Encrucijadas - Entre una sirena y una princesa.

Por Fox McCloude.

Disclaimer: Pokémon y todos sus personajes son propiedad de Satoshi Tajiri y Nintendo. Todos los derechos reservados.

Epílogo B.


Torneo Pokémon Intercontinental, un año después…

Aquí estaba. La cima más alta de los entrenadores Pokémon, la cúspide de los mejores, y el máximo campeonato que se le podía otorgar a cualquier entrenador. Este era quizás el peldaño final para cualquier entrenador cuyo sueño fuese coronarse como el Maestro Pokémon más grande del mundo, pues aquel que lograra ganarlo sin duda podría nombrarse sin temor a equivocarse como el entrenador más fuerte de todos.

El Torneo Intercontinental de Campeones Pokémon tenía lugar cada cuatro años, y la entrada a este era extremadamente limitada. De los millones de entrenadores que había por todo el mundo Pokémon, solo los mejores tenían una posibilidad de acceso, entre Campeones regionales, miembros del Alto Mando, y esporádicamente a los ganadores regulares de conferencias de la Liga Pokémon. La Frontera de Batalla de Kanto fue un caso especial, pues para ellos solamente abrieron una plaza, que tuvieron que disputársela los ocho Cerebros en un torneo interno para decidir quién sería su representante. La final se decidió en un duro combate tres contra tres, donde el trío All-Stars de Charizard, Sceptile y Greninja se las vio duras contra los tres Regis de Brandon, pero al final, el equipo de Ash salió victorioso. Tras esto, el muchacho de Pueblo Paleta prometió a sus colegas de la Frontera que se esforzaría por ganar ese torneo, no solo por sí mismo, sino para ellos.

Para describir su actuación en una palabra, la mejor forma de decirlo podría ser "estelar". A pesar de ser el único representante de la Frontera de Kanto, Ash fue ascendiendo peldaños lento pero seguro, derrotando con gran dificultad a oponentes de la talla de Lorelei, Lance, Diantha y Steven Stone, entre otros, hasta coronarse como el ganador del Bloque A. Todos sus oponentes le dieron un gran reconocimiento, y le desearon la mejor de las suertes en la gran final, cuando se enfrentase al ganador del Bloque B, que sin duda le prometía proporciones legendarias, en más de un sentido.

Sobra decir que Ash estuvo bastante sorprendido de ver que su oponente, el ganador del Bloque B del torneo era ni más ni menos que Tobias. Ese entrenador misterioso que barrió el piso con él y el resto de su equipo en la Liga Sinnoh, con solo su Darkrai y su Latios. Ahora que se estaba enfrentando a otros campeones, por primera vez muchos pudieron ver a más de su equipo, pero hasta ahora, ninguno había podido llegar hasta su último Pokémon. Lo más que habían alcanzado había sido hasta el quinto, y esa fue Cynthia, gracias a su Mega Garchomp, que terminó con un Doble KO, en la final del Bloque B. Ahora en este punto, todos parecían tener sus esperanzas puestas en Ash, para ser el que revelase (y si era posible, que derrotara) al sexto Pokémon de Tobias.

En la cabina VIP, se encontraban los otros Cerebros de la Frontera, viendo a la expectativa el encuentro. Aunque habían podido conseguirles entradas a los amigos más cercanos de Ash, la mayoría de ellos no pudieron hacer el viaje por otros compromisos, pero sin duda lo estaban apoyando en espíritu y ahora lo veían en vivo desde sus hogares respectivos. Las dos que sí hicieron un esfuerzo sobrehumano para poder asistir y ver este encuentro en vivo, fueron Misty y Serena. En aquel momento, las dos chicas tenían las manos entrelazadas, y la que les quedaba cada una se la había llevado al pecho, sintiendo que el corazón se les aceleraba de emoción y deseando con todas sus fuerzas que Ash saliera victorioso de este encuentro. Esto no pasó desapercibido por Anabel, que a estas alturas ya conocía de los sentimientos que ellas dos albergaban por el muchacho, y pensaba que esas dos eran muy afortunadas.

El tablero hasta ese momento mostraba como iba el resultado, y el equipo de Tobias había sido revelado en casi su totalidad. Igual que años antes en la Liga Sinnoh inició con Darkrai, y aunque puso fuera de combate al Tyranitar de Ash, no se fue limpio, y Pidgeot pudo derrotarlo con mucha dificultad. Tobias entonces sacó a su Latios para iniciar una espectacular batalla aérea, en la que finalmente salió triunfante, aunque igual que Tyranitar, Pidgeot no cayó sin pelear y alcanzó a infligirle quemaduras graves con un ataque de Ola de Calor antes de caer, lo cual le causó problemas en el siguiente asalto. Pikachu pudo tomar el relevo y esta vez derrotarlo sin caer en el proceso y sin utilizar su mejor carta todavía, permitiéndole a Ash guardársela para después. El tercer Pokémon de Tobias fue un Entei, y Ash decidió combatir fuego contra fuego, con Charizard. Aunque estaban muy igualados, Ash activó la Mega Evolución y consiguió ganar, siendo la primera vez que alguien se ponía por delante de Tobias en el marcador en todo el torneo, pero Tobias tenía su propio Mega Pokémon en espera. Un Lucario, específicamente, el único no-Legendario en su equipo, pero no le pedía nada al resto de sus compañeros, pues definitivamente estaba a la altura, y Charizard no pudo con él a pesar de la ventaja por tipo. Sceptile tomó el relevo y Ash intentó también usar Mega Evolución con su segunda Piedra Activadora (se la llevó como refuerzo adicional), pero igual, tampoco logró vencerlo, aunque sí lo dejó lastimado lo suficiente para que Pikachu pudiera terminar el trabajo sin mayores problemas. Siguió después un duelo eléctrico en el cual el roedor de Ash peleó valientemente contra un Zapdos que aguantó casi todos sus ataques. En un esfuerzo desesperado, Ash y Pikachu usaron su Movimiento-Z, y por primera vez pareció que Zapdos sí sintió eso. Lamentablemente, a Pikachu se le fue todo el poder que le quedaba en ese último ataque, y Zapdos lo dejó fuera de combate. Ash corrió al campo a recoger a su compañero y se lo entregó a un asistente para que se lo llevara, y al retornar a su lugar, tomó su última Pokébola. Ahora era todo o nada.

- Es tiempo. ¡Greninja, yo te elijo! – exclamó arrojándola.

- ¡Ninja! – La rana ninja apareció en el campo, adoptando su postura de combate y esperando sus órdenes.

- Has peleado muy bien, Ash. Pero ese Greninja no podrá vencer a mi Zapdos. ¡Usa Trueno! – ordenó Tobias, y el pájaro eléctrico invocó un rayo para que cayera encima de Greninja.

- ¡Doble Equipo! – replicó Ash.

Greninja se multiplicó por todo el campo, y el Trueno de Zapdos golpeó a una de sus copias, disipándola en el acto. Incluso los Pokémon Legendarios parecían tener sus límites, y el Movimiento-Z de Pikachu claramente le había hecho muchísimo daño. Ash solo tenía a Greninja y Tobias todavía tenía a un Pokémon en espera, pero si tenía cuidado, podría evitar recibir mucho daño y que Greninja quedara en condiciones para enfrentar lo que fuera que viniera después.

Zapdos continuaba disparando sus ataques eléctricos, el campo era una total tormenta eléctrica, pero Greninja se movía tan rápido entre los clones que no lograba acertar ningún ataque, y Zapdos estaba quedando sin energía. Tobias tenía preferencias por mantener a su equipo totalmente oculto hasta donde se pudiera, pero todo parecía indicar que esta sería la primera vez en toda su carrera que se vería forzado a mostrar y utilizar a su sexto Pokémon. Greninja finalmente dejó de moverse, aparentemente para darle un respiro, y aunque presentía que no era buena idea, decidió arriesgarse con su ataque más poderoso.

- ¡Electrocañón, ahora! – exclamó Tobias. Zapdos graznó y comenzó a formar en su pico una gran esfera eléctrica concentrada, más grande y ligeramente más oscura que una Electrobola. Ash sin embargo, ya sabía perfectamente lo que iba a hacer al respecto.

- ¡Prepara una Shuriken de Agua, Greninja! – le ordenó.

La rana formó una gran estrella de cuatro puntas y la levantó sobre su cabeza. La mayoría de los que habían seguido el torneo sabían que esto solo lo hacía cuando era hora de ponerse serio y sentenciar una pelea, y esta vez no sería la excepción. Zapdos disparó su ataque. Para el shock de todos, excepto los que conocían a Ash, Greninja saltó, no para esquivarlo, sino para ir DIRECTO hacia la esfera eléctrica. La interceptó con la Shuriken, y esta se cargó con la energía. Dando un giro en el aire, la rana la arrojó de vuelta hacia donde estaba Zapdos antes de que esta fuese a electrocutarlo. Zapdos había invertido toda su fuerza restante en ese último ataque, así que no le quedó para esquivar o tratar de defenderse, recibiendo de lleno la energía de su propio ataque sumado al impacto de la Shuriken de Agua. Las alas ya no podían aguantarlo más y comenzó a caer, y ahí, Ash y Greninja supieron que era hora de dar el golpe de gracia.

- ¡Cuchilla Nocturna, ahora! – gritó Ash.

- ¡Nin… JAAAAAAAAAA!

¡SLASH! Un tajo directo al abdomen, y Zapdos cayó para no volver a levantarse, todavía echando chispas después del ataque anterior. Tobias estaba sorprendido. Cuando se enfrentó por primera vez a ese muchacho hacía tantos años, lo sorprendió obligándolo a usar un segundo Pokémon e incluso noqueándolo. Ahora, no solo le estaba dando la mejor batalla de su vida, sino que por primera vez lo habían obligado a utilizar toda su fuerza.

- Regresa, Zapdos. – dijo recuperándolo, y tomando su sexta y última Pokébola. – Ash, este ha sido el mejor desafío de toda mi vida, y es la primera vez que alguien me ha obligado a usar a todo mi equipo. Te felicito por eso, pero no pienso perder ahora. ¡Mi último Pokémon, ve!

Todos se quedaron a la expectativa, conteniendo el aliento de ver cuál sería el miembro final del equipo de Tobias. Por primera vez en toda su carrera lo verían. Siguiendo el patrón, todo mundo se esperaba que fuese otro legendario, y efectivamente lo era, aunque en el caso de Ash, era uno que le parecía algo extraño de ver, por sus encuentros anteriores con esta especie.

- ¿Kyogre? – preguntó al verlo. El Pokémon azul con forma de orca y con las aletas extendidas se encontraba suspendido en el aire, y apenas apareció, un diluvio comenzó a caer sobre el campo, por activar su habilidad de Llovizna.

- ¿Sorprendido? – preguntó Tobias. – Imagino que será la primera vez que peleas contra uno de estos.

Ash tuvo que contenerse las ganas de decirle que lo que le sorprendía no era verlo, sino el hecho de que este era mucho más pequeño de lo que él recordaba en sus encuentros pasados con esta especie. Después de todo, en Hoenn, pudo ver el enfrentamiento entre Kyogre y Groudon provocado por las intervenciones del Equipo Aqua y el Equipo Magma, y estos eran de un tamaño… continental, según él lo recordaba. Este a lo mucho no rebasaba los cuatro, tal vez cinco metros, y aunque superaba bastante en tamaño y masa que Greninja, se sentía menos… imponente que aquellos colosos a los que vio casi destruir la región Hoenn. De nuevo, fuese gigante o no, el hecho de que todavía era un Pokémon Legendario seguía en pie, y no podía subestimarlo. Todo se decidía ahora.

- ¡Kyogre, usa Trueno! – ordenó Tobias.

Kyogre rugió y se cargó de energía, lanzando literalmente una tormenta eléctrica. La lluvia le permitía dirigir el ataque mucho más fácilmente, y solo los rápidos reflejos de Greninja le permitieron eludir los rayos que caían uno tras otro.

- ¡Greninja, acércate y usa Cuchilla Nocturna! – exclamó Ash.

- ¡Greninja! – Greninja comenzó a correr, zigzagueando para evitar los rayos, pero a medida que se acercaba más a Kyogre, estos se hacían más precisos y finalmente uno de ellos lo golpeó, forzándolo a retroceder. Tobias sonrió de ver que lograba conectar el primer golpe.

- ¡Pulso de Origen! – ordenó, determinado a presionar el ataque.

Kyogre volvió a rugir, esta vez disparando desde su boca unos orbes de agua, que estallaron disparando unos rayos que comenzaron a llover sobre Greninja sin piedad. La rana apenas atinó a evitarlos usando Doble Equipo, pero el agua que caía ayudaba a que Tobias y Kyogre pudieran identificar donde estaba por los salpicones que levantaba al desplazarse. Y efectivamente, lograron momentáneamente visualizar al verdadero que trataba de perderse de vista entre la multitud de los clones, y si bien no podían interceptarlo, había una manera de arrasar a todos los clones junto con el original.

- ¡Ahora Kyogre, Tromba de Agua! -

Aunque la Llovizna segundo tras segundo comenzaba a debilitarse y perder efecto, decidieron aprovechar esa ventaja mientras podían. Kyogre reunió energía para luego expulsarla de su cuerpo al unísono de su grueso gruñido, la inmensa cantidad de orbes de agua se perdieron entre las nubes. Si Pulso de Origen dispersaba a los Greninjas al ser un ataque unilateral, Tromba de Agua pese a no ser tan potente prácticamente barría a cualquier oponente. Y a los pocos segundos, las gotas de agua recubiertas de una extraña energía celeste comenzaron a caer sin parar, destrozando todo lo que tocaban. Pronto, todos los clones se dispersaron, dejando al verdadero Greninja expuesto y sin donde ocultarse.

- ¡Oh no! – exclamó Ash alarmado.

En eso, Tobias notó con preocupación cómo la Llovizna comenzaba a menguar, aunque claro, no lo iba a demostrar, manteniendo la compostura y su porte imperturbable.

- Hidrobomba – ordenó complacido, decidido a acribillar sin piedad a Ash y su Pokémon.

- ¡Greninja, Substituto! – alcanzó a gritar Ash.

- ¡Ninja!

La rana adoptó la clásica pose ninja, y desapareció en una cortina de humo, justo en el último momento. La Hidrobomba solo golpeó a un muñeco que se desvaneció, y el verdadero Greninja reapareció justo encima de Kyogre, blandiendo sus cuchillas de agua y listo para golpear con ellas.

- ¡CORTE, AHORA! – exclamó Ash.

El factor sorpresa ayudó, y Greninja consiguió conectar su primer golpe sólido en este asalto, golpeando encima del lomo a Kyogre con un tajo doble cruzado que lo hizo caer momentáneamente al suelo. La rana aterrizó del otro lado y dándose la vuelta comenzó a correr para continuar con su ataque antes que su oponente lograra reponerse.

Tobias estimó que la Llovizna tal vez resistiría para un ataque más, así que él y Kyogre no dudaron en arriesgarse con un último contraataque. Probablemente no lograría acertar un golpe directo, pero lograría ganar espacio antes de cambiar la estrategia una vez dejara de contar con la habilidad especial de su Pokémon legendario.

- ¡Usa Trueno una vez más, Kyogre!

Kyogre volvió a atraer la electricidad producida por las nubes de tormenta, pero en lugar de hacer una lluvia de descargas a diestra y siniestra, concentró el ataque justo al su alrededor como una especie de escudo para repeler a Greninja, y si además este se acercaba demasiado sufriría un grave daño. O al menos, eso era lo que creía.

- ¡Greninja, atrapa toda la carga que puedas con tu Shuriken de Agua! – exclamó Ash.

Sin cesar en su intento de atacar, Ash decidió aprovechar esa barrera eléctrica para usarla a su favor. Greninja creó dos shurikens, una en cada mano, y las usó para absorber algo de la energía, soportando el daño eléctrico hasta que las dos estrellas se cargaron de poder. En cuanto pudo, saltó lo más alto posible una vez que la tormenta eléctrica amainó lo suficiente para dejar a Kyogre expuesto al ataque, y mirándolo fijamente a los ojos, se las arrojó una detrás de la otra.

- ¡Pulso de Origen! – exclamó Tobias perdiendo la compostura con ese último movimiento de su oponente.

No tuvo oportunidad de pensar alguna acción de respuesta más que atacar fuego con fuego, o en este caso, agua con agua. Kyogre inmediatamente concentró su energía y disparó el Pulso, el cual se vio levemente potenciado por los remanentes del efecto de Llovizna que ya había desaparecido. El ataque contrarrestó por completo una de las shurikens, pero la carga eléctrica le dio una potencia por sobre el agua del pulso que desvaneció el ataque del legendario, y la segunda lo golpeó de lleno.

- ¡Cuchilla Nocturna! – exclamó Ash, y Greninja echó mano de sus espadas gemelas oscuras, aprovechando la momentánea desorientación tanto de Kyogre como de Tobias para acortar la distancia, asestándole un par de golpes por debajo de la quijada y lanzándolo hacia atrás.

Kyogre rodó por el suelo con violencia, siendo herido de manera contundente hasta quedar inerte en el suelo panza para arriba. No obstante, repentinamente abrió los ojos inyectados en furia de una manera aterradora, expulsando un aura propia de un Legendario. Tobias sonrió ampliamente ante eso.

- No lo negaré, me sorprendiste, pero temo que necesitarás más que esto para derrotarme.

- "Claro, eso fue demasiado fácil." – pensó Ash, sin inmutarse, pero sonriendo también. Por supuesto, él también tenía algunos trucos en reserva.

Y de hecho, Tobias sabía perfectamente que Ash todavía tenía una carta específica que tendría que utilizar si quería seguir teniendo oportunidad contra ellos. Le había seguido el rastro a Ash durante años, y vio aquel combate en la final de la Liga Kalos, y esperaba poder comprobar con sus propios ojos esa clase de poder. Ash, por su parte, no era que tuviera intenciones de reservársela para siempre, pero dado el gasto mental y físico que eso implicaba, tenía que esperar al momento indicado.

- ¡Greninja, Shuriken de Agua! – exclamó Ash. Tobias se preguntaba si su oponente se estaba haciendo el rogar. ¿Acaso tendría que ponerlo entre la espada y la pared para finalmente usar esa fusión? Que así fuera.

- Usa Frío Polar directo a las nubes de Llovizna, Kyogre. – ordenó Tobias con una extraña motivación.

El ataque que tenía un alto margen de error acertó a la perfección al objetivo, ya que no era un blanco en movimiento. Inmediatamente los nubarrones se volvieron más espesos y oscuros, causando entre ellos fricción, que planeaba utilizar para después.

- ¡Escaldar! – La voz de Tobías resonó, para dar paso al gruñido de Kyogre. El ataque normalmente era un chorro de agua cerca del punto de ebullición, pero el poder del legendario lo hizo parecer más un Surf hecho de vapor.

- ¿Qué están tramando? – se preguntó Ash.

En ese momento muy inusualmente en él, prefirió esperar, ya que presentía que si se lanzaba de frente, se encontraría con una sorpresa nada agradable, y lo que empezó a ocurrir en el campo lo hizo confirmarlo: Kyogre comenzó a inundar la totalidad del campo con agua casi evaporada que creaba poderosas corrientes de aire ascendente que se entre mezclaban con el aire frío de las nubes. Como era de esperarse, eso comenzó a crear ventarrones erráticos y pequeños remolinos de agua aparentemente inofensivos, al mismo tiempo que Kyogre se quedaba momentáneamente inerte en medio del agua hirviendo.

- ¡TRUENO A MÁXIMA POTENCIA! -

Al ver cómo descendían los relámpagos, Ash y Greninja supieron que no había forma de que en su estado actual pudieran sobrevivir a eso. No había más opción: ahora tenían que invocar su poder oculto, y terminar la batalla.

- ¡GRENINJA, PODER AL MÁXIMO! ¡EEAAAAAAAAAAAARRRRGHH!

- ¡GRE... NIN... JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Los relámpagos llovieron sobre todo el campo, oscureciendo la vista de todos. Nunca en un torneo oficial se había visto semejante poder, digno de un Pokémon que era Legendario por controlar las corrientes marinas y podía potencialmente expandir el mar. Tobias pensó que Ash debería sentirse honrado, había hecho que Kyogre utilizara su mejor ataque contra él, pero si realmente tenía ese poder que le había visto en la Liga Kalos, tendría que al menos haberlo sobrevivido. Eso era lo que esperaba. Pero se quedó en shock al ver que Greninja no solo estaba de pie. Parecía que no había sido afectado en absoluto por el ataque, y ahora, un velo de agua energizada lo rodeaba por completo. Además, esta comenzaba a echar chispas azules pseudo-eléctricas, dándole un aspecto aún más misterioso y una vibra de mayor energía. Esto era diferente, aunque similar a lo que había podido ver en aquella ocasión.

Sin decir una palabra, Ash y Greninja miraron fijamente hacia el frente, se inclinaron, y sin avisar, Greninja se desplazó en una fracción de segundo para colocarse detrás de Kyogre, ya con la Cuchilla Nocturna en mano lista para dar un golpe certero, tan veloz que de no ser porque alcanzaron a ver la mancha de movimiento, podrían haber creído que se teletransportó. Totalmente impactado por tal demostración de supremacía, Tobías no contuvo el estupor, reaccionando a duras penas.

- ¡Arrásalo, Kyogre! – Pero mientras decía estas palabras ya Greninja había acertado un golpe crítico directo en la cabeza de su oponente. El impacto causó que Kyogre saliera violentamente disparado por la superficie del agua, levantando una gran cantidad de agua que empapó a los espectadores.

No obstante, Kyogre se repuso, más impulsado por pura rabia y el orgullo herido. Sin esperar órdenes de su entrenador, ya que sabía perfectamente lo que este le ordenaría, Kyogre lanzó otro trueno para alimentar la lluvia de relámpagos. El fenómeno era brutal, las descargas eléctricas se reflectaban entre la superficie del agua y la capa de nubes super cargadas, haciendo casi imposible evadir por completo los chispazos que provenían de todas direcciones, lados y ángulos. Pero por sorprendente que pareciera, Greninja esquivó todos los ataques, sorprendiendo a Tobias de ver que su velocidad de movimiento se había incrementado exponencialmente, siguiendo un patrón sencillo pero efectivo de llegar, conectar un golpe certero, reaparecer de otro lado y repetir, todo en el medio de la caótica lluvia de relámpagos.

Incluso un Pokémon Legendario tenía un aguante, y los golpes de Greninja lo estaban llevando al límite a una velocidad alarmante. En medio de semejante paliza que le estaba propinando Greninja y su entrenador, Tobías se vio forzado a actuar cuando lo tenían frente a frente.

- ¡VENTISCA, AHORA! – exclamó desesperado, arruinando por completo el delicado equilibrio necesario para su imponente lluvia de relámpagos. Una vez Kyogre reunió esa energía cercana al cero absoluto, el agua que lo rodeaba se congeló casi instantáneamente, para luego disparar el ataque con todas sus fuerzas en forma de una potente corriente gélida.

En respuesta, Ash y Greninja crearon la Shuriken de Agua más grande que habían hecho hasta ahora en ese encuentro, pero la materializaron girando frente a ellos para protegerse de la Ventisca de Kyogre. Como era de esperarse, la corriente fría hizo su trabajo y congeló la estrella de agua. Tobias miró sorprendido como Greninja alzaba la shuriken congelada sobre su cabeza y alcanzaba a ver detrás de él a un Ash sonriendo ampliamente.

- Muchas gracias, no habríamos podido congelar una tan grande por nuestros propios medios. – le dijo.

Lo siguiente que supo, fue que Greninja la bajó directo sobre el cráneo de Kyogre, haciendo que soltara un gruñido de dolor. Y sin detenerse ahí, empezó a usarla como garrote gigante, dos, tres cuatro veces más, haciendo que Kyogre retrocediera cada vez más con cada golpe. Cuando ya prácticamente solo le quedaba el aire, Greninja saltó alto y se la arrojó con todas sus fuerzas. Fragmentos de hielo volaron por todo el lugar con el impacto, levantando muchísimo vapor y agua por todos lados, pero al aclararse todo, el resultado quedó a la vista. Kyogre yacía panza arriba, con la boca semi-abierta e incapaz de moverse. El encuentro había terminado.

- ¡Kyogre ya no puede pelear! ¡Greninja es el ganador! ¡El encuentro y el campeonato son para Ash Ketchum, el Gladiador del Coliseo de Pueblo Paleta!

El tablero del estadio se iluminó, y todos los espectadores se pusieron de pie para gritar emocionados y aplaudir. Una batalla de proporciones legendarias acababa de terminar, y sin duda quedaría para la historia. Ash no hizo su usual celebración de victoria, pues estaba demasiado agotado por el esfuerzo del Fenómeno Lazo, y tanto él como Greninja cayeron de sentón, pero se dieron un pulgar arriba uno al otro, mientras respiraban a grandes bocanadas. Tobias, por su parte, regresó a su Kyogre y después miró a su oponente. El velo de agua energizada de Greninja se había desvanecido, y Ash lo retornaba a su Pokébola, aunque todavía no se ponía de pie. El entrenador de Legendarios decidió que lo mejor que podía hacer era mostrar el respeto que se merecía su vencedor.

- ¿Te sientes bien? – le dijo, ofreciéndole la mano para ayudarle a levantarse.

- Estoy bien. – dijo Ash, aceptándola. – Solo un poco agotado, es todo.

- Bueno, no solo me obligaste a utilizar a todo mi equipo, me derrotaste por completo. – dijo Tobias. – Pero no me siento mal. Esto solo quiere decir que eres mucho más fuerte de lo que eras en nuestro primer encuentro, y que ahora me superaste. Ese título de "Gladiador" no es solo por presumir.

- Todo el crédito es para mis Pokémon. El poder que tenemos se debe al lazo que nos une. – aseguró Ash. – Y hablando de lazos…

En medio de los vítores, Ash por un momento se desconectó del mundo, y dirigió la mirada hacia la cabina VIP donde estaban sus colegas. Y por supuesto, y especialmente, Misty y Serena, que habían puesto las manos contra el vidrio, tratando de verlo, y ambas sonriendo de emoción y alegría por haberlo visto triunfar. Y eso a él le alegraba, no solo por el hecho de haber ganado el torneo, sino porque ahora que lo había logrado, se sentía con mucha más confianza para lo que tenía que hacer. Hoy era el día, hoy tenía que cumplir la promesa que les hizo un año antes, de darles a ambas una respuesta apropiada.


Aquella noche…

La celebración por la victoria de Ash no se hizo esperar. Además del trofeo del ganador, el premio en dinero que le otorgaron significó que podía invitar a Misty y Serena al salón de fiestas más caro que había en la zona con todos los servicios incluidos. El resto de los Cerebros de la Frontera también se sumaron a la celebración, al igual que varios de los participantes del torneo. Tobias no se veía por ninguna parte, pues aunque Ash también quiso invitarlo, el misterioso entrenador dijo que "las fiestas no eran lo suyo" y se marchó apenas terminó la ceremonia de clausura del torneo.

Mientras todos se divertían a su particular manera, Ash, Misty y Serena decidieron irse aparte por un rato. Queriendo un poco de paz y tranquilidad para variar, los tres se fueron al balcón, y se tomaron un momento para admirar la vista nocturna y disfrutar de la agradable brisa del lugar.

- Wow, qué bien se siente. – dijo Serena, sintiendo el fresco viento nocturno en su rostro. – Como me alegra que hayamos podido venir a este lugar.

- Agradézcanlo a los patrocinadores del torneo. –dijo Ash. – Ni siquiera con mi sueldo como Cerebro de la Frontera podría haber pagado este viaje.

- Deberías participar en torneos como este más a menudo. – rio Misty. – Qué pena que solo los haya cada cuatro años, ¿verdad?

- Sería emocionante, pero ya es mucho sacrificio solo venir hasta aquí. – dijo Serena. – Como sea… ahora que ya estamos aquí los tres a solas… supongo que llegó la hora, ¿verdad?

Ash asintió. Serena estaba totalmente en lo correcto. La hora de darles la respuesta definitiva a ambas había llegado, tal y como lo había prometido. No fue fácil, pues las dos chicas eran muy especiales para él, y la decisión lo tuvo dando vueltas en la cabeza todo el año. Por lo menos, podía tener la certeza de que, independientemente de su decisión, nadie iba a guardar rencores.

- Bueno, tuve todo un año para pensarme las cosas. – dijo Ash. – Ha sido increíble pasar ese tiempo con ustedes, con ambas. Puedo decir que ha sido el mejor año de toda mi vida. Pero estuve pensando, yo creo que podemos saltarnos lo del noviazgo e ir directamente a hacer un compromiso definitivo.

Ash se sacó de su bolsillo una pequeña cajita. Las dos chicas sintieron que el corazón se les iba a salir, pues no había que ser un genio para adivinar que Ash seguramente había traído un anillo, e iría directo a proponerle matrimonio a una de las dos. ¿Quién sería la afortunada?

- Bien, ahora decidan ustedes. ¿Prefieren oír mis razones, o quieren que les diga de una vez a quién elegí? – preguntó Ash. – Es la hora de la verdad. Es la decisión más importante de mi vida, y una vez que se los diga, no habrá vuelta atrás, ya lo saben.

Serena y Misty intercambiaron miradas de interrogación. A simple vista parecía muy obvia la respuesta pero aun así… con todo lo que habían esperado, quizás lo mejor era saberlo de una vez, y sin rodeos. Ya después Ash podría decir sus razones con calma.

- Dinos qué decidiste. – dijo Misty. – No andes con rodeos, ambas estamos preparadas para cualquier desenlace, ya lo sabes.

Ash sonrió. Eso definitivamente sonaba muy de Misty, y Serena solo asintió estando de acuerdo con su amiga. Bien, eso le facilitaba las cosas. Una respuesta directa querían, y eso era lo que les daría entonces. Tomando un profundo respiro, el muchacho se adelantó y abrió la cajita para revelar, efectivamente, el anillo de compromiso.

- ¿Te casarías conmigo… Serena?

Eso era todo. La decisión ya estaba dicha. La kalosiana sintió que el corazón comenzaba a acelerársele de felicidad, y solo mantuvo la compostura por respeto a los sentimientos de su amiga. Misty, entretanto, aunque un poco dolida por la decisión de Ash, ya estaba preparada para aceptarla, y tenía preparada su respuesta para dicho escenario.

- ¿Qué estás esperando? – le dijo a Serena. – Vamos, dile que sí, ambas sabemos que has estado esperándolo todos estos años.

- Vaya, Misty, lo estás tomando inusualmente bien. – dijo Ash, algo sorprendido.

- ¿Qué esperabas? – replicó ella. – Aunque… creo que todavía te falta decirnos algunas cosas más, ¿o me equivoco?

- Sí, es verdad. – Ash tomó un profundo respiro. – Bien, les diré que estar decidiéndome entre ustedes dos no fue fácil. Ya les dije antes, ustedes dos son mis mejores amigas, y las quiero mucho a las dos. Pero a la hora de elegir una como pareja, hubo muchas cosas qué considerar. Para empezar… Serena siempre creyó en mí, y aunque yo no me diera cuenta, creo que ella fue mucho más directa para expresar sus sentimientos. Creo que el beso que me dio me ayudó a darme cuenta de ello.

Serena y Misty intercambiaron miradas. Por dentro, la pelirroja sentía que no le iba a gustar mucho lo que Ash estaba a punto de decirle, pero ya había empezado y no tenía sentido detenerse ahora. Aunque la verdad doliera, era mejor saberla que quedarse en la oscuridad.

- Misty, quizás hubo un tiempo en que me sentí atraído hacia ti, pero en el tiempo que viajamos juntos, a veces convivir contigo era muy difícil. – dijo Ash. – Reconozco que durante nuestro primer año de viajar juntos yo era un niño inmaduro y la mayor parte de los golpes y gritos que recibí me los merecía. Pero tienes que admitir que a veces, tú también fuiste cruel conmigo sin motivo alguno y solo por divertirte sin que yo te provocara.

- ¿Por ejemplo? – preguntó la pelirroja arqueando una ceja.

- ¿Recuerdas en Isla Ombligo? – señaló Ash. – No me importó tanto que estuvieras comparándome con Danny o coqueteando con él, pero la forma en cómo estuviste apoyándolo, tenía la impresión de que realmente querías que yo perdiera, ¿o acaso lo niegas?

Misty abrió la boca para decir algo, pero las palabras se le fueron. La pelirroja bajó la cabeza ligeramente avergonzada pues Ash tenía toda la razón: una parte de ella en ese momento sí quería que Ash perdiera. Quizás solo en parte por el hecho de que quería que Danny le diera una lección de humildad, pero en retrospectiva, no se imaginó estar en su lugar. Ahora se sentía mal por no haberlo apoyado como debía en aquel momento. Serena le dio una mirada a su amiga. Ya le había contado de eso en una ocasión, pero al parecer, convenientemente había omitido algunos detallitos.

- Y también, la vez que participamos en el Concurso de Pesca de Seaking. – prosiguió Ash. – Ganaste todo esa dotación de chocolate para un año entero, y compartiste con todos excepto conmigo.

- ¿De qué te quejas? – replicó Misty. – Sí terminaste recibiendo tu parte al final.

- Solo porque los demás te convencieron. – replicó Ash, cruzándose de brazos. – Ibas a dejarme por fuera, y ese día no recuerdo haberte hecho nada para que no compartieras conmigo.

- Pikachu. – El roedor eléctrico también asintió. Más todavía, él recordaba haberle dado parte de su propia ración para que hubiese "trato equitativo" con todos los demás.

- ¿Eso es verdad? – preguntó Serena, cruzándose de brazos y frunciendo el cejo ligeramente. – Eso fue muy cruel, hasta para ti.

Misty se ruborizó y empezó a jugar con sus pulgares. En retrospectiva, si bien se jactaba de ser la más madura entre ella y Ash, el que le señalaran aquellas ocasiones ahora le hizo darse cuenta que en realidad, a veces ella podía ser peor que él. En aquel momento parecía divertido, pero ahora… si se ponía en su lugar quizás ella también se habría sentido muy herida si él hubiera actuado de esa manera. Y en el caso de Ash, las ocasiones en que él actuó así ella fue la que inició primero. Muy rara vez él intentó provocarla deliberadamente solo para sacarle alguna reacción, y si lo hizo, fue solo durante su primer año viajando juntos.

El entrenador pareció darse cuenta de lo que pasaba por la mente de la pelirroja, y se le acercó para colocarle una mano amistosamente sobre el hombro. Al levantar la mirada de nuevo, el muchacho le dirigía una de esas sonrisas cálidas que solo él era capaz de dar, esas que tanto le gustaban.

- Escucha, no te guardo rencores por eso. – dijo Ash. – Siempre serás mi mejor amiga, eso nunca cambiará. Pero con nuestras personalidades, creo que llevar una relación sería difícil. Creo que te veo más como una hermana mayor celosa y molesta, pero que siempre está allí para mí cuando más la necesito. Serena, por otra parte…

Ash y Misty miraron a la kalosiana, que se ruborizó ligeramente. Aunque Ash no dejara salir las palabras directamente, Misty supo lo que quería decir. En contraste con ese explosivo temperamento suyo, Serena tenía un carácter mucho más apacible y dulce, sin mencionar que ella supo apreciar las mejores cualidades del muchacho desde el principio y no se cortaba en demostrárselo. Más todavía, ella no buscaba ninguna razón para ser amable con Ash o hacerle detalles, lo hacía solo porque quería. ¿Cuándo hizo Misty algo así por Ash si no fuese por necesidad u obligación? La pelirroja disimuladamente hizo que tenía algo en el ojo, y sonrió tomando las manos de sus dos amigos, juntándolas una con la otra.

- No hace falta que me digas nada. – les dijo. – Ustedes dos merecen estar juntos. Serena, felicidades, ganaste nuestra pequeña competencia. Dejo a Ash en tus manos, cuídalo bien por mí.

- Lo haré. – prometió Serena, con una sonrisa.

- Y tú, Ash, más te vale hacerla feliz y darle todo el amor que se merece. – advirtió Misty. – Ella es una gran chica, y si te atreves a hacerla sufrir, créeme que me voy a enterar y no te va a gustar.

- ¿Me estás amenazando? – replicó Ash divertido. – ¿En serio crees que sería capaz de algo así?

- Solo quiero estar segura. – dijo Misty. – Si me prometes que vas a tratarla bien y cuidar de ella, podré estar más tranquila.

Ash rodó los ojos, pero entendía perfectamente el punto de Misty. Él era alguien que tomaba las promesas con mucha seriedad, tanto las que hacía con otras personas como consigo mismo, y pasara lo que pasara, siempre se aseguraba de cumplirlas. Y aunque Misty no lo dijera en voz alta, esa era otra de las cosas que siempre le gustó de él. Si tan solo hubiese sido más apreciativa de esa y de sus otras mejores cualidades desde el principio.

- Lo prometo. La haré feliz pase lo que pase. – dijo Ash finalmente. Luego tomó el anillo, para sellar dicha promesa como debía. – Muy bien, creo que ya es tiempo. ¿Estás lista, Serena?

- Más de lo que jamás lo estaré. – replicó la chica, extendiendo la mano para que Ash le colocara el anillo en el dedo. El chico lo deslizó con mucho cuidado, y se tomó su tiempo para admirarlo. Tan sencillo el detalle y a la vez tan significativo, era increíble.

- Oigan, todavía les falta algo más. – dijo Misty. – El anillo está bien y todo, pero este tipo de promesas tienen que sellarse con un beso, ¿o no?

Ash y Serena miraron simultáneamente a Misty, que tenía una amplia sonrisa en el rostro. Demasiado amplia, de hecho, y eso era un poco inquietante hasta cierto punto. Al ver las miradas de sus amigos, la pelirroja arqueó una ceja y puso los brazos en jarras.

- Oh, vamos, no me vean así. Una pareja no es oficial hasta que no se da un gran beso de amor, ¿o me equivoco? – insistió. – Y tú, Serena, ya es hora de que se lo des donde debe ser. Llevas años esperando por este momento.

- Pero… ¿aquí, ahora? – preguntó Serena nerviosamente.

- Nadie más los está viendo. – dijo Misty. – Y por mí no se preocupen, solo hagan de cuenta que no estoy aquí. Con toda confianza.

Ash y Serena miraron fijamente a Misty, y luego se miraron entre ellos. Era cierto, el balcón estaba totalmente vacío, y todo mundo estaba enfrascado en la fiesta como para haber notado su ausencia. La atmósfera era perfecta, e imaginaron que no habría nada de malo en tener solo a Misty como testigo de ese momento. Los dos se tomaron de la mano y se miraron a los ojos intensamente.

- Esto es todo. ¿Quieres que esta vez lo inicie yo? – preguntó Ash.

- Eso me gustaría. – sonrió Serena. Misty por su parte, se apartó para tener una buena vista del espectáculo, al igual que Pikachu.

Ash tomó un profundo respiro. Podría haberse coronado como el entrenador más fuerte del mundo, pero en asuntos de corazón, incluso de algo que parecía tan simple como darle un beso a una chica, seguía estando totalmente perdido. Serena cerró los ojos y se inclinó hacia adelante, esperándolo, y él se acercó con mucho cuidado, colocando sus labios sobre los de ella suavemente. La chica había esperado tanto tiempo por este momento, y su paciencia finalmente había sido recompensada. Apenas podía creer estar recibiendo un dulce beso del chico que había amado toda su vida. Nada, absolutamente nada podría arruinar este instante…

*¡CLICK!*

De repente, ese ruidito, y lo que evidentemente fue un flash al sacar una foto interrumpió el beso de Ash y Serena, que se voltearon para encontrarse con una Misty con la cámara en la mano, y el dedo todavía en el botón disparador. La pelirroja guiñó el ojo y sacó la lengua en gesto burlón.

- ¡Misty! – gritó Ash.

- ¿Qué? Es un momento histórico, el primer beso de mi mejor amigo. – replicó Misty. – ¿No te parece justo que capture este instante para la posteridad?

- Eres una… ¡dame esa cámara!

- ¡Ni lo sueñes! – exclamó ella, alejándose de Ash. – ¡Pikachu, atrápala!

- ¡Pika! – Misty arrojó la cámara al aire y Pikachu saltó para atraparla, para luego salir corriendo.

- ¡Vuelve aquí! – gritó Ash corriendo detrás de su compañero, que se llevó el artefacto en la boca mientras volvía hacia el interior del salón de fiestas.

Mientras Ash corría, Misty se rio alegremente, mientras Serena se quedaba con la cara totalmente confundida, sin saber qué hacer o decir. La pelirroja se le acercó y le mostró que discretamente ya le había extraído la memoria a la cámara, así que incluso si Ash atrapaba a Pikachu sería por nada.

- Perdón, no pude resistirme. – dijo Misty. – Pero imaginé que querrías un recuerdo de este momento. Mejor capturarlo para siempre.

- No tienes que disculparte. – dijo Serena. – Pero no es solo para mí, ¿verdad?

- Obviamente no. – respondió Misty. – Espero que no tengas inconveniente en que guarde una copia para mí, ¿verdad?

- Para nada. – aseguró Serena, mientras las dos veían a Ash todavía seguir correteando a Pikachu por el salón.

Podría parecer extraño que Misty quisiera conservar una foto de ese beso entre Ash y Serena, pero era su manera de guardar el recuerdo de ese importante momento. Después de todo, se trataba de que su mejor amigo finalmente había encontrado al amor de su vida, y tenía que sentirse feliz, así no fuese con ella. Ese había sido el pacto que había hecho con Serena después de todo. Al no haber sido la elegida, se aseguraría de ayudarles a que fueran tan felices como fuera posible.


Pueblo Vaniville, nueve meses más tarde…

El gran día finalmente había llegado. Serena había pasado todo el día en su casa, preparándose mental y físicamente. Su madre Grace y Bonnie habían estado ayudándole con el vestido, y al mirarse al espejo, las tres se maravillaron con la visión. El vestido de Serena era relativamente modesto, pero resaltaba muy bien su figura delgada, y sujetándole el velo llevaba una tiara de plata fina que la hacía ver como toda una princesa. En sus muñecas llevaba unos brazaletes con diseño similar a la tiara, que la complementaban perfectamente.

- ¡Serena, de verdad te ves preciosa! – dijo Bonnie, con estrellas en los ojos.

- Estás bellísima. – agregó Grace. – No puedo creer como pasa el tiempo, ¡mi hija está a punto de casarse!

- Estoy muy nerviosa. – admitió Serena. – Es el día más importante de mi vida.

- Todo va a salir bien. – dijo Grace, abrazándola. – Dejarás a todos deslumbrados.

- Especialmente a Ash. – agregó Bonnie, y entonces se arrodilló para ponerse en su pose de "cuida de mi hermano por favor". – ¡Ah, esto es tan romántico! ¡Cómo adoro las bodas!

Serena y Grace se rieron un poco. Unos meses antes, Clemont había finalmente formalizado su relación con Lilia, la hija del presidente de la compañía de robótica Orangics. Era extraño que durante su primer encuentro, a Bonnie no le agradó la idea de que esa chica se fuese a llevar a su hermano mayor (no importando que ella misma le había pedido como a muchas otras que "cuidara de él"). Pero con lo curioso que suele ser el destino, Clemont recibió una oferta para un contrato, y entonces se volvieron a ver. Una cosa llevó a la otra, y al padre de Lilia le cayó muy bien el joven inventor. En menos de un año, ya les había dado su bendición, y Serena y Grace recordaron como Bonnie trató de abrirse paso para tratar de agarrar el ramo, pero la empujaron fuera por ser menor de edad todavía. Al final Serena fue quien lo pescó, y ahora aquí estaba.

- Bueno, no hagamos esperar más a tu prometido. – dijo Grace. – Llegó la hora.

Serena asintió, y tomando su propio ramo, se dispuso a salir de la casa. La ceremonia iba a tener lugar en la iglesia local, y la fiesta de recepción sería en una pradera al aire libre. Iba a ser una celebración relativamente modesta, e incluso contrataron un servicio especial con Pokémon que utilizaran Día Soleado para asegurarse de que el clima no les aguara la fiesta (no se fiaban del todo de los pronosticadores del tiempo).

Al principio Grace le sugirió que se fuera montada en el Rhyhorn de la familia, pero Serena finalmente declinó. Montarse de lado con el vestido habría sido muy incómodo y tal vez arruinaría el momento de su llegada. Para variar, Grace no protestó, y solo por esta vez en su vida decidió aceptarle hasta el menor de los caprichos sin tratar de convencerla. Era el día más importante de su vida, y merecía ser feliz. En lugar del Rhyhorn, entre el servicio que contrataron, uno de los Pokémon que tenían para asegurarse de mantener el clima era un Rapidash, y Serena decidió elegir ese como su montura para ir a la iglesia. El lugar de todos modos no estaba demasiado lejos, así que podían ir caminando sin problemas, pero Serena se sentía con muchas ganas de hacer una gran entrada, así que Bonnie y Grace se adelantaron para esperarla.

- Llegó la hora. – dijo Serena, mirando su reloj y poniéndose la mano en el pecho. Exhalando para tranquilizarse, la chica miró hacia el frente con determinación. – Adelante, Rapidash, vamos.

El caballo de fuego comenzó a andar a trote suave. Serena por un momento se sentía algo infantil, como una princesa de cuento de hadas a punto de tener su "Y vivieron felices para siempre", pero aunque la idea la hacía reírse, había aceptado esa parte de sí misma desde hacía mucho, y ahora, su futuro con el chico que amaba dependía de verlo ahora desde la perspectiva de una mujer adulta.

La iglesia local ya estaba repleta con los amigos y vecinos de todo Pueblo Vaniville por el lado de la novia, y del lado del novio todos los amigos de Ash que pudieron asistir. Muchos habían enviado regalos o tarjetas de felicitación, pues no todos pudieron tomar un vuelo o un barco para presentarse en persona. Entre ellos estaban: Delia Ketchum, la madre de Ash, el Profesor Samuel Oak y su nieto Gary, que habían estado haciendo un trabajo colaborativo con el Profesor Sycamore, las coordinadoras May y Dawn, que participaron en el Gran Festival, y por último pero no menos importante, su rival-de-amor-y-al-mismo-tiempo-mejor-amiga, Misty. La pelirroja apenas la vio la saludó con la mano, y Serena le correspondió de la misma manera. Serena también se alegró de ver caras familiares en su lado de invitados: entre ellos estaban Shauna, Trevor y Tierno (este último casi parecía que iba a soltarse a llorar por alguna razón), y también estaba su antigua rival Miette (que le hizo un gesto de "¡Felicidades, chica!" en cuanto la vio) junto a invitadas de la talla de Aria, Palermo y Diantha, que se tomaron un tiempo fuera de sus propios asuntos para venir en su día especial. Eso realmente la hacía muy feliz.

Ash ya se encontraba de pie en su lugar, y junto a él estaba Clemont como su padrino. Ash había intentado contactar a otro amigo suyo, el líder de gimnasio de Ciudad Pewter, pero cuando llamó, se enteró por su familia de que estaba de vacaciones con su propia pareja y no podría llegar a tiempo, así que se lo pidieron a Clemont, que sí estaba disponible. Su acompañante, Lilia, también estaba sentada entre los invitados. Sonó la música, y la ceremonia por fin comenzó.

Durante todo el rato que transcurrió la boda, Serena y Ash se desconectaron del resto del mundo, solo poniendo atención en las ocasiones donde tenían que responder a las preguntas del ministro y hacer sus votos. Todo el resto del tiempo estuvieron pendientes del otro, esperando a que llegara el momento. La espera se hizo larga, pero por fin habría terminado.

- … si hay alguien que tenga un motivo por el cual esta pareja no debería unirse, que hable ahora o calle para siempre.

- ¡AGUÁNTENSEEEEEEE! – gritó de repente una voz, sorprendiendo a todos los invitados. ¿Acaso alguien se oponía?

Bueno, ese no era exactamente el caso, pues los recién llegados fueron ni más ni menos que un trío bastante conocido por varios de los presentes, aunque bastante cambiados de apariencia. Jessie, había venido con su vestido más elegante, de color púrpura, bien ajustado y con una buena abertura para mostrar su pierna izquierda, y se había cortado el cabello para amarrárselo en un moño. Traía además de complementos una estola alrededor de los hombros y un abanico en la mano, parecía un atuendo digno de Concursos o Exhibiciones Pokémon, excepto que esta vez no usaba máscara para ir de incógnita. Inversamente, James se había dejado crecer el pelo lo suficiente para hacerse una coleta larga, y traía puesto un esmoquin con la chaqueta púrpura oscuro para hacer juego con el vestido de Jessie. Hasta el propio Meowth se había puesto su corbata para la ocasión. Inmediatamente, la líder del trío del (ex) Equipo Rocket extendió el abanico y empezó a anunciarse.

- ¡Prepárense para el matrimonio, pero nos hubieran esperado! – exclamó ejecutando una danza.

- ¡Y por partida doble, disculpen el retraso!

- ¡Pero ya llegamos, así que la ceremonia continúa! – agregó Meowth.

- ¡Wobbufett!

- Ya era hora – se puso de pie Misty. – Empezábamos a creer que no iban a venir.

- Pedimos disculpas por la interrupción. – dijo Jessie en un tono dulce, y de inmediato cambió a su expresión más asesina mirando a Meowth. – Si tan solo "alguien" no hubiese perdido nuestras invitaciones mientras estábamos en el aeropuerto…

- ¿A mí de qué me culpas? La que tenía que llevarlas eras tú.

- Ya, ya, ya, cálmense los dos. – dijo James. – Lo importante es que ya llegamos, y no nos perdimos en el momento más importante.

- ¡Así es! ¡Todo mundo regocíjese, que llegó el alma de todas las fiestas, la gran Jessie! – Y dicho esto, alzó la mano con el abanico y su pierna tan alto como podía, empezando a dar algunas piruetas, para risas de algunos y vergüenza ajena de otros. Pero antes que se fuera muy lejos, James la detuvo.

- Jessie, Jessie, bájale la espuma a tu chocolate. Recuerda que nuestra boda fue el mes pasado, y ahí sí que te pudiste ir con todo, pero aquí hay que controlarse. – le dijo.

- Oh, perdón, creo que me dejé llevar. – dijo Jessie, que parecía genuinamente avergonzada. – ¡Continúen, por favor, no se fijen en nosotros!

Ash y los demás solo se encogieron de hombros, sin saber del todo qué hacer o decir. Era muy irónico lo que había pasado en el último año; Jessie, James y Meowth habían decidido finalmente pasar página y abandonar para siempre sus malas costumbres, y de hecho les estaba yendo bastante bien. En retrospectiva, nunca fueron buenos para ser malos, y por lo visto solo necesitaban un pequeño empujoncito para ir en la dirección correcta, aunque algunas cosas no cambiaban. Y una de ellas, era lo mucho que a Jessie le encantaba ser el centro de atención.

- Ejem… como estaba diciendo, si no hay nadie que se oponga a la unión… – prosiguió el ministro. – Por el poder que me enviste, yo los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

La pareja se encaró mutuamente, y se miraron fijamente a los ojos. El corazón de Serena iba a millón, apenas podía creer que estuviera sucediendo. Si esto era un sueño no quería despertar. Ash levantó cuidadosamente el velo y le dio su mejor sonrisa. Serena cerró los ojos y esperó. Sintió como Ash la sujetaba suavemente del mentón para levantarla y posaba sus labios sobre los de ella. Aunque su corazón se sentía como que iba a explotar fuera de su pecho, poco a poco se fue calmando, ante la realización de que esto no era un sueño. Ya no más, al menos. En aquel momento, ni siquiera los gritos y aplausos de los invitados la sacaron de su pequeño mundo, en el cual solo ella y Ash existían. Finalmente, tuvieron que separarse para poder respirar y poder saludar a los invitados. Ash sorpresivamente sujetó de la cintura y la cargó en sus brazos antes de anunciar:

- ¡Bueno, amigos, la fiesta todavía no termina! ¡Sigue ahora la recepción, ¿quién viene conmigo?!

Todos respondieron al unísono con otro grito y otro aplauso, mientras Ash se llevaba a su ahora esposa en brazos. Serena todavía estaba tan sorprendida que no le dijo de inmediato que no había necesidad de que hiciera eso, y a pesar de todo él la estaba cargando como si fuera tan ligera como una pluma.

- Ash… puedo caminar, no necesitas llevarme. – dijo cuando finalmente recuperó la voz.

- Ya sé que no, pero déjame solo por esta vez. – le respondió él. – Quiero disfrutar el momento, ¿tú no?

Serena creía que era un poco embarazoso. Hacía mucho que había dejado de ser una chica frágil y vulnerable, y ya no le gustaba que nadie la viera así. Sin embargo, se sentía tan feliz ahora que supuso que no haría daño, y dejó que Ash la cargara afuera de la iglesia, hasta montarse juntos en el Rapidash que la trajo. Ahora todos se irían a la pradera para empezar la recepción.


Más tarde

A pesar de lo modesto que ellos querían que fuese la celebración, el revuelo no se hizo esperar, porque muchos de los presentes querían festejar a lo grande. De hecho, la primera en querer salir al escenario fue Jessie, que desafió a Aria y a Miette a hacer un espectáculo con sus Pokémon para deleitar tanto a la pareja como al público. James y Meowth rodaron los ojos, pues solo era una excusa para tener sus quince minutos bajo los reflectores, pero ya que nadie se negó, lo hicieron. Ya que no tenían las varitas para decidir como en los concursos ordinarios, el público decidió por aplausos, y la ganadora fue Aria, mientras que Miette y Jessie empezaron a pelear por quién de las dos había quedado en segundo lugar. Salidos de ese "número de apertura", finalmente la banda comenzó a tocar el vals de los recién casados, y todos los presentes se tomaron su tiempo para admirar a la feliz pareja.

- Estás haciéndolo muy bien, Ash. – dijo Serena. – Veo que las clases dieron su fruto.

- Sí, solo necesité seis meses para aprender bien los pasos. – dijo él, algo avergonzado. – Al menos ya no te estoy pisando.

- Tampoco lo hacías tan mal. – dijo la chica, sonriendo divertida. Era cierto que Ash la había pisado a veces, pero nunca con intención, y ahora que realmente importaba, lo ejecutaba perfectamente.

Mirando a su alrededor, Serena notó que las miradas de todos estaban fijas en ellos. Las expresiones de todos iban desde emoción descontrolada, lágrimas de alegría y hasta de tristeza por parte de algunos, tal vez hasta ambas cosas a la vez. Después de un buen rato, llegó la hora de cambiar parejas, y la primera en acercárseles fue Misty.

- Disculpa, Serena, ¿será que me lo prestas por un ratito? – dijo Misty. – No tienes que preocuparte, te lo devolveré intacto.

- Por supuesto. – dijo Serena. – Solo no se te ocurra intentar nada, ¿de acuerdo?

- Oye, no creas que se me olvidó que nuestro pacto sigue en vigencia. – replicó Misty, fingiendo sentirse ofendida por la desconfianza.

Serena se rio y le cedió a Misty su lugar junto con Ash para que pudiese bailar. Entretanto, ella decidió aprovechar de ir a descansar un poco los pies y fue a sentarse junto a la mesa, tomándose un trago. No mucho después, alguien fue a sentarse junto a ella, y era ni más ni menos que Miette.

- Pues vaya, por fin tengo oportunidad de hablar contigo como se debe. – dijo la peliazul. – Te ves realmente feliz hoy, aunque no me extraña. Te estás casando con el mejor partido que puede haber, ¡el campeón intercontinental!

- A mí no me importan sus títulos o sus logros. – dijo Serena. – Solo me importa que sea Ash, y que nunca deje de serlo.

- Lo sé. Pero en serio, me alegro mucho por ti. – Miette miró hacia donde Ash bailaba con Misty, y notó que estaban conversando mientras hablaban. – Por cierto, ¿no te preocupa que esa chica esté tan cerca de Ash?

- En absoluto. – replicó Serena. – Confío en ella.

- Pues corrígeme si me equivoco, pero… esa mirada la conozco, y es la de una chica enamorada. Tú también la tenías cuando estabas con él todo el tiempo. – dijo la peliazul.

- No estás tan equivocada. – dijo Serena. – Misty también estuvo enamorada de Ash desde hace tiempo. Tal vez todavía alberga sentimientos por él. Pero no me preocupa, ella nunca intentaría nada.

- ¿Por qué lo dices? – inquirió Miette, bastante interesada. Ella conocía las reacciones de Serena cuando Ash se veía muy cerca de alguna otra muchacha, y no eran nada parecidas a esta.

- Misty y yo hicimos un pacto. Competiríamos por Ash de manera justa, y sin importar a quién de las dos eligiera, la otra nos apoyaría. – dijo Serena. – Además, ella me ayudó en muchas cosas. Me enseñó a ser un poco más firme y a defender lo que es mío con más carácter. Le estoy muy agradecida por eso.

- Oh, ¿quieres decir que si ahora, hipotéticamente, intentara robarme a Ash…?

- Ni lo sueñes. – interrumpió Serena, en un tono educado pero firme y que dejaba claro que no le aceptaría eso pero ni en broma.

Miette retrocedió un poco al ver la mirada de Serena. No era tanto como para decir que fuese "asesina" o algo, pero aun así, vio un resplandor en sus ojos que le hizo darse cuenta, aunque fuera por un segundo, que no iba a dejar que nadie se metiera con su chico. Y al ver de nuevo a Ash bailando con Misty, se dio cuenta que realmente, sí estaban actuando como buenos amigos, y les echaban miradas ocasionales en su dirección.

- ¡Serena! – llegó de repente Tierno, junto con Trevor. – ¡Solo quería decirte que me siento muy feliz por ustedes y les deseo lo mejor!

- Creo que no hay necesidad de gritar tanto. – dijo el joven entrenador-fotógrafo. – Pero sí, estamos muy felices por ustedes.

- Serena, me preguntaba si querrías… ¡ayayayayayay! – Lo que fuera que iba a pedirle a Serena, Shauna lo interrumpió jalándolo de la oreja.

- Discúlpennos un momento, él y yo tenemos que hablar de algo importante. Por cierto, Serena, muchas felicidades. – dijo la chica.

- Eh… gracias.

Serena se rio nerviosa mientras Shauna se llevaba al chico gordo (que ahora no estaba tan gordo como hacía años). Miette se puso de pie y le preguntó a Trevor si quería bailar un rato, y este aceptó de buen grado. La recién casada se quedó sola por un momento, pero no tardó mucho en sentarse alguien más a conversar con ella.

- Por fin llega mi turno. – Era su ahora suegra. – Te ves realmente hermosa hoy, Serena.

- Gracias, señora Ketchum. – dijo Serena, ruborizándose ligeramente.

- No tienes que ser tan formal, puedes decirme Delia. – dijo la mujer. – Ahora somos oficialmente familia después de todo.

Serena solo le sonrió, y las dos dirigieron la mirada hacia la pista de baile. Misty y Ash por fin se habían separado, y habían ido por algo para tomar cada uno por su lado. Delia pensó que era bastante irónico. Durante años había querido que Ash finalmente decidiera sentar cabeza, y hubo un tiempo en que creyó que sería con Misty. Pero no cuestionaba su decisión. Serena era una chica linda y dulce. El tipo de hija que a ella le habría gustado tener, si hubiera sido el caso.

- Por cierto, ¿no te cansaste demasiado preparando ese pastel? – dijo Delia, observando el susodicho pastel de bodas, que descansaba en una mesa rodante a buena distancia. Serena se ofreció a prepararlo ella misma para ahorrar un poco ese gasto de servicio.

- Valió la pena, si es para Ash. – dijo Serena.

- Bueno, cualquier chica que se vaya a casar con mi hijo tiene que estar preparada para satisfacer su apetito. – sonrió Delia. – Estoy ansiosa por comprobar yo misma lo bien que cocinas, por lo que me ha dicho Ash.

- Solo lo hago lo mejor que puedo. – replicó Serena con modestia.

- Pero dejando de lado el tema de la comida… – Delia adoptó una expresión nostálgica. – Ash es mi único hijo, es lo más importante que tengo en esta vida. Por favor cuida bien de él por mí.

- Lo haré. – dijo Serena con firmeza. – Él ha hecho mucho por mí en todo este tiempo, y me aseguraré de devolvérselo con creces.

El resto de la fiesta continuó con normalidad. Bueno, tanta normalidad como podría ser la celebración de un entrenador Pokémon que había enfrentado toda clase de aventuras, y donde los invitados incluían investigadores, entrenadores y artistas Pokémon que habían visto de todo, e inclusive tres miembros de un antiguo sindicado criminal ahora reformados. Después de mucho bailar, cantar y conversar con todos los invitados (y de un karaoke fallido de parte de una Jessie que se tomó de la mezcla de ponche equivocada), Misty llamó la atención de todos haciendo un anuncio:

- ¡Muy bien todos! ¡Acérquense! – exclamó la pelirroja, alzando su copa. – Hoy es un día muy importante. Es el inicio de una nueva vida para dos personas que son muy especiales para todos nosotros. ¡Propongo un brindis, por Ash y Serena!

- ¡POR ASH Y SERENA! – gritaron todos alzando sus copas, y los que estaban cerca las chocaron. Jessie terminó partiendo la suya al chocarla con James.

- Ay, diablos, estas copas son demasiado frágiles. – dijo la ex-Rocket.

- No, solo tú que eres demasiado fuerte. – dijo James.

- Gracias, muchas gracias a todos. Significa mucho que todos hayan venido en este día tan importante. – dijo Ash, alzando su propia copa y abrazando a Serena con la otra mano. – Y también, para los que no pudieron asistir por causas de fuerza mayor, pero igualmente sé que están aquí en espíritu. Y ahora, para mostrarles uno de los muchos talentos que tiene mi querida Serena… ¡TRAIGAN EL PASTEL!

Inmediatamente, el servicio de fiestas se trajo el enorme pastel de bodas. El más grande que muchos de ellos habían visto en toda su vida, pero para alguien como Ash Ketchum, no podía ser de otra manera.

- ¡Es mucho pastel para cortar nosotros solos! – salió al paso Clemont. – ¡Permítanme ayudarles!

- Hermano, ¿qué estás haciendo? – preguntó Bonnie. – Ay no, espero que no se te ocurra…

- Jejeje… ¡es hora de que la ciencia abra el camino hacia el futuro! – dijo mientras se ajustaba las gafas. – ¡Sistema Clemóntico activado!

Dicho esto, Clemont sacó un control remoto y presionó el gran botón rojo. Al instante, apareció un robot con el rostro muy parecido al Clembot que Ash recordaba, pero que claramente había sido diseñado para parecer un pastelero con delantal, gorro y todo lo demás. En vez de piernas tenía cuatro ruedas y tenía cuatro manos en brazos extensibles, dos de los cuales sostenían un cuchillo y una pala servidora para pasteles, los otros dos una bandeja y en el estómago una abertura parecida a la puerta de un horno.

- ¡Les presento, al Clembot Pastelero 5000! – anunció el chico. – ¡Lo último en tecnología para preparar, hornear, y por supuesto, servir los mejores pasteles de todo el mundo! ¡Ahora, activado!

Al presionar de nuevo el control remoto, el Clembot Pastelero comenzó a correr en círculos alrededor del gran pastel, y empezó a cortar las rebanadas y ponerlas en bandejas para los invitados. Al principio todo iba muy bien, hasta que empezó a acelerar y a cortar más de lo necesario, dejando marcas en el mantel y en la mesa. Clemont empezó a darle al control remoto para tratar de pararlo, pero empezó a ir cada vez más y más frenético, y empezó a echar chispas y humo.

- ¡Cuidado, que va a explotar! – gritó Bonnie, añadiendo un "como siempre" entre dientes.

Ash y Clemont corrieron a tratar de pararlo, pero fue inminente, y tal como dijo Bonnie, el robot explotó. Más todavía, por la cercanía al pastel, la explosión provocó que este también volara y todos los que estuvieran cerca quedaron salpicados de merengue. Al disiparse el humo, Ash y Clemont yacían chamuscados en el suelo.

- El poder… de la ciencia… es impresionante… – dijo el entrenador de Pueblo Paleta.

- ¡Pikapi! – exclamó Pikachu, yendo junto a su entrenador, al igual que Serena, ambos para verificar que estaban bien. Bonnie y Lilia hicieron lo mismo con Clemont.

- ¿Estás bien, Ash? – preguntó Serena. Ash solo le respondió afirmando con la cabeza mientras ella lo ayudaba a levantarse.

- Clemont, el prototipo todavía no estaba listo. – dijo Lilia. – ¿En qué estabas pensando?

- Ay, hermano, siempre es igual contigo y tus inventos locos. – dijo Bonnie.

- ¡Ay no! – exclamó Ash, viendo el desastre. – ¡El pastel terminó arruinándose!

- Despreocúpate. – lo tranquilizó Serena. – Presentía que algo así podría pasar, y me preparé para ello.

- ¿Qué quieres decir? – preguntó Ash.

Serena solo le guiñó el ojo, y dirigiéndole una mirada a su Delphox que claramente decía "ya sabes que hacer", la vulpina de fuego salió corriendo y a los pocos minutos volvió empujando otro carrito con un pastel idéntico en tamaño y decoración al que acababa de explotar.

- ¿Horneaste un segundo pastel? – preguntó Ash, sorprendido y aliviado.

- Quería que fuera solo para nosotros, pero también en caso de que algo le pasara al otro, y ya ves que así fue. – dijo Serena. – Creo que es mejor que este lo cortemos a la manera tradicional, por si acaso.

Todo mundo empezó a reírse, aunque aquellos que quedaron salpicados de merengue y residuos del otro pastel, decidieron limpiárselos de la única manera posible: comiéndoselos. Ash y Clemont tuvieron que ir por un par de trajes de reserva, que Serena había ordenado también en el servicio de bodas. La chica kalosiana parecía haber previsto todo lo que podía pasar en esta celebración. De ser ese el caso, seguro que estaría preparada para cualquier cosa que pudiera surgir en su futura vida con Ash.

Después de mucho comer pastel, y de que la celebración se alargara más de la cuenta, llegó la hora de que la pareja recién casada se retirara. Pero en lugar de irse en el Rapidash en que habían llegado, Ash decidió que mejor se irían volando, y sacó a su Pidgeot. Equipado con su propia Pidgeotita (que rara vez había podido usar en combate), el pájaro estaba listo para despegar con la pareja (y Pikachu) en su espalda.

- ¡De acuerdo todas! – dijo Misty. – ¡Fórmense que ahora viene el ramo!

- ¡Yo también, yo también! – dijo Bonnie, hasta que la mano de Jessie la agarró por la espalda y la levantó, dejándola corriendo en el aire.

- ¿Y tú a dónde vas, enana? – dijo Jessie. – Eres demasiado joven para el ramo.

- ¿Y qué? ¡Tú ya te casaste, tampoco vale! – protestó la rubia.

- ¡Serena, sé buena conmigo y lánzamelo a mí! – gritó Miette.

- ¡No empieces! – protestó Shauna, pero de inmediato agregó. – ¡Mejor a mí!

Serena solo rodó los ojos. Ash activó la Mega Evolución, y el pájaro aumentó de tamaño lo suficiente para cargarlos a ambos. Con mucho cuidado Ash ayudó a Serena a subirse, y la chica se preparó para lanzar su ramo, mientras todas las demás esperaban con ansias, listas para abrirse paso a empujones si era necesario (incluso Jessie). Pidgeot despegó y en medio de las ráfagas que levantó al aletear, Serena soltó el ramo.

- ¡Mío, mío, mío! – empezaron a gritar todas.

El aleteo de Pidgeot hizo que el ramo flotara de un lado al otro en las corrientes de aire, y todas las señoritas empezaron a saltar tratando de ponerse por delante de las demás para atraparlo. Jessie tuvo la "brillante" idea de usar como escalones a Shauna y Miette saltando encima de ellas, pero el tiro le salió por la culata pues estas la agarraron de las piernas y la hicieron caer de un tirón. Esto le dejó el camino libre a Misty, que estaba atrás y pudo saltar encima de todas para atraparlo. Las tres chicas en el suelo y todas las demás se enfurruñaron.

- Lo siento, amigas, creo que es mío. – dijo guiñándoles el ojo. Luego se volteó hacia Ash y Serena mientras se alejaban, y empezó a despedirse de ellos con la mano. – ¡Lo mejor para ambos, sean felices todo lo que puedan y manténganse juntos pase lo que pase!

El resto de los invitados rápidamente se les unió y se despidieron de ellos alegremente. La pareja les respondió del mismo modo, mientras Pidgeot se iba alejando cada vez más, volando hacia el sol poniente en el horizonte.

- Y bien, ¿dónde iremos ahora? – preguntó Serena.

- Reservé un lugar para nosotros, en Ciudad Lumiose. – dijo Ash. – Con Pidgeot, llegaremos en un par de horas.

- Apenas puedo creer que estemos juntos. – dijo Serena. – He soñado con esto toda mi vida.

- Espero poder hacer tus sueños realidad. – dijo Ash, tomándola de las manos. – Sé que Misty, mi mamá y varias otras personas te dijeron que cuidaras de mí, pero… esa también debe ser mi responsabilidad. También tengo que cuidar de ti.

- No te preocupes por eso. – dijo Serena. – No dejaría mi vida en manos de nadie en quien no confiara tanto.

- No sé lo que nos depare el futuro, solo que espero que estés conmigo para afrontarlo, y compartirlo. – dijo Ash.

- Siempre. – replicó Serena.

Mientras continuaban volando, abajo en la pradera todos veían a la silueta de Pidgeot alejarse lentamente en el horizonte, aunque todavía pudieron ver claramente cuando los dos se dieron el beso, y como era de esperare, hubo quienes lo celebraron y quienes lo lloraron. Pero el sentimiento general era que todos estaban felices por la pareja. En especial, cierta líder de gimnasio, que no se sentía que hubiera perdido al amor de su vida. En lugar de eso, sentía que había ayudado a su mejor amigo a encontrar la felicidad con alguien que le daría todo el amor que se merecía.

Dejaban atrás una etapa para comenzar una nueva. El principio del resto de sus vidas.


Un mes después, en el Gimnasio Cerulean…

Después que se fuera el último retador del día, Misty decidió que era hora de cerrar el gimnasio. Dejándose caer en el sillón de la sala, la pelirroja se dispuso a tomarse un merecido descanso. El lugar empezaba a sentirse solitario, con Daisy de vacaciones con Tracey y Violeta de regreso a las Exhibiciones Pokémon. Incluso la propia Lily estaba contemplando la posibilidad de incursionar en su propia rama del espectáculo, pero queriendo hacer algo que no hubieran hecho sus otras hermanas, y había pasado las últimas semanas yendo de una agencia de talentos a otra, pues había muchos que querían contratarla. Eso dejaba a la menor de las hermanas teniendo que pasar su tiempo a solas.

Misty miró las fotografías colgadas en la pared. A las antiguas de sus aventuras viajando con Ash se habían sumado algunas de lo que habían sido los últimos casi dos años, empezando con aquellas vacaciones en Alola y culminando con la boda de Ash y Serena. En medio de todas, sin embargo, la que más resaltaba era aquella que les había tomado cuando se besaron (a la cual le hizo una buena ampliación), y siempre se reía al verla. Sus hermanas no entendían como podía conservar una foto de lo que ellas llamaban el momento en que Misty perdió al amor de su vida, e incluso estar feliz por verla. Ella solo les decía: "No pregunten, no lo entenderían". De hecho, se sentía demasiado feliz por los dos, tanto que no tenía espacio para sentir lástima por sí misma o rencores.

Dicho eso, a veces se sentía un poco solitaria en el gimnasio. En aquel momento, Ash y Serena estaban en medio de su luna de miel, y lo menos que quería era hacerles mala tercia, así que decidió que no los molestaría hasta que hubieran regresado. El resto de sus amigos también se encontraban bastante ocupados cada uno en sus propias empresas y tampoco estarían disponibles para pasar tiempo con ella o hacer algo. Los retadores cada vez venían con menos frecuencia y en menor cantidad, y recientemente le había llegado un mensaje de nada más y nada menos que Lorelei, que anunciaba su retiro y ya estaba empezando a buscarse un reemplazo para su puesto en el Alto Mando. ¿Se atrevería a aceptarlo?

- ¡Misty, está sonando el intercomunicador! – llamó Lily.

- ¡Estás más cerca, contéstalo tú! – replicó la pelirroja, estirándose sobre el sillón un poco para quitarse el estrés. En aquel momento solo quería descansar, pero pasaron solo un par de minutos y Lily volvió a llamar.

- ¡Es alguien que te busca a ti! – le dijo.

Misty suspiró, pero finalmente decidió "qué remedio" y se puso de pie. ¿Quién podría venir a visitarla en un día como cualquiera? Normalmente no recibía visitas en días laborables por trabajar en el gimnasio a jornada completa, y le molestaba cuando venían al final del día.

- Más vale que sea importante. – dijo mientras caminaba hacia la entrada.

Para su sorpresa, se trataba de un rostro al que no había visto en mucho tiempo. Un joven un poco mayor que ella, con el cabello rojo oscuro y ojos negros. Ahora ella era lo bastante alta para casi mirarlo al mismo nivel, pero aun así era inconfundible.

- ¿Rudy? – dijo al reconocerlo. El chico le respondió saludándola con la mano y sonriéndole.

- Hola, Misty, cuanto tiempo sin vernos.

Efectivamente, se trataba de Rudy, el líder del Gimnasio de Isla Trovita. Solo se habían encontrado una vez hacía muchos años, aunque a ella no se le había olvidado aquel encuentro. Después de salir de su sorpresa inmediatamente lo invitó a pasar a la sala y a tomar asiento.

Mientras ella iba por algo de tomar, el entrenador de la Liga Naranja se sentó en el sofá, y no pudo evitar mirar a su alrededor, en especial las fotografías. Pudo ver que Misty tenía muchas donde estaba en compañía de su "rival", Ash Ketchum, pero le sorprendió bastante ver algunas en particular. La boda del Campeón Pokémon Intercontinental fue un evento con el que los medios se hicieron un festín, y por supuesto las Islas Naranja no quedaron exentas de la noticia. Pero a Rudy le sorprendió mucho que la novia en dicha boda no fuese Misty, y ahora, estaba más sorprendido de ver que Misty no solo tenía fotos de dicha boda, sino además, unas que la mostraban con la chica con la cual Ash se había casado, la famosa artista-coordinadora, Reina de Kalos y Kanto y recientemente Gran Coordinadora en el primer Gran Festival de Kalos, Serena Yvonne Gabena.

- Espero que te guste el té helado, no tengo más para ofrecerte. – dijo Misty, trayendo dos vasos con la susodicha bebida.

- Eso está bien, gracias. – dijo Rudy, tomando un sorbo. – Siento haber aparecido de improviso, pasé por el vecindario, y pensé que podría venir a saludar.

- Vaya, qué coincidencia. – dijo Misty. – ¿Y qué te trae por Ciudad Cerulean? Es un largo camino desde las Islas Naranja.

- Oh, nada especial. – Rudy se encogió de hombros. – Solo me invitaron a hacer de instructor de baile en rutinas de concursos Pokémon para ayudar a los coordinadores novatos. ¿Qué hay de ti, cómo has estado?

- Bastante bien, a decir verdad. – dijo Misty. – Un poco aburrida, tal vez, ya a estas alturas no hay muchos retadores que puedan darme buenas batallas. Me llegó una oferta de Lorelei para tomar su puesto en el Alto Mando, pero todavía no la he aceptado.

- Qué gran honor. – Rudy se sorprendió de oír eso. Bueno, tal vez no tanto, porque él sabía que Misty era una chica muy talentosa. Luego dirigió la mirada hacia las fotos. – Veo que… asististe a la boda de Ash.

- No iba a perdérmela por nada del mundo. – replicó Misty. – Era la boda de mi mejor amigo después de todo.

- ¿Tu mejor amigo? – inquirió Rudy. – En nuestro último encuentro, casi habría podido jurar que lo considerabas… algo más que un amigo.

Misty adoptó una expresión un poco más seria. No era difícil saber lo que intentaba implicar Rudy, pues después de todo, para Misty no era un secreto que el líder de la Liga Naranja se sentía atraído hacia ella, pero no tardó en darse cuenta de que Misty en aquel momento solo tenía ojos para Ash.

- ¿Conoces a la chica con quién se casó? – preguntó Misty. – Bueno, tal vez no lo sepas, pero ella y yo somos buenas amigas. Aunque tenemos intereses diferentes, hay algo en común que nos une. Las dos estábamos enamoradas de Ash.

Rudy ladeó la cabeza, bastante intrigado por esto. No era difícil deducir lo que estaría pasando por su cabeza: ¿Misty siendo amiga de alguien que era su rival por el afecto de Ash Ketchum? Impensable en la mayoría de los casos, pero como siempre, había la excepción a la regla.

- Sé lo que estarás pensando. – dijo Misty. – El hecho fue que ella y yo nos hicimos amigas sin tener idea de que la otra conocía a Ash. Después de contarnos nuestras historias, me di cuenta que los sentimientos de ella no eran nada superficiales. Ella de verdad sentía algo muy profundo por Ash, tanto como yo. Y siendo tan agradable, no me parecía justo no darle una oportunidad de ganarse su afecto.

- Ya veo. – dijo Rudy. Eso era… interesante. Luego dirigió su mirada hacia la foto donde se mostraba a ambos, Ash y Serena, dándose un beso. – ¿Y esa fotografía?

- Pensé en conservar un recuerdo. – dijo Misty, sonriendo divertida. – Fui yo la que les tomó la foto, debiste haber visto sus caras. No tuvieron precio.

- ¿Oh? – Rudy levantó ambas cejas al escuchar eso. Eso sí que no se lo esperaba.

- Como sea, Serena y yo decidimos hacer una… pequeña competencia. – explicó Misty. – Al final, fue ella quién ganó.

- Pues qué peculiares gustos tiene Ash. – dijo Rudy. A Misty no se le escapó el deje de "yo no te hubiese dejado ir" que había junto con esa declaración.

- No la menosprecies. – dijo Misty. – Quizás no te diste cuenta aquella vez, pero mi relación con Ash no fue totalmente de color de rosa. No lo niego, sí me sentía atraída a él, pero en aquel entonces me costaba mucho ser sincera con mis sentimientos. Prefería ocultarlos tras rabietas y provocaciones. Ese fue el factor determinante.

- ¿En serio?

- Serena, por otro lado… ella era mucho más dulce y más abierta con lo que sentía por Ash. – dijo Misty. – Hizo muchas cosas por él que yo jamás llegué a hacer, y siendo sincera, creo que ella se lo merecía más. Ella podrá tratarlo mejor, y soportar sus tonterías mucho mejor que yo.

A Rudy no se le escapó que las palabras de Misty no iban cargadas de burlas, rencor, resentimiento o resignación de ningún tipo. Es más, juzgando por su expresión, parecía sentirse genuinamente feliz por Ash y Serena, casi tanto como si ella hubiera sido la elegida.

- Por supuesto, ella necesitaba ayuda con algunas cosas. – dijo Misty, con un poco de orgullo. – Espero que los consejos que le di le sean de utilidad, los va a necesitar.

- Estoy seguro de ello. – dijo Rudy.

- Bueno, basta de hablar de mí. – dijo Misty. – ¿Por qué no vamos ahora a la razón por la que TÚ estás aquí?

- ¿Necesito decirla? – replicó Rudy. – La única razón por la cual vendría a este lugar está justo frente a mí, no hay ninguna otra.

- ¿Viniste ahora porque tienes el camino libre ahora que Ash no está en el medio? – preguntó Misty.

- No me culpes. – dijo Rudy. – Sé que nuestro encuentro fue breve, pero a mí no se me olvida. Aún sigo pensando en ti después de todo este tiempo. Escucha, para ir sin mucha presión, ¿qué tal si solo aceptaras una invitación a cenar conmigo? Será solo eso, una cena.

- No lo sé… – dijo Misty en tono dudoso. – Tampoco es que quiero que pienses que te estoy aceptando como plato de segunda mesa ni mucho menos.

- No tiene que ser así. – dijo Rudy. – Podemos tomar las cosas con calma, y ver si funcionan entre nosotros. Sin presiones ni compromisos.

Misty se puso a pensar. Era obvio que no se le olvidaba que, aunque Rudy le parecía atractivo, en aquel momento ella, quizás sin darse cuenta, lo utilizó para encelar a Ash. En aquel momento tomó una decisión, y aunque había pasado mucho tiempo, no se sentía del todo cómoda como para iniciar una relación.

- Aprecio tu oferta, pero creo que no estoy lista todavía. – dijo Misty. – Lo siento.

- No te preocupes. – dijo él, poniéndose de pie. – De todos modos, si alguna vez cambias de opinión, las fronteras de Isla Trovita siempre estarán abiertas para ti. Bueno, es hora de marcharme. Cuídate mucho.

- Te acompaño hasta la puerta. – dijo Misty.

Mientras Rudy se marchaba, Misty se había quedado pensando. A decir verdad, parte de la razón de declinar la invitación fue porque, entre el tiempo que había pasado desde la decisión de Ash, y también con la boda, ella no había salido con nadie. Pero pensándolo de nuevo, tal vez ya era un buen tiempo para darse otra oportunidad en una relación. Algo nunca iba a cambiar, Ash siempre sería alguien importante para ella, y si él era feliz con Serena, ¿por qué no podía serlo ella con alguien más?

FIN.


Notas del autor:

Y ahora sí, con esto el segundo final está cubierto. Si le di a los PokéShippers, es justo que el lado AmourShipper también tenga el suyo, ¿verdad? Intenté hacerlo diferente, para que no se sintiera simplemente cambio de diálogos menores, por eso fue que cambié algunas cosas, como el lugar de la boda, los invitados, y por supuesto el rol del Equipo Rocket. Digo, con ese trío, el escenario de que sigan haciendo de las suyas, o que se hayan reformado y se hayan vuelto amigos de Ash sigue siendo buena fuente para humor, ¿o no?

Un crédito especial a Zilia K, que fue quien me sugirió la escena de Clemont y el pastel. Algunas cosas no deberían cambiar, y definitivamente nuestro joven inventor y como fallan sus "prototipos apresurados" definitivamente es una de ellas. También para Suki90, que me ayudó en ambas versiones con la relación de Ash y Misty, independientemente del resultado (y de sus preferencias personales). Igual que en el anterior, aquí decidí listar las razones por las cuales Ash elige a Serena en lugar de a Misty. Quienes estén en el fandom de Pokémon desde los inicios (como su servidor), seguro habrán visto muchas entrevistas y presentaciones de Gabo Ramos y Xóchitl Ugarte, los actores de doblaje que prestaron su voz a los personajes de Ash y Misty, y en mi opinión, no hay nadie que conozca mejor a un personaje que el actor que lo interpreta. En el caso de Gabo, él fue pro-PokéShipping durante todo el tiempo que hizo la voz de Ash (hasta el último tercio de Diamante y Perla), pero al ver el beso que le dio Serena al final de la saga XY, de inmediato se pasó al otro bando. Y no lo culpo, hasta yo siendo PokéShipper se me hizo realmente dulce esa escena, y ya varias veces les he dicho que me encariñé con Serena. Por el lado de Misty… Xóchitl dijo que seguro que se pondría MUY celosa, pero al final lo aceptaría. Lo que sí no agarro es lo que dijo de que "probablemente se iría con Tracey". Como vieron aquí, la pareja de Daisy y Tracey es canónica para las dos líneas, así que desde ya les digo que las otras establecidas en el anterior (Drew y May, Brock y Lucy, Kenny y Dawn, Cilan y Burgundy) también lo son. Con respecto a la escena final con Misty, les diré que la tuve algo difícil decidir con quién la hacía, ya que siendo sincero, no me terminan de agradar del todo para ella los pretendientes que tuvo, y terminé eligiendo a Rudy solo para la escena. Así que a diferencia de con Serena, aquí lo dejé un poco más ambiguo de manera intencional. No sé qué curso tomará a partir de ahí. Estoy abierto a sugerencias.

Ahora sí, el momento que todos esperaban (o no) hora de cerrar esta historia. Gracias por los reviews a Suinrk, Pokeshipping Fun, Kisame Hoshigaki, soldado dragon, Jigsawpunisher, Zack F Stanton, Taikobou, brandonG95, LordFalconX, darkdan-sama, Zilia K, takedigi, sonicmanuel, Suki90, beruji y Goddess Artemiss. Gracias también a todos los que favoritearon y siguieron esta historia, y quienes estén empezando a leerla también. Como última cosa, para quienes se les ocurra preguntar, no, en esta historia no pondré ningún final donde Ash se queda con ambas, o no elige a ninguna. Si alguien quiere de la primera opción, pueden ir a ver el fic "La Cima del Campeón" de mi colega Zeek, que sí irá por ese final. O también, para los que quieren llevarlo al extremo lógico, mi traducción de "Pokémon Reset Bloodlines" que tendrá un eventual final harem (aunque eso es trama secundaria, y es una buena historia incluso para quienes no gusten de eso). Los veré pronto en futuros proyectos, ¡hasta la próxima!