Los gemelos Pines y Bill entraron a la habitación de Dipper, al asegurarse de que nadie los seguía, cerraron la puerta y Bill regresó a su forma triangular.

—De acuerdo —Dipper comenzó a hablar—. Es hora de planear la Fase Dos. Bill, ¿Cuál es tu plan?

—Pues, justo ahora, no tengo ni la menor idea de qué cosas hacen los humanos para pedir perdón. Y tampoco sé con quién tengo que disculparme.

—Como se dieron las cosas... —Mabel comenzó a hacer cuentas—. ¡Con todo el pueblo!

—Oh vaya —Bill se sentó en la cama de Dipper—. ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? ¡Si no le hice daño a casi nadie!

—Si, creo que ya discutimos eso, entonces, sólo hay que concentrarnos en encontrar alguna forma para acabar con todo esto de una vez por todas —dijo Dipper.

—Concuerdo con eso —Mabel empezó—. No me sentiría cómoda teniendo a un demonio cerca de mí por demasiado tiempo. Sin ofender Bill.

—No me ofendes Estrella Fugaz, dijo, niña con un nombre real y no con el nombre de su signo —corrigió Bill.

—¡Genial Bill! Estás haciendo un gran avance —Mabel sonrió—. Si sigues así, te compraré un helado. Algún día.

—¡Oh sí, helado! —Bill comenzó a saltar en la cama de Dipper, pero terminó de inmediato—. ¿Qué es un helado?

—Olvídalo, sólo te compraré uno y ya.

Mientras Mabel decía éstas palabras, el teléfono de Dipper sonó. Tenía la canción"Reina que irradia luz" como tono de llamada.

Bill empezó a reír, pero Dipper le dió un golpe y contestó el teléfono.

¿Hola?

¡Hola! ¿Eres tú Dipper? (Era una voz de mujer)

¿Si? ¿Quién habla?

¿No me reconoces? Nos hicimos amigos el verano que pasaron tu hermana y tú aquí.

—La verdad no. Es que hice tantos amigos.

¡MENTIRA! —Mabel gritó desde el otro lado de la habitación.

Como sea. El punto es, que escuche que habían regresado al pueblo y quería ver si te gustaría ir conmigo a tomar algo. Ya sabes, para platicar un poco sobre nuestras vidas.

En realidad no lo sé, es que hay un amigo que se está quedando con Mabel y conmigo, y no creo que sea buena idea dejarlo solo.

Que se quede con Mabel, así no estará solo.

Es casi lo mismo.

En ese momento Mabel le quitó el teléfono a su hermano, pronunció un "Discúlpame un momento" y silenció el micrófono.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —Mabel golpeó a su hermano en la cabeza.

—¡Auch! Mabel, ¡eso duele!

—Ya lo sé, por eso lo hice. ¡Necesito saber qué pasa por tu cabeza justo ahora para rechazar algo tan importante como ésto!

—No es tan importante —Dipper sobó el área del golpe—. Sólo estoy rechazando una cita.

—¡Por eso cerebrito! —Mabel golpeó a Dipper otra vez—. ¡Estás rechazando tu primera cita!

Justo cuando Mabel dijo eso, Bill comenzó a reírse.

—¡JAJAJAJA! ¡NO HAS TENIDO TU PRIMERA CITA! —Bill no paraba de reír—. ¡Y AHORA QUE POR FIN PUEDES TENER UNA LA RECHAZAS!

Dipper comenzó a ponerse rojo de vergüenza.

—Mabel, regrésame mi teléfono.

Mabel se lo entregó.

Hola, lo lamento, ¿sigues ahí?

No me he movido de aquí.

De acuerdo, entonces, ¿mañana nos vemos?

¡Claro! Te veo en el centro comercial mañana a las diez. ¡Hasta mañana!

Hasta mañana.

—Bravo hermano, espero que todo salga bien en tu cita —Mabel sonrió.

—Gracias Mabel, y yo espero que te vaya bien con Bill.

A Mabel se le borró la sonrisa.

—¿Por qué lo dices?

—Pues, ya que iré a mi "cita" no podré ayudar a Bill con el plan. Pero tú si estás disponible. Te tocará hacerlo sola.

Mabel iba a empezar a reprocharle a su hermano, pero después vio que no podía hacer nada y se resignó a ayudar a Bill ella sola.

—Te odio.