"Cuando el destino llama, los elegidos no tienen opción".


Gary ya sabe incluso antes de comenzar el combate qué pokémon utilizar, y para su sorpresa, Gladio eligió un Crobat contra su Alakazam. El murciélago, cuyo cuerpo se compara en tamaño con el rostro humano, luce su piel púrpura y brillante; agita sus cuatro alas con rapidez hasta posarse en la cabeza de su dueño con los ojos fijos en su adversario. Expide la onomatopeya de su nombre en un chillido alegre, mostrando los colmillos. El científico arqueó una ceja, llevándose un sabor agridulce de aquella escena. La relación de entrenador y pokémon recuerda la misma que tiene Ash con su Pikachu, con la diferencia de tamaño.

Lo primero que Gladio le ordena es utilizar sus Tijeras X. El murciélago surfeó el aire cortando con sus alas entrecerradas en forma de equis tan deprisa, que Alakazam recibió el impacto de lleno, sin poder teletransportarse para esquivar su ataque. Eso bastó para comprender que Crobat lleva tiempo dedicado en su entrenamiento desde la última ocasión que lo vio en combate. El poder psíquico de su pokémon lo detiene en medio vuelo cuando intenta repetirlo, retorciendo su mente entre chillidos de dolor. Se incorpora sobre sus patas, después que Alakazam lo obliga a estrellarse contra el suelo. Extiende su ala para indicar a su entrenador que se encuentra bien para continuar la lucha.

Estaba convencido. Debe presionarlo más.

Crobat sale disparado a toda velocidad antes que pueda concentrar su energía, y propina una serie de golpes en circulos, utilizando sus alas. Parecen destellos púrpuras que rebotan con cada golpe que acierta a un desorientado Alakazam, que se esfuerza por mantener la paz interior necesaria para sus ataques. Logra zafarse utilizando su teletransportación cerca de su entrenador y pasa al contrataque con su poder psíquico. La fuerza lo empuja de regreso con su entrenador, mientras lucha contra las corrientes que abordan Pueblo Po. Crobat recupera el vuelo cuando Alakazam lanza su Bola Sombra, entre chillidos de sorpresa utilizando Veneno X bajo las órdenes de Gladio. El ataque sale directamente de su cuerpo. Logra dispersarlo con el poder de su mente, formando una nube de veneno que recorrer el escenario hasta alejarse con el viento.

—Has hecho un buen trabajo de crianza.

—¿A qué viene eso ahora?

—Deja que te ilumine. ¡Alakazam Ataque Centrado!

El pokémon estiró sus brazos al cielo, concentrando toda la fuerza de su mente en el acero de sus catalizadores en formar una esfera de energía pura. Gladio arquea una ceja ante un ataque ausente de sentido cuando se lo arroja. Crobat utiliza su ataque Acróbata para esquivarlo a toda velocidad. Frena en seco cuando Alakazam ya no se encuentra en su puesto buscando, emitiendo chillidos en derredor. Gladio gritó, advirtiendo la presencia del enemigo unos metros sobre ellos. El ataque psíquico lo aplastó de cara al suelo, agitándolo de un lado al otro una y otra vez; golpea su cuerpo tendido en el suelo, hasta que vuela de regreso con su entrenador. Crobat había sido derrotado.

—¡Crobat! ¿Estás bien, oye?

Se apresura en darle a probar un Revivir, y luego darle un tratamiento rápido. El murciélago a su alrededor, de párpados caídos mientras su entrenador lo convence de no preocuparse por nada. Gary observa la escena con atención, y un nervio en su cabeza aclara sus sospechas sobre sus costumbres adversas en palabras de Lillie, y las suyas propias en palabras de su abuelo al comienzo de su viaje de mentiras. Tuvo que pasar mucho tiempo hasta poder entenderlo, y esta vez, no dejaría que eso ocurriera.

Lucario fue el siguiente pokémon de Gladio.

—Así que tenía razón. —asegura Gary para sus adentros.

—¿Qué tanto murmuras? ¿Te dio miedo o qué?

—Sé qué eres Gladio —acusó el científico, para sorpresa del rubio frente a él, cuyos ojos esmeraldas permanecen cautos—. Este combate es una pérdida de tiempo. Es una farsa, igual que tú mismo.

—¿De qué rayos estás hablando?

—No eres un edgy que va por ahí, luciéndose y dándoselas de malote como pensé.

—Estás mal de la cabeza, viejo.

—Tú sí que estás mal de la cabeza.

—Calla y pelea. En un combate pokémon no hay habladurías de segunda.

—Te digo que…

No terminó la frase cuando Lucario utilizó su Velocidad Extrema, y acabo con Alakazam de un fuerte golpe en la cara. El pokémon dio un gritó resaltando la letra "a" en su onomatopeya, volando al borde del tejado. Lucario cálculo la fuerza necesaria para vencerlo, sin arrojarlo fuera. Gary lo llama de regreso antes de clavar la vista al firmamento. Nubarrones grises se acumulan cada vez más en el cielo aloliano; siente sus vellos erizarse con la llegada del frío, antes de decidir que aún se halla tiempo.

Elige a Arcanine como siguiente en pelear.

En segundo comenzó el combate de velocidad. El techo de madera cruje y se pule de polvo con cada salto y aterrizaje, intercambiando puños y cabezazos. Gary examina el ropaje de Gladio en busca de algún aro o piedra llave, al no poder fijarse en si Lucario lleva una piedra megaevolutiva. Sabe que el Puño Incremento de su Lucario es un peligro constante para Arcanine cada vez que lo utiliza. Tampoco puede usar el terreno a su favor, pues un terremoto destruiría la mansión, y a todos los que estuvieran en ella. Arcanine aterriza frente a él, después de recibir un golpe del Hueso Veloz de Lucario, en una variante de dos bastones.

—Parece estoy en terrenos más elevados, sabelotodo.

—¿En serio crees eso?

—No puedes derrotar a Lucario, si tu fuerza y velocidad son inferiores.

—Olvidas algo muy importante sobre los tipos acero y luchador.

—¿Ah, sí?

—Sí. Son muy rudos, es cierto. Pero dependen mucho de su raíz.

—¿Eh?

—Lástima que Ash no este aquí. ¡Arcanine, utiliza Lanzallamas sobre el suelo!

El fuego lo rodeó mientras concentra toda su energía antes de escupir un poderoso ataque de sus fauces. La fuerza de las llamas hace que forme un haz de láser rojo intenso, que calienta el suelo donde están parados. Gary y Gladio se ven forzados a cambiar de pie, algo que Lucario parece no poder controlar, cuando empieza saltar intercambiando las patas traseras, como si estuviera bailando claqué. Arcanine utiliza su fuego para atacar sus patas. Lucario lanza aullidos de queja, mientras utiliza su Velocidad Extrema para correr por todo el escenario entre saltos. En medio del aire, Gary aprovecha para golpearlo varias veces con Lanzallamas, y con su propia Velocidad Extrema.

—¡Aura Esfera!

—¡Espera! ¡La estructura no lo soportara si atacas desde esa distancia!

Lucario lanza una mirada hasta su entrenador en medio del aire. Gary lo ve cerrar los ojos y agitar sus orejas. La misma expresión que todos ellos usan para leer el aura a su alrededor. El pokémon frunció el ceño entre gruñidos, con los ojos clavados en la superficie del tejado.

Lo que hace a continuación sorprende a ambos.

Extiende sus patas hasta formar una estrella de cinco puntos, sonriendo a su entrenador boquiabierto. Gary no tardó en comprenderlo.

—¡Arcanine, Lanzallamas!

El fuego envuelve al pokémon del aura, que no se esfuerza en quejarse. Ni siquiera cuando cae de bruces, con los ojos desorientados, totalmente derrotado. Gladio revive a su pokémon inconsciente como hizo con Crobat, e instantáneamente lo que hace es señalar el suelo.

—¿Qué rayos?

—¡¿Acaso lo olvidabas?! Estabas tan concentrado en ganar que olvidaste que Lillie está justo debajo de nosotros. Si atacaba, la presión de su fuerza hubiera terminado por destruir la mansión entera. Tu pokémon lo sabía, y por eso decidió no obedecerte. ¡No me hagas perder el respeto que empezaba a profesarte!

—Yo…

—Te lo repetiré. Esta batalla no tiene sentido alguno. Así que deja la farsa.

—¡Esto no es ninguna farsa! —gritó Gladio. Lucario niega con la cabeza.

—Por el amor de Arceus Gladio, corta el rollo edgy. Tus pokémon lo dicen todo por ti. Ellos son un reflejo de sus entrenadores. Y sé, que si tienes por lo menos un par de ellos que cambian según su vínculo, entonces no eres tan retorcido como dice Luna, ni desadaptado como son los Skull. ¡Hasta tu propio Lucario reconoce a tu hermana! Así que habla de una vez y confiesa qué diantres quieres y tus verdaderos colores en todo esto.

El chico permaneció en silencio varios segundos, de rodillas al momento de dar el Revivir a su Lucario, ahora junto a él. Lo ayuda a ponerse de pie, y le devuelve una mirada inexpresiva, que pronto acompaña asintiendo con la cabeza. Gladio lo llama de regreso con su pokebola, antes de darle las gracias. Gary reconoce la expresión preocupada de Lillie en sus ojos, cuando su iris se opaca al igual que el violeta del cielo, cada vez más oscuro, adornado por destellos.

—Eres extraño.

—No. Solo soy muy observador. Es parte de dedicarse a ser investigador pokémon, ¿sabes? Ellos hablan mucho, no solamente saben decir su nombre —aseguró Gary—. Te escucho.

—¿Y luego qué harás?

—Eso lo decidirá lo que digas, y lo que hagas a partir de ahora.

Gladio dio unos cuantos pasos en ambas direcciones. Tomó una bocanada de aire y empezó a hablar.

—¿Sabes algo sobre Cosmog?

—Sí. Sé más de Nebulilla de lo que crees.

—¿Nebulilla?

—Cosa de Lillie.

—Hay que ver… no tiene remedio. Sigue colocando nombres a todo lo que ve. —dijo Gladio con ambas manos sobre la cintura, entre suspiros. En sus ojos, nota un pequeño brillo.

—Tu hermana y yo hemos estado visitando las ruinas de Alola en un intento por descubrir sus orígenes.

—¿Entonces ya lo sabes? —preguntó. Gary guardo silencio, esperando su respuesta—. Hace ya muchos años, el último rey de Alola se dio cuenta que Cosmog no es simplemente un pokémon gracioso y mullido. Hizo experimentos, y saco conjeturas hasta lograr abrir un Ultraumbral, y trajo a los Ultraentes a este plano.

—Ajá, lo sé.

—¿Y lo que ocurrió después? —prosiguió Gladio—. Antes de irme de casa, vi las notas del Profesor Polo. Cosmog tuvo un cambio en su cuerpo, y se convirtió en el espíritu de la Luna con el canto de la noche, el pokémon que viste en las ruinas. Lunala.

"Lunala, con la ayuda de los guardianes fueron capaces de derrotarlos, y regresarlos a su lugar de origen. El pueblo culpó a la realeza del caos en la región y terminaron cortándole la cabeza. Y según sus hipótesis, alguien ayudó a Cosmog en su evolución. Pero la razón de su existencia no es simplemente como un Ultraente más que sirve de llave. Sostuvo que su verdadera misión, es resguardar este mundo de su amenaza."

—La investigación de tu padre. Dijeron que estaba loco por eso.

—Sí.

—¿Entonces tenía razón? ¿Existen y son pokémon legendarios?

—Son mucho más que eso —asegura Gladio, tocándose el mentón—. Son monstruos, dueños de poderes aterradores, capaces de plantar cara incluso a otros pokémon legendarios y derrotarlos. Son una amenaza. Por eso él cree que fueron encerrado en el Ultraespacio, en una dimensión que trasciende cualquier dimensión, tiempo y el espacio mismo. Alejados del mundo que Arceus ayudó a crear.

—Parece un cuento de hadas. Es muy difícil de creer.

—Y por eso se burlaron de él —explico Gladio—. Después de tanto tiempo, creo que se esforzó demasiado por traerlos de regreso para comprobarlo, y terminó arrastrando a la familia entera. Mamá enloqueció con su investigación, y Lillie y yo terminamos desplazados y bajo su tiranía.

Clavó los ojos en la escalera. Gary imagina que pasa por su cabeza, cuando lo nota ausente perdido en sus pensamientos.

—Ella te quiere, Gladio.

—No… —susurró, apretando los puños. Su voz se mezcla con la brisa que va en aumento—. Le fallé.

—Claro que no…

—¡Claro que sí! —gritó—. Dije que regresaría. Le dije que me haría fuerte para sacarla de casa. ¡Para sacarla! Y espero cuatro años en una mansión que solo la hundía en la miseria. Solo pude darle esperanza a las que aferrarse todas las noches al acostarse a dormir. ¡Una a la que se sigue aferrando al pensar que soy bueno, aunque he hecho cosas terribles! ¡Ella trata de acercarse, y yo solo la alejo de mí! ¡Y de todas las cosas que pude hacer, le arrebaté su Vulpix! ¡De todos los pokémon del mundo, tenía que ser precisamente ese! Ella y yo ya no podremos estar juntos nunca más.

—¿Ya no la quieres?

—Por eso mismo no puedo ser el mismo de antes. Ya no. Es mejor que piense que soy un desalmado.

—Pero no lo eres. Yo no lo creía, pero después del combate, ella tenía razón. Hiciste esto para traernos aquí. Para advertirnos. Todo este tiempo has velado por ella desde el Equipo Skull, ¿a que sí? Los has vigilado de cerca y ayudado a las autoridades de forma anónima, todo para protegerla.

—Ya es demasiado tarde —dijo Gladio, encogido de hombros—. Mi madre dio veinticuatro horas a Guzma para dar con ustedes, y si no cumplen. Las cosas se pondrán muy feas. No puedo ayudar a mi hermana sin ponerme en riesgo. Por eso, quería hablar contigo.

—¿Para qué?

—Ella confía en ti. Tanto o más de lo que confió en mí. Te lo pido, Gary Oak. Protege a Lillie por mí. No permitas que le hagan daño. Impide que el Equipo Skull o que mi madre se haga con Cosmog. Porque si eso pasa, será el fin del mundo.

Antes que Gary pudiera añadir algo más, hubo una enorme explosión en los niveles inferiores. Dragonite, Charizard y Altaria seguían abriéndose paso por la ciudad y apartando los obstáculos. Sobre todo los primeros dos, que no paran de competir a ver quién elimina más a la vez.

—Ese par de idiotas. ¿Acaso no conocen la palabra discreción? —se quejó el chico palmeándose la cabeza—. Oye Gladio, tienes que… ¿eh?

El chico había desaparecido.


Ash derribó la puerta de la enorme mansión con ayuda de los pokémon. Y así continuó hasta llegar arriba.

—¡Chicos! ¿Están bien? No debieron adelantarse. ¿Recuperaron a Shiron?

—Sí. Lo siento, fue mi culpa —dijo Lillie.

—Nash, ¿qué te ocurre? Parece que te hubieran pasado por encima con una aplanadora.

El chico no respondió. Luna se puso de pie sin voltear a mirarlos.

—Bien ya están aquí. Así que regreso a lo que vine.

—Esperen. ¿Dónde está Gary?

—Luchando con Gladio. —dijo Nash, señalando el tejado y las escaleras.

—¡Bien entonces, iré en su ayuda! Esta vez le daré una buena paliza por meterse con mis amigos. Y luego lo entregaré a la oficial Jenny junto con el resto de la basura.

No terminó de dar un paso cuando sintió un fuerte golpe en la coronilla.

—¡Auch! ¡Serena, ¿por qué…?!

Serena y Luz fruncieron el entrecejo, señalando a Lillie que seguía tumbada en el suelo al lado de Nash, junto a Shiron, que tenía sus ojos de cristal fijos en su entrenadora. En seguida trató de corregir su error, disculpándose con Lillie una y otra vez.

—Tienes razón Ash. Mi hermano está desequilibrado —añadió Lillie en un susurro, poniéndose de pie después de tallar sus ojos—. Vamos. Hay que terminar esto.

—¿Qué hacemos con el muerto? —preguntó Ritchie, señalando al otro tirado en el suelo.

—¡Oye, no me mates, pedazo de clon mal hecho! —gritó.

—Parece que tiene energía para moverse. —dijo Iris, cuando ambos se encarnaron en una discusión, con forcejeos añadidos.

Los separaron, y continuaron por las escaleras hasta alcanzar a Gary. No parece percatarse de su presencia en el lugar, ensimismado en su cabeza. No es hasta que Ash pregunta por Gladio que vuelve en sí. La respuesta entristece a Lillie, aunque el prometa que lo encontrará.

Ash continua recto por las escaleras hasta el siguiente nivel, seguido de cerca por Pikachu los demás. Llegan al umbral de la habitación más alta del recinto, sin guardias que la custodien, aunque dentro la luz está encendida. Ven sombras moverse por la rendija de la puerta. Esta vez siente el corazón en la garganta, dispuesto a terminar con los Skull de una vez por todas, y obtener pistas sobre el paradero del resto de criminales, y entregársela a Anabel, aunque lo regañara por desobedecerla. Aún así, Ash se siente orgulloso de sí mismo cuando mira a su alrededor, pues sus acciones lo condujeron al regreso de Serena.

Su compañero realiza estiramientos vigorosos, entre los que incluye un estiramiento de patas y golpecitos a sus almohadillas, listo para hacer frente al combate que se avecina; escucha a Serena reírse junto a Luz. También extrañaron al pequeño pokémon de Ash. A juzgar por el cosquilleo en su pecho y el brillo en el cabello de Serena, está seguro de que todo seguirá a mejor a partir de ahora. Ya estaban juntos otra vez.

Y ya tendría tiempo de platicar acerca de sus sentimientos con Serena.

Pone una mano en el picaporte y abre la puerta. Guzma y Plumeria estaban esperándolos.

—Bravo —dice el líder del Equipo Skull sentando en una poltrona, cuyo espaldar tiene varias cabezas de diferencia con la suya—. Lograron lo que las autoridades no han podido en años.

—Se acabó, Guzma —dijo Ash, agitando el puño derecho y señalarlo—. Acabamos con todos tus reclutas, y la policía viene en camino.

—"Se acabo, Guzma". "La policía viene en camino". Límpiate bien las orejas, mocoso. Hace falta más que eso para vencerme.

—¡Ya vas a ver!

—¡Ash, espera! —dijo Ritchie, cogiéndolo por un brazo.

—Verán, estaba aquí sentado, observando cómo destruían la ciudad y los bloqueos, meditando sobre una simple pregunta —señaló Guzma, paseándose por la habitación—. ¿Cómo salir victorioso ante el enemigo cuando lo tienes en tu propia casa? Y a qué no adivinan cual fue la respuesta.

—No me interesa saberla. —dijo Luna. Los demás asintieron.

—Oh, pero les interesará saberlo, niños —dijo, colocando un pie sobre el cofre que estaba cerca de su asiento—. Pues muy sencillo. Solo tienes que darles el incentivo adecuado.

Lo abrió de una patada, y lo que encontraron los dejó con la boca abierta.

Estaba lleno de cristales Z, preservando perfectamente un espécimen de escarabajo que ninguno alcanza a identificar. Ash recuerda que una mañana, la reportera Gabby anunció el robo de todos los Insectostales Z en la región, que permanecían resguardados en Ula´Ula hasta que se designara un capitán a su cuidado. El líder del Equipo Skull introdujo una mano en los bolsillos de sus pantalones holgados, sonriendo triunfante.

—Estos cristales pudieron ser míos, pero ellos me lo negaron hace años —siseó Guzma, pateando el cofre—. Ellos no me dejaron ser capitán porque nunca entendí el espíritu del recorrido, dijeron. ¡A la mierda con sus rituales, tradiciones y toda esa basura populista! Los robé todos. No dejé ninguno en toda la región, y si alguien los quisiera, tendría que vencerme en combate, después de atravesar Pueblo Po. Claro, hasta que apareciste tú, Ash Ketchum. Tú, y los idiotas que te acompañan. Tenían razón. Eres un maldito mocoso metiche.

—¿Y qué harás ahora, nos darás un cristal a cada uno? —preguntó Ash, a modo de burla.

—Algo mucho mejor —dijo, extrayendo un pequeño control de su bolsillo—. Voy a destruirlos, junto con todos ustedes. Esta mansión… no… todo Pueblo Po será su tumba.

—¡¿Eso es?!

—El detonador por su puesto —anunció con sorna, riendo como loco—, con solo presionarlo, habrá una explosión en cadena que destruirá la ciudad. Nosotros los humanos somos sueños. Todos los tenemos. Pero este asqueroso mundo nos lo recuerda todos los días de nuestra existencia, que no importa cuando lo intentes, o cuanto trabajes por hacer las cosas bien, simplemente hay cosas que no son para ti, no importa cuánto lo desees. Toda esa basura del trabajo duro no son más que palabras bonitas. ¡Porque la única verdad, es que nunca podrás tener todo en este mundo, sino solamente lo que necesitas para seguir existiendo! Eso te consume en vida, niño. Y muy pronto, tú también lo sentirás, cuando lo pierdas todo.

—¡Estás loco de remate! ¡Baja el detonador, y ríndete! —gritó Ash. Pikachu saltó de su hombro y se prepara para atacar a Guzma. Luz lo imita.

—Va a ser que no —dijo, acercándose a la ventana junto a Plumeria—. Puede que Pueblo Po haya caído. ¡Pero ustedes se irán con él!

Accionó el botón.

Guzma y Plumeria saltan por la ventana al costado derecho, y los ven perderse en caída libre hasta que son rescatados por la pokemontura de Charizard hasta perderse mar adentro. Detonaciones se escuchan en la entrada de la ciudad, que agrietan los muros externos. Los cimientos de la ciudad tiemblan con cada una de ellas, a medida que se acercan. Trozos de asfalto y rocas impactan contra las paredes de la mansión, que se retuerce bajo su propio peso. Mira dentro de la habitación. Ritchie y Cilan ya habían perdido la cabeza, corriendo en todas direcciones seguros de su inminente muerte. Lillie se encoge y agazapa a Shiron contra su cuerpo, en ademán de protegerle.

—¡No sean tontos, la explosión tardará en llegar aquí, y si aun no hemos volado esto será lo último! ¡Regresemos al nivel inferior y vayámonos volando como hicieron ellos! —gritó Iris—. ¡¿Qué diablos haces, Ash?!

—¡Los Insectostales!

—¡No hay tiempo, tenemos que salvarnos nosotros primero! —gritó Gary, al momento que se escucha otra detonación, esta vez, mucho más cerca.

—¡Ash, vámonos, por favor! —suplicó Serena, tirándolo de un brazo.

Él arroja la pokebola de Charizard y le ordena utilizar Lanzallamas, y derrite la pared frente a ellos.

—¡Charizard, llévate el cofre volando junto con los demás! ¡Pikachu, vete con el!

Ambos pokémon negaron enérgicamente con la cabeza.

—¡No seas terco! —chilló Serena.

—¡Si son destruidos no habrá más en toda la región! ¡Yo me las arreglaré para salir de aquí, váyanse!

—¡Pero…!

—¡Estamos perdiendo tiempo, tenemos que irnos ya! —gritó Ritchie, volviendo en sí. El también dejó salir su Charizard para montarlo.

Los demás siguieron su ejemplo. El Dragonite de Iris cogió a Cilan y partió en vuelo. Dejó salir un Salamence para sorpresa de los demás, y le ordenó llevarse a Lillie y Gary con él. Luna y Nash cogen sus pokemonturas de Charizard y se unen a los demás. Altaria sale de su pokebola por voluntad propia y utiliza una de sus alas para obligar a su entrenadora a montarla, desobedeciendo sus órdenes de no alejarse.

Ash mira en derredor. Las explosiones rodean la mansión, que se agita con violencia a medida que las casas se derrumban a su alrededor. Escucha otra detonación bajo sus pies, que amenaza con agrietar el suelo donde está parado. Lo ven saltar por un agujero que conduce a los niveles inferiores.

Lo próximo que ve Serena, es como la mayor explosión en cadena envuelve todo el edificio en un mar de llamas.


La lluvia cierne la región de Alola, y los pequeños incendios en Pueblo Po. Las autoridades no demoran ni cinco minutos en llegar a la escena. La noticia de la explosión que estremeció la isla no se hizo esperar entre la población de Alola. Pueblo Po estaba cubierto de hollín, tal como la ruta 113 en el Monte Pírico de Hoenn, o así lo informó Gabby. Anabel y Locker colaboraron con Jenny y varios oficiales dentro de las ruinas. Ellos interrogaban los testigos de lo ocurrido, que escaparon de la explosión por los pelos.

—¿Qué demonios pasó aquí? ¿Dónde está Ash? —preguntó Anabel a penas los encontró.

Ninguno respondió. Se paseó por sus caras, hasta detenerse en la de Serena, Lillie e Iris, hechas un mar de lágrimas. Luz y Dragonite cogían a Pikachu y Charizard respectivamente, decididos en adentrarse a para buscarlo.

—¡¿Qué dónde está?!

—Él… no pudo salir… —contestó Gary al fin. Serena seguía hipando—. Guzma robó los Insectostales Z de toda la región, y él ordenó a su único pokémon volador que los sacara de allí, junto con Pikachu.

—¡Y como lo dejaron ser egoísta de esa manera! —señaló Locker.

—¡Porque no había tiempo! —chilló Gary, conteniendo las lágrimas—. ¡Siempre hacía lo que le venía en gana sin pensar en los demás!

—No hables así. Él no está muerto. —lo acusó Ritchie.

—¡Todos lo vimos, no seas iluso! —gritó Gary—. ¡Se adentró en la mansión minutos antes de estallar, con el derrumbe no pudo salir a tiempo! ¡Ash eres un idiota, ahora que se supone que le diré a Delia!

Hubo un estallido en el pueblo. Otro. El suelo por debajo de ellos se estremecía como si alguien estuviera utilizando Terremoto.

Un torbellino rojo emerge desde el suelo hasta las nubes, transformándose en un remolino de agua que mantiene su forma cilíndrica por varios segundos. Se hace el silencio entre todos los espectadores, y también lo hace Serena. Un pokémon con alas emergió del torbellino, que cayó lentamente hasta que se impulsa con otro pilar de agua, esta vez al suelo, encargándose de ir directo a la entrada.

Greninja aterriza con pesadez junto a ellos. Ash venía con él, nada más que con motes de tierra en su rostro y nariz, que la lluvia se encargó de limpiar.

—¡Fiuh! Eso estuvo cerca.


—No jodas —musitó Yazir viendo las imágenes en directo—. Menuda entrada dramática.

—¡El hermano mayor tiene mucho estilo! —grita uno de los niños, con Raichu entre sus brazos. El pobre ya lleva los cabellos alborotados.

Las gotas golpean el cristal de su habitación, y sobre la cabeza de aquellos que muestra la tele. No puede evitar reír entre dientes cuando Serena abofetea a un indefenso Ash en señal abierta, después de rodearse por los demás. Escucha sus declaraciones al informar que los cristales robados estaban en posesión del Equipo Skull, y que prontamente serían regresados a su lugar de origen. Fue así como reina el silencio en su cabeza, solo con el tintineo de las gotas. El miedo abandona su cuerpo igual que el humo de las brasas en la hoguera que fue su cabeza. La lluvia asienta pensamientos, y tranquiliza el alma de aquellos perdidos en sus infinitas lagunas; cada gota aleja el remolino de preocupaciones pasadas, en las que Ash era el villano.

Serena tuvo razón. Él es especial.

Los críos siguen con los ojos pegados a la tele en su habitación en el centro pokémon, jugando con sus pokémon. El único quien no parecía disfrutarlo era Scrafty, cuando tiraban de sus orejas. El ruido de la lluvia disfraza el de su holomisor en la mesa de noche, que no paraba de vibrar con una llama entrante de Liliana.

—¿No es un poco tarde para hacer llamadas? —preguntó Yazir.

—¡Por dios, al fin me contestas! —masculló al otro lado de la línea. Hablaba rápido con apretando mucho la garganta.

—¿Está todo bien?

—¡Calla y escucha!

—Sí sí, lo sé, no me regañes. Mañana cuando me den el alta me voy. El plan fracasó y Anabel no tardará en querer despellejarme. Nos apegaremos a su plan, y me entregaré cuando todo esto acabe.

—¡Cállate por un demonio y escucha! ¡Tienen que salir de allí ya! ¡¿Entiendes?! ¡YA!

—¿Tenemos? Dime qué pasa Liliana, estás rara.

Ella no contesta. Su respiración se agita a cada instante, y la escucha el sonido de sus zapatillas de tacón bajo, moverse de un lado para el otro entre corredores. Las centellas se precipitan en conjunto con la lluvia mar adentro, a través de su ventana; el rugido del choque de energías llega instantes después, y consigo aumenta la tormenta que se expande desde Pueblo Po, por toda Alola.

—Van en camino.

—¿Quiénes? ¡Habla claro de una vez! ¿Qué…?

¡¿diantres significa esto?! gritó Giovanni, sin apartar la vista de las noticias.

La sala de reuniones de la Mansión Aether se convierte en escenario de guerra contra los Skull, luego de conocer su derrota a mano de Ash Ketchum y sus aliados. Liliana permanece sentada junto a Domino, que no pierde detalle en cómo se reúnen alrededor del azabache en vivo.

Se los dije. No debimos confiar en ellos, ni tampoco en usted, vieja bruja —Gethis señaló a Lusamine, golpeando el suelo con su bastón—. ¡Lo dije desde que llegué, este grupo tiene que tomar más acciones directas! ¡Es hora de tomar cartas en el asunto nosotros mismos!

A este paso, esta pequeña organización no hará absolutamente nada. Nos atraparan antes de hacer nada —opinó Maxie ajustándose las gafas. Sus comandantes Carola y Tabitha permanecen a su lado—. Por primera vez, estoy de acuerdo con el idiota de los océanos, y con el Equipo Neo Plasma.

¡Mujajaja! Algo te perforó la roca, por lo que parece. —dijo Archie.

Si ya saben que estamos aquí, es una estupidez seguir escondiéndonos —señaló Saturno—. Parece que estamos todos de acuerdo en ese punto.

¿Y qué nos asegura que esta vez no fallaremos? —explicó Lusamine

Disculpe, milady —susurra el mayordomo, después de tocar la puerta y abrir—. Han llegado dos visitas. Dicen ser los hombres que el señor Giovanni ordenó acudir a este lugar.

Perfecto. Hágalos pasar. —dijo el líder del Equipo Rocket.

Liliana se estremece cuando atraviesan el umbral. La boca de su estómago regurgita y se retuerce en su interior, cuando escucha sus pasos por la sala. Palidece, y nota el escalofrío al reconocer sus rostros. Se pasea por las caras alrededor de la mesa, y nota el brillo en sus miradas perversas, cuando Giovanni los presenta. Domino olfatea sus tulipanes falsos, paseando la yema de sus dedos entre sus pétalos, de la extrae una sonrisa. Tyson arquea una ceja entre refunfuños, y Atlas los mira de reojo.

Ahora sí podemos proceder —señaló Giovanni. Su Persian ronronea, entre sus caricias—. Lusamine, esta vez se llevará a cabo.

Se había quedado sin…

—¡Habla Liliana!

—Por dios Yazir, solo vete, y llévalos contigo. —suplicó ella.

—Me estás asustando…

—Es demasiado esta vez —sollozó—. Los equipos rocket, magma, flare, plasma y galaxia enviaron administradores. Todos ellos tienen piedra llave y cristales Z robados. Y ellos también van por ustedes.

—¿Esto es por Domino?

—¡No solo ella! —dijo entre sollozos. Los primeros en abordar son los comandantes rocket al mando de la operación por petición de Giovanni, a la que ninguno había puesto queja—. ¡Los hombres que Giovanni mandó llamar, son los mismos que derrotaron a Eco antes de que fuera conocido como Gold! ¡Los agentes Atila y Jun!

Esa noche, es la primera vez que Garchomp ve sudar a su entrenador postrado en una cama.

Continuará…


Notas del autor:

Lamento la tardanza chicos :´v. Escribí este capítulo en una noche, pero no me sente antes porque estaba escribiendo una historia corta para un reto, y avanzando con mis otros proyectos, entre los que incluyo los personales.

Pero bueno, al menor ahora sí se fue todo al tacho. Y a saber cuáles son las nuevas intenciones de los villanos, ahora que actúan sin medirse.

Recuerden que Atila y Jun salieron en Crónicas Pokémon hace ya bastantes años, y quise traerlos a colación porque bueno… sí, son realmente muy fuertes. Tanto que Gold no pudo derrotarlos y salvar a Raikou sin ayuda. Así que lo interesante está por venir chicos, junto al climax de la historia, así que un poco más de paciencia :D.

Solo espero acabar esta historia en lo que queda de año.

¿Me pondré serio a terminarla?

Por los vientos que soplan… parece que sí.

Sin más que añadir recuerden dejar su estrellita, comentario u review niños y niñas. ¡Nos leemos en la próxima entrada!

¡Un saludo!