Holaaaa! Chicas(os) que leen esto, ¿que tal?¿bien?... ok al fic, Va a ser largo, eso practicamente tengalo puesto en piedra. y chicas(os) mis psdt son subliminales *3* asi amaran mas a Marco... ¿A que el hombre esta bueno? ok desvario pero tenemos un punto. Read ya!
Love D. Campbell: Holaaaa! La charla de Ace es algo como una serie de amenazas... y bn algo mas, solo imagina a la version hermano sobreprotector diciendo mira-a-mi-hermana-mas-de-dos-segundos-y-te-castro o algo asi lol. No especificamente, Riki puede ser bastante terrorifico cuando quiere, ahora solo esta siguiendo ordenes de Ace ;) ... Y bn, si bien Luffy en canon era algo despistado aqui tambien tenia que ser!. Y si, Sanji es parte de la tripulacion pero eso lo veras mas adelante, no spoiler!... No olvidemos que Marco tambien es un segundo al mando y puede dar miedo, mas aun siendo casi el niñero de la tripulacion lol, tendran sus momentos
MugiwaraNoAndrea: awww gracias! Ya estoy escribiendo mi olvidado SeF(no se me ocurrio abreviarlo hasta que tu lo hiciste o.O) ...ok a este fic, hacer esto me tiene el cerebro algo revuelto ya que como todos los AUs que escribo quiero que sea lo mas coherente que pueda, no soy perfeccionista pero tampoco me gusta entregar cualquier cosa, me tiene que gustar para recien publicar, tengo que estar del 80 al 100 % segura de como va la linea para poder hacerlo. Y omfg no sabes como de felices me haces al decir que te gusta como narro! Gracias!
Psdt. Marco is sexy as hell!
One piece no me pertenece... pero seriamente estoy considerando patentar el MarLu *3*
Cap.5 Desorientado
Para cuando había empezado a atardecer la mayoría ya habían comido y terminado sus quehaceres en el Moby Dick, si bien seguían en su misma posición desde el ataque de los Spade, el ambiente se encontraba más relajado.
Los miembros de la tripulación de los Spade se encontraban en cubierta, aunque saltaba a la vista que todos estaban con el ánimo algo decaído ya que fueron echados bruscamente de la enfermería por Selma y es que la mujer mandaba en sus dominios. Nadie podía darle la contraria.
Haruta no entendía cómo es que esos piratas parecían algo más relajados, si ella estuviera en su posición ya habría intentado matar a cuanto pirata o marino se le pusiese en el camino, cosa que ninguno de los Spade había hecho; si tenían sus armas con ellos y parecían estar alertas, pero no era como si estuviesen agresivos, aunque si lucían preocupados por su capitán.
Haruta chasqueo la lengua.
El chico estaba dándole más de un dolor de cabeza, estaban en la misma posición siendo un blanco fácil para otros piratas y según los vientos una tormenta estaba por llegar, y si bien la tormenta no era culpa de nadie, chocaría con ellos si es que no se movían.
La comandante camino por cubierta con algunos reportes para Oyaji ya que solo se los daban directamente cuando Marco salía, sino eran regularmente revisados por el comandante de primera división. Haruta rogaba a cuanto santo se le venía a la cabeza porque Marco no tardase más de un par de horas en volver ya que el era la voz de la razón en el barco. No quería volver a detener otra boda masiva de todos con todos por más que fuese divertido reírse de sus caras luego de que sus cerebros salían de los efectos del alcohol.
Antes de que Haruta pudiese tan siquiera llegar frente a Oyaji, paso un borrón amarillo y negro en llamas.
El mocoso.
Haruta puso la mano en su espada lista para atacar, mas por costumbre que otra cosa.
El mocoso se lanzó con el puño cubierto en llamas hacia Oyaji quien estaba con los ojos cerrados. La comandante saco su libreta de notas garabateando rapidante, le tomo solo segundos, pero cuando levanto la vista ya todo había terminado, el mocoso había intentado golpear a Oyaji cuando este rápidamente le lanzo un puñetazo en la cara que lo mando a volar derribando una pared, los chicos que la arreglasen se quejarían por el trabajo extra. Prácticamente podía empezar a escucharlos.
La comandante se quedó parada observando la recién derribada pared para luego escuchar como una sarta de maldiciones se empezaba a oir, maldiciones bastante creativas para ser sincera. Haruta volteo a ver a su Oyaji solo para ver la sonrisa que este tenía, pocas eran las veces tenía esa sonrisa, y las veces había visto fueron antes de que se uniera alguien a la tripulación.
¿Ahora, como hacía para que su casi-hermano dejase de ir por la cabeza de Oyaji?
La comandante vio por el rabillo del ojo como los Spades veían la pelea, algunos de ellos parecían querer unirse pero ninguno se movió. Un bulto en los brazos del que, por lo que sabía, era el segundo de los Spade llamo su atención pero fue rápidamente olvidado por la risa de Oyaji
-Gurarara ¿Y por qué quieres mi cabeza?
El mocoso no parecía muy feliz mientras salía del hueco en la pared mientras se cogía su nariz que había empezado a sangrar a borbotones, posiblemente rota, lanzándole una mirada de muerte a Oyaji.
Haruta tenía que admitir que esa mirada le helo la sangre por un segundo y eso era bastante difícil de conseguir.
-No te incumbe.
Oyaji no dejo de sonreír ante la negativa.
-Intentas matarme, claro que me incumbe. ¿Por que mejor no te unes a mi familia, a mi tripulación? Conviértete en mi hijo.
La sonrisa de Oyaji no vacilo en ningún momento, iba enserio en conservar al mocoso, aunque decirle eso fue una mala decisión. Ace tenía llamas alrededor de los hombros listo para la batalla, otra vez
-¡Ni aunque el inferno se congele, viejo loco! no tienes derecho a pedirme nada, ni a mi ni a mi tripulación.
La frialdad con la que lo dijo hizo que le pasara a mas de uno un escalofrió.
Sin importarle el sangrado de su nariz el mocoso volvió a atacar a Oyaji, esta vez ya no uso sus puños, hizo con sus manos alusión a pistolas y empezó a disparar, todo indicio de ataque fue repelido por el biesto, el mocoso corrió impulsándose con fuego tirando una patada envuelta en llamas atrapada por la mano de Oyaji, le dio tres vueltas en el aire antes de lanzarlo a los barriles.
Algunos piratas en cubierta torcieron el gesto, aquello lucia doloroso.
-Gurarara buen intento mocoso. Cof cof
La toz de Oyaji volvía a aparecer, mientras Haruta corría vio como Selma aparecía detrás de la silla de Oyaji para atenderle con el resto de las enfermeras siguiéndole de cerca; la botella de sake con el despiste de la pelea había sido alejada.
-¿Te encuentras bien, Oyaji?
La toz de Barba Blanca siguió por unos buenos segundos antes de que pudiese tan siquiera asentir.
-No te preocupes, hija mía, este viejo cuerpo aún tiene para rato.
Haruta asintió aceptando fácilmente las palabras aunque una parte de su cerebro le recordaba constantemente que aquello podía no ser cierto.
Selma reviso el pulso de Barba Blanca antes de que este llamase su atención.
-Selma, hija mía, ¿porque no curas al mocoso?
Selma lanzo una mirada molesta hacia Oyaji, pocos eran los que lo hacían y muchos los que desaprobaban ese hecho.
-Oyaji con el debido respeto, ese mocoso se atrevió a salir de la enfermería. Que sufra una hora y luego le curare.
Haruta observo al pecoso de lejos y anoto algunas cosas en su libreta antes de hablar.
-Selma no creo que te tengas que preocupar por el mocoso, ya le estan curando.
Ante las palabras de la comandante todos observaron como Hanna le pasaba un botiquín a uno de los Spade mientras este limpiaba la sangre seca del inconsciente capitán de los Spade.
-¡Hannah! –El reproche era mas que palpable asi como la molestia en la voz de la doctora.
Haruta sonrió de lado, las cosas se pondrían algo divertidas.
La enfermera dejo en botiquín y después de un corto intercambio con el pirata corrió devuelta a su posición para enfrentarse a una iracunda Selma. Sin importarle el peligro de la mirada de Selma, Hannah le sonrió como quien nunca ha roto un plato en su vida.
-¿Si, Selma-sensei?
La doctora entrecerró los ojos.
-¿Se puede saber, porque infiernos le diste el botiquín?
La enfermera miro desde Oyaji, las enfermeras, la comandante hasta llegar nuevamente a Selma poniendo sus manos en las caderas antes de responder.
-Me lo pidió y dijo porfavor. ¿Sabe desde cuando no escucho esa palabra? A sido un largo tiempo y no me pude negar.
Hannah era una de las tres hermanas que Selma había tomado como aprendices y era una de las enfermeras que mas tiempo había estado en el barco, y de las pocas que contestaba a Selma sin titubear. Pero también era una de las que más se quejaba sobre la falta de modales en el Barco sin importarle el hecho de que mas de uno le repitiese que eran piratas y no marines o nobles.
Antes de que Selma empezara a mostrar por que se la conocía como demonio, Oyaji intervino.
-Hannah, niña, lleva al doctor y al mocoso a la enfermería para que les atiendan.
Selma parecía querer replica pero se contuvo ante la mirada de Oyaji. Hasta ella sabía cuando callar.
-Selma, hija mía, vigila al doctor y revisa al niño ahora.
-Si, Oyaji.
Ambas mujeres castañas se fueron en dirección del doctor y el inconsciente capitán.
Apenas Selma desapareció llevándose consigo al doctor y al capitán de los Spade seguidos por Hannah, Oyaji miro la botella de sake que había sido alejada de él, la comandante sonrió entendiendo el mensaje. Sin importarle las protestas de las enfermeras que quedaron, total a la única que le podía tener verdadero miedo era a Selma y esta no estaba presente, cogió la gran botella de sake y camino hasta estar frente a Oyaji lanzándole la botella con una sonrisa de lado.
Barba Blanca apenas atrapo la botella le dio un gran trago.
-Imagino que no viniste solo para observar el espectáculo.
La comandante soltó una risilla recordando sus anotaciones, sabía que Oyaji sabia lo que planeaba hacer.
-No. –La comandante dejo los reportes a los pies de la enorme silla que usaba su Oyaji, ya luego el los leería o se los dejaría a Marco. –Una tormenta está por llegar y chocara con nosotros si no nos movemos pronto.
Haruta esperaba recibir la orden de movilización pero esta nunca llego.
-Nos quedaremos un poco mas. –Barba Blanca dio un trago corto a su botella.
La comandante frunció el ceño. Si bien el Moy Dick podía soportar cualquier tormenta nunca era bueno involucrarse en una.
-Oyaji por favor, necesitamos movernos no podemos seguir arriesgándonos por un simple barco.
Barba Blanca iba a tomar otro sorbo de sake pero dejo la botella a medio camino.
-¿Que harías tu si tuviésemos que dejar el Moby Dick? –A Haruta se le agrandaron los ojos y juraba que casi se le desencajaba la mandíbula. Nunca se imaginó esa posibilidad, ni en sus mas profundas pesadillas, era impensable, imposible. No dejaría el Moby Dick así estuviese a punto de hundirse. –Veo que entendiste, hija mía.
Haruta se sintió algo avergonzada por su pedido.
-Si, Oyaji. Lo siento, no volveré a decirlo.
Barba Blanca sonrió luego de tomar un largo trago de sake.
-¿Algo mas, hija mía?
La comandante asintio
-Teach llamo usando un Den Den Mushi de la marina, los interceptaron antes de que pudiesen llegar a Sabaody, han manejado la situación pero perdieron un cuarto de la mercancía que le quitamos a los corsarios. –A la comandante no le gusto la noticia de haber perdido parte de lo que le habían quitado a las mascotas del gobierno, habían muy pocos piratas que se vendían a si mismos al gobierno, los Shishibukais eran un caso aparte. – Nos esperaran en Sabody.
Barba Blanca asintió sin importarle la mercancía perdida, solo esperaba que sus hijos estuviesen a salvo hasta que se reunieran.
Luffy apenas vio como Toki iba a curar al pelinegro, se dio cuenta de dos cosas, la primera que Barba Blanca iba enserio con el hecho de querer a Ace en su tripulación ,y la segunda, que Ace no le podría vencer, le dolía ese hecho su orgulloso hermano era fuerte pero no estaba, aun, al nivel del Yonko.
Toda la tripulación de los Spade que hasta ahora estaba riñendo mentalmente a Luffy, miraron atentamente a la pequeña Margay en los brazos de Riki, el cual al notar que esta no les hacia caso suspiro, no le era nada nuevo.
-¿Sucede algo, Luffy?
Luffy alzo la mirada hacia Riki para luego negar antes de liberarse de su agarre cayendo limpiamente en el suelo; el resto de los Spade la miraban aun con algo de reproche, la habían estado sermoneando por haber ido al barco sin decirle nada a nadie, tampoco es como se hubiesen dado cuenta ellos mismos solo que vieron la mochila de la pelinegra en la enfermería cuando fueron a visitar a un durmiente Ace, la cual ahora se encontraba en el hombro de Riki; los mas molestos por la pequeña escapada de Luffy eran los trillizos chefs, aunque estos internamente estaban contentos porque Luffy hubiese comido algo, la habían sermoneado mas por que se metiera en su cocina.
Iré a ayudar a Toki con Ace
Les hablo mentalmente a todos quienes acostumbrados como estaban solo suspiraron viendo como Luffy desparecía por la misma puerta que habían usado Tokuro y la doctora , por mas que la sermonearan no les prestaría atención.
Riki agito la cabeza antes de sentarse al estilo indio mientras sacaba su navaja y la limpiaba con parcimonia.
-No me sorprendería que el cartel de se busca de Tokuro un día apareciera con el apodo que Luffy le puso.
-¿Lo dices por experiencia propia, Ricardino?
Lotus miro al segundo al mando con una sonrisa de lado disfrutando el momento antes de que el resto de los Spade soltara sus risas contenidas, otros como Yosu y los trillizos chefs se rieran a carcajadas hasta caer al suelo. Riki solo torció el gesto, ya hasta su propio nombre le era extraño.
Ace despertó con la mente media ida, luego de ser lanzado a los barriles le había dado su ataque de narcolepsia. Tenía que conseguir su medicamento y saber en qué momento del día se encontraba.
No abrió los ojos escuchando voces a su alrededor.
-No tiene ninguna costilla rota, no hay contusión y la herida de la operación no está. ¿Tiene alguna clase de curación acelerada?
La primera voz era de una mujer, por como se escuchaba una mujer muy molesta y curiosa.
-Se podría decir así, señorita. –Ace reconocio la voz de inmediato, Tokuro el medico de su tripulación. –¿Me permitiría usar su equipo para tratarle, por favor? El mío se encuentra en el Fire Horse y no creo que pueda ir hasta ahí por el momento.
Hubo un poco de silencio antes de que la voz de otra mujer se oyera.
-Lo ve Selma-sensei este hombre si es un caballero no como muchos de los brutos que tenemos por hermanos. Déjele usar el equipo por ahora.
Se escucho un resoplido hasta que la voz de Selma, la primera mujer que hablo, volvió a intervenir.
-Hannah, cállate por un momento, quieres. ¿Y usted..?
Hubo una pausa en la cual el doctor respondió rápidamente.
-Tokuro a su servicio, señoritas.
La voz tranquila de Tokuro era algo que usualmente calmaba a las personas a su alrededor, y al parecer también funcionaba con ,por como iba la conversación, Selma.
-Muy bien, Tokuro. Podrá usar el equipo cuando me explique como es que el mocoso no tiene ninguna costilla rota.
Ace dejo de escucharle para abrir los ojos, la luz le molesto la visión por unos segundos, parpadeo un par de veces antes de observar al hombre con sombrero de copa y pañoleta. Le dolía la cara, llevo una mano siendo detenida por el doctor de su tripulación. Miro sobre su abdomen sin ver las vendas que tenia, suponía que era obra de la primera mujer que hablo, ¿Selma, tal vez? Si así era; giro su cabeza a ambos lados dándose cuenta que estaba en el mismo lugar que despertó la primera vez, en la enorme enfermería de Barba Blanca, ya lo suponía, la cama no era precisamente cómoda.
-Capitán, qué bueno que despierta. –El pecoso asintió mirando al doctor de su tripulación con una pregunta muda. –Solo tienes la nariz rota.
Ace asintió, iba a preguntar por su hermana pero apenas apoyarse sobre su codo se vio a las dos mujeres con trajes blancos, la primera era una chica en sus tempranos veintes con vestimenta de enfermera que le miraba con curiosidad y la segunda, por la bata suponía era la doctora, aunque no se veía tan joven como la primera, la doctora le miraba entre molesta y curiosa; ambas mujeres eran castañas y de ojos marrones.
-Tienes alguna clase de curación acelerada o algo por el estilo, mocoso?
Ace frunciendo el ceño la ignoro lo que pareció exaspera a la mujer, la garganta le molestaba la tenia seca, al parecer la enfermera, ¿Hannah?, lo noto alcanzándole un vaso de agua, miro con el ceño fruncido el vaso que le extendieron para luego mirar a la enfermera, la chica tenia agallas no se había amedrentado ante su mirada ni borro su sonrisa. Cogió el vaso y se lo bebió de golpe.
Ya con la garganta hidratada volvió a mirar a la enfermera devolviéndole el vaso.
-Gracias.
Si bien habia sido cortante, habia dado las gracias. Makino le enseño modales a Luffy y a él, y Riki siempre se los recordaban así que tenía que usarlos aunque no quisiese.
-De~nada~
Al parecer a la enfermera, ¿Hanna?, le gusto el trato por que le respondió con voz cantarina antes de volverse a ver a la doctora con una sonrisa emocionada.
-Lo ve Selma-sensei hasta su capitán es educado.
Solo se escucho un bufido molesto de la mencionada.
No le importo, observo a Tokuro en silencio, el doctor había sacado, sin llamar la atención, un frasco lleno de capsulas que reconoció al instante. ¡Su medicina para la narcolepsia!
Cuando el doctor volvió a guardar el frasco en su saco ya le había pasado la medicina a su capitán que ingeniosamente hizo como si se fuese a tocar la nariz lanzando la capsula en su boca tragándola. Todo fue en meros segundos en los cuales ninguna de las dos castañas se percataron de nada.
-¿Donde esta?
Tokuro escucho al pecoso hablar despacio pero aun así fue escuchado por ambas mujeres que se le quedaron mirando sin comprender, antes de que el doctor pudiese responder apareció Luffy, aun en su forma de Margay, saltando a la camilla.
Aquí, Ace-nii.
Al tener mas cerca de la felina Ace le sonrió como siempre lo hacia con ella, por suerte el ala de su sombrero le cubría el rostro así no lo verían las enfermeras, para Tokuro esa era una faceta que ya conocía así que no le dio ni una segunda mirada.
Ace rascaba las orejas de la felina cariñosamente sin percatarse de la mirada curiosa de ambas mujeres que miraban a la Margay con la misma pregunta en sus mentes. ¿Cómo no la vieron antes? Ambas acallaron sus pensamientos auto convenciéndose de que era debido al ajetreo en el que se había encontrado el Moby Dick con los Spade.
Ace siguió rasqueteando la orejas de Luffy que había empezado a ronronear, se aclaro un poco la garganta .
-Tokuro.
El doctor de los Spade sonrió al escuchar la voz algo nasal de su capitán producto de la nariz rota, con Luffy ahí no necesitaría ninguna intervención de su parte.
-¿Si, Capitán?
-¿El trio Yai? –El trio Yai fue otro de los apodos de Luffy que se quedo con la tripulación, los cocineros trillizos Yaisuke, Yaihiro y Yaimaro, a diferencia de otras personas a las que la pelinegra le había puesto apodos a estos les gusto e incluso en más de una ocasión se habían presentado de ese modo.
-Con los demás en cubierta.
Ace asintió dejando de rascar las orejas de la felina, que movió la cabeza en busca de mas mimos pero al no encontrarlos miro molesta a su hermano, este sonrió de lado moviendo la cabeza.
-Diles que traigan algo del barco muero de hambre.
Apenas las palabras fueron pronunciadas un pelirrojo con peinado extravagante vestido de chef con una pañoleta amarilla atada al cuello entro en la enfermería con una sonrisa demasiado feliz sin importarle las miradas que recibió de la enfermera y doctora que hasta ahora solo observaban el intercambio ente los Spade.
-Pues no se diga más mocoso. Venga, vamos a la cocina ahí comerás algo. –Thach camino tranquilamente hasta quedar cerca del pelinegro que había reacomodado su posición sentándose al borde de la cama con el ¿cómo le había llamado Marco? No importaba, el gato que estaba en cubierta estaba cómodamente sentado al lado del pelinegro, al parecer este era el dueño. Thach noto lo hinchada que tenia la nariz y el Angulo no muy favorecedor en el que se encontraba, Oyaji si que le golpeo fuerte, la sangre había sido limpiada pero aun así lucia terrible. –Por cierto, soy Thach comandante de la cuarta división del Moby Dick.
Ace observo la mano que le fue extendida antes de apartarla de un manotazo frunciendo el ceño.
-No comeré nada que venga de Barba Blanca.
Al parecer su comentario no cambio el humor del comandante que siguió sonriendo mientras se sobaba la mano golpeada, esta ves al mirarle fue con seriedad.
-Mientras yo este aquí ninguna persona bordo quedara con hambre así que no seas terco y vamos. –Ante la negativa del pelinegro, Thach observo al doctor de los Spade que guardaba silencio al igual que Selma y Hannah, observando el intercambio; la gata seguía sentada sin moverse observando al comandante con lo que parecía ser curiosidad. –¿Sabes que solo necesitaríamos golpear a tu tripulación lejos de aquí para que se te quite lo terco y ya esta?
El comentario hizo distintas reacciones en los presentes, ambas castañas quisieran golpear al comandante por su falta de tacto, por otro lado el doctor de los Spade solo sacudió la cabeza sabiendo lo que pasaría, Luffy se había tensado sacando involuntariamente sus garras, no es que estuviese asustada del comandante sino que el mero hecho de imaginar a la tripulación de los Spade lejos le traía malos recuerdos y Ace sabiendo como hizo sentir el comentario a Luffy no pudo mas que mandarle una mirada de muerte al comandante mientras la habitación se calentaba un par de grados, nadie tocaba a su tripulación sin represalias.
-Inténtalo. Y. No. Vez. Otro. Día. Mas.
La voz de Ace envió escalofríos a los presentes, el comandante cayendo en cuenta de lo que dijo trato de calmarle poniendo ambas manos delante de si mismo de manera apaciguadora.
Marco e Izo tenían razón, algún día lo matarían por ser tan bocazas.
-Ya, ya. No te sulfures, solo bromeo.
Ace bajo de la camilla dándole una ultima mirada furibunda al comandante antes de coger en brazos a Luffy.
Vamos a curarte, Ace-nii
Ace le sonrió a su hermana asintiendo, nadie veía su sonrisa ya que su sombrero le cubría, nadie con excepción de Tokuro se percató del intercambio entre los hermanos. Ace empezó a caminar a la salida de la enfermería aun con Luffy en brazos, se detuvo antes de voltear ligeramente la mirada al doctor de los Spade que seguía parado en el mismo lugar.
-¿Vienes o no, Tokuro?
-Por supuesto, Capitán. –El doctor empezó a seguir a los hermanos.
Selma avanzo rápidamente dándose cuenta que el mocoso seguía herido y se estaba yendo de SU enfermería sin estar curado.
-Espera un momento, mocoso. De mi enfermería no sales hasta que estés recuperado, curación veloz o no aun necesitas una intervención, esa nariz sigue rota y te quedaras aquí hasta que yo lo diga.
Tokuro se interpuso entre la furiosa doctora y su capitán previniendo una tragedia, sabia como reaccionaba Ace ante las ordenes. No era a la tripulación a la que Ace quería matar.
-Señorita Selma, no creo qu… –Tokuro dejo de hablar al sentí la mano de Ace en su hombro antes de que este caminara un par de pasos pasándole.
-Déjalo, Tokuro. –Aunque el pecoso no le vio, el doctor asintió rogando porque su capitán no fuera muy rudo. Ace observo a la doctora Selma la cual fruncía el ceño profundamente, casi como el mismo. –Eres la doctora por lo que veo. –A Ace no le hacia falta mirar a Luffy para saber que quería irse ya que esta se removía algo incomoda.
-¿Y que si lo soy? –La doctora se cruzo de brazos aun mirándole furibunda.
-Te agradezco el hecho de ayudar con mi mis heridas y todo cuando mi doctor no tenia el equipo. –Selma mantenía aun el ceño fruncido cuando vio por primera vez los ojos del capitán de los Spade, sus ojos negros eran fríos e inexpresivos al mirarla, después de mucho tiempo empezó a sentirse indefensa ante un pirata. El pirata miraba a la doctora como si no valiese nada ni le importara a lo que esra se removió algo incomoda, y su ceño comenzó a desaparecer. Todos escuchaban como la voz de Ace iba haciéndose cada vez mas fría. –Pero no te permito darme ni una sola orden, no eres ni serás nadie para decirme que es lo que tengo o no que hacer.
La voz de Ace hizo eco en la enfermería, diciendo lo que parecía una verdad absoluta, sobraba decir que cada palabra fue dicha fríamente.
Selma únicamente se quedo estática en su posición.
Para Ace nadie fuera de su tripulación tenia voto en sus decisiones ni en sus acciones. Sin decir mas el pelinegro abandono la habitación con la Luffy en brazos, la cual parecía algo triste, seguido del doctor de los Spade que no se veía sorprendido por el trato que su capitán le dio a la doctora.
Hannah y Thach observaron el intercambio en silencio, nadie le había hablado así a Selma, ella siempre sabia como hacer su voluntad sin que la intimidasen pero esta vez era como si le hubiesen regañado tal niña encaprichada y por como se veía no parecía haberlo tomado bien del todo.
Marco vio te Moby Dick a lo lejos, calculaba unos 40 nudos.
Había ido a la convocatoria que hizo Dragón el Revolucionario para presentar a su segundo, Sabo ¨El Caballero Sangriento¨. El mocoso se había ganado su apodo por sus maneras y su forma de pelear, como todos los revolucionarios no tenia ni un mínimo atisbo de discriminación y se notaba fuerte, el mocoso era rubio y con una cicatriz que le cubría el ojo y parte de la cara, fue cortes al entregarle un Den Den Mushi de una sola vía para la comunicación siempre y cuando se necesitase ayuda con las Islas bajo la protección de Oyaji o quisieran hacer alguna propuesta. Tener el favor de los Revolucionarios era prácticamente lo mismo que encontrar una bolsa llena de monedas de oro en una playa.
Se había reunido con los Revolucionarios a tempranas horas de la mañana en una Isla de Invierno, al finalizar su reunión fue al pueblo por algo para la felina, aun no sabía como pero su imagen venia cada cierto tiempo a su mente. Al final, decidió no dedicarle ni un segundo pensamiento a la razón.
Marco avanzo hasta sobrevolar el Moby Dick, veía a Oyaji siendo atendido por las enfermeras, había algunas marcas de quemaduras por la cubierta y señales de destrucción así que suponía que el pecoso había despertado; la tripulación de los Spade estaban reunidos cerca del mástil con lo que parecía ser una discusión entre el segundo al mando y tres hombres muy parecidos, no le dio importancia.
Cayo en picada para detenerse a metros de la silla de Oyaji cuidando que el enorme paquete que traía no cogiera parte de sus flamas mientras volvía a su forma humana.
-Oyaji ,yoi.
Oyaji le miro mientras una de las enfermeras le conectaba el suero a uno de sus brazos.
-¿Marco, hijo mío, que era lo que querían Los Revolucionarios?
Marco se acerco saludando con la cabeza a algunas de las enfermeras que le saludaron, cogió el enorme saco que traía poniéndolo detrás de él, algunas miraron con la misma curiosidad que Oyaji por saber el contenido del saco, pero ignoro aquello. Er raro que trajese algo de sus viajes, mas aun de uno tan corto.
-Presentar a su nuevo segundo al mando, yoi. Por lo que tengo entendido a pasado casi toda su vida con Dragón y los Revolucionarios, yoi. –Marco rebusco en su bolsillo antes de sacar un Den Den Mushi durmiente con un sombrero de copa azul. –Me dio esto para que nos comuniquemos con él, yoi.
Barba Blanca asintió sin quitar la mirada del enorme paquete tras Marco.
-Dáselo a Haruta y que lo ponga en el cuarto de comunicaciones.
-Lo hare, yoi –Marco asintió.
El Comandante de la Primera Division daba por hecho que el paquete que traía consigo había llamado la atención de Oyaji. El paquete a sus espaldas, el cual no era precisamente pequeño y tampoco era como si lo quisiese ocultar, aunque tampoco era como si pudiese. Si bien Oyaji no pregunto en la cena por qué solo comió fruta o tampoco le dijo ni cuestiono nada cuando le asigno ir al encuentro con los revolucionarios sabía que lo que Oyaji quería era conocer sobre sus acciones previas. Él tampoco sabía porque lo hacía, al menos no había pensado profundamente sobre ello.
-¿No dirás que es lo que trajiste?
-Es salmón, yoi. –Lo había comprado en el pueblo de la isla donde se reunió con los revolucionarios, en realidad no sabía que comprarle pero en vista de que Thach le dijo que no tenían pescado no se le ocurrió nada mejor que traerle.
Oyaji le sonrió, soltando un quedo bostezo, el nuevo suero que le estaban poniendo lograba adormilarle un poco los sentidos.
- ¿Oyaji, estas bien, yoi?
Dándole un trago a la botella de sake rio
-Guarara este cuerpo tiene para un tiempo más, hijo mío. Si tuviese algo de sake incluso duraría más.
Ante lo último, las enfermeras no dudaron en expresar su desaprobación.
Marco aunque conservaba esa expresión aburrida de siempre sonrió, esperaba que ese tiempo fuera largo.
-Con tu permiso Oyaji iré a entregar el Den Den Mushi a Haruta.
Barba Blanca simplemente asintió, el comportamiento de Marco no era el de siempre pero sabía que cuando su hijo estuviese listo le contaría sobre lo que fuese que rodeaba su mente.
Ace llevaba a Luffy en brazos, aun algo mosqueado por las acciones de la doctora. Llevaba acariciando las orejas de Luffy desde que dejaron la enfermería, esta ya le había curado la nariz rota devolviéndola a su estado anterior además de que ya le había contado de su pequeño viaje al barco y la ¨pequeña¨ cantidad de carne que se comió, por supuesto que la riño pero también estaba en cierta manera aliviado que hubiese comido algo. No reñiría a Riki por no verla ya que Luffy hacia lo que quería cuando quería así estuviese él presente y tampoco era como si quisiera a Luffy encerrada en algún tipo de jaula imaginaria.
-Capitán
La voz de Tokuro le saco de sus pensamientos. Volteo a mirar al doctor.
-¿Que sucede?
El doctor simplemente soltó un suspiro.
-La tripulación espera órdenes.
Ordenes. El pecoso chasqueo la lengua, pero se mantuvo unos segundos en silencio sopesando sus opciones. Iba a intentar otro ataque contra Barba Blanca, pero no era estúpido como para hacerlo sin un plan, al menos con uno algo más elaborado.
-Hablare con ellos.
El doctor simplemente asintió viendo en dirección de ambos hermanos aún más a la pequeña Luffy, se le notaba algo cansada, aunque esta no había dicho nada. Ni Luffy ni Ace nunca decían nada hasta que ya era demasiado tarde.
Para cuando Ace salió a cubierta con Luffy en brazos había esperado encontrar a su tripulación molesta, haciendo bromas, peleándose pero nunca imagino encontrar a Riki sentado sobre el Trio Yai amarrado, jugando con su navaja de lo mas tranquilo mientras que el resto de la tripulación tenia cinta adhesiva pegada a sus bocas y algunos chinchones sobre chinchones; Ace intercambio una mirada con Tokuro y Luffy pero estos parecían estar aguantándose la risa por lo que camino hasta llegar a donde se encontraba el pirata de sombrero vaquero quien al verle se paro rápidamente.
-Hey, Capi ¿Cómo va?
El pecoso miro a toda la tripulación a su alrededor quienes le miraban esperanzados a la vez que nerviosos, para luego mirar a su segundo con una ceja enarcada.
-Comenzaron a hablar de recompensas y como solo ¨alguien¨ aun no tenia aun la suya y como de feliz estaría cuando tuviese una.
Ace apretó la mandíbula a la vez que Luffy movía la cola de lo mas feliz, para nadie era un secreto, al menos en el Fire Horse, que la pequeña pelinegra solo tenia permitido tener una recompensa cuando cumpliese 17 años ya que Ace le había dicho que esa era la edad que él había tenido su primera recompensa y no aceptaría un no por su parte, nadie podía hablar ni de ello sin que Ace se pusiese como un ogro, aunque otra de las razones era porque ninguno de los dos hermanos así como el resto de la tripulación quería que el abuelo de estos supiese del paradero de la menor, al menos no por ahora.
-¿Quienes?
Riki sonrió a la vez que el resto de la tripulación empalideció salvo por el doctor de esta.
Nos amarrara al ancla. El pensamiento fue colectivo.
-Todos.
Ace se trono los nudillos y ahí estaba la sentencia de muerte.
Luffy salto de los brazos de Ace llamando la atención de todos quienes observaron como la menor iba hasta donde se encontraba el Trio Yai para luego cortar las cuerdas con sus garras; Ace bufo a sabiendas de lo que Luffy quería, aunque no se lo iba negar. Los chicos se habían salvado de momento.
Los cocineros miraban agradecidos a la pequeña Luffy, lo más seguro era que luego le preparasen un banquete para ella sola.
-Yaisuke, Yaihiro, Yaimaro.
La atención de los trillizos chefs fue rápidamente hacia el capitán del Fire Horse.
-¡¿Si, Capitán?!
Todos sabían que tener a un Ace molesto no era nada bueno, pero tener a Luffy con ellos les deba cierta inmunidad.
-Tengo hambre. –Y como para dar más veracidad a sus palabras el estómago del pecoso empezó a gruñir como también el de la pequeña felina. Los trillizos asintieron. –Vayan al barco y traigan algo para todos.
Los trillizos asintieron, en ocasiones era como si solo fuesen una persona con acciones parecidas.
-Por supuesto, Capitán.
Justo en ese momento el Moby Dick tembló.
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