿Creíste que me iba a rendir de buscarte así como así? Tenía que darte una paliza por cobarde dattebayo. —sonrió—. Hace tres días, mientras volvía de hacer guardia en tu departamento, me topé con una chica de cabello rosa. Refunfuñaba algo sobre un tal "Charasuke" y no pude si no preguntarle si te conocía —conforme hablaba, Sasuke lo miraba cada vez más con la boca abierta—. Le dije mi nombre y ella de inmediato me dijo que la habías estado pasando muy mal sin mí y que necesitabas un pequeño empujón para dejar de ser un cobarde 'ttebayo.

Un repentino tic se formó en la bruna ceja derecha—. Entonces, me estás diciendo que…

Sonrío malicioso—. Sakura-chan y yo lo planeamos todo. Ella tenía que convencerte de dejar de huir mientras yo lo escuchaba todo. Así sabría si realmente sentías algo por mí —y luego el descarado le guiño un ojo, tal y como él mismo lo hacía.

Guardo silencio por unos momentos, hasta que soltó un suspiro y habló—. Supongo que no puedo reclamar nada…

—Nop, no puedes.

El azabache le miró mal—. No puedo creer que me dejará engañar todo este tiempo por tu adorable cara —y fingió indignación, alzando el mentón—. Al parecer es cierto eso de que las apariencias engañan. Sí que eres un auténtico Kitsune.

—Mira quien habla —respondió burlón.

Ante ello, Sasuke rió de buena gana.

—¿Qué tal si vamos a mi departamento a jugar Menma: Ninja Storm? Tengo un nuevo control remoto, quizás ahora si puedas derrotarme.

Los ojos azules brillaron—. ¡Ya veremos quien muerde el polvo, Chara-teme!

Se levantaron del suelo, sacudiendo sus ropas. Sin embargó, antes de poder avanzar, Sasuke atrapó en un abrazo al Uzumaki, sintiéndose dichoso con aquel anhelado contacto.

El rubio sonrió y devolvió el abrazo—. Je, quien diría que terminaría enamorado de ti, idiota.

—Debí haber hecho algo muy bien en mi vida pasado para que ahora estés a mi lado.

Ante la sincera declaración, Naruto no pudo evitar otro escandaloso sonrojo en sus mejillas.

—Te amo, Sasuke.

—Yo también, Naruto, yo también.


* Esta "excusa" solía usarla mucho mi abuelo con mi hermana y la que era su novia cuando íbamos de visita a su casa. Y ocasionalmente me cuestiona a mí por qué no tengo novio, urgh.

** Se me hizo una buena manera de hacer un cameo para el desaparecido Menma(?).

*** ¡Dale, Sakura! Yo te apoyo. Ok no XD

¡Y se acabo! *festeja* Gracias a todos los que me comentaron y apoyaron en esto. De verdad que jamás creí terminarlo a tiempo, pero la inspiración se puso de mi lado esta vez y me ayudo a terminarlo.

Gracias por haber seguido esta historia. Tenía planeado escribir un epilogo, pero eso sería después del cierre del Festival, así que podría decirse que la historia ya esta "finalizada". Les mando un abrazo y espero poder seguirnos leyendo en mis futuros proyectos.

¡Chao!