SUFRIR O MORIR EN SOLEDAD

XIII. EPÍLOGO

Sala del trono, Giudecca, Inframundo

Hades y los dioses gemelos regresaron tan pronto como pudieron al palacio de Giudecca para asegurarse de que Perséfone y Pandora estuvieran a salvo, Thanatos acompañando a Agatha. Perséfone se levantó tan pronto como la vio llegar apoyada en el brazo del dios de la muerte, y se apresuró a abrazarla.

-¡Agatha!- dijo la diosa en voz alta, casi haciéndola caer al suelo junto con ella, de lo que se salvaron al ser atajadas por Thanatos, quien mostraba una sonrisa aliviada a pesar de lo preocupado que había estado- ¡menos mal que estás bien! ¡Estábamos tan preocupadas!-

-Estoy bien, en serio, señora Perséfone- dijo ella con una sonrisa triste que también compartían los dioses gemelos. Había sido, después de todo, una victoria agridulce. Habían logrado descubrir a los espías del Inframundo sin ninguna víctima entre los espectros, pero al mismo tiempo varios de los enemigos habían revivido, y podían llegar a causar más problemas de los que ya tenían.

Una vez que Hades las puso al corriente de lo ocurrido, con algunas intervenciones de los gemelos, las dos mujeres entendían muy bien la expresión preocupada de los recién llegados.

-Thanatos, consigue la lista de los nombres de las almas que se fugaron del Inframundo- le dijo Hades con una expresión seria- tan pronto como la tengas, debemos avisar a Athena lo que sucedió-

Thanatos asintió.

No pasó mucho tiempo cuando Violate y Minos llegaron también llevándoles noticias de lo ocurrido en la séptima prisión. Ambas mujeres se preocuparon al escuchar que Radamanthys y Aiacos habían sido heridos bastante como para no poder ir a darles el reporte ellos mismos, pero se encontraban más tranquilas al escuchar que estaban fuera de peligro.

-Que terribles adversarios- comentó Perséfone en un tono triste- dos de los jueces fueron considerablemente heridos-

-Eso no es todo, señor Hades- dijo Minos, pero después esbozó una sonrisa traviesa- ¿qué se hará sobre la chica que Radamanthys encontró?-

Al escuchar esto último, Pandora se irguió sobre su asiento. ¿De qué chica estaba hablando el juez de Grifo? Nadie le había informado sobre eso.

-¿Esa chica que causó tantos problemas?- preguntó Hades, y Minos asintió.

-Si me permite, señor Hades- dijo Hypnos, y Hades asintió, dándole la palabra- la señorita Victoria no deseaba apoyar al enemigo, fue extorsionada para hacerlo. Y tan pronto como Radamanthys la trajo al Inframundo, comenzó a cooperar con nosotros. Debo decir que, gracias a su información, pudimos encontrar a Agatha a tiempo-

Hades valoró lo que decía el dios del Sueño, mientras que Pandora crispaba los dedos con furia. ¿Radamanthys trajo a una chica al Inframundo? Cada vez le gustaba menos esa historia.

-De hecho, el espía Byaku de Nigromante intentó silenciarla mientras la pelea se desarrollaba- añadió Minos- y Radamanthys tuvo que detenerlo para evitar que le hiciera daño. Encargó a Queen que la cuidara para que no fuera lastimada-

Hades alzó las cejas, y sonrió levemente. Perséfone lo notó perfectamente, y sonrió también. No así Pandora, que apretaba su tridente con más fuerza de la necesaria.

-Dile a Radamanthys que Victoria tiene mi permiso de regresar a su hogar si así lo desea- dijo Hades en un tono benévolo- y que tiene mi permiso de enviar a algún espectro a protegerla, si lo cree necesario-

-¿Porqué sería necesario, señor Hades?- preguntó Pandora con un tono lleno de desdén que no pasó desapercibido para ninguno de los dioses.

-Porque arriesgó la furia de nuestros enemigos para ayudarnos- dijo Hades- tranquila, Pandora, tenemos trabajo que hacer. Athena tiene que ser informada de inmediato. Y creo que todos deberíamos descansar. Han sido días muy largos-

Los dioses gemelos y Agatha se encaminaron hacia Elysion. Violate y Minos se inclinaron para regresar a Antenora y Ptolomea, respectivamente, cuando el juez detuvo a la espectro de Behemoth por el brazo.

-Un momento, Violate- dijo el espectro de Grifo en voz baja, una vez que la sala del trono quedó completamente vacía- necesito hablar contigo. Serán solo cinco minutos-

Violate se sorprendió. Si bien Minos no era su gran amigo, fue el único de los jueces que creyó en ella cuando fue acusada. ¿De qué querría hablar?

-¿De qué se trata, señor Minos?- dijo ella.

-De Aiacos- dijo el juez. Violate puso los ojos en blanco al escuchar el nombre del juez de Garuda. Ya se imaginaba que todos querrían hablar de él después de lo que pasó.

-No quiero hablar de él en este momento, señor Minos- dijo la chica en un tono cortante- y, con todo respeto, no es asunto suyo-

-Aiacos es mi amigo, Violate- dijo Minos en un tono serio que pretendía ser amistoso, pero el juez se veía un poco raro diciendo eso- y… quisiera que tú me consideraras un amigo también-

-Lo hago, señor Mi…- comenzó Violate, pero Minos la interrumpió.

-Aiacos está sufriendo mucho por ti- dijo Minos, soltándola cruzándose de brazos- me consta, lo he visto y, aún ahora, puedo sentir el sufrimiento en su cosmo-

-¿Qué tiene que ver eso con…?- dijo Violate, pero nuevamente Minos la interrumpió.

-¡Está enamorado de ti, Violate!- exclamó el juez de Grifo- ¡está loco por ti! ¿O no te diste cuenta? ¡Se sacrificó por ti cuando estaban peleando contra Didrika!-

Violate bajó la mirada, un poco avergonzada. Su tripa se retorció de una manera desagradable. Levantó la mirada de nuevo, y vio a Minos con una expresión solemne y preocupada, en el juez que usualmente estaba sonriendo y riendo alegremente a pesar de la situación. Iba en serio.

-Puede que así sea, señor Minos- dijo la chica- puede que Aiacos esté… lo que usted dijo. Pero… con todo respeto, aún no estoy lista para perdonarlo. No confió en mí, me dejó sola cuando más lo necesitaba-

-Sé que Aiacos es un completo cabeza hueca, necio, baboso, badulaque, pazguato, papanatas, idiota, imbecil, tarado y…- comenzó Minos, y ahora fue el turno de Violate de interrumpirlo.

-Ya entendí el punto. Lo lamento mucho, señor Minos- dijo Violate- eso es entre Aiacos y yo. Pero agradezco mucho su preocupación-

Minos iba a decir algo, pero se mordió la lengua. Prefirió no decir nada más, ya ellos dos lo arreglarían juntos. Quien sabe, quizá sin su intervención las cosas mejoraban más rápido. Y si no lo hacían, siempre podía propinarle la vieja y confiable bofetada a Aiacos en la cara. Minos sonrió ante esa perspectiva: no le molestaba tener un pretexto para golpear a su colega.

-De acuerdo. Te dejaré ir a descansar, Violate- dijo el espectro de Grifo, volviendo a sonreír- dale mis saludos a Aiacos-

Violate asintió, y se apresuró hacia Antenora.

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Palacio de Thanatos, Elysion, Inframundo

Thanatos acompañó a Agatha a la sala de estar de su palacio, y buscó entre sus cosas algo para limpiar y cubrir la herida de la chica. El dios de la muerte se sentó junto a ella y, haciéndola subir su pierna lastimada a su propio regazo, comenzó a limpiar con cuidado la herida, con bastante delicadeza para no provocarle dolor.

El dios estaba callado y concentrado, y Agatha extendió su mano hacia él, acariciando su mejilla.

-No estés tan preocupado, Thanatos- le dijo la chica en un tono dulce, haciendo que el dios levantara sus ojos hacia ella- los vencerán de nuevo, estoy segura-

Thanatos sonrió levemente, y terminó de vendar el tobillo de la chica. Una vez que lo hizo, el dios la abrazó con fuerza, como si temiera que se le fuera a escapar de nuevo. Agatha recibió el abrazo sorprendida pero también agradecida, sonriendo levemente.

-Aquí estoy contigo- le dijo Agatha en un susurro, apoyando su cabeza en el pecho de él- no me voy a ninguna parte-

El dios de la muerte sonrió aliviado. Iba a decir algo más, pero se interrumpió, pues Hypnos acababa de llegar. Thanatos no la soltó, solo se volvió a su hermano para ver que necesitaba.

-¿Hypnos?- dijo el dios de la muerte, alzando las cejas- ¿qué sucede?-

-El señor Hades ha procurado una audiencia en el Olimpo mañana- dijo Hypnos- será mejor que ambos se vayan a descansar-

El dios de la muerte asintió solemnemente, e Hypnos se retiró, deseándoles buenas noches. Agatha se volvió a Thanatos, interrogante.

-No te preocupes, Agatha- dijo Thanatos, sonriendo mientras se levantaba de su asiento y le ofrecía la mano para ayudarla a levantarse- mañana vamos a ir al Olimpo, a pedir al rey de los dioses su permiso para concederte la inmortalidad-

Agatha sonrió nerviosamente, y se aferró al brazo del dios de la muerte. Éste sonrió y la besó en la frente.

-Estaremos bien- dijo Thanatos- todo va a salir bien. El señor Hades nos apoya…-

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Caína, Inframundo

A la mañana siguiente, cuando Radamanthys despertó tras una buena noche de descanso, se sentía mucho mejor. Su cuerpo ya no estaba dolido por el ataque recibido el día anterior. El juez de Wyvern se desperezó, y fue cuando se dio cuenta que no estaba solo.

Victoria se había quedado ahí mientras dormía, y al parecer el sueño también la había vencido, pues se había quedado dormida sentada en una silla, y había apoyado su cabeza y sus brazos en la misma cama donde Radamanthys descansaba. El espectro sonrió levemente, y le quitó los cabellos del rostro. Era una chica muy bonita. Y lista.

El espectro extendió su mano hacia ella y la movió levemente, para hacerla despertar. La chica se desperezó también, un poco confundida sobre donde estaba, pero sonrió al ver a Radamanthys.

-Hola- dijo Victoria, tallándose los ojos levemente.

-Hola- dijo el espectro, sin poder evitar sonreírle.

-Te ves mucho mejor que anoche, Rada- dijo Victoria, sonriendo- me alegro. Anoche te veías muy mal-

El espectro alzó las cejas, y Victoria se ruborizó y bajó la mirada.

-Lo siento, no quiero decir "mal" mal. Quería decir "mal" muy enfermo y herido, y que me preocupaste. Quiero decir…-

Victoria se ruborizó aún más mientras que decía eso, haciendo que Radamanthys se echara a reír, dejando escapar una carcajada que sonó un poco maligna, pero Victoria no se asustó. La chica se relajó al verlo reír, cosa que nunca había visto antes, y sonrió también, aliviada de que su amigo estuviera bien.

-Supongo…- comenzó a decir Radamanthys- supongo que querrás regresar a casa-

Victoria asintió, aunque sin mucha seguridad.

-Sí, creo que será lo mejor- dijo la chica en voz baja, aunque el espectro no la vio muy convencida de todos modos- mi familia debe estar muy preocupada. Y en mi trabajo también deberán estar preguntándose que pasó conmigo-

-¿Estarás bien?- dijo Radamanthys en voz baja.

Victoria se encogió de hombros. La verdad era que no lo sabía. Si bien era cierto que el espía del Inframundo había sido descubierto, Fleur de Lys aún estaba libre, y podía regresar a Londres a buscarla y vengarse de ella.

-Yo… creo que sí- mintió ella. No quería que Radamanthys supiera que estaba preocupada, mucho menos que la considerara una carga. El espectro, por su parte, entendió más o menos bien lo que pasaba por la mente de Victoria, pero no dijo nada al respecto.

-Bueno, ve por tus cosas- le dijo Radamanthys- arreglaré que con uno de mis espectros te acompañemos a tu casa-

Victoria sonrió y, tras besar la mejilla del juez en agradecimiento, se apresuró a salir de su habitación a buscar su mochila. Pensó también que le haría bien tomar un baño antes de ir a casa. Una vez que Victoria se fue, Radamanthys llamó a Queen.

-¿Me llamaba, señor Radamanthys?- preguntó el espectro.

-Sí, Queen- le dijo el juez de Wyvern- necesito que, cuando la señorita Victoria esté lista, nos acompañes fuera del Inframundo, a su casa en Londres-

-Así se hará, mi señor- le dijo Queen.

-Y Queen…- añadió Radamanthys, bajando la voz- hay algo más que quiero pedirte-

-Usted dirá, señor Radamanthys- dijo el espectro.

El juez dudó un poco antes de responder.

-Estoy preocupado por... que se les vaya a ocurrir atacarla cuando esté en su casa- dijo Radamanthys, suavizando su mirada- no me... no me gustaría que le suceda ningún daño-

Queen asintió. Radamanthys volvió a fruncir el entrecejo.

-Te voy a asignar para vigilarla- dijo el juez- que la sigas y te asegures que los enemigos no se acerquen a ella. Que la protejas-

Cuando el juez le explicó lo que quería que hiciera, Queen no pudo evitar sonreír. Entendía lo que sucedía mucho mejor de lo que Radamanthys lo hacía.

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Antenora, Inframundo

Cuando Violate regresó a Antenora la noche anterior, Aiacos había caído rendido de cansancio, aunque no solo por sus heridas en el último combate. La espectro se enteró, por medio de Tokusa, que el juez llevaba varias noches sin dormir, y cuando lo lograba, varios de los espectros en Antenora lo habían escuchado tener pesadillas y mencionar el nombre de Violate constantemente. Aquello enterneció importantemente a la espectro, quien se dirigió a su cuarto, pensativa, para dormir.

En su habitación, Violate encontró otra agradable sorpresa. Sabía que Radamanthys y Kagaho habían inspeccionado su cuarto, y se lo esperaba todo volteado y desordenado, pero no fue así. Nuevamente, Tokusa le dijo que Aiacos había pedido a los sirvientes de su palacio de Antenora que arreglaran todo para cuando Violate regresara.

La chica se sorprendió. ¿Qué significaba eso?

Violate sabía que Aiacos la había creído culpable. Si era así, ¿porqué el espectro de Garuda hubiera arreglado sus cosas?¿o tenido pesadillas sobre ella? Violate tragó saliva. ¿Aiacos realmente creía que ella iba a volver, reivindicada?

Finalmente, había sacudido la cabeza y se había ido a dormir.

En la mañana, la espectro se levantó temprano y, preocupada, decidió ir a la habitación de Aiacos a ver como seguía.

"No es que me importe", se dijo ella misma "sino como segunda al mando, tengo que asegurarme de que esté bien".

Sí, como no. Ni ella misma se lo creyó. Pero en fin.

Cuando llegó a la habitación de Aiacos, se detuvo en la puerta. Estuvo a punto de cambiar de opinión y regresar sobre sus pasos, pero se armó de valor y llamó a la puerta.

-Pasen- se escuchó la voz desganada de Aiacos.

Violate no se lo pensó dos veces y abrió la puerta. El juez se encontraba aún tumbado en su cama, con el mismo aspecto lastimero de la noche anterior. Al ver que se trataba de su ala derecha, Aiacos hizo el esfuerzo de incorporarse, aún haciendo aspavientos de dolor y al verlo, Violate se lo impidió, deteniéndolo de los hombros y empujándolo suavemente para hacerlo recostarse de nuevo. Aiacos lo intentó de nuevo, y ella se lo impidió.

-Mujer, ¿qué no ves que me cuesta trabajo levantarme?- le dijo Aiacos en un tono de reclamo.

-¿Y que no ves tú que estoy intentando que no te levantes, Aiacos? Aún no te sientes bien- le dijo Violate, un tanto exasperada, que olvidó llamarlo "señor". Aiacos se dio cuenta de ello, y obedientemente volvió a tumbarse sobre la almohada, aunque sin quitar la vista de la chica.

Ambos se miraron en silencio por unos minutos, Aiacos aún tumbado, y Violate de pie junto a él, con sus manos en la cintura y una expresión que el juez no pudo descifrar, como si estuviera evaluándolo con la mirada. Aiacos esperó pacientemente a que Violate se animara a decir algo.

-Se ve bastante mal, señor Aiacos- le dio Violate. El juez sonrió.

-Lo sé- dijo Aiacos, restándole importancia al asunto- pero no te preocupes, Violate, sobreviviré. De hecho- añadió, llevándose una mano a la frente y cerrando los ojos- creo que me tomaré el día de hoy para descansar- volvió a mirarla- ¿podrías hacerte cargo de los juicios del día de hoy?-

Violate frunció el entrecejo sin entender.

-Pero señor Aiacos- dijo Violate- hay una apelación de un juicio que hizo usted. De una persona llamada Manika- bajó la mirada para evitar que el juez viera su expresión que tenía llena de celos- quizá es algo que usted, señor Aiacos, quiera atender personalmente-

Aiacos sonrió al notar los celos de Violate. Eso le daba esperanzas de que ella cambiara de opinión y le diera una oportunidad.

-No, para nada- le dijo Aiacos, poniendo una de sus manos detrás de su cabeza en una actitud completamente relajada- confío en tu criterio para manejar esa situación, así como los demás juicios del día de hoy-

Aquello era cierto: siempre había confiado en el criterio de Violate. La chica entrecerró los ojos, pero no dijo nada. Siguió mirando a Aiacos como si lo quisiera descifrar.

-Será mejor que vayas de una vez, Violate- insistió Aiacos- los juicios han estado un poco atrasados por culpa de los ataques de ayer- sonrió- si me ocupas, ya sabes donde estaré-

Y se giró levemente sobre la cama, dándole la espalda, haciendo otro gesto de dolor, cubriéndose con la manta, preparándose para volver a dormir. Violate, dudosa, dijo que sí en voz baja y se dispuso a salir de la habitación del juez, para ir por su sapuri a su habitación y comenzar a juzgar almas en lugar de Aiacos. Cuando estaba en la puerta, la espectro se detuvo, y volvió su mirada al hombre que descansaba. Regresó sobre sus pasos.

-Esto… ¿señor Aiacos?- dijo Violate.

-¿Violate? ¿sucede algo?- dijo Aiacos, girándose hacia ella.

-Yo…- comenzó ella, ruborizándose levemente- no estoy segura-

Aiacos la miró con una sonrisa calmada, e hizo un gesto para que se siente al borde de su cama, cosa que la chica hizo. Violate ajustó la manta sobre el juez, quien le sonrió agradecido. Al ver que ella no se animaba a hablar, el espectro la tomó de las manos y suspiró, cerrando los ojos.

-Sé que nunca me voy a terminar de disculpar contigo por mi estupidez, Vi- dijo Aiacos en voz baja, abriendo los ojos y mirándola fijamente- fui un necio al no creerte. Sé que las cosas no son como antes. Espero que con el tiempo puedas llegar a perdonarme- añadió, acariciando suavemente el brazo de la chica.

-Tal vez- dijo ella en voz baja. El corazón de Aiacos dio un vuelco. No todo estaba perdido. El espectro sonrió sin poder evitarlo. Violate frunció el entrecejo de nuevo al verlo sonreír- pero no cantes victoria, te costará trabajo-

-Lo sé- dijo Aiacos, sin dejar de sonreír, lleno de esperanza- pero por tratarse de ti, lo que sea valdrá la pena, Violate-

Violate sonrió, y se inclinó para besar al espectro en la mejilla. Aiacos sonrió y, aprovechando la distracción de la chica, la abrazó con fuerza y la atrajo hacia sí mismo. Violate, quien no se esperaba ello, no pudo hacer nada al respecto.

-¡Oye, suéltame!- gritó Violate, olvidando toda formalidad. Aiacos, por su parte, se echó a reír y se dio la vuelta sobre la cama, quedando él sobre la chica- ¡Aiacos! ¿qué falta de propiedad es esta?¡Suelta!-

-En un minuto, Vi- le dijo Aiacos sin dejar de sonreír- solo quiero que me escuches muy bien- dejó de sonreír, y su mirada se volvió seria- tú y yo teníamos una relación, y éramos felices juntos. Nuestra relación se rompió por un problema, y ni tú ni yo nos supimos manejar bien. Yo tuve la mayor parte de la culpa. Pero cuando algo muy valioso se rompe, no se tira a la basura. Se arregla-

Violate estaba sorprendida de las palabras de Aiacos.

-Y mi relación contigo es lo más valioso que tengo, Vi- le dijo el juez de Garuda tras una pausa- más que mi vida, más que cualquier otra cosa- Aiacos aflojó el agarre de sus brazos, y la tomó por la cintura con suavidad- realmente te amo, Violate. Y voy a luchar por ti-

Violate no pudo evitar sonreír, conmovida por lo que dijo el juez. Aiacos se inclinó hacia ella con cuidado, muy despacio, con la intención de besarla. Violate no se volteó, sino que levantó un poco su cabeza para acortar la distancia entre ambos.

Aiacos se sentía en el cielo ahora que volvía a besar a la mujer que amaba. ¡Cómo había extrañado los suaves labios de Violate, su olor, su cabello, la suavidad de su cuerpo! Ella, por su parte, también había extrañado al juez. No en balde había permanecido aferrada a su chamarra los últimos días en el calabozo de Giudecca.

-Aprendí mi lección, no volveré a desconfiar de ti nunca. Mi amor- dijo Aiacos cuando se separaron, tomando especial placer en pronunciar las últimas dos palabras- además, yo…-

-¿Aiacos?- lo interrumpió Violate en voz baja, sonriendo sonrojada.

-¿Sí?- dijo el juez.

-Cállate y bésame otra vez- dijo la espectro.

Aiacos no se hizo de rogar, y la volvió a besar.

Tokusa, quien estaba en la puerta esperando a Violate para acompañarla a la sala de juicios, sonrió y puso calcetín en el pomo de la puerta de la habitación del juez de Garuda. Le quedaba claro que ese día no habría juicios en Antenora.

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Sala del Trono, Olimpo

Los pasos de los dioses del Inframundo resonaban en la enorme sala del trono, donde vivía el rey de los dioses. Los otros once dioses Olímpicos también estaban presentes para ver ese suceso, ya que no era común que Hades, su esposa o los dioses gemelos salieran del Inframundo y visitaran el Olimpo. Poseidón había asistido, llevando de su mano a Anfitrite, quien ya había crecido un montón. Athena aplaudió un par de veces de emoción al verlos llegar.

Hades hizo un gesto de fastidio, mientras caminaba con su esposa tomada de su brazo. Como era de esperarse, Demeter le lanzó una mirada de pocos amigos a su yerno, pero Perséfone apretó el brazo del rey del Inframundo con un gesto cariñoso, que lo hizo sonreír y calmarse. Hypnos y Thanatos caminaban detrás de ellos, el último con su mano firmemente cerrada alrededor de la de Agatha. La chica griega sentía que iba a vomitar de los nervios, pero una sonrisa de su chico y de Hypnos hizo que se tranquilizara. Al final del grupo los acompañaban los cuatro dioses oníricos: Oneiros, Phantasos, Icelos y Morpheus. Hypnos tuvo la idea de pedirles su compañía como señal de apoyo a Thanatos, y éstos habían accedido de buena gana.

Cuando llegaron a la presencia del rey de los dioses, todos menos Hades se inclinaron. Agatha se aventuró a levantar un poco los ojos y quedó maravillada por lo que había visto.

En el centro, solemne y terrible, estaba Zeus, rey de los dioses. A su derecha estaba Hera, su esposa, cruzando sus brazos en un gesto aburrido. Del lado derecho de Zeus y Hera estaban Hefesto, Demeter y Ares, y al final de ese flanco estaba Poseidón junto con Anfitrite. Del lado izquierdo del rey de los dioses estaba Athena, sonriente, y seguida de Artemisa, Apolo, Afrodita, Dionisio y Hermes.

-¡Hades!- exclamó Zeus antes de que pudieran decir algo- que maravillosa sorpresa, que tú y tu linda esposa nos hayan agraciado con su presencia. Rara vez vienes al Olimpo-

Hades asintió con una media sonrisa. Aún tenía ganas de patear el trasero de su hermano menor por haber convencido a su Perséfone de reencarnar en una humana y esconder todas sus memorias en otra persona para hacerlo suspender sus guerras santas, pero al final había salido bien. Además, no quería dañar la causa de Thanatos. Hizo un esfuerzo sobrehumano y se tranquilizó.

-Hermano, que gusto verte- dijo Hades, apretando su mano alrededor de la de Perséfone.

-¡Y trajiste a todos los dioses del Inframundo!- continuó el rey de los dioses-¿a qué se debe esta agradable sorpresa?-

-Aunque no me lo creas, no solo fue por el placer de tu compañía- dijo Hades, sonriendo, en un tono sarcástico, que hizo reír al rey de los dioses- es por un asunto doméstico de suma importancia-

-Oh, dime que sucede- dijo Zeus, acomodándose en el trono.

-Se trata de Thanatos- dijo Hades, dando un paso hacia un lado, descubriendo al dios de la muerte, quien se arrodilló en el suelo junto con Agatha- él quiere pedirte un favor muy especial-

Thanatos abrió la boca para comenzar a hablar, pero Zeus lo interrumpió.

-No me digas, Thanatos- le dijo el rey de los dioses en un tono burlón- déjame adivinar. Quieres concederle la inmortalidad a esa mujer que está contigo, ¿no es así?-

Thanatos tragó saliva, y asintió, apretando una vez más la mano de la chica, quien también estaba muy nerviosa por donde se encontraba.

-Así es, honorable Zeus- dijo el dios de la muerte- es mi deseo que Agatha viva conmigo por el resto de la eternidad, y no puede hacerlo por ser mortal. Vengo a suplicarle su permiso, señor-

-¿Y crees que es buena idea darle néctar y ambrosía a esa mujer?Mmm…- dijo Zeus, alzando las cejas en una expresión pensativo, y se volvió a Hades- ¿tú que opinas al respecto, hermano?-

Hades sonrió.

-Yo apoyo por completo a Thanatos en este asunto, hermano- le dijo el rey del Inframundo- Agatha es invaluable para todos nosotros, pero su fragilidad nos ha planteado un problema que quisiéramos solucionar… principalmente por la felicidad de un dios que me ha servido bien desde la era mitológica-

-¿Y tú, Hypnos?- dijo Zeus, volviéndose al dios del sueño-¿no se trata de otra movida impulsiva de tu gemelo?-

-Thanatos es muy impulsivo, honorable Zeus- le dijo Hypnos- pero yo mismo soy testigo de lo mucho que esos dos se quieren. Yo abogo por él, al igual que mis hijos-

Los dioses oníricos asintieron, respaldando lo que Hypnos acababa de decir. Zeus asintió, y evaluó con la mirada a Thanatos y a Agatha, pasando su vista repetidamente sobre ellos.

-¿Y porqué ella querría quedarse en el Inframundo?- dijo Demeter de pronto- ¿le dieron también semillas de granadas con engaños?-

-¡Madre!- la reprendió Perséfone- yo quise quedarme en el Inframundo, y Agatha también. No digas esas cosas-

Agatha se ruborizó de enojo, e iba a responderle, pero Thanatos la silenció con la mirada. Nada bueno salía de hacer enojar a una diosa, mucho menos a Demeter. Hades lo sabía muy bien.

-Yo estoy de acuerdo con la petición que hizo Thanatos, padre- dijo Athena de pronto, dirigiéndose a Zeus con una sonrisa inocente, como si se tratara de una niña pequeña, ilusionada con la pareja, sorprendiendo a todos- esos dos hacen una linda pareja, ¿no lo crees, Afrodita?-

La diosa del amor abrió los ojos como platos.

-Sí, de acuerdo con Athena, son divinos juntos- dijo Afrodita.

-Yo también estoy de acuerdo, hermano- dijo Poseidón, mientras que Anfitrite asentía repetidamente.

-Es muy bonita- dijo Apolo, alzando las cejas, mientras que su llameante cabello brillaba igual que sus ojos. El dios de la muerte frunció el entrecejo y rodeó a Agatha con su brazo, atrayéndola hacia sí mismo y lanzando una mirada de advertencia al Olímpico, cosa que no pasó desapercibida para Zeus.

-Por lo visto, vinieron a hacer esa petición con mucho apoyo- dijo Zeus, encogiéndose de hombros- usualmente solo se requiere que otro dios apoye la moción. De acuerdo, Thanatos, tienes mi permiso. Puedes darle néctar y ambrosía-

Thanatos sonrió aliviado, y los dioses del Inframundo celebraron la decisión. Phantasos dejó escapar un grito de emoción, y Perséfone soltó a su esposo para abrazar a Agatha. Tras agradecer a Zeus y a todo el consejo de los dioses olímpicos, los dioses del Inframundo se dispusieron a regresar a su reino.

Esa noche habría fiesta en el Inframundo. Ya mañana se preocuparían del futuro.

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FIN

¡Hola a todos! Espero que les haya gustado el fic. Me divertí mucho escribiéndolo. Muchas gracias a todos por sus reviews. El próximo fic está casi terminado, es de AfroxOC y DMxOC. Va a seguir el hilo de lo que pasó con Seth, y el Panteón egipcio va a hacer su invasión. Les mando un abrazo a todos. Nos leemos pronto.

Abby L.