Dos meses han sido ya desde que Kagome a tenido estos "encuentros" con él medio hermano de Inuyasha, Sesshomaru. Los encuentros de ambos no eran en secreto, más bien todos en la aldea sabían que debes en cuanto el Lord de Oeste venía por ella. Cada vez que el venía a la aldea siempre le decía 'Miko tenemos que hablar' con su clásico tono frio. Sesshomaru acudía a ella porque necesitaba que alguien cuidara de Rin, normalmente él la dejaría a cargo de alguna sirvienta en el castillo o acargo de Jaken, pero el más que nadie sabía que Rin necesitaba compañía humana y la única persona en que Rin confiaba y se sentía a gusto era Kagome. A pesar de haber pasado ya un largo tiempo desde que ella abandonara su aldea su confianza hacia los humanos no mejoraba mucho.
La batalla contra Naraku todavía seguía en pie, dos años han pasado ya. Nadie pensó que la batalla duraría más de un año pero el hanyou se ocultó por un año y medio, pero el único lado bueno de ello es que pudieron atrapar algunos fragmentos aun que él tenía en su poder la mayoría. Las relaciones dentro del grupo habían progresado, Sango y Miroku debes en cuando se ponían románticos, pero ninguno se ha declarado. Shippo ahora era más alto y fuerte, en cambio Inuyasha seguía siendo terco e inmaduro. Mientras tanto Kagome había mejorado sus poderes como sacerdotisa, también había crecido unos cuantos centímetros pero nada más. Ahora solo le quedaba un año escolar, lamentable mente gracias a su situación cada vez se le hace más difícil estudiar por lo tanto hasta ahora ha pasado raspando los años. Poco a poco Kagome se fue dando cuenta de que su amor por Inuyasha se estaba desvaneciendo, ese primer amor quedo atrás, ahora solo eran amigos, se podría decir que mejores amigos. Inuyasha estaba al tanto de que su amiga ya no sentía nada por él por lo tanto aprovecho aquello para poder añadir a Kikyo al grupo y sorpresivamente (para los demás) ella había aceptado la oferta, ya que igual les convenía por el hecho de que era buena idea tener a otra persona quien también podía sentir los fragmentos de la perla. En un principio ella había aceptado a Kikyo en el grupo por el hecho de que también quería comprobar si ese primer amor había desaparecido del todo y claramente lo había.
-¿Señora Kagome? –dice una dulce voz sacando a Kagome de sus pensamientos
-¿Qué pasa Rin?
-¿Le sucede algo? Es que se ha quedado mirando al cielo por mucho tiempo.
-Nada, solo estaba pensando. –dio un pequeño suspiro mientras se agachaba para poder quedar a la altura de la niña.
-Está bien, me alegro –le da una pequeña sonrisa -Mire señorita Kagome- Rin extiende sus manos dejando a la vista una corona hecha de flores –Es para usted, la he hecho mientras usted pensaba.
-Que linda Rin, gracias –le dedica una sonrisa junto con un abrazo, Kagome toma la corona y se la pone en la cabeza -¿Cómo me queda?
-¡Se ve muy linda! ¡Rin también se ha hecho una! –la pequeña se aleja corriendo y recoge unas cuantas coronas del suelo. –Mire, también le he hecho una al señor Sesshomaru, otra al señor Jaken y dos a Ah-Un. –Rin sonríe y da unos pequeños saltitos.
-Rin, es muy lindo de tu parte ¿Crees que el señor Sesshomaru La use? Me gustaría poder verlo con ella puesta –dio una pequeña risa.
-No lo creo... ¡Pero en ese caso se la pondré mientras duerme!
Ambas rieron y volvieron a charlar. No tan lejos un demonio las observaba, quien poco a poco se fue aproximando a ellas.
-Miko
Kagome giro su rostro, algo se revolvió dentro de ella al escuchar su voz, algo que ella preferiría ignorar. Por lo tanto se puso de pie un tanto molesta.
-Me llamo, Kagome. Ka-go-me –puso ambas manos en su cadera -¿Cuántas veces más tendré que repetírtelo?
-¡Señor Sesshomaru mire!- Rin alza una de las coronas y se la muestra -Le he hecho una corona.-se acerca algo nerviosa a su señor y se la entrega. El solo se limita a sostenerla.
-Gracias Rin, miko es hora. –su mirada se dirigió a la sacerdotisa. Quien suspiro al escuchar nuevamente la palabra.
-Bueno, Rin. Al parecer es todo por hoy.
-¿Tiene que irse?- preguntó Rin algo apenada -¿Puede quedarse a dormir?
-Rin, no sabes cuánto me encantaría pero también debo cuidar de Shippo, además tengo que volver a mí casa, mi mamá debe de estar esperándome.
-Está bien...-Dijo Rin mirando hacia abajo.
-Nos vemos otro día ¿vale?
-Vale. –Rin le dio un abrazo y le sonrió algo apenada, ella realmente quería que se quedara más tiempo.
-Vamos –Sesshomaru se acerca a Kagome y la agarra del brazo, en un dos por tres él se convierte en una pequeña esfera de luz junto a ella y llegan a la aldea.
-Diablos Sesshomaru, no me agarres tan fuerte del brazo, recuerda que soy humana. –se quejó Kagome mientras se acariciaba su brazo.
-Humanos débiles –dijo para sí mismo, pero aun así ella puso escucharlo con toda claridad.
-¿Sabes algo?- dijo con el tono de voz que a él realmente le encantaba escuchar, estaba enojada o más bien, molesta.-Nuestras conversaciones siempre son así. Lo único que sabes decirme es, humana, miko, vamos o débil ¿No sabes decir nada más?
Sesshomaru frunció el ceño -¿Te estas burlando?
-No, no. No lo malinterpretes, pero lo que estoy diciendo es cierto. A veces me encantaría poder establecer una conversación contigo, pero lo haces imposible.
-Ahora estamos conversando.
-Más bien estamos discutiendo
-La única que está discutiendo aquí eres tú.
-Uhg, realmente eres tan…-Kagome deslizo ambas manos sobre su rostro.
Sesshomaru miro con gracia a la humana que se encontraba frente a él, le tenía un gran respeto a ella a pesar de ser humana, realmente le encantaba verla de esta forma, cada vez que la molestaba y hacía que se enojara sentía una sensación que no sentía hace ya varios años.
-¡Kagomeee!- Inuyasha había aparecido ante ambos corriendo a gran velocidad, se posiciono frente a Kagome y miraba a su medio hermano con el ceño fruncido –Ya puedes irte.
-Inuyasha no seas descortés. –se quejó la muchacha. Sesshomaru se mantuvo en silencio mirándolos a ambos, su bestia gruño al sentir la cercanía del hibrido con ella, ignorando aquel sentimiento miro por última vez a la humana y se volvió a convertir en una pequeña esfera de luz dejando el lugar.
-Deberías quemar tu ropa, llevas todo el olor de ese imbécil por todas partes.
-Vamos Inuyasha, no es para tanto. –Kagome le dio un pequeño golpe en el brazo y rio. –Tu hermano no es tan malo
-Medio hermano. –le corrigió. -Por cierto ¿que traes en la cabeza?
-Ah –Kagome puso su mano sobre su cabeza y sintió la corona de flroes, había olvidado completamente que la tenía puesta. -Me la ha hecho Rin, ella es realmente una niña muy adorable. Ahora entiendo porque Sesshomaru la quiere tanto.
-Fhe, pedófilo.
-Osuwari
Al llegar a la aldea, Kagome platico un poco con sus amigos y luego recogió sus cosas.
-Perdón que me tenga que ir ahora, pero tengo un examen importante mañana y necesito estudiar.
-Tú y tus exámenes- dijo Inuyasha mientras se sentaba junto a Kikyo y recostaba su espalda contra la pared. - más te vale volver temprano, que tenemos que buscar a Naraku
-Volveré lo más pronto que pueda. –Kagome se despidió de sus amigos y camino hacía el pozo. Al llegar ahí lanzo su mochila por él, cuando se disponía a saltar sintió una presencia conocida.
-Humana- Kagome se sentó al borde del pozo con las piernas dentro de él. Sesshomaru se encontraba detrás de ella, muy cerca de ella para ser más exactos. Kagome miro hacia arriba donde se encontró con unos ojos ámbar, algo se revolvió dentro de ella. -¿D-Dime?
Sesshomaru pudo sentir como el ritmo cardiaco de ella había cambiado, al encontrarse con los ojos de ella pudo ver un pequeño tono rosa en sus mejillas.
-¿Que se supone que haces?
-¿Que se supone que tú haces aquí? –dijo a la defensiva.
-Eso no es de tu incumbencia, responde.
-Bueno, algún día tendría que decírtelo. Este pozo me permite viajar, me permite poder volver a mi época. Vivo quinientos años en el futuro.
-Eso explica tu extraña vestimenta y tu forma de hablar. A veces dices palabras que desconozco.
-Ahora responde tú. ¿Qué haces por aquí? Pensé que ya te habías ido.
-No tengo porque decirte mis razones.
-Mejor le traigo un diccionario a la próxima –Kagome da una pequeña sonrisa –por cierto, me agrada que no hables en tercera persona cuando hablamos. Almenos sé que eso demuestra nuestro avance en las 'conversaciones' que tenemos. Bueno, nos vemos. –con eso se dejó caer dejando que la magia del pozo hiciera lo suyo.