Hola a todos y todas.

Creo que a partir de aquí va a comenzar un mejor "hurt comfort" en la historia. Tengan en cuenta que este capítulo puede ser todavía más molesto que el segundo.

Gracias por entrar a leer.

Aviso: Lemmon en este capítulo.

Disclaimer: Nada es mío salvo lo que yo ponga en beneficio de la trama.


Neglect.

Capítulo 5. Ya no sé si es venganza.

Ichigo no sabía si estar feliz o no por tal recibimiento, quiso concentrarse en su esposa pero de repente los murmullos de la gente llegaron a sus oídos y la soltó abruptamente y la apartó un poco pero su rostro no le dejaba mentir, el rosado de sus mejillas era el que delataba todo lo que pudiera sentir por Orihime. Ella lo miraba completamente embelesada, como si tampoco creyera que él se había dejado besar.

— ¿Esa vaca es la esposa de senpai?— preguntó Riruka algo molesta, ella observaba a la pareja desde una camioneta que llevaba todo lo que limpiaron del trabajo que hicieron.— Y mira que dar un espectáculo así...

La muchacha se bajó del vehículo no sin antes tomar algo prestado. Caminó hacia ellos con decisión.

— Senpai no debería de estar haciendo estas cosas en hora de trabajo— dijo la pelirroja cuando estuvo lo suficientemente cerca. Ambos voltearon a verla sorprendidos y Orihime tomó a su esposo de un brazo y reconoció la voz pues la escuchó unos minutos atrás al teléfono.

Quizá si la pelinaranja hubiese estado más atenta, habría notado un detalle que hubiese sido crucial para poder detenerse horas más tarde.

Ichigo sí pudo notarlo pero su acto consecuente fue el que hizo todavía más grande la grieta que apenas y era algo delgado como un cabello.

En el rostro de Riruka había una mancha de sangre que intencionalmente puso allí, de la camioneta tomó un trozo de carne y se lo pasó para dejar la marca roja. Era pequeña pero sí se alcanzaba a apreciar.

Kurosaki Ichigo empujó a su esposa a un lado y fue directo a su subordinada mientras de su bolsillo sacaba un pañuelo de papel y nada más al estar cerca de Riruka, pasó el pañuelo por la mancha suavemente y posando la otra mano en su hombro; a los ojos de Orihime y de cualquier otra persona parecería un gesto de delicadeza sin embargo, él lo hizo para evitar que cualquiera notara la sangre.

La muchacha se emocionó pues su superior nunca antes se le había acercado tanto y tener aquellas masculinas manos tratándola así, la hacían sentir el ser más feliz del mundo.

— Senpai...— murmuró ella casi a punto de lanzarse a sus brazos pero sintió la mano del pelinaranja, la que anteriormente la limpiaba, cerrarse en su mentón y presionarla de las mejillas.

— ¿Qué crees que haces paseándote así?— preguntó Ichigo con la mirada furiosa. La mujer pelinaranja pareció no percatarse de la sangre.

Pero no la intimidó, sino al contrario, Riruka comenzó a sentir calor por todo el cuerpo.

— ¿Qué haces con esa chica?— preguntó Orihime sin saber cómo sentirse, no sabía si sentía celos, enojo o... felicidad, el pensar que él estuviese en condiciones iguales a las de ella, la hacía sentir bien y le quitaba el pesar. Y sabía que ahora no tenía el derecho de estar enojada.— ¿Quién es ella?— exigió saber con molestia llamando la atención.

— No te incumbe— repuso él para callarla, lo mejor por ahora era mandarla a casa. Le gritó todavía más enojado de lo que quería sonar pero tenía que evitar una discusión en plena calle y que ella hiciera preguntas en caso de sí haber visto la sangre.

Orihime sintió que algo se quebraba dentro de ella porque era la primera vez que él la miraba de esa manera, la miraba como si fuera una molestia, como si estuviera estorbando.

—Dijiste que querías verme y vine corriendo porque pensé que era algo grave pero si solamente fue para avergonzarme en público, me voy— enunció él colocándose de nuevo el saco. Realmente en ese momento no estaba midiendo sus palabras, porque de haberlo hecho simplemente se habría dado la vuelta y la hubiera mandado a casa como si nada pero también tenía a Riruka allí y nadie debía saber que su esposa era algo más que una cubierta para él.

— ¿Qué?— susurró la pelinaranja sintiendo que perdía el piso, todo el mundo le estaba dando vueltas.

— Si vas a actuar de esa manera entonces ya no tengo nada qué hablar contigo— dijo él y se dio la media vuelta para empujar con un brazo a la chica pelirroja.— Tú ya deberías de haberte ido— le dijo a ella.

— Pensé que regresaríamos juntos— respondió la chica con un tono meloso pero de pronto, Orihime vio la mirada de desprecio y el gesto de superioridad en ella— ¿Y tu esposa?— preguntó sonriendo como si realmente hubiera ganado un duelo.

— Ya terminé con ella por hoy— dijo él suspirando con cansancio.

En situaciones como esa era natural que los curiosos se reunieran alrededor para mirar la desgracia de otros y aquella era una escena que atrajo bastante gente. Luego de que Ichigo y Riruka comenzaran a irse, la gente comenzó a murmurar que sentían pena por la esposa, que si aquel hombre tenía una aventura, que si la dejaron por otra en ese preciso momento.

Nadie podría ser capaz de soportar algo así y menos una persona como Kurosaki Orihime, por lo que simplemente se fue corriendo de ese lugar y a su paso, tiró todo lo que anteriormente llevaba en el carro de la compra. Por aquel sonido, Ichigo volteó y vio que su esposa se llevaba ambas manos al rostro mientras sollozaba intentando ignorar a todas las personas.

El hombre se sintió mal pero no por verla llorar sino porque no nacía en él el impulso de ir tras ella.

— Mira que dejar esto así— se dijo el pelinaranja y recogió el carro de la compra para llevárselo, aunque estuviera escurriendo líquido.

— No deberías molestarte por ello— aconsejó su acompañante.

— ¿Y tú qué crees que voy a comer en casa si esto se queda aquí?— dijo él por último y ambos fueron de regreso a su trabajo.


Orihime corrió sin parar hasta que el aliento le faltó, se detuvo en medio de un callejón para descansar.

Se sentía horrible por dentro, como si en verdad ella fuera una mala persona, como si ella fuese la que hubiese humillado a su marido de esa forma en medio de tanta gente, como si ella fuese la que lo hubiese tratado tan mal y mirado como si fuera basura.

Pero además, también corrió porque se sintió intimidada por esa chica, era como si ella fuera la única digna de caminar con Ichigo. También estaba el hecho de que en aquel momento, la había escogido sobre de ella.

— Es un bastardo— dijo Orihime sorprendiéndose a sí misma por expresarse de esa manera del hombre que amaba. En ese momento no supo qué hacer, ya no sabía si quería regresar a casa o no pero caminó sin fijarse por donde iba.

— ¡Quítese!— gritó una voz agresiva que hizo reaccionar a la mujer, de pronto vio que estaba casi cruzando una avenida y que una motocicleta venía hacia ella.

Afortunadamente el conductor pudo frenar a tiempo y no golpeó a Orihime pero ella de la impresión se dejó caer en el suelo.

— ¿Quién es tan estúpido como para cruzar por en medio?— murmuró para sí él mientras se retiraba el casco para verificar que la persona que casi atropellaba estuviese bien.

Nunca en su vida había estado tan sorprendido.

La mujer que lo cautivó estaba allí en el suelo con cara de susto y los ojos llorosos, se veía todavía más hermosa así de vulnerable.

— Esto... yo...— murmuró ella ahora sin saber qué más hacer.

— Mujer, en verdad eres un problema con lindas piernas— le dijo él suspirando mientras le tendía una mano para ayudarla a levantarse.


Grimmjow entonces supo que tenía poca voluntad puesto que luego de que Orihime abandonase aquel local, se juró a sí mismo el no intentar buscarla o siquiera llevarle un pedido, le diría a Halibel que la zona no era segura o se inventaría cualquier pretexto pero allí estaba con ella frente al apartamento donde la mujer vivía.

— Solamente vine porque casi te mato— comentó el muchacho para hacerse el desinteresado. No pudo dejarla sola luego de verla con aquel gesto lloroso.

— No, toda la responsabilidad es mía, yo no iba mirando—dijo la mujer y lo miró intentando sonreír. Realmente aquel pseudo accidente le hizo olvidar el amargo trago de hace apenas unos minutos.

Ambos se miraron directo a los ojos y de nuevo estuvo allí esa atracción que los llevó a tener relaciones. Ella bajó la mirada, no quería pensar en eso ahora.

— Lo que iba a hacer en el baño no es correcto, lo siento— se disculpó Grimmjow en un tono que más bien parecía que él exigía las disculpas y se rascó la cabeza con incomodidad.— Pero si soy sincero, no puedo sacarte de mi cabeza. Al principio pensé que estabas loca y que yo lo estaba más por haber hecho tal cosa pero me encontré con que realmente quise verte de nuevo.

Ella ahora se había sonrojado al escucharlo. Él se veía completamente desinteresado pero cuando la miraba, recorría todo su cuerpo y se detenía solamente en ciertas partes.

— Tú solamente quieres hacerlo de nuevo conmigo ¿no?— preguntó Orihime suspirando.

— ¿Y qué si es así?— le respondió él tomándola bruscamente de los hombros— Dejarme así, usarme y luego hacer como si nada hubiera pasado, ¿crees que yo me iba a quedar tranquilo? ¿crees que no iba a estar pensando en ti?— preguntó molesto pero no lo estaba, era que simplemente le costaba decir lo que sentía pero la mirada angelical de esa mujer hacía estragos en él.

La pelinaranja abrió los ojos a todo lo que le daban y sin poder evitarlo su corazón palpitó pues éste estaba tan sensible ahora que aquella simple frase la descolocó por completo, quiso abrir sus brazos para recibirlo pero la parte racional de su mente abogaba por lo correcto.

— No, no puedo— dijo ella intentando alejarlo pero Grimmjow la tenía bien sujeta y por ello aprovechó para besarla. Solamente juntó sus labios con los de ella pero hizo su lucha por abrirse paso para probarla. Finalmente lo logró pero en eso ella logró quitarlo de nuevo.— Detente— suplicó.

— ¿Por qué? ¿crees que no sentí que tú lo quieres tanto como yo?

— Pero soy una mujer casada...— dijo ella con pesar pues eso era lo único que la detenía por ahora.

— ¿Y qué? él debe de estar en su trabajo ahora, no vengas a hacerte la santa conmigo— reclamó el muchacho algo desesperado por la negativa de ella. Jamás creyó encapricharse así por alguien, quizá no era ella sino el hecho de que se la quería quitar a otro hombre. — Y si no está trabajando ¿entonces por qué no está contigo?— preguntó para hacerla dudar.

Orihime dejó de forcejear, se detuvo a pensar en Ichigo y en que ahora más que nunca lo sentía lejos de ella. También recordó a aquella chica que prácticamente se lo llevó de su lado, por culpa de ella todo había terminado así.

Grimmjow ya no resistió más sus ansias por ella y la envolvió en sus fuertes brazos mientras la besaba una segunda vez y en esta ocasión Orihime simplemente se quedó de una pieza, pero él ahora sí pudo introducir su lengua en la boca de ella para disfrutarla. Fue un beso salvaje pero pasional, el cual ella no se molestaba en corresponder pero tampoco en rechazar.

Cuando se pone mucha presión en un punto, el quiebre comienza allí.

De pronto la mujer se encontró también luchando por besar a Grimmjow quien seguía con ella en sus brazos.


Ichigo no podía creer lo que estaba haciendo, decidió ir a casa para dejar los alimentos pues no quería que se echaran a perder tan pronto en su auto. Ese era sólo el pretexto pues realmente estaba preocupado pero no quería admitirlo.

Se estacionó donde siempre en su edificio y se detuvo a pensar qué es lo que le diría a Orihime porque estaba seguro que ella había regresado. Comprendería si ella no quisiese hablar con él pero necesitaba verla.

— ¿Por qué— se dijo mientras recargaba la cabeza en el volante, ahora ni él mismo sabía qué hacía. Se quedó allí planeando qué diría al entrar, ¿hacer como si nada? ¿esperar a que ella hablara?


Grimmjow y Orihime dejaron de lado todo reclamo que pudiese detenerlos por ahora y decidieron dejarse llevar por lo que sus cuerpos pedían, subieron las escaleras que daban para el siguiente piso, para estar mejor pues entrar al apartamento les bajaría un poco los ánimos además de que el edificio tenía elevador así que casi nadie las usaba. La mujer estaba sentada en la escalera que daba para el siguiente piso y el muchacho estaba sobre ella besándola mientras subía sus prendas superiores.

La señora Kurosaki pensaba en que debía detenerse y en lo que haría su esposo si llegase pero se sentía necesitada y sobre todo despechada, ¿cómo un hombre podía despreciarla así y tener a otro deseándola? no lo entendía.

Grimmjow había logrado quitarle el sostén para acariciar los enormes senos de la mujer y al verlos libres, bajó a saborearlos como tanto había imaginado; no podía creer lo que estaba pasando, se había dicho que no le importaba el haberla poseído una sola vez pero ahora sabía que le era casi imposible dejarla.

— No pu-puedo hacerlo— decía ella con voz temblorosa pero lo dijo más como para convenserse, las manos del repartidor le desabrocharon el pantalón para luego bajarselo.

Él ignoró toda súplica de la mujer pues su cuerpo no la dejaba mentir, temblaba ante cada una de sus caricias, correspondía todos sus besos, lo miraba con tal deseo que le era imposible contenerse.

El muchacho deslizó una mano entre la ropa interior de ella para acariciarle de las partes sensibles.

— Espera...— suplicó ella pero sintió los dedos del peliazul hundirse entre sus pliegues, acariciar su clítoris que ahora hervía por aquel contacto. Mientras lo hacía, la besaba como si estuviera desesperado y movía los dedos para hacerla entregarse voluntariamente a él. Ella por fin dejó salir el primer gemido lo cual hizo que él sonriera ampliamente con malicia pues había llegado al punto que quería alcanzar.

Dejó de lado los besos, al estar ella sentada en las escaleras, él simplemente bajó unos cuantos peldaños para ponerse frente a las piernas abiertas de Orihime. La blanca prenda que cubría su intimidad lucía mojada y transparentaba lo que debía de ocultar. Ella enrojeció todavía más al notar cómo la miraba y apartó el rostro del muchacho.

— No quiero tener una aventura— dijo ella firmemente mientras recuperaba el aliento.

— Tu cara dice que quiere que siga— respondió Grimmjow sonriendole y se atrevió a pasar la lengua sobre aquella zona aunque estuviera cubierta. Ella temblo por completo porque sintió un cosquilleo recorrer todo su cuerpo, arqueó la espalda pero las lagrimas se agolparon en sus ojos.

— Ichigo-san— llamó Orihime mientras lloraba pues no podía seguir así, no quería lastimar al hombre que amaba.

Lejos de enojarse, el muchacho se encendió todavía más.

— ¿Así que ese es el nombre de tu marido?— le dijo como burlándose y cambió de posición, la aprisionó del cuello con una mano y la otra fue de nuevo dentro de la ropa interior de ella para acariciarla todavía con más ímpetu, sintió pronto que su mano se humedecía con los fluídos de ella mientras todavía intentaba resistirse. Ella lo miraba pero ya no se podía interpretar su gesto, era como si se resistiera pero quería que él le hiciera más cosas.

— Ya no puedo, lchigo-san, de verdad lo siento mucho— lamentó ella y se apartó bruscamente de Grimmjow que ahora había quedado sentado pero ahora sabía qué venía. La mujer ahora se puso frente a él y se inclinó a la altura de la cintura del muchacho para liberar la erección. Simplemente desabrochó el pantalón y el cinturón, bajó el boxer y de inmediato el grande y palpitante miembro saludó a la mujer.

— Disfrútalo— dijo él con voz ronca esperando a que Orihime comenzara.

Ella asintió y parecía una mujer pura e inocente porque miraba el miembro como si realmente no conociera su anatomía, con la mano temblorosa, lo asió suavemente para después acariciarlo despacio, de arriba a abajo pero sabía que con eso no sería suficiente así que acercó su rostro todavía más, abrió la boca para luego deslizar su lengua por el miembro, desde la base hasta la punta, todo sin dejar de mirarlo. Él asintió complacido y le acarició la cabeza para motivarla a seguir.

Pese a tener un gesto inocente en el rostro, también quería hacerlo sentir bien, devolverle lo que hizo por ella la primera vez.

La pelinaranja besó la punta delicadamente y la chupó después, despacio fue metiéndoselo, como saboreándolo para ir abarcando todo lo que pudiese poco a poco, hasta tener una parte del pene dentro de su boca, movió un poco la lengua y con las manos se ocupó de estimular lo que no tenía dentro y acariciar los testículos, comenzó a mover la cabeza un poco de arriba hacia abajo mientras hacía sonidos guturales, por momentos dejaba de succionar para mirarlo y saborearse los labios. El muchacho estaba más que encantado porque el brillo de inocencia ahora estaba desapareciendo para dar paso a la mujer con la que se encontró la primera vez. Orihime dejó caer saliva sobre el miembro para lubricarlo y ahora con ambas manos comenzó a masturbarlo despacio, él gemía con éxtasis, arqueaba un poco la espalda y pedía que no se detuviera, así que la mujer volvió a comerlo, chupaba como la primera vez pero se detenía para lamerlo de arriba a abajo, jugaba con el orificio que tenía en la punta, de donde salió un poco de líquido que ella quitó con la lengua y volvió a la acción. Lo estaba estimulando por completo, lo acariciaba al mismo tiempo que continuaba dándole placer con la boca.

Orihime se detuvo y él se molestó un poco pero él comprendió que fue para hacer algo mejor. Ella se levantó y le dio la espalda, para comenzar a sentarse sobre aquel miembro erecto, Grimmjow se encargó de hacer a un lado la mojada prenda y guió su pene dentro de la candente entrada de la pelinaranja, ella se dejó caer despacio, sintiendo como la dureza entraba en ella, como abriéndola, logró acomodarse pero no tenía todo en ella pues sentía un poco de dolor pero no se preocupó por ello; él tenía aquella parte sensible pues anteriormente había sido sobrestimulado y sentir el calor de las paredes vaginales de la mujer lo hicieron volverse loco, por lo que no le importó ya nada, cubrió la boca de la mujer y con la otra la tomó por debajo de los senos. Iba a darle lo que pedía pero la silenció pues no quería atraer a alguien que los interrumpiera.

— Muévete— le ordenó al oído y ella asintió. Grimmjow podía sentir el calor no sólo en el punto en el que estaban conectados, sino que también lo sentía en su agarre, en el resto de la piel que estaba en contacto. Tenía aquella mujer a su merced.

Orihime movió la cadera despacio y de manera circular, cuidando de no lastimarse pues aquella posición la hacía tener todo su peso encima de él y la dureza de ese miembro apenas cabía en ella, continuó así por algunos momentos, gemía pero la mano sobre su boca le impedía hacer más ruido del que quería. Solamente se escuchaban los roncos gemidos del muchacho, los propios pero ahogados y el sonido característico del sexo. Estaba completamente mojada y aquello hacía que el pene del muchacho se deslizara dentro de ella ahora que había comenzado a moverse e arriba a abajo. La mano que anteriormente estaba en el torso, ahora jugaba con sus senos, tomaba uno para apretarlo o para acariziar el pezón; las manos de ella estaban sobre las piernas de él para evitar que su peso le ganara y para controlar los movimientos.

— Joder, estás tan apretada que no puedo creer que no seas virgen— le dijo Grimmjow al oído ante lo cual Orihime sintió un espasmo en su interior.

Iban a proseguir pero el elevador sonó en ese momento.

Ichigo había decidido luego de varios minutos a subir, entrar, dejar el carro de la compra y salir como si nada sin importarle si ella le hablaba o no.

Por la posición y el lugar en donde la mujer y el repartidor estaban, no podían ver quién había llegado pero el sonido de los pasos delataba de quién se trataba pues iban en dirección de la puerta de la vivienda de ella. Se quedaron quietos, pero al sentir el miembro duro sin moverse dentro, Orihime no pudo más y se removió un poco pues estaba casi alcanzando el orgasmo, se estimuló también el clítoris y siguió mientras Grimmjow estaba al borde del infarto, pero pese a la impresión, la erección no bajó púes la situación le parecía excitante. Ella estaba completamente extasiada, había olvidado el cuidar ser ensartada por completo pero ahora el dolor no le importaba, el miembro estaba todo dentro.

Escucharon el sonido de las llaves sonando para abrir el apartamento, casi abría pero de alguna manera, el pelinaranja se percató de que algo no andaba bien. Sintió que alguien estaba en las escaleras. Su trabajo lo había enseñado a ser así de perceptivo. Se encaminó hacia allá mientras metía una mano en el saco para sacar su arma favorita y encargarse de lo que estuviera allí ¿y si era un enemigo o un espía?.

Los que estaban en la escalera se habían quedado ahora sí quietos intentando controlar la respiración. El muchacho había percibido una mirada peligrosa del marido de la mujer que tenía ahora en brazos y si los descubría, no podía pasar de una simple pelea por Orihime, no iba a arriesgarse por ella aunque el sentir su cálido interior como ahora lo hacía dudar.

Ichigo subió el primer escalón de su piso para ver si había algo pero su teléfono vibró y se apresuró a contestar pues vio en la pantalla que se trataba de alguien sumamente importante.

— ¿Hermana?— preguntó.

Orihime se sorprendió por escucharlo, sabía que Ichigo tenía dos hermanas pequeñas pero no las llamaba así y ahora pensar en que tenía otra... ¿qué escondía? ¿sería realmente una hermana o una mujer que él consideraba como tal?

— Sí, sé que no debí de salir. Regreso de inmediato— dijo y colgó, olvidándose por completo de lo que iba a hacer, abrió su apartamento para dejar las cosas, cerró y bajó de nuevo en el elevador.

La pelinaranja se sintió todavía más engañada y lloró, ¿cómo no se dio cuenta antes de los engaños? porque sí, ahora ya daba por confirmado que su esposo la engañaba y que lo que hacía ella ahora era poner la balanza en equilibrio. Grimmjow la tomó por sorpresa al agarrarla de la cadera para seguir pues estaba más excitado todavía y continuaron como si no hubiesen sido interrumpidos.

Entonces ella ahora se permitió extasiarse con el muchacho. Comenzó a mover la cadera en distintas direcciones hasta por fin alcanzar el orgasmo, él se había corrido antes y ahora ella explotaba. No le importó si los vecinos la escucharon, dejó salir aquel sonoro gemido para deleite del repartidor. La mujer se levantó despacio, él todavía tenía más que dar y pensó que ahora ella lo dejaría allí pero no, lo abrazó y besó posesivamente, como él lo había hecho con ella aunque lloraba con tristeza pero no importaba, estaba este chico más dispuesto a consolarla.

Se levantaron así abrazados tal como estaban, él la cargó y la puso contra la pared, las piernas de ella estaban a sus lados y sus brazos se sujetaban de él por el cuello, volvió a penetarla mientras la sujetaba de los glúteos y ahora él era el que llevaba el control, Orihime sentía el miembro duro golpearla en el interior al mismo tiempo que sentía la fría pared en su espalda. Ambos gemían en volumen bajo, como si solamente ellos tuvieran derecho a escucharse.

Continuaron de nuevo hasta volver a experimentar aquella gloriosa sensación al culminar el acto. Él salió de la mujer, la besó una vez más para luego soltarla despacio y que bajara con cuidado. Las piernas de ella estaban temblorosas, resintiendo apenas aquella actividad.

Se acomodaron la ropa con normalidad luego de acabar.

— Se arruinaron tus entregas— comentó ella algo avergonzada.

— No importa, de todas formas no son tan importantes...

— Me llamo Orihime— dijo ella al terminar de bajarse la camiseta.

— Grimmjow— respondió él mirándola mientras sonreía abiertamente pues estaba completamente satisfecho.

En ese momento supieron que ya no había vuelta atrás y que habían decidido seguir un peligroso camino.


Notas del Autor: Cometí un error en el capítulo pasado con respecto a la distancia del trabajo de Ichigo pero ahora ya está corregido, por si lo notaron antes.

Saluti.