Disclaimer: Los personajes y lugares descritos en esta historia son propiedad intelectual de JK Rowling.

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Capítulo 2

Estimados Harry y Ron,

¿Cómo va todo? Hace mucho que no he recibido noticias de vosotros y a pesar de que comprendo el motivo de vuestro silencio, debo admitir que la falta de novedades me inquieta de sobremanera. Soy consciente de que llevar a cabo vuestra misión de forma segura es más importante que mi aflicción en estos momentos. No obstante, y sin ánimos de querer poner en peligro la misma, me gustaría recibir por vuestra parte alguna respuesta que pueda calmar esta ansiedad que siento ahora mismo por vosotros.

Por mi parte deciros que todo está bien. Aquí en Hogwarts parece que los disturbios políticos que están ocurriendo fuera de las murallas son una pesadilla que nada tiene que ver con nosotros. Por las mañanas, cuando llegan los periódicos y la correspondencia, es el único momento en que la extrañeza de la situación puede percibirse en el ambiente. Jamás he escuchado un silencio tan sordo, tan inquietante.

Aun así muchos de los padres siguen apostando por la seguridad del colegio. Muy pocos alumnos se han ido, y eso he de reconocer, ayuda a mantener la normalidad en los pasillos y las aulas. Lamentablemente, sigo sin recibir noticias de mis padres. McGonagall y Dumbledore persisten en asegurarme de que se encuentran bien y a salvo, pero cada noticia que leo en la sección de sucesos me quita horas de sueño. Creo que he perdido la concepción del tiempo, ¿no os da la sensación que estamos retrocediendo al pasado? En cualquier caso, quiero seguir pensando que nuestra lucha detendrá los ideales arcaicos y opresores de los seguidores de V…. y que seguiremos evolucionando hacia una sociedad mejor como hemos estado haciendo estos últimos años.

Ya sabéis que vuestra ausencia es algo a lo que todavía no me he podido acostumbrar pero aprovecho todas las horas en las que la soledad me asfixia para seguir estudiando y formándome. He de admitir que a veces dudo sobre la decisión que tomasteis y que yo acepté. En mi cabeza sigo entendiendo vuestros razonamientos como en el primer día que me los expusisteis; quedarme en Hogwarts para continuar mis estudios es una inversión con la que os podré ayudar en un futuro. Sin embargo para vosotros, como futuros aurores que queréis ser, la batalla a primera línea es vuestro entrenamiento. Comprendo nuestras diferencias y vuestro desinterés por los pupitres y las plumas. No obstante, a veces pienso que mis conocimientos de poco servirán si intento aplicarlos demasiado tarde. Os pido disculpas por mi pesimismo pero siento que necesito expresar mis inquietudes. En cualquier caso, sigo estando de acuerdo con la decisión por lo que de momento seguiré aquí en Hogwarts investigando sobre aquello que me pediste, Harry.

Ginny quiere que os salude de su parte. Aunque me prohíbe que os lo diga, ella también os echa mucho de menos. Su compañía está siendo un bálsamo para los momentos en que la nostalgia me acecha y creo que yo estoy siendo de la misma ayuda para ella. He de comentaros también, para vuestra tranquilidad y bienestar, que ningún Slytherin ha intentado nada parecido a lo sucedido en el curso pasado. Desafortunadamente creo que ellos también están recibiendo presión por parte de sus familias, las muchas de las cuales, ya sabéis, están involucradas en la mayoría de sucesos que están ocurriendo. Es inquietante pensar como convivimos todos de forma pacífica aquí en el colegio mientras que fuera de él los disturbios son cada día mayores.

No quiero dilatarme más en mi carta y entrar en detalles que me desasosiegan. Es por ello que concluyo mi escrito con la esperanza de que podáis leerlo y con la perspectiva de poder recibir una respuesta por vuestra parte. Os deseo la mejor fortuna para vuestra encomienda.

Vuestra querida amiga,

Hermione Granger

23 de setiembre, 1995

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Estimados Harry y Ron,

¡No os podéis imaginar el malestar y la inquietud que he sentido hoy cuando he leído las noticias del periódico! Os estaréis preguntando cómo y por quién conozco de vuestra involucración en el altercado del ministerio del día de ayer; pues bien, en este caso McGonagall me había dado algunos detalles al respecto. Sé que le disteis órdenes de mantenerme desconocedora de todos los asuntos que estáis tratando y también sé, no os preocupéis, que lo hicisteis por mi propia seguridad. En cualquier caso, y en defensa de nuestra estimada profesora, he de deciros que requiero de cierta información para seguir con mi investigación sobre aquello. Sobre este tema, he de confirmaros que he logrado hallar algunos datos bastante interesantes. Tan pronto encuentre una forma segura de haceros llegar mis averiguaciones os informaré sobre ello.

Volviendo al tema del incidente de ayer. Cuando he leído en las noticias del periódico que había habido bajas y heridos por ambos lados he corrido hacia el despacho de Dumbledore con la esperanza de que él pudiera aportar algo de luz a esta oscura ignorancia a la que siempre estoy sometida. Dumbledore me ha confirmado que estabais sanos y salvos, y además me ha informado, ¡de que habíais leído mi carta! Me ha dicho de que os alegrasteis de recibir noticias mías, y que a pesar de que no podéis responder a mi correspondencia, estaríais encantados de seguir recibiendo mis novedades. Es por ello que en cuanto he salido de su despacho he venido a la biblioteca para redactar una nueva carta. Podéis quedaros tranquilos ya que seguiré enviándoos mis noticias siempre y cuando las circunstancias nos lo permitan.

En el colegio todo sigue más o menos igual. Me he dado cuenta de que Ginny y yo estamos pasando más tiempo juntas que de costumbre. Creo que vuestra ausencia nos une más que nunca ya que con ella puedo recordar los buenos momentos que habíamos pasado todos juntos. Sobre mis padres, me imagino que ya sabréis, que sigo sin noticias de ellos.

Finalmente, he estado preguntándome si debía hablaros de este tema que voy a exponeros a continuación. Quiero aclarar que si he tenido dudas sobre explicar lo acontecido, no ha sido por falta de confianza en vosotros, sino para evitar infringiros algún tipo de preocupación. Además creo que este suceso no tiene demasiada importancia por lo que omitirlo sería quizás absurdo. No sé si estáis al corriente, pero en la escuela los alumnos de cursos más elevados estamos organizando turnos de vigilancia para reforzar la seguridad del colegio. Solo aquellos con las mejores habilidades mágicas pueden formar parte de la supervisión de los pasillos por la noche por lo que pocos alumnos estamos al cargo de ello. Casualmente, el otro día compartí mi turno con Draco Malfoy. ¡Imaginaros mi sorpresa cuando descubrí mi acompañante para la noche! Las parejas de los turnos las organizan los profesores por lo que no tenía ni idea que la iba hacer con él.

Resulta que durante la vigilancia, Malfoy estuvo de lo más encantador. Obviamente, evitamos hablar de asuntos políticos y de la actualidad, y nos centramos en conversar sobre las asignaturas y el colegio. Aun así, su actitud me pareció de lo más extraña. Hablamos de forma tranquila, ¡e incluso me ofreció sus apuntes y anotaciones de pociones! He de decir que sentí algo de recelo ante esta nueva actitud pero por otro lado me siento aliviada de ver su comportamiento. Creo que todo lo sucedido en el curso pasado le ha hecho recapacitar así que me siento optimista en pensar que podré mantener una relación cordial con Malfoy. Al fin y al cabo, posiblemente coincidiremos muchas veces más para los turnos de guardia, por lo que espero que podamos desempeñarlos con la misma tranquilidad que esta semana pasada.

Espero que la misión esté yendo según vuestros planes.

Un abrazo de vuestra querida amiga,

Hermione Granger

30 de setiembre, 1995

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Estimados Harry y Ron,

No puedo, ni pretendo disimular lo disgustada que estoy en este momento. Primero de todo deciros que me alegro de que estéis bien y me congratulo en saber que vuestros planes siguen por buen camino. Como siempre McGonagall me ha informado de algunos de los detalles de lo que está aconteciendo fuera de los muros. No obstante, me he sentido algo decepcionada cuando nuestra amiga y profesora me ha informado de vuestra reacción sobre mi última carta.

Quiero aclarar que en ningún momento sugerí que Malfoy fuera una persona de confianza. Me parece insultante que creáis que estoy siendo demasiado inocente con este tema, por no descalificarme de otra manera. Desde el primer momento dejé claro que sentí recelo ante su nueva actitud pero también sabéis que tengo fe y creo en las segundas oportunidades. Esto no significa que vayamos a ser amigos, y me parece increíble que haga falta que lo declare de forma tan rotunda. Por otro lado, os puedo asegurar que desconozco completamente quien ha decidido que Malfoy es un buen candidato para realizar las vigilancias. Como sabréis Dumbledore sigue a cargo de todo lo que sucede en el colegio por lo que si dudáis esta decisión, estáis poniendo en duda a vuestro mentor y guía. Poco tengo que ver yo con esta resolución así que no voy a decir nada más al respecto.

Teniendo en cuenta vuestra reacción creo que evitaré explayarme en los acontecimientos de estos últimos días. Sí, he seguido hablado con Malfoy y sí, él sigue igual de cordial y atento como la primera vez. Hemos empezado a hablar por los pasillos incluso cuando no estamos de guardia (siempre de asignaturas, por supuesto). Os sorprenderá saber lo interesantes que son algunas de sus ideas sobre el temario que estamos impartiendo. No pretendo que entendáis esta situación; sé que allí fuera, donde los hechizos y las maldiciones vuelvan por doquier es incomprensible. No obstante, espero que entendáis que aquí dentro las normas del juego son diferentes. De nuevo y sin miedo a repetirme os pregunto, ¿significa que Malfoy y yo somos amigos? Por supuesto que no. De momento sigo sin olvidar las cosas que me ha hecho en el pasado y creo que estas mismas cosas supondrán una barrera entre nosotros siempre en un futuro.

Ginny me pide que os mande un abrazo.

Vuestra estimada amiga,

Hermione Granger

4 de octubre, 1995

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Querido Harry,

Siento haber tardado en escribirte de nuevo. He estado preparándome para los exámenes de primer trimestre y estoy completamente centrada en ellos. Esto no significa que no esté al corriente sobre las novedades de vuestras acciones y planes. Sé que estáis pasando por un mal momento y que vuestro trabajo no está dando los frutos que esperabais. He repetido esto a McGonagall en más de una ocasión pero me reitero en deciros que si me necesitáis con vosotros hago las maletas de inmediato para venir a vuestro encuentro.

Espero no haberte añadido una preocupación de más con mi última carta. No estoy enfadada contigo pero es algo más complicado con Ron. Soy totalmente consciente de que lo que me llega de McGonagall es una versión fragmentada y parcial de lo que habéis dicho vosotros. No obstante, os conozco demasiado como para no saber que significa cada palabra endulzada que me ofrece ella. Agradezco vuestra preocupación al respecto y quiero aseguraros que todo sigue bien por aquí. Se rumorea que el nuevo objetivo de los mortífagos es el colegio pero McGonagall nos ha instado a que permanezcamos en calma. Espero que podamos seguir en contacto, te echo mucho de menos.

Tu siempre querida amiga,

Hermione Granger

25 de Noviembre, 1995

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Estimados Padres,

Me alegra por fin poder ponerme en contacto con vosotros. Estoy segura de que poco entenderéis la situación actual pero espero que el Director Dumbledore os haya explicado detenidamente los acontecimientos y los motivos por los cuales precisáis protección ahora mismo. Me gustaría haceros muchas preguntas pero ya me han advertido que difícilmente podríais darme una respuesta. Es por ello que solo os pido que os cuidéis y estéis alerta. Yo os echo mucho de menos pero quiero aseguraros que estoy muy bien. Espero que podáis recibir finalmente esta breve carta y que mis palabras sean de algún modo un consuelo para vosotros.

Un abrazo enorme y muchos besos de

Vuestra querida hija,

Hermione Granger

25 de Noviembre, 1995

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Querido Harry,

No sé si has podido leer mi última carta ya que McGonagall no ha estado en el colegio esta última semana. Espero igualmente que todo esté yendo mejor y os pido que no os desaniméis. Antes de que McGonagall se marchase le di toda la información que había recabado sobre aquello. Me imagino que lo recibiréis pronto y confío que os será sea de ayuda.

Pronto serán las vacaciones de navidad y debido a la situación de mis padres yo permaneceré en el colegio. Ginny me ha insistido que vaya con ella pero creo que lo mejor es que permanezca en el colegio mejorando mis habilidades, ¡puedo asegurarte que estoy mejorando mucho!

En general todo está yendo bien. Tuve un altercado con Malfoy pero creo que ya está todo solucionado. Puedes decirle a Ron que no se preocupe, Malfoy y yo no volvemos a hablarnos.

Te echo mucho de menos.

Tu querida amiga,

Hermione Granger

9 de Diciembre, 1995

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Estimados Harry y Ron,

Feliz Navidad.

Un abrazo enorme de vuestra amiga,

Hermione Granger

25 de Diciembre, 1995

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Hola Hermione,

¡Feliz Navidad! Me siento tan triste por no estar contigo estos días… Me he preguntado varias veces si estarías bien en el colegio, pero siendo tú estoy segura que estás aprovechando los días al máximo. En casa Papá y Mamá están como siempre; me han pedido que te mande saludos y ¡que te regañe por no haber querido venir! El ambiente en Hogwarts está tan raro últimamente que venir a casa me ha ayudado a despejarme un poco. Aun así me estoy empezando a agobiar por culpa de mis hermanos, ¡qué no entienden por espacio personal?! No puedo contar las veces que me han preguntado cuál es mi nuevo novio, ¡te juro que a la próxima les lanzo un cruciatus! Por suerte George y Fred están muy ocupados con la tienda así que son menos pesados que de costumbre…

Lo mejor de todo es que ayer pude ver a Ron y Harry. Me quedé un poco en shock por el aspecto que tenían pero al menos parece que están bien de ánimos. Me dijeron que han estado leyendo tus cartas y que esperan que sigas mandándoselas. Ron negará esto que te voy a decir, pero se pasó toda la comida refunfuñando porque últimamente solo le mandas cartas a Harry. Creo que quiere hacer las paces contigo y no sabe cómo. Además, te gustará saber que han escrito una carta para que pueda dártela a mi vuelta. ¡Nos lo pasamos muy bien ayer! Pero también te echamos mucho de menos. Harry y Ron parecían decepcionados que no estuvieses aquí. En fin, me están llamando para comer ¡y necesito enviarte esto lo antes posible para que lo recibas pronto!

Tu mejor amiga,

Ginny Weasley

26 de Diciembre, 1995

PS: Mi madre me ha dicho que te envíe con mi carta este regalo. ¡Feliz Navidad!

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Hola Hermione,

Hemos leído todas tus cartas y estamos algo decepcionados de saber que no vamos a verte mañana por navidad. Nosotros también te echamos de menos y esperamos poder verte pronto.

Me imagino que será difícil seguir en el colegio teniendo en cuenta todo lo que está pasando. Aun así creo que lo mejor es que sigas en Hogwarts; en caso de que te necesitásemos te lo haríamos saber.

Quiero también confirmarte que recibimos los resultados de tu investigación. Nos ha sido de mucha ayuda, gracias.

Sé que eres una persona razonable y cautelosa pero aun así, necesito avisarte de que te mantengas lo más alejada posible de Malfoy. No puedo revelarte mucha información al respecto pero creemos que lo más seguro es que no mantengas ningún tipo de relación con él. He hablado con Dumbledore sobre lo de las guardias nocturnas y me ha dicho que hablaría con los profesores para que no coincidáis en ninguna. Me conoces y sabes que te digo esto porque me preocupo por ti.

Espero que estés muy bien y que nos podamos ver pronto.

Harry

24 de Diciembre, 1995

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Estimados Harry y Ron,

Esta semana hemos reanudado las clases y he de admitir que me alegro de que el colegio haya vuelto a su "normalidad". La soledad en estos muros puede ser algo asfixiante. Lo mejor de todo es que Ginny me dio vuestra carta. Estoy muy contenta de saber que mi investigación ha servido de algo, seguiré con ella para poder ayudaros en un futuro.

Me hubiera gustado poder haberos visto estas vacaciones pero no quiero que se nos decaigan los ánimos en este momento. En mi mente me imagino el día que vuelva a veros y sé que ese día está cada vez más cerca.

Agradezco tu preocupación referente a Malfoy, Harry. Para tu tranquilidad te puedo confirmar que actualmente me mantengo lo más alejada posible de él aunque a veces, he de reconocer, no es completamente posible.

Ron, ya sabes que me cuesta darte la razón pero creo debo hacerlo si la tienes. Pues bien; tenías razón. ¡Espero que no tengas más motivos para refunfuñar cuando recibáis mis cartas!

Sin mucho más que decir termino esta carta. Espero poder volver a escribiros pronto.

Vuestra estimada amiga,

Hermione Granger

6 de Enero, 1996

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A la atención de los miembros de la Orden,

Escribo esta carta con carácter urgente para informar sobre la situación de emergencia en la cual creo que se encuentra sometido el colegio en estos momentos. Preciso de una respuesta urgente y la confirmación de los pasos de actuación en referencia a la información que voy a detallar a continuación:

El colegio Hogwarts de Magia y Hechicería se encuentra potencialmente bajo amenaza de ataque por mortífagos en los próximos días. Desconozco el momento exacto de la ofensiva pero puedo confirmar que posiblemente se realizará en menos de una semana. Puedo asegurar también que la fuente de mi información es fiable por lo que espero que este mensaje se tome con la máxima seriedad y urgencia posibles.

Convenientemente ni el Director Dumbledore ni la profesora McGonagall se encuentran estas semanas en el colegio por lo que he decidido tomar el riesgo de informar directamente a la orden por carta. Mi uso de "convenientemente" no es arbitrario, puedo aseverar también que hay sujetos dentro de la escuela que se encuentran informado al exterior sobre la situación en el colegio.

Quedo a la espera de vuestra respuesta.

Hermione Granger

16 de Enero, 1996

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Hola Hermione,

Hemos recibido tu mensaje. Estamos investigando el asunto.

En breve te indicaremos cuáles son nuestros próximos pasos.

Un cordial saludo,

Remus Lupin

16 de Enero, 1996

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Hermione,

Parece ser que tu advertencia era cierta. Todavía no tenemos una confirmación segura pero hemos podido determinar que hay algún tipo de confabulación concerniente a la escuela.

La profesora McGonagall y el Director Dumbledore se encuentran ilocalizables en este momento; desconocemos el motivo por el momento. El resto de aurores y miembros de la Orden estamos preparándonos para asistir al colegio en breve.

Mantén la calma y estate preparada para nuestra llegada.

Atentamente,

Remus Lupin

17 de Enero, 1996

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Hermione sacó su varita del bolsillo y con un susurrado incendio quemó la nota de su antiguo profesor Remus Lupin. El silencio imperaba como un espejismo en la Lechucería situada en la torre oeste del castillo. Hermione observó la tranquilidad de la tarde desde la torre; los terrenos de Hogwarts se encontraban bajo una fina capa de nieve, la cual también se posaba en las montañas y las copas de los árboles del bosque prohibido.

Aquel silencio era enloquecedor. ¿Cómo podía el lago y sus criaturas estar ajenas al desastre inminente que acechaba la escuela? ¿Cómo podían los pájaros cantar alegres cuando la integridad de sus nidos se veía amenazada? Hermione se envolvió en su túnica intentando apaciguar el demoledor frío típico de una víspera de invierno.

Necesitaba encontrar a Ginny para informarla sobre las últimas noticias que le había enviado Remus. No obstante no era capaz de dar un solo paso; fijada en el suelo seguía observando el salvaje paraje que envolvía Hogwarts; como un centinela vigilante, no era capaz de darle la espalda al peligro.

Finalmente dio un paso y después otro. El corazón le iba a mil por hora. Las palabras escritas por Remus se repetían en su cabeza una y otra vez. No obstante, era la imagen de Draco Malfoy la que acompañaba las mismas. Su puño agarrándola por el pelo con fuerza, sus labios oprimiendo y aplastando su boca. Él la había mirado con furia contenida cuando le había arañado la cara. Al final ella había terminado en el suelo y él, de pie y rígido como una estatua, la había amenazado.

Hermione entró en la Sala Común de Gryffindor. Ginny se encontraba en una de las mesas leyendo sus apuntes. Al escuchar el ruido del cuadro de la Dama Gorda abrirse, la pelirroja levantó la mirada con expectación y angustia. Hermione buscó a su amiga con la mirada hasta que se cruzó con ella. Durante unos segundos las dos muchachas se quedaron en silencio, enmudecidas. Sus compañeros de casa seguían sus conversaciones sobre el día animados. Algunos en el sofá se reían estrepitosamente mientras que otros simplemente se contaban con pasotismo cómo había ido el día.

–Vamos –susurró finalmente Hermione sin despegar la vista de su amiga.

Sin que nadie percibiese el gesticulado diálogo entre las chicas, Ginny se levantó apresuradamente sin recoger sus cosas y siguió a Hermione a través del retrato.

–¿Qué te han dicho? –preguntó Ginny siguiendo el paso acelerado de Hermione.

–Parece ser que prácticamente han podido confirmar nuestras advertencias. Los miembros de la Orden y algunos aurores están preparándose para venir al castillo.

–¿Y Dumbledore? –Hermione se quedó en silencio unos instantes.

–Él y McGonagall no están localizables.

–Hermione… –la interpeló Ginny en un susurro y de forma tentativa.

–Sí, no tiene buena pinta.

Las chicas empezaron a bajar las escaleras de dos en dos y de tres en tres. Hermione tenía un mal presentimiento.

–¿Sabes dónde está Neville? –preguntó Ginny casi sin aliento.

–Sí, tengo el mapa de Harry. Lo necesito a él y al resto de miembros de la Orden. Tenemos que estar preparados por si los aurores no llegan a tiempo.

–Hermione, –dijo Ginny de forma contundente a la vez que detenía el acelerado paso de su amiga cogiéndola por el brazo– tienes que marcharte.

–No –se negó la muchacha con el ceño fruncido.

–Corres más peligro que nadie aquí dentro. Tienes que marcharte…

–Todos corremos peligro –la contestó la castaña, serena. –Remus me ha pedido que espere su llegada, no puedo marcharme.

–¡A Malfoy se le ha ido la puta olla! –exclamó Ginny fuera de sí. –Y eso, la Orden no lo sabe. Ni Harry, ni Ron. Sabes que te hubieran dicho ellos si-

–No tenemos tiempo para discutir esto otra vez –la interrumpió Hermione deshaciéndose del agarre de su amiga.

–Hermione, vete por favor…

–Ginny, todavía ni siquiera sabemos…–Hermione se detuvo en medio de su réplica–. ¿Qué ha sido eso?

–¿El qué? –preguntó Ginny desorientada. Un leve y lejano estallido se hizo eco entre los muros de piedra. El techo tembló ligeramente junto al ruido.

–Viene de arriba –sentenció Hermione buscando el mapa Merodeador.

Las jóvenes se quedaron en silencio con la mirada fija en el mapa. El viejo pergamino indicaba que había más gente de lo habitual en la séptima planta. Hermione reconoció algunos de los nombres, los cuales pertenecían a conocidos mortífagos.

–Tenemos que reunir a la Orden ya –sentenció Hermione dándole el mapa a su amiga–. Encuentra a Neville y al resto de miembros. Defendeos y defended al resto de alumnos. Si las cosas se ponen feas, huid.

–¿Tú que vas a hacer?

–Tengo que avisar a Remus. En cuanto termine me reuniré con vosotros.

–¿Estás loca?! ¿Vas a ir a la Lechucería ahora?! –Un nuevo temblor recorrió los muros silenciando a las muchachas durante un instante.

–No voy a enfrentarme a ellos, Ginny. Por favor, tenemos que darnos prisa. Cuento contigo.

Hermione salió corriendo dejando a una dubitativa Ginny detrás de sí. Finalmente la pelirroja decidió seguir su camino en busca del resto de miembros de la Orden.

El ruido de los estallidos era cada vez más cercano y Hermione avanzaba con cautela para evitar encontrarse con posibles adversarios. Finalmente y sorteando al enemigo llegó a la Lechucería. Parecía ser que la mayor parte de los mortífagos estaban congregándose en otra torre por lo que no le resultó especialmente difícil acceder a su destino.

Rebuscó entre sus bolsillos donde sabía que había guardado un trozo de pergamino y un lápiz por si una situación como la actual sucedía. Apoyada al muro de roca y con la peor caligrafía posible escribió un contundente y breve mensaje de socorro:

"Ayuda. El colegio está siendo atacado por mortífagos."

HG

En el momento que ató su mensaje a la pata de la lechuza y el animal alzó al vuelo, Hermione vio como el ave era iluminado por la gigantesca marca tenebrosa que alguien había conjurado en el cielo. Estupefacta Hermione observó la sibilante serpiente entrelazarse con la verdosa calavera: alguien había muerto.

Sin tiempo que perder se dirigió al interior del castillo de nuevo. Las explosiones se habían intensificado, y con ellas un alboroto y jolgorio de risas y gritos que no conseguía entender. Hermione usó varios de los pasillos secretos que el mapa de Harry le había enseñado y pronto consiguió llegar de forma segura a la planta baja.

–¡Hermione! –exclamó con alivió Neville al verla.

–¿Dónde está Ginny? –preguntó Hermione angustiada.

–Dentro del Gran Comedor con el resto de alumnos.

–¿Por qué? Son muchos Neville, no sé si deberíamos evacuar el edificio… –Hermione observó su alrededor y divisó a la profesora Sprout dirigiendo hacia el Gran Comedor los asustados alumnos que iban llegando. –Profesora, son mortífagos y son muchos. Deberíamos abandonar el edificio –repitió Hermione considerando la decisión de la profesora muy mala idea.

–No se puede, querida. La barrera que usamos para proteger el castillo ha sido modificada. Flitwick está trabajando en ella pero de momento nadie puede salir.

Neville cogió a su amiga de la mano y la guio hasta el interior del Gran Comedor. El salón empezaba a estar abarrotado y el caótico terror se agravaba con el llanto de los más pequeños.

–No podemos quedarnos aquí dentro sin hacer nada, Neville.

–Tú lo has dicho, Hermione. Son muchos.

–Pero-

–¿Has visto la marca, verdad?

–¿Sabes quién-

–No –la interrumpió Neville. En aquel momento Ginny se abalanzó encima de Hermione, arropándola en un intenso abrazo.

–¡Hermione! –exclamó la muchacha achuchándola. –Pensaba que te había pasado algo, no me lo hubiera perdonado nunca…

–Estoy bien, Ginny –contestó la castaña respondiendo el abrazo. –He podido enviar el mensaje de ayuda, los aurores no tardarán en llegar ya verás.

–Nadie puede salir, Hermione… –insinuó la pelirroja sin terminar de sentenciar lo que todos llevaban pensando desde hacía un rato.

Antes de que Hermione pudiera responder a su amiga, un rayo verde impactó contra la profesora Sprout, catapultándola contra una de las paredes. La mujer cayó inerte al suelo, provocando un grito de terror por parte de todos los presentes.

–¡Todo el mundo en silencio!

Un grupo de mortífagos se hizo paso hacia el interior del comedor con las varitas en alto y las capuchas todavía puestas. Entre las sombrías figuras, solo una de ellas iba descubierta. Hermione reconoció a Bellatrix Lestrange.

–¡Bienvenidos alumnos a este nuevo y emocionante curso de las artes oscuras! –gritó Bellatrix sonriendo y con un tono de cruenta exaltación. Algunos de los alumnos seguían llorando mientras que otros se consolaban a susurros.

Decenas de mortífagos seguían entrando al Gran Comedor, algunos de ellos acompañados por alumnos que habían capturado durante su recorrido desde la séptima planta. El mortífago que había solicitado silencio se quitó la capucha, desvelando de esta manera su rostro. Hermione reconoció al mago que había protagonizado muchas de las portadas de los periódicos en las últimas semanas: Amycus Carrow.

Snape, detrás de él, se hizo paso. El ruido de las explosiones y los hechizos había ido muriendo lentamente. En unos pocos minutos el colegio sucumbió a un aprisionador silencio.

–Buenas noches a todos –habló Snape usando las mismas palabras que había enunciado Dumbledore en mejores tiempos–. Quiero informarles que a partir de hoy, el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería está bajo la supervisión y administración de nuestro señor Lord Voldemort. Mi amigo y compañero Amycus Carrow, aquí presente, se encargará de la sucesión del puesto de director del colegio. A continuación les expondrá los nuevos cargos y estatutos del colegio.

El nuevo director empezó su explicación sin que Hermione prestara atención. Desde que Snape había iniciado su intervención la muchacha no había podido dejar de observar a su profesor de pociones. Lo mejor, concluyó, es que mantuviera las emociones a raya.

En ese momento Hermione desvió la mirada y al hacerlo, se cruzó con la de Draco Malfoy. Parecía ser que el muchacho llevaba tiempo observándola y fue en el momento en que establecieron contacto visual que el joven sonrió de forma torcida. Hermione desvió su vista al suelo, intentando controlar el miedo que había invadido su estómago. Sin querer darse por vencida levantó de nuevo la mirada y se encontró con la de él, quien seguía observándola con diversión. Hermione mantuvo la cabeza en alto resistiendo el escrutinio de él, y sin despegar su vista de los labios del chico, consiguió entender un "ya eres mía" que Draco Malfoy pronunció sin proferir sonido alguno.

Hermione sintió un ligero cosquilleo en sus dedos empujándola a sacar su varita y maldecir cada átomo del rubio. A su vez sintió una súbita energía en sus piernas, las cuales le pedían correr sin mirar atrás. La joven no hizo ninguna de las dos cosas; sin apenas pestañear mantuvo la mirada fija en el chico. El nuevo director terminó de hablar y con su silencio se rompió el hechizo que ambos jóvenes habían conjurado. Algunos mortífagos salieron del gran comedor mientras que otros empezaron a dar órdenes a los alumnos.

La pequeña pero firme mano de Ginny cogió la de Hermione. Sin mirarse, las dos Gryffindor se dirigieron hacia los dormitorios junto al resto de sus compañeros.

En la habitación de chicas nadie se atrevió a decir palabra, ¿y si las estaban espiando? El terror se había colado en las camas de las jóvenes, algunas de las cuales rompieron a llorar en mitad de la noche. Carrow había anunciado que al día siguiente se haría una nueva selección y categorización del alumnado. Hermione sabía que significaba aquello y por primera vez en aquel curso deseó haberse ido junto a Ginny durante las vacaciones de navidad, haber comido pudin con la familia Weasley y haber abrazado a sus dos amigos. Hermione durmió aquella noche con la varita en su mano, decidida a usarla y luchar hasta el último momento.

No obstante, lo primero que hicieron a la mañana siguiente fue quitarle la varita. Hermione quiso romper a reír, ¡estallar a risas! Había trabajado tan duro durante aquel curso… y una de las cosas que había empezado a aprender era a controlar su magia sin el puntiagudo objeto. El mortífago que le requisó su estimada amiga le dio la espalda y Hermione sintió la tentación de maldecirlo por el simple menosprecio de subestimar sus habilidades.

Las clases empezarían por la tarde para aquellos que demostrasen una ascendencia digna de ello. Hermione, por supuesto, no pudo probarlo. La frustración y la ira se iban acumulando en su pecho. ¿Dónde estaban sus amigos?, ¿Dónde estaban los aurores? No podía contar con ellos por lo que debía pensar en un plan que los sacase de allí lo antes posible.

Tanto ella como los alumnos que tenían ascendencia muggle fueron confinados en un aula a la espera de nuevas indicaciones. ¿Los matarían directamente?, ¿Los encerrarían en las mazmorras? Hermione se encontraba cavilando las posibilidades de su futuro más próximo cuando la puerta del aula se abrió con un sonoro chirrido. En el marco de la puerta divisó durante una fracción de segundo el rostro inerte de Draco Malfoy.

Imperius –pronunció él alto y claro.

Una voz le pidió que viniese y ella fue. Aquella voz le había hecho compañía unos meses atrás, le había recomendado libros y había sido bueno con ella. Ella había sonreído con la misma sinceridad con la que había sonreído a sus amigos Harry y Ron. No, lo había hecho con más sentimiento que con sus amigos. Él le sugirió que se diera prisa y ella corrió para complacerle. Corrió como el día que había huido injustamente de él después de pegarle, demostrándole con aquel acto el poco aprecio y gratitud que le tenía. Lo había ignorado de forma fría y cruel, dejando un gran espacio entre ellos en los pasillos. Los mismos pasillos que habían sido testigo de sus verdaderos sentimientos durante el curso pasado, ¡qué hipócrita estaba siendo! Las estatuas y los muros de piedra le recriminaron a gritos la mentira que ella había profesado al decir que le odiaba mientras su lengua se deshacía en la de él. Él le insinuó que se detuviese y ella se paró. La fuerza había sido necesaria, la violencia solo el resultado de su testarudez y su estúpido orgullo de Gryffindor. Siempre había sido así. Ella lo quería pero no había querido reconocerlo. Él le pidió que se sentara. Hermione abrazó la voz con su alma mientras sentía un calor en sus labios y en su pecho. Había sido terca y obstinada; él nunca había querido hacerle daño. Aquella mirada de reproche era la consecuencia de su propia falta de entendimiento. No debía acusarlo de más falsedades y aceptar lo que era lógico y razonable para ambos.

Finite Incantatem.

El aire que respiraba Hermione se volvió de pronto espeso. Desconcertada se percató de la cama en la que se encontraba sentada, de su ropa arrugada y mal puesta, y de Draco Malfoy dando vueltas inquieto por la habitación donde los dos jóvenes se encontraban.

¿Qué has hecho, Malfoy?!, quiso gritar con la voz rota y descompuesta. No obstante Hermione no logró separar sus labios. La joven sintió que su cuerpo no era suyo, que su cabeza se había vuelto en su contra. Quería desaparecer de dentro de ella misma pero de pronto la realidad era tan intensa como su consciencia y por ello su mente estaba más presente que nunca.

Con los ojos extremadamente abiertos observó su alrededor. Una habitación ofensivamente corriente les rodeaba. La ordinariez de los muebles desdeñaba el sofocante dolor que Hermione estaba sintiendo en su pecho. Con las piernas temblorosas se levantó de la cama; necesitaba salir de ahí.

Draco observó despreocupadamente como la muchacha se dirigía hacia la puerta. Había sido precavido y la había cerrado con llave para evitar que ella escapase.

Hermione tanteó el pomo y al ver que este no respondía conjuró un tenue alohomora que desbloqueó la cerradura con facilidad. Entumecida y con parsimonia giró el pomo abriendo la puerta.

El Slytherin se alarmó cuando escuchó el ruido de la puerta abriéndose. Al girarse observó a la muchacha en el marco de la puerta con la intención de marcharse. Después de dos largas zancadas llegó a la altura de su compañera, a la cual cogió por la muñeca y arrojó al suelo del dormitorio. De un portazo cerró la habitación, acompañando la acción con un pronunciado fermaportus.

–¿Cómo has hecho eso? –preguntó él con la voz temblorosa desenmascarando su enfado. Hermione lo miró desde el suelo impasible.

–Estaba abierta.

Draco Malfoy apretó los labios intentando controlar su ira. ¿Desde cuando alguien de su edad era capaz de realizar magia sin varita? ¿Hasta qué punto podía controlarla? A sus pies Hermione seguía muda sin mirarlo, con la mirada vacía observando la mesita que se encontraba al lado de la cama.

El joven caminó hacia el otro lado de la habitación y les robó a las cortinas la cuerda que las ataba. El pesado ropaje se desplegó como un telón en el escenario de un teatro, obstruyendo la entrada de la anaranjada luz del atardecer que había estado iluminando la habitación. El muchacho regresó al lugar donde se encontraba Hermione como una sombra dominando la tenue oscuridad. Agarrándola por el pelo la obligó a levantarse, a lo que ella obedeció con un grito de dolor y angustia. Sujetándola con firmeza la forzó a estirarse en la cama donde ella, despierta por el dolor impartido, empezó a resistirse con patadas y puñetazos. Sentándose encima de la chica a ahorcajadas bloqueó sus patadas; atando sus manos a la cabecera de la cama evitó sus puños.

Hermione intentó gritar pero Draco cubrió su boca con su mano. Después de unos pocos pero largos minutos sin modificar sus posiciones Hermione destensó su exhausto cuerpo completamente rendida.

–Soy tu mejor apuesta para sobrevivir ahora mismo, Granger –sentenció él apartando la mano de su boca.

–Si he de sobrevivir sometida a tus abusos prefiero morirme ahora mismo –respondió ella con desdén. El chico profirió una sonrisa tensa.

–¿Crees que te dejarán morir como tú quieres? –sugirió el muchacho de forma sibilante. El joven se acercó al oído de ella para expresarse en un tétrico susurro– He visto mortífagos sodomizar a sangresucias como tú con clavos incrustados en palos, mientras que otros les cortaban el cuerpo a pedazos aun estando vivas…

–Mientes –lo interrumpió ella a la vez que sentía un nudo formarse en su garganta. El chico se incorporó mientras que ensanchaba su sonrisa.

–Mi padre celebró algunas fiestas repugnantes en casa estas últimas navidades.

–Tú no eres así, Malfoy –respondió Hermione con desespero–. El curso pasado incluso me pediste perdón. Sabes lo que es correcto y lo que no. – El chico frunció el ceño.

–Siempre pensando que hay algo bueno en la gente, ¿verdad, Granger? –El joven movió una pierna a un lado y se sentó al borde de la cama dándole la espalda a la chica. –Puedo asegurarte que hay personas que son pura maldad. Para tu suerte, yo no soy una de ellas.

–Lo sé, Malfoy. No sé cómo hemos llegado hasta esto después de la conversación que tuvimos el año pasado, pero sé que todavía estás a tiempo de arreglar las cosas… Sabes que debes dejarme ir.

–¿Por qué? ¿Por qué te pedí perdón? –El chico rompió a reír. –Retiro mis disculpas.

–Malfoy, es normal que después de todo lo que has vivido con tu familia… –El chico se giró con rapidez y se recostó de nuevo encima de ella. Luego situó su mano en el cuello de Hermione, evitando con su gesto que la muchacha siguiera hablando.

–Me disculpé porqué me hiciste creer que te había hecho algo malo, porque me manipulaste con tu actitud hipócrita de virtuosa. –El chico apretó ligeramente el cuello de Hermione provocando un suspiro de dolor y sorpresa en ella–. Me has estado juzgando y acusando de algo que no soy durante todo este tiempo cuando en realidad yo sólo he sido bueno contigo. Deberías ver como ellos tratan a personas como . Deberías estar agradecida que una persona como yo pierda su tiempo contigo.

–¡Olvídame! –Gritó Hermione con fiereza– ¡Eso es lo único de lo que te estaría agradecida, Malfoy! –terminó de exclamar la muchacha con la poca voz que su oprimida tráquea le permitía enunciar. Durante unos segundos los dos jóvenes se miraron mutuamente en silencio; Hermione con la respiración acelerada y Draco con su mirada impertérrita clavada en la de ella.

Draco sacó la varita del bolsillo con movimientos automáticos y con una expresión fría. Luego cortó la cuerda que sujetaba las manos de Hermione con un rápido diffindo. Manteniendo su agarre el joven se levantó de la cama y arrastró a Hermione con él. La joven intentó liberarse de la mano que la asfixiaba con sus propias uñas pero solo logró soltarse cuando el Slytherin la dejó caer en el suelo. Hermione gimió de dolor al impactar contra el suelo y con los ojos todavía cerrados no percibió la varita que la estaba apuntando.

Imperius.

Hermione sintió como su dolor se desvanecía y sin apenas esfuerzo se puso de rodillas. ¿Por qué mentía cuando era tan sencillo decir la verdad? Había hecho lo mismo la última noche de guardia que había hecho con él. Habían pasado noches conversando y pasándolo bien juntos, incluso ella había coqueteado descaradamente con él. Cuando él la miraba a los ojos ella se sonrojaba; a veces también había tartamudeado. Sin embargo cuando él la besó ella forcejeó como si nunca hubiese querido aquello. Le había pegado y le había mentido, de nuevo, haciéndole prometer que aquello no se volvería a repetir. Ella sintió su boca palpitante llena y cálida. Una y otra vez mentía, era una hipócrita. Tenía miedo de lo que sus amigos fueran a decir pero ellos no estaban ahí para verlo. ¿Cuánto tiempo más iba a hacerlo esperar por algo que los dos sabían que deseaban? Él le pidió que fuera más rápido. Al principio cuando la besó ella había abierto sus labios sabiendo que tener la lengua de él en su boca era lo mejor que podía pasarle en aquella insulsa noche. Luego vinieron las dudas y el arrepentimiento porque sus amigos se enfadarían si sabían que ella en realidad solo le pertenecía a él.

Finite Incantatem.

Hermione notó una densidad bajando por su garganta, encolando sus labios como pegamento. El líquido llegó con pesadez a su estómago, provocándole unas repentinas nauseas acompañadas por arcadas. De fondo escuchó la cremallera de él; Hermione empezó a toser descontroladamente.

Draco se levantó de la cama y dio un paso adelante para quedar en frente de ella. Hermione percibió como el muchacho se acuclillaba hasta quedar a su altura.

–Por favor… –rogó ella notando el torrente de lágrimas inundando sus mejillas.

El chico cogió el vaso que se encontraba en la mesilla de noche y lo lleno de agua antes de ofrecérselo a la Gryffindor. Hermione lo tomó y se enjuagó el interior de su boca antes de escupir todo el contenido en la mullida moqueta.

Draco secó las lágrimas de Hermione con la manga de su jersey sin que ella opusiera resistencia. Con la fuerza justa para levantarla la cogió del brazo y la llevó hasta la cama. Hermione quería maldecirlo, canalizar toda su magia en su contra y polvorizarlo en aquel lugar en ese mismo momento. No obstante, Hermione no notó ni una sola partícula mágica en su ser; solo sintió su mente rota y su boca agria.

En la cama Hermione lloró hasta quedarse dormida. Draco la observó recostado a su lado y la abrazó hasta que la luz del atardecer se desvaneció por completo. Una vez sumidos en la oscuridad el muchacho cerró los ojos decidido a dormirse, dejando la mente en blanco determinado a disfrutar del calor del cuerpo de Hermione. El joven se durmió al cabo de pocos minutos ignorando el nudo que se había formado en su garganta.

.

A la atención de Harry,

Espero que esta carta te llegue a salvo y que no ponga en peligro ni tu seguridad ni la mía. He usado aquello que le prestaste a Hermione para salir del colegio. Aun así no puedo venir a vuestro encuentro porque creo que si los mortífagos notan mi ausencia podría poner en peligro al resto de miembros de la OF. Espero que estéis considerando estas conexiones de la escuela con el exterior para abordar algún tipo de solución, ya que dudo que podáis traspasar la barrera que han conjurado alrededor de los terrenos del castillo.

Mi situación dentro del castillo no es especialmente mala. Los castigos que imponen a los alumnos son barbáricos pero en mi caso, siendo "sangre pura" y no llamando la atención, he conseguido evitar cualquier tipo de confrontación o peligro. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo de Hermione. Harry, ¡Hermione corre grave peligro! Al día siguiente del ataque encerraron a todos los mestizos en las mazmorras pero he conseguido averiguar que Hermione no está con ellos. No os sintáis aliviados por esta información ya que creo que su suerte ha sido mucho peor… Parece ser que Malfoy se la llevó con él. No os imagináis lo terrible que es esto. Hermione os ha estado omitiendo ciertas cosas durante estos últimos meses. Le dije varias veces que os lo contase pero ella no quería preocuparos… No voy a entrar en detalles pero puedo aseguraros que Malfoy se ha vuelto loco. Llevaba varios meses acosando a Hermione de forma obsesiva y a pesar de que Hermione me dijo que todo estaba bajo control os aseguro que a este tío se le ha ido la olla por completo. Sí, él fue quien le dijo a Hermione que los mortífagos tomarían el control de la escuela (y la amenazó con ello).

Hace una semana que no sé nada de ella… pero Malfoy sigue en el castillo y asiste a algunas de las clases. No nos dejan reunirnos y apenas podemos hablar entre nosotros por lo que está siendo muy difícil hacer algo al respecto. Si planeáis algo que sea pronto pero sobretodo, ¡tened en cuenta la situación de Hermione y del resto de alumnos en las mazmorras!

En cuanto pueda seguiré enviándoos las noticias de lo que ocurre aquí dentro.

Dale un beso de mi parte a toda mi familia.

G.W

25 de Enero, 1996