Diez mil vidas.

Resumen: Una promesa de un amor que perduraría para la eternidad. Iromatsu [Au]


Diez mil vidas.

Cuando lo conociste no podías apartar los ojos de él, seguramente se debía a que se trataba de el ser más doloroso de ver que jamas te hubieras encontrado. Extraño, galante, demasiado feliz para tu gusto y sin embargo cada vez eran más frecuentes las sonrisas que tenias que ocultar cada vez que él se paseaba a tu alrededor.

La primera vez que habia llegado a la villa te habías encontrado con él por error, ya que no te habia atacado no desenfundaste tu espada ya que no buscabas pelea, solo querías seguir con tu camino y posiblemente comer algunos dangos en el puesto de Chibita.

Pero cuando ibas caminando a su lado él te detuvo tomándote por la muñeca, haciéndote girar casi de manera cómica, te encontraste viéndolo directo a los ojos, a ese azul profundo que solo habías visto en el cielo despejado, para evitar chocar contra él tus manos habían quedado apoyadas en su pecho descubierto. Y él te veía como sí en tu rostro se encontraran las respuestas a todas sus preguntas, como alguien que ha encontrado algo que buscaba toda su vida.

Tu corazón se paralizo por unos segundos antes de galopar como loco. Pero ese momento se arruino cuando él, aun mirándote directo a los ojos sonrió galante y pronuncio un

—Bella dama, ¿podría indicarme el camino a la villa de Akatsuka.

—¿Dama?

Por supuesto, después de eso utilizaste tu técnica especial, una maldición que se movía como un remolino violeta por tu espada. Por suerte para él no lograste alcanzarlo del todo, por lo cual solamente resulto un poco herido y no muerto como hubieras querido en ese momento.

Como sí el destino quisiera tenerlos juntos, más tarde ese día descubriste que ese doloroso hombre se trataba de un nuevo aliado y que, peor aun, ocuparía el lugar de tu compañero.

Al principio su relación no avanzaba, él trataba de ser amable y tu no podías deshacerte de esa personalidad de mierda que todos odiaban, todos menos él. Karamatsu parecía amar tu manera de ser, incluso sí eras arisco y te comportabas como un idiota con él, aunque arruinabas sus momentos de coquetería y lo ignorabas cuando estaba hablando de cosas importantes.

¿Como alguien en su sano juicio podría haberse enamorado de ti después de conocerte?

Tu sabias porque estabas enamorado de Karamatsu, te habia llevado un tiempo aceptarlo, pero sabias muy bien porque habías caído rendido por él.

Karamatsu era carismático, enigmático,amable, fuerte, sabia en que momento mantenerse callado simplemente tomando tu mano, sabia cuando no querías estar solo, entendía tus expresiones aunque fuesen casi nulas.

Junto a él habías aprendido a ver la vida de otra manera,habías empezado a notar las cosas hermosas que te rodeaban, el cambio de las estaciones, la agradable sensación de dos cuerpos tocándose, fundiéndose, amándose.

Karamatsu habia encendido en ti una pasión y un amor que nunca pensaste que podría existir. Te encantaba, cada cosa que hacia.

Incluso cuando de manera ridícula simulaba atacarte solo para entregarte un enorme ramo de flores hermosas, solo para ver la sonrisa que a penas se dibujaba frente a él y solamente para él.

¿Estupidez o exceso de fe?

¿Qué fue lo que te hizo pensar que aquellos maravillosos momentos durarían por siempre?

Las cosas habían estado poniéndose caóticas, se habia desatado una guerra en la que ninguno de los dos quería participar y en la que sin embargo se vieron envueltos cuando la villa en la que se encontraba su casa fue atacada durante la noche.

Caos, gritos, llanto rompiendo la tranquilidad de la noche.

El olor de la pólvora y sangre invadiendo el lugar, el árbol que habían plantado los dos como una señal de sus votos de amor habia sido destruido.

Y tu corazón acelerado se detuvo por completo cuando encontraste a Karamatsu, el amor de tu vida, dando sus últimos suspiros. Nunca habías corrido tan rápido como en ese momento para alcanzarlo.

—¡Karamatsu! ¡No, no, por favor no me dejes, no me dejes! -el nudo en tu garganta no de tejaba decir más, las lagrimas gruesas caían de tus ojos sin que pudieras evitarlo, sentías que el dolor en tu pecho hacia que tu corazón se detuviera igual que el suyo.

—ichimatsu, my love. -hablo en un susurro, su mano se levanto lo suficiente para tocar tu largo cabello que habías olvidado atar en una coleta como lo hacías siempre. —Te amo. Te amo más que nada en este mundo. ¿Lo entiendes?

—No, no lo entiendo. Sí me amas de verdad entonces quédate conmigo. -sabias que era una petición infantil, que no habia nada que Karamatsu pudiera hacer para detener algo que ya habia empezado, las heridas en su cuerpo eran mortales.

—¿Cuanto tiempo tardaría en demostrarte todo este amor que te tengo? Es tanto que no bastaría con esta vida... ¿Qué era lo que decías..?

—Dicen que... esta vida es solo una preparación para la siguiente y que lo único que podemos pedir en esta vida es amar... y ser amados. -aun en su condición te regalo una sonrisa y con cuidado seco las lagrimas que caían por tus mejillas. Sin fuerza sus manos trataron de acercarte y fuiste el encargado de terminar la distancia entre los dos entregando un ultimo beso.

Un beso tierno, desesperado, un beso que trataba de demostrar todo el amor que tenías hacia él.

Un amor incontenible.

Karamatsu te miro directamente a los ojos, el azul más hermoso que habías visto en tu vida se iba apagando a cada segundo.

Yo te estaré buscando en miles de mundos... y durante diez mil vidas... hasta encontrarte. -con el ultimo de sus suspiros él hizo una promesa de amor, y te pedía con esos ojos casi apagados, con esas manos temblorosas con esa llama incontenible que era su amor que creyeras en él.

— [...]

Cuando la luz se extinguió de sus ojos no tardo mucho para que también se acabara la tuya.

El usar tu espada maldita para atravesar tu corazón era incluso menos doloroso que haberlo perdido.


El dolor en tu pecho era demasiado como para hacer que te despertaras en medio de la noche. Gruesas lagrimas mojaban tu rostro y la sensación de que algo faltaba no te abandonaba incluso después de despertar.

Con cuidado giraste quedando de frente a Karamatsu que dormía tranquilamente, siempre que despertabas de una pesadilla te tranquilizaba el solo verlo acostado a tu lado. Pero esa noche incluso con verlo no era suficiente, con cuidado de no despertarlo a él ni a ninguno de tus hermanos te acercaste hasta que tu cabeza quedo contra el pecho del segundo hijo.

El sonido de su corazón te llenaba de tranquilidad.

Y mientras te quedabas dormido de nuevo susurraste algo que habías escuchado en tu extraño sueño.

Y yo te esperare... en todas ellas.


Continuara(?

Saludos~